Un poeta loco con solo mover la pluma puede crear bellos versos que te pueden llegar a cautivar el corazón. Un artista solo sintiendo puede crear obras sublimes. En este momento yo soy como ese poeta loco trazando un bello poema que me marcará para siempre, creando una danza clavada en mi alma moviéndome solo para embelesar mi interior. Oírla jadear por el trato tan descontrolado de su cuerpo es como sinfonía para mis oídos, mirando a la luna de nuevo cayendo como reflector de obra de teatro, mostrando nuestro baile mortalmente precioso. Uno con el cual comparto solo con ella.

Cayendo me encuentro con otro encuentro salvaje, cortando el aire con su arma preferida, el regalo de aquel hombre maligno. Mis katanas son como abanicos ondeantes otorgando una cálida brisa intentando disipar el fuego que nació de las brasas, el eco de mis hermanos parece tomar cada vez más distancia cuando escucho un sonido proveniente de un pecho golpeado por el aire de sus agitadas respiraciones. Grita de nuevo apuntándome, yo también me siento igual y decido avanzar para bailar de nuevo con mi rival de rivales. El cabello ondeante juega rebelde en su rostro de terciopelo, las mejillas prendidas como en un calor de enero y las patadas se yerguen como una bella gacela dispuesta a emprender el vuelo.

Entonces sus orbes se encendieron con culpa desconsolada. La miro pelear contra mí y mis hermanos, tratar de llegar a nosotros y dirigir a estos soldados, se siente como está vez no da nada de sí misma, parece un juego infantil, tan artificial de ti. ¿Quieres de nuevo que te hiera? ¿Deseas atacarme como lo dictan las demandas de tu opresor? ¿O acaso me quieres herir?

Muéstrame el interior vacilante de tus manos temblorosas, tu dedicación al enfrentarte contra mí pensando que quizá después de ellos dos no existan. Mis hermanos pintan de rojo las paredes como si fueran pintura rupestre, la cacería se empieza a convertir en un éxito, te veo aliviada de que mis hermanos y yo estemos contigo aún.

Sonríes como si un hermoso milagro se presentara ante tus ojos los cuales son felices. Nunca antes la había visto así de conmovida, por primera vez me muestras algo más allá de una coraza más gruesa que la mía. Te incorporas a pasos lentos de la decena de cadáveres desmembrados en el suelo, no te importa al parecer que sean soldados de el clan de tu padre, vienes a mí, en tiempo se vuelve un momento precioso e inolvidable, alzas tus brazos a mi dirección pidiendo tomar tu mano, lo hago y mi pecho se siente tan callado, la brazas renacen en fuego arremolinado como el ave fénix, deseaba sentir algo, deseaba sentir que eres tú y que nada era mentira, supe en ese momento que yo al tocarte, iba a poder renacer.

Oigo una dulce voz cantar, tarareando una melodía tan dulce e inocente. Abrazo ese triste recuerdo en el momento en el que el palacio de cielo gris se convierte con completamente rojo, ahí entre los cadáveres goteando como lagrimas saladas cuando empecé a llorar, pintado en delgadas líneas de tu boca y en tu delgado estomago se miran ríos carmín, esa mano que me pedía la mía desvaneciéndose hacia abajo, perdiendo la fuerza queriéndose aferrar a algo o a alguien… a mí.

Te juro que quería oír mi nombre en tus labios, supe que lo hiciste porque con terror pude leerlos, tu labial rojo ahora resaltaba más con la luna, cayendo con gracia cada vez más lento, cada vez más alejándote de mí. Te prometo que quería que se oyeran mis gritos, mis lamentos deformes advirtiendo de una pesadilla que tuve en algún momento con los ojos abiertos, te prometo que corrí hacia ti, quería tomar esa mano que me ofreciste hace unos escasos momentos, esa mano que me ofreciste muchas veces en el pasado. Parecía como si mis latidos sintieran los tuyos, poco a poco apagándose en un silencio sepulcral. Mancillada por un arma blanca por la espalda fue la condena de ambos, oh cuantas veces pensé que tu harías eso conmigo, a uno más de tus enemigos y los de tu padre, una mierda que no pensé podría acabar.

No me detuve hasta traspasar el abismo de la locura, el suelo ahora convertido en el averno donde los cuerpos y almas pecadoras se quedan estancadas por el castigo de su etapa de vida. Tu no mereces eso, mereces el cielo, aunque estes encerrada en nubes de color, no dejaría que te mancharas de esa sangre, egoísta o idealista, tu importas más que todos ellos, personas que ni siquiera conozco. Tu sin en cambio comparto contigo una historia, tienes un rostro y una voz tan distintiva y significativa.

Tienes tu niñez y madurez, habilidades que conozco a la perfección, como un retrato pintado por el mismo autor, tu compartes una promesa más bella de lo que te puedas imaginar junto a mí. Lloro, te juro que grito y se me sale el corazón, escucho de nuevo la voz inocente dentro de mi cabeza, vive en mí y yo sé que está contigo.

La condena llega sola y me parece que escucho las trompetas del juicio final del cielo, a las valquirias que bajan a la tierra para llevarse a una de las mejores guerreras que pude haber conocido.

Mi incondicional amiga.

Y solo sin imaginarlo...

Tus ojos sin brillo me lo dictan y parece ya que me asesina toda el alma.

Sin decirme nada en la desgracia… sola tirada en el suelo te apagas.

Cae como esfera de cristal al suelo rompiéndose en pedazos, esos pedazos se incrustan fuertemente en su pecho haciendo que el dolor sea agobiante para soportar, sus manos sudorosas se aferraban a las sábanas ahora desatendidas, sentía que en algún momento su corazón iba a explotar y protectoramente colocó su mano derecha en su pecho, justo en el corazón. Sentía que algo sangraba dentro de él y la calidez crecía dominando su cuerpo paralizado. Pensaba que en cualquier segundo podía gritar desde el fondo de su garganta hasta desgarrarse esa parte de su alma ahorcada, no podía respirar, incluso podía ver las estrellas del universo a través de sus ojos ahora saltones. El calor incómodo se apoderaba de la habitación... sin esperarlo, pudo recordar.

Las palabras de quien lo perturvo en su reciente sueño.

- Sin en cambio, si llegaba a la sala principal cubierta de sangre y mal herida…-

-Los chicos…-

El terror quería hacer gala en su persona, intacto intentó erguirse para evitar tal desgracia he inseguridad que acababa de surgir en él. Los chicos corrieron sin el a la superficie y temia que se toparan con el clan enemigo. No se preocupaba por el bienestar de los chicos, sabía que podían manejar a simples soldados del pie por su cuenta. Romper uno que otro hueso para ellos no era grabe. Pero una chica casi suicida que días atrás casi provoca que el la hiriera era lo que le preocupaba… uno de sus hermanos con mucho gusto no se molestaría en hacerle daño a la princesa de clan del pie. Eso fue lo que verdaderamente le aterro.

Tenía que ir a la superficie para evitar un suceso que genuinamente lo llenaría de arrepentimiento al solo estar acostado como desvalido de sus acciones cuando podía evitar que Karai provocara ira en uno de sus hermanos y ellos llegaran con sus armas en las manos cubiertas de sangre… la sangre de ella. Se movía, lo estaba haciendo, pero se detuvo.

Leonardo cerró sus ojos apretando su plastrón en la parte baja izquierda, trató de controlarse y pensar la situación, ¿exactamente a qué temía?

Detenidamente se puso a analizar, estaba hablando a fin de cuentas de Karai, una mujer que desde el día que se conocieron mostró su orgullo casi infantil de hacer las cosas sola, a veces llegando a ser egoísta. Aunque ella no lo admitiera, muchas veces ella busco que las cosas sucedieran enteramente a su manera.

Leonardo tomo su garganta e intento apretar lo más fuerte que pudo.

"No puedo mentirme …"

Tragó en seco.

"Ella me elegiría a mi"

La tristeza comenzó a hundirlo dándole una bofetada de realidad en la cara, los callos de su mano raspaban su gruesa piel irritado por la ansiedad. Quería que las cosas fueran de diferente manera, era algo difícil de conseguir porque por más que haya intentado en el pasado, eso jamás pudo suceder, era un sueño demasiado idealista.

En el pasado pensó que si servían con devoción a su padre este sería piadosos con ellos, como en un libro de cuentos que alguna vez vieron donde un hombre sostendría la mano de una persona más pequeña para brindarle apoyo y protección, él asoció al maestro Splinter con esa figura protectora. Tal vez si se esforzaban podían cambiar algo más, dejar que el viera el potencial de cada uno y los llegará a ver con orgullo como sus fieles estudiantes, estar unidos a pesar de las circunstancias del pasado, pero hasta el día de hoy eso no sucedía.

Como una historia mal contada surgió ahora ella, mirando su figura plasmada entre las sombras de la intriga, ya que más allá de una enemiga real, se podría decir que para él se había convertido en una amiga.

Locuras repetitivas sucedieron entre ellos, su búsqueda por el honor y la victoria de sus correspondientes clanes, ella los admiraba considerándolos guerreros habilidosos al igual que fascinantes. La lucha entre ellos fue más constante y supo que Karai los admiraba por su genuina fortaleza sobrehumana, pero puede tal vez exista esa capacidad ingenua de su parte por pensar que la lealtad hacia Shredder podía disiparse algún día, dejarlo atrás y huir lejos de su futuro como líder del clan Foot. Romper esa maldición que intenta consumirse como la serpiente del eurovoros.

-Tu maestro tiene la capacidad de crear respeto y sumisión a sus pupilos, pero no la fortaleza de crear una lealtad invaluable-

Leonardo la miro por unos minutos fijamente, el joven ninja no se inmutaba ante eso, se mantenía firme a su postura.

-Cuando era niña fui bendecida al ser adoptada por alguien tan importante como lo es Oroku Saki. Mi destino fue modificado y mi alma puede no allá sido sanada, logro ser cicatrizada a pesar de las circunstancias- tomo un guijarro del concreto del edificio en sus manos -Era solo un poco de concreto roto, ese hombre me tomo y me moldeo para formar un nuevo tabique más fuerte capaz de sostener un imperio de tal magnitud. - Desde lo alto del edificio dejo caer el fragmento, desapareciendo en la oscuridad. -Me dio el material necesario para convertirme en una digna sucesora, aún si eso implicaba manchar mi moral y honor-

Leonardo estaba escuchando, formando figuras en la neblina nocturna que ocultaba el paisaje en el sendero de adelante, como un ciego a punto de caer al abismo.

-Aquel hombre me vistió de ceda y peinetas preciosas, me convirtió en la foot elite que soy al igual que una de los peleadores más fuerte de todas-

No le gustaba, no le gustaba ver la triste realidad. Y genuinamente no le creía.

-Aquel hombre al que le debo mi vida entera es Oroku Saki…-

¿Porque no podía ser una mentira?

-el Shredder-

Suspiro dejando salir sus palabras con una voz silenciosa, el vapor que se formó en su zona delantera dijo mucho de su postura cada vez que ella relataba su forma de pensar y como veía las cosas. Todo había girado en el maestro Splinter y su familia una vez más.

Karai observo detenidamente el vapor que salía de su boca en una noche fría, su rostro expresaba meramente curiosidad.

-Consideras a tu maestro familia? -

Leo asintió.

- ¿Porque no lo aria? Él nos salvó y entreno. Es lo mismo que tú con Shredder-

Karai entre cerro los ojos y alzo una ceja. -No del todo Leonardo…-

-La noche es fresca-

Indirectamente Karai entendió con esas cuatro palabras lo que en verdad intentaba decirle "No quiero hablar de eso".

Los ojos brillantes de esmeralda volvieron a mirarlo, sus músculos tensos en frío nocturnal, perdido como en una anestesia mental. Más vapor de su boca disipándose en el cielo.

- ¿No se supone que eres un reptil? -

Leonardo la miro con extrañeza, comúnmente sus pláticas no son banales o aleatorias. Aunque bueno, era su culpa por evitar el tema anterior.

- ¿A qué te refieres exactamente? -

Karai lo miro de pies a cabeza lentamente.

- ¿Estas tirando vaho de la boca, no se supone los reptiles son de sangre fría? -

Leo proceso la pregunta por unos segundos para después mostrar una leve sonrisa a su acompañante, era una sensación extraña a la que tuvo hace pocos minutos.

-Bueno, puede nosotros como mutantes seamos la excepción a eso, nuestra temperatura corporal es semejante a la de un humano normal, radicando entre los treinta y siete grados centígrados. -

Leo puso su mirada en Karai y vio como su rostro mostraba credulidad, algo por primera vez visto en ella.

-Eso quiere decir que… comparten semejanzas con los humanos. -

-Eso es bastante claro no crees? - dijo moviendo una de sus manos y mostrando sus dedos.

Karai miro la mano y después su rostro, ahora tenía más curiosidad por el joven reptil.

-En cuántas cosas más se parecen a los humanos? - pregunto.

-Mi hermano Donatello considera que en la mayor parte de nuestra estructura interna y anatomía. Aun conservando características de reptil como lo son la piel y plastrón, de igual forma cualidades como lograr permanecer amplio tiempo sumergidos en el agua. - Leonardo movió su mano cerrando y abriendo en un puño -Pero técnicamente somos como hombres tortugas-

-Vaya, eso es…- Karai coloco su mano en su barbilla, procesando la información. -extraordinario-

Leonardo abrió los ojos un poco confundidos por sus palabras, también algo apenado.

-Sí, supongo que fue una suerte que nosotros tengamos tantas características humanas, si no fuera el caso podríamos haber muerto en el pasado, técnicamente toda nuestra infancia estuvimos dentro de las alcantarillas sin subir a la superficie o ver el sol del cielo. -

Karai asintió con la cabeza baja, ahora si rostro reflejaba un sentimiento de comprensión con su combatiente. Quería hacer algo… pero decidió no hacerlo.

-De igual forma eso ayudo a que tú y tus hermanos se entrenarán para convertirse en ninjas habilidosos, estudiantes talentosos. -

El rostro de Leonardo sintió calor ante sus palabras, pero decidió disimular un poco, aunque sea eso que le daba un cosquilleo en el estómago.

-Por supuesto, solo que sí, hay varios aspectos en lo que somos mejores a los humanos promedio. -

- ¿Ah sí? - cuestionó la chica de cabellos cortos. - ¿Cómo cuál? - La sonrisa de la chica adquirió un poco una naturaleza picara. Algo que decidió Leonardo asumir que solo era su imprudente imaginación.

-Nuestra piel y cicatrización es acelerada, sin contar que nuestros órganos y mecanismos también. -

-Lo de tu piel lo he comprobado bastante, no sabes cuántas veces intenté dejarte una marca Leonardo- curvo sus labios en una sonrisa que lo intimido.

-Gracias a eso mismo es que estamos vivos-

De repente el ambiente amigable sufrió un severo apagón. Su mente se detuvo en un momento -nosotros nos aferramos a sobrevivir, lograr vivir…- Leonardo callo extendiendo su mano en el aire, estaba una vez más reviviendo viejos recuerdos.

El silencio se quedó firme entre ellos dos, por un momento solo se escuchaba la calle neoyorquina a la lejanía, insultos e incluso risas, todo eso girando en la mente de Leonardo, hasta que finalmente la voz de ella inundó sus oídos.

-No quería que recordarás algo que no deseabas-

Leo recobró sus sentidos y solo pensó en negar con la cabeza.

-Descuida- finalizó.

Solos abrazados por un silencio cómodo, secretamente le susurraron a la luna.

-Que me pasa…-

Las velas se consumieron casi en su totalidad y la llama menguante expandiéndose en la habitación, así como parecía que sus ojos descubiertos de la máscara parecían ir bajando de intensidad mientras la llama lo acompañaba, solamente ella. Cómo un susurro generado por el viento inexistente en el cuarto, la llama al final se apagó e inundo todo en la oscuridad, Leonardo desapareció en esa oscuridad soñando aún con recuerdos perfumados.

"Por esta vez pensare que todo está bien…"

Pensó, después de todo su habitación olía a ella.

"Splinter se ira dentro de dos días…"

Embriagándose de una satisfacción propia…

"iré a buscarla en la ciudad"

Inmerso cayendo en la locura.

...

N/A: ¡Ok ok aquí la actualización!

Recientemente he regresado a clases en línea y… ¡dios no logro hacer nada!

Avanzare poco a poco con la historia y cumpliré subiendo constante los capítulos para que no se pierda el hilo del asunto.

Era necesario una actualización en fechas de San Valentín.