Ni la historia ni los personajes me pertenecen.

Capítulo 21

Sakura se despertó para encontrar las sábanas completamente apartadas de ella y los labios de Sasuke pegados a su seno, tirando de su pezón profundamente dentro de los cálidos rincones de su boca. Aturdida, su mano revoloteó a su cabeza. Una bola de lava se formó en su vientre.

—¿Qué… qué estás haciendo?

Él levantó la cabeza, sonriéndole.

—Estaba empezando a pensar que nunca te despertarías. Ya es el final de la tarde.

Se habían quedado dormidos hasta que el sol empezó a salir, y los músculos le dolían en una manera deliciosa. Cuando él no estuvo haciéndole cosas locas a su cuerpo, se habían acurrucado, hablando hasta que los dos se quedaron rendidos. El sueño todavía empañaba su cerebro mientras sus parpados se abrían. Había un brillo malicioso en sus ojos negros y una inclinación traviesa en sus sensuales labios.

Él cogió su mano derecha, llevándola hacia sus labios y metiéndose su dedo en la boca para chuparlo. Sintió el tirón todo el camino hasta su centro.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó ella sin aliento.

—Te quiero.

—Me tienes —dijo, usando las mismas palabras que él le había dicho hace un rato en el sofá.

—¿Te tengo? —Él se sentó, balanceando sus piernas fuera de la cama y poniéndose de pie en un fluido movimiento— Demuéstramelo.

Su corazón retumbó mientras se levantaba tambaleándose. Las cosas parecían borrosas por los bordes mientras sus ojos se encontraban con los de él. La agarró por los hombros poniéndola de rodillas en la cama para que estuviera arrodillada frente a él. La demanda tácita estaba clara y su piel se estremeció. Extendió la mano, envolvió la base de su polla sin romper el contacto visual. Moviendo su mano desde la base hasta la cabeza, lo sintió hincharse en su palma.

—Me desperté temprano, y en todo lo que podía pensar era en ti —pasó sus nudillos por su mejilla— No puedo para de pensar en ti… en esto. Consume mis pensamientos.

Se estremeció cuando dejó caer su mano sobre su seno, pellizcando su pezón. Inclinándose hacia adelante, lanzó su lengua y rodeó la cabeza hinchada mientras observaba una gran cantidad de emociones parpadear a través de sus sorprendentes rasgos. Él gimió, mirándola con tal intensidad que se sentía como una diosa. Le acarició el borde, lamiendo la rugosidad con su lengua y luego de regreso a su cabeza, lamiendo la humedad que goteaba allí.

—¿Te gusta esto?

—Si… me gusta… mucho.

Su lengua siguió la longitud de su hinchado miembro. Se alzó contra ella como si hubiera hecho algo drástico.

—¿O te gusta más esto?

Sus labios se abrieron y asintió. Lo hizo de nuevo, y esta vez sus labios siguieron el camino. Su mano dejo su seno, cerrándose en su cabello, abriéndose y cerrándose sin pensarlo. De algún modo le gusta que fuera de esta manera, completamente vulnerable a ella. Por lo general era al revés. En poco tiempo, le estaba acunando la cabeza mientras trabajaba con sus labios y lengua. Sus gemidos provocaron su propia lujuria, hirviendo dentro de ella. Pero entonces se inclinó entre los dos, agarrando su mano libre y bajándola hacia su propio sexo.

Echándose para atrás retrocedió ante lo que silenciosamente le instaba a hacer.

—Yo… yo no puedo.

Él bajo su barbilla, su acalorada mirada penetrando la suya.

—Sí puedes.

Sus mejillas ardían con vergüenza a pesar de que su sexo estaba palpitando, excitada por la idea de complacerse a sí misma mientras lo satisfacía a él.

—Sasuke…

Arrastrándose ligeramente, guio su mano hacia abajo hasta que ella se ahueco a sí misma. Luego, mientras lo miraba, su dedo empujo dentro. Gimió por el acto, su piel sonrojándose por una razón totalmente diferente. Guio su mano hasta que lo estaba haciendo por sí misma, y luego ahueco la parte de atrás de su cabeza y la insto a continuar donde lo había dejado. Se lo llevo a la boca una vez más, lo chupo más duro mientras empujaba contra su mano.

Los ojos de Sasuke se hicieron más brillantes.

—Oh, Dios —gimió, acelerando el ritmo, obligándola a tomar toda su longitud mientras ella deslizaba otro dedo dentro de sus pliegues húmedos.

De repente, se apartó de su boca y envolvió su propia mano alrededor de la base de su miembro.

—Quiero ver que acabes tu misma —le ordenó bruscamente.

El erótico acto de complacerse a sí misma mientras la miraba la mareó. Quería negarse, pero parecía como si su recta moral se le hubiera caído por el camino. Sin ser capaz de decir no, se echó hacia atrás sobre su espalda y movió los dedos dentro y fuera. Esta no era la primera vez que se había tocado a sí misma, pero con él observando era mucho más potente. Los dedos de sus pies se enroscaron mientras ella se acercaba al borde. Con la rodilla, él apartó sus músculos y se arrodilló entre sus piernas, masturbándose a sí mismo lentamente mientras sus ojos seguían los dedos de ella dentro y fuera. Cubiertos de su excitación.

—Más duro —susurró.

Y así lo hizo. Bombeando sus dedos, arqueó la cadera hacia arriba para encontrarse con sus propios empujes. Tenía la cabeza hacia atrás, y sus suaves gemidos llenaron la habitación mientras lo observaba a través de sus ojos vidriosos. Sus caderas dejaron la cama mientras se frotaba contra sus dedos. Su corazón estaba retumbando profundamente en su pecho y estómago. La necesidad de él en contra de ella la consumía de una manera que la dejó jadeando de deseo.

Su mirada siguió su excitación mientras corría por su muslo. Nunca rompiendo el contacto visual, se inclinó por la cintura y bajo la boca hacia su muslo. Usando la lengua, lamió la humedad resbaladiza. El acto la llevó directamente al borde. Ella se vino retorciéndose desvergonzadamente. Se subió sobre ella, su atención salvaje y posesiva. Deslizando un brazo por debajo de su cintura, la volcó sobre su estómago. Sus dedos se clavaron en las sábanas mientras Sasuke le dejaba una lluvia de besos en su espalda, sobre sus caderas y sus regordetas nalgas. Luego la atrajo hacia sus rodillas, usando sus muslos para colocar sus piernas más separadas. Estaba preparada, lista, su sexo llenándose con anticipación. Esto… esto era lo que necesitaba, lo que tanto deseaba. Por él, para que la tomara, la llenara. Su punta sondeo su entrada húmeda, burlándose de ella hasta que se estremeció.

—Dime —dijo él, manteniéndola inmóvil mientras recorría con el borde de su polla sus hinchados labios— Dime qué quieres esto.

Echó la cabeza hacia atrás.

—¡Sí! ¡Sí!

Se metió dentro de ella, agarrando sus caderas con agresiva fuerza. La atrajo hacia él mientras se sumergía dentro de ella salvajemente. Presionó los labios en su húmeda sien, ahuecando su sexo con la mano mientras continuaba bombeando sus caderas.

—Esto es mío —le dijo, con voz gruesa— Siempre lo será.

Se rompió, rompiéndose en miles de diminutos pedazos mientras su liberación se estrellaba a través de ella y exprimía su polla con tanta fuerza que él gruñó. Gritó su nombre una y otra vez mientras se movía dentro de ella. Los brazos de Sasuke se tensaron a su alrededor. Una embestida más y se vino, gritando su nombre. Jadeante y resbaladizo por el sudor, la bajó sobre la cama.

Minutos, tal vez horas, pasaron antes de que cualquiera de los dos pudiera formular un pensamiento coherente, mucho menos una frase entera. La tiró sobre su pecho, pasando la mano por su cabello perezosamente. Se acostaron juntos, enredados en los brazos del otro, mientras Sasuke la hacía reír con su retorcida opinión sobre temas actuales y ella lo fascinó con los cuentos de su entrenamiento y su primera batalla. Su teléfono sonó desde la mesita de noche. Ni siquiera recordaba haberlo lanzado allí cuando regresó a su apartamento. Renuentemente, salió de su abrazo y agarro el teléfono. Abriéndolo, rápidamente se deslizo por sus mensajes de texto mientras Sasuke dejaba caer una línea de deliciosos besos por su espalda.

—Podría mordisquear justo aquí —murmuró él, tomando la carne justo por encima de la cadera entre sus dientes— o aquí…

Le miró por encima del hombro, sonriendo.

—Eres insufrible.

Se rió entre dientes contra la parte baja de su espalda.

—A ti te gusta mi clase de sufrimiento.

Le gustaba, pero abrió el mensaje de texto de Sai:

Necesitas ir donde Kakashi AHORA.

Su corazón se hundió, y justo así, el capullo alrededor de ellos se deshizo. La realidad se estrelló sobre ella. Estaba en problemas, grandes problemas. Sasuke se mantuvo detrás de ella.

—¿Qué sucede?

Cerrando el teléfono, se dio la vuelta. La preocupación, por ella, enfrió el calor en sus ojos. Ahueco su mejilla, se inclinó y lo besó. Cuando se retiró, forzó una sonrisa.

—Nada, pero tengo que estar lista e irme.

Bajó la mirada hacia el teléfono en su mano.

—¿Es el Santuario?

Asintió.

—Necesito ir donde Kakashi. Si no lo hago, hay una buena posibilidad de que venga aquí.

Un diferente tipo de calor se encendió en sus ojos.

—Déjalo.

Lo besó de nuevo.

—Todo estará bien. Kakashi ha sido como un padre para mí. Estará molesto, pero lo superará.

Esperaba que fuera el caso. La colocó contra él, abrazándola fuertemente contra su pecho. Apoyó la barbilla sobre su cabeza.

—No quiero que regreses allí.

—Sasuke…

—Porque no puedo seguirte allí —dijo, ningún Caído o esbirro podía entrar en el Santuario, ya que el suelo fue bendecido— Si algo llegara a suceder, no puedo ayudar.

El calor se extendió por su pecho mientras se movía para liberarse, atrapando su barbilla en su mano. Lo obligó a mirarla.

—Nada me va a suceder allí. Estaré bien. No tienes nada de qué preocuparte.

No la soltó al principio, pero luego libero su agarre… y la siguió dentro de la ducha. Y cuando se quedaron de pie debajo del rocío de agua caliente, la miró con tanta ternura que ella sintió esas lágrimas construirse de nuevo detrás de sus ojos. Entonces la levantó, presionando su espalda contra la pared de azulejo, entrando en ella lentamente. Durante un rato, mientras la llevaba hacia el borde y de vuelta, se permitió a sí misma olvidarse de lo que la estaba esperando fuera de su apartamento.


Unas cuantas horas más tarde, Sakura caminó por el vestíbulo principal del Santuario. Cuando Sandy no respondió a su saludo, sintió el arrebato de ira y vergüenza todo el camino hasta la punta de sus orejas. Era obvio que Guy no se mantuvo callado. Iba a patear a Guy de nuevo. Podía verlo, y la llenaba con una cantidad viciosa de felicidad.

El placer fue de poca duración. En el momento en que entró en la oficina de Kakashi, una frialdad se posó sobre su piel y se filtró en sus huesos. Esto iba a apestar en más formas de las que ella podía contar. Kakashi salió de una de las habitaciones más pequeñas, vestido completamente en un atuendo de noche. Sakura lo miró fijamente, con los ojos muy abiertos. No podía evitarlo. Era un hombre guapo, está bien, más que guapo. Era uno de los hombres más guapos alrededor, y en todas sus actuales ropas finas incluso le daría a Sasuke un paseo por su dinero. La única cosa fuera de lugar era el lazo negro que colgaba suelto alrededor de su cuello desecho. Sakura tenía la sospecha de que lo había mantenido despierto. Kakashi atendía un montón de cenas "importantes" en la ciudad, manteniendo un ojo en los políticos. Más que nada en el Senador Sharpe y sus amigotes. Y había jodido todo espléndidamente a juzgar por el disgusto en su cara.

—¿Tienes una idea de dónde fui sacado? —preguntó él, pero antes de que ella pudiera contestar, continuó— Estaba en una cena para recaudar fondos organizada por el senador Sharpe. El mismo que sabemos que está vinculado con Madara. Estaba ahí para ver si podía obtener una idea de lo que estaba haciendo. Como sea, eso no funcionó, ¿ahora funcionó?

—Estoy tan…

—No te disculpes —la cortó.

Se movió nerviosamente en la puerta, tratando de sonreír. Lo que se aproximó más a una mueca.

—Supongo que Sai te dijo.

Kakashi no respondió mientras caminaba más allá de ella, cerrando la puerta de golpe. Saltó unos buenos centímetros del suelo.

—Debería explicar, quiero decir, puedo explicar —Él se paró enfrente de ella. Todos sus dos metros, seis centímetros de él la fulminaron con la mirada. Ella tragó con dificultad— Kakashi, yo…

—No hay nada que probablemente puedas decir que me explicaría por qué atacaste a uno de los tuyos a favor de un Caído. Absolutamente nada, Sakura —Él ni siquiera medía las palabras— ¿Acaso sabes lo decepcionado que estoy en este momento?

Oh, podía tener una pista. Probablemente estaba en algún lugar cerca del nivel épico. Se quedó mirando al suelo. El peso de su desaprobación e ira la golpeaban.

—Sí.

—No. No creo que lo sepas —Él merodeaba en círculos a su alrededor— Nunca pensé que me escucharía a mí mismo decir esto, pero aquí estoy. No creo nada de lo que estás a punto de decirme.

En realidad no podía recordar cuándo lo había visto así de enojado. Había sacado algunas artimañas bastantes salvajes cuando era una adolescente, pero incluso en ese entonces la había mirado con cariño. Ahora que Sakura tenía el coraje de echarle un vistazo, su mirada era tan fría como los glaciares.

—Lo siento.

—¿Lo sientes? —repitió mientras agarraba su mentón, obligándola a encontrarse con sus ojos— Atacaste a Guy. Casi rompes su maldita mandíbula. ¿Y todo lo que puedes decir es "lo siento"?

—Él como que se lo merecía —bromeó débilmente.

Apretó su agarre.

—¿Me estás jodiendo?

Sus ojos se abrieron. Había una buena posibilidad de que la broma hubiera sido una muy mala idea.

—Sé que tengo mucho que explicar y lo haré. Solo dame una oportunidad.

La miró por un largo momento antes de soltarla. Alzó la mano hacia ella para hablar.

—Sasuke se había alejado de Guy —dijo Sakura, a pesar de que sus ojos se redujeron en advertencia— Guy trató de atacarlo y no podía dejarlo —necesitaba una buena razón. Una que no envolviera atracción— No después de todas las veces que Sasuke me ha ayudado. No podía dejar que lo derribaran de esa manera.

Sus cejas se dispararon hacia arriba, y luego se rió.

—¿Piensas mentirme? ¡Estás más allá de encaprichada con Sasuke! ¡Lo suficiente para arriesgar todo por lo que has trabajado!

—No estoy encaprichada con Sasuke —lo negó, y Dios, sonaba débil.

—Maldición, Sakura. No necesito esto justo ahora —Se fue a su escritorio— No necesito que te conviertas en el siguiente gran problema.

Le picaba la piel. Cerró los ojos, mojándose los labios nerviosamente.

—¿Qué quieres que te diga?

—No puedes decir lo que quiero que digas —respondió tranquilamente— Tú y yo sabemos la verdad, y medio círculo ya sospecha lo peor. Todas las miradas están en ti.

Sí, averiguó eso cuando Guy la acusó, pero oír a Kakashi decirlo era como recibir una patada en la barriga. Dio un paso adelante.

—¿No crees que sea yo? —susurró.

Bajó la mirada hacia ella.

—Creo que te has metido a ti misma dentro de algo muy… complicado.

Se dejó caer en una de las sillas enfrente de su escritorio.

—Kakashi, nunca traicionaría el Santuario. No quiero que la gente piense eso.

Negó con la cabeza.

—Debiste haber pensado en eso. Antes. Ahora el daño está hecho. Tu reputación está marcada, y espero que lo que sea que creas que tienes con Sasuke haya valido lo que has hecho.

Le frunció el ceño.

—Sasuke no tiene nada que ver con esto.

Kakashi regresó del escritorio, sentándose en la silla opuesta a la de ella.

—¿Tienes si quiera una idea de lo que has hecho? ¿No solamente a ti misma, sino al Santuario entero? El círculo sospecha de ti, Sakura. Ellos no buscarán al verdadero culpable.

—Entonces yo lo haré —respondió— Sai y… lo haremos.

La miró cuidadosamente.

—Creo que Sai está incluso más decepcionado de lo que estoy yo.

—Sai lo superará —Se pasó la mano sobre la marca en su muslo— Quiero decir, hablaré con Sai.

—Sasuke es un Caído, Sakura. ¿Te olvidaste de Ino? ¿Realmente crees que Sai, de entre todas las personas, "lo superará"?

Sus dedos se aquietaron.

—Sasuke es diferente.

—Estoy seguro de que Ino pensó que Deidara era diferente, también.

Lo miró boquiabierta. Nadie había mencionada el nombre del Caído que mató a Ino. Deidara había vivido solo unas cuantas horas después de que la muerte de Ino fue descubierta. En un arranque de ira, Sai lo había destruido por su propia cuenta.

—Olvidaste que una vez que pierden la gracia está en su naturaleza manipular y engañar. Especialmente para conseguir lo que quieren, y no se detendrán ante nada para lograrlo. No puedes confiar en Sasuke. Nunca olvides eso.

Una cosa fea se alzó en su cabeza. Todos ellos la trataban como si sus instintos fueran los de un niño ingenuo que quiso creer lo mejor de todo. Se olvidaron que Sakura había sido testigo de primera vano de lo retorcidos que podían llegar a ser los Caídos. Un fuego ardiente creció dentro de ella, intenso e incontenible.

Kakashi cerró los ojos, suspirando.

—Veo que ya es demasiado tarde.

Sus manos se apretaron.

—¿Demasiado tarde para qué?

—Tú ya confías en él.

Pensó en decir que no, pero mentalmente dijo que se joda. Kakashi ya estaba molesto.

—Sí.

Las puntas de sus esbeltos dedos golpeteaban a lo largo de su barbilla mientras la estudiaba.

—¿Qué tan lejos ha avanzado su relación?

Toda su cara se arrugó. No había manera en el santo infierno en que hablará sobre esto con él. Prefería enfrentarse a una habitación llena de poseídos en la gruta antes que discutir sus actividades sexuales.

—No me gusta este tema más de lo que a ti te gusta —ofreció.

—Entonces no preguntes.

Se inclinó hacia delante.

—Si has avanzado hasta una relación sexual con él, entonces necesito saberlo. Ya has probado una irresponsabilidad allá fuera con lo que le hiciste a Guy. Si ataca a un Nephilim, necesito saber si serás capaz de pelear con él.

—¿Cómo podría el tener sexo con Sasuke impedirme pelear contra él? —preguntó con las mejillas sonrojadas— Esa es la cosa más ridícula.

—¿No sabes nada sobre los Caídos, Sakura? ¿Has olvidado todo lo que te he enseñado? —Se puso de pie, pasándose una mano por el cabello— Si has tenido sexo con él, entonces te has atado a él. Nunca serías capaz de pelear contra él. Siempre, siempre sabrá dónde estás. Ni si quiera sé si el terreno sagrado podría detenerlo si quisiera venir hasta aquí por ti —Se giró hacia ella— ¿Tienes alguna idea del peligro tan grande en que eso pone al Santuario?

Mierda. ¿Cómo pudo haber olvidado eso? Pero Sasuke era diferente. Nunca usaría lo que pasó entre ellos como una manera para entrar al Santuario. Parecía no saber que la podía seguir hasta acá. Pero su advertencia, antes de que cediera a sus ruegos, regresaron a ella.

Sus mejillas se pusieron de color rosa.

—Sasuke es diferente. Es mi amigo… eso es todo. Pero si fuera a herir a alguno de nosotros, sería capaz de pelear contra él.

—Guy…

—Sin provocación y sin causa justa —replicó ella enfurecida— Trató de acercarse sigilosamente a Sasuke. Guy tuvo suerte de que detuve su estúpido ataque, porque dudo que se hubiera rendido satisfactoriamente ante un Sasuke indefenso o alejado del ataque.

—Sakura, está situación podría salirse de control. Una vez que el circulo…

—¿Por qué tendría que salirse de control? —preguntó ella— Estás actuando como si hubiera hecho algo horrendo. Todo lo que hice fue patear a Guy, ¿y sabes qué? Lo haría de nuevo.

Arqueó una ceja.

—Eso está muy bien, Sakura. Por eso debo prohibirte salir del Santuario sin mi permiso —Alzó la mano en el momento en que ella abrió la boca— No desaparecerás por un día entero esperando que Sai te cubra. Cada noche te espero de regreso al Santuario.

Se levantó de su asiento.

—¡Tienes que estar bromeando, no puedes hacer eso!

La miró en respuesta, con ojos duros como piedras.

—¡Maldita sea si puedo! ¿Necesito recordarte quién es el jefe aquí?

¡La estaba tratando como si tuviera doce años! No había manera en que pudiera aguantar eso. Sabía que el círculo lo vería como un grave error de inauditas proporciones, pero limitar su libertad como si fuera una prisionera era indignante.

Se dio la vuelta.

—Deberías ir a tu habitación.

Sus ojos se entrecerraron.

—No tienes ningún derecho a prohibirme que me vaya de aquí.

Kakashi se giró, cruzando la distancia entre ellos en un segundo.

—¡Claro que puedo, maldita sea!

—En ninguna parte de mi Contrato te da, o a ninguno de ellos, un poder así. Estás actuando como… si fueras mi padre o algo. Tú eres simplemente mi jefe, Kakashi. Solo tienes mi Contrato. ¡No puedes detenerme!

—¿Detenerte de qué? —Sus brazos se tensaron como si quisiera sacudirla, o peor— ¿Detenerte de que consigas matarte, o conseguir otro Nephilim muerto? ¿Detenerte de ver a Sasuke? ¿Es eso sobre lo que trata todo esto? ¿Me desobedecerás por él?

Sakura se mantuvo firme.

—No me hagas elegir.

Kakashi vaciló, mirándola. La impresión brilló en sus ojos, y entonces una máscara fría se posó sobre su hermoso rostro.

—Si crees que hay una elección, entonces estás desafortunadamente equivocada. No hay elección, Sakura. Es solo tu deber con el Santuario. Haz lo que quieras. Tienes razón. No puedo detenerte.

Soltó una respiración entrecortada. No hay elección. Es solo tu deber con el Santuario. Esas palabras quemaron a través de ella. Sin decir otra palabra, se dirigió hacia la puerta. Kakashi la detuvo.

—Si alguna vez vas tras otro Nephilim de nuevo por él, o pones a alguno de ellos en peligro por tu equivocada fe, terminaré con esto —le avisó fríamente— Y serás castigada, Sakura. Disolveré tu contrato.