N/A: TMNT no me pertenece ni los personajes.

Este capitulo es mas extenso que los anteriores, así que espero lo disfruten. 3

…..

-Wowow ¡chicos miren! - dijo Mickey sonriendo arrogante mostrando como en su mano giraba con un dedo su nunchaku. Rafael le sonrió a su hermano pequeño estando orgulloso por la joven tortuga.

-Vaya, eso es sorprendente Mike- La tortuga de color rojo se acercó a Miguel Ángel y acariciaría su cabeza.

Leonardo estaba acostado con los ojos muy adormilados mientras junto con Donatello veían a sus dos hermanos menores, su rostro mostraba una bella paz causada por el ambiente familiar que irradiaba la extraña familia.

-Creen que podamos ir a visitar a Abril y Casey? - dijo casualmente Miguel Ángel.

Rafael de un momento para otro su sonrisa juguetona se transformó en seriedad absoluta, agachando la cabeza, evadiendo la pregunta de su hermano.

Donatello noto esto. Decidió levantarse en dónde se encontraba reposando para caminar en su dirección lentamente y soltar un gran suspiro. Entendía que Rafael no quería reaccionar de esa manera y no era su intención tampoco. Miguel Ángel expreso estar preocupado al igual que confundido por el gran cambio de actitud de su hermano, no sabía exactamente que había dicho mal para que pudiera perderse el ambiente qué es tenían hace un momento.

Por unos cuantos minutos todo se quedó completamente en silencio, parecía que todos estaban perdidos en sus pensamientos. El joven de naranja veía a uno para después mirar al otro esperando alguna respuesta o cualquier palabra que saliera de su boca. Finalmente, Donatello decidiría tomar la palabra.

-No se ha dado la oportunidad Mikey... Nosotros aquí tenemos muchas cosas que hacer, además de que recuerda que el maestro Splinter no ha vuelto a la alcantarilla. - dijo controlando su tono de voz.

El muchacho vio de reojo a Rafael cruzar los brazos y soltar un bufido. Sin esperarlo, Mikey intentaba tener un contacto visual con Leonardo, era claro que quería contar con la opinión del líder.

-Pero, aun así, podríamos consultarlo con Leo de seguro él también quiere verlos. – la atención se dirigiría a él ante esas palabras, no sabía cómo reaccionar todavía ante la situación. Aún estaba procesando la situación que planteaba la tortuga menor.

-Podemos salir en alguna patrulla…-

-Entiende que no se puede Mikey- la tortuga temperamental de rojo contestó con un tono fuerte y cortante. Rafael se dio cuenta de sus miradas y lo único que pudo hacer fue mostrar los dientes en una mueca amenazante. Se sentía un poco derrotado y exhibido.

Mike sin en cambio se dio cuenta de la forma en la que lo decía y no le gustó para nada que su hermano se expresará de esa manera tan fácil a quiénes son y siempre serán sus más grandes amigos.

- ¿Rafa, hermano que pasa? Pensé que ibas a hacer el primero en querer ir a visitarlos-

Rafa estaba ligeramente irritado por la plática. Donnie le dirigió una mirada inquisitiva a la tortuga temperamental para que su hermano menor dejara esa actitud enfrente al pequeño de la familia. Rafael bufo y aligeró sus hombros, mostrando una mirada incomprendida.

-Tienes razón Mike, lo que pasa es que últimamente no he estado de mucho humor- dijo melancólico.

Rafael saldría de la sala para tomar dirección a su cuarto, o al menos eso parecía. Miguel Ángel extendió la mano, preguntándose si había hecho algo mal. Leo en toda la discusión no pronunció ninguna palabra. Sin embargo, quería ayudar a sus hermanos, pero no encontraba forma de hacerlo, entendía de cierta forma su situación y no los culpó.

Recordó las noches en el apartamento de Abril dónde ella junto con Donatello realizaban reparaciones de chatarra vieja que encontraban en la alcantarilla, produciendo un sonido chirriante que en un inicio fue molesto, pero con el tiempo se fueron todos acostumbrado. Pasaban mucho tiempo hablando de sus pasiones con la mecánica y robótica, abril exhibía sus conocimientos a un curioso joven tortuga ya hace tres años atrás, tratándolos a todos como hermanos menores brindándoles toda la ayuda posible. Después de un año de conocer a Abril aparecería Casey Jones.

Todos se sorprendieron al ver a un mal herido Rafael cargando lo que parecía ser un joven desmayado cubierto por la lluvia y un disparo en el costado. Leonardo recordó como esa ocasión discutió muy fuerte con Rafael por traer a un desconocido a la guarida, sobre todo de que era arriesgado para ellos y su identidad. Temía por la reacción del maestro Splinter, tenían suerte de que esa ocasión splinter se perdiera durante días como lo hacía desde que tenían memoria.

Donatello atendió al joven casi moribundo ante los ojos preocupados de Rafael, Leonardo pudo ver que no era cualquier desconocido. Rafael les conto como fue que lo conocía, las aventuras de justicieros nocturnos que había llevado a cabo con ese chico cuyo nombre era Casey Jones. Su mejor amigo lo nombró.

El joven Casey los conoció a ellos y se sorprendió de que tal como decía Ralph, este chico ya sabía de su existencia, era algo torpe al igual que descuidado, pero era muy agradable y divertido.

Una noche lo llevaron al apartamento de Abril y ahí se conocieron, la joven chica no estuvo muy de acuerdo con esto, constantemente discutía con Casey por ser simplemente un desastre. La relación de amistad no surgió claramente entre ellos, incluso sucedieron ocasiones donde Casey no deseaba ir al apartamento de Abril por el simple hecho de que la chica lo trataba mal. Donatello por esta razón siempre procuro mantener ocupada a Abril y pidiéndole a Casey no tocar nada. Rafa igual pasaba gran parte del tiempo con Casey y Mike; divirtiéndose y hablando mucho sobre nada. Leo siempre ha sido más reservado, sintiendo gusto solo de observar, esperando a que ambos jóvenes pudieran llevarse bien. Después de todo ambos son de la misma especie.

Parecía que todo estaba estancado y ellos no podían hacer absolutamente nada, pero de repente las cosas cambiaron drásticamente.

La noticia fue como bomba para todos ellos, Abril y Casey habían iniciado una relación sentimental. Fue un balde de agua fría al pensar ¿Que carajo está pasando? Rafael mostró irá contenida en su rostro y su mirada fulminante cayó en Casey, quien solo le mostró un temple de perdón. Donatello sin en cambio fue el que más expresó un aura de pesar mezclada con tristeza, esa ocasión Leonardo lo miró intentando descifrar lo que estaban diciendo sus ojos, era como si algo en él se hubiera roto.

Mike fue el primero en correr a ellos y darles un abrazo fuerte a ambos humanos mientras que el y Donatello fueron los siguientes, vio a su hermano en todo momento, genuinamente dándoles sus mejores deseos, intento abrazar Abril, pero ella se desvío un poco de su abrazo, solo dedicándole una incómoda sonrisa.

Algo había pasado.

Rafa después de unos minutos avanzaría a la nueva pareja, pero para asombro de todos dijo en voz alta a Casey que estaba feliz por él, que al fin había conseguido el corazón de la joven pelirroja. Casey desde hace mucho la amaba, pero ella jamás lo había tomado en cuenta, o eso pensaban. Rafael le dio un fuerte abrazo a su incondicional amigo, miró con remordimiento a la joven y se iría sin más.

Las cosas se volvieron tensas entre ellos cuatro, a simple vista parecía que Rafa y Casey tenían todo en orden al igual que Donatello con Abril, su apartamento seguía manejando la misma dinámica de siempre, Leo nunca dijo nada ante la indiferencia de Rafael con Abril. casi parecía que, Rafa si iba a visitar a los humanos, era meramente por Casey.

Donatello era otra historia que no sabía cómo explicar. De su cuarto al laboratorio, después ir por un poco de leche o manzana y regresar al laboratorio. entrenamiento más de lo acostumbrado queriendo llegar hasta su límite, el sudor envolviendo su piel verde clara con uno que otro musculo hirviendo de calor prolongado, jadeando tanto como la mera deshidratación podría ser causada. Una distancia fina entre su cerebro y cuerpo parecía desenchufarse, preocupando a sus tres hermanos. Perdiéndose en sus propios pensamientos y preocupaciones parecía que por primera vez su sobre dotada mente deseaba olvidar algo que lo agobiaba, lo perseguía en todas partes y Rafael lo tenía claro. a su manera ellos dos estaban pasando por lo mismo.

Leo intento ayudarlos muchas veces en aquellos momentos donde los podía ver débiles, desconcentrados, perdidos o desorientados, sobre todo heridos.

- ¿dije algo malo? - Mike seguía con los ojos abiertos estirando su mano izquierda a la dirección por la que se fue Rafael. Quería seguirlo, pero se mantuvo firme en su sitio.

Donatello tomo su hombro llamando su atención.

-tranquilo, estará bien-

Don volvería de nuevo al sofá sentándose a la vez que Mike aria los mismo tomando uno de sus comics favoritos, leonardo se quedó perdido pensando en la nada sintiendo su cuerpo estático. El frio estaba tomando lugar en la alcantarilla, los músculos eran tensos granizando restos de mugre del día de hoy fusionados con su piel. El aire se atoraba entre sus fosas nasales luchando por no dejar sacar un sonido de su boca, escuchó un aulló conocido en sus oídos.

-huir del dolor estará bien para ti en ese momento, pero tu mente te recordará lo incapaz que te sientes ahora-

-Eh? -

Leo parpadeo varias veces y miro al sofá en su costado, sus dos hermanos lo observaban con curiosidad, él no sabía dónde dirigir su atención a tan prolongadas miradas.

-Hermano ¿Estás… bien? - dijo Mike.

Sabia que era un bicho raro, pero que sus dos hermanos lo estuvieran viendo como la criatura más rara nunca antes vista era demasiado irónico para su gusto.

- ¿Por qué la pregunta? - dijo Leo.

Don entonces bajaría un poco la tapa de su computadora portátil y se acomodo mejor en el extenso sofá.

-Empezaste a susurrar solo Leo, eso no lo vez todos los días-

¿Susurrando? Sus manos se dirigieron a su rostro para frotarse los ojos debido a que de un momento a otro su visión comenzó a nublarse. Sacudió levemente su cabeza mareada, acto que encendió una alarma de alerta en Donatello y Miguel Ángel.

- ¿Seguro estas bien? Si quieres podemos ir a mi laboratorio- la preocupación de Donatello se podía ver en sus facciones al igual que en u comentario, el cual Mikey asentiría en aprobación.

-Si… sí, claro- callo por un breve momento.

El reloj en la pared que tenia frente a el marcaban las once en punto, no se podían visualizar correctamente los números en la pared, pero tener ese reloj casi toda su vida podía conocer la posición de las negras y filosas manecillas. Once en punto…

Recordó que normalmente días como estos salen a vigilar al clan del pie ya que suelen realizar reuniones con gente muy poderosa de la cuidad como un acto de convivencia, más para quienes son del mismo estatus que Oroku Saki. Pero hoy no podían salir debido a que la principal regla para ellos cuando el maestro Splinter no se encontraba en la cloaca era que no podían salir por ningún motivo a la superficie. El entendía esa orden, por supuesto. Nunca fue tan arisco como para no seguir las ordenes de su estricto padre.

-Saben, tengo que salir…-

Hasta ahora.

Apoyando sus manos en sus rodillas se impulsaría para ponerse de pie y estirarse sus adormilados huesos. Don y Mike abrieron los ojos como platos.

-Pero y qué tal si Splinter…- susurro Miguel Ángel -qué tal si Splinter regresa-

-Solo díganle que… estoy en mi cuarto- comenzó a ir al rumbo donde se encontraba la salida de la alcantarilla caminando tranquilamente durante en sendero ante la sorpresa de sus hermanos al verlo tan despreocupado por la llegada en cualquier momento por su maestro rata.

-Leo, ¿A dónde vas? - cuestionó Donatello sintiendo que faltaba un cabo suelto en este asunto repentino.

Leonardo se puso tenso ante la pregunta, ¿Debía responder con sinceridad? Posiblemente si lo haría.

-Tengo que resolver algo, allá arriba-

O puede no del todo.

-Pero…- Don no pudo terminar con la oración ya que el líder del cuarteto tomaría sus dos sables gemelos colocándolo en su protección. En menos del minuto había desaparecido al igual que Rafael, dejando a Donatello y Miguel Ángel solos en la guarida, deseando no tener que toparse con Splinter y tener que dar explicaciones.

Se dirigió a un lugar al azar dentro de la ciudad, cercano a la fiesta que tenia el clan foot, al parecer se trataba el alcalde de la ciudad, otra basura más del montón. Las luces eclipsaban el lugar nocturno en esa zona, pero en donde el se encontraba la oscuridad parecía una reconfortante compañera. Y hablando de compañía tal parecía que no estaba solo.

Una chica de cabello corto se encontraba cruzando el callejón donde él se encontraba arriba en el techo. Iba tomando una botella de lo que parecía ser una bebida alcohólica a casi terminar. Una chica no debería de estar en sitios así tan tarde, a menos que se tratara de una prostituta, pero lo usual es que vinieran acompañadas de alguna figura masculina.

Fue grande su sorpresa al ver el bello rostro de su nocturnal compañera.

La señorita se acabaría de un trago el alcohol y ahí pudo ver el rostro de karai. Su cuerpo se quedó tenso al ver que se trataba de ella, era curioso que momentos atrás la halla recordado para luego horas mas tarde encontrarse de nuevo con ella sin tener la intensión de hacerlo.

"entonces ¿Porque te dirigiste a la fiesta del clan del pie?"

-curiosidad…- susurro en el aire.

Como insecto en el foco sus pasos de repente se activaron y la siguió sigilosamente por su rumbo. Era discreto y no dejaba de mirarla por ningún segundo ¿Que estaba haciendo ahí en primer lugar?

Durante unos cuantos minutos estuvo tratando de no perderla de vista y estar a una distancia considerable de ella, pero de repente Karai se detendría abruptamente.

-Reconozco tus pasos a pesar de tener algo de distancia, la cautela y discreción es una virtud solo tuya Leonardo. Pero sabes que eso no funciona conmigo- dijo finalmente la joven mujer.

"me atrapo" pensó sonriendo de lado el intrépido líder.

-Lo sé, no me estaba escondiendo- pronuncio altivamente.

-Pero si observándome… ¿acaso no me reconoces?-

Su rostro giro para ver a la figura inhumana detrás de ella, la joven tortuga se encontraba sostenida de una escalera de incendios cercano a dónde estaba el callejón. Al verlo se formó una sonrisa de lado cuando cruzaba sus brazos ahora viéndolo de frente, esperando.

Leo bajo de las alturas de un salto, avanzo lentamente a su dirección mirándola a sus ojos verdes brillantes, pudo darse cuenta que hoy era su descanso como elite Foot.

Su cabello parecía húmedo con una peineta brillante en la parte superior derecha y su ropa estaba conformada por un kimono negro corto sin ningún diseño aparente, el único detalle que podía destacar era el símbolo de su clan, colocado en su cintura con una cadena dorada. Está vez sus zapatos de batalla no se encontraban y en su lugar estaban al parecer unas zapatillas de charol de color negro. Leo pudo ver en la joven una diferencia leve en cómo se veía con su traje de Elite, ya que todos lo demás del mismo rango utilizaban el uniforme solo con leves cambios para distinguir su posición de líder entre ellos.

A pesar de eso a sus ojos se veía cálidamente bella.

Leo sonrió mientras la miraba ahí con sus fuertes brazos cruzados.

Pensándolo bien no ha cambiado mucho.

- ¿Ocurre algo? - cuestionó la joven japonesa.

Leo bajo la cabeza y la movió de un lado a otro, negando con obviedad falsa la pregunta.

-Para nada, solo salí a pasear un poco- dijo el joven líder.

Después de unos segundos, como una pelota de ping pon cayendo a su cráneo llegó a él la misma cuestión que Karai le había dado hace unos segundos.

- ¿Y tú? Es un atuendo muy ostentoso para salir a caminar en un callejón oscuro- dijo con tranquilidad e ironía.

Karai ante el comentario entrecerraría los ojos, cruzándose de brazos con una juguetona sonrisa.

-Bueno, digamos que solo quise salir un poco también- dijo la joven a la tortuga frente a ella.

La risa de ellos sonó como un eco perdido en el callejón.

- ¿De verdad piensas que es muy ostentoso? -

Dio una vuelta en su eje poniendo sus brazos horizontalmente para que sus grandes mangas se extendieran hacia abajo. Su pie izquierdo se flexionó impulsando a el otro para girar por completo. Eso hizo que sus zapatillas golpearan unos charcos de la calle a causa de la lluvia que se suscitó una noche antes, sus cabellos ondeaban cada hebra fina negra al compás de su movimiento como cebada acariciada por el viento.

Atrapando toda su atención, solto una pequeña risa.

Karai al ver esa pequeña acción de Leonardo sentiría un disgusto pulsante, pensó que se estaba burlando de ella.

- ¿Que te da gracia tortuga? - dijo ahora colocando una de sus manos en su cintura y estirando una pierna mostrando su muslo lechoso.

- Nada. De hecho, pienso que se te ve bien- dijo con sinceridad.

El rostro de Karai mostró sorpresa ante las palabras de Leo. Retiro su mano de su cintura ahora viéndolo con los ojos abiertos, parpadeando rápidamente.

-Lo digo enserio, si dije ostentoso para nada me refiero a algo llamativo o extravagante. Solo que es curioso verte así, y veo que después de todo, lo que tú lleves puesto se verá magnífico, es como un lujo de tu persona-

Ella quería decir algo, pero por alguna razón sus palabras no pudieron salir y cerró sus labios carmín. Leonardo sentía que algo le pasaba a la joven guerrera, era extraño, pero nunca la había visto así antes. Está expresión que tenía ahora era diferente a la que usualmente tenía, algo que a lo mejor el en algún momento mostró cuando estaban solos, pero que no había considerado que existiera en ella ¿Acaso dijo algo mal?

-Una disculpa si te incomode- decidió a decirle.

La respuesta de la muchacha solo fue negar con la cabeza, después de esa acción giraría sus talones en dirección izquierda donde se encontraba una escalera que dirigía a la azotea del edificio.

-No te disculpes, solo no estoy acostumbrada a los cumplidos. -

Leonardo la miro cada movimiento intentando adivinar que hacía. Ya cuando se encontraba en la escalera lo miro desde arriba, su rostro denotaba ahora tristeza.

- ¿No vienes leo? -

Leo.

La tortuga al oír esto tomaría la iniciativa dirigiéndose a su dirección con velocidad. Sintió una sensación rara al escuchar su nombre en ella de esa manera, casi nunca lo llamaba de esa forma.

Ella seguía parada en el mismo sitio y Leonardo logro llegar a ella, el tiempo se diluyó en ese momento, mirándola con retoños de llanto iluminada por la luna. Conmocionado, su mano se empezó a dirigir a su rostro pálido, quería tocarla para saber si lo que estaba viendo era real, un espejismo del cual había entrado a su trampa magnética, como una señal del destino sentía asfixiado su corazón, por un momento su mente solo se concentró en la humana delante de él, casi como la pintura de un ángel tráfico, sentía que se iba a lanzar sin paracaídas.

Karai miro como la mano verde se dirigía a su rostro y su mirada cambio repentinamente a temor. Girando su cabeza al otro lado, le negó el contacto a Leonardo.

Leo regreso de su estado ensimismado y rápidamente bajo su mano, no entendía porque, pero su rostro se volvió duro ante tal acción, se sintió rechazado.

-Ven, acompáñame arriba…-

La joven se daría la vuelta y volvería a retomar el camino hacia la azotea. Leo arrugó su seño y formó una mueca en sus labios, no entendía muy bien que era lo que quería. Después de lo que pasó hace instantes tenía ganas de regresar a su escondido hogar, pero recapitulando las cosas él era el que había cometido una falta, nunca se han hablado cuestiones más allá de sus clanes y problemas, claramente omitiendo alguna información. Pero fuera de eso el contacto físico más allá de competir o enfrentarse no existía, era claro que lo rechazará, a alguien como él. Igual Leonardo siguió subiendo las escaleras detrás de ella, no tenía nada que perder. ¿Pero si era una emboscada? él podía considerar lo mismo, solo que mejor dejo esos pensamientos atrás.

Llegando a la azotea ambos se dirigieron a la cornisa tomando asiento uno a lado del otro. Los pies de Karai a causa de su falda corta se colocaron a la parte superior del borde, dejando caer sus pies al vacío mientras se encontraba centrada. Leonardo también tomó asiento observándola, tratando de descubrir cuál era su idea al traerlo acá.

Estaba mirando la amplitud de la ciudad a sus ojos, tumultos de humo recorrían gran parte del paisaje alrededor, pero con la luna posada al descubierto sobre ellos. Sus manos se encontraban en sus costados apoyándose en el concreto fijo, el no apartó de su vista las acciones de ella.

- ¿Porque me trajiste aquí?- pregunto Leonardo.

-Solo quería sentarme aquí un rato- dijo sin apartar la vista hacia el horizonte.

Después de unos minutos sin decirse nada leo no evitó la tentación de mirar por su flequillo negro. El recuerdo de la otra noche asalto su cabeza y el leve corte ahora en proceso de cicatrización fue el detonante de su preocupación.

-Karai…-

La joven lo observó esperando atenta a lo que me pudiera decir.

Leo con su mano derecha señaló su propia frente, dando a entender su pregunta silenciosa. Karai observo y logró descifrar el mensaje que Leonardo intentaba decirle sin palabras, tal vez por temor de que ella no quisiera hablar al respecto y decidiera soslayar la situación. Karai suspiro y negó con su cabeza, ondeando en el aire de nuevo su cabello.

-tranquilo, esto no es nada… hay cosas más dolorosas …- elevó su rostro al cielo ¿Porque dijo eso?

Leonardo apretó la hebilla de su cinturón, en el interior de su boca se encontraba mordiendo su lengua, conteniéndose para no decir nada, o pedir algo que jamás pudiera decirle.

-Si no llego a jurarte…- susurro

- ¿Mm? - Karai se confundió con eso.

- ¿De qué lugar vienes Karai? - inclino su rostro al de ella -¿Está todo bien? Claro… si deseas que te escuché- dijo.

El rostro de ella quedó completamente frío, mirándolo a los ojos como si de un concurso de miradas se tratara. Leo no desistió ni tampoco agachó lo cabeza, sabía que algo ocurría desde el instante que la vio sola caminando en ese callejón de mala lacra, la razón por la que la estaba observando tan insistentemente era porque quería estar alerta a cualquier amenaza, ya que nada le daba buena espina en estos momentos. Karai a pesar de permanecer inmóvil y sobria, en el interior estaba repleta de angustia.

La tortuga frente a ella era un peligro para su juicio cerrado con llave, de alguna forma tenía miedo a la inmensa confianza que había ganado hacía Leonardo. ¿Cómo podía tomar toda esta situación al respecto?

Cuando llegó años atrás al servicio de su padre en nueva York, fue advertida que la razón por la que ella y la demás elite se dirigían con su padre era porque enemigos del pasado habían estado de entrometidos en los negocios del clan Foot. Las cámaras de vigilancia grabaron a esos enemigos, y eran algo diferente a lo que todos hayan visto antes, se trataba de una criatura, no bestia pero tampoco humano. Se sentía confundida al pensar que algún experimento retorcido había cobrado forma en Nueva York, solo que en ella más que extrañeza, sintió intriga, curiosidad.

Los emboscaron la primera vez y luchó contra ellos en grupo, la velocidad y flexibilidad de sus cuerpos era extraordinario. Hombres tortuga pensó, como los antiguos kappas de las historias viejas de su sensei para evitar que se acercará a las lagunas encontradas en su antiguo hogar japonés. Eran coordinados además de que trabajaban en equipo, se enfrentó primero con el que pensó era el más impulsivo. Sus saiz tenían sangre de un elite Foot que había sido derrotado, se abalanzaba contra ella mostrándose a la defensiva, de ahí un joven de color naranja casi le golpea la espinilla con sus chacos ya agrietados por lo que parecía ser años de poseerlo. Otra tortuga vendría hacia ella con un bastón Boo en manos y fue quien más la asombro. Muchos pensarían que podía tener una enorme ventaja ante la tortuga al llevar como arma solo un bastón, pero ella no se confío a eso y como fue… poseía una gran inteligencia táctica como para terminar acorralándola.

Les estaba dando batalla a las tres tortugas que estaban dando todo de ellos para verla de rodillas derrotada. Su katana era fuerte y resistió la emboscada fallida, peleando suciamente al ser solamente ella contra tres. Entonces recapacitó, miro a los lados y vio al sondado que cayó en batalla apenas comenzaba, pero después miro a otro costado, otro cuerpo. Atrás de las cuatro tortugas otro élite viendo que los tres guerreros que la acompañaron a cumplir su misión fueron derrotados fácilmente, solo que dentro de la ecuación algo no cuadraba.

Cuando ella comenzó a luchar contra estas tres tortugas solo había muerto un soldado. En los dos restantes, cortadas limpias en sus gargantas y tobillos, ella mejor que nadie conocía ese golpe mortal, un sable.

Ahí lo vio por primera vez, dirigiendo la punta de su katana gemela directamente a su cuello, ella logro zafarse de todos ellos salvando su pellejo en el proceso de escape. La tortuga de ambas katanas ahora la miraba, su temple a pesar de que tenía intenciones de matarla era serena y calmada, su cuerpo verde completamente relajado sin apartas de vista el objetivo, con la punta de su arma la señaló como objetivo, se dio cuenta que él era el líder del grupo.

Con rabia feroz lo atacaría con cortadas rectas buscando rebanarlo perfectamente. El retrocedería un pie inclinándolo para detener el ataque a su cráneo. Las colas de su bandana azul volaban en el aire intentando sacar provecho de que había derrotado a sus demás seguidores, dos ninjas de clase alta.

Fue un enfrentamiento limpio, parecía como si las otras tres tortugas se fueron apartado de ellos y lo agradecía. Hubo algo en ese momento que se sintió fresco en su rostro, puede el sudor empapándola en su cuerpo ceñido por la ropa de combate, la adrenalina de sentir las katanas rosando sus muslos y brazos, como una coreografía que práctico por años para llevarla a cabo con este guerrero. El aire intoxicado en neón lleno sus pulmones y el sonido de la policía entonó eco en su sistema auditivo. El de azul la miro por última vez y dio una señal de retirada, desaparecieron en las sombras de la oscuridad.

Lo último que vio de él fueron sus ojos azules, probando algo de lo cual tenía intriga, ahora quería más.

Cientos de encuentros siguieron, sin que lo esperara todo se volvió un asunto personal. Un rival en combate peligroso que solo ella podía dar lucha, ella luchaba por domar todo en la batalla. Muchas veces sin darse cuenta se perdían en otras azoteas a vistas ciegas de sus soldados y equipo de él, nunca se dijeron palabras algunas, pero parecía que con el simple hecho de intentar encajar su katana en el cráneo de la tortuga, podía conocerlo mejor.

Conoció a un hombre tortuga dedicado al combate, honorable con su enemigo y también piadoso. Al inicio era tirar a matar, con el tiempo fue pareciendo más solo una demostración de habilidad. Jamás la atacó por la espalda y ella tal cual fiel a sus principios tampoco lo hizo.

Tuvieron su primera charla, la situación no fue de lo más cómoda para ella.

- ¿Estas bien? -

Sus vendajes y katanas encarnadas en sus palmas, dándole igual el escozor que pudiera causarle a su piel. aquellos ojos ardían salvajemente, tan abiertos e intimidantes, sintió una pulsada de familiaridad en eso. sus bestiales pies aplastaban la carne hecha pedazos esparcidas por el almacén de la fábrica, era como carroña grasosa dejada en el sol por al menos dos días, el hedor del líquido que corría por sus cuerpos era inmunda, tenía ganas de vomitar al ver que él se relamía los labios con la sustancia carmín que permanecía en sus labios, esperando la respuesta de ella.

El evito un desastre creando otro que en ese momento pensó le traería muchos problemas, tenía miedo al castigo que pudiera propiciarle su padre al enterarse, ¿qué podía decir después de todo?

su cabeza estaba repleta de olas de pensamientos que no la hicieron ver lo que sucedía a su alrededor. el avanzo a ella, pateando los restos de la carne en su zona de camino a su cuerpo, apoyada en el suelo con sus codos mirándolo, como si de un ladrón de plegarias se tratara, mostrándose imponente y poderoso cubierto de la sangre de sus enemigos como un antiguo samurái, músculos agotados y corporalmente alerta.

como si de un demonio guardián se tratara.

se arrodillo a ella, mirándola a los ojos, su hocicó casi rozo su nariz, tan cerca podía sentir su respiración. agitando su pecho, acelerando su ritmo cardiaco, era como una sensación de droga para ella.

-Tranquila…-

Desde entonces todo ha sido igual.

-El ya no podrá hacerte daño. -

¿Cómo culparlo por lo que tuvo que hacer por ella? No le pidió ni exigió que le hiciera, él por su voluntad decidió empuñar sus katanas para defenderla a ella de una de las podredumbres existentes de la tierra. Dio su rostro como última cosa que viera esa escoria ahora desecha en el suelo de aquella noche, quiso poder haber hecho algo, defenderse y valer por su propio puño la lanza de la venganza. Él le arrebató ese derecho saboreando la sangre brotada de los confines de los vasos sanguíneos de la plaga, con frialdad y sin remordimiento le arrebato la vida a alguien por ella.

Y le agradecería toda su vida por eso.

-No es ese el problema Leonardo- dijo mirando de nuevo hacia al frente. -No se si lo que te diga…no quiero que estés dispuesto a recordarlo- dijo cuando Leonardo dejo neutro su rostro, atento a cualquier susurro o bocanada silenciosa, esperando pacientemente por lo que le tuviera que decir.

-Es algo que se ha repetido muchas veces en mi vida y podría decir que ya estoy acostumbrada- las manos de ella misma se entrelazaron buscando reconfortarse, evitando el descontrol. -Y yo como la líder de la elite del clan de mi padre, no estoy dispuesta a aceptarlo-

Leo la miro fijamente esperando algo de ella, pero eso nunca pasó. Después de unos minutos, se puso de pie mirando ahora hacia el vacío.

Karai seguía sentada, sus ojos se abrieron ante la sorpresa de ver las piernas de la joven tortuga con moretones y hematomas, sabía que las tortugas solían usar vendajes y coderas para evitar raspones o dislocaciones, pero los vendajes que tenía leo eran diferentes a los habituales, estás gasas estaban coloreadas de suciedad y rojo que contrastaba con el color blanco.

Parecía muy mal herido y eso a ella le preocupó.

-Leo… -

Su voz se oía casi como un susurro, el silencio de la noche logro que Leonardo pudiera escucharla perfectamente, voltearía a verla para descubrir que noto sus vendajes mal puestos en sus piernas y muslos, "Que imbécil soy" pensó.

-Si Karai? -

Lo miro, directamente a sus ojos ocultos detrás de su pañuelo azul, exigiendo ser obedecidos.

-Tu… ¿Hay algo que también te duela? -

Su pregunta sonó como tintineo de campana en su cabeza. Se quedó quieto, intentando ver el sentido de todo esto, pero, sobre todo, no perder la cabeza ante ella.

Leonardo asintió después de unos minutos, cosa que logro atraer todo el foco de la joven ninja hacia él. Pero la sonrisa de ella se volvería irónica al oír claramente sus palabras que vinieron después.

-Todos cargamos con algo Karai, y al igual que tú, no estoy dispuesto a que lo recuerdes esta noche-

Sin decirse más, permanecieron sentados uno a lado del otro, acompañándose en la soledad como dos seres huyendo por esta ocasión de las sombras.

Lo que no se daban cuenta es que una figura familiar llevaba tiempo atrás observándolos, con irá y decepción.

….

N/A: ¡Bueno otra actualización más! Mi idea era traerlo una semana atrás, pero sentía que necesitaba colocarle a este capítulo algunos elementos. Tanto así que como se dieron cuenta es algo más extenso de los anteriores.

Espero la escuela no me siga consumiendo para traer más capítulos.

¿Qué les pareció? ¡Esperen más próximamente!