EL RUGIDO DE LAS BESTIAS
Por: Escarlata
Precure pertenece a Toei, el plot es mío.
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PARTE 6
Nagisa estaba un poco más suelta en ese paisaje que reconocía y que, sin embargo, se sentía nuevo para ella, como conocerlo por primera vez. Estar entre las hierbas, los árboles, el sonido de los ríos y sentir el calor y otras mil sensaciones más definitivamente no era lo mismo a ver esos lindos gráficos en la pantalla de su computadora. No mentía al decir que sentía como si algo le hablara todo el tiempo.
Se subía a todas las rocas como en el juego y perseguía a las aves como en el juego, pero había un detalle que estaba comenzando a notar. Las aves no escapaban de ella, simplemente le miraban y revoloteaban a su alrededor como si no representara peligro alguno. Incluso una se paró en su cabeza y eso la hizo reír un poco.
─Vaya ─Fergie estaba sorprendido. Desde que salieron había sentido la presencia de la Elegida con bastante fuerza. Pero era una fuerza única y especial, porque la gente en su camino a la salida de la ciudad prácticamente caía de rodillas a sus pies mientras los animales aparentemente la percibían de manera distinta y más natural.
─Son más lindos así de cerca ─sonrió al momento de ofrecer su mano al ave y ésta saltó a sus dedos para posarse mientras se acicalaba las plumas. Ahora sentía pena cada vez que cazaba a las aves en busca de su carne para la comida que le recuperaba salud a su personaje. No iba a necesitar cazar mucho, o eso esperaba. Ni siquiera estaba segura de si podría cocinar tan fácilmente como sucedía en el juego.
─Me alegra que esté disfrutando el comienzo del viaje ─dijo el caballero con una sonrisa. No quería admitirlo, pero era complicado seguir el veloz paso de su protegida.
Nagisa estuvo a punto de decir que estaba muy feliz de recorrer esos paisajes por primera vez de manera real, pero calló. No dedía decirle nada, no podía mostrar su entusiasmo por completo. Suspiró.
─Lo estoy disfrutando bastante, el clima es genial y todo es enorme ─más enorme que en el juego, definitivamente no era lo mismo y no podía evitar contento por todo lo que estaba experimentando.
Si estuviera con Honoka todo sería mucho mejor. Apostaba todo lo que llevaba en su mochila que su mejor amiga la estaba pasando lo mejor posible donde sea que estuviera, así era ella. Después de todo, si la misma Nagisa tenía la sensación de que iba a encontrarse con Honoka, estaba segura de que Honoka también estaba planeando ir con ella, incluso sabía dónde: en las puertas selladas del mapa nuevo.
No había un tiempo planeado, simplemente lo sentía, lo sabía, su corazón se lo decía y se sentía más tranquila en esos momentos. O lo estaría más de no ser por culpa de las sonrisas de su acompañante.
─Aún falta para que lleguemos al valle donde podrá comenzar a medir sus habilidades. Los Maestros siempre nos han contado que su fuerza es inmensa, Lady Blackstone.
Nagisa masculló un poco, no se acostumbraba a ese nombre todavía. Sonaba genial de hecho, pero no era su nombre y le costaba responder cuando le llamaban así. Eso y que le trataran de esa manera tan respetuosa no terminaba de convencerla. Ser demasiado educada no era precisamente lo suyo y tampoco le gustaba que la trataran con exceso de respeto, en su caso era más extremo porque la gente literalmente la adoraba y no era cómodo. No era como con su club de fans en la escuela, ver a la gente de rodillas era hasta molesto.
Y pese a ello decidió callar, al menos mientras terminaba de acostumbrarse al nombre nuevo.
─No es necesario que me llames de usted, me haces sentir vieja ─le dijo Nagisa al caballero, no tenía empacho en mostrarse incómoda. Tampoco lo miraba tanto, en serio su varonil cara hacía que las piernas se le pusieran torpes. No le gustaba sentirse torpe.
─¿Eh? ─el chico se llevó una mano a la nuca con un visible gesto de pena, incluso se sonrojó─. Lo lamento, Milady, pero yo debo tratarla con respeto y...
─¿Qué edad tienes? ─preguntó Nagisa. Se le ocurrió mirarlo de reojo y ese lindo sonrojo de pena lo hacía ver bien. Se giró de inmediato.
─Tengo veinte años, Milady.
─Yo apenas voy a cumplir los dieciséis ─aún faltaban meses para ello, pudo haber dicho quince pero no quería sonar tan inmadura. Por otro lado, escuchar su edad la edad real del chico la hizo sentir bastante admiración. Era bastante joven como para ser un caballero de renombre en la ciudad. Imposible no admirarlo más, en serio Fergie era genial y sólo lamentaba portarse como tonta si lo veía de frente. Tenía que ser más segura de sí misma si quería ser libre de moverse sin una niñera.
Y con esa idea en su cabeza, pudo voltear completamente para ver al caballero.
─Es muy joven, Milady.
─Que no me digas así, se siente raro ─insistió Nagisa con un reproche bastante infantil.
─Es mi trabajo tratarla con respeto ─dijo el caballero con una risa pequeña. Y como si se tratase de una niña, la alcanzó y le puso una mano en la cabeza, un cariño simple y nada más.
Nagisa volvió a sonrojarse, se liberó de manera brusca y siguió caminando. ─En serio me siento incómoda, es como si no me hablaras a mi ─reprochó.
El caballero escuchó con más atención esas últimas palabras. Lo último que quería era ponerla incómoda en su viaje por mucho o poco que llegase a durar. Sonrió. ─¿Lady Natalie le parece mejor?
Ese nombre le era más desconocido aún, ¡apenas si se estaba acostumbrando a "Blackstone" y eso era porque sonaba bastante genial! Gruñó un poco, no le podía repetir su nombre verdadero, ya no sentía la confianza total de decirle esas cosas tan personales, tan íntimas. Tan totalmente fuera de ese mundo.
Si estuviera con Honoka, podría hablar hasta por los codos y no tendría necesidad de guardarse nada. ¡La echaba tanto de menos! Suspiró hondo. ─No en realidad... Ah, podría ser Natalie si quieres, sólo el nombre ─al menos así se iría acostumbrando al otro nombre.
─¿Lady Natalie? ─insistió el guerrero con una sonrisa.
Nagisa se rindió. ─De acuerdo, ese nombre está bien. Tú ganas.
Fergie sonrió. No dejaban de avanzar y notaba que la chica no paraba de brincar de roca en roca y de subirse a todo lo que le era posible. No parecía cansarse y de alguna manera se hacía una idea de lo fuerte que podría llegar a ser, pero todo quedaría claro apenas pudieran dar con algunos de los monstruos habituales que rondaban el valle.
─Por cierto, ¿tiene alguna duda de cómo funcionan las cosas en la ciudad? ─le había dado un obligado tour por la ciudad y sus puntos principales.
Sitios que, por cierto, Nagisa ya conocía pero sabía que sería demasiado raro que supiera hasta el nombre del perro del hijo del herrero local. No, al menos debía cuidar sus palabras para no quedar como una loca delante de todas esas personas. ¡Detestaba esa posición de pedestal! ¡Era una chica normal de escuela! Refunfuñó antes de sonreír de manera ligera. No tenía muchas opciones en ese momento.
─¿Sabes?
Quizá sí tenía una opción ahora que hacía memoria.
─Dígame.
─Todos en la ciudad me estaban llamando "León", ese apodo me gusta ─dijo con una sonrisa. Eso sonaba aún más genial que su nombre de personaje.
─Es porque usted es el León Negro, Lady Natalie. Si gusta puedo llamarle así.
─Sí, me gusta cómo suena "León", déjalo así ─con más entusiasmo siguió disfrutando de la caminaba y poco a poco dejaba de portarse torpe delante del chico, no quería irse de cara contra un árbol como a veces solía pasarle en casa, ya había besado más de un poste de luz en su paso regular a la escuela.
En el camino, Fergie le contaba a Nagisa cosas que la misma Nagisa ya sabía, como las plantas y frutos comestibles, los animales que podía cazar y las zonas donde podía descansar. A Nagisa le tocó escucharlo porque el caballero era bastante amable al explicarle todo con tanta paciencia, incluso parecía emocionado contándole todas las maravillas del territorio. Nagisa no podía hacer más que sonreír para sus adentros, y también para sus afueras con una tonta mueca mientras asentía y escuchaba con atención.
Su voz era linda, sí, debía admitir que le gustaba escucharlo.
Siguieron andando por un rato más y por fin llegaron al dichoso valle donde Nagisa había gastado horas y horas matando cosas y colectando ítems. Era más hermoso de esa manera, lo admitía, era fantástico sentir el viento y ver el verdor hasta donde alcanzaba su vista.
─Wow ─murmuró Nagisa con sincero asombro.
─¿Lista para combatir, León? ─preguntó Fergie con una sonrisa, acababa de ver algo a lo lejos. No podía distinguir bien qué era, pero sin duda debían ser esas criaturas. Su deber como guerrero era mantener a salvo los caminos.
Nagisa miró hacia donde Fergie miraba y ella pudo ver todo de manera más clara. Había un grupo de Makeres, los monstruos usuales en ese mundo (más sus variaciones) y eran cuatro de ellos junto a uno gigantesco con un garrote como arma. Monstruos simples que daban apenas unas pocas monedas y experiencia apenas suficiente en el juego.
Fergie sacó su espada y le indicó a su acompañante que lo siguiera en silencio. Lo mejor era atacar a esas criaturas por sorpresa, podrían ser débiles, pero si la pelea se alargaba mucho podrían llegar refuerzos y en cantidades grandes podían dar problemas. La mejor estrategia era atacar rápido y terminar todo tan pronto fuera posible.
Por supuesto, Nagisa no pensaba lo mismo, quería atacar y quería hacerlo en ese momento, intentó adelantarse pero Fergie se lo impidió con un gesto y su brazo bloqueando el camino. Nagisa refunfuñó un poco pero igualmente obedeció. De ser Honoka, se habría lanzado a atacar junto con ella. Podría hacer eso cuando la encontrara, de momento debía resistir los encantos de su niñero y seguir sus indicaciones como buena chica.
Eso y que siendo ella nivel 1 y esas cosas rondando el nivel 20, lo mejor era ser un poco precavida.
─Me encargaré del grandulón y un par de ellos, le dejaré probar sus fuerzas con uno, aguarde a mi señal ─dijo el caballero con un gesto serio y concentrado.
Nagisa sólo asintió y puso atención al guerrero.
Sin duda era muy distinto manejar a Fergie en su computadora para pelear con sus mejores equipos y sus mejores ataques, a verlo atacar por sí mismo con unas espadas más bien simples, con menos efectos y brillos y sin la música épica que solían acompañar las batallas.
Eso era más real y lo apreciaba de buena manera.
Una vez quedaron a unos diez metros de distancia por detrás de unos árboles, Fergie asintió a su acompañante y, sin hacer un sólo ruido, se lanzó a atacar a las criaturas. Siguiendo la estrategia, se lanzó primero a atacar al más grande. Evadía los ataques de los demás mientras se concentraba en atacar al grandulón. Nagisa estaba sorprendida, ¡lo hacía bastante bien para estar en desventaja numérica!
El caballero defendía con su espada izquierda a manera de escudo, que era más pesada y resistente, mientras daba letales estocadas y cortes al Makere más grande. Su armadura lo protegía contra algunos golpes que en su momento no pudo defender, pero tampoco le estaban haciendo demasiado daño. Y eso Nagisa lo podía saber porque literalmente podía ver la barra de puntos de vida de Fergie, también la de los monstruos una vez se concentró en hacerlo. El joven tenía 5400 puntos de salud y los golpes de los Makeres pequeños apenas si hacían daño de dos cifras. En cambio, dos golpes del caballero bastaron para acabar con los monstruos más pequeños en la mínima oportunidad que se le presentó.
Y como prometió, dejó sólo a uno y prácticamente lo ignoró mientras abatía al monstruo más grande. Quince segundos después, la pelea había terminado y lo hizo de una manera bastante llamativa, Fergie invocó uno de sus rayos y uno sólo bastó para drenar la vida del monstruo gigante.
Nagisa lanzó un grito de victoria, en serio se sentía como propia siendo Fergie su personaje favorito. El caballero lanzó con su espada al Makere restante a una distancia prudente. Asintió a su protegida.
─Su turno.
Nagisa sintió la adrenalina recorrer su cuerpo de un instante al otro, sus manos incluso temblaban por una emoción imposible de controlar. Deseaba pelear. Quería pelear y no sabían bien de dónde nacía esa necesidad pero tampoco la cuestionaba, no cuando quería quedar bien ante el guerrero, no cuando ahora quería hacer tantas cosas ahí con Honoka antes de volver a casa juntas.
La chica ni siquiera lo pensó y ni siquiera sacó la espada, por cierto. Acostumbrada a pelear con sus manos desnudas en su tiempo como Pretty Cure, Nagisa corrió desde su sitio y toda la fuerza que ganó con la carrera la concentró en su puño izquierdo. El Makere vio a la chica y la fijó como su siguiente objetivo, el caballero sabía que atacar desarmada y de frente sólo lo sabía hacer un guerrero más capacitado, como su amiga Emma, pero su protegida fue sin más contra la criatura. Lo siguiente que Fergie pudo ver fue cómo el pobre Makere salía volando mucho más lejos de lo que él lo había lanzado con su espada, tenía la cara completamente rota y lo siguiente fue al León dando un salto bastante alto y aterrizar sobre el monstruo con una patada. Al siguiente momento el pobre monstruo quedó hecho polvo en el aire como el resto de sus compañeros, ni siquiera tuvo oportunidad de meter las manos.
El caballero se rascó la mejilla con nerviosismo al darse cuenta que la chica era muy, muy fuerte para estar recién llegada de quién sabe dónde. Fergie no sabía que Nagisa estaba aprovechando todos sus bonos pasivos diurnos.
Dos golpes, dos golpes fueron suficientes y Nagisa notó que subió a nivel dos con un sólo monstruo. Olvidando por completo que no estaba sola en ese momento, abrió el menú y pudo ver que sus puntos de vida subieron, todas sus estadísticas lo hicieron de hecho y sintió que su cuerpo era invadido por unos inmensos deseos de buscar más enemigos, justo como cuando jugaba el juego de manera normal, pero ésta vez la sensación era más personal.
Eso le sorprendía un poco, ella misma solía detestar las batallas como Pretty Cure, si no había razón para pelear no lo hacía. Sus enemigos nunca le dejaron opción, por cierto, pero en serio se sabía una persona muy pacífica a comparación de Honoka. Que ahora quisiera pelear, que ganas no le faltaran de salir corriendo y buscar otro grupo de enemigos como cuando jugaba detrás de la pantalla de su computadora, le caía de raro.
Y de todos modos no peleó contra ese deseo, ya que estaba ahí, al menos aprovecharía todo lo que le estaban ofreciendo. Eso pensó.
Hasta ese momento notó que el caballero le miraba raro. La pantalla del menú era invisible a ojos de los demás, acababa de confirmarlo y claro que sería extraño que ella se quedase viendo a la nada mientras movía los dedos. De inmediato lo cerró, poco a poco controlaba mejor esa habilidad de ver el menú y los niveles.
─¿Seguimos? ─preguntó Nagisa al caballero procurando normalidad. No lo logró, seguía sobrepasada por su primer pelea en el mundo de su juego favorito.
El joven tardó dos segundos en reaccionar antes de soltar una risa divertida. La poderosa guerrera elegida por el León tenía un gesto bastante lindo de infantil entusiasmo. Asintió. ─Sigamos por allá cerca del lago, tenemos varias horas antes de que se meta el sol, así que seguiremos hasta donde usted lo indique, León.
Nagisa sintió que su pecho se inflaba de orgullo gracias a ese nombre, es decir, Natalie Blackstone sonaba bien, pero era otro nombre y ella ya tenía un nombre. En cambio, sí podía con un apodo. Podía con Cure Black, podría manejarse solamente con "León" y nada más. Se echó a reír mientras seguía avanzando, ésta vez por delante del caballero.
─¡Vamos! ¡Y gracias por la espada, pero creo que con mis puños me siento mejor! ─le devolvió la espada al caballero y él sólo la ajustó a su cinturón donde no estorbara, ya la dejaría en el siguiente pueblo, a él tampoco le servía.
─Justo eso acabo de ver, a la otra persona que conozco que usa sus puños es mi amiga Emma ─comentó el caballero.
─Sí, Emma es fantástica, muy hábil, tiene mucha fuerza y ─y estaba hablando de más. Conocía al personaje que él mencionaba porque ese era el personaje favorito de Honoka. Una joven de cabello castaño y ondulado, bastante bella y elegante. Para Nagisa, un personaje elegante y hermoso era perfecto para Honoka. Eso y que tenían historia compartida entre sus personajes, conocía todo porque hacía las misiones junto con Honoka.
─Sí, lo es ─dijo el caballero tratando de no sorprenderse demasiado, sabía que la Elegida había llegado con mucha información de ese mundo, quizá más de la esperada─. Justo ahora está en una misión cerca del Bosque Oscuro.
Nagisa se giró para verle, no dejaba de caminar, podía andar de espaldas y sólo esperaba no caerse. Ese bosque del que hablaba el caballero tenía a monstruos de niveles más altos y a los jefes que más le gustaba cazar junto con Honoka, cerca de la puerta sellada, donde quería encontrarse con Honoka porque sabía que ahí estaría.
─¿Cuándo crees que esté lista para pelear ahí? ─preguntó Nagisa con curiosidad, por la historia del juego sabía que Fergie había estado ahí.
─Con la fuerza que tiene, seguro que será cuestión de unas pocas semanas para que pueda marchar a la zona Oscura ─dijo el joven─. Y calculo que antes de eso no necesitará que la escolte más.
Nagisa sonrió por lo bajo, contenta por saber que sería libre gracias a su propia fuerza muy pronto, y triste porque dejaría de ver la linda sonrisa de Fergie. Su compañía era agradable después de todo, ya se estaba acostumbrando a él sin morir de pena en el camino. Era mucho avance para un viaje de sólo algunas horas mientras recorrían la ciudad y salían a campo abierto, se sentía orgullosa de sí misma.
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Quien también se sentía orgullosa era Honoka. No podía creer pudiera acabar con ese pobre Makere sólo con sus garras. Literalmente. La piel de tigre tenía garras, las garras estaban acomodadas en sus manos y las podía mover junto con sus dedos. El agarre era firme y simplemente atacó como su instinto se lo decía. No tenía espada, no tenía más arma que sus manos y eso siempre había sido así, estaba cómoda así.
El par de pobres monstruos quedaron partidos por la mitad con un par de zarpazos cada uno. Tanto Honoka como Lilia quedaron sorprendidas. La primera se miró las manos con una sonrisa de satisfacción en la boca, se sentía contenta de su desempeño y su poder.
─¡Eso fue fantástico, Hannah! ─exclamó Lilia con visible emoción.
─No esperaba hacer tanto daño, pero estoy contenta con el resultado ─se miró las manos una vez más y sonrió de manera amplia. Al parecer, tenía habilidades más altas de las esperadas, ¿quizá una ventaja por su calidad de elegida? ¿Aumentaba algo que en ese momento se sintiera como si estuviera transformada en Cure White? Sea lo que fuere, se sentía bastante bien y ligera. Y subió un par de niveles, Lilia le dejó dos Makeres y Honoka usó una velocidad absurda para acercarse a ellos y soltarles un zarpazo letal a cada uno antes de rematarlos.
─Creo que si hubieras tenido la oportunidad o la necesidad, habrías acabado con todos por ti misma ─dijo la hechicera mientras guardaba su libro.
─No te quites méritos, tu magia de fuego es bastante potente ─eso lo tenía que admirar, Lilia tenía un daño bastante alto y le hubiera gustado verla en acción en el juego. Quizá eso era algo a futuro para la historia, no estaba segura. Ya lo averiguaría cuando volviera a casa─. Me sorprendiste bastante, haces tus hechizos bastante rápido y evades bien, ahora comprendo porqué te mandaron a ti a acompañarme.
Eso último lo dijo acompañado de una sonrisa dulce, suave como era ella.
Lilia se sonrojó de manera visible y rió de manera torpe. ─Me apenas, pero... Pero me siento halagada por tus palabras.
─Solo digo la verdad ─agregó la chica con una sonrisa y siguió el único camino marcado de la zona. Lilia rápidamente le dio alcance y Honoka procuraba no caminar tan rápido. A momentos notaba que se adelantaba sin querer y no quería dejarla atrás.
─¿Te gustaría seguir entrenando? Si caminamos hacia las partes frondosas encontraremos más Makeres de hielo. Tenemos algunas horas antes de que se meta el sol.
Honoka abrió un poco más los ojos. ─Aparentemente soy un animal nocturno, así que quiero probar mi fuerza de noche ─dijo. En esos momentos estaba sufriendo la penalización por estar en horario diurno. Su mejor performance sería cuando todo oscureciera y quería probarlo.
─¿Eh? ─claro que Lilia se preocupó─. No es muy conveniente andar de noche, Hannah. Hace más frío, no puedes ver más allá de tu nariz y si usas una antorcha para el camino, atraerás a todas las criaturas peligrosas a medio kilómetro a la redonda.
Honoka sonrió. Eso era lo que quería probar, quería saber cómo se sentiría andar de noche siendo ella el Tigre con sus habilidades totalmente despiertas. ─Confía en mi, hay algo que quiero probar ─su sonrisa se hizo más amplia, estaba cargada de entusiasmo, de emoción─. Si veo que se pone peligroso, escucharé lo que digas y nos pondremos a salvo, ¿de acuerdo?
─Pero... Ah...
─¿Por favor? ─insistió dulcemente Honoka.
Lilia suspiró y se frotó el rostro. ─De acuerdo, sigamos, pero lleguemos primero a una zona cercana a un poblado, así tendremos dónde guarecernos si hace falta.
─Está bien, te sigo.
La hechicera sonrió por lo bajo y volvió a ponerse al frente. ─Vamos, sé de un buen sitio, podremos protegernos ahí si es necesario.
─Gracias, Lilia.
─Por nada ─la chica se sonrojó, era una suerte que Honoka no le viera la cara en ese momento, la sentía caliente.
CONTINUARÁ...
