El Joker y la Arlequín
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"Buenos días, ciudadanos de Ciudad Gotham, esperemos que se encuentren bien desde donde quiera que nos esté viendo. Hoy es un día sumamente triste para todos nosotros… Hoy se cumplen 10 años de la tragedia de Ciudad Gotham…"
El día estaba pintándose de gris. Para muchos, esperaban que el día terminará pronto.
Sin embargo, para ella el día estaba empezando. Lo pensaba mientras recogía su cabello de color castaño oscuro y hacía un moño con este. Tenía que estar completamente preparada.
Se miraba sus uñas, asegurándose que estás estuvieran libres de esmalte y cortas. No era como si siempre usara esmalte de uñas, sólo quería asegurarse.
Lo cierto es que ella se encontraba ansiosa, y de la misma ansiedad, ella se había comido sus uñas.
Tenía que ser un día perfecto para ella.
Se echo un vistazo al espejo, temía que su maquillaje fuera escandaloso, afortunadamente para ella en realidad era sutil. No usó muchos productos sobre su cara, sin embargo, ella lo consideraba perfecto para la ocasión. Sólo faltaba lo más básico, lo esencial, lo que no podía faltar por nada del mundo en un maquillaje: El lápiz labial.
Miró su colección de labiales, colección conformada sólo por cinco labiales. De entre todos, sacó y tuvo entre sus dedos uno de sus favoritos, un labial rojo tinto.
Lo destapó y lo miró fijamente. Si, podría ser el color ideal, el indicado para la ocasión, pues desde la primera vez que tuvo la fortuna de probárselo, era el tipo de labial que la hacía sentirse más segura y confiada de sí misma.
"Si vas a empezar a usar este tipo de maquillaje, entonces no habría problema si empezarás a ayudarme con la renta del departamento, sólo elige una buena esquina, donde no te note la policía pero si los clientes"
Al recordar las palabras de su madre al descubrir ese labial en su colección hizo que lo guardara inmediatamente. Temerosa, prefirió usar un labial de tonalidad rosa opaco.
Se miró una vez más al espejo de su tocador: Maquillaje listo, peinado listo, ropa lista. Todo estaba listo en ella.
Era su primer día de Internado, su primer día como Psiquiatra, y aunque amaba su carrera como médica y el enfoque que decidió darle, no le agradaba la idea del lugar donde se desarrollaría profesionalmente. Pues no merecía estar ahí.
Ella era una de las mejores alumnas (Si no es que la mejor) de su generación de la especialidad de Psiquiatría. Quería escapar de Ciudad Gotham, pues esa ciudad, además de ser una de las peores ciudades del país, le traía terribles recuerdos. Así que, poniendo todos sus conocimientos a trabajar, logró presentar una excelente tesis que trataba sobre como nacía el comportamiento criminal en la sociedad.
Por supuesto que fue un trabajo bastante halagado, uno de los mejores en décadas. Sin embargo, los maestros encargados de graduar a la médica psiquiatra, sabiendo que, a pesar de la actitud de la mujer, podían ver qué era alguien muy bonita, y no querían desaprovechar la oportunidad.
Los maestros le dijeron a esa chica que por la excelente investigación le daban la aprobatoria y la matrícula de honor, pero, si quería realmente eso, debía de "Pasar a sus oficinas a partir de las 8:00 PM" o quedarse a ver en el "Mermaid Motel" que se encontraba a las afueras de la ciudad a partir de las 9 de la noche.
Ella, retomando temores del pasado, se negó a estar a solas con cualquiera de esos profesores que le habían hecho insinuaciones sexuales, e incluso los exhibió. Ellos, en su venganza, decidieron quitarle el derecho de elegir su lugar de internado y mandarla al peor lugar donde podría hacerlo:
En el Asilo de Arkham.
Ella sentia como una patada en su estómago cuando el resto de sus compañeros huían a mejores lugares del país. Pero no le quedaba de otra que prepararse y cumplir con lo que el destino le dijo que hiciera.
Una vez lista, con su bolso, sus lentes redondos sobre su nariz y su bata bajo su brazo, caminó la joven una vez más a su espejo.
—…Es tu primer día… Es tu primer día Harleen… No lo arruines… No lo hagas…
Salió de su habitación, lista para todo.
—Mamá, me voy
Harleen miró que su madre la ignoraba, mientras ella estaba sentada mirando las noticias en la televisión. Sin más que decir, salió de su departamento.
No pasó mucho cuando en el tren subterráneo, Harleen se adentraba en sus pensamientos y de vez en cuando miraba a las personas. Leyó de lejos el titular de periódico de un hombre ya mayor que se encontraba concentrado en su lectura.
"El Caballero Oscuro detiene un robo a un banco"
Harleen sabía a quién se referían en la ciudad como El Caballero Oscuro, algunos estaban de acuerdo con el y lo defendían, otros lo odiaban y querian que fuera detenido cuanto antes.
A Harleen le daba igual si ese vigilante estaba haciendo lo correcto o no, lo que le sorprendía era que alguien ajeno a las autoridades hiciera su trabajo.
Dejando de lado ese tema en su mente volvió a concentrarse en sus pensamientos.
A pesar de ser en Arkham, se encontraba emocionada.
Cuando era adolescente, siempre le había fascinado la psiquiatría: El estudio de las enfermedades mentales.
¿Qué le podía deparar aquel día?
—Oye damita, dame tu maldita cartera
—¿Eh?
Oh si, la señora mala suerte siempre la acompañaba a todos lados.
Los ojos azules de Harleen se elevaron, un tipo con malas pintas estaba apuntando con un cuchillo. Sus ojos se volvieron pequeños cuando notó las intenciones del asaltante.
Miró a todos lados, en espera de ayuda. La gente actuaba como si lo que estuviera pasando frente a ella fuera una visión fugaz. Algo que no estaba pasando realmente.
Con voz temerosa y tímida, habló al criminal asustada.
—No… Por favor… Es, es mi primer día de…
—¡Dame la maldita cartera si no quieres morir!
Asustada, sacó su cartera de su bolsa y sacó el dinero, lo entregó al asaltante.
20 dólares.
—¿Esto es todo, perra?
—Es, es todo lo que tengo, no tengo más…
Asustada, esperaba que fuera suficiente para el atracador, pero sólo sintió algo húmedo en su mejilla, era saliva, le había escupido.
—Zorra pobretona
Yéndose el ladrón, ella miró a todos lados, el metro no estaba tan lleno, pero si había suficientes personas como para que más de alguna se hubiera levantado a defenderla, sólo era un cuchillo.
Pero ella a la vez pensó que no cualquiera daría su vida por un desconocido.
Decepcionada de que su día no empezará como ella quisiera, miró hacía la ventana del metro mientras se limpiaba con un pañuelo de papel que sacaba de su bolso.
Una lágrima recorrió la mejilla limpiar, se secó rápido esa mejilla. No quería arruinar su maquillaje.
Cuando terminó simplemente suspiró.
Esperaba que no fuera aquel un mal día.
Lo esperaba con todas las esperanzas que le quedaban.
...
Nobody knows, nobody cares if I'm lonesome
Nobody sighs, nobody cries if I'm blue
It seems that night after night
I sit alone and twiddle my thumbs
But still I keep right on hoping, keep the door open
But nobody comes
—Annette Hanshaw - " Nobody Cares If I'm Blue"
[N/A: He aquí el primer capítulo amigos, aunque pensándolo bien, lo siento más como prólogo a la historia.
Y aquí tenemos la introducción de Harleen Quinzel.
Cómo ven, es un personaje retraído e insegura de si misma, que teme a lucirse a si misma al mundo y cede fácilmente. ¡Ah! ¡Y lo más importante! ¡No es rubia! Y no lo es, recuerden que Harley mencionó alguna vez que no es rubia natural.
Espero que como primer capítulo les jaya gustado, trataré de actualizar pronto. Los quiero, byes :3]
