No tengo más excusas, solo lean el capítulo y yo haré como que estoy trabajando en el siguiente.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

Capítulo 33: Huérfano

El aire es especialmente frío esa noche. Mis pasos son lentos, cansados. De no ser porque constantemente estoy chocando contra árboles o rocas no sabría decir si estoy avanzando o no.

Camino sin rumbo después de sobrevivir a un infierno en la tierra.

Hace poco más de dos o tres años, hubo una enorme movilización de ponys gracias a que La Antigua Reina Cambiante causó suficientes destrozos en Canterlot como para que la gente se asustara y creyera que era más seguro ir a los límites de Ecuestria.

Tenía diez años cuando mis padres nos tomaron a mí y mi hermana a vivir en un pueblo lleno de ponys tan asustados como ellos.

Lo irónico es que fue hace más o menos al mismo tiempo que toda mi familia fue masacrada por Centauros. Solo pensarlo hace que me enferme.

¿En cuanto a mí? Escapé de milagro. Uno de esos monstruos había sido encontrado muerto. Aproveché una distracción para acabar con los guardias y hui. Nadie me siguió después de un rato.

¿Debería volver a Ecuestria? Ahora mismo, con los recuerdos tormentosos de mis padres siendo asesinados frente a mis ojos no creo que tenga sentido. Mi hermana… oh, ella seguro que murió, apenas yo me salvé después del trabajo forzado y el abuso de diferentes tipos; ella no podría…

Para cuando me doy cuenta, mi boca sabe a hierro y tierra. He llegado a mi límite. Supongo que aun si quisiera, no habría forma de llegar a Ecuestria. Creo que al menos puedo permitirme morir en silencio en este bosque, esa será mi última decisión, la decisión de un pobre huérfano sin nada más que perder.

- No deberías estar aquí.

Mi sueño eterno es interrumpido. Mis parpados pesan pero logran abrirse ante una figura que logro reconocer, melena de alguna tonalidad azul, un cuero de un color oscuro, y un par de alas que se extienden por encima de su cabeza, eclipsando la luna.

Pony - ¿P-princesa Luna?

- Me halaga ser confundida con mi madre. Pero no, soy Aero.

Pony – soy Leaf Ticket… o… creo que lo era.

Sus violetas ojos fulgurantes me observan en silencio antes de bajar sus alas, acercándose con cuidado.

Aero – de acuerdo.

De una alforja extrae lo que parece ser cuerda. No sé cómo, pero en unos minutos logra atarme y levantarme por encima del bosque, el aire es frío esta noche, la vista es impresionante. Y al cabo de unos instantes me vuelvo a quedar dormido.

Cuando desperté de nuevo estaba en algún tipo de caverna, a diferencia del agujero en el que estuve encerrado por mucho tiempo, aquí todo parece más acogedor, hay una cama mullida bajo mi cuerpo, con sabanas de algodón y lana, libros amontonados de forma selectiva en un rincón, así como una serie de velas y un conjunto de materiales para hacer nuevas.

Aero – veo que despertaste.

Me dice mientras me ofrece un poco de estofado.

Leaf – Gracias.

En silencio como un poco con cierta calma mientras la yegua frente a mí me mira con cierta inexpresividad.

Aero – para haber vivido con los Centauros comes muy tranquilamente.

Leaf – es precisamente porque viví con los Centauros que puedo comer tranquilamente. Incluso si envenenaste esto, sabe mejor que la pasta rancia que nos dan de comer a los esclavos.

Menciono en medio de mi comida, no puedo decir que sea la forma más amable de contestar, pero supongo que al menos en mi mente necesito algo de tiempo para entrar a mi propia mente y llorar en serio.

La yegua sorprendentemente sonríe un poco y se da la vuelta.

Aero – cuando te sientas mejor podrás contarme mejor qué te pasó. Mientras tanto descansa.

Menciona antes de dejarme en la cueva en la que parece vivir. Es una persona especialmente extraña.

Tras dejar mi plato en una pequeña mesa me recuesto de nuevo. Por unos instantes pienso en lo ocurrido, mirando al techo lentamente empiezo a sentir un profundo dolor en mi pecho. Por unos segundos, pienso que tal vez la comida que me dieron estaba en realidad envenenada, pero a medida que una sensación lúgubre se apodera de mi mente, me dejo llevar y empiezo a llorar.

Es una sensación horrible. Mis padres y yo siempre tuvimos nuestros problemas, nunca me sentí cómodo con escapar de Ecuestria. Pero definitivamente no merecían morir, no de esa forma.

Mi mente se vuelve una suerte de nudo quiero golpear a alguien hasta cansarme, necesito un abrazo, lloro sin control, solo pido piedad en silencio mientras lentamente empiezo a sentir mi cabeza vacía. Totalmente cansado, sin ganas de moverme miro a una pared.

Bajo tierra no pareciese pasar el tiempo, hasta que finalmente la oscuridad anuncia que las velas se acabaron. No sé si deba encender más, aun así, no creo que pueda hacerlo.

Aero – Estar a oscuras es algo triste para ti ¿no?

Escucho mientras la yegua entra en la cama, posando sus alas sobre mí. Mis lágrimas vuelven a salir, por varios minutos, ella no se aleja de mí y al cabo de algunos segundos después de llorar entre las alas de Aero no me queda nada más.

Aero – descuida, ya ha pasado.

Me menciona mientras siento su mentón a un lado de mi cuello.

Aero – ustedes los ecuestres tienen un corazón frágil, es normal.

Leaf – Hablas como si no lo fueses.

Digo tratando de recuperar un poco de mi orgullo, sin embargo, ella solo ríe ligeramente.

Aero – es cierto que alguna vez mis antepasados eran de Ecuestria. Pero yo nací y me críe aquí.

Aquellas palabras me parecen un poco extrañas cuando menos, ella parece incluso mayor que yo, pero yo pasé uno o dos años encerrado con los Centauros. Incluso en el momento en el que masacraron a mi familia apenas habían pasado algunos meses desde lo de la Reina Cambiante.

Leaf – ¿Cómo es que llevas aquí toda tu vida? ¿Dónde es "aquí"?

Puedo sentir el calor de su cuerpo e incluso el latir de su corazón en mi espalda antes de que hable.

Aero – aquí es un lugar seguro. Aquí es donde vivimos Los hijos de la Noche.