Ni la historia ni los personajes me pertenecen.
Capítulo 18
Sakura se deshizo de Sai en algún lugar entre las avenidas Georgia y New Hampshire. Fue sorprendentemente más fácil de lo que pensó que sería. Se dirigió a un grupo de chicas universitarias saliendo de un bar y luego "noviecito" tenía que ir a hacer su cosa. Chicos, Nephilim o no, eran tan malditamente predecibles.
La noche casi había terminado, pero no estaba cansada. Un montón flotaba por su cabeza, ideas con las que no estaba muy cómoda. Algo sobre la pregunta de Naruto se había pegado a ella y no lo dejaría ir. Sólo porque ella firmó el contrato no significaba que no podría tener una vida privada. Los chicos eran un ejemplo perfecto de eso. Salían en citas, usando las palabras "salir en citas" muy vagamente, tenían vidas. Ser contratada no significaba que no pudiera tener sexo o formar vínculos con los humanos. Sólo complicaba las cosas. Podía casarse si encontraba un Nephilim que quisiera, pero nunca le importó eso antes. Había veces cuando espiaba a los humanos y a otros Nephilim, que se habían establecido en vidas normales. Vio los momentos en que las parejas se escabullían cuando pensaban que nadie los observaba, las miradas largas de necesidad que compartirían, las promesas susurradas y las sonrisas secretas. Aquellos momentos robados algunas veces encenderían un dolor profundo dentro de ella. La soledad mezclada con el deseo de estar cerca, realmente cerca de alguien. Era más que un anhelo por lo físico. ¿Podría ella querer compartir su vida con alguien?
Esto, todo esto, necesitaba ser aplastado. Había tomado una decisión hace mucho tiempo, y no existía nada que pudiera ser hecho ahora para cambiarla. Incluso pensarlo era incorrecto. Era una cazadora. Eso no dejaba lugar para un lindo maridito al que le pudiera susurrar nada dulce. La volvería débil. Ella flaquearía y básicamente, fracasaría ante su deber. Y amar hacía que las personas hicieran cosas estúpidas. Tener una vida no quería decir que el amor tenía que estar en ella. El amor y la vida, no eran codependientes.
Llegó a un alto en la cima del Hilton, mirando abajo a la intersección transitada de la Avenida Connecticut. Tengo una vida. La tengo. Tengo amigos y tengo a… Sasuke. Mal. Mal. Mal. Tantísimas cosas mal con eso. No tenía a Sasuke, no podría tener a Sasuke. No era como si él fuera otro Nephilim o incluso un humano. Un humano habría sido mejor elección. Una zarigüeya rabiosa habría sido una elección más inteligente.
Apartándose de la cornisa, caminó por la azotea. ¿Qué demonios estaba mal con ella? ¿Qué había en Sasuke que merecía la pena arriesgar todo? Tan pronto como ese pensamiento terminó, la sensación familiar corrió por ella, y le recordó muy claramente uno de los motivos por el qué arriesgaba todo. Sasuke salió de las sombras, moviéndose muy parecido a un fantasma. Un minuto se encontraba sola, contemplando la lista de cosas que hacía mal, y al siguiente segundo estaba en los brazos de Sasuke, sumando a su lista.
Él no le dijo nada. Nop. La reclamó en su lugar. Atrayéndola contra su duro pecho, ella estaba tomada por su demandante beso. Y maldita sea, le gustaba. La forma en que la devoraba, como su cuerpo se fundía contra el suyo perfectamente, y las ansias que él trajo a la vida cavando dentro de ella. Él se alejó, pero sus manos permanecieron en su cintura.
—Sabes como el cielo. Lo reconocería.
Rodó los ojos, haciendo su mejor esfuerzo para detener la sonrisa.
—Has esperado todo el día para usar aquello, ¿cierto?
—Tal vez —murmuró, sin afectarse en lo más mínimo. Le rozó los labios sobre la punta de su nariz— ¿En qué pensabas?
Se le arrugó la frente.
—¿Cuándo precisamente?
Hace unos momentos pensaba en cuán delicioso él se sentía contra ella, pero no iba a admitir eso.
—Antes de que sintieras mi presencia.
Ella le puso las manos contra el pecho, insegura de si era para mantenerlo a raya o estabilizarse a sí misma.
—¿Has estado siguiéndome otra vez?
—Por supuesto —respondió, descarado. Probablemente no veía nada mal con ello.
Ella se alejó de su alcance. Ésta noche, él usaba una simple camisa blanca que se extendía sobre sus músculos y un par de pantalones vaqueros. Incluso vestido así de casual, lucía magnífico. Ella se había cambiado a un par de sencillos pantalones militares verde oliva y una camiseta ligera sin mangas. Al lado de él, se sentía tremendamente aburrida.
—Sabes que eso es considerado acechar y es ilegal en la mayoría de los estados.
—Matar humanos, poseídos o no, es ilegal en todos los estados —señaló casualmente— No me ves buscándole el pelo al huevo.
Sakura frunció el ceño. Bueno, él tenía un buen punto.
—Sólo pensaba.
Sasuke inclinó la cabeza al costado; el azul intenso de sus ojos parecía anormalmente brillante.
—¿Estás disgustada?
Ella se pasó una mano por el cabello, desviando la mirada.
—¿Por qué crees eso?
Él se acercó. Con las puntas de sus dedos, guió la cabeza de ella hacia atrás.
—Podía sentir la tensión en tu cuerpo.
Eso era bastante desestabilizador de oír.
—Y percibir sólo significa que eres muy observador, ¿cierto?
Sencillamente sonrió.
—Entonces, ¿qué te preocupa?
Su mano se deslizó alrededor, envolviendo su cuello. La forma en que sus dedos se movían por los músculos tensos era absolutamente divina. Se relajó con el movimiento, y sus ojos fueron a la deriva. Ella realmente necesitaba visitar un masajista o conseguir que Sasuke hiciera esto más a menudo.
—Te gusta esto, ¿no? —preguntó, su voz apenas un susurro.
—Mmm —murmuró.
Él le colocó un suave beso en la frente.
—Dime que te inquieta.
—Sólo es algo que me preguntaron hoy —Dios, soy tan fácil como romper una nuez— Por qué elegí la vida de un cazador y no una vida donde pudiera tener alguna clase de normalidad.
—¿Y eso te preocupa?
Tanto como continuara con aquellos dedos mágicos, contestaría cualquiera de sus preguntas. ¿Era triste? Sí, pero totalmente cierto.
—Sí. Me hizo sentir como un fenómeno. Como si no debería haber sido una guía o simplemente apartarme. Hay algo mal conmigo por no ir tras el esposo y las valla-de-madera-blanca de mierda.
Sus dedos se quedaron quietos.
—¿Eso es lo que quieres?
La magia fue rota justo así. Abrió los ojos y encontró los de él extraordinariamente intensos.
—No —se obligó a reír— No es para mí.
Se deslizó lejos de él. Claramente se veía como que no le creyó.
—Sakura.
Ella soltó una corta sonrisa.
—No soy ese tipo de chica, Sasuke. Nunca lo he sido.
—¿Cuál es ese tipo de chica? ¿No es lo que todos quieren en el fondo después de todo? ¿Por qué no querrías más que el Santuario?
—¿Qué más podría tener? —se rió ante su propia pregunta— Además del hecho que sobreviviré a todo en ésta ciudad si no llegan a exterminarme en cualquier momento, tengo tanto dinero que debería estar avergonzada. Amo mi trabajo. ¿Cuántos humanos pueden decir eso?
—¿Cuántos humanos quieren vivir por siempre únicamente teniendo su trabajo? —contraatacó con tranquilidad— ¿Y es en verdad un trabajo? ¿No es tu deber, una obligación?
—¡Es una obligación para un propósito mayor!
—Odio cuando lo llamas un propósito mayor —Sus labios se curvaron— Tu mayor propósito es matar indiscriminadamente, Sakura. Te dijeron que algo es maligno y no cuestionas eso, creyendo que todo tiene un objetivo divino.
Sus músculos se tensaron, remplazando la maravillosa sensación relajante que él había creado sólo unos momentos antes.
—Primero que todo, no asesino indiscriminadamente. Segundo, las cosas que decimos que son malignas son, de hecho, ¡malignas!
—Según tu razonamiento, eso me haría maligno. ¿Así que dónde está tu deber? ¿Dónde está tu propósito mayor? —respondió.
Ella crepitó.
—Oh, esto es estúpido. No eres… como ellos. ¿De acuerdo? ¿Feliz porque lo dije? —Levantó las manos— Pero no cambia que la enorme mayoría de tu clase son malos. No puedes negar eso.
Sasuke se rió con severidad.
—Cuán conveniente, cuando soy el único Caído con el que te has tomado el tiempo suficiente para hablar de verdad, antes de meter un puñal en mi corazón.
—Si recuerdo correctamente, te metí un puñal. Por desgracia, experimenté un raro acto de mala puntería —replicó, disfrutando en la furia roja-caliente.
Su columna se puso rígida mientras el azul de sus ojos ardía.
—Eres una marioneta del Santuario. Y ni siquiera lo notas.
—Una marioneta, ¿estás bromeando? —Se inclinó hacia adelante— ¡No corrompo a las personas! ¡No asesino a inocentes!
—Tampoco yo —rugió.
Cuando mucho, la ira de Sasuke debería haber sido una advertencia, pero ella estaba más allá del punto de importarle. Todas las salvajes emociones que él incitó la noche que había encontrado a Naruto, salieron a la superficie. Era vertiginoso, embriagador y poderoso. Esto era, después de todo, culpa de él. No había nada que hacer con el hecho de que cualquier cosa que él dijo podría ser posiblemente verdad. No en absoluto.
—Entonces, no lo haces ahora, pero lo hiciste. ¿Todavía me juzgas por ser leal a mi deber al Santuario?
—No estoy juzgándote, Sakura —Dio un paso hacia ella— Todo lo que estoy diciendo es que quizás hay más en el mundo que ser una Nephilim y hacer todo lo que el Santuario te dice que hagas.
—Uh, hola, el hecho que sostuve una conversación contigo es exactamente lo opuesto de lo que el Santuario me dice que haga. Así que, amigo, realmente no acato todas las reglas.
Él dejó salir una respiración mientras se pasaba una mano por el cabello.
—Lo sé. No debería haber insinuado eso. Tu aceptación por mí es una prueba de que no lo haces.
Ella cruzó los brazos y lo miró con suficiencia.
—No cambia cuán tristemente desinformada estás sobre mi clase. Sí, algunos de nosotros somos pura maldad. Tantos que incluso tu gran Kakashi se mearía encima en su presencia, pero todos no cayeron por las mismas razones, y no todos tomamos las mismas elecciones. Ahí es donde tu Santuario está ciego. Y una vez que triunfen en exterminarnos, avanzaran con tu clase. Sabes malditamente bien que es cierto.
Las palabras quitaron la sonrisa de su rostro, aunque secretamente creía que la última parte era un cien por ciento verdad, pero eso no venía al caso.
—Ni siquiera sé por qué estoy teniendo esta conversación contigo.
—Porque sabes que hay más vida que ser un Nephilim —Sus palabras estaban llenas de pasión y convicción— Que mereces ser más que la máquina asesina del Santuario, debido a que al final el Santuario se volverá en contra de ti. Cuando eso suceda, ¿qué tendrás? ¡Nada, ya que tu vida entera ha sido esta única cosa!
—¿Qué? —Se sobresaltó y dio un paso atrás. Algo que raramente alguna vez hizo— ¿Por qué siquiera estoy escuchándote? Lo que estás diciendo no tiene sentido para mí. Eres el enemigo, Sasuke. Por supuesto que lo veras como que no tengo una vida o lo que sea.
Él la miró fijamente por un momento.
—Por supuesto que lo verás de ese modo. No te veo como un Nephilim, y tú no me ves como un Caído —Cuando argumentó, el negro de sus ojos se oscureció— Te veo como Sakura. Te veo por quien eres, aunque tú no lo hagas.
—¿Cómo me veo a mí misma, señor sé jodidamente todo?
—No te ves para nada. No como Sakura. Te ves únicamente como una Nephilim. ¿Cuál es tu credo? ¿Cazar a los Caídos, asesinar a los subordinados y proteger a tus compañeros Nephilim a toda costa? ¿Dónde está Sakura en eso?
Vaya. Su rostro se arrugó.
—¿Qué demonios es esto? Sé qué y quién soy.
Él lucía dubitativo.
—¡Entonces dime!
Su exigencia hizo explotar una reacción en cadena de eventos. Incapaz de enfrentar la dura realidad, hizo lo único que nunca hacía.
—Sabes qué, olvida esto.
Sakura dio medio vuelta y corrió.
Bueno, intentó correr era una mejor manera de ponerlo. Alcanzó la cornisa y estaba a punto de saltar cuando Sasuke la enganchó alrededor de la cintura y la arrastró al suelo. Parte de ella reconoció que él decía lo que era correcto, pero la otra parte se rehusaba a admitirlo. La dejó abajo, y ella inmediatamente tomó una mala decisión en una sarta de malas decisiones. Medio empujó, medió se balanceó hacia él. Sasuke se hizo a un lado, y su impulso la envió tropezando al pasarlo. Intentó atraparla una vez más, pero ella se retorció y ambos colisionaron en la azotea cubierta de polvo.
Enojada y muy consciente de su duro cuerpo presionando hacia abajo el suyo, Sakura de inmediato comenzó a empujarlo.
—¡Quítate!
Sasuke con facilidad clavó sus manos al lado de su cabeza.
—Te he seguido por ocho años, Sakura. Te conozco mejor de lo que te conoces. Te he visto tomando decisión tras de decisión. Además del apartamento, nunca te he visto hacer algo por ti misma. Toda tu existencia se centra en el Santuario y en tu deber, mientras que otros Nephilim tienen una vida fuera de sus obligaciones. ¿Dónde está tu vida?
Ella sacudió la cabeza frenéticamente. ¡Dile que tomas decisiones fuera de tu deber! No podía formar las palabras. Además de él y el apartamento, no había hecho una sola cosa por sí misma. Él sabía esto después de vigilarla por tanto tiempo.
—¿Sabes cómo los Caídos llaman a los Nephilim? Llamamos a tu clase carne de cañón, y eras carne de cañón para el Santuario la noche que fuiste tras Danzo. Lo hiciste por el Santuario, ¿y dónde estaban ellos cuando caíste allí, destrozada y casi muerta? ¿Tomaste una decisión tan imprudentemente valiente como Sakura o como un Nephilim?
—Detén esto. —No quería escucharlo.
—Maldita sea, Sakura, eres más que sólo una Nephilim. Eres Sakura. — Su agarre alrededor de sus muñecas se aflojó— Serás valiente en batalla, pero la idea de querer algo para ti te aterroriza. ¿Lo qué tenemos? Es la primera vez que te has permitido hacer lo que has querido simplemente porque lo querías. Eso te aterroriza. Puedo verlo cada vez que estás cerca de mí. Luchas por lo que quieres, y estás asustada todo el tiempo. Temes que esto te haga un Nephilim malo. No una mala persona, sino un Nephilim malo.
Sus palabras no sólo la sobresaltaron en rendición, la escandalizaron hasta el centro. La verdad nunca se había sentido tan potente, tan devastadora. Sus manos se relajaron cuando su pecho se levantó y cayó irregularmente. Las puntas de su cabello rozaron sus mejillas cuando él se agachó.
—Por ocho años he esperado para que te des cuenta de eso. He esperado que veas tú misma quien eres realmente. Eres Sakura Haruno, una mujer hermosa, extremadamente astuta cuya capacidad para compadecerte te coloca aparte de los Nephilim. No son tus habilidades de luchar o cuán buena guerrera eres. Es el hecho que me miras y ves un hombre en lugar de un Caído. Debajo de todo el deber y la obligación eres Sakura. ¿Y sabes lo que me haces? —continuó con pasión—. De todas las personas, Nephilim y humanos por igual, has sido la única que me ha hecho desear que fuera un hombre y no lo que soy. Hiciste eso Sakura, no la Nephilim.
Lo miró fijamente, ojos ampliados y en silencio. Lo que dijo… bueno, era probablemente la cosa más linda que alguien jamás había dicho sobre ella. Como la veía era simplemente asombroso, porque todas las personas que conocía, incluida ella misma, solamente la veían como una cazadora. Pero lo que Sasuke vio la aterraba, de la misma manera que sus sentimientos por él, y cuanto lo quería, la aterraba.
Él descansó la frente contra la de ella.
—Oh, Sakura, ¿ves? No hay nada mal contigo queriendo amor, la casa, e incluso la maldita valla de madera. El deseo y la pasión no te hacen una mala persona.
Oh maldición, ella estaba a punto de llorar. Giró la cabeza, apretando los ojos. Él empujó hacia atrás la cortina de cabello castaño rojizo que caía por su rostro, con suavidad volviéndola hacia él. Abrió los ojos, la humedad con lágrimas no derramadas. Si ella supiera mejor, si tuviera alguna experiencia en aquel tipo de cosas, habría pensado que la forma en que la miraba significaba algo poderoso y real.
Sus dedos trazaron su mejilla.
—¿Sakura?
—En verdad te odio ahora mismo, ¿sabes eso? —murmuró.
—No, no me odias. Ese el gran problema. No me odias en absoluto.
Exhaló temblorosamente.
No, no lo odiaba. Pero deseaba hacerlo un poco. Haría las cosas un infierno mucho más fáciles. Pero Sasuke la entendía en una forma que Sai y Kakashi jamás podrían. Las barreras invisibles lentamente se agrietaron. La besó tan profundamente que pensó que su alma ardería en llamas. Él reclamó su alma, justo como ya había hecho con su corazón.
