Capítulo 2 - Ascuas

Todoroki Toya. El idiota del fuego. Antiguo miembro de la liga de los villanos. Temible adversario. De Dabi ya solo quedaba una versión babeante en una silla de ruedas. Llevaba más de cuatro años a base de pastillas que lo hacían dócil. Apenas hablaba. Se babeaba sobre sí mismo y tenía la mirada perdida. Su cabello volvía a ser blanco y caía sin brillo hasta su espalda. De vez en cuando Rei Todoroki le gustaba pasarse y asear a su hijo. Muchas veces incluso trenzaba su pelo blanco. Dabi no reaccionaba. La medicación lo tenía completamente alienado. Pero era la medicación lo único que lo separaba de ir a la cárcel.

Toya vivía recluido en un psiquiátrico en un pequeño pueblo costero. La localización era un secreto. Aunque encontrarlo no fue algo que ni a Tenya ni a Ochako realmente les costara mucho. Solo necesitaron investigar a Rei Todoroki. Cada dos semanas durante los últimos 4 años había realizado religiosamente una visita al psiquiátrico. A veces la acompañaba Fuyumi. A veces Endeavour. Otras Shoto Todoroki. Nunca Natsuo.

Natsuo solo lo visitaba una vez al año. Siempre solo. Siempre sin avisar. Le dolía mucho ver a su hermano en ese estado casi vegetativo. Tenía casi toda la piel quemada fruto de la última batalla. No solía hablarle. Solo mirarle. Le cogía la mano y acariciaba la piel endurecida de las manos de Toya. No sabía si le dolía. Bueno, con tanta medicación Natsuo no sabía si quiera si Toya era capaz de sentir algo.

Ese día, Toya estaba en el jardín cuando Natsuo llegó. Se quedó congelado al ver a una chica guapísima, joven, en vestido blanco y con sombrero de paja que tapaba parcialmente su rostro. La desconocida se puso de cuclillas para mirar ese rostro babeante.

Natsuo se quedó en shock. No sabía que Toya recibiese visitas de alguien más. Se apresuró a acercarse a su hermano.

—Perdona… ¿De qué conoces a mi hermano?

La chica se levantó y le dio una sonrisa cálida que iba acompañada de unos ojos tristes. Ya se habían visto antes. Pocas veces. Pero hace mucho tiempo.

—Me llamo Ochako Uraraka. Era amiga de Shoto en la preparatoria— habían pasado tantos años que parecía que aquella época fuese un sueño— . Creo que… nos vimos un par de veces.

Los hombros de Natsuo se relajaron recordando a la alegre chica. Era… el contraste parecía triste por dentro. Natsuo apartó la mirada y la dirigió hacia el mar. Claro, la había conocido antes de que todo llegase a un punto de casi desmoronarse. Apretó las manos de rabia al pensar en que unos niños no debieron involucrarse nunca desde un principio.

—Te recuerdo. Estás más alta— no sabía qué podía decirle —. ¿Por qué… has venido a ver a Toya?

Uraraka se encogió de hombros y jugueteó nerviosamente con el sombrero.

—Bueno… yo lo conozco más por Dabi— admitió Ochako y se puso de pie recta y le sostuvo la mirada a Natsuo.

Natsuo se volvió a tensar y miró de reojo hacia el edificio del psiquiátrico. No había nadie supervisando. El terror embargó a Natsuo de pronto. Para hacer la visita a cualquier paciente había que identificarse. De hecho, hasta pasaban una revisión para impedir introducir cualquier tipo de objeto peligroso. Y ellos consideraban peligroso hasta un papel. No le habían dicho que su hermano estaba con compañía. Y solo había una razón para que alguien como ella se colase en el psiquiátrico.

—Por favor… no le hagas daño— suplicó Natsuo bajando la voz y dando un paso hacia la silla de ruedas—. Sé que ha hecho cosas horribles pero… por favor… es mi hermano…

Natsuo sentía como su corazón se encogía ante la idea de perder lo que quedaba de Toya.

—¿Por qué le haría daño? — Uraraka se mostró tranquila, extrañada por sus ocurrencias.

—Yo…

Natsuo no sabía ni qué responder.

—No es ni una sombra de lo que fue— hubo desprecio en su voz—. Cuesta reconocerlo. Y no por las quemaduras precisamente. ¿Es esto lo que llaman libertad condicional? ¿Ser un vegetal? —. Natsuo apretó la mandíbula a cada palabra de Uraraka—. Hasta en la cárcel tendría al menos la libertad de su mente.

Natsuo no habló. Se acercó silenciosamente a la silla de Toya por detrás y tocó su hombro. Ver como su pecho subía y bajaba lentamente le producía un alivio inconmensurable.

—Temían que se escapara o que hiriese a alguien— explicó Natsuo con resentimiento en su voz— . No me dejan ni tratarle ni saber el estado de su salud. Soy… médico— aclaró mientras observaba el perfil de su hermano. Era como un muñeco. Inerte.

—¿No estás cansado de todas estas gilipolleces?

La pregunta golpeó a Natsuo derribándolo por completo.

—¿Qué…?

Ochako se giró mirando el mar. Justo en la misma dirección en la que Dabi parecía tener la vista perdida.

—Tu padre es un cabrón abusador que sigue siendo elogiado cómo héroe. Y el resto de la familia paga los platos rotos.

Ochako sabía como encender a Natsuo. Cuando se giró vio con gratificación como el rostro del Todoroki estaba hundido en rabia.

—Ese bastardo…

—Puedo ayudarte a liberar a Dabi. Toya, si lo prefieres.

Natsuo enmudeció de la sorpresa. Dentro de sí había un remolino de emociones. Tenía rabia hacia su padre. Hacia toda la familia. Sentía impotencia. Él no podía ayudar a Toya. Nunca pudo. Nunca lo hizo. Y se sentía culpable como un demonio. Natsuo quería ver a ese niño de sonrisa amable que lo cuidaba. A ese niño que dormía con él cuando tenía pesadillas. Pero eran adultos. Y todo estaba mal. Estaba podrido. Estaba muerto.

Todo por culpa de Enji Todoroki.

Ese maldito bastardo que ahora mismo estaría disfrutando de una velada con su familia.

Natsuo volvió a apretar los puños.

—No podrás sacarle sin que salten las alarmas. Tiene un dispositivo de seguimiento. Si el nivel de su medicamento baja en sangre sonará una alarma y todos se darán cuenta— Natsuo ladró cada palabra hacia Uraraka. Y ella le devolvió la mejor de las sonrisas— . ¿Por qué sonríes?

—Porque no has dicho que no.

Esa respuesta golpeó a Natsuo más de lo que esperaba.

—Si… te consigo lo necesario… ¿podrías quitarle el chip y el dispositivo? — Uraraka se acercó lentamente hacia Natsuo hasta quedar a un palmo de él—. Tu hermano podría pasar el resto de su vida en una isla. Tranquilo. Con conciencia propia. Con un mar que sí pueda observar.

Natsuo tragó saliva nuevamente y miró bien la cara de Uraraka durante unos dolorosos minutos en silencio. Trataba de ver si esto era una especia de prueba. Pero finalmente se decidió.

—Si tuviera un bisturí y… bueno, con lo básico podría apañarme. De todas formas Toya no sentiría si ahora le clavase un cuchillo— admitió Natsuo desviando la mirada. Se sentía endemoniadamente culpable.

Uraraka rio alegremente. Casi parecía el canto de un pajarillo en una mañana de verano.

—Dalo por hecho.

Uraraka juntó sus dedos y un pequeño paquetito descendió desde el cielo a gran velocidad. La chica lo atrapó al vuelo y se lo tendió a Natsuo. Natsuo se congeló de improvisto. No pensaba que REALMENTE hablara en serio pero… pero… Maldita sea. Se dijo así mismo y agarró el pequeño botequín de manos de la chica. Sabía perfectamente en dónde y cómo actuar. No iba a mentir, llevaba fantaseando con sacar a su hermano de allí desde la primera vez que lo vio completamente ido. Año tras año… Y ahora podía hacerlo.

—Nos condenarán por esto— bramó Natsuo antes de hincar las rodillas sobre la hierba y comenzar a rebuscar en el pequeño botequín.

Antes de que Uraraka pudiese decir algo Natsuo ya estaba clavando el escarpelo sobre el cuello de Toya.

—No si no nos pillan.

Natsuo hundió dos dedos enfundados en guantes cerca de la nuca en un minúsculo corte. Presionó y aparte de un pequeño reguero de sangre salió una pequeña cápsula. Se apresuró a cerrar la herida con unas grapas y a presionar una gasa.

—Esto no saldrá bien— comenzó a paniquear Natsuo mientras le quitaba las vías que mantenían a Dabi atado a un aparato que le suministraba el medicamento en vena— . En el momento en el que desconecte esto saltarán las alarmas.

Ochako se acercó mirando el mecanismo. Agarró en cambio la pequeña capsula con el chip de seguimiento. La chica miró al cielo y comenzó a juntar las manos lentamente. Y como había pasado antes del cielo empezó a bajar una extraña silueta. Cada vez más rápido hasta que se paró a escasos centímetros del suelo sin llegar a tocarlo. Ochako ya no necesitaba volver a tocar algo para hacerlo levitar.

Natsuo se estremeció al ver el cadáver desfigurado y quemado de alguien. Tenía cierto parecido con Toya. Sobre todo en las quemaduras. Natsuo cayó al suelo. Le temblaban las manos. Iba en serio. Esa chica iba completamente en serio.

Ochako agarró el chip y se lo metió en la boca al cuerpo desfigurado.

—No te preocupes, no lo he matado. Pero nos dará tiempo. ¿Puedes conectarle la máquina a él?

Natsuo dudó por un segundo. Por un solo segundo antes de acabar obedeciendo a aquella mujer.

Ochako tocó a Dabi el cual empezó a flotar en el aire. No demasiado, tan solo estaba a la altura de sus cabezas. Y en la silla de ruedas colocó al impostor. Comprobó que pareciese acorde al Dabi real. Con el mismo pijama. La verdad, este había sido un plan pensado detalladamente desde hace meses. No había sido una casualidad que Natsuo se encontrara con Uraraka. En la vida, las casualidades son pocas.

—En el momento que desconecte esto… tal vez tarde medio minuto como mucho— repitió Natsuo inseguro.

Uraraka le agarró el detector, el último cable. Lo que unía a Dabi a aquel sitio. Ella no dudó. Cambió el mecanismo de cuerpo mientras Natsuo se lanzaba a sujetar a su hermano para que no saliera volando. Apenas le dio tiempo de girar para ver como Uraraka empujaba la silla y la lanzaba ladera a bajo hasta que el cuerpo cayó en el acantilado.

—Adiós, Heidi— rio Uraraka y miró a un Natsuo completamente desconcertado.

—Ahhh… ehhh… creo que te equivocas. Era Clara la que caía por el acantilado— fue lo único que su mente fue capaz de procesar.

Uraraka se acercó y entrelazó su mano a la de Dabi.

—Ten un feliz entierro. Podrás ver a tu hermano pronto, te lo prometo. Este será nuestro secreto.

Y tras decir eso Natsuo a regañadientes deshizo el abrazo de su hermano y vio, con lágrimas en los ojos como ambos salían flotando.

Natsuo Todoroki lloraba. Pero también sonreía deseando que su hermano pudiese al fin estar tranquilo.

Notas:

No he podido resistirme a publicar otro cap. Espero que vuestras mentes ya empiecen a todoteorizar sobre qué fue lo qué pasó y qué pasará futuramente.

Natsuo pensando: si me preguntan nadie me creería que Kirby secuestró a mi hermano planta.