Ondas en el agua
Capítulo 8. Despedidas

Nota del autor: siempre me molestó la forma en que salió Kristen de la serie. Desde luego que seguro que había razones de producción que lo justificaban, pero los guionistas hicieron un trabajo muy pobre con ese par de líneas de diálogo. No me pareció justo para los personajes de Kristen y Jubal, ni para la relación de amistad que tenían. Con estas escenas perdidas intento enmendarlo, y aprovecho para aportar un episodio más en el desarrollo de la relación entre Jubal e Isobel. Por poner en contexto, esto ocurre al principio mismo de la tercera temporada, después de "Ondas en el agua 06. Alegato" y antes de "Ondas en el agua 02. Confianza".


=Durante y tras S03E01 "Never Trust a Stranger"=

Tras informar a Isobel de los primeros pasos del nuevo caso, Jubal la siguió hacia el pasillo.

—Oye... recibí un mensaje de texto de Kristen. Se muda a Dallas.

Jubal ni siquiera intentó ocultar su desconcierto. Era inquietante cómo aquello había sucedido sin más.

—Sí —Isobel se puso un poco tensa. No podía decir que estuviera de acuerdo con cómo Kristen había decidido contárselo a Jubal. Por mensaje. Ouch—. Sí, quería un cambio de escenario. Es su decisión —intentó ser discreta.

Si Kristen no había hablado con Jubal del tema, tendría sus razones. No estaría bien que ella comprometiera su intimidad.

—Ya. Vale, bueno... —Jubal seguía extrañado— siempre que sea feliz, supongo.

Aunque Isobel se sentía incómoda, intentó tranquilizarlo.

—Lo es.

Según lo dijo, se dio cuenta de que, como respuesta, era mediocre; como para calmar, francamente deficiente. El rostro de Jubal parecía algo dolido.

Isobel no quiso inmiscuirse más, y decidió dejarlo ahí.

·~·~·

Unas horas después, Isobel pasó por la sala de descanso para servirse una taza de café. Se encontró allí a Jubal de pie delante de la cafetera, solo que no estaba haciendo nada. Parecía absorto.

—¿Te vas a servir? —intentó. No hubo respuesta —¿Hola? ¿Tierra llamando a Jubal?

Él se volvió con un leve respingo.

—Oh. Sí. Dime.

—¿Puedo? —preguntó Isobel, divertida haciendo un gesto hacia la cafetera.

—Por supuesto. Perdona. —Negó con la cabeza—. Estoy distraído...

Cogió la cafetera y sirvió a Isobel antes de servirse a sí mismo. Mientras, fue obvio para ella que Jubal seguía preocupado.

—¿Estás bien? —se interesó, estudiando su rostro.

Él volvió a tardar en salir de su ensimismamiento.

—¿Eh? Sí, sí —contestó Jubal sin pensar.

—¿Seguro? —insistió ella.

—Sí, claro —pero era obvio que seguía con la cabeza en otra parte.

Teniendo ya su café, Isobel estuvo a punto de dejar ahí el tema, pero algo dentro de ella simplemente no se lo permitió. No podía dejarlo solo con su preocupación. Jubal no lo había hecho con ella en otras ocasiones, y se sintió impelida a devolver el favor.

—La verdad, no lo parece —dijo abiertamente.

Jubal suspiró, negando con la cabeza.

—Es solo que... Estaba intentando encontrarle el sentido —respondió, abstraído.

—Por favor, siéntate —le indicó Isobel.

Él dudó, como de pronto aprensivo de estar dando una mala impresión. Pero finalmente accedió. Los dos se sentaron a la pequeña mesa que había en la sala. Cuando ella se lo quedó mirando expectante, Jubal exhaló, mirando el contenido de su taza, pero sin verlo realmente.

—Considero que Kristen y yo somos amigos, pero que me haya dicho que se marcha de esta manera es...

La frase se quedó en el aire, mientras Jubal se frotaba la parte posterior de la cabeza. Isobel se había fijado que hacía eso inconscientemente cuando estaba consternado por algún motivo.

—Tal vez —continuó Jubal— he cometido el error de haberla supervisado demasiado de cerca...

—O tal vez no ha tenido oportunidad de hablar contigo todavía —intentó ofrecer ella otro escenario posible.

Los ojos de Jubal se movieron levemente a uno y otro lado, con la mirada perdida, lo que significaba que estaba sumido en algun hilo de pensamiento. A una parte de Isobel le resultó curioso cómo se había quedado con el detalle de ciertos de sus gestos.

—Después de que me advertiste —reflexionó él—, intenté no excederme con mi... protección hacia ella, pero...

—Jubal —lo llamó ella por su nombre, para captar su dispersa atención.

—No sé —siguió él como si no la hubiera oído—. Quizás se ha sentido sofocada de todos modos...

Isobel lo volvió a llamar y puso una mano sobre su brazo.

Él alzó la cara, atribulado. Isobel lo miró a los ojos y se sorprendió al descubrir que al hacerlo, la expresión de Jubal se calmó sensiblemente. Ella se preguntó cuándo había adquirido esa habilidad, y por qué le resultaba tan satisfactoria... Retiró su mano, y procuró volver a centrarse en el tema.

—Puede haber muchas otras razones aparte de ésa para que ella haya decidido trasladarse —apuntó.

—Sí, pero, ¿de esta forma tan repentina? ¿Dejando su puesto de un día para otro?

Isobel negó con la cabeza.

—Te falta información. Le ofrecieron la vacante y Kristen la aceptó. Se ha pedido días para la mudanza. Es un traslado muy lejano. Tiene un montón de cosas que resolver.

—Aún así. Es desconcertante. Entiéndeme, no es que me contara todo lo que pasaba en su vida. No éramos confidentes. Pero yo habría creído que me habría dicho algo así.

—Tal vez no ha tenido tiempo... —sugirió Isobel. Él fue a replicar pero ella continuó—. No tiene sentido elucubrar, Jubal. Pregúntale. Habla con ella.

Jubal se echó hacia atrás. Pareció pensarlo un momento, y entonces asintió.

—Pues... Tienes toda la razón —respondió alzando las cejas.

Pareció que se aligeraba parte del peso que tenía encima. Una sonrisa apenas se dibujó en sus labios, pero fue deslumbrante en sus ojos. Isobel notó que le faltaba un poco el aire y no pudo evitar sonreírle a su vez. Jubal se la quedó mirando, estudiándola como intrigado, y logró ponerla algo nerviosa. Isobel se puso en pie.

—Bueno, vuelvo al trabajo. Espero que lo podáis aclarar.

Y se fue antes de que la situación se volviera realmente embarazosa.

·~·~·

—¡SORPRESA! —gritaron todos a la vez al entrar Kristen por la puerta del bar, acompañada de Jubal.

Allí estaban Ian, Kelly, Elise, Hobs y todos los compañeros analistas del JOC; Andy, Jerry y los demás enlaces; Maggie, OA, Scola y el resto de los agentes de campo; Dan y su equipo de SWAT... Todos aquellos que trabajaban día a día con Kristen y habían llegado a admirarla y estimarla. Jubal se había asegurado de que se enteraran todos, pero que hubieran acudido la inmensa mayoría con un aviso con tan poca antelación, era prueba de lo muy apreciada que era en la oficina de NY.

Después de aclarar con Kristen el malentendido, Jubal se había puesto manos a la obra y, con ayuda de Scola, había organizado aquella fiesta sorpresa de despedida en tiempo récord. Incluso había logrado llevarla hasta el bar con alguna escusa. La cara de ilusión de la joven agente hizo que todo hubiera merecido la pena.

Kristen vio el gran enorme cartel que rezaba "¡MUCHA SUERTE, KRISTEN!" en grandes letras brillantes, y miró sobrecogida las caras de todos los presentes.

—¡Jubal! —se giró hacia él protestando—. ¡Te he dicho que no me gustan las despedidas! —pero decirlo medio riendo la contradecía.

Stuart se acercó y le puso a la que había sido su compañera un sombrero vaquero en la cabeza.

—¿No pensarías que íbamos a dejar que te marcharas así, sin despedirnos siquiera? —dijo con ojos risueños.

—No me gusta... Despedirse es triste —murmuró Kristen avergonzada.

—Entonces hagamos que esta sea la despedida más alegre que se pueda tener —dijo Scola con su desparpajo habitual.

—¡Ése es el espíritu! —exclamó Jubal—. ¡Camarero! Pónganos una ronda a todos. ¡Tenemos que brindar!

Desde la parte de atrás, Jubal captó la mirada de Isobel, que observaba con una sonrisa complacida en su hermoso rostro. El pulso de él se aceleró al devolvérsela.

Brindaron deseándole suerte a Kristen en aquella nueva etapa. Y rieron contando anécdotas. Y cantaron y bailaron. Y volvieron a brindar. Y le dieron a Kristen la mejor despedida que fuera posible dar.

·~·~·

Mientras un nutrido grupo de los celebrantes, con Kristen en el centro, intentaban bailar line dance con diversos niveles de éxito, Jubal se acercó a Isobel, que estaba algo apartada contemplándolos divertida, y se sentó junto a ella.

—Maggie ha practicado esto mucho, ¿verdad? —comentó Isobel siguiendo los hábiles movimientos de Maggie con la mirada.

—Es del medio oeste —contestó Jubal—. Supongo que es equipamiento de serie —bromeó logrando una risa queda por parte de Isobel—. Lo que no me esperaba es que a un neoyorquino como a OA se le diera tan bien.

—Es francamente llamativo —dijo Isobel aún sonriente.

Jubal le dio la razón.

—Es estupendo esto que has hecho por Kristen —añadió ella.

—Se lo merece —respondió Jubal, y su mirada llena de afecto hacia la joven conmovió a Isobel—. Es una persona excepcional.

En la improvisada pista de baile, Kristen y Scola no lograban seguir el ritmo de los demás y reían, divertidos de su propia torpeza.

—Entonces hablaste del tema con ella, ¿no? —se interesó Isobel— ¿Qué ocurría?

Jubal asintió.

—La llamé como me aconsejaste y le pedí vernos. —Se había vuelto hacía ella con una expresión risueña, prestándole toda su atención para contestar—. Comimos juntos ayer. Tenías razón. Resultó que no era nada de lo que yo me había temido. No se va huyendo. El puesto allí es especialmente interesante para ella. Están formando un equipo de investigación tecnológica avanzada. Y claro, su formación y su experiencia como analista le da una base perfecta para lo que van a hacer allí. Además formará parte del equipo de campo principal de la oficina de Dallas. Pero —hizo una leve mueca—, Kristen se sentía algo culpable marchándose, después del apoyo que yo le había dado aquí. Temía que yo me lo tomara a mal. Estaba todavía pensando cómo iba a explicármelo todo. Pero no quiso que la primera noticia que yo tuviera fuese por otros, de ahí el mensaje. No se le ocurrió que podría dejarme cavilando. Estaba agobiada. Yo le he asegurado que no querría otra cosa para ella más que se desarrolle como profesional y como persona. Y que esto no tiene por qué ser un "adiós" sino sólo un "hasta luego". Así que... Todo arreglado —añadió con un gesto alegre.

Isobel se dio cuenta de que durante todo ese rato había estado mirando fascinada el brillo de entusiasmo que tenían sus ojos mientras hablaba. Disimuló volviendo la cara hacia a la pista de baile. Él la imitó y concluyó:

—No me entiendas mal. Voy a echarla mucho de menos, pero estoy muy contento por ella...

—Me alegro de que lo hayáis podido aclarar —dijo Isobel, complacida, y un poco inquieta por lo que le acababa de pasar.

Jubal volvió a girarse hacia ella.

—Ha sido gracias a ti —declaró—. Me hiciste entrar en razón.

—Nah... Te habrías dado cuenta tarde o temprano tú solo —le quitó Isobel importancia.

—Sí, y muy posiblemente, demasiado tarde. Lo digo muy en serio. Por favor, déjame agradecértelo.

El grave e intenso tono de su voz atrajo sin remedio la atención de Isobel. Se encontró que la miraba con una intensidad tal que provocó que un brote de calor se apoderara de su garganta. Tuvo que tragar para poder contestarle.

—Está bien, agradecimiento aceptado —aceptó, abrumada.

La sonrisa de Jubal pareció ocuparle toda la cara. Asintió una vez, satisfecho. Entonces miró hacia la pista de baile.

—Creo que voy a intentarlo. ¿Te animas?

Isobel alzó una mano y negó con la cabeza.

—Oh, no, no. Está fuera de mis habilidades.

Pero en realidad su negativa tenía más que ver con que bailar con él en ese momento le parecía que podría ser... problemático.

A Jubal se le escapó un gesto levemente decepcionado, y se fue a reunirse con los demás. Se colocó junto a Kristen e intentó cogerle el ritmo.

Con un suspiro, Isobel se permitió verlo bailar. Sonrió. No era bueno, pero tampoco se le daba mal.

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