Me van a disculpar la tardanza, pero al menos no fue medio año como la otra vez.
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Capítulo 18: MemoriasLos corredores parecieran hacerse cada vez más cortos cuando hago mis rutinas, pronto no me entretendré en este sitio. Mis votos son sencillos: como sombra, debo cumplir el deseo de mi portador, y entonces podré hacer uso de "las letras pequeñas del contrato".
Finalmente vuelvo a este corredor sin salida, tiene una vieja puerta que da a una habitación de mantenimiento, cabe destacar que no hay ninguna forma de salir por ahí. Me giro y comienzo a caminar al otro corredor sin salida, el cual solo termina con un viejo cuadro al óleo que alguien habrá pintado los últimos cincuenta años.
Después de revisarlo, no hay ninguna puerta oculta detrás.
Ocasionalmente veo a la pony Sweet Care entrar en distintas habitaciones para poderlas limpiar mientras todos los demás desayunan, su mente es un enigma, y es difícil atraparla durmiendo en el trabajo, así que es tal vez el único ser vivo en este subnivel a parte de Juaxen Said, de quien no me he alimentado todavía. Es tal vez lo único que de verdad me prohíbe salir de aquí, ese deseo de alimentarme de su miedo.
Llego delante del cuadro del otro corredor sin salida, se trata de un viejo paisaje de un pony mirando a la luz de la luna a la orilla de un lago. Puedo verla, pero he de admitir, que resulta poco interesante, de hecho, es hasta terriblemente mala.
Ahí está de nuevo. Ese sentimiento.
Aprendí mucho durante el tiempo que estuve en la mente de Juaxen Said. Algo que aprendí, fue que las sombras tenemos algo así como una "fecha de expiración". No perdemos nuestros poderes, pero está claro que nos volvemos menos dependientes de nuestro "contrato".
Esa cosa, la estudié con especial atención.
Una extraña serie de algoritmos que obliga a las sombras a servir ciegamente las órdenes de nuestro portador. Es fácil hacerlo en un universo que se basa exclusivamente en subordinados y dictadores, las Líneas de Orden fueron rediseñadas por mi creador para que todo tenga un orden que él controla.
Pero por otra parte, cada segundo que pases en esta dimensión hace que eventualmente te encamines al autodescubrimiento por más que te opongas a ello, de ahí que Amadeus me ganase en batalla. Era tan extraño y tan lógico cuando estuve en la mente de Juaxen Said que no lo había notado hasta que regresé. Comparado con alguien que fue creado en una "línea recta" él pareciese conocer mil y un formas para poder enfrentarme, atacar, huir, defender, eran mis comandos, mientras que él…
Mi cerebro vuelve a saturarse y dejo ese hilo de pensamiento mientras vuelvo a la pintura, la cual ahora mismo ya no tiene ningún atractivo o desperfecto, es una pintura, y está ahí. No importa.
Comienzo a caminar hacia un área con escaleras, las he investigado también. Hay guardias cada piso, todos se aseguran de que nada baje o suba. Pero ahora estoy aburrido.
Sigo caminando hasta girar en una esquina, no hay nadie. Los candelabros son apagados uno a uno, hasta que finalmente hay tanta oscuridad que cubre a una persona. Entro en ella, y salgo por otro lado, el techo del castillo de Canterlot. Es de noche y no hay nadie aquí, nadie excepto la luz lunar que ofrece suficientes sombras para que regrese cuando quiera.
- Si has venido a que finalmente te destruya, haces bien en escoger hoy.
Darkness - ¿Hay algún problema, Princesa Lullaby?
Princesa Luna – Bastantes. Pero no me interesa contártelos. Y no me llames por ese nombre.
Dice con un ligero tono amargo mientras se sienta en una de las torres del castillo.
Darkness – oí que usted se encarga de eliminar las pesadillas de los ponys durmientes. ¿Qué la motiva a estar aquí?
Princesa Luna – Solo no tengo interés en eso ahora. No lo entenderías.
El silencio se hace sepulcral mientras el viento nocturno mece las ramas de los arboles a la distancia.
Princesa Luna - ¿Qué estás haciendo aquí?
Darkness – me aburrí.
Por algunos minutos más, el silencio regresa y no hay indicios de que vaya a terminar pronto, de hecho, casi podría decirse que nunca hemos estado aquí. La princesa nocturna no separa su vista de mí, y yo solo me quedo quieto, viendo el ambiente con matices purpuras y negros que se extiende hasta donde alcanza mi vista.
Princesa Luna – Vuelve al subnivel.
Darkness – de acuerdo.
No digo nada más antes de acercarme a la sombra cerca de mí reapareciendo en el corredor oscuro, permitiéndome volver a encender tranquilamente las velas de cada candelabro.
Una vez más, ese sentimiento vuelve a mí. No, no es un sentimiento. ¿Un recuerdo?
Mis ojos se cierran levemente mientras a mi cabeza vienen las imágenes de lo que vi antes de huir de aquella batalla hace más de dos mil años.
Flashback
Un puñetazo por la izquierda, dos cortes con espada desde la derecha, una patada al rostro que me derriba.
– Si vas a caer ahora, al menos ten la decencia de morir por algo más que eso.
Me levanto, una patada sobre mi nuca me devuelve al suelo.
– No sé si deberías darme pena o envidia.
Debo huir.
– muy bien, de acuerdo. Voy a hacer algo por ti.
Me levanta, su espada se clava en mi estómago, no puedo moverme.
- Lleva esto, y dáselo a alguien que lo merezca. Sé que no lo sabes aún, pero tal vez lo entiendas algún día.
Clava algo en mi pecho, duele, y entonces todo se vuelve mucho más oscuro antes de que caiga inconsciente mientras escucho un último susurro de su parte.
Despierto en medio de un profundo bosque, al frente, hay una ladera de un acantilado, y arriba, el portal que debía cruzar originalmente.
Fin del Flashback
Mis ojos se abren al cabo de unos segundos y entonces comienzo a caminar de regreso a la habitación de Juaxen Said. Él está ahí, dormido sin poder soñar. No es su culpa no poder hacerlo. Después de todo, sería contraproducente si alguien que es el sueño en sí mismo tuviese un sueño.
Porque ahora que recuerdo mejor ese momento, ¿No fue eso para lo que me dejaste huir, Amadeus?
