EL RUGIDO DE LAS BESTIAS

Por: Escarlata

Precure pertenece a Toei, el plot es mío.

=====O=====

PARTE 2

Honoka se llevó las manos al rostro y tomó aire de manera profunda, dos veces. Quien quiera que tocaba la puerta seguía insistiendo, pero al menos el llamado no era intenso ni apresurado, los toques eran suaves y pausados, obviamente no querían perturbarla pero sí pedían acceso. Nadie hablaba.

Se movió rápidamente al centro del cuarto y miró a su alrededor, no había nada que le sirviera como arma, había otra puerta además de la que estaban tocando, pero esa daba a un cuarto de baño cerrado, se dio unos segundos antes para revisarlo. Estaba alerta pero no se sentía en peligro tal cuál. Por un momento pensó en escapar por la ventana, pero era obvio que no estaba ahí en calidad de prisionera. Lo mejor era abrir y saber de qué se trataba todo eso, una vez supiera todo, ya vería si escapar o no de escena.

Necesitaba volver a casa a como diera lugar.

Tomó aire una vez más y se miró el cuerpo, estaba presentable, la ropa no era reveladora en lo absoluto.

─Adelante ─dijo apenas se aclaró la garganta.

La puerta se abrió y quien entró hizo que Honoka abriera los ojos con sorpresa. Era un personaje no jugable del juego, se interactuaba con ella en las misiones más recientes de la historia principal, trabajaba con los chicos malos pero no se podía pelear contra ella. Lilia, la Acólita del Invierno, un personaje de gafas, cabello corto y que siempre cargaba un libro. Justo así se le presentó.

─Me alegra que esté despierta. Mi nombre es Lilia, Milady, y estoy a su servicio.

Honoka no pudo decir más, la Acólita se inclinó ante ella con visible devoción, con mucho respeto y con un movimiento exagerado. La estudiante no supo reaccionar al principio, al menos no hasta que la Acólita se puso de pie de nuevo y le miró de manera fija, no la analizaba tal cuál, más bien la admiraba. Honoka al fin abrió la boca.

─Disculpa, esto...

La Acólita levantó ambas manos a manera de calmar a su interlocutora.

─Debe tener preguntas, Lady Whitehouse.

Honoka levantó una ceja. ─Sí, tengo muchas. Para empezar, ese no es mi nombre.

─Usted es Hannah Whitehouse, la elegida por el Tigre Blanco ─explicó Lilia con una sonrisa─. Los Sabios nos revelaron su nombre. Ha sido invocada por el mismo Tigre para vestir su piel y blandir su poder.

Al momento de escuchar eso, Honoka frunció el ceño y se llevó una mano al mentón. No necesitaba pensarlo demasiado, todo era obvio. Lo que decía en el portal, la hora del Tigre está cerca, y por lo que acababa de decirle Lilia, era obvio que ella era la encarnación de ese Tigre Blanco en ese mundo de juego. ¿Alguna Energía o Ser la invocó a ese sitio? ¿Al juego? Tampoco que le resultara novedoso, era una Pretty Cure, vaya, había golpeado a la Oscuridad encarnada justo en la cara más de una vez. Había viajado a otros mundos mágicos para pelear contra esa misma Oscuridad.

Lo nuevo era ser invocada a un juego, lo raro era ser invocada sola, ni siquiera tenía a Mipple consigo y Nagisa tampoco estaba a su lado.

Suspiró hondo y apretó los puños al pensar en Nagisa. Había una altísima posibilidad de que ella hubiera sido llevada a ese mundo también.

─Comprendo ─fue lo único que pudo decir en ese momento. Nada ganaría si trataba de escapar, al menos no en ese momento, nada le garantizaba que pudiera salir de ese mundo por sí misma, nada le decía, tampoco, que Nagisa estuviera ahí por igual y quizá necesitara ayuda. Además, ella estaba ahí para cumplir el papel de un enemigo del juego. No entendía porqué, necesitaba más respuestas y para encontrarlas necesitaba más tiempo. Respiró hondo y miró a la Acólita─. Ahora mismo me siento un poco desorientada y me temo que no estoy en condiciones de presentarme ante nadie más en éste momento.

Lilia asintió mientras abrazaba su libro. ─Comprensible. Tome su tiempo, Lady Whitehouse, haré que dispongan agua caliente para que se duche y ropa más adecuada ─señaló hacia el muro donde estaba colgada la piel de tigre─. Cuando vista la piel, no se cubra la cabeza con la capucha, Milady, al menos no hasta que se presente ante los Ancianos.

Honoka asintió, no pensaba adivinar lo que podría suceder si desobedecía la advertencia. ─Un poco de comida me vendría bien.

─Haré que se disponga todo para usted, Milady. Con su permiso.

La Acólita se retiró luego de otra reverencia y Honoka finalmente se quedó a solas. La chica suspiró muy hondo y se frotó el rostro. Decidió asomarse a la ventana una vez más y notó algo que se le pasó de largo por culpa de la sorpresa inicial: no solamente estaba en la cima de alguna especie de monte o montaña en medio de un paisaje nevado, el asunto era que no sentía frío. Podía sentir el aire golpear su rostro, sabía que hacía frío pero no sentía el frío, ni siquiera tenía la nariz fría.

¿Había desarrollado resistencia al frío? Seguramente era algo relacionado con ese asunto de haber sido invocada, llegó con algunas habilidades extras.

Y hablando de habilidades.

─Si esto es un juego, me pregunto cuáles serán mis estadísticas ─se preguntó en voz baja y una inesperada luz la hizo levantar el rostro. Justo frente a ella estaba el panel de estadísticas de personaje del juego. Ahí se veía a sí misma con el nombre con el que la Acólita la llamó: Hannah Whitehouse y el título del Tigre Blanco debajo de su nombre. En la imagen llevaba puesta la piel de Tigre y venía con una animación adicional con la cabeza de la piel puesta─. No me veo mal ─dijo con una risa pequeña, la verdad estaba demasiado sobrepasada en ese momento como para siquiera preocuparse.

Estaba más intrigada que sorprendida a decir verdad. Como era su buena costumbre, quería saber más.

Eso y que en serio no encontraría la forma de salir por su cuenta a menos que siguiera la corriente y de alguna manera diera con la respuesta.

─Vaya, soy nivel 1 ─murmuró y tomó asiento en la cama para analizar lo que tenía en manos, esa información sin duda le iba a servir.

===o===

Mientras Honoka se tomaba las cosas con calma en su lado del juego, Nagisa estaba en pánico en el otro lado del mismo. Dos mozas habían entrado a su habitación con el fin de darle la bienvenida y llevarle lo que necesitara, pero Nagisa se subió a la parte más alta de la cama mientras gritaba cosas que la servidumbre no entendía. Todo era caos en ese momento.

─¡¿Dónde estoy?! ─exclamó Nagisa desde su escondite.

─¡Lady Blackstone, por favor, calme! ─pidió una de las doncellas tratando de calmarla, pero la señorita se veía realmente asustada.

─¡Ese no es mi nombre, mi nombre es Nagisa! ¡Misumi Nagisa!

─¡Baje, por favor, se puede lastimar! ¡No le haremos daño! ─insistía la otra moza, pero nada podían hacer por bajarla. ¡Había subido de un sólo salto ahí arriba y no había manera de alcanzarla!

─¡Quiero volver a mi casa! ─la chica miró hacia la ventana, lista para escapar por ahí de ser necesario, temía que si salía por la puerta de la habitación podrían acorralarla y someterla entre varios. A mencionar que no percató que había saltado a la parte más alta de la cama con un sólo movimiento, su pánico era así de grande.

Antes de que las cosas escalaran más, una voz masculina y calmada intervino.

─Dejen que ella se calme ─le dijo el joven a las mozas─. Permitan que yo me encargué, ¿de acuerdo? Es normal que se sienta desorientada, los Maestros nos advirtieron que podría darse éste caso.

─Entendido, Sir Ferguson ─dijeron ambas sirvientas a la vez y se retiraron.

La que también se quedó quieta fue Nagisa, ¡quien entró al cuarto era nada más y nada menos que Fergie! ¡Su personaje favorito del juego! Y en serio era como ver a Fujimura justo ahí. No sabía si era por su estado de pánico, su imaginación u otra cosa, pero hasta su voz sonaba similar.

Por supuesto, Fergie vestía armadura ligera con ornamentos, una capa que le quedaba genial y su par de espadas a la cintura. Por cierto, lucía sus ropajes con sus colores estándar, hubiera sido lindo verlo de negro y rojo a su parecer. Era alto, guapo, fornido y realmente encantador.

Suspiró sin darse cuenta y también sin darse cuenta se calmó, gracias a la sorpresa más que nada.

─Shawn Ferguson a su servicio ─se presentó, educado─. Si necesita que le deje sola un poco más, sólo dígame y me retiro, Lady Blackstone ─dijo con voz calma para mantener a la chica relajada.

Nagisa frunció el ceño. ─Ese no es mi nombre.

El guerrero cerró los ojos para hacer memoria de lo comentado por los Maestros que llevaron a cabo la invocación. Le sonrió a la chica. ─Se nos advirtió que vendría desorientada, usted es Natalie Blackstone, la guerrera elegida para llevar consigo el poder del León Negro.

─¿Qué? ─la chica estaba realmente confundida.

Fergie mantuvo su sonrisa, no se acercaba más, no quería que saliera corriendo, se le notaba a leguas que quería escapar. ─Debe ser confuso, pero un poco de descanso y comida seguramente ayudarán a que se tranquilice.

Nagisa suspiró. Hasta ese momento percató que se estaba comportando como loca. Bajó de donde estaba de un salto y se cruzó de brazos, necesitaba relajarse, eso era cierto. No entendía mucho de lo que pasaba, pero entendería menos si se mantenía en pánico. Si tuviera a Honoka ahí consigo, se sentiría más calmada y...

─Ah ─miró al guerrero con apuro─. ¿Vino alguien más conmigo? Una chica.

Fergie negó. ─Sólo usted apareció en el círculo de invocación ─el chico señaló al suelo, Nagisa hasta ese momento vio los extraños dibujos sobre éste.

─Ya veo ─quizá Honoka estaba a salvo en casa o... O quizá estaba en otro lado de ese mundo, tenía que averiguarlo. Se sentía nerviosa sin su compañera a su lado.

─Dejaré que se relajé, pediré a las mozas que le preparen el baño y un almuerzo abundante ─dijo el chico con una sonrisa.

Nagisa se sonrojó. ─Sí, eso me vendría bien.

Fergie asintió y dio media vuelta para salir del cuarto. ─Apenas se sienta dispuesta, la escoltaré con los Maestros para llevar a cabo la ceremonia.

─¿Ceremonia? ¿Cuál ceremonia?

─La Ceremonia de Sucesión donde vestirá la piel del León Negro y recibirá su poder.

Todo eso era una locura, suspiró hondo. ─De acuerdo. Tengo muchas preguntas, las haré apenas tenga la cabeza en su lugar.

El guerrero asintió una vez más y se inclinó de manera educada. ─En un momento más vendrán las mozas a atenderla, con su permiso.

Fergie se fue, Nagisa quedó a solas y lanzó un grito de frustración mientras se tumbaba en la cama. ─¡Aaah, no puedo creerlo! ¡Todo esto es una locura! ─se frotó furiosamente el cabello─. En serio estoy en el juego, ¡argh! ─se quedó tumbada de cara al colchón mientras murmuraba algunas coloridas groserías no aptas para todas las edades.

Suspiró una vez más y miró a la ventana.

─Honoka, si estuvieras aquí, seguro que ─de pronto rió─... Seguro que estarías emocionada por todo esto ─se sentó mientras imaginaba a su amiga excitada por todo ese asunto. Quería que Honoka estuviera ahí con ella, seguramente sabría qué hacer y se mantendría cuerda todo el momento─. De acuerdo, veamos... Anoche visitamos la puerta para el nuevo mapa y de ahí volvimos a la Torre, y antes de cerrar vimos el banner del nuevo personaje y...

Su rugido abrirá los Cielos.

Nagisa abrió más los ojos. El nuevo personaje jugable decía eso, en la silueta se veía una piel de animal. Nagisa podría no ser una luz en pensamiento, pero no era complicado unir esos puntos. El nuevo personaje tenía una piel de león.

El nuevo personaje era ella.

Se tomó unos momentos para dejar que su cabeza se pusiera a trabajar. No tenía a Mepple tampoco, al menos ese tonto le ayudaba a mantenerse en sus dos pies aunque ninguno de los dos fuera el más listo de la clase. Sin Honoka se sentía perdida y temía que Honoka fuera la que estuviera perdida. Nada le aseguraba que también llamaran a su compañera a ese mundo del juego.

Suspiró.

Pensó que eso de personas siendo llevadas a un mundo de juegos o de novelas era cosa de literatura juvenil y de juegos de video. No era muy adepta a leer ese tipo de materiales, isekai según hacía memoria. Shiho era la fanática de ese género y les había recomendado más de una obra, pero tanto Nagisa como Honoka solían negarse porque ambas eran fanáticas de las películas de época de samuráis y de juegos menos lineales. Además, la misma Nagisa ya había estado en más de un mundo mágico para pelear pero el malestar siempre era el mismo. Ésta vez no fue diferente, quizá ese era otro mundo mágico disfrazado de juego o algo así.

Lo que le molestaba era estar sola, necesitaba a Mepple, a Mipple, a Hikari y a los pequeños buscapleitos de Porun y Lulun. Necesitaba a Honoka.

─Sólo quiero saber si Honoka está aquí también, quiero encontrarla si es así ─dijo Nagisa en voz baja y con un tono triste. Y para sorpresa suya, una luz apareció frente a sus ojos, se cubrió un poco hasta que descubrió lo que era: la pantalla de misiones del juego. ¡Ese era el menú del juego! La confirmación de que estaba dentro del mundo de FDG sólo la hizo refunfuñar.

Al menos, pensó, alguien había respondido a su pedido.

No supo bien qué hacer al principio, pero descubrió que la pantalla de luz flotante era sólida y por ende táctil. Seleccionó la misión remarcada y levantó una ceja cuando leyó el nombre de la misión:

[Las Huellas del Tigre]

[**Requerimientos insuficientes**]

Y abajo del segundo texto venía la lista de misiones que debía completar para poder acceder a la misión del Tigre. Eran al menos diez y eso fastidió a Nagisa. Cuando eran misiones de requisito le gustaba hacerlas con Honoka porque era menos aburrido y mucho más entretenido. Jugaban tanto juntas que sus personajes tenían el mismo nivel y el mismo destructivo poder gracias a los equipos que se la pasaron reuniendo en incontables noches.

Suspiró.

─Eso quiere decir que estás aquí y que tienes algo qué ver con ese Tigre de... De...

Nagisa se levantó y comenzó a dar vueltas por el cuarto. Recordó lo que decía la puerta, algo sobre un Tigre, el nuevo enemigo del juego. No necesitaba pensarlo demasiado, ¡Honoka estaba al otro lado de esa puerta, en el nuevo mapa!

─Espero que estés bien ─se llevó una mano a la nuca y se rascó el cabello furiosamente. Iba a buscar a su amiga, pero primero debía saber exactamente en qué situación estaba ella misma antes de moverse. Después de todo, ese sería el plan que ambas llevarían a cabo, que seguramente Honoka llevaría a cabo por su cuenta. Sonrió con calma al imaginarla emocionada por saberse dentro del juego─. Seguro que te estás divirtiendo ─se palmeó la cara con fuerza─. Bien, hagamos esto.

Así lo decidió porque no tenía más opciones seguras a la mano. Escapar en camisón en un mundo que a pesar de conocer, le era totalmente ajeno, era mala idea. Eso era definitivo.

Su estómago dio un rugido a manera de apoyar la idea sensata y al fin se rindió. Estaba hambrienta. Que fuera lo que llegara a suceder. Apenas estuviera en mejores condiciones, iría por Honoka.

CONTINUARÁ...