Despertarse no es especialmente interesante, me siento mareada, tal vez debí haber cenado aunque fuese un poco. Bueno, da igual.
- Guardia real, por favor mantenga sus cascos visibles y lejos de su desaliñada melena, Señorita Sweet Care.
Sonrío ligeramente al escucharlo. Me giro para poder verle un poco mejor; melena azul eléctrico, piel amarilla, ojos azules y una Cutiemark de un escudo atravesado por un rayo.
Sweet – Señor Flash Sentry, si mal no recuerdo, nosotros habíamos llegado a un muy buen acuerdo.
Digo mientras acaricio ligeramente su rostro con mi cola esponjada color azul claro.
Flash – las cosas cambiaron, nueva administración.
Suelto un ligero bufido al escuchar eso.
Sweet – bien… ¿Qué necesito hacer para evitar el desalojo, mi querido hermano?
Pregunto mientras me acerco al espejo más cercano para poder acomodar ligeramente mi melena, permitiéndome ver como mi piel amarillo pálido se encuentra en el mejor estado posible, al igual que mis ojos azules.
Flash – primero que nada, buscar un trabajo, está bien que papá y mamá me hayan pedido que no te cobrara el alquiler, pero al menos me gustaría pensar en que en los fondos hay algo más que solo mi salario como miembro de la guardia.
Sweet – Ya sé, ya sé; allá afuera es un mundo peligroso y todo eso, no tienes que preocuparte, me las ingeniaré si algo te pasa.
Flash – esto es distinto, Sweet. Aquí adentro soy tu hermano, y te apoyaré a lo que quieras. Pero si algo me pasa, entonces no voy a estar más contigo. ¿Puedes prometerme que te esforzarás en conseguir empleo esta vez?
Siempre es la rutina diaria. No es mi culpa que me hayan despedido por recorte presupuestal. Pero si en algo tiene razón es que eventualmente él también podría ser reubicado o morir en servicio, sin dudas, cualquiera de los dos casos se vuelve un problema para mí.
Sweet – ok, lo tomaré más en serio. ¿Está bien?
Flash – gracias, por tomarlo en consideración.
Después de eso, procede a retirarse de la casa. Como resumen rápido puedo decir que soy una soltera desempleada que vive en la casa de su hermano solo porque sus padres ya no la querían en la suya.
Sweet – veamos…
Cuelgo una alforja sobre mi lomo y guardo algunos pergaminos con mi información de contacto y mis habilidades.
Salgo de la casa dirigiéndome a la zona comercial empezando a buscar posibles lugares donde trabajar.
Tendero - ¿Alguna vez has atendido un puesto?
Tendera - ¿Qué tanto conoces la ciudad?
Tendero - ¿Crees que puedas levantar diez veces tu peso?
Tendero - ¿Qué tan rápido puedes llegar a Cloudsdale siendo una pony de tierra?
Dos horas más tarde estoy mentalmente exhausta, no hay manera de que pueda hacer la mitad de los trabajos que me piden, y la otra mitad no están diseñados para mí, o yo no estoy diseñada para hacerlos.
Decido que lo mejor es sentarme un poco para poder descansar mis patas, me siento en una mesa al aire libre de un restaurante. Ordeno cualquier cosa y empiezo a hurgar en mi alforja hasta encontrar un libro, uno especial.
Sweet – veamos… ¿Dónde me quedé?
Digo para mí misma mientras me adentro en el libro, lo he leído al menos una docena de veces o más.
Los Hui-ma-n, seres desconocidos que solo algunos pueden admitir que creen fervientemente en su existencia. En mi caso, yo encontré, gracias a mi abuelo, uno de los que se cree es un libro que ha sobrevivido al paso del tiempo, lo suficiente para llegar a mis cascos. La lectura no es muy entretenida, en sí solo se habla sobre la fisionomía de los Hui-ma-n, así como algunas imágenes meramente artísticas, parece que en su momento sirvió como manual para los médicos y curanderos de aquella época. Puedo comprender mucho sobre sus huesos, órganos, e incluso comportamiento con solo leer este libro.
Sweet – si hubiese uno… no creo que me moleste trabajar para él o ella, incluso si es para algo vergonzoso.
Digo un poco para mí misma antes de beber lo que he pedido y volver a caminar para tratar de encontrar empleo. La mayor parte del día se ha ido en eso. Si hay un trabajo medianamente interesante dejo una copia de mi currículo, pero es tan raro encontrar algo así que prácticamente de todos los trabajos en la ciudad tan solo uno o dos tienen mi información de contacto.
Entro en la casa arrojando mi alforja a cualquier parte antes de tirarme sobre el sofá, dejando que uno de mis cascos caiga sobre mis ojos mientras que los demás están igualmente caídos en dirección del piso.
Sweet – Los odio a todos.
Digo al aire mientras espero a que Flash vuelva, y tras dos minutos solo puedo levantarme y empezar a hacer la cena. Nunca tuve una pasión real por la cocina o la economía del hogar, de hecho de no ser por mi Cutiemark no me hubiera importado menos todo lo referente a las labores de la casa.
Todo está listo tras una hora de labores. Un poco de estofado de verduras y un poco de granos funcionan para alimentar a Flash y sus muy ocasionales acompañantes. Tras un par de minutos Flash entra por la puerta mostrándose algo más alegre que de costumbre. Usualmente él muestra una sonrisa cansada, orgulloso de trabajar pero harto de tener que hacerlo. Pero ahora él muestra una genuina sonrisa de alegría.
Flash – Hola, Sweet Care. ¿Qué tal si charlamos un poco?
¿Tal vez está molesto?
Flash – De hecho. ¿Podrías traer ese libro tuyo? Creo que esto será muy interesante.
Me siento realmente extrañada pero accedo a dárselo, no es como que sea raro que alguna vez se haya mostrado interesado en mi lectura, pero decir eso con ese rostro podría ser peligroso.
Flash – ya veo…
Dice mirando un dibujo anatómico de los Hui-ma-n.
Sweet - ¿Qué ocurre?
Digo antes de que él se muestre satisfecho y cierre el libro para poder verme con una sonrisa.
Flash - ¿Te gustaría trabajar para un Hui-ma-n?
