Ciertamente al día siguiente Harleen temía volver a Arkham, pero debía de hacerlo por la sencilla razón de que no existían las consideraciones en él Psiquiátrico.

Para su suerte (Y eso que era muy desafortunada), en el tercer día del Internado de Harleen todo transcurrió con normalidad. Joan y Guy estaban con ella en todo momento, enseñándole todo lo que sabían cómo médicos psiquiatras. De Susanne ni hablar, ella había dejado muy en claro lo que opinaba de Harleen. Ella, no queriendo meterse en más problemas, aceptó lo que su compañera de trabajo le pidió.

Lo que definitivamente no quería volver a pasar ni en broma era volver a encontrarse con él Joker. Apenas la idea llegaba a su mente, sentía un terror inexplicable, entendió porque todos en el hospital le temían, porque algunos doctores y enfermeras rezaban por los guardias y enfermeros que les tocaba trasladarlo a otra celda de aislamiento, y porque existía una alarma especial cada vez que él se escapaba.

Tal vez eso hubiera sido lo peor pero no.

Lo peor es que se estaba en la mira de todo Arkham por ese casi fatal encuentro con el Joker, al menos las primeras semanas. A dónde quiera que ella fuera, incluso hasta al baño, siempre la miraban con sorpresa y miedo.

—Escuché que "El Paciente" elige a una víctima al azar para matarla, y había elegido está vez a la chica nueva

—¿Crees que él sabía que era la nueva?

—¡Tal vez! ¡Que miedo!— Harleen escuchaba a dos trabajadoras sociales en una sala de espera mientras marcaba su salida en el reloj marcador.

En otra ocasión, mientras iba a otra sala del Hospital escuchó algo mucho menos agradable.

—Oí que ella había salido de su consultorio cuando escuchó la alarma

—Entonces es su culpa, ella sola cavaba su propia tumba, ¿A quien se le ocurre salir de su escondite durante la alarma del "Paciente"?

Harleen alcanzó a escuchar a dos enfermeras juzgándola por haber tomado una mala decisión.

Dios, ¿No podían tener empatía por una casi víctima del Joker?

Ella sólo escuchaba, escuchaba como todo el mundo la señalaba, como todos la atacaban por sus espaldas, y no tenía el valor de decir las cosas como fueron, al menos para defender su reputación.

Los siguientes días dentro de Arkham, ella cuidaba sus espaldas de más. Sólo por si acaso.

De hecho, su instinto le decía que mirara hacia atrás muchas veces. Más de la cuenta.

Pues a dónde ella fuera, siempre sentía que alguien la estaba observando.

Cuando iba a la sala de pacientes especiales, antes de entrar miraba alrededor, al despedir a un paciente fuera de su consultorio también miraba a los lados, incluso una vez cuando salía de su turno y Guy le ofreció llevarla a su casa en su coche (Un favor que ella rechazó) sentía que la observaban.

—¿Pasa algo?

—Es... Es esa sensación de nuevo...

—A veces los fantasmas de Arkham no dejan a las almas nobles como tú en paz

Esto quedó grabado en Harleen, pero no se consideraba noble, sólo se consideraba tonta.

Así pasaron al menos cuatro meses, meses pensando usar sus pequeñas zapatillas o sus llaves como armas en caso de que fuera necesario. Meses donde cada vez que iba a la tienda y veía las navajas, se tentaba en comprar una.

Pero debían de ser los fantasmas, ¿No?

Era ya principios de Enero de 1992. Y él frío en Ciudad Gotham era como en el último círculo del infierno de Dante. Aunque Gotham parecía ser el infierno del país.

El frío calaba hasta los huesos, todos iban muy abrigados, llevando hasta 3 suéteres al mismo tiempo. Nadie quería morir congelado. Menos en Gotham.

Era peor en Arkham, pues a veces la calefacción funcionaba o no.

En uno de esos días donde aún funcionaba la calefacción, Harleen se encontraba dando consulta.

—¿Cómo te has sentido estos quince días Olga? ¿Te hace bien hablar con alguien? ¿Has tenido pensamientos negativos?

—No lo sé... Quiero decir... Trato de seguir adelante... Yo, yo quiero seguir adelante. La receta que me ha dado es muy buena, usted es mejor doctora que la doctora Susy, por favor no le diga, no quiero que se moleste

—Oh, ten por seguro que no se va a enterar nunca

—Gracias Dra. Quinzel, no me había sentido mejor antes... Pero ¿Sabe? Las pesadillas siguen ahí... A veces aún sueño cuando tengo siete años, y en mi sueño escucho la puerta de mi habitación... y veo al ex novio de mi mamá...

Harleen escuchaba atentamente a una paciente adolescente que había sufrido abuso en su infancia. Eran los casos que más quería atender. Quería asegurarse que todas las víctimas a las que les daba consulta pudieran superar ese trauma, ya fuera tarde o temprano. Cada paciente tenía su propio tiempo para sanar su herida.

Eso era algo que Susanne no entendía, o más bien, el resto de psiquiatras no parecían entender.

—A veces tu quieres seguir adelante, quieres ser una persona buena, y parece que la vida te dice que no eres suficiente buena para que te recompense. O tienes que sufrir más y más y más hasta que Dios te mire, te oiga y diga "Ten, ya eres digna de tener paz"... Es horrible esa sensación, ¿Sabe?

"Lo sé, pequeña... Lo sé muy bien..."

Harleen era una persona empática, tanto, que podría incluso ser peligroso.

Después de unos minutos, la sesión con la paciente había terminado.

—Muchas gracias doctora— La paciente que no debía de tener más de 16 años, salía más tranquila de consulta. Afuera la estaba esperando su madre, esta le dio las gracias a Harleen y las dos se fueron a casa.

Miraba Harleen a la madre e hija irse. Ella sonrió nostálgicamente, cómo hubiera dado tener un apoyo así.

Como era la única paciente del día, Harleen quedó libre por ese día, pero nadie podía salir a pesar de que su turno acabara, así que decidió matar el tiempo en hacer más notas médicas, además de acomodar expedientes.

Pero antes de entrar a su consultorio, se dio la vuelta de nuevo. La sensación de ser vigilada volvió. Esta vez empezó a caminar por el pasillo sólo para asegurarse de que alguien estuviera ahí.

—¿Hola?— Dijo Harleen en voz alta, acercándose un poco más a la esquina del pasillo —¿Hola?

Sin recibir respuesta, debía empezar a creerle en Guy sobre lo de sentirse observada por fantasmas.

—Cómo si no tuviera más fantasmas que me acosaran...

Pasó una hora acomodando los expedientes cuando vocearon a Harleen a la oficina del Dr. Jeremiah, Harleen se levantó de su asiento, tropezándose y fue al llamado.

Después de ser el desfile de miradas incomodas, Harleen llegó a la oficina.

—¿Quería hablar conmigo Dr. Jeremiah?

—Si Harleen, pasa y toma asiento— Harleen hizo caso, se sentó y esperó. El Dr. Jeremiah era un hombre que probablemente se encontraba en sus 50's, canoso, gordo y con una cara de pocos amigos —Harleen, llevas aquí trabajando 3 meses

—Cuatro

—Los que sean, da igual, tengo quejas tuyas

Harleen pestañeó al escuchar eso.

—¿Quejas? ¿Es acerca de mi forma de trabajar?

—Las quejas son de tus compañeros, te estas llevando la mayoría de los pacientes. Me sorprenden que existas tú, alguien que si tiene ganas de trabajar en Arkham

¿Qué significaba que el Director de un hospital psiquiátrico dijera eso?

—La verdad es que yo solo quiero ayudar a los demás, muchos pacientes vienen a mi porque me piden ayuda, y yo lo único que puedo hacer es eso, ayudarlos. Es algo que me inculcaron desde que era una niña pequeña

—Eso es dulce Harleen, pero ya no eres una niña, eres una adulta. Tus compañeros se quejaron, oye, por algo les pago, así que será mejor que vayas vaciando tu agenda y entregando expedientes. Además, también se quejaron que tienes una higiene personal cuestionable

—... ¿Qué?

—Dijeron eso, además de que eres desaliñada...

Esto dejó más confundida a Quinzel.

—¿Por qué desaliñada? Siempre me visto bien, me aseo, y trato de no usar mucho de maquillaje

—No lo sé, eso lo dijeron las mujeres excepto Joan, sólo sé que... Digamos que incomodas la vista de los demás, así que será mejor que trabajes en tu apariencia

Sutil forma de decirle a ella que era fea. Harleen agachó su cabeza. Intentó que eso no le afectará.

—Haré lo mejor que pueda hacer...

Momentos después, Harleen estaba limpiándose la cara en uno de los baños. Sacó de su bolsa un poco de maquillaje e intentó hacerse algo más elaborado. Ella le parecía que estaba bien para su primera vez de intentar algo nuevo en el maquillaje. Sacó el labial rojo tinto que sólo le provocaba la tentación de usarlo sin temor a las críticas.

Pero entró una doctora al baño y se encontró con Harleen recién maquillada. La doctora hizo su cara hacía un lado y fue a lavarse las manos.

—¿Si sabes que puedo verte reír a través del espejo?

En vez de provocarle vergüenza, la doctora no se cohibió y se burló sin culpa. Salió del baño, provocando que Harleen volviera a lavarse la cara para estar sin maquillaje en todo el día.

Abrió Harleen otro grifo de agua de otro lavamanos para que no se escuchará su llanto fuera del baño.

Horas más tarde, Harleen se encontraba sin energía en su consultorio.

Tocaron la puerta. Harleen caminó a atender.

—Hey Harleen

—Hola Guy, ¿Ocurre algo?

—Sí, necesito que vengas a la sala, acaba de ocurrir un milagro

—¿Milagro?— Harleen salió del consultorio y siguió a Guy.

—Te lo voy adelantando: Le dieron vacaciones a Joan

Extrañada, Harleen curveó sus cejas.

—¿Eso es un milagro?

—En Arkham sí, y si se trata de Joan, es más, es como si fuera la Segunda Venida de Jesús

Cómo le había adelantado Guy, en la sala todos estaban con Joan.

—¡¿Sólo quince días?! ¡¿Que clase de vacaciones son esas?! Ni siquiera te dieron Navidad ni Año Nuevo

—Susy, por favor, no hagas un escándalo, está bien, serán dos semanas de descanso

—Pero llevas trabajando aquí 3 años sin vacaciones, ¡Debería ser ilegal!

—Mejor hay que dejarnos de tonterías. ¿Y qué tal si mejor hablamos de cómo se van a organizar para la siguiente semana? ¿Eh?

Los tres se miraron entre sí. Harleen podía sentir la tensión en el ambiente. Creía que quien se llevaba la peor parte era Guy, pues gracias a Susanne estaba entre la espada y la pared.

—No sé cómo lo harán, pero en mi ausencia quiero que ustedes tres sean un gran equipo, ¿Me escuchaste, Susy?

— Sí Joan, trataremos de ser un gran equipo— Guy habló de nuevo —Por mi no hay ningún tipo de problema, y tampoco de parte de Harleen, ¿No es así?

—Oh no, tampoco hay problemas conmigo. Es sólo que...— A pesar de los meses que Harleen intentaba acoplarse, no podía aún sentirse parte del equipo de trabajo.

Siempre se sentía desplazada no sólo por su equipo de trabajo, sino en todo Arkham.

Cada vez que llegaba a otro departamento en búsqueda de algún expediente no la tomaban tan en serio. Algunos no la reconocían como doctora psiquiatra.

A veces estaba a punto de llegar a alguna oficina y escuchaba a Susanne hablar de ella con otras personas, a veces cosas que eran ciertas, cosas que era mentira, pero consideraba que las mentiras eran cosa sin importancia, a pesar que le afectaba a la hora de laboral.

—¿Que cosa Harleen?

Dándose cuenta que se había quedado callada de nuevo, Harleen reaccionó.

—También pienso que es muy poco el tiempo que le dieron de vacaciones

—Se preocupan demasiado, sólo quiero que haya buena comunicación entre los tres. No quiero peleas ni nada por él estilo. Recuerden que todos somos un equipo

—Un equipo feliz— Sonrió Susanne y elevó su tono de voz a uno más animado. Hasta parecía sarcasmo.

La Dra. Joan confío en los tres, y al día siguiente empezaron las vacaciones de ella.

Y a la vez el infierno de Harleen.

Harleen llegó esa mañana un poco más temprano, había tenido la fortuna de que su despertador haya sonado más temprano y no tenía que verle la cara a su madre. Tomó el elevador, tenía que aprovechar que ya funcionaba.

Llegó pronto a su departamento de trabajo, estaba sacando su taza de la bolsa para ir por un poco de café.

—De verdad que a ella no la soporto...— Escuchó en la sala de reuniones a Susanne quejándose, esperó un poco antes de entrar —... Es decir, es inteligente y todo, pero ese sentido de la moda es horrible, ¡Es como si se vistiera con la ropa de su madre! Con la falda en la rodilla y cómo se abotona sus blusas, hasta en el cuello

—Si la he visto, viste horrendo

—¡Viste como una mojigata!

—Y se maquilla y peina como tal, a veces me da ganas de ayudarle y hacerle un favorcito, pero no gastaría mi dinero en ella, creo que definitivamente la belleza está peleada con la inteligencia

—¡Pero Susy! ¡¿Qué dices?! ¡Eso sería buena idea! Ayer entré al baño y la vi maquillándose, ¡En vez de parecerse a una mujer normal con maquillaje, parecía la novia del Joker!

Todas las mujeres soltaron la carcajada en la sala.

—¿Qué hubiera pasado si el Joker la hubiera atrapado?

—Le hubiera hecho un favor, tu sabes, sólo a un loco le atraería a alguien así

De nuevo, todas las mujeres dentro de la sala se burlaron. Harleen decidió no tomar café aquel día, prefirió ir a su consultorio a llorar un poco.

Ese día en su casa se miraba al espejo vestida con la ropa que le habían criticado, aún sin deshacer el peinado y sin desmaquillarse. No era la ropa de su madre, sólo que no se sentía segura de enseñar sus piernas. Con los tacones altos ella se caía, no usaba maquillaje más exagerado porque, además de que ya lo había intentado y fue un rotundo fracaso, era equivalente a una hora de insultos de parte de su madre, y su peinado no estaba mal.

¿Que estaba haciendo mal para que los demás en Arkham la rechazarán?

Al día siguiente ella estaba tranquila, había intentado un nuevo peinado, una trenza, y ahora usaba un labial color cobre.

De igual forma escuchó que habían hablado mal de ella.

—Ya sabes lo que dicen: "Puedes ponerle un labial a un cerdo, pero seguirá siendo un cerdo"

Otra vez estaba detrás de la pared, escuchando todo.

Aunque no le faltarán las ganas de entrar a la sala, confrontar a Susanne, gritarle y golpearla de ser necesario, no se atrevía. Ya había sido el centro de atención de Arkham por muchas semanas, no quería volver a serlo.

Sintiéndose intimidada, decidió volver al estilo que usaba.

Dentro de Harleen todo era cómo una tormenta, quería llorar, quería sentirse aceptada por los demás, pero por más que intentaba, nunca podía tener la aprobación de los demás.

Lo mejor que le quedaba era tratar de guardarse todo y llevar todo más tranquilo.

Al menos él único que la trataba como ser humano era Guy, su único amigo en Arkham.

Era turno de revisar a lo pacientes que se encontraban en otro espectro.

Pacientes desconectados de la realidad, que nadie sabe en que parte del universo se encontraba su mente.

Harleen llevaba el expediente de una paciente y estaba por llegar a la sala dónde se encontraba.

Cuando llegó, estaba por abrir la puerta cuando notó un detalle en una de las hojas, revisaba ese detalle cuando abrieron la puerta de repente.

—¡Ah!— Harleen dio un grito pequeño y luego se río —¡Guy! ¡Me asustas!

—Tu a mi me asustas, ¿Porque estás aquí?— Sonaba a reclamo su voz.

—Vengo a revisar a una de las pacientes, sólo para verificar que este en buen estado, quiero—

—Harleen... No puedes ver a estos pacientes

Ella elevó su mirada y notó que Guy estaba asustado, de hecho, estaba sudando mucho.

—¿Porque no?

—Hay... Un problemita con un paciente... No tienes que preocuparte Harleen, es algo que ya sabe él Dr. Jeremiah, ¿Podrías pasar otro día? Gracias

Sin esperar una respuesta, Guy se encerró de nuevo. Harleen se extrañó, pero sí Guy lo decía, debía de ser por algo.

Caminó por el pasillo, mirando el expediente cuando sintió una respiración cerca a ella. Volteó asustada hacía atrás. No había nadie.

Esto era demasiado.

¿Los fantasmas pueden acosar a la gente?

Al día siguiente, mientras Harleen leía un libro, escuchó que tocaban la puerta. Se levantó y fue a abrir.

Era Susanne.

—Hola Harley

Aguantó la respiración por dos segundos y respondió de forma cordial.

—Susan... Qué milagro... ¿Ocurre algo?

—Sí, Guy dice que quiere verte en su consultorio. Me pidió de favor que te dijera esto

—Oh... Sí, claro, enseguida voy

—Bien, buena suerte— Susanne se fue de ahí, Harleen hizo como que cerraba la puerta para verla irse. Notó que se había reído un poco en silencio. Tal vez no planeaba algo bueno.

Cuando estaba a punto de cerrar, sintió de nuevo otra presencia además de Susanne y ella. Cuando su compañera se fue, Harleen aprovechó para inspeccionar el pasillo.

Nadie estaba ahí, otra vez esa sensación de ser observada, llegó a pensar que la paranoia que iba a desarrollar si seguía sintiéndose vigilada.

Salió del consultorio y se dirigió a dónde estaba él de Guy. Tocó la puerta dos veces.

—¿Quién es?

—Es Harleen

—¡Oh! ¡Pasa por favor Harleen!

Ella entró, y lo primero que vio fue que él consultorio de Guy se encontraba en un mejor estado que él de ella, mejor pintura, mejor iluminación, e incluso tenía decoración.

¿Inclusive hasta en eso la desplazaban?

Harleen entró sin hacerse más preguntas.

—¿Querías hablar conmigo Guy?

—Sí, de hecho, sí, toma asiento por favor

Harleen hizo caso mientras que Guy cerraba la puerta detrás de ellos. Cuando Harleen estaba sentada, Guy caminó frente a ella. Estaba muy sonriente.

—¿Pasa algo?

—Algo así...

—¿Y que es lo que pasa?

Guy quedó en silencio por dos segundos antes de continuar.

—Harleen, llevas aquí cóm meses, ¿Me equivoco?

—No, para nada, estás en lo cierto— Con una sonrisa tímida, Harleen confirmó su estancia dentro de Arkham.

—Bueno, tenemos tu y yo una gran amistad, digo, no me quiero meter en problemas con Joan, siempre sigo sus órdenes, pero es que siento que lo nuestro cómo amistad ha ido creciendo y eso me da mucho gusto

"Que lindo de su parte" Pensó Harleen y sonrió más.

—... A mí también Guy, eres él único que me trata bien por aquí además de Joan. Parece que tengo algo que hace que no le agrade a los demás

Cuando Harleen dijo eso, se encogió de hombros, Guy movió su cabeza a los lados y trato de sonreír más.

—La gente te tiene miedo Harleen, en él buen sentido de la palabra

—¿Miedo?

—Eres inteligente, tus terapias son buenas, eso es suficiente para que los demás en este hospital te echen tierra

—Tal vez, pero yo no quiero meterme en problemas

—Nadie quiere eso Harleen, pero ya sabes, la mayoría de los trabajos son así...Siempre echando tierra al más extraordinario del grupo

Harleen sonrió sin mostrar los dientes. Por alguna extraña razón, sentía que la actitud de Guy estaba muy extraña. Si era cierto, él había sido muy lindo con ella en todo ese tiempo, pero esta vez tenía la sensación de que las cosas serían diferentes.

—Harleen, ¿Tu haces algo más que la psiquiatría?

—Bueno. Vivo en Gotham, no es que pueda hacer muchas cosas allá afuera si es que no quiera que mi cadáver aparezca en un contenedor de basura

Guy se río al escuchar lo último, Harleen no le encontró la gracia. No lo decía con sarcasmo.

—Pero de verdad, ¿Nada de nada haces?

—Bueno, cuando era más joven solía ser gimnasta

—¿De verdad? No lo sabía

—¡Sí! Representé a Gotham en las Nacionales, no gané el pase a las Internacionales, pero eso fue suficiente para ganar una beca a la universidad

—Eso es interesante ¿Crees que puedas enseñarme algunos trucos?

Harleen por un momento creyó que todo lo que había dicho a Guy simplemente no le importó.

—... La gimnasia es más complicada que lo que parece, no creo que puedas aprender rápido algunos simples trucos

—Oh Harleen, vamos, no hay imposibles para mí, yo siempre logro todo lo que me propongo...

Guy caminó hacia atrás de Harleen, tomándola de sus hombros. Ella sintió la incomodidad al instante.

—La verdad es que me apetece que salgamos, quiero invitarte un trago, ¿Te parece si sea terminado el turno de este infierno salimos a un bar cerca de aquí?

Harleen se dio cuenta cuales eran las verdaderas intenciones de Guy, esas mismas palabras con ese mismo tono de voz usaron sus profesores de la universidad cuando ella presentó su tesis.

No iba a pasar por la misma humillación.

—La verdad es que no tomo alcohol

—¿No tomas alcohol? ¿Nada de nada?

—Nada, de hecho, no me gusta

—¿Ni siquiera una piña colada?

—Guy... Es que ya te lo dije, ¿Porque no puedes respetar lo que te estoy diciendo?

—Lo siento mucho Harleen, tienes razón, aunque no necesariamente un trago, es que de verdad que quiero invitarte a salir, conocernos mejor, ser más íntimos...

Temerosa de cómo se estaba formando la situación, Harleen empezó a ignorarlo con la mirada, su instinto de defensa decía que tenía que prepararse para cualquier cosa.

—Guy, creo que ya se a donde va esto

—¿De verdad Harleen?

—Sí, y lo siento, no estoy interesada en ti

Hubo un silencio incomodo entre ambos.

—Oh... Vaya...— La decepción se escuchaba en su voz —Creía que si había algo entre nosotros...

—No, perdón si creíste alguna vez que te haya dado algún indicio, pero no, me agradas como amigo y colega, pero sólo así

—Mmmhhh...— Guy soltó un suspiro frustrado —Pero es que Harleen, yo fui el único que te trató bien

¿Qué clase de comentario era ese?

—Y te lo agradezco

—Harleen, no lo entiendes. Yo te cuide, te protegía de cuando Susy decía cosas horribles de ti, incluso del Dr. Jeremiah y eso que él es mi tío

A este punto Harleen no sabía que incluso existía nepotismo en Arkham. Pero no era él tema principal.

—Creo que te estás alterando un poco— Se levantó Harleen del asiento —Pero lo siento, no me gustas. Y no puedes obligarme a gustarte

—Te ofrecí mi amistad, mi amistad por estos meses, ¡¿Y así es como me pagas?!

—Guy, tranquilízate, perdón, sé que él rechazó a veces duele, pero no tienes que desahogarte de esa manera—

—¡¿Todavía te hago el maldito favor de que no seas una desgraciada en este hospital de mierda y así es como me pagas?!¡Harleen! ¡¿Que no ves que soy un buen tipo?!

Eso le dejó atónita, ¿Qué demonios le pasaba a este tipo?

—Yo... — Ahora Harleen miraba con lastima al tipo, si él tenía alguna minúscula oportunidad, ahora era nada —Lo siento mucho, es sólo que... ¿Porque creerías que quisiera tener algo contigo?

Esto hizo que Guy perdiera la cabeza, cuando miró a Harleen, vio que sus ojos estaban inyectados de odio.

Tomó a Harleen de los hombros, la atrajo hacía a él y a la fuerza la besó.

Harleen lo empujó asustada y enojada.

—¡Oye! ¡¿Qué demonios te pasa?!

—Te lo dije Harleen, yo siempre logro todo lo que me propongo

Le dio un puñetazo en la nariz a Harleen y ella cayó al suelo.

Cuando intentaba reaccionar, Guy sacó un pañuelo largo de los bolsillos de su bata y amarró las muñecas de Harleen, y aún más desesperado, se quitó el cinturón y con este la amordazó.

—Vamos a ver si aún sigues siendo una excelente gimnasta— El tipo empezó a explorar su cuerpo con violencia.

Harleen gritaba, gritaba por ayuda, quería llorar, pero ni siquiera podía llorar. Estaba aprisionada por un maldito hombre al quien le había depositado toda su confianza y le había traicionado de esa manera.

Cerró sus ojos, sabiendo que todo iba a ser inevitable, tenía que aguantar el dolor otra vez.

La puerta se abrió de repente, y sólo así Guy la dejó en paz. Se levantó donde estaba ella y se acomodó su ropa interior y su pantalón.

—¡Oh! ¡Lo siento! ¡Esto es muy vergonzoso! Ella y yo estábamos en un momento... ¡MIERDA!

Guy gritó con terror, Harleen volteó hacía atrás.

Y entendió por qué Guy había gritado de miedo.

El "Paciente" estaba ahí.

Guy intentó correr al botón de pánico para activar la alarma, pero El Paciente, que estaba esposado fue más rápido. Lo tomó del cuello antes de que llegará al botón, con la cadena de sus esposas empezó a asfixiarlo.

Harleen sólo se limitaba a mirar y escuchar, miraba la escena del horror que sus ojos presenciaban, y escuchaba los gritos de dolor de Guy por todo el consultorio.

La cara de Guy se volvió morada y dejó de respirar. Una vez hecho esto, lo dejó caer al suelo como si fuera un juguete.

Harleen no sabía si Guy estaba vivo o muerto.

Y no sabía si sentirse salvada o aprisionada.

El Paciente miraba al cuerpo de Guy, soltó una pequeña carcajada hasta que notó que Harleen estaba ahí.

Él se puso frente a ella, la miró fijamente. Miró él estado en él que ella se encontraba, sus bragas estaban en sus tobillos, estaba sangrando de la nariz, y sus anteojos estaban rotos.

Y exhalaba miedo.

Caminó hacia ella lentamente y se agachó a la altura de su cara. Ella temió e intentó hacerse hacía atrás.

¿Que iba a hacerle? ¿Iba a matarle? ¿Terminar de hacerle daño?

El Paciente acercó sus manos hacia su rostro, ella tembló, pero sólo le quitó el cinturón de su boca. Su voz era libre.

Volvieron sus manos al rostro de ella, pero esta vez, puso sus dos dedos índices en la nariz sangrante de Harleen, bajó sus dedos a sus labios y los fue separando, formando una sonrisa de sangre en su rostro. Él también acompañó esa sonrisa.

—Así está mejor...— Arthur finalmente habló. Y Harleen pudo escuchar su voz—... Harleen Quinzel...

A la pobre casi le daba un infarto, él sabía quién era, él sabía su nombre.

¿Pero cómo se había enterado?

—Te he observado Harleen... Desde que llegaste aquí, te he observado... Harleen, Harleen, Harleen... ¿Sabes? Ese nombre me encanta... ¿Sabes por qué?...

—...¿P-Por qué?

—Porque si lo cambiamos un poco, un par de letras las movemos de lugar y a otras le decimos adiós, tenemos al payaso Arlequín, al espíritu de la diversión... Me encanta... Me agradas Harleen

Le agradaba, ¿Eso era bueno? Al menos no iba a morir, ¿No?

—Eso... eso de Arlequín... Me gusta, me gusta de hecho...

Arthur le sonrió, y soltó una carcajada. Aunque la carcajada le asustó, lo único que pudo hacer ella fue sonreírle.

Lo miraba de nuevo, lo miró a los ojos mientras él reía. Antes de que se diera cuenta, ella quedó colgada en los ojos de Arthur, cómo una extraña fascinación.

—Es bueno... ¡Es muy bueno!— Volvió a reírse más, y Harleen sólo sonrió más, Arthur dejó caer su frente contra la de ella suavemente mientras no paraba de reír.

La risa de Arthur, además de ser maldita, era contagiosa. Harleen sonrió un poco más y empezó a reírse también, aunque de forma más tímida.

—¡Ahí está!

Escuchó un grito, y cuando Harleen levantó la mirada, vio que unos guardias tomaron a Arthur y usaron un taser contra él.

—¡NO!— Gritó Harleen al verlo sufrir, y como la risa de alegría se volvió una de dolor. Entre todos los guardias golpearon a Arthur, pues lo habían encontrado con la guardia baja. Y eso nunca había ocurrido.

En medio de toda la golpiza, Arthur no dejaba de ver a Harleen. Era cómo si le estuviera pidiendo ayuda con la mirada. Y Harleen quería hacerlo.

Con la cara destrozada, se lo llevaron los guardias.

"Joker..." Fue su único pensamiento al verlo irse.

Unos minutos después, Harleen iba en una camilla, detrás de ella iba Guy, quien (desgraciadamente) sobrevivió al ataque.

La mente de Harleen era un tifón.

Si Arthur era un psicópata sin remedio, uno de los peores criminales, ¿Porque la salvó de Guy? ¿No debía de unirse con el?

¿Que era lo que había pasado?

...

—Harleen, si él Joker te tiene amenazada tienes que decirnos, estas protegida

—Pero ya se los he dicho, el Joker no me hizo nada a mí. No hizo esto— Señalaba a su nariz golpeada —Ni tampoco... intentó eso...

—Déjeme ver si entendí...— Él Dr. Jeremiah estaba ahí en la misma sala de urgencias que Harleen y el equipo de seguridad —¿Estás insinuando que él Dr. Kopski fue él que te hizo esto? Eso es mierda, el es un doctor respetable, nunca haría algo así

—Pero...— Harleen, sintiéndose juzgada por todas las miradas sobre ella, intentó seguir defendiendo la verdad —Se que él Joker es una persona horrible, y se que también suena absurdo para ustedes, pero yo sé lo que viví, yo lo miré y lo sentí, lo que les digo es la verdad, ¡El Joker no me hizo esto!

—Será mejor que dejes estas bromas Harleen, recuerda que él te persiguió por toda la clínica hace 5 meses, quién sabe que quería hacerte, pudo hasta matarte. Tienes que usar la lógica

—Y la estoy usando Dr. Jeremiah, yo sé lo que pasó...

Al Dr. Jeremiah no le parecía nada de lo que Harleen estaba hablando. No le creía ni una sola palabra.

—¿Sabes como la policía identifica un cuerpo asesinado por el Joker, Harleen?

—...No...

—Lo identifica de una manera fácil Harleen, déjame te ilumino: En la boca del cadáver tiene dibujada una sonrisa de sangre. Él te dibujó una sonrisa de sangre. ¿Qué crees que iba a hacer, ser el príncipe azul de tu historia?

Harleen no tuvo respuesta a lo que él Dr. Jeremiah dijo. Sólo agachó sus pupilas.

—Vamos a darte dos días de descanso. Cuando regreses vamos a ver qué haremos con tu futuro en Arkham

El Dr. Jeremiah se dio la vuelta y se fue, dejando a Harleen y a los guardias más confundidos.

¿Ahora por ser víctima de nuevo podía perder su derecho al Internado?

Aquella noche, Harleen se puso su pijama y se miraba al espejo, todavía tenía un hilo de sangre seca en su nariz.

Habría intentado decirle lo que pasó a su madre, pero era una mujer a la cual no le tenía ni una pizca de confianza, además, no importaba cómo fueron las cosas, pues su respuesta sería igual que la del Dr. Jeremiah.

Harleen se limpió con algodón y alcohol. Se recostó en su cama y se cubrió con sus cobijas.

El frío no iba a perdonar a nadie esa noche.

Cerró sus ojos. Quería dormir esa noche.

Él frío estaba llegando hasta lo más profundo de ella, pero a Harleen ya no le importaba. Solo quería concentrarse en dormir.

La puerta se abrió, alguien caminaba hacia donde estaba ella. Harleen esperó a que ese alguien llegará a matarla de una vez por todas.

El inquilino se subió a la cama, tocaba las sábanas con una enfermo fisgoneo y se arrastró al lado de Harleen. Empezó a acariciar su cabello oscuro. Ella sabía quién era.

Harleen Quinzel...— Escuchó la voz del Joker mientras tomaba mechones de su cabello y jugaba con ellos —... Arlequín...— Ahora, lejos de sentirse en peligro, se sentía segura. El Joker se acercó a su oído y le susurró dos palabras —... Harley Quinn...

Harleen se despertó de golpe y miró a todos lados. Estaba sola. Era un sueño.

¿O no?

Volvió a cerrar sus ojos. Y cuando lo hacía, sólo podía ver su mirada.

Y escuchar su risa.

...

Pasando los dos días, Harleen regresaba de nuevo a ser el fenómeno de circo en el Hospital.

Ya ni siquiera pasó por la sala de reuniones. No tenía ánimos de escuchar a Susanne y su lengua de víbora.

Entró Harleen a su consultorio de mala gana, abrió la puerta y se encerró en este, quedó con su cara hacía la pared. No sabía cuanto más lo iba a soportar.

Pero cuando se dio la vuelta, dio un grito ahogado, dejando caer su bolsa al suelo.

En su escritorio había un boquete de flores, boquete que salía de una varita mágica. Se acercó al escritorio y tomó las flores. Se percató que había una nota escrita. La leyó con curiosidad.

"Espero que te recuperes pronto del mal rato

—J "

Y aunque su mente le recordaba que la sonrisa de sangre que le había hecho era una señal de que iba a matarla, ella no pudo evitar sonreír.

...

"Every breath you take and every move you make

Every bond you break, every step you take, I'll be watching you

Every single day and every word you say

Every game you play, every night you stay, I'll be watching you

Oh, can't you see? You belong to me

How my poor heart aches with every step you take

Every move you make, and every vow you break

Every smile you fake, every claim you stake, I'll be watching you"

— The police - "Every breath you take"