No es que Draco tuviese que preocuparse por su aspecto, le salía natural. Un Malfoy no podía ir vestido de cualquier manera, pero tratándose de ropa muggle iba más perdido que un muggle en el Callejón Diagon, valga la redundancia. De hecho, invirtiendo los papeles, tan perdido como él hoy en el centro comercial. No es que quisiera impresionar a Nilak ni intentar coquetear con él, aquello ni siquiera llegaba a la categoría de cita. Era simplemente que un Malfoy debía verse elegante, llevase una túnica o un taparrabos. Era una cuestión de honor.

Y ahí estaba. Llevaba más de una hora probándose ropa horrenda que no sabía si era decente o no para la ocasión. Había ojeado previsoramente algunas revistas en el súper del pueblo, todo pantalones tejanos, camisetas de cuadros y chaquetas de cuero, cosas que él no tenía ni eran su estilo. Por lo menos había escogido los pantalones, unos negros, algo más arreglados que los que llevaba cada día para trabajar. De esa guisa iba, aún con el pelo mojado y los bóxer negros cuando siente la puerta abrirse de un golpetazo.

-Daniel, ¿qué cojones te pasa? ¡Llevo 10 minutos dentro del coche pitándote! ¿Estás sordo o qué?

A Draco no le pasa desapercibido el rubor del muggle subiéndole a las mejillas. Vaya, interesante. Parece que la semidesnudez masculina no le es indiferente. No es que signifique nada, pero queda anotado.

-Ah, así que ese ruido molesto eras tú. ¿Y cómo querías que supiera eso?

-Te dije que pasaría a buscarte a las nueve. Cuando alguien te dice una hora, se supone que debes estar listo a esa hora.

-¡Y estoy listo! - Nilak levanta una ceja, con cara de incredulidad - Casi. - dice poniéndose una camiseta blanca básica interior y cogiendo dos jerséis gruesos y una camisa. - ¿Qué prefieres?

-¿Me lo estás preguntando a mí?

La cara de Nilak es un poema. Puede que ese chico no sea el epíteto de la elegancia masculina pero no tenía más referentes a mano.

-Le he preguntado a Caos pero no es capaz de decidir. ¿Qué opción parece más… emm… normal?

Nilak vuelve a mirar a otro lado cuando Draco da un paso adelante, para mostrarle las opciones de cerca.

-El negro te pega más. - dice solo mirando de reojo - pero mejor el gris - se desdice rápidamente - No te hace ver tan… mayor.

-Bien visto. De negro y con el pelo largo me parezco demasiado a mi padre.

Nilak clava su mirada, diría que acusadora, en los ojos grises de Draco. Este se retuerce. Siente la tentación de justificarse, aunque sabe que no viene al caso.

-Nadie quiere ser una versión junior de su padre, ¿verdad?

El silencio entre ambos es denso, cortante.

-Si tú lo dices… Venga, ¿nos vamos ya? No quedará nada que valga la pena en el mercado. Y tenemos que pasar por la lonja también.

-¿En serio? - bufa de fastidio. - Va a ser un día muy largo - dice más para sí.

-Y que lo digas…

El camino es bastante silencioso. Nilak no intenta mantener ningún tipo de conversación aunque mira de reojo cada tanto a Draco. No con interés o curiosidad, más bien como si estuviera esperando algo o quisiera preguntar algo. Al rubio, ese silencio no le ha venido mal, la mención a su padre le ha traído recuerdos oscuros que necesitaba procesar. No creía que fuera a acostumbrarse nunca a su vida actual. Dejarlo todo atrás… pero se estaba esforzando, buscándose a sí mismo, encontrar quién quería ser realmente. Por supuesto, era más fácil decirlo que hacerlo.

-¿Puedo…?

-Por fin. Empezaba a pensar que te habías quedado mudo.

Nilak parece turbado, duda.

-¿Serás sincero si te pregunto algo?

- Puede. Eso depende de tu pregunta.

-Eso es como decir que…

Draco suspira, cansado de repente.

-Estoy en tu coche, vivo en el mismo pueblo que tú y trabajo para ti pero hace menos de un mes que nos conocemos, ¿no esperarás que te desvele todos mis secretos?

-¿Qué secretos?

-Todos tenemos secretos, ¿no? Y un pasado. Hagamos una cosa. Por cada cosa que me preguntes y responda, tú tendrás que responder otra.

Nilak lo mira con profundidad. Están parados en un semáforo así que se toman su tiempo, retándose con los ojos.

-No sé si puedo fiarme de ti. - dice al fin.

Draco alza una ceja y dibuja una sonrisa a medias. Le mantiene la mirada. Aprovecha para analizar el rostro de Nilak. Cada día se parece más a una versión madura y castigada de Harry Potter. Esos ojos verdes, sin gafas, son aún más hipnóticos. Y se ha dejado algo de barba, lo justo para marcar sus facciones, que le dan un toque más varonil.

-Eso no es una pregunta.

-Es LA pregunta, Daniel.

Draco pone los ojos en blanco. No puede evitarlo, Nilak se ha puesto muy dramático.

-No soy un psicópata ni un asesino en serie. No he venido a destrozar la vida de nadie. Solo quiero… vivir tranquilo. Una temporada, al menos. - Nilak arranca de nuevo, aún mirándolo de soslayo. - ¿te sirve esa respuesta?

-¿Qué has dejado atrás?

Desde luego que no iba a responder a esa pregunta.

-Me toca. ¿Te gusta Seth?

-¿Qué? ¡No, por supuesto que no!

-¿Te ofende que te pregunte si te gusta un hombre?

En realidad es una pregunta encubierta. Sí, Draco está aprovechando la situación y la turbación de Nilak para conseguir información.

-¿Qué clase de pregunta es esa? - Nilak se está poniendo rojo. Hace una pausa, cerrando con fuerza los ojos. Se serena - A ver, no tengo nada en contra de cualquier orientación sexual. Y que Seth no me guste no quiere decir que no le pueda ver… el atractivo. - esto último lo dice muy flojito.

Draco no quiere presionarlo más. Ya tiene lo que quería.

-Bien. Ya que has sido sincero conmigo, yo también lo seré.

-¿En serio?

-No voy a hablar sobre mi pasado ni mi familia. Empieza por algo fácil.

Unos segundos de silencio. Nilak sigue callado.

-¿Por qué Inovik lake?

-Por el clima.

Nilak lo mira y se muerde el labio inferior. Mmmh… eso es nuevo e bastante sugerente.

-Sí, era una broma. Puedes reírte.

Ambos se contagian la risa del otro. Cuando se serenan Draco piensa que debería ofrecer tablas. Al final y al cabo, una relación de amistad no se gesta sin algo de confianza y él se ha salido por la tangente. Pero es novato en eso de sincerarse y Nilak no vuelve a sacar el tema.

Ver a Nilak negociar y hablar con los comerciantes sí estaba siendo un espectáculo. Se desenvuelve bien, sonríe a todo el mundo, especialmente a las señoras, que caen derretidas ante sus encantos (menudo galán, de primero de manual). Al parecer, los hombres de cierta edad, que llevan más tiempo en el mercado que ellos de vida, se le escapan un poco. Draco cree que podría haber sacado la mercancía a mejor precio, se habría ofrecido a ayudar pero se lo pensó mejor. Antes de hacer negocios, era primordial observar y escuchar. Al fin y al cabo, algo bueno había aprendido de su padre, el cual había demostrado tanto talento en los negocios como poco en política.

Después de dos horas de cansados regateos y conversaciones banales ambos estaban agotados y hambrientos.

-Necesito comer algo - reconoce Nilak.

Suerte que lo había dicho antes él que Draco, porque el rubio también estaba en su límite. La noche anterior, Caos cenó más que él del plato de Lemmini y por la mañana no había podido ir com John a tomar ni un café. El olor a pescado crudo siempre le quitaba el apetito, desde que de pequeño había acompañado a su padre, a veces a altas horas de la mañana, para tratar temas de negocios en el puerto. Los Malfoy eran dueños de dos de las tres líneas de embarcaciones que abastecían el mundo mágico, desde productos para pociones a pescados y carnes de animales muggles y mágicos. Ahora una de esas embarcaciones era del Ministerio, la otra había sido subrogada a unos tíos suyos franceses, con un contrato de usufructo. Otra de las medidas de seguridad que había tomado su padre. Algún día esperaba poder recuperarlas. Algún día, porque hoy por hoy no tenía ni para el almuerzo.

-¿Hay algún sitio donde nos den algo de comer por nuestra cara bonita? - pregunta Draco, con la esperanza de que Nilak se ofrezca a invitarle. Ni que sea a un bollo o un café calentito.

-Ah, sí, se me había olvidado - se saca un sobre del bolsillo de atrás y se lo da - tu paga. En efectivo, como pediste.

Draco lo revisa rápidamente. Enseguida se da cuenta de que hay más de lo que ha ganado en dos semanas. Lo mira confuso.

-Un adelanto. Seth ha insistido en darte la paga de todo el mes. Dice que seguramente tendrías muchas compras que hacer… - se rasca la nuca, parece avergonzado.

Es una intuición pero algo le dice que no ha sido Seth el único que había tenido o secundado la idea.

-Vaya, gracias, o sea, que le tendré que agradecer a Seth. Había pensado en comprar algo para el bar, también por haberme dado el trabajo. La mujer que viene con los dos críos, ¿te acuerdas? Es bastante habitual. No le iría mal una trona. Así ella estaría contenta y es un servicio más que ofrecer al cliente.

-Eh.. Sí… No lo había pensado. No sabía que pensaras tanto en los demás.

Ahora es el momento de encogerse de hombros, quitándome importancia.

-Me fijo en los detalles. Son importantes para un negocio. ¿O hay algo que creas que necesita más? No puedo gastar mucho, también quiero comprarle algo a John. Y un collar para Caos y algunos cuernos de alce, he oído que a los perros les encanta.

Mientras Draco enumera cosas que regalar, la cara de Nilak va cambiando de la incredulidad a la sorpresa y viceversa.

-¿Y para ti?

- Yo necesito ropa interior, jabón para la ropa, gel de baño, champú, suavizante…

-¿Suavizante?

-Sí, para el pelo. Existe, ¿verdad? Digooo… que debe haber aquí, ¿no? - se corrige rápidamente.

Nilak tuerce los labios. Eso es casi una sonrisa. Para él. De repente, se siente más ligero, más animado.

-Sí, sí que hay. - confirma, para descanso de Draco.

-También necesito un espejo. Y eso para afeitarse…

-¿Cuchilla de afeitar?, ¿no tienes?

Ahora parece divertido. Seguramente se esté riendo del rubio imberbe.

-Digamos que no suelo usar muchas cuchillas de afeitar…

-Yo te puedo dejar algunas. No te llegará para todo eso.

-¿Son muy caras?

-No, pero tu lista no es precisamente pequeña. ¿Algo más?

-También necesito una sartén, cubiertos y un caldero.

-¿Un caldero?

-Quiero decir, eso para hacer sopas y tal.

-¿No querrás decir una olla?

-¡Eso! - salvado. Segundo strike, Draco. Vigila.

-¿Algo más? Menos mal que hemos venido con la camioneta…

-¡Sí! Lo más importante, necesito eso para secar el pelo, ¿cómo lo llamáis en Alaska?

Draco usaba un hechizo para secarse el pelo pero suponía que la imaginativa muggle habría desarrollado algún artefacto para cubrir esa necesidad. Tenían cacharros para todo.

-¿Secador de pelo?

-¡Exacto!

-Anda, vamos al McDonald's antes. No podremos con todo eso sin reponer energías. ¿Te gustan las hamburguesas?

-¡Me muero de hambre! ¿Ahí tienen Twix? - su tono había sonado más desesperado de lo que le hubiera gustado, casi infantil. Nilak se ríe. Draco se fustiga mentalmente.

Ya de regreso, Draco está entusiasmado con sus compras. Se ha gastado casi toda la mensualidad, salvo unos cuantos dólares para comprar algo de comida, pero eso lo podía conseguir en el mismo pueblo.

El día habría sido un éxito si hubiera logrado sacar dinero, pero aún no se le había ocurrido la manera de no parecer un bicho raro ni ser juzgado por la Ley de Ocultación del Secreto Mágico. No le gustaba sentirse tan pobre y tener que vigilar con lo que gastaba pero hacía años que no iba de compras y se lo había pasado sorprendentemente bien. Había conseguido alguna que otra risa floja de Nilak, algo realmente adictivo, e incluso parecía que este había bajado un poco la guardia con él.

-Hace días que no te veo fumar.

-Vaya, también te has fijado en eso. Sí, lo estoy dejando. O lo intento. No es fácil.

-Supongo que es difícil salir de la espiral y los malos hábitos.

Piensa en todas esas noches llorando y maldiciendo solo en la mansión, ebrio y completamente desolado. Destrozándose a sí mismo.

Silencio. Esos recuerdos oscuros y dolorosos vuelven a azotarlo, como un puñal.

-No sabía que fueras tan presumido - dice Nilak entrando ya en el pueblo.

-Hay muchas cosas que no sabes de mí. No hace tanto que nos conocemos, ¿recuerdas?

-Ya, sí, no, quería decir que… seguro que a Seth y a John les gusta que hayas tenido un detalle con ellos. Y Caos se pondrá las botas con tanta carne, huesos y todo lo que le has comprado.

-Es un buen perro - murmura Draco, aún sumergido en el dolor.

-¿Va todo bien? - Nilak lo mira entre preocupado y desconfiado.

Hay un ambiente algo tenso. Draco intenta salir por la tangente. Se da cuenta de que ha estado absorto.

- Yo tampoco sabía que fueras tan malo negociando.

-¿Perdona? - su tono de voz parece entre enfadado y divertido.

-Venga, el tío ese que sólo le faltaba el parche y la pata de palo para ser pirata no te ha hecho ni un 10% y eso que le compras todas las semanas. Y bastante cantidad, por lo que he visto.

-Bueno, es que su género es el mejor pescado del mercado y lo sabe.

-Y tú no sabes usar tus armas.

-¿Y tú sí?

-Sin comprador, no hay negocio. Déjame a mí la próxima vez.

-¿Habrá próxima vez?

-Venga, no ha podido ser tan mala mi compañía y aún puede que saques algo de beneficio para tu negocio. Además, tengo que invitarte yo la próxima vez. Pero nada de McDonald's, esa comida podrían servirla hasta en la cárcel. Dime que esa no es tu comida favorita.

El comentario consigue arrancar una risita. Una pequeña victoria para Draco. Podría acostumbrarse a eso. Por alguna razón desconocida, le sienta bien, le ahuyenta los fantasmas. Solo hay que escarbar un poco el hielo de la superficie.

-Mi comida favorita es la pizza. ¿Y qué quiere comer el señor la próxima vez?

-¡Ajá! ¡Has confirmado que habrá próxima!

La risita había dado lugar a una risa en toda regla. Nada mal.

El coche se para frente a la casa de Draco. Nilak se lo queda mirando, fijamente.

-Ya veremos.

Esas palabras prometían más de lo que decían. Esa noche, Draco durmió del tirón por primera vez en mucho tiempo. Lo justificó con el cansancio. Sí, sería eso.


helloooo!!

Aquí tenemos otro capi!

He reescrito este capi como unas 10 veces, o sea, que me ha costado mucho. Y creo que no he dado con el tono adecuado, no sé. Lo siento, yo también soy novata en esto y voy aprendiendo sobre la marcha.

Aunque no les haya gustado mucho, espero vuestros comentarios para mejorar (y motivarme un poquito).

Ya que he empezado a publicar los findes, creo que lo dejaré así. Uno cada semana, eso sí, palabrita