5
Ahí en su oficina mientras terminaba de hacer su reporte de campo se creía un idiota, sentía que había ofendido a Daphne con su comentario.
Después de haberlo pensado por un buen rato se había dado cuenta que si iba a tener hijos con ella sería la mujer que llegaría amar, aun así repaso el momento en su cabeza y asumió que ella no había comprendido a lo que él se refería.
— ¡Ah!—Grito en frustración—Me refería a Ginny— suspiro y soltó la pluma en el tintero, presto atención al techo. —Ya sé que ella se refería a que obviamente me va amar pero yo me refería a Ginny.
Estaba hablando con la nada, desde la llegada de estos jóvenes viajeros sus pensamientos no lo dejaban en paz, saber que por un error de novato la hija de su amiga iba a morir, entender que no estaría más con Ginny y para colmo pensar que Daphne podría estar ofendida por lo sucedido horas antes, le había provocado un fuerte dolor de cabeza.
Sabía que lo que estaba sintiendo no era nada comparado a lo que había sentido cuando se había enfrentado a Voldemort durante toda su niñez, pero al final él sabía que esta situación era más estresante.
Harry observo la hora en su reloj que tenía en la muñeca y con un suspiro cansado se levantó para ir a saber más del futuro pero así como se levantó rápidamente se volvió a sentar, volteo a mirar una y otra vez la chimenea.
Sabía que ella estaría ahí y la verdad no quería verla, no tenía el valor de afrontarla, una parte de él decía que debía de saber más de su futuro, de sus hijos, de los mortifagos que le harían daño a la hija de Hermione pero al final Daphne estaría ahí y eso le quitaba las ganas.
Finalmente entro en la chimenea como todo un Gryffindor, valiente, era Harry Potter, a pesar de todo él debía estar ahí.
Llego a la chimenea de la oficina del director, presto atención al exterior, su amiga ya se encontraba ahí y por lo que notaba estaba teniendo una agradable conversación con Daphne, salió de la chimenea, aun no estaban los chicos y faltaba Draco Malfoy.
Hermione se giró a verlo —Harry, por fin llegaste— saludo su amiga, Daphne se levantó y lo saludo con un movimiento de cabeza acompañado de una leve sonrisa.
Él correspondió el saludo de la misma forma— ¿Aún no llegan los demás?— pregunto
—La profesora McGonagall fue por los chicos y Malfoy aún no llega
Daphne se alejó curioseando en la colección de libros que había en el despacho del director, disimuladamente Harry la siguió con la mirada.
La puerta del despacho se abrió y la profesora McGonagall ingreso acompañada de los jóvenes.
—Buenas noches— saludaron los jóvenes a los adultos
—Buenas noches— respondieron
— ¿Aún no llega el joven Malfoy?— Pregunto la profesora McGonagall
Todos tomaron asiento en sus lugares asignados e inmediatamente Draco Malfoy apareció en la chimenea.
—Llega a tiempo joven Malfoy—menciono la profesora.
Draco asistió y tomo su lugar.
—Pueden empezar
La directora y profesora McGonagall tomo lugar detrás de su escritorio, observando a los jóvenes presentes.
—Espero que haya sido un buen día para todos— hablo cordialmente Lily Potter al ver que nadie decía nada
—Mucho trabajo pero nada mal— dijo Hermione cuando vio que nadie más hablo
Draco observo a cada uno de los miembros de esa habitación, detuvo y centro su vista en sus hijos, calculaba que debían tener 16 y 15 años respectivamente, el chico parecía ser el mayor, Scorpius se parecía físicamente a Draco, aunque había rasgos de Hermione, no parecía tener la educación de los Malfoy pero aparentaba tener buena educación, se veía que era atlético, percibía a un chico inteligente y fuerte.
La chica era una copia de Hermione aunque había rasgos de Draco, su cabello no era rubio como los Malfoy pero tenía tonos más oscuros, como dorados, sus ojos eran igual que los de Hermione pero el color de los ojos era igual a los de Draco. No era alta como su hermano pero parecía ser de estatura promedio, era esbelta pero no delgada, parecía que hacia ejercicio o trataba de mantenerse en un peso en específico, ella a comparación de su hermano parecía tener una educación un tanto diferente, aunque aún no era el de los Malfoy.
— ¿Qué maldición te hicieron?— pregunto rompiendo la conversación que se había instalado y que no había prestado atención
Cassiopeia observo a su padre —Bueno…tenía como cinco o seis años tal vez…cuando caí en cama, mis abuelos me llevaron a un hospital muggle, ahí le dijeron a mis abuelos y al padrino de mi hermano que no tenía nada, el padrino de mi hermano, mi tío Harry decidió que debíamos ir a san mungo— volteo a ver a su hermano — Ahí se nos dijo que me habían maldecido con el amor…
Vio extrañeza en la cara de los presentes pero no en la de su padre —Es decir que cada que sientas un minúsculo sentimiento de amor, sentirás como si te lanzaran mil cruciatus, cada que sientas un sentimiento positivo, incluso cada que te enamores, tu vida se acortara y el dolor aumentara hasta que mueras.
Draco se levantó de la silla y les dio la espalda, empezaba a comprender —Así es, las pociones que tomo solo me ayudan con el dolor pero como menciono mi hermano, ya no están siendo de mucha ayuda y me temo que no tengo más que un año— continuo Cassi
—y solo suponiendo, si te queda un año como mencionas es porque te has enamorado y ahora ese amor te está matando más rápido y sabiendo de quien eres hija, quienes son tus padres deduzco que eres necia y te niegas a dejar de amar a esa persona— volteo a verla y le sonrió.
Ella asistió tímidamente, apretó los puños, odiaba ese dolor, saco un frasco y se tomó el líquido que había en él.
Hermione observo todo con horror, a su hija, su bella hija tenía una maldición tan cruel; siguiendo la historia empezaba a comprender que les había pasado a ellos —Si sabes que maldición es entonces debes conocer la cura— dijo volteando a ver a Draco, lo vio con esperanza.
Draco vio preocupación, vio confianza en él, sintió que la mirada de ella suplicaba que salvara a su hija en común, ¿cómo decirle que no hay cura?
—En este época no hay cura aún, en nuestra época se descubrirá la cura pero desgraciadamente no podemos usarla porque solo falta un ingrediente— hablo tranquilamente Scorpius, interrumpiendo a lo que posiblemente diría su papá.
— ¿Se encontró cura?— pregunto sorprendido y ciertamente esperanzado. Ambos chicos asistieron
— ¿Qué ingrediente hace falta?— pregunto Hermione ahora observándoles
Ambos hermanos se vieron, Albus y Lily los ojearon con cierta tristeza, ellos sabían de sobra la historia de sus amigos, los años que tenían de conocerse era los justos para que ellos supieran bien lo que significaba este momento.
Cuando Albus supo que Cassiopeia estaba maldita de esa forma tan cruel, lloro toda esa noche cuando supo que la amaba, deseo que quienes le habían hecho daño estuvieran vivos para hacerles el mismo dolor o más pero el sabia mejor que nadie que ese coraje ya no importaba pues esos seres habían muerto el mismo día en el que murieron los padres y abuelos de la chica.
En un principio el sentimiento que él tenía hacia a ella era de pura hermandad, era la hermana de su mejor amigo, la vio crecer y no podía verla de otra manera, no fue hasta que la vio sonreír de manera sincera y tranquila que sintió su corazón brincar en su lugar.
No lo quiso aceptar en ese momento, él no podía estar enamorado de la hermana de su amigo, no podía, no debía, hasta que sintió los primeros celos cuando los chicos en Hogwarts sintieron atracción hacia ella, fue ahí que entendió lo que sentía pero no le confeso sus sentimientos y no hizo movimiento alguno porque no quería perder a la joven, la amaba tanto que prefería verla viva a que su amor la matara, pero vaya ironía se acababa de enterar que ella está enamorada de alguien y la iba a perder si no recibía la ayuda de los progenitores de aquella chica.
—Unas gotas de sangre de sus padres enamorados— respondió Albus aun observando a sus amigos.
Silencio, solo había silencio, Harry observo a su hijo quien tenía una mirada de tristeza al observar a la joven Malfoy, Daphne observo tanto a Albus como a Lily, el primero observaba a Cassiopeia, inmediatamente comprendió que su hijo estaba enamorado de la joven, la segunda veía con tristeza a los dos Malfoy, aunque en especial a Scorpius y se preguntó si también su hija estaba enamorada de Scorpius Malfoy, Hermione divisaba debes en cuando a Draco y luego el suelo, su mente estaba trabajando lo más rápido que la situación le requería, Draco veía a sus hijos y volteaba a ver a Hermione y Scorpius y Cassiopeia solo miraban sus manos.
— ¿Qué nos pasó? a Malfoy y a mi…
Hermione los miro con cierta tristeza, ya sabía que les había pasado, solo necesitaba que se lo confirmaran.
—Murieron cuando tenía 2 años— Scorpius hablo aun viendo sus manos.
Draco se volvió a sentar — ¿Cómo?— pregunto
—Tan pequeño— susurro Hermione para ella misma, quería llorar pero no debía.
—Estábamos en la mansión Malfoy, Cassi, estaba jugando con algunos juguetes que le había regalado mi abuelita Jean y yo estaba coloreando un libro que me dio abuelita, mientras ustedes estaban platicando— sonrió de manera triste
—Entonces llegaron esos mortifagos, papá te pidió que huyeras de ahí con nosotros, que nos daría tiempo, abuelita Cissy también dijo lo mismo, pero dijiste que no lo ibas a dejar, abuelito Lucius estaba molesto con los intrusos, jamás lo había visto así— los observo con tristeza
—Los hechizos empezaron a volar y nos llevaste a una habitación, nos pediste que nos quedáramos ahí y tú regresaste, no hice caso y salí de la habitación, cerré la puerta con Cassi adentro— se frotaba las manos y la frente, su voz se cortaba pero luchaba consigo mismo para no llorar
—Me asome por las escaleras y ahí vi a mis abuelos en el piso, dos de los cinco mortifagos también estaban en el suelo, tu venciste a uno muy rápido, mientras papá estaba peleado con otros dos cuando uno envió un avada hacia ti pero papá se puso en medio no sé como pero también lanzo uno — trago — aun escucho tu grito, aun puedo verte llorar en el pecho de papá.
—uno con los que estaba peleando papá te envió un avada por la espalda, el que estaba en el suelo al que tú le habías ganado envió otro hechizo, vi que iba hacia el cuarto donde estaba Cassi y luego solo recuerdo estar al lado de ustedes dos — dejo salir sus lágrimas.
Draco y Hermione fueron hacia sus hijos, Hermione coloco la cabeza de su hijo en su hombro y abrazo a sus dos hijos como pudo, Draco se colocó enfrente de ellos y les tomo las manos, a veces les acariciaba las mejillas, lo habían sospechado, ambos habían pensado que habían muerto pero solo era puras suposiciones y ahora se lo habían confirmado, Draco entendió porque sus hijos no tenían la educación Malfoy, aunque eso no era importante pero así confirmaba que también sus padres habían muerto.
— ¿Qué paso después?— pregunto Harry tomando nota mentalmente de la historia de su ahijado.
—Tú llegaste acompañado de tío Theo— seguía llorando, no se separó de su mamá en ningún momento.
