Podría acostumbrarse a eso. Draco no recordará haber sonreído, ni la revelación de la noche anterior, que ha quedado sepultada con los besos que le está dando Nilak por toda la cara, a horcajadas sobre él, como si fuera un perrito despertando a su amo. O un chico adorable despertando a su… ¿su qué? Vale la pena abrir tentativamente los pesados párpados para descubrirlo y para contemplar ese espectáculo verde que lo mira con demasiada atención.

Nilak da un salto enérgico, volviendo a comportarse como un bípedo humano y le lanza algo al estómago. Repite el lanzamiento. Es su neceser y un par de barritas Twix. Una normal y la otra parece un sabor especial de Navidad, con el envoltorio plateado, copos de nieve y gorrito de Santa Claus incluido. Se imagina a Nilak frente a un mostrador sopesando si le gustará a Draco y optando por la mejor opción de todas: ambas barritas. Así era imposible equivocarse. La sonrisa que oculta bajo una máscara de indiferencia sí que la recordará.

-Anda, levanta Bello Durmiente. Te has perdido el desayuno. - le dice un aseado, sonriente y muy despierto Nilak.

Se imagina que aquello es alguna de esas referencias muggles que se le escapan. Ya lo averiguará más tarde. Ahora mismo tiene una misión más importante: ducharse, algo verdaderamente urgente tras la apasionante sesión de sexo de anoche. De verdad que no entiende cómo es posible tener una erección matutina después de aquello. Sus hormonas mandan y él no puede objetar nada al respecto, solo procurar disimular con esas mismas sábanas vilmente maltratadas.

Draco sale del baño pulido y vestido de cintura para abajo dispuesto a coger una camisa limpia de la mochila. Nilak le echa una foto desde la cama, con el móvil.

-Eh! ¡Sin camiseta es más caro! - bromea estirando el brazo para robarle ese dispositivo endiablado - Déjame verla - reclama saltando sobre la cama y, por lo tanto, sobre Nilak, que no opone ningún tipo de resistencia. Más bien al contrario, le cede el móvil con gusto y agarra a Draco suavemente por la cintura para que se siente delante de él. Se ponen a mirar fotos juntos, la mayoría de Draco o de ellos dos. También alguna con Caos y de Seth y Sialuk sonrientes en Lemmini.

-Te gusta hacer fotos - es una especie de pregunta encubierta.

-Me gusta mirarlas y recordar estos momentos. No tengo ninguna foto de mi infancia ni de mis padres. Supongo que es por eso.

-Pues de mí puedes hacer un álbum.

Draco siente la risa del moreno a través de su espalda. Es una risa grave, sincera, amable. Se quedan así unos minutos. Nilak le está dejando un camino de besitos castos por el cuello mientras le recorre los hombros y brazos con las manos.

-Eh… ¿Y este niño? Dime que no es tu hijo secreto.

De nuevo las cosquillitas de su risa contra la piel.

-Mira que eres idiota… - le dice mientras sigue besando el cuello del rubio, pero esta vez, acompañado de un mordisco cariñoso, a modo de represalia. Draco se queja, pero se retuerce estratégicamente para restregarse contra la entrepierna del otro. Nilak responde al contacto de Draco con un ronroneo felino - Es mi ahijado. Vive en Inglaterra. Es genial. Estoy convencido de que te encantaría.

-Parece listo. Y más guapo que tú - Nilak dibuja una sonrisa ladeada, como si Draco hubiera hecho algún chiste. A veces parecía que el moreno se reía de cosas que no tenían gracia alguna, solo lo había dicho para quedar bien y meterse un poco con él.

Nilak farfulla algo similar a "y que lo digas" y arremete con un ataque de cosquillas. La risa de Draco es algo que no había escuchado nunca. Es sedosa y arrulladora, muy distinta a la imagen de serpiente altiva que suele mostrar. Nilak atesora ese sonido, esa faceta de Draco con una sonrisa relajada, honesta, junto a su pelo fino y brillante. Es perfecto, piensa. El siguiente pensamiento viene directo de su corazón y lo inunda todo de una claridad apabullante. Pero, en esos ojos que estaba aprendiendo a leer, había demasiada inseguridad. Las palabras se le quedan atrancadas en la garganta. Una parte de él sabe que ha cometido un error del que quizá no podrá salvarse. Esta vez no habrá sacrificio ni reliquias que lo ayuden.

Draco carraspea, adoptando una pose más decente y el silencio se instaura en la habitación. Es un silencio de espera, ese tiempo que cedemos al otro cuando vemos que quiere decir algo difícil. Nilak ha dejado de tocarlo, demasiado ensimismado mirándolo con intensidad, diciéndole todo lo que no se atreve a confesar. Menudo Gryffindor de pacotilla está hecho.

-Cómo es…

Nilak le roza la nariz con la suya, instándole a que siga hablando. Cualquier tema de conversación es mejor que lo que pasa ahora mismo por su cabeza. Espera que ese gesto no lo asuste. A lo mejor ha sido demasiado íntimo. Ni lo ha pensado. Nunca lo había hecho con nadie. De hecho, nunca se había sentido así con nadie.

-Nada, es igual. Déjalo. Es una tontería.

-Seguro que no. Te has quedado muy callado. Pregunta lo que quieras.

-Vale. Pero si no quieres responder, no pasa nada. Es solo que me preguntaba cómo era, no sé, no tener padres y eso.

Vaya, eso sí que no se lo esperaba. Aunque podía entenderlo. De repente, es muy consciente de que Draco tiene madre entre la vida y la muerte y un padre muerto en vida.

-Tu madre se pondrá bien. – Afirma sin demasiada seguridad.

En vez de decir lo que está pensando, que él realmente no puede saber si su madre se recuperará, decide encogerse de hombros como respuesta.

-Ya te he dicho que era una tontería.

Nilak suspira y empieza a acariciar el pelo de Draco, peinándoselo detrás de la oreja. Seguramente la pregunta le haya sorprendido. No es algo que se suela hablar después de tener sexo por primera vez.

-Supongo que en mi caso es diferente porque no tengo recuerdos de ellos. Pero te sientes… perdido, como si no le importases a nadie en el mundo.

Draco se ha quedado muy quieto, con la vista fija en el suelo. Nilak continua con la explicación, abriéndose a él.

-Te acompaña siempre una especie de vacío en el pecho. A veces crece y te hace sentir realmente mal.

Podía entender perfectamente esa sensación de lucha, de abandono. De soledad.

-Por suerte, cuando conocí la magia, me encontré con una familia que es algo así como mi familia adoptiva. Me quieren muchísimo y… - hace una breve pausa - Bueno, yo a ellos también.

Se quedan unos segundos en silencio. Cada uno perdido en sus propios pensamientos. Miedos y esperanzas, culpa y gratitud.

-Seguro que son majísimos. Para aguantarte a ti, quiero decir - bromea para romper la atmósfera pesada que se había instaurado.

Draco se gira espoleado por un gesto del moreno y comparten un beso largo y profundo, lleno de significado. Parece como si necesitaran acallar todas esas dudas y acortar toda la distancia mental que los separaba a base de contacto. De labios, manos y piel.

Nilak, sin embargo, parece que no ha acabado de hablar.

-Draco, quiero… - ahora es él quien carraspea - Necesito contarte algo.

Nilak se había puesto muy serio de repente, pero su voz seguía siendo dulce y amable.

-Claro, lo que sea.

-Yo… Cuando llegaste aquí…

En ese momento, alguien empieza a aporrear la puerta.

-¡Hace más de una hora que os estamos esperando! - grita un Seth alterado.

-¿Estáis bien? - Pregunta su dulce prometida.

Draco se queda perplejo. ¿Se puede ser más inoportuno? Desde luego, Seth se podría llevar un premio al Improcedente del año.

-¡Ahora vamos! ¡Cinco minutos! - grita girando la cabeza hacia la puerta. Luego se vuelve hacia Nilak - ¿Qué ibas a decirme de cuando llegué? - Pero Nilak parece bastante abatido y no responde. Draco decide darle un empujoncito y se pone de pie, subiéndole con la mano la barbilla para que lo mire. - Si vas a decirme que me reconociste, ya me lo había imaginado yo solito. - Hace una pausa para coger aire. Tenía que preguntárselo, tenía que saberlo - ¿Por eso no querías nada conmigo? - Aunque hubiera descartado mentalmente esa opción, la herida en el orgullo seguía ahí.

-¡No! O sea, sí, te reconocí. Pero no te conocía realmente. Lo que quiero decir es que estaba equivocado. Lo he estado mucho tiempo.

-¡Como no salgáis en dos segundos echo la puerta abajo! - Seth está cada vez más enfadado.

-¡Qué pesado! - Draco se dirige a la puerta, ahora con el ceño fruncido y poniéndose la camisa por encima de camino. Abre la puerta. - ¿No sabéis lo que es la privacidad?

Empieza una escena algo surrealista de una Sialuk apabullada disculpándose, un Seth con los ojos como platos dirigiendo su mirada a Draco y Nilak y a la única cama sin hacer y a un Draco con todo el arsenal despectivo de su lado más Malfoy.

Nilak se acerca para poner paz. Draco lo interroga con la mirada como preguntando "¿estamos bien?". Nilak le sonríe y le da un apretón de manos. Vuelve a ser el mismo de siempre.

Por el bien común (y para no arruinar una boda que está a punto de celebrarse) deciden dividirse para hacer las compras navideñas. Sialuk va con Draco, por supuesto, y por la cara que lleva va a tener que dar algunas explicaciones. De hecho, no le importa en absoluto. Ella es lo más cercano a una amiga que tiene con quien compartir confidencias.

En cuanto se quedan solos Sialuk descarga un poco de rabia sobre la actitud de Seth de esa mañana pero a los cinco minutos ya se le ha pasado el enfado y pasa al modo cotilla.

-Así que Nilak y tú ahora estáis juntos, eh - Ataca levantando las cejas en un intento absurdo de imitarle.

-La sutileza no es tu punto fuerte, por lo que veo. - Evade el tema solo por hacerse el interesante pero está convencido que la sonrisa torcida que comparten ambos lo acaba de delatar.

-Era un secreto a voces. Ayer saltaban chispas entre vosotros. – Hace el gesto con las manos dándole más dramatismo a sus palabras.

-Bueno, no sé si tanto. Soy un caballero y no voy a dar detalles que asusten a una casta alaskeña, pero digamos que no he dormido solo. Ni mucho, ya me entiendes. - Ahora es él quien hace el movimiento de cejas, mucho más preciso y elegante que el de ella. Años de práctica. Sialuk rompe a reír y dar saltitos de alegría.

Y así pasan el resto de la mañana, entre risas, bolsas de regalos y villancicos perversamente pegadizos. Draco no había escuchado nunca la mayoría de esas canciones muggles y estaba a punto de sangrarle los oídos de lo horrorizado que estaba. Para compensar, Sialuk lo lleva a una cafetería donde hacían unas bebidas rocambolescas y extrañas pero súmamente dulces, frapuccinos los llamaban. Draco se apunta mentalmente el sitio para volver con Nilak en otra ocasión. Siendo mago, era imposible que no le gustara el azúcar. Era casi como el combustible de la magia, algo necesario para todo ser mágico que se preciase.

Sin embargo, aunque la mañana había sido de lo más entretenida, Draco tenía otros planes para la tarde. Planes más íntimos que precisaban de una cama y mucho lubricante.

Al encontrarse para almorzar, un radiante Nilak lo saluda con un beso casto en los labios. Seth y Sialuk comparten una mirada significativa entre ellos y nadie comenta nada al respecto. Draco no se ha percatado de todo eso porque se ha quedado bastante en shock. De repente tenía un nudo en el estómago, como si sus entrañas hubieran gritado de emoción y de miedo al mismo tiempo. Lo de anoche había sido increíble, pasional y lleno de complicidad, pero este simple beso parecía una declaración de intenciones en toda la regla, sobre todo tras la mirada feliz y embobada que paseaba Nilak.

Ahora lo veía. Igual no era el único de la relación que estaba pillado. ¿Acababa de decir relación? Draco, frena, que cuanto más alto subas, más grande es el golpe, se recuerda.

Por desgracia, los planes que había trazado Draco se vinieron abajo tan rápido como cabalga un centauro. No le habían explicado no sé qué cuento sobre que tenían que dejar la habitación antes de mediodía. Aquello le pareció surrealista. Los muggles siempre encontraban la forma de sorprenderlos. Pero no se iba a desanimar. Las miradas y toquecitos furtivos de Nilak prometían mucho.

Tras dejar a los prometidos en sus respectivos hogares, Draco y Nilak se estaban restregando el uno al otro en la misma furgoneta que habían usado para el viaje. Ni en mil años se hubiera imaginado Draco a sí mismo en esa situación en un vehículo muggle. Y lo poco que le importaba, en ese momento, el decoro. La vida no dejaba de sorprenderlo desde que había llegado allí.

-Espera, espera, espera…

-Eso es lo que llevo haciendo todo el día, tontito.

No tenía ni idea de dónde había salido ese absurdo apelativo. Esperaba no repetirlo.

-Draco… Quiero… Necesito… Por favor.

Draco hace un gesto de fastidio mientras se aparta del moreno. Este le busca las manos para hacer contacto visual.

-Gracias - le agradece dando un suspiro - Pasado mañana es Navidad y celebramos la boda. Quería darte tu regalo de Navidad antes de eso, cuando te recogiera - se aclara la garganta -. Si quieres, claro.

No puede verlo bien por la oscuridad de la noche. El coche digamos que no es un lugar luminoso (por suerte, piensa, dado lo que estaban haciendo), pero Nilak parecía que se había puesto rojo y miraba avergonzado hacia otro lado. ¿Acababan de compartir fluidos corporales y ahora le entraba la vergüenza? Este chico no tiene remedio, piensa, esbozando una sonrisa ladeada de ternura.

-El caso es que me falta una parte de tu regalo.

Ahora es Nilak que lo mira indignado como si él pudiera entender qué estaba pensando. Casi no entendía ni lo que estaba diciendo con la calentura que lleva encima.

-Vale. ¿Y eso es un problema porque…?

-No quiero separarme de ti.

Draco acaba rompiendo a reír. La conversación estaba siendo cada vez más ridícula. ¿Qué frase ñoña acababa de soltar?

-O sea, hasta la boda, al menos.

Eso estaba un poco mejor. Más en su zona de confort.

-Bien, vamos bien. En eso estamos de acuerdo.

-Dame dos horas.

-Eso ya no me parece tan bien. - responde soltando un ruidoso quejido.

-En dos horas, ¡o menos! me planto en tu casa y seguimos con esto.

Draco arquea una ceja con suficiencia.

-A ese cuchitril no puedes llamarlo "mi casa". Mi casa de verdad tiene varios centenares de hectáreas más. Y es infinitamente más lujosa.

-Pues en tu cabaña. – Rectifica con una sonrisa torcida que se esfuerza en esconder.

-Vale. Pero traerás cerveza de mantequilla y una película decente. Yo me encargo de las palomitas.

-Trato hecho - señala asintiendo efusivamente con la cabeza y sellando el acuerdo juntando sus frentes.

Ese gesto también era totalmente nuevo. Sentir el calor de sus frentes, sus alientos entrecortados, el fuerte agarre de las manos de Nilak… todo era demasiado y demasiado poco.

Entre el beso de esquimal, el beso furtivo en público y ahora esto Draco estaba mareado. No se reconocía a sí mismo. No quería confesar que una parte de él lo estaba disfrutando. Es más, lo quería.

-Dios… - suspira Nilak mordiéndose el labio, contenido de deseo.

-Puedes llamarme Draco.

Qué fácil era hacer reír a Nilak ahora. Y cómo le gustaba.

-Dos horas. - sentencia con sorna.

-Dos horas - repite Nilak asintiendo.

-No me gusta esperar. - amenaza Draco.

-Lo sé. – Afirma Nilak con una amplísima sonrisa.

-Más vale que merezca la pena. - En realidad, estaba haciendo tiempo para que no se fuera tan rápido. Solo una pequeña parte de su cabeza le recordaba que cuanto antes se fuera, antes regresaría.

-Lo hará.

Y dicho esto, Nilak mete la mano en su bolsillo para agarrar su varita y se desaparece. Nilak lo ha hecho aparecer en su cabaña, gratamente calentita. Otro derroche de magia de esos que le encantaban. Pocos magos conocía que pudieran conjurar una doble aparición con distintos espacios. Se tenía que ser, además de habilidoso, un tanto temerario, pues corrías el riesgo de desmembrar a la otra persona si no eras muy consciente de cada una de las partes de su cuerpo, además de visualizar los espacios a la perfección.

Draco se recoloca su dolorosa erección. Le vendrá bien una ducha calentita. O fría, quizá fría mejor.

...

Holaaa!! Siento haber tardado tanto en publicar. He tenido parálisis por análisis, a la peque malita y problemas informáticos, además de la Navidad de por medio. Pero no me lo tengáis en cuenta que hoy es mi cumpleaños jajaja

Murtilla preguntó que no le había quedado claro si Draco era top o no. No sé si lo llegué a incluir en un capítulo porque en mi cabeza hay muchas más escenas de las que se materializan pero, según yo, Nilak tiene bastante experiencia como top. En cambio, Draco no tiene experiencia ni de top ni de nada (estuvo demasiado torturado después de la guerra y durante la misma). Así que por eso empieza Nilak dando cariño al culito de Draco. Pero pronto recibirá Nilak, no os preocupéis 3

Nos leemos en comentarios!! Un besazooo!!