EL RUGIDO DE LAS BESTIAS

Por: Escarlata

Precure pertenece a Toei, el plot es mío.

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PARTE 3

Honoka ya estaba bien alimentada y en ese momento se encontraba en una tina llena de agua tibia, ya se había lavado y aprovechaba el breve momento para revisar sus estadísticas. Ser un enemigo nivel 1 era ridículo y al menos por ese menú de luz supo que tenía que cumplir varias misiones antes de ir a la principal y que, por obviedad, era lo que la llevaría a Nagisa. Cuando preguntó dónde estaba su amiga, esa fue la misión que se activó en la pantalla del menú.

[El Rugido del León]

[**Requerimientos insuficientes**]

Por requerimientos, se refería a varias misiones previas antes de poder ir por el asunto del León.

Por otro lado, para ser nivel 1 sus estadísticas no estaban nada mal, el resto de sus habilidades a desbloquear prometían volverla un "personaje" muy decente. Sí, se estaba metiendo demasiado en ese asunto a pesar de llevar consciente en ese mundo alrededor de cuarenta minutos. ¿Tenía más opciones? Sí, escapar aprovechando que la dejaron sola, perderse en esas montañas de las que no conocía nada porque era un mapa nuevo, siendo nivel 1 solamente y sin armas ni equipos. Nada le aseguraba que "morir" en ese juego significaba una muerte definitiva.

No sabía con exactitud si se había sumergido en ese juego por completo, con todo y su cuerpo físico, o si era algo menos convencional como en esas novelas y animes de los que Shiho les comentaba y que a decir verdad no les había llamado la atención, no cuando tenían en turno la nueva serie de películas remasterizadas de los samuráis Jin y Gin. Pero de lo poco que recordaba, algunas veces los personajes llegaban a un nuevo mundo porque un camión o algo los había matado. Al pensar en eso sólo esperaba que no fuera el caso y que un meteorito no hubiera caído en la ciudad, algo le decía que no y sólo era su imaginación. O bien, simplemente aparecían en ese mundo por obra y gracia del argumento, ó por invocación como parecía ser su caso, ó por que el juego en turno había tenido un error y había absorbido a los jugadores.

Lo suyo era por invocación. Antes de pensar en todo eso quería encontrar a Nagisa ahora que sabía que estaba en ese mundo también, y estaba relacionada a algo con un León. Quería pensar que no, pero todo apuntaba a que el nuevo personaje del que sólo se veía la silueta en el banner, tenía una piel de león encima. Si ella misma era la elegida para encarnar al Tigre del lado de los chicos malos, entonces no era loco pensar que Nagisa estaría o seguramente sería ese León.

Suspiró. Era obvio que se tendrían que enfrentar en algún momento, la historia era obvia, buenos contra malos, ella estaba con los malos, Nagisa estaba con los buenos.

─Revisaré al rato ─se dijo antes de salir de la tina y del pequeño cuarto de baño.

Se secó y se puso la ropa que Lilia le dejó. Eran prendas hechas de piel de algún animal, falda, blusa, chaqueta sin mangas, botas y por supuesto prendas íntimas. La chaqueta y la falda tenían motivos color azul oscuro con forma de garras y colmillos. Tenía protectores de cuero con metal para los brazos y piernas (que iban sobre las botas en el caso de las piernas) y algunos adornos hechos de colmillos.

Salvaje y hermoso a su manera, digno de un guerrero tigre a su parecer. Tomó aire y finalmente fue por la piel que colgaba en el muro. No se la colocó, la llevó en brazos de manera muy respetuosa y salió del cuarto donde estaba. Justo junto a la entrada estaba Lilia esperando por ella.

─Oh, espero no haber tardado demasiado.

─No, Milady, usted tome el tiempo que requiera ─dijo la chica con respeto. Sonrió al darle un vistazo a la guerrera─. Luce muy bien. Y se verá mejor una vez que haga la ceremonia de nombramiento con los Ancianos.

Honoka asintió. Bajaban por unas escaleras de piedra, estaban más alto de lo esperado y más abajo podía ver más construcciones hechas de piedra y madera. Más que un poblado, parecía ser una especie de templo con construcciones más pequeñas alrededor. El viento soplaba, el aire estaba frío y ella misma no sentía el frío a pesar de que la falda le cubría apenas a las rodillas y llevaba los brazos descubiertos. Lilia, por su lado, estaba más cubierta y sí notó su nariz y orejas rojas por el frío.

Tenía que revisar mejor sus propias estadísticas apenas tuviera más tiempo, primero vería ese asunto de los Ancianos y la piel. Suspiró.

Justo como lo imaginó, el sitio a donde llegaron era un templo amplio y antiguo pero resistente, tenía fogatas alrededor donde los guardias estaban apostados. Al momento de verla, todos los soldados presentes se inclinaron tanto que juraría que sus frentes casi golpeaban el suelo. No sólo había soldados, había otras personas a las que rápidamente reconoció como acólitos, vestían de manera similar a Lilia.

Entraron a la construcción principal, era un sólo espacio, amplio, alto, con columnas de roca esculpida, el piso pulido con una serie de grabados que en ese momento no le dio tiempo de admirar; quizá después. Dentro estaba iluminado pero no por antorchas ni fogatas, si no por una especie de gigantesco cuenco de hielo que parecía soltar luz propia, incluso soltaba algunas chispas como si estuviera imbuido por electricidad. Se podía acceder al interior donde había una base con más grabados que brillaban todavía más.

Pudo ver a diez personas ahí con capuchas blancas y adornos de colmillos, garras, todos tenían los rostros cubiertos y báculos adornados hechos de grandes ramas de árbol.

Al verla, las personas que supuso eran los Ancianos, literalmente se arrodillaron. Lilia hizo lo mismo.

Honoka no supo qué decir a todo eso, pero no hubo necesidad de que abriera la boca, el que parecía ser el más importante se puso de pie primero y se le acercó, los demás se quedaron en la misma posición de adoración.

─Hannah Whitehouse, hemos esperado por usted por mucho tiempo ─dijo el hombre con tono emocionado, se le notaba.

La chica asintió, aún insegura de si debía decir algo o no, simplemente sujetaba la piel de tigre en sus brazos.

─Usted ha sido la elegida por el Tigre Blanco ─la invitó a acercarse al hielo brillante y la chica le siguió─. Usted ha sido traída por la voluntad del Tigre, usted se volverá sus garras y sus colmillos, usted rugirá sus rugidos y usará su poder.

En ese momento, Honoka habló.

─Y éste poder del que me habla, ¿cuál es su propósito? ─preguntó con firmeza a pesar de darse una vaga idea de cuál era la naturaleza de su misión primordial en ese mundo.

─Aún es muy pronto para que sepa todo, primero debe acostumbrarse al poder del Tigre Blanco ─dijo el Anciano─. Pero sí puedo decirle que una vez que domine el poder del Tigre Blanco, debe enfrentarse primero a su Contra-Estrella, al León Negro.

Por supuesto, el nuevo héroe tenía una historia en común con el nuevo enemigo. Se guardó un suspiro y asintió. La idea de enfrentarse a Nagisa (de nuevo) no le agradaba del todo, pero algo le decía que esa sería la oportunidad de encontrarla, al menos hasta que encontrara otro modo y si es que ese mundo no la detenía.

─Comprendo.

─Si comprende y lo acepta, vaya al centro del Hielo y colóquese la piel completa, desde las manos hasta la cabeza ─dicho eso, se hizo a un lado y volvió a inclinarse, en espera a que hiciera lo que le correspondía hacer como la elegida.

¿Qué pasaría si lo comprendía pero no lo aceptara? Eso pensó Honoka, su primer impulso fue decir eso, pero algo le decía que debía seguir, que debía aceptar. Fue llevada a ese mundo para ser específicamente la elegida de ese Tigre. Si se negaba, nada le garantizaba que no la fueran a matar, o que la dejaran ir o la obligaran a ponerse a piel y terminara fuera de sí. Seguir la corriente era lo más sensato. Era la única manera de encontrar a Nagisa y descubrir alguna manera de volver a casa.

Eso por un lado, por el otro... En serio quería saber. Necesitaba saber de qué se trataba todo eso.

Tomó aire y entró al hielo con pasos firmes.

===o===

Nagisa comía de la vianda que las mozas fueron a dejar a su cuarto. Antes de que las chicas se retiraran, Nagisa aprovechó para disculparse con ellas por todo el escándalo que hizo cuando fueron a verla un rato antes, en serio estaba apenada por su comportamiento. El par de mozas se veían emocionadas de que la Elegida les hablara de esa manera, le dijeron que no había nada qué disculpar y salieron con mucha emoción de ahí.

Era obvio que Nagisa atraería fanáticas a donde quiera que fuera.

Dejando ese detalle del lado, aprovechaba la comida para revisar el menú. La misión primordial era la del Tigre y para llegar a ella debía cumplir las otras misiones antes. Eso y que seguramente poco y nada podría hacer siendo ella un "personaje" nivel 1. Tenía que admitir que eso de mirar las estadísticas de los personajes no era lo suyo, seguía los consejos de Honoka y una vez que tenía al personaje con lo que a ella le gustaba, repartía destrucción. Ser nivel 1 y tener que subir niveles para cumplir las misiones era demasiado trabajo y se sentía cansada por adelantado de sólo pensarlo.

La primera de las misiones secundarias se llamaba "La Sucesión" y no necesitaba mucha cabeza para saber que estaba relacionado a eso que le dijo Fergie sobre ir a ver a unos Maestros para una ceremonia de nombramiento. Suspiró, no estaba muy segura de qué preguntar si tenía que encararse con un montón de sabelotodos, todo sin quedar como una tonta.

Sentía unos enormes deseos de saltar por la ventana y escapar del sitio, pero sin manera de saber si podía defenderse siquiera, aquella era una mala idea. Y a saber cuál era la condición en la que estaba su cuerpo físico real, no sabía si ella estaba completamente ahí o no, algo le decía que si moría en ese mundo no iba a "revivir" como solían hacerlo los personajes del juego. Suspiró hondo, sólo le quedaba seguir la corriente y aprovechar la primera oportunidad para buscar a Honoka y salir de ahí.

Por otro lado, ser nivel 1 la hacía sentir miserable y no quería mantenerse en un dígito.

Terminó de comer y fue a la bañera, el agua estaba lista para su uso y se duchó. No sabía si la esperarían por tanto tiempo, pero entre más pronto pudiera salir de ese cuarto y saber qué seguía, mejor.

Las mozas dejaron preparadas unas ropas que en serio le gustaron. Era una falda negra bastante linda, una blusa de manga corta, encima un peto de cuero y metal que protegía el pecho, botas de piel que le llegaban a los tobillos y un lindo bolso cruzado a juego; todo en color negro con un rosa oscuro que en serio le recordaba su uniforme de Cure Black. Sonrió por un momento, al menos tenía una combinación que le gustaba. Los detalles en rosa eran dibujos de garras, de colmillos, y en el centro del peto del pecho tenía el grabado de un león rugiendo.

Ya limpia, comida y uniformada, se dio un par de palmadas en la cara y salió del cuarto. Afuera le esperaban el par de agradables mozas y éstas se inclinaron al verla. Nagisa estuvo a punto de decirles que no hicieran eso, pero lo pensó mejor. Ella era una elegida ahí, las chicas hacían su trabajo. Debía permitirles hacer su trabajo para no meterlas en problemas. Sólo les sonrió en respuesta a su pleitesía.

A quien definitivamente no esperaba era a Fergie un par de metros más adelante. El guerrero se inclinó ante ella también.

─Seré su escolta si me lo permite, Lady Blackstone ─dijo el joven con mucho respeto.

Nagisa aún no estaba del todo convencida con que le llamaran por otro nombre, pero no le sonaba tan mal, de hecho sonaba genial. Ahora tendría que hacerse a la idea de voltear si la llamaban Natalie Blackstone. Por otro lado, se sentía bien acompañada por su personaje favorito, sonrió sin poder contener un sonrojo.

─Muchas gracias, Fergie.

─¿Uh? ─el guerrero le miró por un momento antes de soltar una pequeña risa─. ¿Sabe mi apodo? Me halaga, Lady Blackstone.

Nagisa respingó un poco antes de soltarse a reír de manera nerviosa. Por supuesto, Fergie era como le llamaban sus más cercanos, un pequeño puñado de personajes relacionados con su historia. Sí, hizo todas las misiones de personaje con Fergie y al menos esas sí las recordaba bien. El apodo se lo puso su mejor amigo de niño y sólo él y dos personas más le llamaban así.

─Bueno, supongo que sé más cosas de las que debo decir, ja, ja, ja ─tomó aire y se aclaró la garganta─. Si no quieres que te llame así, entonces...

─Está bien, puede llamarme así ─dijo el joven, sonrisa en boca─. Debo mantenerme en una posición respetuosa, pero si me permite una confianza también, creo que usted se ve muy bien con su uniforme ─dijo calmadamente.

Nagisa reaccionó no tan calmadamente, casi se sintió estallar con el halago. Se echó a reír de manera torpe mientras se llevaba una mano a la nuca. Estaba en pánico, no se lo esperaba en serio. Tan torpe iba que se estrelló con una de las columnas del pasillo sin que su acompañante pudiera hacer nada por evitarlo.

─¿Se encuentra bien? ─Fergie de inmediato la asistió, pero la chica se le soltó.

─Estoy bien, en serio estoy bien ─dijo entre risas. No le gustaba quedar en ridículo pero no pudo con semejante halago─. Hay que apresurarnos con esas personas que dices, entre más pronto, mejor, ¿verdad?

El guerrero pareció calmarse con las palabras de la chica y asintió. ─Sí, hemos esperado por usted desde hace tiempo.

Y las palabras de Fergie no pudieron ser más ciertas.

Nagisa quedó boquiabierta cuando entraron a un sitio enorme, inmenso. El techo era altísimo, era una cúpula y rápidamente la reconoció como la construcción al centro del castillo. Esa donde siempre solía escalar para ver el paisaje. Nunca imaginó que el castillo fuera así por dentro. No era una sala de trono, era más como un sitio de reunión con muchos cuadros y ventanas en los muros, con altas puertas que llevaban a otros lados del castillo, asientos acomodados en forma circular. Y hablando de círculos, en el centro de la sala había un grabado circular con un montón de símbolos que no pudo interpretar, lo que sí adivinaba eran dibujos de leones de melena negra.

Alrededor del círculo principal había como una docena de tipos, Nagisa no tuvo tiempo de contarlos, uno de ellos, el que vestía de manera más pomposa como si fuera un sacerdote de televisión, hizo una señal con la mano y todos se inclinaron ante ella de manera respetuosa.

Se sintió nerviosa, incluso Fergie se inclinó por completo.

─Ha llegado a nosotros al fin, Lady Natalie Blackstone ─dijo el hombre con una voz fuerte que hizo eco en el interior del sitio. Los demás no se movían.

Nagisa abrió la boca pero no supo qué decir, toda esa situación en serio era una locura.

─La Voluntad del León Negro la ha traído aquí, con nosotros. Por favor, reciba su poder y préstenos su fuerza ─continuó el sujeto e hizo una señal a otro de los Maestros, quien se acercó con una piel de león en brazos.

La chica soltó el aire de su cuerpo, esa situación la estaba sobrepasando un poco. Respiró hondo y miró al que seguramente era el Maestro principal o algún título similar.

─¿Para qué me trajeron aquí? ¿Para qué quieren mi fuerza? ─preguntó de manera simple y directa.

─La Voluntad del León Negro fue lo que la trajo aquí, Milady ─explicó el Maestro con paciencia. Estaban al tanto de que la persona elegida vendría muy desorientada─. Usted es la única persona en la Existencia que puede recibir su poder.

Una fuerza más allá de ella la había elegido... Otra vez. Suspiró.

─Usted es la única persona que se puede enfrentar a la Contra-Estrella del León Negro ─continuó el Maestro─. Su poder es el único que puede frenar y destruir la tormenta que viene con el Tigre Blanco.

─Ese Tigre es la Contra-Estrella, supongo.

─Así es, Milady Blackstone. Y aún hay más cosas que debe saber, pero antes debe recibir al León Negro por medio de su piel ─con una mirada señaló la piel que cargaba su colega.

Nagisa suspiró de nuevo y se llevó una mano a la nuca. Sí, todo tenía sentido, el nuevo Héroe, ella, contra el villano Tigre. Villano que seguramente tenía algo qué ver con su Honoka. Se cruzó de brazos y miró al sujeto. ─¿Y qué pasaría si no quisiera hacerlo? Si yo no quisiera pelear contra ese Tigre, o si yo no quisiera recibir a ese León.

A Fergie lo sorprendieron esas palabras, pero no al Maestro Mayor. Mantuvo su gesto calmo y asintió a la elegida.

─Es normal que lo piense, usted ha llegado de un sitio que quizá nosotros no comprendemos.

Ni que lo mencione, pensó Nagisa para sí misma sin deshacer su posición.

─Está en su derecho de negarse, pero me temo que si eligiera no aceptar al León y lo que ello conlleva, se le dejará libre en la ciudad de manera estable, podrá hacer lo que quiera... Pero no podrá volver al sitio de donde ha venido.

Eso alarmó a Nagisa, de hecho se enfadó y prueba de ello era su ceño fruncido. Miró al Maestro con enojo. ─Si no lo hago, no podré volver a mi mundo, eso es lo que quiere decir, ¿verdad? ¿Porqué simplemente no me devuelven ustedes? Se supone que son maestros poderosos, ¿o no?

El enojo de la chica era palpable, y algo en ella hacía que el círculo al centro lanzara chispas y destellos débiles.

Pese a ello, el Maestro se mantuvo sereno. ─Me temo que no hemos sido nosotros quienes la hemos traído acá, ha sido el Poder y la Voluntad del León. Y sólo ese mismo poder podrá llevarla de regreso a su mundo de origen.

Nagisa suspiró y se frotó el rostro. De nuevo era obligada a pelear en algo que no le correspondía, de nuevo estaba en una posición de sí o sí sin importar su opinión. No quería quedarse ahí para siempre, quería encontrar a Honoka y volver a casa.

─Y no está de más mencionar que ese poder será el que nos salve de la Tormenta ─agregó cual gancho al hígado. O al menos así lo sintió Nagisa─. Otra cosa que debo advertirle, es que quizá el poder del León sea quien se una a la fuerza a usted, con o sin ceremonia. El problema de hacerlo sin la ceremonia, es que usted pierda el control de su propio ser.

La chica gruñó un poco sin molestarse en ocultarlo. Si Honoka estuviera ahí se sentiría más tranquila. Si no aceptaba ese poder difícilmente podría encontrar a Honoka por su cuenta. Se llevó las manos a la cabeza y caminó un poco de un lado a otro antes de detenerse frente al Maestro Principal una vez más.

La respuesta era una solamente, sus otras opciones no eran ni un poco alentadoras.

─De acuerdo, lo haré, pero no crean que obedeceré todo lo que me digan ─advirtió de inmediato.

─Será libre de moverse apenas reciba el poder del León, Milady ─dijo el hombre, satisfecho con la respuesta de la elegida─. Será usted y sólo usted quien entre en comunión con el León y sepa lo que va a hacer.

Nagisa asintió, rendida. Irse por la mala tampoco era una opción, no quería ser poseída por un espíritu como en esas películas de terror que no le gustaban pero a Honoka sí.

─De acuerdo, hagámoslo de una vez y terminemos con esto.

El Maestro asintió y en ese momento le entregaron la piel a Nagisa. ─Vaya al centro de ese círculo y colóquese la piel desde las manos y hasta la cabeza. No se asuste por lo que vaya a ver, no recibirá ningún daño.

La chica asintió y caminó con pasos rápidos a donde se le indicó. Sintió encima la mirada de Fergie, pero ni sus lindos ojos ni galante rostro fueron suficientes para calmarla. Suspiró hondo y se colocó donde se lo indicaron. Abrió más los ojos al ver que los círculos comenzaban a brillar uno tras otro con una intensa luz, de esa misma luz comenzaron a salir algo similar a llamas. Ese fuego se sentía caliente pero no la quemaba, en cambio, notó cuando los Maestros tomaron más distancia hasta casi topar con muro, incluso Fergie se sintió sobrepasado por el intenso calor que las ya altas llamaradas producían.

─De acuerdo, León, veamos de qué se trata todo esto ─dijo Nagisa con firmeza y colocó la piel. En las patas había modificaciones para que pudiera meter sus manos como si de guantes se tratasen. Tomó aire de manera profunda antes de ponerse la cabeza encima.

CONTINUARÁ...