Draco lleva dos semanas en Inovik lake. Por suerte para él, gracias a los bocadillos de Seth y los desayunos con John Bale, aún no se ha visto obligado a delinquir. De hecho, ambos parecen dispuestos a cebarle cual pavo para Navidad. No se va a quejar, un poco de hospitalidad no le va mal a nadie, pero si algo ha aprendido Draco es que ni la amabilidad ni la suerte son inagotables. Es bueno siempre tener un plan B y ahora mismo él vive instalado en el plan A de supervivencia básica. Le faltan alternativas. Los planes B sin magia no son su fuerte.
Cierto es que el trabajo lo mantiene muy ocupado. Va de martes a domingo de tres a nueve de la noche. Lemmini cierra dos domingos al mes. Ahora entiende por qué algunos elfos domésticos querían un día libre a la semana. Y eso que él trabaja seis horas, no las doce o dieciséis que faenan los elfos. Aunque reconoce que ir cansado y tener cosas que hacer le va bien para no pensar demasiado en el pasado.
Ya se sabe todos los platos de la gastronomía típica, que consiste en una gran variedad de pescados (alguno de los cuales Draco no sabía de su existencia), mariscos, huevas y carnes como el alce y ciervo. Los platos estrella del restaurante son el akutaq*, sockeye** con salsa especial (pica y es genial) y la sopa de pescado***.
Siempre intenta madrugar poco, aunque Caos no se lo pone fácil. El perro se encarga de despertarlo a eso de las 8 de la mañana. Todos los días se escapaba hasta la casa de Draco y se ponía a arañar la puerta. John ha desistido con él, parece que Draco es un imán para ese perro testarudo y ya no lo ata, por lo que a veces duerme con Draco y otras veces solo viene a despertarlo. No va a reconocerlo pero la verdad es que duerme más tranquilo cuando el perro está con él durante la noche.
Los primeros días, Draco llevaba a Caos a casa de John y este le ofrecía algo de comer como agradecimiento. Ahora ya era rutina y siempre sirve dos platos y dos tazas de café. Uno se acostumbra rápido al pan caliente con huevos revueltos y el café recién hecho. Echa un poco en falta el té inglés, aunque a lo que realmente se ha hecho adicto es a las barritas Twix. Unas barritas de chocolate, galleta y caramelo muggles que son una delicia. Si abriese una tienda solo de Twix en el Callejón Diagon seguro que tendría éxito. Lo malo es que le quedan pocas y ya ha preguntado en el súper del pueblo y dicen que no saben lo que es. Y que, por supuesto, no van a traer.
Después de desayunar, John y él suelen charlar (poco) mientras echan alguna partida al ajedrez, hobby que han descubierto que tienen en común. Le gusta pasar tiempo con John, no hace preguntas ni da conversación banal. Se limitan a concentrarse en el juego y hablar sobre sus estrategias.
Del que no sabe gran cosa, porque nadie le cuenta nada y él mismo lo evita abiertamente, es Nilak. Por las mañanas, a pesar de que se supone que vive allí, nunca coinciden. Se ven cada día en el trabajo pero el alaskeño parece tenerle ojeriza sin motivo, y eso que hay mucha gente que sí tiene motivos para odiarlo. Nilak, sin embargo, lo odia porque sí. No es que sea borde, se limita a obviar su existencia, como si no estuviera. Cuando Draco llega, Nilak suele estar fuera fumándose un cigarro, una costumbre muggle horrible. Ya tienen una corta esperanza de vida, como para añadir factores de riesgo como ese. Una más de las excentricidades de los muggles que no comprenderá jamás. Ha estado tentado de preguntarle, en varias ocasiones, si ese humor es congénito o desarrollado. Él ha pasado un infierno en Inglaterra. Ha vivido una maldita guerra y está aún sufriendo las consecuencias ¡por Merlín! Y no va por ahí con cara de planta seca.
En cuanto a la investigación en-busca-del-mago-perdido no ha hecho ningún avance. No ha sido por ineptitud. La verdad es que no se han dado más casos de magia espontánea, que él sepa, y tampoco es como si pudiera ir por ahí preguntándole a los clientes.
Así pasaba Draco los días, entre partidas de ajedrez por las mañanas y mesas de comida por las tardes. La rutina y una dieta más calórica de lo que había comido en mucho tiempo le estaban sentando de maravilla. Sin embargo, aún tenía un par de temas pendientes que empezaban por aprender a sacar dinero porque el efectivo que había llevado era poco, se le estaba agotando.
Sabía dónde hacerlo, en el banco. Hasta sabía cuál, uno llamado First Bank. Lo que no sabía era cómo funcionaban esos cajeros automáticos ni cómo pedir ayuda sin llamar demasiado la atención. Concretamente, necesitaba algo de dinero para adecentar un poco su chabola. Unas sartenes, unas cortinas, jabón para lavar la ropa, calzoncillos, calcetines de lana… Y luego estaba el tema de que necesitaba que alguien le llevase en coche hasta Anchorage, la ciudad más cercana, donde estaba el banco. Imaginaba que ahí sí habría un centro comercial o supermercado lo suficientemente grande para comprar Twix.
Esos eran sus pensamientos mientras servía las cenas del turno del domingo. Había unos tipos haciéndose los graciosos con todo el mundo, tenían a la clientela medio aburrida, medio asqueada. Draco estaba dando lo mejor de sí para no lanzarles una Bombarda mental. De vez en cuando miraba a Nilak con aire afectado, a ver si se daba por aludido e iba a decirles algo. Por suerte no estaban molestando a mucha gente, pues ese día además de ese grupito había una madre con dos niños pequeños, uno de ellos aún bebé, y un grupo de ancianitas que venían a menudo.
-Eh, mami. A ver si tapamos esos pechotes, que estamos comiendo. - dice uno de los humoristas de turno a la madre, que se había puesto a dar de mamar al bebé. La chica, que era bastante joven, los mira indignada. Draco podía leerle en la cara algo así como "si no estuvieran mis hijos delante, te ponía los cojones por corbata, gilipollas".
-No te metas con la chica. ¡Ya te gustaría a ti ser ese crío!
Eso fue la gota que colmó el vaso. Draco coge los dos platos que llevaba para ellos y los suelta encima de la mesa, con un fuerte estruendo, salpicando deliberadamente a los trogloditas esos.
-Aquí tienen sus platos, señores - dice, asegurándose que el tono contenía todo el veneno propio de una serpiente - Y les sugiero que tapen su bocaza con el plato de carne que han pedido si no quieren acabar cenando al fresco. - Draco se había plantado frente a ellos cruzado de brazos. Ahora se da cuenta que cada uno de esos tipos debe pesar el doble que él. No es un buen pronóstico. Pero es demasiado tarde para echarse atrás.
Sin embargo, no esperaba esa reacción. Los dos hombres de la barra empiezan a aplaudir y le siguen las ancianitas. Hasta el niño pequeño se anima y aplaude con tantas ganas que se le balancea todo el cuerpo. La madre sonríe, agradecida.
El griterío parece que amansa las fieras que se van poniendo rojos y lo miran con odio, pero sin decir nada. Se dan algún codazo y empiezan a dar cuenta de la cena, como si fuera lo más interesante del mundo.
Draco siente una mano en el hombro. Es Nilak. Lo sabe antes de girarse por esa especie de electricidad que desprende que hace que su cuerpo reaccione. Malditas hormonas.
Se gira y alza la barbilla con gesto orgulloso. Por un momento cree que ha venido a echarle bronca por el espectáculo.
-Bien hecho. Esto… me has sorprendido.
-No es gran cosa. Tenía el plan de salir corriendo si no me hacían caso. - bromea hablándole flojito aunque ya se han alejado de los neandertales.
Nilak ha sonreído. Un poco. Durante una décima de segundo, pero LE sonreía. A él. Y es una sonrisa preciosa. Merlín, está más jodido de lo que creía.
-Anda, ve a decirle a la madre de esos dos que hoy invita a la casa. - le ordena mientras le vuelve a tocar el hombro, ahora más hacia la espalda. Un pequeño gesto que para Draco marca una gran diferencia. Podrías seguir hacia abajo, piensa - Yo voy a avisar a Seth de que les sirva algo delicioso. - La adrenalina le está afectando. Tiene que relajarse.
-Le gusta el abadejo. - Nilak lo mira sin entender cómo sabe eso. Otra vez pone cara de sospecha - En serio, la última vez lo pidió y dijo que estaba espectacular. Yo no diría tanto, pero no estaba mal.
-Está bien. Pues abadejo, marchando.
No es que Draco intentase impresionarlo. Bueno, quizá un poco sí. Algo de respeto y admiración no le vendría mal a su recién estrenada relación. Por lo menos no se habían peleado. Ni lo había ignorado deliberadamente como venía haciendo las últimas semanas.
Esa misma tarde, mientras recogía, oye la conversación de Seth con Nilak. Están hablando sobre los pedidos de bebida e ingredientes que faltarán para la semana que viene.
-¿Puedo acompañaros? - pregunta en tono inocente. Ambos se le quedan mirando, uno con cara de curiosidad tornando a ilusionado y el otro… Adivinad quién está modo gruñón otra vez… Draco evita por los pelos poner los ojos en blanco. - Tengo que ir a comprar algunas cosas…
-Vamos a comprar cada lunes por la mañana. Solemos ir juntos, Nilak y yo, pero si vienes, supongo que puedo cogerme mi primer día libre en mucho tiempo - Nilak está empezando a fruncir el ceño y Seth contraataca haciendo un puchero enternecedor - Por favor… - le dice mirándolo con cara de corderito.
Draco carraspea. Se le acaba de ocurrir un modo de evitar hacer el ridículo con el tema del banco. No le gusta tener que pedir nada pero todo sea por la supervivencia. Habrá que intentarlo.
-De hecho, me preguntaba si podríais adelantarme la paga de estas dos semanas. - hace una pausa. Ambos se lo quedan mirando, dubitativos - En efectivo. - pausa, siguen sin responder - Por favor. - añade, casi interrogativamente. Más silencio - Tengo que comprar unas cosas para la casa y…
-Supongo que si no tienes intención de fugarte…
-¡Por supuesto que no! Además, ¿a dónde iría con unos pocos dólares? No estamos en un país precisamente barato.
-Era broma, Daniel. - Seth le guiña un ojo para quitarle tensión a la situación incómoda que se había creado. Era evidente que aún no confiaban del todo en él. No podía culparlos por eso. Más de media Inglaterra tampoco se fiaría nunca más de él.
Nilak se aleja hacia la barra cabizbajo, pero sin refunfuñar. Algo es algo. Empiezan a discutir sobre lo adecuado o no de llevar a Draco a la compra. Seth lo sigue y le hace un gesto a Draco en señal de "yo me ocupo, puedes irte".
Se suponía que Seth era el dueño pero por alguna razón que él aún desconocía, todo lo consultaba con Nilak. Si no fuera porque era su jefe, o algo así, le habría mandado ya seguido a la freir Mandrágoras.
En cualquier caso, su turno ya había acabado y allí ya no pintaba nada. Coge su chaqueta, su gorro y sus guantes y se dirige a la calle.
Cuando abandona el centro del pueblo, junto al sendero que lo lleva a casa, le espera Caos. Es imposible no cogerle cariño a ese perro. Tan libre, tan indomable, tan feliz. Siente cierta envidia.
-Hola, chico. ¿Qué tal el día? Tú sí que vas abrigado, con todo ese pelo. - se para un momento para acariciarlo. El perro ladra alegremente, se lame la boca y ambos se ponen en marcha, caminando uno al lado del otro - ¿Me has echado de menos? Hoy tengo un plato de abadejo que te vas a chupar los dedos. O las patas. Da igual. - De repente, una brisa de aire helado pasa a través - ¡Merlín, qué frío! Ni en las mazmorras de Hogwarts he pasado tanto frío. Bueno, quizá en Azkaban sí. ¿Que qué es Azkaban? Mejor hablamos de otra cosa… ¿Te cuento lo que me ha pasado hoy? He tenido un desliz de lo más griffindoresco…
…..
Mientras charlaba con Caos, Draco no se había dado cuenta de que alguien lo vigilaba unos metros detrás de él. Pero vaya si lo estaba vigilando. Alguien que podía hacerse invisible gracias a un gran artilugio mágico heredado. Alguien que estaba más que sorprendido de conocer a ese nuevo Draco Malfoy. ¿Realmente podía fiarse de él?, ¿qué hacía allí?
…
Holaaa!!
Hoy me he venido arriba porque ya es fin de semana, mañana tenemos nuevo capítulo de fanfic de PerlaNegra, esta mañana me he motivado un montón y he hecho el resumen de tooodo el fic (unos 25 capítulos, seguramente alguno más caerá) y el papi se ha llevado a la peque de paseo, así que tengo algo de tiempo y puedo darme el lujo de escribir en el ordenador a dos manos. Normalmente, escribo con el móvil con una sola mano mientras sostengo a mi baby durmiente con la otra. Nótese la dificultad. Eso me tendrá que dar algún puntillo extra, ¿no?
Muchas gracias por los que os pasáis a leer y os animo a comentar. Me encantará saber que hay alguien al otro lado :)
Para los curiosos, os dejo la descripción de los platos típicos de Alaska que aparecen en el capi:
*Akutaq: plato elaborado en base a bayas y carne sazonada con azúcar
**Sockeye: salmón rojo típico de Alaska. Lo de salsa especial de la casa me lo he sacado de la manga.
***Sopa de pescado: es un consomé bien espeso, hecho con mero, langostinos, almejas y salmón
Es posible que no fuera necesario ese detalle, pero para la ambientación siempre me gusta saber qué tipo de comida se cuece en cada zona. Soy una glotona, lo admito.
En fin, espero que os guste. No sé cuándo volveré a publicar, pero a lo largo de la semana que viene seguro porque ya tengo el capítulo 4 escrito, solo lo tengo que retocar para que quede medio potable. Estoy a medias con el 5, así que me voy a poner en cuanto publique este para que no me pille el toro.
Nos leemos!!
