EL RUGIDO DE LAS BESTIAS
Por: Escarlata
Precure pertenece a Toei, el plot es mío.
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PARTE 13
Nagisa andaba felizmente bajo el ardiente sol del valle mientras comía unas bayas que se encontró en el camino. Y si caminaba con tan buen humor era porque en serio no estaba sola, ese tonto León no la dejó sola como prometió. Ya se sentía mejor luego de ser rechazada por el caballero. No era que esperase un Sí, pero el No igualmente le caló en el pecho. ¡Tenía derecho a sentir su enamoramiento juvenil en toda regla!
Si Honoka hubiera estado ahí, si ella hubiera estado a su lado, quizá...
"De nuevo piensas en ella," comentó el León de manera aburrida. "Se te pasó muy rápido el hipo de hace rato," agregó cual gancho al hígado.
Nagisa refunfuñó.
─¡Hey! ¡Ese es mi asunto!
"Además era muy mayor para ti."
─¡Ya lo sé!
"De haberte dicho que sí, lo habría devorado, eres sólo una mocosa y él ya tiene barba," agregó.
Nagisa apretó los dientes, estaba roja, pero no dijo nada. El felino tenía un punto.
─Tonto, ¿qué sabes tú del amor?
Esa pregunta encendió los ánimos y la fiereza del felino. "¡He amado más veces de las que podrías contar ahora mismo, mocosa!"
Al escuchar eso, Nagisa de inmediato sonrió.
─Cuéntame.
"Eso no es tu asunto," dijo de manera cortante.
─Entonces estás mintiendo ─alegó la chica.
El León rugió dentro suyo. "He vivido más vidas de las que crees, he amado en cada vida a un sólo ser."
La chica se confundió un poco.
─Ya que estamos en eso y que por alguna razón sé que buscas a alguien, ¿qué diablos está pasando? Me dijiste que no confiara en ellos, de hecho ni siquiera estoy siguiendo la ruta que me marca el mapa ─iba directo a la puerta sellada, pero incluso con su velocidad ese viaje tomaría tiempo.
"Has como dicte tu corazón, yo no puedo forzarte a hacer nada porque eres tú y no yo," dijo, confundiendo más a la chica, lo notó. "Ya lo entenderás, espero."
Nagisa refunfuñó.
─¡No soy tonta, eres tú el que habla raro y no te entiendo!
"Al último que le conté todo, falló, lo perdí en el camino y ni él ni yo pudimos hacer nada," contó de manera visiblemente amarga.
La joven guerrera tragó saliva, eso sonaba mal.
─Yo no fallaré, yo quiero volver a casa con Honoka.
"Él también quería volver a casa junto con la persona que más amaba en el mundo," murmuró el León con cierto toque de tristeza.
Eso sonaba aún peor, tenían la misma motivación pero al parecer no la misma fuerza. Nagisa frunció el ceño y apretó los puños, no pensaba rendirse.
─Siento escuchar eso, pero esa persona de la que hablas no soy yo. Esa persona no ha pasado por lo que pasé yo. No sé qué era o a qué se dedicaba, pero apuesto a que esa persona no podía transformarse en una Pretty Cure.
El León pareció confundido. Esa palabra le sonaba pero no recordaba de dónde. "Él no era un guerrero, vendía casas. Llegó aquí también con la mujer que amaba, así como tú, pero ambos fallaron."
Nagisa frunció el ceño, eso de vender casas parecía ser un trabajo de un mundo parecido al suyo.
─De acuerdo, explícame de qué va todo esto. Yo no fallaré, ésta no es la primera vez que peleo contra mi voluntad contra criaturas oscuras, peleé junto con Honoka contra la Oscuridad ─sonrió de manera orgullosa, ¡se sentía orgullosa en serio!─. ¿Alguna vez le has dado un puñetazo en la cara a un Dios Oscuro? Yo lo he hecho... Y fue genial.
No que Nagisa pudiera verlo, pero sí sentirlo de alguna manera. El León estaba asombrado, incluso sintió su propio pecho calentarse, seguramente era el calor del propio felino. Sonrió, manteniendo su postura poderosa.
"Tú has visto el fin del mundo..."
─Más de una vez, no fue lindo ─la guerrera suspiró─. Me habría dado por vencida de no ser por mi Honoka, si nos tomamos la mano podemos lograr lo que sea, podemos vencer a quien sea ─sus siguientes palabras salieron con firmeza─. Deja de hacerte el misterioso, eso sólo nos quita tiempo, dime qué pasa. Si lo haces, entonces podremos ayudarnos a buscar a quienes queremos. Ayúdame a buscar a mi Honoka y te ayudaré a buscar a tu ser especial.
Y hasta ese momento le cayó la pedrada a Nagisa, incluso se detuvo mientras su rostro se ponía rojo.
─¡¿A qué te refieres con eso de "la mujer que amaba así como tú"?!
El felino lanzó una risotada, esa chica en serio era tonta. Adorable a su modo, pero tonta. "Tu cuerpo podría haberse puesto tonto con ese caballero, pero en tu mente y en tu corazón sólo hay una persona. Esa chica que mencionas, Honoka."
Nagisa se sintió arder por completo e incluso se puso en cuclillas mientras se cubría el rostro.
─¡No digas tonterías!
"¿Acaso no la quieres?" dijo con un tono molesto, como el de un niño, vaya.
─¡Claro que la quiero! ¡Honoka es la razón por la que sigo viva, todos los días me gusta verla, todos los días quiero verla! ¡No me imagino mi vida sin ella! ─escupió esas palabras sin siquiera pensarlo─. ¡Le echo tanto de menos que quiero llorar! ¡Necesito encontrarla!
No lo veía, pero la chica sabía que el León sonreía. Se puso tan roja como le fue físicamente posible.
─Es mi mejor amiga... Ella... Yo...
"La amas, niña tonta, deja de enredar tu cabecita hueca y acepta lo que te pide tu corazón. ¿Qué te pide?"
Nagisa juraba sentir un cariñoso y brusco toque en su cabeza justo en ese momento.
─Ver a Honoka, sólo quiero ver a Honoka ─el no tenerla, el no saberla a su lado, el no saber de su suerte, todo eso la mataba desde el primer día. Suspiró hondo, muy hondo.
"A quien yo busco es al Tigre."
─¿Qué? ─eso hasta la hizo levantarse y seguir su camino─. Esos sujetos dijeron que era tu Contra-Estrella y que debía pelear contra ese Tigre.
"¿Recuerdas lo que leíste en la cueva dentro del Gigante?"
Nagisa asintió, esas palabras por alguna razón podía recitarlas sin siquiera pensarlas, no sabía porqué, pero se quedaron grabadas en su pecho. Se detuvo y recitó palabra por palabra, solemne.
Soy Tú y soy Yo. Soy el Tú que respira ahora y Soy a quien dejarás en el camino de ésta vida. Soy de quien platicaras a Madre, soy quien te mostrará éste mundo, soy tu fuerza del Ahora, soy tu recuerdo a Futuro. Dame la fuerza ahora para alcanzar el futuro que ambos merecemos. Soy Tú y respiro, eres Yo y me miras.
La chica repasó mentalmente las palabras una vez más.
─Somos el mismo ser, ¿verdad? Apenas lo estoy comprendiendo mejor.
"Sí y no," respondió el León. "Pero antes deja corrijo lo que dijeron esos idiotas," sonó molesto al decir eso. "El Tigre es mi Alma Gemela. No es mi enemigo, es mi Todo, es con quien he vivido cada vida de manera distinta y en distintas personas," explicó, notando el asombro de Nagisa. "Tú eres mi más reciente vida."
Y lo siguiente que Nagisa ya sabía iba a decir el León, la hizo tragar saliva.
"Y tu Honoka es la más reciente vida de mi Tigre. Por eso las dos fueron invocadas aquí, porque son nuestras vidas ahora. Por eso pudieron pelear juntas, porque estaban destinadas a pelear juntas contra ese Dios Oscuro del que me cuentas."
Eso no lo esperaba.
─Espera, espera, espera ─Nagisa se sujetó la cabeza─. ¿Entonces las otras personas que han venido antes de nosotras también eran vidas suyas? ─escuchó que el felino asentía─. Si fallaron, si ellos no lo lograron... ¿Qué les pasó?
El León frunció el ceño.
"Murieron aquí, pero como he estado atrapado en éste mundo por esos sacerdotes, no sé decirte si murieron en su mundo también o sí pasó otra cosa con ellos. No he podido verlos, sólo sé que han sido varias vidas desde entonces por varias generaciones," trataba de explicar las cosas como mejor podía, a momentos era confuso hasta para él por culpa del hastío y la tristeza de estar lejos de su Tigre. "El tiempo no se siente donde estoy yo, sólo percibo cuando usan mi energía y la energía de nuestra estrella para invocar a nuestras siguientes vidas."
─¿Qué buscan? ¿Porqué les hacen esto? ─preguntó Nagisa, aterrada ante la revelación de que podían morir ahí y que su destino luego de ello sería incierto.
"Nuestra energía," dijo el León, "hemos acumulado mucha energía a lo largo de nuestras reencarnaciones, es tanta que no pasamos desapercibidos cuando nacimos en éste mundo hace muchas generaciones."
Nagisa sacudió la cabeza, comenzaba a entender el asunto, el porqué estaban ahí y el porqué el León no estaba contento. Ella tampoco lo estaría en su lugar, eso apestaba en serio. El León trató de ser preciso en sus palabras y lo contó tan simple como le fue posible, parecía cansado de esa historia y Nagisa tampoco lo culpaba.
Ese mundo era real, tan real como lo era el mundo de donde venía Nagisa y todos los demás que salvó en su momento. El felino le contó que cuando llegaron a ese mundo, nacieron como figuras poderosas, el Tigre llegó en la piel de una poderosa guerrera de los Hielos y la Nieve capaz de congelar todo a su paso y de calmar el frío de las tormentas. El León nació como un guerrero de Fuego y Sol que en su punto máximo llegó a calmar la furia de un volcán que actualmente estaba dormido, fue él mismo quien lo durmió con su poder y salvó las ciudades importantes de aquel entonces.
Nagisa se sentía como una niña pequeña escuchando la mejor historia del mundo. En algún momento buscó la copa de un árbol para acomodarse, cerrar los ojos y poner respetuosa atención. Fue capaz de ver los recuerdos del León. Vio al gallardo y fiero guerrero en su mente y sonrió entre labios al percatar que ella y ese guerrero tenían el mismo color de cabello. Y cuando vio a la guerrera, que era el Tigre, juraría que tenía los ojos de medianoche de Honoka.
Le contó que el guerrero de fuego (él) y la guerrera de la nieve (el tigre) se encontraron, se enamoraron y estaban a punto de casarse, pero unos hechiceros hicieron acto de aparición cuando ellos estaban en una última misión antes de su boda. Esa parte era algo confusa, pero Nagisa comprendió el meollo del asunto.
Los hechiceros, mejor dicho, sacerdotes y fieles seguidores de los conocimientos más antiguos de ese mundo, irrumpieron y con un poder prohibido pudieron separar a la pareja. Esa fue la última vez que pudo ver los ojos de una de las vidas de su Tigre, y por ende a su Tigre. A ambos les hicieron lo mismo, al guerrero del León lo sellaron en lo que actualmente eran unas viejas ruinas debajo del castillo de la capital. La ciudad principal del juego. A la guerrera del Tigre se la llevaron a las entonces tierras prohibidas en las montañas más altas de ese mundo.
¿La razón? Básicamente porque esos son los polos magnéticos de ese mundo.
¿Y la razón para llevárselos?
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Honoka comprendió todo al momento que veía los recuerdos del Tigre. Los seres humanos en ese mundo no tenían magia en realidad, esa "magia" siempre había sido el poder resultante de la comunión entre los espíritus de la naturaleza y la energía vital de los humanos compatibles con dichos espíritus, todo para manipular dicho poder y darle forma de fuego, rayo, agua o cualquier otro elemento.
Hasta ahí no había daño alguno. De esa energía moldeada y usada quedaban residuos, tales residuos tomaron la forma de los monstruos que actualmente asolaban en casi todo el mundo.
Incluso hasta ese punto no había problema, después de todo la energía no podía ser destruida, sólo se transformaba. Pero el eventual paso del tiempo, de las guerras y de los humanos que hicieron todo lo posible, bueno o malo, para acumular más poder, comenzaron a desgastar y forzar el poder de los Espíritus sin darles tiempo de recuperarse naturalmente. De la marcha forzada de los espíritus nacieron criaturas más fuertes que Honoka ahora sabía eran los Jefes que solía cazar con Nagisa, que constantemente se regeneraban y pedían más y más energía de los numerosos pero pequeños espíritus.
Llegado el momento se sintió el cambio. Los ríos comenzaron a secarse, los mares y lagos perdían vida, la vegetación se secaba, el viento poco a poco dejaba de soplar. Toda la naturaleza estaba perdiendo fuerza y cada estación era más complicada que la anterior, año a año perdían cosechas y animales, y vidas humanas junto con éstas.
Los sacerdotes de la religión más antigua de ese mundo comenzaron a buscar una fuente de energía alternativa, una tan fuerte que restaurara rápidamente toda la que le hacía falta a los espíritus. A esas alturas, controlar la "magia", prohibirla o hacer un cambio total era prácticamente imposible, además de inútil a ese punto, los espíritus estaban muy desgastados y no podrían recuperarse lo suficientemente rápido. 70% de la población de ese mundo usaba "magia" de manera regular mientras que toda su infraestructura usaba magia para moverse, y con monstruos hechos de residuo doblando en número a los humanos, el balance se estaba perdiendo sin que pudieran hacer algo al respecto.
Para salvar a ese mundo, hicieron lo impensable.
Sus viejas artes les ayudaron a encontrar una intensa fuente de energía que NO dejaba residuo y que tampoco estaba tomando energía de los espíritus, si no que era propia e independiente a ese mundo. Decidieron buscar esa fuente.
No esperaban que fueran dos personas. Ni siquiera lo pensaron, las capturaron. Estudiaron a la pareja, se dieron cuenta de lo especiales que eran y lo primero que hicieron que tratar de sacarles su tan especial energía, sin resultado. Ellos debían liberarla "voluntariamente" para poder tomarla e inyectarla al núcleo de su mundo para así alimentar a los espíritus.
La mejor manera que encontraron de "animarlos" a liberar toda su energía, fue hacerlos pelear uno contra el otro. Ninguno de los dos quería pelear, desde luego, pero los obligaron. Les hechizaron los ojos e hicieron que vieran en su persona más amada a su peor y más odiado enemigo.
La pareja se atacó la una la otra y su energía explotó durante un golpe final mutuo. Fue tanta, fue tan intensa, que la balanza energética del planeta volvió a su sitio y dejó a los espíritus rebosantes de energía como cuando el mundo era nuevo.
A sabiendas que con el tiempo las cosas volverían a moverse, previamente sellaron la esencia más primaria de la pareja, y esas esencias eran el León y el Tigre.
─Entonces han llamado a sus siguientes Vidas para hacerlos pelear entre sí y seguir sacando esa energía ─dijo Honoka con tristeza. Ya había pasado por eso, ya había peleado contra Nagisa cegada por el hielo y era una experiencia que no quería volver a repetir.
"Ellos tienen manera saber cuando tenemos una nueva vida," explicó el Tigre, "no sé cómo, pero lo saben, esperan el tiempo que creen adecuado y los invocan, pero ninguno ha tenido la fuerza y la vitalidad para resistir hasta la pelea final. Esos idiotas no lo saben pero como nos tienen alejados de esas vidas, ninguno de ellos tiene nuestra energía totalmente conectada y mucho menos nuestra resistencia." Normal que ninguno siquiera llegara a explotar la tan deseada energía. "Con el tiempo les inventaron una mentira a todos, que uno traería la destrucción al otro lado del mundo. La mentira se ha mantenido tanto que actualmente se cree que es verdad y las personas luego de estos hechiceros siguen haciendo las invocaciones para evitar 'la destrucción'. El plan es que se maten entre sí y liberen energía una vez más."
Honoka tragó saliva. ¿Matarse entre sí para crear energía? Algo le decía que Lilia NO estaba al corriente de ese insignificante dato, quizá ninguna persona salvo esos ancianos con los que habló en el Templo.
─¿Alguien más ha podido pelear luego de sus guerreros de hielo y fuego? ─Honoka necesitaba saberlo.
El Tigre negó.
"Como te dije, ninguno. Todos han muerto en el camino. Los que estuvieron más cerca no resistieron las pruebas finales, otros trataron de resistirse a seguir cuando se dieron cuenta que pelearían contra la persona que más amaban y se deshicieron de ellos. A pesar de no poder sacar toda la energía que querían, al deshacerse de ellos en un nivel alto, sacaban una pequeña fracción y la han estado almacenando desde entonces."
La chica frunció el ceño.
Sin esa energía para los Espíritus, ese mundo se iría a la ruina, pero mantener ese mundo a base del sacrificio de las mismas vidas una y otra vez, y de encerrar a dos seres como los felinos, era cruel. Era demasiado. No había manera de que ese medio justificara el fin.
─Tengo una pregunta más, ¿porqué éste mundo se refleja como un juego en nuestro mundo?
"No creo entender a qué tipo de juego te refieras, pero una vez que los hechiceros localizan el mundo donde han reencarnado nuestras nuevas vidas, un enviado es mandado a ese mundo y busca la manera de adaptarlo para que llegue a manos de nuestras Vidas. Se ha hecho por medio de novelas, de juegos de todo tipo, de algo tan simple como un sueño vívido o un cuento. Una vez que nuestras vidas entran en contacto con la forma en que se les presenta éste mundo, localizarlas es simple. Son invocados cuando el Enviado cree que los elegidos están en condiciones aptas para pelear."
La explicación del Tigre era seria, sin titubeos, había pasado por esa basura tantas veces que hasta sonaba desinteresado al respecto. Nadie podía culparlo.
─Es decir que, desde que tocamos ese juego, ¿nos han estado vigilando?
"Sí, me temo que sí."
Brillante pero aterrador, eso pensó Honoka. Si no hacían algo al respecto simplemente las matarían, pero si seguían las instrucciones de esos sujetos, las obligarían a matarse entre sí y el ciclo se repetiría. Eso era horrible.
─¿Cómo te saco de éste mundo? ¿Cómo quito ese sello de tu guerrera de hielo?
"No es tan simple, pequeña, no eres maga como esos tipos. Tienes una energía especial dentro de ti, pero lo que posees no es magia para deshacer los sellos."
─No pienso deshacer ningún sello ─Honoka sonrió y miró el cielo con nubes de tormenta─. Voy a destruirlo con ayuda de Nagisa. Nagisa y yo tenemos éste poder que nos dio la Luz misma ─sonrió más─. La Luz de la Creación.
Eso hizo que el felino pusiera toda la atención del mundo, Honoka podía sentirlo.
"Ya te he contado de la vida que recuerdo aquí, cuéntame de la tuya y déjame verla, ya viste la mía," pidió el felino. "Cuéntame cómo conociste a la vida de mi León y cómo conseguiste esa Luz de la Creación."
Honoka sonrió de manera alegre, feliz.
─Todo comenzó cuando entré a segundo de secundaria ─cerró los ojos y dejó que sus propios recuerdos fluyeran por su mente, dejándole ver todo al Tigre como si de una película se tratase.
CONTINUARÁ...
