Ver a Sialuk tan extasiada había sido la mar de divertido (y sin drogas muggles de por medio), LP había sorprendido a la pareja dedicándoles la canción favorita de la chica, Lost on you. Si no fuera porque en esos meses la había escuchado hasta aburrirla, habría sido un gran momento. Y todo gracias a Nilak. Había conseguido de alguna manera que la cantante le dedicase un momento del concierto para hacerle la petición. Solo cuando los tortolitos se estaban pegando el lote con la última canción, Draco se lo había sonsacado. "Un pequeño Confundus no le hará daño a nadie", le había susurrado. "Míralos, no pueden ser más felices". Una punzada de dolor atraviesa ese momento el pecho de Draco. Porque es consciente de que él nunca tendrá eso. Aunque consiga tener algo con el moreno, Draco tendrá que volver a Gran Bretaña. No puede quedarse eternamente allí. Tiene una misión que cumplir: recuperar su posición y su patrimonio. Estaba dándole vueltas a eso mientras se tomaban algo en un pub cercano al hotel, reviviendo la experiencia del concierto.

El local tenía el estilo victoriano europeo. Lámparas y vidrieras de colores que iluminan los suelos, techos y paredes de madera. Típico pub irlandés. Le recordaba a Reino Unido, su hogar. Casi era como estar en una versión muggle del Caldero chorreante. Cierra los ojos e intenta imaginarse allí. Le cuesta porque no había podido sentarse en ese lugar desde antes de la guerra. Persona non grata. Como en Ollivander's y en otros comercios del Callejón Diagon.

El olor era similar, a cerveza derramada y whisky barato. Pero el ruido, las voces con su acento americano distaban mucho del elegante tono británico. Vivir huyendo y escondido era cada vez más duro. Una parte de él quería volver. Quería cerrarle la boca a todos aquellos que lo amenazaban como si él fuese la reencarnación de Voldemort y encarnase todo el mal del mundo. Como si no hubiera nada bueno en él.

-¿Va todo bien? - le pregunta bajito Nilak, agachando la cabeza y mirando el anillo de Draco, que este no paraba de hacer girar. Era un vicio que había cogido en Azkaban, cuando eso era lo único que le recordaba quién era. Se aferraba al anillo para aferrarse a la vida- ¿Es por tu madre?

-No, estoy bien. Me he quedado empanado, como se dice aquí.

-Empiezas a tener acento de Alaska. - le pincha.

-Soy más británico que la reina de Inglaterra, un respeto, por favor - dice exagerando su acento inglés, siguiendo la broma.

-Será verdad. - responde escéptico, medio achispado por el alcohol. Van por la tercera ronda.

-Por supuesto que es verdad. Mi linaje se remonta a la Edad Media. Mi familia ya vivía en las islas entonces. - Nilak le da un sorbo a su gin tonic, sin dejar de mirarlo con intensidad. Draco tiene que tragar por la saliva que se le ha acumulado de repente en la boca. Sed. Tiene que beber. Además así disimula el haberse quedado embobado mirando los ojos, los labios y la nuez de Nilak tragando ese dulce líquido.

-¿De qué habláis, chicos? - interviene Sialuk, que se siente visiblemente mal por llevar toda la noche de besuqueo con su prometido. Cosa que a Draco no podía importarle menos. O sea, sí, bien por ellos. Y así tenía a Nilak más para él. El cual, por cierto, estaba guapísimo con esa chupa de cuero negra y una camiseta de sport del mismo color que contrastaba con unas chapitas colgantes de aquellas que recordaban a los soldados muggles.

-De los antepasados de este señorito aristócrata, que tiene la sangre más pura del mundo mundial.

-Envidioso. - dice con evidente socarronería.

-Ya ves tú. La función de la sangre es repartir oxígeno por el cuerpo y me apuesto lo que quieras a que eso lo hace tan bien la mía como la tuya.

-Puedo darte lecciones de Biología y de Genealogía cuando quieras, pero son cosas distintas - asegura Draco.

-Es verdad, había olvidado que eras un empollón.

Todos ríen ante el tira y afloja del rubio y el moreno.

-Ahora que lo dices… Sabemos muy poco de ti, Siqinic, y ya llevas unos meses con nosotros. - Sialuk lo está mirando con las manos entrelazadas bajo su barbilla.

-Sabéis que no me llamo así. Mi nombre es Draco. Y no parece que os importe demasiado.

-¿Por qué ese nombre, por cierto? No es que sea muy habitual- Sialuk parece dispuesta a hacerle un tercer grado. Pero eso puede explicarlo sin problema.

-Por la constelación de Draco. Es una tradición familiar. Mi madre es la única que tiene nombre de flor. Una adivina le dijo a mi abuela que mi madre tendría una vida corta si le ponía nombre de estrella.

-Seguro que es un encanto de mujer.

Draco no puede evitar reírse.

-Si te oye llamarla así te maldecirá. - sonríe y bebe - Es elegante, sofisticada y culta, pero no creo que encantadora sirva para definirla.

-¿Se parece a ti?

-Físicamente no. He salido como mi familia paterna.

Nilak estaba significativamente callado. Lo miraba con curiosidad, como si fuera la primera vez que lo veía en mucho tiempo. Su copa se estaba vaciando a marchas forzadas.

-Como veo que os interesa, otro día os relato mi árbol familiar. Por hoy ya está bien. - hace una pausa para darle un trago a su bebida y echarle otro vistazo a Nilak - Ahora os toca a vosotros.

-Cuéntales lo que nos pasó en Nueva York, cari.

-¿Otra vez con eso? - lloriquea Seth

-¿Qué os pasó? - pregunta Draco, evadiendo así tener que hablar de él.

-¡No vuelvo allí ni que me paguen! - dramatiza la chica - Nos timaron nada más llegar, al poner un pie en la boca del metro.

-No había revisor y la máquina de tickets no funcionaba - interviene el novio.

-Seth no sabía cómo funcionaba la máquina pero no quería admitirlo y me dijo que estaba estropeada. - Sialuk se le lanza al cuello en respuesta al fingido mohín que estaba haciendo el otro.

-¿Y acabasteis revolcados allí mismo o buscasteis un sitio más íntimo? - interviene Draco, que el whisky que se había pedido empezaba a subirle. Hacía mucho que no bebía. Por suerte.

Nilak se atraganta un poco por reírse y beber al mismo tiempo.

-¡Serás burro! - grita Sialuk, fingiendo un enfado que está lejos de sentir.

-Así acabó la historia, seguro. - añade Nilak en tono burlón.

-Ojalá. Le dimos 20 dólares a un tipo que pasaba por ahí para que nos echase un cable para sacar los malditos tickets. - prosigue Seth.

-Parecía majo. - comenta la chica.

-Sí, fue tan majo que nos dio las gracias antes de pirarse con la pasta.

Todos rompieron a reír. "Pobres paletos", piensa Draco. Pero se guarda de decir nada porque aún se acordaba de lo que se había reído Nilak de él intentando sacar dinero con la tarjeta del banco. No quería que este recordase ese momento humillante.

-A mí también me timaron una vez. No sé cómo, pero acabé pagando mi entrada y la de otro chico y acabamos en un club rarísimo. Creo que era algún tipo de secta o algo así. Allí solo había gente explicando sus penas en una tarima, todo medio oscuro, y los demás aplaudiendo.

Los otros tres no podían parar de reírse. Draco estaba a punto de llorar de risa.

-¿Y qué pasó con el chico, al final? - Draco también se lo estaba preguntando pero, por suerte, había sido Sialuk la que había formulado la pregunta.

-Ni idea. Cuando fui consciente de dónde me había metido salí por patas de allí.

-Menuda borrachera debías llevar. - comenta Seth, aún con la risa en la boca.

-¡Y que lo digas! ¿Y tú, Draco? No te escaquees. ¿El gran hombre de negocios ha sido timado alguna vez?

Draco no iba a explicar ninguna anécdota que lo pusiera en ridículo. Pensó en borracheras agradables (las de antes de la guerra) y recordó la época buena de Hogwarts, antes de que estallara todo.

Contó cuando Pansy y él hicieron una apuesta para ver quién conseguía más besos de otros en una noche. Conseguir un beso de otro Sly podía ser algo fácil o difícil, en función de cómo lo enfocases. Y de quién fueses, por supuesto. Pansy creía que ella tendría más números por ser una chica. Bueno, de hecho, era la chica más guapa de su casa. Pero ya había quedado más que demostrado que Draco tenía muy mal perder.

-¿Y quién ganó? - preguntó Sialuk.

-La duda ofende, bonita. - responde poniendo su mejor cara de inocencia y acariciándose el pelo, que ya tenía bastante largo y lo llevaba suelto. - Doce a dieciséis. - dice usando ambas manos como marcador - Y no es mi mejor marca. - añade quitándose una pelusa invisible del hombro.

-¿Besaste a dieciséis personas en una sola noche? No te lo crees ni tú.

-Y añade la dificultad de que estábamos en un internado.

Todos vuelven a reírse pero a Draco no se le pasa de largo cómo Nilak le ha dado un largo trago a su cerveza y se ha mordido el labio inferior.

En ese momento, se percata de que sus piernas estaban en contacto. La verdad es que estaba tan entretenido con las historias de todos que no había reparado en ello. Ese tipo de roce entre ellos era ya bastante habitual. Había llegado el momento de dar un pasito más.

Nilak tiene un codo apoyado en la mesa, sosteniendo su bebida, y la otra mano colgando solitaria por debajo. Quizá podría… ¿Sería el momento adecuado de intentar un acercamiento?

Sin que se note, Draco le roza los dedos con su mano, con la excusa de decirle algo a la oreja.

-Voy a por otra ronda, ¿quieres algo?

Ha sido él quien le ha cogido la mano por debajo de la mesa, pero el apretón posesivo de Nilak le ha pillado por sorpresa. Tras el modesto "estoy bien así, gracias", se supone que Draco debe retirarse e ir a la barra, lo cual le está costando. No quiere dejar de notar la cálida mano de Nilak, ni esa mirada con la que Nilak se lo está follando mentalmente. Sin poder evitarlo, se acerca más a él.

-Si usara Legeremancia ahora, ¿qué encontraría?, susurra en tono burlón.

-Prueba. - lo insta.

La determinación en los ojos de Nilak es electrizante. Draco se ha empalmado en algún momento y no sabe ni cómo. Se bebe lo que queda en su vaso de golpe, sin dejar de observarle con una medio sonrisa pícara. Le guiña un ojo. A continuación, finge un bostezo.

-Chicos, ha sido una velada y un concierto maravilloso pero creo que voy a ir retirándome.

-Te acompaño. - agrega Nilak rápido.

El gesto de Sialuk y Seth es tan parecido que ahora mismo parecen gemelos. "Por fin nos dejan solos" o "por fin estos dos se van solos", cualquiera podría ser. Saben que hay algo especial entre ellos. Bien, porque empiezan a picar los dedos de anticipación. ¿Será de verdad?

Separar las manos es un golpe difícil. Sobre todo cuando Nilak había empezado a acariciarlo de esa forma tan suya con el pulgar, como el día que fueron a volar en escoba.

Un par de excusas y una rápida despedida de cortesía y la separación dura poco. En cuanto salen del bar Nilak lo atrae hacia él. Esta vez con ambas manos y se quedan muy cerca uno del otro, nariz con nariz. Ninguno parece querer lanzarse. Nilak es un jodido calientapollas, piensa Draco. Y me encanta.

-¿Vas a huir de nuevo?

-No podría. Ya no.

-¿Seguro?¿y eso por qué?

-Porque pienso en besarte cada segundo que te veo. Y cuando no te veo también. Porque te has colado muy dentro, Draco. - Pronuncia su nombre acariciando cada sonido. Suena tan bien cuando lo susurra así… Siente el aliento cálido y dulce por el alcohol, que contrasta demasiado con el frío blanco de la calle, donde hace horas que nieva. - Y esto que hay entre nosotros ni tú ni nadie puede seguir negándolo.

"No era yo el negacionista" es lo que estaba a punto de decir antes del ataque frontal de Nilak.

Por fin.

Por fin volvía a sentir esos labios y esa lengua que le hacían temblar las rodillas. Por fin volvía a tener esa boca y, al parecer, todo su cuerpo a disposición.

Porque, en un momento, eran todo brazos ardientes y besos y mordidas pasionales. Toda su mente gritaba "por fin, por fin, por fin" constantemente, conquistando ávidamente cada porción de piel morena que encontraba.

Pero estaban dando un espectáculo y Draco no era de dar espectáculos gratuitos, por más que hubiera fantaseado mil veces con ese momento, así que haciendo un esfuerzo titánico se separa de Nilak para proponerle que use la doble aparición hasta la habitación de su hotel.

-No puedo - confiesa con rabia y desolación en su voz- No puedo arriesgarme. Podría desmembrarte -auch, aún no- Y no quiero arriesgarme a acabar esto en una celda.

-Tienes razón- Nilak no le da tregua ni hablando - Tendremos -beso- que hacerlo - beso con mordisco - al estilo - beso - muggle. - Más y más besos.

Tardan lo que les parece una eternidad en cruzar la calle que separa el bar del hotel y otros tantos en entrar en el edificio y subir hasta la habitación. Ir besuqueándose cada 5 metros ralentiza mucho el trayecto pero es que parecían dos imanes a máxima potencia.

Reconoce que el estilo muggle es tortuoso pero muy morboso.

Una vez en la habitación, Draco lo empuja con su cuerpo contra la pared y lo embiste de nuevo. Quiere recorrer esa piel tan deseada por completo. Es consciente de que ya lleva unos pocos chupetones en el cuello del moreno pero no ha podido evitarlo. Nilak lo toca y acaricia con tanta determinación y cariño que cree que va a arder. Lo agarra de la melena, tirando un poco de él y dejando a Draco inmovilizado y con el cuello y la boca expuestos, esta hinchada de tantos roce intebso.

- Este pelo me ha estado volviendo loco tanto tiempo. - confiesa Nilak. La vanidad de Draco se une a su creciente excitación. Acaba de decidir que le encanta que le regalen las orejas mientras se revuelcan. Nunca antes le había gustado, curioso, pero es que la voz rota por el deseo de Nilak era demasiado extasiante.

Desde que han atravesado la puerta que sus erecciones no paran de frotarse la una contra la otra. Es imposible estar más duro y más cachondo. Pero cuando Nilak le pone la mano sobre su entrepierna y empieza a moverla, Draco se ve obligado a cambiar de táctica: no quiere hacer el ridículo y solo con eso está a punto de correrse.

-Demasiada ropa. - dice estirando la camiseta de Nilak desde su cintura. Este sube los brazos cual resorte para acabar de sacársela.

Empiezan a desnudarse. Nilak solo deja de mirarlo a los ojos cuando Draco se queda con la camisa y en ropa interior. Vergonzosamente mojada, pero por suerte Nilak está igual y no parece ni un poquito avergonzado.

No tiene por qué estarlo, la verdad. El pecho de un Nilak medio enfermo no tenía nada que ver con este, todo fuerza y masculinidad. La última vez no había reparado en algunas cicatrices que ahora recorría con sus dedos. Al parecer Draco no era el único con marcas en el cuerpo. Le preocupaba que le preguntase por la Marca o por la cruz que le había dejado Potter con aquel sectumsempra que casi acaba con su vida.

Después de recorrerse con los ojos, pasan al análisis manual. Uno de los dos ha tirado al otro a la cama pero ninguno será capaz de recordar quién. Se van intercambiando el papel dominante. Ambos tienen demasiadas ganas acumuladas, demasiado tiempo deseándose. Se besan, se muerden y se lamen cada centímetro de piel que encuentran y sus erecciones siguen necesitando con urgencia más atención.

-Draco, quiero chupártela.

-Por favor, sí. Aunque te advierto que hace mucho que…

Draco no puede acabar la frase. Nilak ha empezado a devorarlo entero. Se siente tan caliente y húmedo… Se agarra con ambas manos a las sábanas para evitar ponerlas en la cabeza del otro. El ritmo que lleva ya es demencial y no es nada elegante obligar a nadie a nada. Pero Nilak hace algo inesperado que lo acaba de catapultar. Le entrelaza sus dedos con ambas manos, haciendo mucha fuerza, dando a entender lo mucho que le gusta. Nunca el sexo había sido tan intenso, tan real. Quiere avisarlo pero la garganta le traiciona, se le traba con la intensidad del orgasmo.

Sin avisar. Mierda, se ha corrido sin avisar. Eso no era nada elegante. Mira a Nilak con la esperanza de que no se haya molestado. No le gusta tener que disculparse después del sexo. Bueno, en realidad, no le gusta tener que disculparse. Nunca. Bajo ninguna circunstancia. Por suerte la cara de lujuria de Nilak no da pie a duda, se está relamiendo los restos de Draco que le han salpicado. Draco toma buena nota mental de esa imagen y decide atesorarla para el futuro.

-Normalmente aviso. - señala como disculpa.

-Entonces que no lo hayas hecho es buena señal. - responde pagado de sí mismo aunque con un atisbo de duda en su voz. Draco rueda los ojos. ¿Es como un niño al que hay que premiar? Se lo merece, la verdad.

-Ha estado bien.

-¿Solo bien? - pregunta decepcionado.

Draco se encoge de hombros con cierto dramatismo. En realidad, se siente avergonzado por haber durado tan poco y está haciéndose el duro solo por eso.

-La verdad es que no he tenido tiempo de hacer mucha cosa. Ha sido taaan rápido- exagera para devolverle el golpe.

-Maldito.

-Presumido.

-Túmbate.

-¿Qué vas a hacer?

Era evidente pero seguían con el juego.

-Demostrarte que yo lo hago mejor que tú.

-Eso quiero verlo. - dice tumbándose boca arriba con las piernas ligeramente abiertas y su espada aún alzada.

-Voy a borrarte esa sonrisa en cinco minutos.

Nilak suelta una risa gutural, llena de pasión y complicidad. Lo atrae de nuevo a su boca, Draco a cuatro patas encima de él. Es consciente que se ha dejado la camisa puesta, aunque desabotonada, por una buena razón, pero no es momento de ahondar en ello. No ahora.

Nilak le pone los dedos en la barbilla, fijando así sus ojos.

-Después de esto espero que estés listo para otra ronda porque no me van los polvos rápidos. Quiero hacerlo lento y saborearte toda la noche.

Draco no puede evitar ponerse un poco rojo. Nilak se da cuenta y le muerde el labio inferior suavemente, mientras le pone la mano de Draco en el pecho. Late fuerte, como un caballo desbocado. Eso y la respiración entrecortada y superficial le indican que no es el único que está nervioso.

-Trato hecho.

……

Buenos días!! Este capítulo lo tenía pensado desde el principio del fic. No me creo que por fin haya llegado el momento! Según yo lo he corregido un par de veces pero ando un poco enfermita y no tengo muy claro si habrá quedado bien. Tenía demasiadas ganas de publicarlo. Espero que lo gocéis con esta parejita encantadora. Nos leemos en comentarios!

Pd: recomiendo leerlo con la canción del título de fondo. Esta cantante me sirvió de inspiración para la historia