Muy buenas a todos, gente ¿Cómo les va? Espero que bien.
Primero que nada, quisiera pedir disculpa por la demora; los que ya me conocen seguramente están acostumbrados xD, pero los que no quizá hayan pensado que dejaría esta historia colgada. La verdad es que no, pienso terminar todas mis historias en un momento dado, pueden descuidarse. Hoy vuelve cargadito para recibir el año como se merece (en junio).
Bien, toca pasar a los reviews:
NSoul13: Me alegra mucho que te gustara y tranquilo, como dije, no pienso dejar esta historia suelta e.e
UchakoAra: Exacto xD. Ese es mi punto, ya que Zoro es muy…Zoro para tener un harem, pues mínimo hará las cosas más divertidas ¿No crees? Espero que disfrutes del cap.
Yoyo77: No te decepcionaré amigo. Verás que este fic es algo…digamos… muy diferente a los demás harems que revolotean por ahí.
AizaOshiwa: Muchas gracias por el comentario e.e … Y lamento la demora en actualizar, espero que el capítulo sirva como recompensa.
SilversHaki: Eres de los míos entonces xD si es por Zoro leo de todo. En cuanto a la historia… tranquilo, que no los decepcionare. Esto viene para largo.
CrazyGirlSama: Muy buenas, me alegro que hayas disfrutado del capítulo y tendré en cuenta tu recomendación para el futuro. Pues ya tengo un par de chicas seleccionadas para el harem, así esto no pasa de ser un buen fanfic con historia a alguno burdo y solo lemon (que lo habrá, pero más adelante). Y tranquila, que no pienso tocar demasiado a Zoro; yo también he visto como muchos protagonistas se ven bastante cambiados ante la perspectiva de un harem, pero la gracia de esta historia es que sea el verdadero Zoro el que está en medio de todo esto.
Omnipresente: Muchas gracias por el mensaje amigo y me alegro que te haya gustado e.e. Tu consejo ha sido escuchado.
Hombre si, Zarek da una mala espina de tres pares de huevos xD. Y si he logrado que tuvieras esa sensación anteriormente, ahora, verás que puede ser peor.
AshiAshi: Espero no haber demorado demasiado, pero finalmente aquí está la continuación de la historia.
Me alegra que pienses que esta historia tiene potencial e.e… Y si, yo pienso igual que tú en ese aspecto de los fanfics harems. Pero no temas, que esta historia deberá tener muuuuuucho desarrollo para llegar al harem, entre otras cosas más. Espero que disfrutes el capítulo.
Lean las notas al final del capitulo e.e ahora si, empecemos con esto que ya tocaba.
Ni One Piece ni sus personajes me pertenecen
Los Únicos E Inigualables Reyes Pirata
Los pasos de ambos niños resonaban con fuerza en el prado mientras Zero, estoica pero profundamente horrorizado, observaba a sus hijos correr uno hacia el otro sin poder mover ni un solo musculo de su cuerpo.
Por su lado, los hermanos se encontraron en medio del campo con un firme agarre sobre sus armas antes de estrellarse con violencia.
Zarek comenzó el encuentro con un movimiento horizontal de su bokken a la altura del cuello, cosa que Zoro apenas esquivo inclinándose hacia atrás; sintiendo como el aire se cortaba cerca de su cabeza. Pero no iba a dejar que eso lo intimidara; hoy le mostraría a su hermano que ya no podría pisotearlo, así que, con rabia lanzo un golpe horizontal con destino al cráneo de su hermano, cosa que este último repelió con ayuda de su propia arma.
Zoro sonrió burlonamente al ver como el pelinegro caía directamente en su farol antes de atacar con su brazo derecho, apuntando al torso de Zarek. Lamentablemente esto no pareció impresionar al pelinegro quien detuvo el impacto con su bokken hacia la izquierda, deshabilitando a Zoro mientras él recogía su arma, se posicionaba con el bokken a la altura de sus hombros, apuntando hacia adelante y finalmente lanzando una rápida estocada hacia el confundido peliverde quien apenas pudo bloquearlos cruzando sus bokken frente a él.
El sonido de la madera astillándose llego a todos los presentes, mientras los hermanos Roronoa batallaban por el control. Duelo que no duro mucho tiempo pues el peliverde tenía una gran ventaja en términos de fuerza, así que, haciendo uso de esta, rompió su guardia con un simple movimiento de brazos. Mas esta acción poco perturbo a Zarek, quien dio una vuelta en el aire antes de caer en posición de lucha frente al enfadado peliverde.
El tiempo no se desperdició en inútiles miradas frías esta vez ya que ambos hermanos nuevamente volvieron a lanzarse al ataque uno contra el otro con rapidez, siendo Zoro esta vez el que inicio lanzando un golpe horizontal con la izquierda, cosa que Zarek esquivo agachándose ágilmente por debajo del bokken solo para luego proceder a bloquear el golpe en vertical propinado por su hermano, mas no contó con que la fuerza del peliverde lo abrumaría, enviándolo de rodillas al suelo mientras seguía bloqueando.
-AHHHHHH- gruño con furia el peliverde, mientras se preparaba para darle una estocada a su hermano con su mano libre.
Zarek no se rindió; sin saber siquiera cómo, reunió la fuerza necesaria para reincorporarse, levantándose casi de un salto y rompiendo la guardia de su hermano, logrando que este se tropezara hacia atrás. Zoro trastabillo al ser repelido, mientras eso sucedía podía ver como el pelinegro se acercaba peligrosamente a él, a punto de lanzar una estocada con su bokken. Los sucesos parecían ocurrir en cámara lenta, mientras veía como su hermano lanzaba un golpe que podía producir mucho daño si conectaba. Pero no podía dejar que Zarek ganara, no de nuevo. Así que, sosteniendo con firmeza su bokken, lanzo otra estocada con su mano izquierda.
Para Zero solo había trascurrido solo unos segundos antes de que Zoro apuñalara a su hermano, apuntando justo a la cabeza. El resultado fue inmediato: Zoro rozo la mejilla de Zarek con la punta de su bokken, consiguiendo un sangrado de este último. Pero el golpe no vino gratis, Zoro fue empujado hacia el suelo producto de una estocada en el hombro antes de rodar de espaldas y volver a incorporarse con algo de dificultad.
Los hermanos Roronoa jadeaban con irregularidad presas del cansancio que los abrumaba, observando al otro con nada más que furia grabada en sus ojos.
Zero era un hombre valiente; veterano de muchas batallas y conflictos. A lo largo de su vida se forjo una importante reputación en todo el mundo, siendo uno de los hombres más buscados y temidos en todo el océano, o al menos hasta hoy.
-¡Zero!-Yami, su esposa, lo sacudía con terror y sin apartar la vista de sus hijos que, poco a poco, se acercaban más el uno al otro. Ella comenzó a gritar con desesperación, pero eso no parecía sacarlo de shock, pues por primera vez en su vida Zero se quedó congelado del miedo.
Poco a poco, su visión del mundo se fue distorsionando; era como volver al pasado. Un dejavu
El bosque que los rodeaba paso a convertirse en un escenario apocalíptico; estructuras destruidas, escombros y cuerpos sembrados por doquier. Las nubes decoraban el cielo, mientras que la lluvia y el sonido del metal chocando entre si llenaba la isla desierta donde se encontraban, lugar neutral de su último enfrentamiento.
Viéndolo desde la perspectiva de un espectador, Zero logro presenciar uno de los recuerdos que más lo atormentaron en su vida.
En medio de lo que anteriormente fue una plaza, se encontraban dos hombres vestidos con una armadura semejante a la de los samurái; uno de ellos tenía el pelo castaño y largo atado a una cola de caballo, igual a su hijo menor, Zarek. Su armadura era totalmente negra mientras que la ropa que va por debajo de la misma era color rojo carmesí.
El otro hombre tenía cabello corto y castaño, vistiendo una armadura negra con tela verde por debajo de esta.
- ¡Ríndete, Zero! -exclamo el hombre de cabello corto, empuñando una katana marrón-ya has traído suficiente deshonra a nuestra familia. Entrégate y haré que tu muerte sea indolora-
- ¡Nuestra familia ya vivía en deshonra! -rugió en respuesta- ¡Nuestro padre se encargó de eso y tu solo vas a permitir que eso se mantenga! No hay honor en servir a un tenryuubito, Zoro. -exclamo con una expresión rígida.
-Tus palabras no tienen peso, hermano-dijo Zoro tomando una posición ofensiva, acción que fue imitada por Zero- Luego de hoy seré el ultimo Roronoa que quede y las casas guerreras solo responderán ante mi ¿Últimas palabras hermano? -
-No, tú ya dijiste las tuyas-
Y nuevamente así, los hermanos volvieron a enfrentarse, lanzándose el uno contra el otro.
Los segundos pasaron en cámara lenta mientras Zero observaba el inevitable final de esa contienda. Quería apartar la mirada, pero no podía, algo parecía evitárselo. Frunció el ceño y cerró los ojos, tratando de evitar tal visión, mas ya sabía lo que sucedería, lo había vivido ese día y muchos años más en sus pesadillas. Nuevamente volvió a abrir los ojos, solo para ver como el paisaje se distorsionaba nuevamente; esta vez los edificios y las ruinas comenzaron a volver a su estado original siendo reemplazados por árboles y el entorno de siempre.
Zero estaba en shock, algo totalmente inusual en él, pues frente a sus ojos, el fantasma de su hermano y el suyo propio se cernían sobre sus descendientes mientras ellos corrían el uno hacia el otro. En ese momento tomo su decisión, debía asegurarse de que la historia no se repetiría.
Con fuego en sus ojos salto hacia el campo, ignorando a su esposa y a cualquier otra forma de vida en su propiedad, atravesando la distancia en un parpadeo y posicionándose justo entre medio de los hermanos. Todo paso en medio de un segundo ya que en un abrir y cerrar de ojos Zero había atrapado las armas de sus hijos justo antes de que estas chocaran entre sí.
Luego de eso, silencio. Cayo como una roca en todo el recinto y el hogar Roronoa.
Los niños ya habían soltado sus armas e incluso se habían alejado levemente de su padre tras lo ocurrido; Zero era un hombre imponente, de eso no cabía duda alguna, pero verlo así de estoico y molesto intimido a los presentes.
-Estoy decepcionado-dijo con voz más grave de lo normal-no han aprendido nada de mí, ni de lo que les hemos enseñado-
-Pero... padre-murmuro el pelinegro antes de ser callado con solo una mirada de su progenitor
-Váyanse-expreso el mayor, dando por finalizada la conversación.
Acatando las ordenes de su padre ambos hermanos se encaminaron con distintas expresiones hacia dentro de la vivienda, siendo observados por su madre desde el pórtico, quien portaba un semblante severo. Zoro se encontraba cabizbajo, regañándose mentalmente por dejarse llevar por las malas emociones y el resentimiento de su hermano, había dejado que la furia lo dominase y acabo por decepcionar a su padre.
Por otro lado, Zarek se veía frustrado y avergonzado al mismo tiempo, y el hecho de que su padre haya sido el que detuvo la pelea lo frustro aún más. Era obvio que su padre tenía un favoritismo por Zoro a sus ojos, era su primogénito después de todo, pero él también era su hijo y le demostraría que era el más fuerte de los dos...
Aunque pareciese que el destino tenía otros planes para ellos pues después de ese día, todo sería diferente.
Sin que ambos pudieran reaccionar a tiempo para evitarlo, algo parecido a un haz de luz salió de entre los árboles, atravesando todo a su paso hasta llegar a su destino. Ambos infantes se paralizaron del miedo, no pudiendo hacer nada mientras veían lo que seguramente seria su muerte. De repente, una figura se transportó frente a ellos, bloqueando el ataque enemigo con ayuda de sus katanas y neutralizándolo por completo.
- ¡Padre! -gritaron ambos niños con admiración, sin embargo, este no les prestó atención alguna mientras observaba en dirección al bosque de donde había venido el ataque, acción que fue imitada por Yami quien se interponía entre sus hijos y el atacante, tomando lugar junto a su marido.
-Muéstrate-ordeno con voz serena pero grave el Roronoa mayor-Kitsuorenji-
Ninguno de los dos menores entendía bien lo que pasaba, sin embargo, podían sentir el instinto asesino que emanaba su padre y podían asegurar de que no se trataba de nada bueno.
Un movimiento a través de los arboles llamo su atención, cortando cualquier pensamiento coherente que puedan haber formulado pues, desde el bosque, emergió una figura que exudaba gran poder. Un hombre de gran altura que portaba un abrigo blanco con puños naranja sobre sus hombros. Un almirante.
La tensión podía sentirse en el ambiente mientras el enemigo sonreía tranquilamente, como si se tratará de un viejo amigo, antes de comenzar a aplaudir mientras se reía por lo bajo.
-Vaya-comento el hombre con voz jocosa y jovial-tantos años y aún mantienes esos reflejos. Tu fama es bien merecida Zero-comento el hombre. El susodicho portaba un traje naranja a rayas verticales y unos zapatos negros que hacían juego con su camisa abierta. Era bastante alto, incluso más que Zero, llegando a medir 2 metros y 70 cm y su rostro tranquilo y sereno portaba unos perezosos ojos marrones con una gran sonrisa mientras que su cabello rojo y lacio cubría casi por completo el lado izquierdo de su cara, donde se lograba ver el final de una gran cicatriz.
-Vienes a terminar lo que los tenryuubitos no pudieron ¿no? -
-Siempre en el clavo Zero, siempre en el clavo-sonrió Kitsuorenji- Mira, sé que eres de esos hombres super serios que no quieren perder tiempo y todo eso ¿Pero no me darías por lo menos la satisfacción de hacer todas esas preguntas que los protagonistas hacen en tu lugar? Me lo debes después de haberme quitado media cara- "razono" el recién llegado, obteniendo el silencio por parte del pelinegro- Eres malo Zero-eres malo Zerooooo-lloro el hombre tapándose los ojos con su brazo de manera exagerada. Mira, podemos hacerlo a la fácil; vienes, te matamos por supuesto, Sengoku me colgaría de los huevos si no. Nos llevamos lo que hurtaste y todos felices, claro que todos tendrían que morir y esas cosas de las que no me gusta hablar. Pero eh, tus pequeños demonios morirán sin dolor, eso es un regalo en este mundo tan cruel...Roronoa "Oni" Zero-
- ¿Quienes vienen contigo? -ignorando las provocaciones, el pelinegro pregunto.
- ¿De quienes hablas Zerooooo? No hay nadie más aquí-exclamo el almirante mirando hacia ambos lados, fingiendo buscara a alguien más además de ellos, recibiendo el silencio del estoico Roronoa a cambio-Oh mierda, sigues siendo muy serio Zero- se quejó el almirante-ya muchachos, salgan de ahí-exclamo el hombre solo para luego ver unas siete figuras de todos las formas y tamaños saliendo de entre las sombras, quienes caminaron hasta posicionarse justo al lado Kitsuorenji- impresionante ¿No? -exclamó pasando su brazo sobre el hombro de un joven de pelo castaño y lacio- hace poco la marina decidió hacer un trato con algunos piratas bastante capaces; a cambio de dejarles hacer lo que quieran ellos deberán acudir en nuestra ayuda si se les necesita. Les llamamos Shichibukai o los guerreros del mar, aunque seguro les cambiaremos el nombre por uno mejor-sonrió
El patriarca Roronoa frunció ligeramente el ceño ante esto y a su vez observo a los recién llegados con frialdad, analizándolos de pies a cabeza. Al parecer Kitsuorenji no mentía, pues en el grupo había mínimamente 5 personas que podrían llegar a causar problemas junto con el propio almirante.
La situación no era ventajosa; sabía que no podría luchar protegiendo a su familia y mucho menos conteniéndose, tendría que quitarlos de la ecuación de alguna forma.
-Zero- la voz de su esposa lo saco de sus pensamientos, provocando que este volteara a verla y que sus miradas chocaran por unos segundos antes de recibir un asentimiento por parte de Yami. Ya sabía lo que debía hacer.
Zero enfundo nuevamente sus katanas justo antes de sacarlas de su obi, acción que sorprendió tanto a los piratas como a los infantes, sin embargo, ni Yami ni Kitsuorenji se inmutaron ante esta acción. Por su parte Zero se tomó un segundo para admirar con cierta nostalgia la belleza de sus armas, aquellos instrumentos que le sirvieron a lo largo de toda su vida.
Dio media vuelta, encarando a sus hijos que fingían no estar asustados ante esa situación. Viendo con facilidad que, a pesar de su rivalidad, comprendían el significado a través de las palabras del almirante, y también, el significado de lo que él quería proteger.
-Zo…-llamo el mayor, sorprendiéndose al ver a su hijo con dos espadas de practica en sus manos
- ¡Padre! ¿Qué sucede? ¡Déjame ayudarte! ¡Les mostraremos que les pasa a las personas que amenazan a nuestra familia! – gruño el peliverde.
Podía ver el temblor en el cuerpo del pequeño, obviamente estaba asustado, pero aun así estaba dispuesto a pelear junto a él. Su pecho se hincho de orgullo.
-No-respondió secamente el mayor y, sin dejarle tiempo a protestar, extendió una de las katanas, la de la guardia y empuñadura color marrón, hacia su hijo mayor- Esta espada era de mi hermano Roronoa Zoro, tu tocayo, ahora es tuya-
Tal acción dejo anonadado al pequeño Zoro, dudando si quiera de recibir tal muestra.
-No soy digno-respondió el niño recibiendo el arma mientras intentaba formular una palabra coherente.
-No, no lo eres. Debes ganártela-contesto Zero antes de girarse hacia su hijo más pequeño-Zarek, esta es mi espada, úsala para defender a los tuyos-entregándole al pelinegro una espada de guardia y empuñadura totalmente negra-tú también deberás ganártela-
Zarek estaba asombrado ante tal muestra por parte de su estoico padre, aunque una parte de eso también lo asustaba.
-Padre-llamó Zarek ¿Cómo te defenderás? ¡Es demasiado peligroso!-
-No debes preocuparte-respondio el mayor tomando los bokken que poseia su hijo mayor-ustedes escaparan con su madre. Yo los seguire luego-
Ambos menores estaban abrumados y completamente aterrorizados. No entendian que sucedía y, por sobretodo, querian estar junto a su padre; ese era su hogar tambien y, sea lo que sea que quisiesen esos marines, no se rendirian sin pelear.
Quisieron protestar nuevamente pero en ese instante, un montón de arena se materializo a espaldas del patriarca Roronoa, con un garfio sujetado en su mano derecha listo para acabar con el pelinegro mayor.
-¿Espadas de madera? ¡No nos subestimes viejo!-grito el hombre con pelo lacio que estaba junto a Kitsuorenji hace unos instantes, listo para apuñalar al pelinegro antes de que este ultimo diera un rapido giro, cercenando la mano del asesino en menos de un segundo.
-AHHHHHHHHH-el grito de dolor lleno el bosque y, aunque parezca extraño, tranquilizo a los niños el saber que su padre no era un samurai cualquiera.
-Tranquilos, estaré bien-sonrio disimuladamente el pelinegro antes de encarar nuevamente a su enemigo, quien sostenia su muñon en un gesto de dolor con tal de contener la perdida de sangre.
-Bastardo-siseo Crocodile en un susurro ahogado.
A Zero poco y nada le importo el insulto antes de atacar con un corte horizontal a la altura del rostro.
El shichibukai vio esto en camara lenta, transformandose en arena con tal de salir ileso del golpe sin contar conque este cortara su cara de igual manera por todo el ancho entre su nariz y sus ojos.
-AAAAGHHHHHH-el grito del pirata se retumbo nuevamente, haciendo que algunos shikibukais retrocedieran levemente
-Vayanse-digo el pelinegro de forma autoritaria y sin siquiera voltear a ver a su esposa ni hijos-Ahora-
Y finalmente, sin tener otra opción, ambos hermanos se vieron obligados a correr tras su madre, adentrandose en el bosque hechando un ultimo vistazo de la espalda del hombre que los crio.
De repente, el silencio inundo el paisaje que los rodeaba, siendo interrumpido de vez en cuando por los pasos de los niños caminando por el bosque o algun otro quejido silencioso del Shikibukai que aun estaba tendido en el piso.
-Supongo, que asi quieres hacer las cosas ¿No?-pregunto el almirante mientras encendia un cigarrillo con voz totalmente cambiada y seria. Su personalidad cambio de un momento a otro.
-Si-respondió con tranquilidad el espadachin, preparandose para la lucha-Cuando quieras-
-Muchachos ya saben que hacer, matenlo-ante la orden cada pirata salio disparado hacia el pelinegro, quien los aguardo con paciencia-tú, Arno, ya sabes que hacer-
-Por supuesto- respondio el denominado Arno. este vestia una chaleco de color negro el cual dejaba ver parte de su pecho marcado, unos pantalones color rojo y unos zapatos oscuros. Su rostro era algo distintivo, con unos ojos claros color azul, una barba al estilo candado y tatuajes en forma de serpientes que recorrian su cuello y calva.
Arno levanto levemente las manos antes de chasquear los dedos, solo para que una innumerable tropa de marines apareciera detras de él.
-¡Marines!-grito el almirante de turno, sin siquiera voltear a ver a sus hombres-Hoy es el día...el día que la marina destruyo a uno de los hombres más buscados del planeta-
-¡HAI!-el grito de los soldados confirmo las palabras de Kitsuorenji
-¡Traigan la cabeza del demonio! ¡Quiero la cabeza de Roronoa Zero!-
El sonido de pasos en estampida llego a los oidos del espadachin, viendo como una oleada de marines se diriguia hacia él junto a los restantes shikibukais. Zero no tenia tiempo para batallar contra todos, debia proteger a su familia, no dejaria que los tocasen. De repente y de un momento a otro una gran oleada de haki del rey golpeo a todos sus enemigos, haciendo que dos tercios del ejercito marine cayeran inconscientes; dejando solo un número reducido de soldados y los propios piratas asociados al gobierno, los cuales corrian hacia él. El primer contrincante se presento con rapidez, reconociendolo como un hombre armadillo usuario de Zoan. El pirata dio un salto con voltereta incluida antes de caer con rapidez hacia el espadachin, cosa que Zero bloqueo con rapidez, dejando al usuario rodando contra sus espadas.
El choque termino rapidamente cuando el pirata dio un salto hacia atrás, antes de lanzarse al ataque con una patada giratoria a la altura de la cabeza cosa que Zero esquivo dando un giro sobre sí mientras pasaba por debajo de la pierna del pirata.
El usuario lo miro con confusión, no entendiendo el proposito del pelinegro o eso creia hasta que sintio el dolor provocado por su pierna de apoyo recien cercenada. Hubiera gritado de dolor, o al menos provocado un sonido pero esto fue imposible; fue apuñalado en el corazón antes de que se diera cuenta.
Zero retiro su bokken antes de sacudirlo con firmeza hacia atrás, dejando un camino de sangre en el verde césped mientras frente a él descansaba el cuerpo del shikibukai. Pero eso no fue todo, pues, con un rapido movimiento el pelinegro desvio un disparo que apuntaba justo a la cabeza. Usando su haki de observación pudo ver a varios metros al francotirador apuntandole con un gran rifle.
La siguiente rafaga no se hizo esperar, mientras que el espadachin cortaba las balas sin problema alguno antes de dar un gran salto hacia la posición del tirador.
Este ultimo se puso bastante nervioso, comenzando a disparar freneticamente hacia donde estaba el Roronoa quien caía sobre el con rapidez. En un intento desesperado por defenderse, el pirata trato de utilizar su rifle como escudo pero este solo fue cortado a la mitad junto con su torso en un solo movimiento.
No teniendo ni un momento y reaccionando instintivamente, Zero evito una mortal puñalada en la espalda interponiendo el bokken sin siquiera voltear a ver a su nuevo rival. Ante esto, el espadachin volteo con rapidez solo para ver a una mujer delgada apuntandole con una lanza. El golpe no se hizo esperar mientras la mujer trataba de empalar a Zero con su arma sin contar con que este esquivaria los ataques moviendo su cabeza de lado a lado a gran velocidad.
Desde fuera parecia permanecer estoico y serio ante la situación pero por dentro Zero estaba perdiendo la paciencia, y esa mujer intentando asesinarlo no aliviaba su dolor de cabeza; asi que, con un rapido movimiento en forma de cruz, corto la punta del arma enemiga dejando completamente impresionada a su contrincante justo antes de apuñalarla justo en el pecho.
-Arno-llamo Kitsuorenji terminando su cigarro-Trae más hombres, quiero que acabes con los niños-
-Por supuesto-sonrio el calvo antes de salir corriendo en dirección al bosque
-¡Moria cubrelo!-ordeno el almirante, cosa que el que el shikibukai cumplio a regañadientes invocando las sombras de los marines derrotados e inconscientes antes de enviarlos a luchar contra el espadachin
Zero vio esto con una mueca en el rostro, visiblemente molesto por las acciones del pirata antes de lanzarse intrepidamente hacia la oleada de sombras que venian por su cabeza.
La batalla era brutal y el almirante sabia que tan mortal podia ser su rival si se lo provocaba. Mientras esto pasaba por la cabeza del almirante, Zero apuñalo una sombra en el pecho, deshaciendola de inmediato solo para luego dar un giro y cortar el torso de varios esclavos sombrios a su alrededor bajo la estricta mirada de Kitsuorenji.
El pelinegro dio un salto, viendo como unas manos humanoides salian desde el suelo. Justamente al instante, como si fuera una reacción en cadena, varias sombras saltaron en busca del pelinegro; Zero no tuvo mayores problemas para eliminarlas, enviando un gran corte con uno de sus bokken que desaparecio a un gran número de enemigos.
-¡Tamaito!-
Zero escucho una burlona voz en la lejania antes de sentir un fuerte dolor en el pecho y ser repelido hacia atrás hasta caer al duro suelo.
-¡Goshikito!-
Sin tener tiempo a recomponerse, Zero entrecruzo sus armas, bloqueando la mano recubierta de hilos multicolores de un hombre rubio con macabra sonrisa. De repente, Doflamingo apunto con su mano libre hacia el pelinegro, queriendo terminar con él. Zero no tenia que ser un genio para saber que eso seria malo, asi que, usando uso de su fuerza sobrehumana rompio su guardia, enviando al rubio varios metros hacia atrás mientras él se recomponia. Lamentablemente nadie le otorgo un descanso cuando una decena de hombres sombra se abalanzaron de nuevo sobre él; estaba cansado, y algo herido gracias a ese ultimo golpe que dio en su pecho, hasta podia ver la sangre comenzando a filtrarse de su kimono, pero no podia retroceder.
Sabía que sus acciones pasadas traerian consecuencias pero aún asi, no era momento para arrepentirse.
La oleada de sombras se acercaba cada vez más a él.
Lo llamaban demonio, pero a él le gustaba identificarse con los tiburones; frio, calculador, mortal. Pero más importante aun: un tiburon que retrocede, es un tiburon muerto.
Zero salto al ataque nuevamente, solo que más feroz que nunca terminando con esos vastagos sombrios en cuanto se le acercaban.
Doflamingo ataco nuevamente con una patada al costado derecho, cosa que el espadachin evito bloqueando con uno de sus bokken mientras procedia a atacar con su mano libre.
El shikibukai previo esto, lo que provoco que retrocediera unos metros para evitar el golpe del espadachin. Ante esto, el espadachin trato de acortar la distancia con rapidez, mientras el rubio apuntaba con su dedo justo en la frente del pelinegro. Nuevamente el tiempo parecio congelarse para el espadachin, viendo como lentamente el shikibuikai disparaba un hilo en su dirección; justo a su cabeza. Pero Zero no era tan peligroso por nada y haciendo uso de sus increibles reflejos paso por debajo del brazo de Dofi, pasando peligrosamente cerca del hilo lanzado por el villano, solo para luego lanzar un corte ascendente que termino por cercenar casi por completo el brazo del rubio.
Doflamingo no podia creer lo que habia pasado, nunca nadie logro herirlo de esa manera luego de obtener su fruta del diablo. Dejandolo completamente en shock mientras el espadachin corria hacia él, preparado para decapitarlo con su mano libre. Pero, justo antes de lograr su cometido, una gigantesca mano hecha de sombras trato de aplastarlo cosa que el espadachin evito alejandose unos metros hacia atrás.
Zero aprovecho el momento para tomar una bocanada de aire y recobrar la compostura. Frente a él, pudo divisar como los seres de sombras creados por Moria se unian a su cuerpo, formando un gigante sombrio de más de 12 metros de alto. Tambien podia ver al shikibukai, Doflamingo, uniendo su extremidad perdida con ayuda de su fruta del diablo pero lo que verdaderamente llamo la atencion del espadachin era Kitsuorenji, quien terminaba de fumar su cigarrillo.
-Como dije; No has cambiado en nada Zero-comentó el almirante metiendo sus manos en sus bolsillos y revolviendolos-Matenlo-
Ante la orden, tanto Doflamingo como Moria saltaron al ataque. El gigante oscuro dio inicio a la contienda tratando de aplastar al pelinegro con su puño, cosa que este ultimo evito dando un gran salto, provocando que moria golpeé el suelo y formara un gran crater. Zero cayo sobre esto, solo para luego comenzar a correr por la extremidad, con dirección a la cabeza del shikibukai. Pero Dofi no se iba a quedar esperando su turno como un buen samaritano y, con rapidez, salto a la caza del pelinegro lanzando una gran cantidad de gruesos hilos con la intencion de empalar al espadachin, logrando que este detuviera su camino para esquivar dicho ataque.
Mientras eso ocurria, el almirante saco algo del bolsillo de su pantalon: una bala que, con una perturbadora tranquilidad, coloco entre sus dedos, viendo como se desarrollaba la pelea entre el espadachin y los shikibukais que lo entretenian. Lo medito por unos segundos, antes de apuntar con sus dedos hacia el pelinegro.
Zero estaba teniendo problemas y el cansancio y la herida en su pecho no ayudaba a su condición, necesitaba dar su maximo para poder mantenerse al día con sus enemigos de tal forma que no pudo ver como Kitsuorenji recubria la bala con haki, antes de dispararla a una velocidad abrumadora en su dirección. El proyectil viajo a toda velocidad, surcando el espacio entre el almirante y su objetivo en menos de 5 segundos. Cuando Zero logro ver el proyectil, ya era tarde...
El inconfundible sonido del haki de armadura resono por todo el lugar, mientras que un borron verde se interponia entre Zero y sus atacantes y ante esto Zero solo pudo gesticular una palabra...
-Yami-susurró, viendose por primera vez sorprendido genuinamente.
-Me desepcionas Kitsuorenji-comento la mujer con su mano recubierta de haki de armadura-la unica persona con derecho sobre la vida de este hombre ¡Soy yo!-
-Vaya que si-respondió el almirante con una pequeña sonrisa- al fin estamos todos reunidos
-Yami-llamó nuevamente Zero ya recuperado de su sorpresa-¿Los niños?-
-Tranquilo amor mio-sonrió la mujer-Logre hacerlos evacuar-
Flashback
Yami corria velozmente a traves del bosque, permitiendole a sus hijos seguir con su velocidad. El trayecto fue bastante silencioso y la peliverde no necesitaba ser una genia para saber por qué, sin embargo, tampoco tenia tiempo para tranquilizar a sus pequeños ¡cada segundo contaba! Lamentablemente, los gritos de guerra y diversos estruendos tampoco ayudaban a la moral del grupo.
Finalmente luego de una breve pero a la vez larga carrera, el trio llego a su destino; un arroyo bastante grande y turbulento.
-Madre ¿Qué hacemos aquí?-Zarek fue el primero en romper el silencio, viendo como la peliverde mayor blindaba su pierna con haki antes de destrozar las bases de un par de arboles, provocando la caida de estos.
-Los pongo a salvo-respondio la mujer mientras ataba los troncos cortados con unas lianas que se encontraban por el entorno-Bien, esto deberia ser lo suficientemente resistente como para llevarlos a ambos hasta un lugar seguro-
-Pero madre-protesto Zoro- ¿Dondé se supone que debemos ir? ¿Y nuestro padre?-
-Tranquilo Zoro, iré a buscar a su padre y luego iremos a buscarlos ¿Si? Donde quiera que esten-exclamo la mujer con una sonrisa tranquilizadora, logrando su objetivo con su hijo pequeño pero esto no parecio convencer mucho al hermano mayor, cosa que no paso desapercibida por la peliverde.
-Oh ya se que hacer-exclamo la mujer quitandose los pendientes de su oreja izquierda antes de agacharse frente a los niños-Esto me lo dio alguien muy preciado para mí-con lentitud coloco el objeto en la oreja de su hijo mayor, tratando de aguantar la risita al ver a su hijo aguantar el dolor de la oreja perforada-Volveré a buscarlo pronto ¿Si? No lo pierdas Zoro-
-Si, lo mantendre a salvo-respondió el niño, tratando de mantener a raya las lagrimas.
-Son muy valientes-exclamo la mayor antes de darles un gran abrazo a los pequeños Roronoa-Tienen que prometerme algo-exclamo tomandolos por los hombros y cambiando su actitud a una completamente seria-Cuidense el uno al otro-
-Si-exclamaron de inmediato los niños, dandole una mirada de determinación a su madre, una que podria reconocer en cualquier lugar del mundo.
Sin decir una palabra más, ambos jovenes se subieron a la improvisada balsa siendo ayudados por la matriarca Roronoa. Finalmente, cuando ambos estuvieron seguros sobre los troncos Yami solto la liana que fungia como ancla, dejando que los niños fueran arrastrados lejos del lugar.
Nuevamente, le hubiera gustado quedarse un poco más, pero su marido la necesitaba asi que, sin más, salió corriendo a una gran velocidad con rumbo al hogar de su familia, sin notar como una sombra se escabullia por los arboles.
De Nuevo al Presente
-Ya veo-comentó el espadachin, un poco más relajado al saber que ya estaban a salvo, poniendose en posición de lucha junto a la mujer que ama, quien imitaba su acción al adoptar la pustura necesaria para el muay thai.
-¿Una mujer? Nos estas subestimando querida JAJAJAJA- rió Moria desde la figura sombria sin contar que, en un abrir y cerrar de ojos, Yami no se encontraria por ningun lado-¿Eh?- gimio con confusión el gigante solo para sentir un fuerte dolor en la nuca que lo mando a estrellarse duramente contra el suelo. Yami lo derribo de una sola patada. Pero eso no termino ahi ya que la mujer corrio a una velocidad completamente bestial hacia el rubio shikibukai expectante, quien no pudo reaccionar a tiempo para esquivar el golpe y recibio un potente codazo ascendente en la mandibula, cosa que revento los dientes del rubio por la fuerza del impacto.
-Maldita- farullo el rubio con la mano en la boca llena de sangre-¡Tamaito!- apuntando con su mano en dirección a la peliverde, el shikibukai disparo una serie de hilos perforantes, sin embargo, Yami los esquivo como si fueran simples juguetes de trapo antes de conectar un potente rodillazo en el torso de Doflamingo, enviandolo varios metros hacia atrás.
Moria, ya recuperado de semejante golpe, volvio a la acción lanzando un puñetazo gigante hacia Yami, quien bloqueo el golpe levantando su pierna derecha y recubriendola de haki.
Mientras esto sucedia ambos hombres restantes se miraron fijamente, ignorando la batalla cataclismica que ocurria a solo unos metros de ellos hasta que Kitsuorenji decidio comenzar la contienda tomando una bala de su bolsillo y lanzandola con precison hacia el pelinegro, quien repelio el ataque con ayuda de sus bokken.
El almirante dio un giro hacia la izquierda, antes de comenzar a lanzar varias balas sucesivamente hacia el pelinegro quien se acercaba cada vez más repeliendo proyectiles con ayuda de sus armas.
Ante esto, el almirante retrocedio de un gran salto lanzando más proyectiles a su rival como fuego de cobertura.
Pero a Zero poco parecio importarle antes de moverse rapidamente hacia su derecha solo para luego acortar distancia con su rival, llegando a estar a menos de tres metros del almirante.
El espadachin lanzo un corte con la derecha, cosa que Kitsuorenji esquivo a duras penas pasando por debajo del arma. Aprovechando la oportunidad el almirante disparo una bala desde su posición hacia el torso de su enemigo, cosa que este bloqueo con ayuda de su arma libre.
La batalla transcurrio durante varios minutos y el almirante estaba comenzando a cansarse, para empeorar las cosas Zero lo tenia completamente acorralado. Ya no le cabia duda, de seguir asi, seria asesinado. Pero tampoco sabia que hacer, Zero era formidable y el hombre no tenia debilidades fisicas, no podria ganar si peleaba de manera convencional o eso penso hasta que una idea cruzo su cabeza.
Con el plan en marcha, Kitsuorenji dio un gran salto hacia atrás, analizando el campo y siendo seguido de inmediato por el espadachin que ya estaba sobre él. Asi que, aprovechando la situación, el almirante disparo una bala hacia el peligro.
Zero esquivo el disparo sin problemas o eso penso hasta que vio como Kitsuorenji daba un salto hacia su derecha antes de disparar otra bala hacia la nada.
Zero lo entendio demasiado tarde.
Yami se encontraba batallando frente a Doflamingo, chocando su puño contra los hilos arcoiris del joker. Moria ya habia sido derrotado, dejando solo al ex tenryuubito por vencer, aunque este ultimo mostraba mucha resistencia mostraba mucha resistencia.
La pelea estaba casi decidida para ella hasta que su haki de observación le advirtio sobre algo acercandose peligrosamente hacia su dirección. Volteo rapidamente, casi siendo invisible para el shikibukai rubio antes de tomar el proyectil con su mano libre...sin contar con el segundo que viajaba tras el primero.
La bala impacto de lleno en el pecho de la mujer, demasiado sorprendida para poder actuar de acorde a la situación o la sensación de desangrarse. Finalmente, Roronoa Yami cayo muerta al suelo.
Y nuevamente el silencio cayo sobre el recinto, siendo interrumpido por las leves jadeadas por parte del rubio
-Donquixote- llamo el almirante-Ve al cuartel, tu recompensa te espera-
El nombrado permanecio estoico, obviamente no le gustaba recibir ordenes de un perro del gobierno pero obviamente tampoco estaba dispuesto a unirse a la pelea, no despues de como lo dejo la mujer antes de esa jugarreta por parte del almirante. Asi que, sin protestar ante esto, Doflamingo desaparecio del lugar.
-Tu-exclamo en un susurro el Roronoa luego de minutos callado que parecieron horas-Te atreves a tocar a mi Yami...mi Megami-Zero volvio a enconrvarse con lentitud y aura amenazadora, sin dejar que el marine viera sus ojos siquiera pero este ultimo podia sentir con claridad el instinto asesino emanando.
Kitsuorenji no iba a dejar pasar la oportunidad, revolviendo sus bolsillos antes de lanzar una lluvia de balas sombre el espadachin, pero este no hizo ningun esfuerzo por esquivarlos antes de empezar a repelerlos con sus bokken. El almirante quiso retroceder pero nuevamente Zero comenzo a perseguirlo, desviando con habilidad todos los proyectiles lanzados por el marine, pero incluso para él eran demasiados; Decenas de balas llovian sobre el espadachin, algunas hasta habian conseguido darle en las extremidades pero Zero se mantenia firme ante ellos
-No dejaras vivo este lugar- escupio con furia el pelinegro antes de lanzarse al ataque, aún y cuando sus brazos y piernas estaban heridos superficialmente debido a su batalla, ni cuando una bala de extrema dureza destruyo su arma izquierda; nada le importó-¡MUERE MALDITO!-grito con furia antes de atravesar el hombro del marine, provocando que este rugiera de dolor.
Kitsuorenji estaba en aprietos. Su instinto de supervivencia le gritaba que atacara, que no importaba el precio a pagar, asi que, sacando un proyectil de sus bolsillos, disparo al pelinegro a quemarropa.
Ahora era el turno de Zero para morder los dientes pero tampoco iba a dar el brazo a torcer por un simple insecto como lo era el almirante. Saco su espada del hombro del almirante, solo para continuar con una puñalada directo al estomago del hombre provocando que este vomitara sangre sobre él hasta que, nuevamente, sintio la mordida del plomo sobre su cuerpo; el almirante volvio a dispararle solo que esta vez en el pecho, sus pulmones comenzaron a llenarse de sangre.
Zero vio a los ojos del almirante con furia ardiendo en ellos, encontrandose con exactamente la misma respuesta por parte de su rival; su larga lucha terminaba hoy. Finalmente, Zero arranco el bokken del cuerpo del almirante solo para luego cortar su torso con un movimiento ascendente en diagonal. Kitsuorenji hubiera gritado o maldecido pero Zero se anticipo de eso y con un rapido movimiento con presicion digna de un cirujano, corto la garganta del zorro naranja quien cayo finalmente muerto al momento.
Zero se tambaleo, sintiendo como la fuerza se escapaba de su cuerpo con el correr de los segundos. Solto su bokken, casi con vergüenza al saber que todo lo ocurrido fue su culpa, su responsabilidad.
Volteo con lentitud, viendo el cadaver de lo que en vida fue el amor de su vida, boca arriba en el suelo; de no ser por sus heridas, el espadachin podria jurar que estaba durmiendo. Se veia pacifica, en paz.
Emprendio el camino hacia ella, luchando por no caer en el intento mientras se acercaba al lugar en donde yacia su mujer, tomandola en brazos al momento de llegar. Sabia que no merecia tal compañía; Kami sabia que su apodo, "Oni" Zero, fue ganado justamente, siendo el demonio que todos sus enemigos decian que era pero para ella, él era solamente Zero; ella en verdad lo amo.
Luego de una pequeña caminata, Zero procedio a dejar que el cuerpo de Yami descansara sentado bajo la copa de un arbol, tal y como si estuviera durmiendo una siesta.
El hombre se arrodillo a su lado, contemplando como el sol se ocultaba por hoy, el cual le daba una ultima bella imagen para recordar a aquella gran mujer, esa persona que lo salvo del abismo. Pero si era el final, queria llevarse un ultimo tesoro consigo a donde quiera que fuera; El hombre acerco su rostro al de su esposa con lentitud, dejando sus labios a solo centimetros de tocarse...aunque tristemente, la vida se escapo de su cuerpo, dejando que este cayera sobre los muslos de la peliverde. Dejando el mundo junto a la persona que amaba, feliz de poder dejar algo bueno en el mundo antes de su partida. Sus hijos viviran.
Uf eso fue muy intenso no? Lamento haber tardado tanto, en serio, es solo que la universidad no deja mucho tiempo para este tipo actividades, así espero que el capitulo haya servido de recompensa. Que les ha parecido? Estoy ansioso de leer sus opiniones y dudas. Hasta otra.
Epilogo
El arroyo era aún más torbulento de lo que ambos imaginaron, pues la pequeña balsa estaba siendo arrastrada con violencia. Mientras esto sucedia, ambos niños trataban desesperadamente de mantener sus posiciones ya que si caian significaria una muerte horrible por ahogamiento. No podian permitirse fallar en su escape, se lo habian prometido a sus padres, ellos se reunirian nuevamente cuando los problemas se acabasen.
De un momento al otro, el arroyo se calmo, dejando que los hermanos habrieran sus ojos para saber que estaba pasando; sorprendiendose enormemente al ver un gran navio cortando la corriente del cuerpo acuoso.
-¡Capitan, un naufragio a babor!-fue el grito que escucharon los infantes, asercandose aún más a la enbarcasion debido a la corriente. Luego de eso, algo extraño paso, pues de un momento a otro los hermanos ya estaban sobre el barco, siendo rodeados por toda la tripulación de este.
-¿Qué es esto? ¿Como es que estamos aqui?-grito Zarek desenfundando la katana de su padre mientras que Zoro analizaba la situación con el seño fruncido.
-Oe oe tranquilo niño-dijo el capitan caminando hacia ellos-Mi nombre es Arno y el como estan aquí; pues yo los subi con el poder de mi fruta del diablo-sonrio el calvo con malicia.
-¿Fruta del diablo?-pregunto Zarek con algo de duda, bajando su katana.
-Oh si, comer una fruta del diablo puede otorgarte habilidades bastante peculiares. Sabes, si se unieran a mi tripulación ambos podrian conseguir habilidades como las mias ¿Qué dicen?-
¿Lo dices en...-
-Tu estabas con ellos-interrumpio el niño peliverde mayor-Trataste de matar a mi padre-
-Pero no lo hice-respondio el hombre con rapidez-Por eso escapé, no participaria en nada contra su familia-
-Tiene razón- Zoro abrio los ojos como platos y volteo a ver a su hermano, quien ya habia enfundado su arma- No participo en lo que ese hombre queria hacer y en lo que a mi respecta podriamos unirnos a ellos hasta que nuestros padres nos encuentren-
-¡Te volviste loco!-grito el peliverde tomando a su hermano por la ropa-¡Es obvio que nos esta mintiendo!-
-¿Y tu como sabes? Mi fracasado hermano mayor-respondio con frialdad el pelinegro, obligando a Zoro a soltarlo- ¿Qué podria saber un bueno para nada como tu? Ademas, si comemos una de esas frutas del diablo podremos ser mucho más poderosos que ahora. No pienso rechazar esa oferta-
-¡Estupido! ¿Como se supone que nuestro padre nos encontrara si nos unimos a una tripulación pirata?-
-El hombre que se enfrento a papá era un almirante, uno de los soldados más fuertes de la marina, de no aceptar esta oportunidad cualquiera podria encontrarnos y acabar con nosotros-
-¿Tienen una decisión final, niños?-pregunto el calvo con una espeluznante sonrisa
-Me uniré a su tripulación, Capitan-sama-respondio el pelinegro dando una lijera reverencia, cosa que agrando aún más la sonrisa del hombre.
-¿Y tu joven Zoro?-
-No pienso unirme a nadie hasta volver a ver a mi padre-exclamó furioso
-Oh bien supongo que uno es mejor que nada, pero me temo que este barco no acepta polizontes-en ese momento, los marineros rieron siniestramente- de perdidos, al rio-y de un momento al otro, Zoro desaparecio del barco, cayendo nuevamente en las turbulentas aguas del arroyo.
Review?
