Ni la historia ni los personajes me pertenecen.

Capítulo 24

Sakura había subido al metro y se dirigía al Gallery. Llegó tan lejos sin romperse o llamar a Sasuke, pero una vez que entró a su apartamento, marcó su número. Él respondió al segundo tono. Todo lo que fue capaz de preguntar era si podía ir a su apartamento. Colgó sin responder, y después sintió frío corriéndole por la espalda y el aire detrás de ella moviéndose. Girando, encontró a Sasuke de pie ante ella. Sorprendida, se agarró la garganta.

—Nunca me acostumbraré a que hagas eso.

Él la atrajo hacia sí y la besó.

—¿Qué pasa?

Se mordió el labio. Llamarlo probablemente había sido tonto, ya que era la razón principal por la que fue suspendida, pero ¿a quién más podría recurrir?

—He tenido uno de esos días...

Su mirada cayó sobre su brazo mientras la guiaba hasta el sofá.

—¿Por qué está tu brazo lastimado? —Le agarró la mano, levantando su brazo.

—Es una larga historia —murmuró— pero ese no es el problema, Sasuke.

No pareció gustarle la respuesta.

—¿Qué ha pasado?

Esperaba no haber interrumpido algo importante. Sólo Dios sabe en lo que consistía su día, pero le contó todo lo que sucedió. Él escuchó en silencio y no se detuvo sobre cualquiera de las cosas importantes. Al llegar al punto de Kakashi exigiendo que contestara si habían dormido juntos o no, sus labios se comprimieron en una apretada línea.

—He sido suspendida de la caza y me dieron acceso restringido al Santuario. Al parecer, se supone que debo sentirme afortunada de que no esté encerrada en una de las celdas y que todavía estoy autorizada a entrenar —Forzó una sonrisa— Qué suerte la mía.

Todo su cuerpo se puso rígido.

—Déjame ver si entiendo. ¿Te han suspendido a causa de tu relación conmigo, y sospechan de ti traicionando al Santuario?

—Sí. —Acarició el cojín con la mano.

—¿Al menos te dieron la opción de no verme para evitar la suspensión?

Pregunta extraña.

—Más o menos... me preguntaron si lo haría, pero mi respuesta no garantizaba que no fuera a ser suspendida.

—Bueno... ¿qué respondiste?

—Um, les dije que no podían decirme a quién podía ver. —Sentía su mirada en ella mientras observaba sus manos— Perdí los estribos, y la forma en que Kakashi me gritaba... —Su voz se desvaneció al sentir sus dedos curvándose alrededor de su barbilla, volvió la cabeza hacia él— ¿Qué?

—Me sorprende que lo admitieras. Esta es la segunda vez que te arriesgas por mí.

Se encogió de hombros con timidez. Quería decirle que pensaba que valía la pena, pero no pudo reunir el valor para hacerlo.

—Les pudiste haber dicho que no me verías. Eso probablemente te habría librado de la suspensión, y a ellos les había regresado su buena honradez, pero elegiste no hacerlo.

Miró sus brillantes ojos.

—Sí, elegí no hacerlo.

Pareció pensar en algo por un segundo, pero luego la besó suavemente.

—Arriesgaste todo por mí. Estoy honrado...

Sintió que se ruborizaba de nuevo cuando sus ojos se apartaron de los suyos.

—Es lo que es.

Le metió un mechón de cabello detrás de la oreja.

—Entonces, ¿qué vas a hacer ahora?

—No lo sé. Averiguar quién los está traicionando, limpiar mi nombre y todas esas cosas.

—Es una broma, ¿verdad? —preguntó, con una pequeña sonrisa en sus labios— Podríamos irnos. Ya lo sabes. Se han vuelto contra ti, Sakura.

Se estremeció ante el recuerdo.

—Sasuke, tengo que saber quién los está traicionando, y no sólo para limpiar mi nombre. Alguien los está vendiendo, y ni siquiera lo investigarán.

—¿Y? —exigió— Van a cavar sus propias tumbas. Ya no debe ser tu preocupación.

—Es algo que me preocupa.

—¿Por qué? —Sasuke se levantó, rodeando la longitud del salón de su casa como un animal enjaulado— ¿Por qué siquiera te importa, Sakura? No puedes decirme que no estás herida por Kakashi o por la rapidez con que todos se pusieron en tu contra.

Entendió su ira, pero era para su beneficio.

—Sí duele, especialmente lo de Kakashi, pero no les puedo dar la espalda porque ellos me la dieron a mí.

Se arrodilló ante ella, capturando sus manos.

—Sakura, mi oferta sigue en pie. Podría llevarte lejos de esto. A islas tan hermosas que el dolor que Kakashi te ha dado se desvanecería tan pronto como pusieras los ojos sobre ellas —Se llevó sus manos a la boca— Deja que te lleve lejos.

Una vez más, la oferta era tentadora, y más ahora que antes. Ella negó con la cabeza.

—Sasuke, ellos son mis amigos, mi familia. Alguien los está traicionando, y eso sólo lo empeorará. Tengo que ayudarlos.

Le besó las manos una vez más antes de liberarlas.

—Eres tan testaruda —Él sonrió al ver su expresión agria— Pero mi oferta siempre estará en pie. Todo lo que tienes que hacer es decírmelo.

—Está bien.

—Si no dejas que te lleve lejos, entonces tienes que dejar que te ayude. ¿Quiénes son los posibles sospechosos?

Ella se lanzó a una diatriba acerca de Guy, diciéndole las cosas que leyó en su expediente personal y la forma en que husmeaba alrededor de la oficina de Kakashi. Sasuke en realidad parecía estar de acuerdo con ella, sobre todo después de que se diera cuenta de que Guy era la "mierda" de la otra noche.

—¿Nadie más parece encontrar nada de esto sospechoso? —preguntó.

—Sólo Sai, pero ha sido superado en número —Se apartó el cabello. De repente, algo se le ocurrió y se volvió hacia Sasuke— ¿Sabes quién es?

Él encontró su mirada y no dudó.

—No.

—No mentirías acerca de esto, ¿verdad? —le preguntó— Porque si lo sabes, realmente me ayudaría, y si no me lo dices, me voy a enojar.

—Y también lo decía en serio. No es como si saliéramos en grupos grandes, charlando sobre lo que el otro hace. Sí, recaudo información de vez en cuando, porque algunos frecuentan mis bares con frecuencia —le dijo— E incluso si lo supiera, ¿de qué ayuda podría ser? Ellos no te creerían si viniera de mí.

Suspiró, decepcionada. Dándose cuenta de que no sería tan fácil.

—Necesito averiguar con quién está trabajando Guy.

Sasuke se quedó en silencio por un momento, pero luego sonrió.

—Lo que tenemos que hacer es encontrar algunos esbirros y hacerlos hablar.

Ella arqueó una ceja.

—¿Crees que no he intentado eso?

Su sonrisa se agrandó.

—Pero no me has tenido contigo. Tengo... maneras de hacer hablar a la gente.

Sin duda. Tomando lo que sugirió, se levantó.

—¿Quieres ir a cazar conmigo?

—De hecho, estaba sugiriendo que yo fuera a buscar a Guy para hacerlo hablar —dijo— O simplemente podría ocuparme de él.

Su boca se abrió.

—No. No, Sasuke. Si lo matas, y sé que eso es lo que estás pensando, no me ayudarás en nada. Y deja de sonreír como si lo fueras a disfrutar.

No dejó de sonreír.

—Lo haría.

Sakura se cruzó de brazos.

—Está bien. Si eso no te satisface, entonces podría ir a cazar contigo.

La idea era una locura. Y un poco ridícula. Un Caído cazando a sus esbirros para hacerlos hablar. Se pasó las manos por la cara. Si eran descubiertos juntos por cualquiera de los Nephilim, sabía que su Contrato sería violado.

—Esto es arriesgado.

—Lo es. —Se dio la vuelta, mirando por la ventana— Sabes lo que prefiero, pero si eres tan insistente acerca de descubrir a ese traidor, no lo harás sola.

Reflexionando sobre ello, echó un vistazo al reloj de pared.

—Normalmente no empiezo a cazar…

—Hasta después de las nueve, lo sé. —La miró— El marco de tiempo funciona a la perfección.

—¿En serio?

Cruzó la habitación, metiendo la cabeza en su cuello. Sus labios le rozaron la piel, lo que la hizo estremecerse.

—Eso nos da el tiempo justo.

Ella puso las manos sobre su pecho.

—¿No estabas haciendo algo cuando te llamé?

—Estaba en mi club en Bethesda —Él deslizó un brazo alrededor de su cintura— Pero sobrevivirán sin mí.

Ya sintió que sus entrañas se apretaban, una ola de calor concentrándose en su núcleo. Su cuerpo no tenía absolutamente ningún sentido de prioridad. Pero los esbirros no salían hasta tarde esa noche... Entonces él tomó su oreja entre los dientes y tiró. Su respiración salió en pequeños jadeos hasta que la soltó, extendió las manos en su espalda baja.

—Necesito... necesito una ducha primero. Estoy sudando.

De alguna manera su cerebro aún registraba que estuvo entrenando la mitad del día.

—Te puedo ayudar con eso —La levantó, sonriendo cuando ella se echó a reír. Caminando a través de su apartamento, se detuvo una vez para darle un beso y luego otra vez para ayudarla a salir de su ropa de entrenamiento— Es probablemente una cosa buena que no hayas aceptado mi oferta.

—¿Y por qué?

Ella tiró de su camisa por encima de su cabeza, luego se trasladó a los pantalones.

—Porque nunca haría nada —Salió de sus pantalones, de pie gloriosamente desnudo frente a ella— Todo lo que querría hacer es adorar tu cuerpo cada día.

Ella caminó hacia atrás en el cuarto de baño, deteniéndose cuando golpeó el fregadero.

—No veo nada de malo en ello.

Inclinándose a su lado, él metió la mano en la ducha y abrió el grifo. Vapor rápidamente llenó el cuarto. Cuando se enderezó, le colocó el cabello hacia atrás. La mirada que le dirigió era curiosamente íntima.

—¿Qué? —preguntó.

—Eres hermosa.

Ella puso los ojos en blanco.

—La adulación te conseguirá sexo.

—Eso espero.

Inclinó la cabeza hacia su pecho, llevándose un pezón a la boca, jugando con la lengua y los dientes. La forma en que lo devoraba, y luego al otro, la volvía loca. Apretados nudos surgieron en su vientre mientras lo veía adorar su cuerpo.

Cuando se movieron a la ducha, Sasuke estaba más interesado en probar cada parte de ella que en ayudarla a lavarse. No es que le importara. Sus piernas temblaban, literalmente, cuando se arrodilló y miró hacia ella a través de sus gruesas pestañ una mano en su mejilla. El pecho se le llenó de una extraña y poderosa emoción mientras sus ojos se encontraron con los suyos. Él bajó la boca a su sexo, golpeando larga y profundamente con la lengua. Ella ni siquiera tuvo tiempo de recuperar el aliento antes de que lo hiciera de nuevo. Su lengua se arremolinó y apuñaló, convirtiendo su interior en arcilla mientras sujetaba la parte posterior de su cabeza con avidez, meciéndose contra él. Luego selló su boca sobre su clítoris y lo chupó con fuerza. No había nada más que placer al rojo vivo cuando su orgasmo sacudió todo su cuerpo. Las rodillas de Sakura se doblaron, y él la atrapó al levantarse y entrar en su interior con un movimiento rápido.

Tal vez esto estaba mal, todo el mundo aparte de ella lo creía así, pero mientras echaba la cabeza hacia atrás y él la llevaba a lo más cercano a un cielo de lo había estado jamás, decidió que este tipo de mal estaba muy bien para ella.


Cazar con Sasuke era un poco extraño. Esta era la segunda noche consecutiva que salían a las calles, y todavía no se había acostumbrado a hacer esto con él. Como ella dijo, era raro. Raro porque era como cazar con Sai, con la excepción de que no podía dejar de mirar a Sasuke y recordar lo que sentía al tener su boca sobre ella, sus dedos en ella, la forma en que la besaba... Se aclaró la garganta, centrándose en el hacinamiento de seres humanos en la calle cerca del Verizon Center. Sus mejillas se sentían calientes. Pero entonces lo miró de nuevo.

Dios, era hermoso. Siempre lo había pensado, pero nunca comprendió cuán hermoso era realmente. Aquí afuera, con la luz de la luna y el parpadeo débil de las farolas, sus pómulos parecían más pronunciados, el cabello más suave, y la hendidura encima de su labio superior más lamible. A su alrededor, la gente la pasaba para observarlo. Hombres, mujeres, jóvenes y mayores se le quedaban viendo. Era más que su apariencia, se dio cuenta rápidamente. Tenía este aire arrogante que rogaba a la gente salir de su camino.

Ella suspiró, sacudiendo los hombros. Habían estado en esto durante cuatro horas sin ningún poseído o esbirro a la vista. La noche anterior también fue un fracaso. Aparte de los dos poseídos y un esbirro que prácticamente se meó en el momento en que Sasuke lo tocó, no hicieron ningún progreso. Lo único que ella había logrado hacer por el momento era ponerse caliente.

—¿Dónde diablos están?

Tocó su cabello, los ojos escaneando la multitud cuando doblaron la avenida.

—¿Haces esto todas las noches? ¿Caminas hasta que escuchas a un poseído?

—Más o menos —Metió las manos en sus pantalones de carga, atrapando a dos chicas de veinte años observando a Sasuke y susurrando. Una sonrisa se dibujó en sus labios— Por lo general es más ocupado que esto, especialmente en la noche del sábado.

—Voy a tener que tomar tu palabra en eso —Él sonrió— ¿Hambre?

—Siempre.

Se detuvieron en un restaurante nocturno y se quedaron allí por un rato. Ella se aseguró de prestar atención a su radar Nephilim. Intercambiaron historias mientras comían, se sorprendió por lo cómoda que se sentía con él haciendo cosas de humanos normales. Era como una cita, una rara y retorcida cita que probablemente acabaría con ellos matando algo, pero esos eran detalles menores.

Más tarde, cuando volvían a adentrarse en la almizclada noche, olió la lluvia en el aire. Sasuke apretó su mano y su corazón estalló de éxtasis. ¿Cuántas veces había visto a los seres humanos hacer esto, o a los Nephilim que no aceptaron el Contrato? Demasiadas veces para poderlas contar, y nunca pensó que ella haría algo tan mundanamente hermoso. Vencida por la normalidad de que sujetaran su mano, lo tiró de la acera al interior de un garaje oscuro.

—¿Qué? —Sorpresa coloreaba sus palabras.

Poniéndose de puntillas, se apretó contra él mientras sostenía su mano. Lo besó como nunca lo había besado antes. Sus labios magullados por la intensidad, pero Sasuke era todo. Extendió su brazo alrededor de ella, gruñendo contra sus labios entreabiertos.

—No tienes ni idea de lo que has empezado —advirtió en voz baja— Te voy a tomar justo aquí, a centímetros de la acera.

Iba a decirle que estaba completamente de acuerdo con eso, pero entonces oyó la queja de un alma misteriosa... y sintió el escalofrío que acompañaba a un esbirro. Estaba tan cerca, era tan inconfundible, que la dejó inmóvil de sorpresa por un segundo. Esto era lo que necesitaban: un poseído y esbirro que había engatusado al alma dentro de un humano.

Anotación. La mano de Sasuke apretó la de ella mientras echaba la cabeza hacia atrás.

—Están justo allí afuera, ¿verdad?

—Sí —dijo ella. Se apartó de su abrazo, liberó su mano y soltó sus cuchillas— Un sentido de la oportunidad realmente extraño.

—Sí.

Sabía que él pensaba lo mismo. No había tales cosas como las coincidencias. Juntos, se dirigieron hacia la rampa que conducía arriba. Sus ojos parpadeaban sobre las sombras al pasar una caseta de vigilancia sin ocupante. Tenía la sensación de que sabía dónde se encontraba el guardia.

Lo extraño aumentó, como un dedo invisible pasando por su espalda. Captó la brillante mirada de Sasuke y asintió. Se deslizó delante de ella y luego simplemente desapareció. Presumido. Puso los ojos en blanco y echó a correr rápidamente. Volteando en la sexta rampa, saltó por encima de la pared de cemento y aterrizó en cuclillas.

Y se encontró con el guardia. Estaba de pie al lado de un Mercedes, mirando hacia abajo, a su oscuro uniforme. Una sonrisa divertida torció sus labios mientras tiraba del material. Lo primero que un poseído hacia cuando se convertía era echar un vistazo a su ropa. Era algo que la divertía. Ella se echó a reír. El poseído se sacudió en su dirección. Ladeó la cabeza.

—Nephilim.

Enderezándose, movió los dedos.

—Hola. Una buena noche, ¿eh? ¿Te importaría decirme dónde está tu amigo? La verdad es que no tengo ganas de buscarlo.

En realidad, eso era lo que hacía Sasuke. Entrando y saliendo, rastreando al esbirro. Todavía estaba aquí, la sensación de hormigueo en la base del cuello se lo decía. El guardia de seguridad se apresuró hacia ella y la adrenalina de la batalla se extendió por su cuerpo. Casi tan bueno como el sexo, pero no del todo. Ella plantó su bota en el pecho del poseído, llevándolo varios metros hacia atrás y tirándolo al suelo.

El poseído se levantó, dejando escapar un gruñido inhumano. Un relámpago cruzó el cielo. Segundos después, el trueno se estrelló y se hizo eco a través del garaje. Tormentas en verano, Sakura las amaba. Cuando él fue a por ella otra vez, ella se dio la vuelta y lo agarró por el hombro, preparándose para darle un golpe mortal. Otro escalofrío, mucho más agudo y potente, explotó sus nervios.

Caído.

Varias cosas sucedieron después. Por encima del hombro del poseído, el esbirro corría por la carretera. Hubo un destello de luz brillante, y luego estuvo Sasuke, deteniendo al esbirro con una malvada cuerda para tender la ropa. El esbirro cayó al suelo con un gruñido, momentáneamente aturdido.

Sasuke se dio la vuelta.

—¡Sakura!

Ella se inclinó y pateó, empujando las piernas de debajo del poseído justamente cuando el aire a su alrededor se agitó de manera poco natural. Su corazón tartamudeó cuando se puso de pie, girando. Ni siquiera a unos pocos metros delante de ella estaba Danzo.

—Hola, cariño. ¿Me extrañaste?