Buenas, buenas, amigos míos ¿Cómo han estado? Espero que bien, juntos y lo más sanos posible. Bien, como ya es costumbre voy a pedir disculpas por todo el tiempo que me he tardado en publicar este capítulo. Nuevamente ha habido algunos problemas que me impidieron mantener el ritmo, pero no los aburriré con eso ahora así que, para los interesados, dejare una anotación al final del capítulo. Por ahora, pasemos a los reviews.
FavidDreemurr: Amigo, me alegran muchísimo tus palabras. Espero que este capítulo también valga la pena.
CrazyGirlSama: Gracias por tus palabras querida amiga. Sinceramente ni siquiera intente mejorar tanto mi escritura, solamente trate de ser más claro a la hora de describir y expresar diálogos y párrafos. Y si ver a más a Kuina te ha gustado, este capítulo te va a encantar. Saludos.
Guest: Lamento haberme tardado tanto pero acá está el nuevo capítulo. Espero que te guste :D
UchakoAra: Sin duda siempre me alegra leer tu comentario querida que esta actualización te guste tanto o más que la anterior.
Gracias por la preocupación, y si, para tu tranquilidad, todo lo que me molesto entre la actualización pasada y esta ha desaparecido…solo para ser reemplazadas por otras cosas jajajajaj. No quiero hacerla tan larga por ahora, pero dejare una anotación al final del capítulo. Espero que te guste.
Dogtooth30: ¡Buenas! Me alegra que te haya gustado el capítulo, al igual que los OC´s que voy agregando a la historia. Es difícil crear personajes para la historia, más aún si son personajes de OP, pero me hace feliz que te gusten. No te preocupes, habrán varios OC´s en esta historia ;)
Yoyo77: Muchas gracias por la preocupación mi estimado/a ya me encuentro algo mejor y listo para continuar con la historia. Yyyyy si, al igual que el arco de Luffy chiquito, habrá algunos arcos que también serán pasados por alto o resumidos para no hacer esta historia igual de larga que OP ajajajaj. Espero que te guste el capítulo.
LuffyNoMi: Me encanta que disfrutes la historia y espero que este capítulo te guste sisi.
Guest2: Tu espera llego a su fin mi estimado ajajajaj espero que te guste el capítulo.
NSoul13: ¡Buenas! Me alegro que el capítulo te haya gustado y si quieres ver a Koshiro pelear, pues ya no tienes que esperar más.
Tranquilo, no pienso dejar la historia mientras aun la apoyen sisi. En cuanto a tu pregunta; si, habrá arcos originales, así como alguna que otra adaptación a las pelis de OP. Espero que te guste este capítulo.
Sin más que decir, comenzamos.
Ni One Piece ni sus personajes no me pertenecen
Los Únicos E Inigualables Reyes Pirata
Silencio. Silencio es todo lo que se escuchaba en el terreno siendo opacada levemente por el sonido de los grillos y demás insectos que rondaban por el campo.
Jadeante, Fiambruin se paró con firmeza frente aquel hombre.
-Usted debe ser Koshiro, el sensei del dojo y el maestro de Bred- afirmo el sargento, tratando inútilmente de disimular la creciente furia que se agigantaba en su interior y manteniendo su postura ofensiva.
-Y usted es el padre de Bred- afirmo Koshiro tranquilamente.
-Sabe que está protegiendo a un criminal ¿no? ¡El hijo del demonio! – grito el marine con furia, alzando su espada con vigor.
- ¿Demonio? Yo solo veo a un joven prometedor que intenta encontrar su lugar en el mundo- respondió el hombre de lentes tranquilamente, agachándose para ayudar al joven peli verde a reincorporarse.
- ¡Esas gafas no deben tener buena graduación entonces! – grito el hombre comenzando a reír sardónicamente. El escenario era incomodo incluso para los propios marines que acompañaban al Sargento. De repente, la risa ceso- Ahora es pequeño, pero crecerá, te demostrará que tengo razón cuando acabe contigo y con todos a los que amas. Los oni tienen esa capacidad. Nacen con maldad; con el poder de asesinar a su propia familia. De diezmar a los hombres de bien como si fueran solo muñecos de trapo. Toman mujeres contra su voluntad para continuar con su asquerosa calaña como si fueran la plaga ¡Son máquinas de muerte que deben ser erradicadas si pretendemos conocer algún día la verdadera paz! ¿¡Es que no puedes entender que el legado de Roronoa Zero es más peligroso que él mismo!?
-Su visión se ve opacada por la furia, Sargento- comento Koshiro, ajustando sus gafas con su mano libre. A lo lejos, el sonido de una inminente tormenta anunciaba su llegada -Los oni son solo una invención. todos nacemos con la capacidad de crear o destruir, pero somos nosotros, los adultos, quienes moldeamos la capacidad de nuestros niños. Nosotros controlamos el mundo y lo que los rodea. El legado de Zero-sama solo dependerá de sus hijos, de lo que ellos quieran hacer con sus vidas y de cómo los afecte el mundo que nosotros los adultos creamos. Erradicar lo que no comprendemos jamás nos traerá la paz como usted cree, pero no creo que la marina pueda entender eso-
- ¡Hombres disparen! -rugió Fiambruin con furia, harto de las pláticas hippies del hombre de los lentes.
BANG
PUM
BANG
-Por supuesto que no lo entendería- susurro el hombre de los lentes tomando a Zoro entre sus brazos y saltando de lado a lado a gran velocidad para esquivar las balas.
- ¡Padre! - grito Kuina con temor.
Koshiro saltaba velozmente de un lado a otro acortando rápidamente la distancia hasta donde su hija se hallaba. Finalmente, las ráfagas cesaron.
- ¡Koshiro-sensei usted es increíble! – grito Zoro con una sonrisa confiada. Al principio estaba asustado, lo admitía, pero ahora que su sensei estaba ahí para ayudarlo nada podría salir mal.
- ¡Padre! - el grito de Kuina se dejó escuchar mientras ella se acercaba con una notable cara de sorpresa -Eso fue…asombroso- comentó, igual de eufórica que el joven peliverde, sin embargo, la felicidad no duraría mucho.
- ¡Puaghh! –
- ¡Padre! -
- ¡Koshiro-sensei! –
Los niños entraron en pánico, ni siquiera sabían que hacer mientras el maestro del dojo trataba de reincorporarse con dificultad. A unos metros, las risas del Sargento se dejaron escuchar sonoramente.
-Vaya, parece que no fue tan rápido maestro. Me sorprende que haya salido vivo, pero no muchos pueden esquivar balas- comento sarcásticamente el marine viendo como las heridas de bala en el hombro, abdomen y pierna del maestro del dojo comenzaban a sangrar.
-Tsk…tiene razón sargento- respondió el hombre de lentes incorporándose con ayuda de sus discípulos- Ahora si no le importa- Koshiro desenfundó su katana -Deberé pedirles que se marchen-
- ¿Qué nos marchemos? JAJAJA no me hagas reír. Parece que no entiendes en la posición ¡Deja que mis hombres te lo recuerden! ¡Disparen! –
Los soldados cumplieron rápidamente la orden, cargando sus armas y apuntando sin vacilar a su objetivo, sin embargo, el poderoso corte a distancia lanzado por un herido Koshiro llego primero, destruyendo completamente las armas de los marines.
-ahh…ahh…ahhh Sea razonable Sargento…ahh…Son solo niños…- exhausto, el maestro del dojo aún seguía intentando acudir a la solución más pacifica ignorando completamente las caras sorprendidas de sus estudiantes, sin embargo, el sonido de un gran trueno seguido de una ligera llovizna no le auguraban nada bueno.
- ¡A la carga marines! ¡Ataquen! -El grito de Fiambruin estaba cargado de furia, parecía incluso atraer hacia ellos la gran tormenta tras de sí -Bred, conmigo-
- ¡SI! – exclamo el nombrado con confianza antes de dar un gran salto, pasando por encima de las cabezas del trio hasta posicionarse junto a su padre.
Una vez más en posición de ventaja, el Sargento saco su sable de su vaina antes de extenderla hacia sus enemigos con determinación.
- ¡ATAQUEEEEEEEEEEEN! -
-AHHHHHHH- el grito de guerra de los soldados fue estremecedor. Mientras sus pasos estruendosos se deban escuchar a la lejanía, pudiendo llegar a confundirse con el rugido de los rayos.
-Kuina-chan. Zoro-kun- llamo Koshiro con voz calma, sin siquiera voltear a ver a sus alumnos, viendo como a unos cuantos metros de ellos una avalancha de hombres se aproximaba con rabia asesina hacia ellos, pero a Koshiro no parecía importarle -Son libres de irse; huye con el abuelo, Kuina-chan, el sabrá qué hacer. Llévate a Zoro-kun contigo-
- ¡¿Qué?! ¡Jamás te abandonare padre, podemos derrotar a quien sea si estamos juntos! – grito la joven de cabello azul con un llanto ahogado- ¡Déjame pelear a tu lado, por favor! ¡No soy débil! …Déjame pelear contigo…-
Koshiro guardo el silencio por menos de un par de segundos, pero eso a Kuina le pareció una eternidad. Finalmente, unas simples palabras marcarían su destino para siempre.
-Puedes quedarte hija, los Shimotsuki pelearemos juntos-
Sin saberlo, la sonrisa de la niña se extendió por toda su cara mientras lágrimas de felicidad se filtraban por sus ojos, en su mente, su padre la había reconocido al fin.
Limpiando sus lágrimas con ayuda de su brazo, Kuina se posiciono junto a su padre, Wado Ichimonji lista en sus manos para defender a su amigo y a todo el dojo si era necesario.
-AHHHHHHHHH- los gritos y pasos atronadores se escuchaban aún más cercanos que momentos anteriores, sin embargo, Zoro no podía despegar la vista del frente. No podía apartar la mirada de la espalda de su sensei y, a su vez, un extraño sentimiento amargo comenzó a llenar su pecho.
- ¡Zoro! - De repente, el grito furioso de su maestro logro sacarlo de su ensoñación -Zoro-kun, tu si debes irte, tienes que estar a salvo. Estos hombres…estos hombres son demasiados y están decididos a matarte. Tus posibilidades de morir aquí son muy altas- Algo más calmado y con voz tranquila pero que denotaba genuina preocupación, el maestro explicó.
- ¡No! - La negativa del joven de cabello verde no se hizo esperar - ¡He estado en otras situaciones de vida o muerte! ¡He pelado por mis hermanos! ¡He pelado contra todas las probabilidades para sobrevivir! ¡No sé qué es lo que ocurrió con mi padre o mi madre, pero nunca jamás volveré a ser tan débil para no luchar a su lado! –
Koshiro no dijo nada, pero, incluso para su sorpresa, su propia sonrisa comenzó a crecer -Estoy orgulloso de ustedes, mis niños- Susurro el humilde maestro a nadie en particular. Si fuera por él, ese momento hubiera durado para siempre, pero, lamentablemente, el gobierno tenía otros planes.
- ¡MUERAAAAAAN! – El grito de batalla del Sargento se mezcló con los rayos que el cielo producía, y las gotas de lluvia comenzaron a empapar el sable en alto del marine mientras el resto de hombres a sus espaldas se acercaban para dar comienzo a la batalla.
-Kuina-chan, tendrás que contener a Bred ¿Puedo confiar en ti? –
- ¡Si! - confirmo con determinación.
-Zoro-kun- llamo esta vez el mayor- necesito que nos cubras, podemos hacernos cargo de los más fuertes, pero si el resto de tropas se interponen en nuestro camino nos será muy difícil ganar ¿Puedo confiar en ti? –
- ¡Si, sensei! –
-Una última cosa- Exclamó el maestro del dojo, volteando levemente la cabeza para ver de reojo a sus alumnos -No mueran- Y con estas últimas palabras, Koshiro corrió de cabeza hacia sus enemigos a una velocidad sorprendente para un hombre que acababa de ser herido de bala - ¡Sunacchi! – Koshiro dio un gran salto justo antes de chocar contra la horda de soldados, quienes miraban anonadados como el hombre de anteojos sorteaba sus defensas y, con katana en mano, atacaba directamente al Sargento.
Fiambruin utilizo su sable para bloquear el ataque mortal con dificultad, siendo arrastrado varios metros hacia atrás debido a la potencia del impacto. Sorprendido, el Sargento intento atacar, pasar a la ofensiva, sin embargo, Koshiro ya había prevenido esto; el maestro del dojo desvió un corte horizontal a la altura de su cabeza con su propia katana antes de atacar con un tajo devastador, apuntando a la parte biológica del Sargento, cosa que el marine logro bloquear gracias a su brazo robótico.
El marine dio un gran salto hacia atrás, intentando ganar distancia para poder utilizar la pistola que descansaba en la funda de su cinturón, sin embargo…
-Lento-
Fue in instante, menos de un segundo, sin embargo, cuando Fiambruin alcanzo a reaccionar Koshiro ya estaba a sus espaldas envainando su katana en su funda sin siquiera mirar hacia atrás.
-Ahhhhhg- El dolor cruzo levemente por todo su sistema, viendo hacia abajo, un gran corte horizontal cruzaba todo su abdomen bajo; incluso llegando a cortar su parte robótica -Es…es imposible…mi cuerpo fue insensibilizado casi por completo…no es posible…puajgg- un nuevo escupitajo lleno de sangre salió por la boca del marine debido al dolor -¡AHHHHHHHH ES IMPOSIBLE! – tomando con furia su arma, Koshiro apunto hacia el calmado Koshiro.
El proyectil salió disparado a gran velocidad, sin embargo, Koshiro fue más rápido, desenfundando su katana rápidamente y cortando la bala justo por la mitad.
-Tsk malditos espadachines ¡Mueran de una vez! –
Su furia ya era palpable y, con fuego en su mirada, el Sargento corrió hacia el maestro del dojo, viendo con rabia como cada proyectil que disparaba con su arma modificada era cortado o esquivado como si no fuera nada. Así que, tomando su sable con su brazo humano, Fiambruin ataco nuevamente a Koshiro, quien desvió su ataque con ayuda de su arma.
El sonido de metal contra metal lleno el claro cuando las espadas se encontraron y Fiambruin, por su lado, lanzo un poderoso tajo vertical con gran poder, intentado cortar por la mitad al impertinente hombre que se interponía entre su objetivo y él, sin embargo, Koshiro bloqueo el golpe antes de intentar contraatacar retrayendo su katana y lanzando una poderosa estocada. El marine, sin mucho tiempo para reaccionar, utilizo su brazo robótico como escudo; grande fue su sorpresa al ver como la hoja del arma se enterraba profundamente en su prótesis, casi llegando a atravesarlo por completo.
Era su oportunidad, lo sabía, y con eso en mente el marine lanzo un tajo a la altura de la cabeza de Koshiro. Lo tenía, sabía que estaba atrapado, sin embargo, Koshiro fue más ágil, inclinando su cabeza hacia atrás y esquivando el tajo por solo escasos centímetros. Pasado momentáneamente el peligro, Koshiro supo que tenía que moverse lo más rápido posible y, con una poderosa patada al pecho, el hombre de anteojos retomo la distancia entre él y el sanguinario marine antes de dar un gran salto hacia atrás, intentando darle un respiro a su magullado cuerpo.
- ¿A dónde crees que vas? ¡Mechanical Whip! – grito el marine con nada más que furia en sus ojos, estirando su brazo mecánico hasta límites insospechados y alcanzando al espadachín en pleno salto. Koshiro ni siquiera se esperó tal acto por parte de su enemigo y no pudo hacer nada para esquivar el golpe, recibiendo el impacto de lleno en el estómago.
-AHHHGGG- El aire escapando de sus pulmones fue lo único que se escuchó del sangrante espadachín quien no pudo hacer nada por aminorar el impacto y termino estrellándose rudamente contra el suelo, dando unos cuantos tumbos hasta estrellarse de espaldas contra una gran roca que había en el lugar.
Koshiro estaba cansado, herido y golpeado. Sentía como cada gota de lluvia proveniente del cielo no hacía nada por aminorar el dolor y, en cambio, lo forzaba aún más a intentar no desmayarse. Lamentablemente, hoy no podría darse el lujo de rendirse.
- ¡Mechanical Whip! –
La voz de su enemigo trajo su cabeza de nuevo al campo de batalla. Viendo hacia arriba, a unos cuantos metros del suelo, Koshiro pudo ver como Fiambruin lanzaba su poderoso puñetazo nuevamente en su dirección, sin embargo, gracias a su entrenamiento y agudos reflejos, Koshiro pudo moverse justo a tiempo para evitar que su cabeza sea pulverizada al igual que la roca a sus espaldas.
Por su lado, el marine aterrizo en el suelo con gracia y, sin darle tiempo a su rival, comenzó a correr hacia él a toda velocidad. Koshiro vio esto con ojo crítico; no estaba en su mejor forma, y cada golpe dado por el Sargento estaban afectando en gran medida su cuerpo, pero no podía evitar el combate directo, no si quería proteger a sus alumnos. Así que, tomando con fuerza su katana, el hombre de anteojos procedió a lanzar varios cortes a distancia en dirección al marine, sin embargo, y para su sorpresa, el hombre parecía poder esquivar perfectamente todos sus intentos de mantenerlo alejado. Finalmente, Fiambruin acorto la distancia entre ellos rápidamente, esquivando un último tajo vertical a la altura de su cabeza antes de lanzar un poderoso puñetazo mecánico en el estómago de Koshiro, enviándolo varios metros hacia atrás debido a la potencia del golpe. Sin embargo, Koshiro se negó a caer, incluso si Fiambruin era más fuerte que él, no podía dejarse caer. Con fuerzas renovadas debido a su convicción, el espadachín clavo sus talones al suelo, consiguiendo frenar su impulso luego de dejar un gran rastro por donde pasaba.
-Ahh…ahh…ahh…ahh- La respiración entrecortada del espadachín era notable al igual que su pérdida de sangre, sin embargo, eso no parecía molestar al hombre. Viendo a su alrededor, pudo ver como las gotas de agua parecían caer en cámara lenta, como una hermosa danza de muerte a su alrededor; algo hermoso, pero, por alguna razón, también triste.
A unos cuantos metros de él, pudo ver como su primogénita se defendía con una técnica impecable del ataque de Bred, antes de contraatacar con una perfecta sincronía; sonrió, contento, pero a la vez triste. Su hija era perfecta y, sin embargo, la había marginado intentando con todas sus fuerzas suprimir su talento y ahogar su esfuerzo. Sería mejor, un mejor padre y maestro; uno que su hija mereciera.
Por otro lado, Zoro atacaba con fiereza a uno de los soldados, ocasionando un corte perfecto por todo el torso del hombre con Chimamire no Ame y bloqueando un tajo asesino con ayuda de su otra katana. Jamás creyó que terminaría entrenando al hijo de Roronoa Zero, mucho menos cuidando de él, tenía una gran deuda con Zero-sama; solamente esperaba no insultar su memoria ya que, con el pasar del tiempo, comenzó a ver a Zoro como el hijo que nunca tuvo.
Alzando nuevamente la vista hacia el frente, evito dar un suspiro agotado al ver a rival corriendo hacia él. Si, su habilidad se había estancado y las heridas hacían muy difícil el luchar, pero tendrían que bastar, pues tenía algo que proteger; su familia.
- ¡SUNACCHI! - El grito de batalla se dejó escuchar una vez más mientras Koshiro corría velozmente hacia Fiambruin.
Nuevamente, el sonido de metal chocando recorrió todo el lugar. Y las chispas producidas por el choque de las armas saltaban por el aire con cada cruce de espadas. Kuina respiraba con dificultad y pesadez, pero, aun así, seguía desviando cada corte, golpe y estocada que el traidor Bred pudiera proporcionar.
- ¿Quién hubiera pensado…que mi mejor duelo contra ti…sea bajo estas condiciones…no lo crees, Kuina? – Hablo entrecortadamente Bred, antes de lanzarse de nuevo hacia adelante con una veloz estocada, cosa que Kuina desvió con ayuda de su arma antes de contraatacar con un revés horizontal de su katana. Logrando que Bred saltara hacia atrás con tal de esquivarlo.
Kuina no respondió, muy por el contrario, volvió a lanzarse al ataque con feroz determinación; lanzando un veloz tajo vertical que Bred apenas y pudo cubrir con su arma. Insatisfecha por su propio rendimiento Kuina retrajo su brazo en una posición ofensiva, lanzando una poderosa estocada que Bred apenas pudo esquivar, no sin obtener un gran corte en su mejilla y oreja. Le hubiera gustado detenerse a evaluar el daño, pensar en sus opciones, sin embargo, otra veloz estocada lo hizo caer de nuevo en la realidad y el joven espadachín se vio obligado a girar sobre sí mismo si no quería terminar empalado. Aprovechando el movimiento, Bred lanzo un corte horizontal con su katana, sin embargo, Kuina dio un gran salto hacia atrás; esquivando así el corte mortal.
-Por favor ¿En serio prefieres luchar por ese demonio que por tu propia gente? ¡¿El dojo no significa nada para ti?! – Grito Bred indignado aprovechando el pequeño momento de paz. Por su lado Kuina se mantuvo en silencio antes de volver a lanzarse al ataque.
¡SNINK!
El sonido de las espadas resonó nuevamente por todo el lugar, mientras los brazos de Bred salían despedidos hacia arriba al no poder terminar de absorber el golpe de Kuina con su espada. Todo pasaba en cámara lenta para el castaño, quien, a último momento, logro dar un gran salto hacia atrás para evitar un corte que casi lo decapita.
- ¡Casi me matas y no piensas decir nada! –Con una extraña mezcla entre furia y miedo, el castaño estalló.
-Pusiste en peligro a mi padre, a mi mejor amigo y al dojo- Exclamó Kuina tranquilamente, antes de correr rápidamente hacia Bred; el joven castaño ni siquiera pudo reaccionar; Bred quería moverse, quería escapar, pero su cuerpo estaba completamente paralizado del miedo. La frontera entre la vida y la muerte se hizo más clara para él cuándo Kuina corto todo su torso de un solo ataque -Ittoryu: Nemutte iru washi. No hay palabras para los traidores- Fue lo último que Bred escucho antes de entregarse a la inconsciencia.
La sangre brotó de la herida de Bred cuando Kuina envaino su katana, no perdería el tiempo con su ex compañero cuando su padre peleaba por su vida. Sin más que decir, corrió alejándose del cuerpo inerte de Bred.
Zoro fue rápido y precavido a la hora de esquivar un espadazo que podría haberlo dejado sin cabeza; pasando por debajo de la espada del enemigo antes de arremeter y realizar dos cortes bastante grandes a su oponente.
Los pasos húmedos seguían sonando furiosos hacia su dirección y por ello tenía que estar alerta. Volteando rápidamente, Zoro se encontró con dos enemigos viniendo hacia él, listos para acabar con él, pero no se los dejaría fácil. Usando ambas katanas con perfecta sincronía, el Roronoa repelió los ataques enemigos lejos de sus puntos vitales solo para intentar contraatacar en un gran aluvión de golpes; los marines no sabían que hacer, no podían creer que un simple niño fuera tan fuerte, pero los golpes y cortes de Zoro los hacían retroceder mientras ellos intentaban defenderse a través de cualquier medio, aunque el joven espadachín no los dejaría salirse con la suya. Zoro ataco con Chimamire no Ame de su mano derecha con un corte vertical y el marine apenas pudo hacer algo para cubrirse, sintiendo como sus brazos se sacudían ante la potencia del impacto. Por otro lado, su compañero tampoco se encontraba mejor, desviando todos los cortes y ataques del niño con gran dificultad. El resto de marines que los rodeaban vieron esto y, haciendo uso de la superioridad numérica, fueron a ayudar a sus compañeros.
Zoro vio a dos hombres acercarse por sus laterales mientras atacaba con su brazo derecho y bloqueaba un corte horizontal con el izquierdo. Sin perder la oportunidad, los marines recién llegados lanzaron un corte a la altura del cuello del Roronoa y Zoro, sin otra opción, dio un gran salto hacia atrás para evitar perder la cabeza sin embargo…
- ¡Muere Demonio! – el grito de un marine a sus espaldas lo puso en alerta máxima, sin embargo, al voltear, ya lo tenía sobre él; listo para acabarlo.
El Roronoa se movió lo más rápido que pudo, pero ya era tarde.
-AHHHHH- El aullido de dolor del joven peliverde se escuchó al momento donde el sable entro por su hombro izquierdo y a su vez, el grito de dolor parecía haber restaurado la moral y energía de la tropa de marines.
- ¡Al fin! -
- ¡Los Oni también sangran! -
- ¡Hay que acabar con él, extinguir el legado de Roronoa Zero! –
Tenía que reaccionar, moverse, o lo matarían. Aguantando el dolor del metal saliendo de su hombro, Zoro corto profundamente el torso del soldado con un solo ataque, teniendo el cuidado necesario para dejarlo inconsciente y no matarlo. Viendo a su alrededor, los hombres empezaban a formar una especie de circulo a su alrededor. No tenía otra opción, tendría que dar todo de sí mismo si quería salir vivo. Zoro se lanzó de cabeza, dispuesto a darlo todo en esta batalla. Estaba cansado, sí, pero aun así corrió lo más rápido que pudo; con cada paso la herida de su hombro dolía más, sangraba más y sus brazos pesaban más, pero eso no importaba en este momento.
Dando un gran salto, Zoro empuño sus katanas con firmeza bajo la mirada estupefacta de los marines allí presentes. Encontró a su primer adversario al momento de caer, cortando en forma de cruz el torno del hombre, dejándolo fuera de combate al instante. Los marines por su parte, se lanzaron sobre el peliverde como una jauría de lobos hambrientos.
Uno de los marines decidió atacarlo con su sable por su flanco izquierdo, sin embargo, Zoro fue más rápido y desvió el ataque asesino hacia la izquierda con ayuda de su katana antes de cortar todo el torso del soldado con Chimamire no Ame. Otro marine intento atacarlo por su espalda a traición, sin contar que el peliverde contaba con esta acción; pasando el arma de su tocayo por su espalda, el joven Roronoa consiguió bloquear el ataque traidor sin siquiera voltear a ver al hombre, quien, por asombro o miedo, no pudo reaccionar cuando Zoro giro a enfrentarlo; con un paso más veloz que un rayo, el joven espadachín corto horizontalmente el torso del marine, quien cayó derrotado.
Dos hombres corrieron a enfrentarlo juntos, pensando que la ventaja numérica los ayudaría en esta ocasión, sin embargo, la habilidad podía vencer este factor y Zoro lo demostró a la hora de enfrentarlos; Zoro desvío el ataque del primer atacante antes de apuñalar al hombre en el abdomen; hiriéndolo, pero no matándolo. Ni siquiera había podido liberar a Chimamire no Ame de las entrañas del marine cuando su compañero apareció salvajemente a sus espaldas. Zoro apenas pudo bloquear el ataque de su enemigo, cruzando sus armas frente a él, sin embargo, el marine no dejaría pasar esta oportunidad. Dando golpe tras golpe, el hombre consiguió hacer retroceder al Roronoa, hasta que finalmente…sus brazos y sus heridas llegaron a su límite.
-AHHHHHHHHHH- el rugido inhumano del marine reflejo su furia y desenfreno cuando, con un ataque ascendente, rompió la guardia cruzada del joven Roronoa - ¡Muere demonio! –
-AHHHHHGGGGGG-
El desgarrador grito de dolor del niño resonó al igual que los rayos en el cielo sobre ellos, cuando el sable cayo con fuerza justo en el espacio entre su hombro derecho y su cuello, dejando una gran cicatriz que cruzaba su clavícula, salpicando el césped de sangre aguada.
Zoro retrocedió con el ceño fruncido de dolor, pero sin soltar sus armas. Debe de haber sido el peor dolor que una vez sintió, sin embargo, sabía que un guerrero no se rinde ante el dolor; su padre siempre se lo dijo. Si quería ser un verdadero guerrero, si quería proteger a quienes le importan o sus ideales, debería ser capaz de soportar cualquier cosa que viniera por él.
El marine vio como el joven espadachín quedaba a su merced, con la mirada hacia el suelo y sus músculos tensos del dolor. A sus ojos, todo había acabado, la recompensa era suya, sin embargo...
-SNIK-
De repente, un mundo de dolor atravesó su cuerpo como un rayo. Su visión comenzó a deteriorarse, a volverse borrosa, pero no podía encontrar al peliverde por ningún lado. Finalmente, el mundo se oscureció por completo cuando la herida en el pecho producida por el Roronoa estallo en sangre.
Zoro arrasaba como un hombre poseído, derrotando enemigos como si fueran simples muñecos de trapo; si su tío, su tocayo, estuviera vivo seguramente se sentiría más que orgulloso de ver a su sobrino alimentar a Chimamire no Ame con la sangre fresca de sus enemigos, pues, aunque no los aniquilara, las heridas causadas por el joven espadachín tardarían mucho en sanar. Ni siquiera les daba tiempo a reaccionar ante la feroz acometida.
Un marine intento atacarlo con un corte vertical, intentando partirlo en dos, pero esto a Zoro no pareció importarle al momento de esquivar el corte dando un pequeño salto a la derecha antes de contraatacar con un corte doble a la altura del torso; no hubo nada más que hacer cuando la mordida del acero recorrió todo el sistema nervioso del pobre hombre, quien termino cayendo derrotado en menos de un segundo.
Otro hombre se interpuso entre Zoro y su cometido, viendo como el peliverde corría a toda máquina hacia él. Sabía que era peligroso, que a pesar de ser un niño no debía ser subestimado, pero por eso mismo no podía dejarlo con vida; tenía que ir con todo.
- ¡AHHHHHHHHHHHH! –
- ¡AHHHHHHHHHHHHHHH! –
Ambos, niño y adulto. Humano y "demonio" gritaron con furia ante el inminente choque de espadas. Estaba cerca, un paso más y la amenaza se habría terminado, sin embargo, el marine no conto con que el niño poseería tanta fuerza y se vio verdaderamente sorprendido al momento de salir despedido hacia atrás luego de bloquear el ataque del peliverde.
El tiempo pareció detenerse cuando el soldado vio al demonio sobre él. Los latidos de su corazón retumbaban en sus oídos, cada vez más rápido a medida que el niño espadachín recortaba la distancia entre ellos con sus katanas, pero esta vez no fallaría, él era suyo. Tomando aire, el marine encontró el hueco en la casi inexistente guardia del niño. El marine retrajo su brazo, preparando el golpe mortal, antes de atacar con una estocada de su espada a la altura de la cabeza de su rival, sin embargo, Zoro consiguió esquivar el ataque a último momento, moviendo su cabeza ligeramente a la derecha y recibiendo un ligero corte en la mejilla a cambio.
- ¿Que? Impo…Ahhg-
Incapaz de terminar su frase, el marine aulló de dolor cuando Chimamire no Ame se clavó profundamente en su hombro, atravesando la carne y dejándolo gravemente herido.
Zoro retiro la katana del hombro del marine, dejando que el malherido hombre cayera de rodillas, completamente exhausto y derrotado mas nada pudo hacer cuando otro espadachín de la marina se lanzó contra el súbitamente. Zoro tuvo que concentrar toda su fuerza en su defensa y, cruzando sus katanas frente a él, evitar un corte destinado a matarlo. La fuerza del golpe fue tal, que logro enviarlo varios metros hacia atrás mientras el Roronoa dejaba un gran rastro con sus pies al intentar frenarse.
-Ahh…Ahhh…Ahhh- Zoro jadeo con cansancio, viendo como el espadachín dualista de la marina lo vigilaba con una mirada feroz.
Sin decir una palabra, el marine volvió a lanzarse como un cazador sobre el Roronoa, pero esta vez el peliverde estaba preparado; desviando el primer corte con Chimamire no Ame, Zoro contraataco con un corte en diagonal con su arma libre sin contar con que el marine bloquearía el ataque, antes de lanzar un rápido corte horizontal con su propia espada. Zoro previó esto y procedió a retroceder rápidamente para evitar el golpe mortal, sin embargo, el filo del arma fue ligeramente más rápido que él, marcando el torso del niño y causando una leve hemorragia.
Estaba cansado, el duelo con Kuina había agotado la mayor parte de su energía y, aunque sus enemigos no fueran tan habilidosos, el número si complicaba la situación; se estaba haciendo insostenible. Volvió en si al momento de bloquear una estocada mortal cruzando sus armas nuevamente frente a él y, al momento de contraatacar, una feroz danza de espadas comenzó. Ambos espadachines atacaban como si fueran hombres poseídos; estocadas, cortes, paradas y desvíos. Cada maestría brillaba con habilidad ante tal encuentro. La magnitud de la pelea era tal, que ningún otro soldado se atrevía a interrumpir la danza por miedo a perder una extremidad, o peor, la vida.
Utilizando toda su fuerza y sus dos katanas, Zoro desvió una estocada asesina por parte de su adversario, sin embargo, esto no basto para evitar el daño ya que el marine aprovecho la guardia descuidada del peliverde para apuñalar el muslo derecho del Roronoa.
- ¡AHHHHGGG! –
El dolor fue demasiado, y el cansancio también aporto para poner al peliverde de rodillas ante el ataque a traición por parte del marine.
Soltando una risa oscura y cruel, el marine se carcajeo mientras trazaba un corte vertical, intentando terminar con el legado Roronoa, pero Zoro no se dejaría vencer tan fácil.
- ¡Muere! ¡Muere! -
Las chispas saltaron por el aire cuando Zoro detuvo el fatal golpe con ayuda de sus armas, sin embargo, lejos de desanimar al marine, esto lo impulso a seguir atacando despiadadamente, completamente decidido y enfocado a acabar con el Roronoa con cada golpe.
Sus brazos dolían; todo su cuerpo dolía, pero no podía dejarse vencer, no ahora que su maestro y Kuina confiaban en él, no ahora que podría tener una pista del paradero de sus padres. No ahora y no hoy. Así que, reuniendo cada gramo de fuerza existente en su cuerpo…
-No-
La respuesta por parte del peliverde sorprendió al marine, quien veía al niño con una mueca de asombro mientras ponía más y más fuerza para subyugar al niño demonio, al punto donde tanto sus brazos, como los del niño, temblaban en una competencia por ver quien vencía a quien en este duelo.
-Tú no eres nadie… dices que quieres matarme, pero no eres capaz de decirme por qué. Incluso si me lo mereciera, no dudan en atacar a un hombre honesto y a su hija. Son hombres sin ambiciones que solo cumplen ordenes sin cuestionar nada, no son diferentes a los piratas de los mares-
- ¿¡Qué?! ¡Tú no sabes nada, demonio de mierda! – El espadachín respondió furioso, aplicando más fuerza en sus armas y poniendo de rodillas al joven Roronoa- ¡No sabes nada del mundo! ¡No sabes nada de la Marina y tampoco sabes nada de nosotros! ¡Nuestra ambición es acabar con las pestes como tú! ¡Volver el mundo un lugar mejor con tu muerte! –
-ahhgg- gruño el peliverde apretando los dientes por la presión- Incluso…si eso fuera asi… ¡TU NO ERES DIGNO DE MATARMEEEE! – El Roronoa uso toda su fuerza, poniéndose de pie quebrantando la postura del marine, quien, sorprendido, no pudo reaccionar a tiempo, recibiendo un corte en forma de cruz en el pecho por parte del peliverde.
-AHHHHHGGGG-
La sangre salpico el césped y el espadachín que tantos problemas le ocasionó, al fin fue derrotado. Zoro jadeo con cansancio, sin embargo, pudo ver como el resto de marines se paraban frente a él con sus armas listas para el combate; temerosos, sí, pero dispuestos a enfrentarse a él. El peliverde dio un suspiro cansado, estaba exhausto, pero no creía que se rendirían sin más; tendría que pelear.
Zoro comenzó la carrera, con su objetivo directamente dirigido a la docena de hombres que se interponían entre él. Con cada paso que daba, podía sentir como los soldados se preparaban más para su inminente llegada…un momento perfecto para probar su nueva técnica; en plena carrera, el Roronoa envaino sus armas, acto que confundió a los marines, pero no por ello bajaron la guardia.
-Nitoryu Iai: Rashomon- Nadie podía entender que había sucedido, pues en menos de un segundo, el joven espadachín desapareció de la vista de todos los presentes.
Sin siquiera haber sido visto, Zoro había atravesado la defensa natural de la veintena de hombres que aun seguían en búsqueda de su paradero. Tranquila y lentamente, el Roronoa relajo su postura de combate, solo para abanicar sus armas y envainarlas dentro de sus fundas las cuales descansaban en sus caderas. El efecto fue inmediato; el sonido de la sangre brotando del cuerpo de los hombres se mezcló con el de la lluvia.
Las espadas y armas que cada hombre portaba fueron cayendo una a una al piso, siendo seguidas instantáneamente por el cuerpo de su dueño. Rápido como un relámpago, Zoro acabo con los treinta hombres.
El golpe fue devastador, rompiendo varios huesos dentro del cuerpo de Koshiro mientras el hombre de anteojos rodaba dando tumbos en el suelo debido a la potencia del golpe. Koshiro intento reincorporarse con dificultad, sosteniéndose las costillas con su brazo no dominante mientras veía a la lejanía como Fiambruin se aproximaba peligrosamente hacia él, dejando sus intenciones asesinas cada vez más en evidencia. Y, en su mente, Koshiro sabía que no podía dejar que ese hombre saliera con vida de su dojo. No le gustaba, repudiaba la idea, pero ¿Qué otra opción tenía? ¿Derrotarlo y dejarlo ir? ¿Mantenerlos como rehenes por el resto de sus días? Por supuesto que no, no era idiota, pero no había muchas salidas.
Nuevamente, el sensei tuvo que rodar hacia su derecha para esquivar un feroz puñetazo mecánico que termino por crear un gran cráter a la hora de conectar en el suelo donde antes estaba parado, solo para correr hacia el Sargento mientras su brazo extensible no regresaba a su posición. Fue demasiado rápido para el Sargento, quien no pudo evitar recibir un profundo corte horizontal en su estomago metalizado.
Fiambruin gruño, con una mezcla de dolor e ira ¿Cómo es que todavía no se rendía? Este hombre ya estaba colmándole la paciencia; primero, de una manera completamente desconocida, causándole dolor en su cuerpo insensibilizado y ahora negándose a obedecer su autoridad. No quería hacerlo, pero si un viejo y una niña era lo que se interponían entre él y su misión, no tendría otra opción más que acabar con ellos y con ese pensamiento en mente, el Sargento lanzo un corte con ayuda de su sable. Koshiro estaba fatigado, pero no vencido y lo demostró a la perfección al momento de bloquear el ataque enemigo con su katana y contraatacar con un corte en diagonal en solo dos movimientos de perfecta sincronía.
El timing fue perfecto, y en menos de un segundo, Fiambruin contaba con otra nueva cicatriz que cruzaba desde su hombro izquierdo hasta su cadera recubierta con metal.
El grito de dolor sorprendió a todos los hombres aun conscientes en el lugar, pero Koshiro no iba a dejar pasar otra oportunidad tan clara y, conteniendo la respiración por sus heridas, lanzo otro corte a la altura del cuello, tratando de decapitar al marine. Pero Fiambruin no iba a dejarse derrotar tan fácilmente, así que, reuniendo todas las energías de su cuerpo, se movió lo más rápido que pudo para evitar el ataque mortal del hombre de los anteojos; evitando el filo de la katana por meros centímetros mientras su brazo mecánico al fin se retraía lo suficiente.
- ¡Mechanical Hammer! –
El puñetazo férreo de Fiambruin se disparo contra Koshiro a gran velocidad, sin embargo, el hombre no era un maestro por nada y, con una increíble habilidad, uso su katana para desviar el golpe y hacer que pase de largo.
Estaba en problemas, lo sabía, así como también reconocía que no podría esquivar otro ataque a tan corta distancia por parte de Koshiro. Así que, haciendo uso de la prudencia, el Sargento dio un gran salto hacia atrás, buscando generar más espacio entre él y su oponente, sin embargo…
-Ittoryu: Mikazuki- Koshiro apenas se movió, sin embargo, desde su posición consiguió lanzar otro poderoso corte a distancia con un solo objetivo: Fiambruin.
El sorpresivo corte a distancia tomo completamente desprevenido al marine, quien solo consiguió bloquear el daño severo anteponiendo su brazo mecánico entre él y el poderoso ataque del maestro del dojo, consiguiendo salir a salvo a costa de severos daños en su brazo.
- ¡Mierda! ¡No vas a dejarme respirar ni un segundo ¿Verdad?!- gruño con molestia el marine, antes de cubrirse de otro poderoso corte por parte de Koshiro- Veamos que tanto te gusta esto ¡Mechanical Whip! –
Esta vez, Koshiro fue quien salto varios metros hacia atrás, viendo como el brazo metálico del marine se estrellaba en el lugar donde el se encontraba hace escasos segundos. Sin perder el tiempo, Koshiro intento cortar nuevamente al marine, sin embargo, una gran mano metálica frente a él tenia otros planes.
- ¡Te tengo! - El grito triunfal de Fiambruin se escuchó incluso a través de la lluvia que azotaba la isla cuando su mano mecánica al fin pudo aferrarse alrededor del torso del hombre de anteojos -Se acabo ¡Entrégame al demonio y los dejaremos ir! –
- ¡Jamás! Ahhhhhhhhhhhg- Koshiro no pudo evitar soltar un amargo grito de dolor cuando Fiambruin comenzó a aplicar presión sobre su torso. El dolor comenzó a hacerse insoportable; podía sentir como sus huesos comenzaban a agrietarse, pero no había nada que pudiera hacer. Su cuerpo perdía fuerzas…
Sin que él lo quisiera, su katana había caído al suelo. Estaba a su merced.
-No me deja otra opción, sensei, intente razonar con usted. Espero me perdone-
Koshiro cerro los ojos esperando el final. En su rostro, una solitaria lagrima cayo por su mejilla, sin embargo…
- ¡SENSEI! -
- ¡PADRE! –
De repente la presión sobre su cuerpo cesó.
Abriendo los ojos con sorpresa, Koshiro pudo deslumbrar el porqué de su liberación; pues, frente a él, la imagen de Kuina cercenando el brazo metálico junto con la de Zoro apuñalando al marine resplandeció.
Yyyyyyy corte.
Bueno gente, hasta acá llega el capítulo. Espero que les haya gustado y, si es así, los invito a dejarme un lindo review, que eso siempre motiva a continuar la historia.
Se que no mucho pasó en este capítulo, pero decidí cortar la batalla a la mitad por dos motivos:
Primero que nada, seria excesivamente larga. Y, en segundo lugar, me tomaría muchísimo más tiempo de escribir.
Habiendo aclarado eso, creo que se merecen una explicación; para empezar, me fui de Argentina a vivir a España, más concretamente a Valencia (por si alguno quiere quedar a hacer algo algún día jaja) y eso complico muchísimo las cosas pues, al no tener un PC para trabajar en mis historias, solo contaba con las notas de mi celular y ustedes no se merecen una bajada de calidad en cuanto a las historias. Segundo y muy importante: la motivación; esto fue muy duro para mí, sigue siendo duro, a decir verdad. Mi novia, mi familia y mis amigos están en mi país y el hecho de extrañarlos tanto hace que no tenga las mismas ganas de escribir de siempre…
Lamento hacerlos esperar tanto por una actualización, pero las cosas no han sido fáciles últimamente.
Dejando de lado cosas tristes, espero que les haya gustado el capitulo y, si hay muchos reviews de su parte, prometo que la conclusión de este arco no tardara en llegar.
Nuevamente espero que les haya gustado. Déjeme sus dudas, sus preguntas o cualquier critica constructiva. ¡Nos leemos luego!
