Capítulo 9 - Hielo y fuego

El fin de semana llegó una embarcación pequeña a la isla justo al poco de amanecer. En ella iban de incógnito Tenya Iida y Natsuo Todoroki aprovechando que la noche para pasar desapercibidos. El mayor de los dos se mostraba nervioso y ansioso por llegar. No solo eso, sentía angustia por volver a ver su hermano en un estado de pleno control facultativo. De las últimas veces en las que se habían encontrado antes de que su hermano mayor se asemejase más a un vegetal que a un mamífero siempre había intentado matarle.

Natsuo tan solo quería ver feliz a su hermano. Feliz y en paz.

Luego estaba el miedo aterrador de que Touya, o Dabi o como quisiera hacerse llamar ahora, no estuviera bien ni física ni mentalmente. Por no hablar de que ayudar a casi una desconocida a secuestrar y fingir la muerte de su hermano tal vez no había sido la mejor de las opciones. Pero había sido la única. Una oportunidad que cogió al vuelo.

Deseaba con todo su corazón que aquello que prometió Uraraka fuera cierto. Su corazón aleteó cuando vio al fondo la bella isla. La gran casa, o mansión, tenía las ventanas abiertas con las cortinas ondeando al aire. En el patio, una figura se movía sirviendo el desayuno sobre una mesa grande. Cinco sillas puestas para cinco huéspedes en total.

Mientras se acercaban al embarcadero Natsuo reconoció la figura de la misma mujer que había aparecido en la clínica de su hermano. Podía ver perfectamente su silueta femenina marcada bajo la bata de seda rosa. Las mejillas de Natsuo se encendieron irremediablemente antes de apartar la mirada. Tenya Iida en cambio mantuvo la mirada bien fija en su compañera hasta que necesitó amarrar la embarcación. Natsuo entendió rápidamente el anhelo en la mirada de Tenya.

El peliblanco no tuvo tiempo para pensar sobre cual sería la historia detrás de ambos. Su mente se focalizó en el propio momento que otra figura salió de la casa mirando con curiosidad hacia el embarcadero. Touya Todoroki, o Dabi, se extrañó al ver a ambas personas tardando un rato en poder reconocer al antiguo héroe Ingenium. Jadeó en cuanto se dio cuenta de quién le seguía no era otro que su hermano menos Natsuo.

—¿Qué hace ese aquí? — siseó Dabi a la anfitriona.

Ochako tan solo se sirvió un zumo de naranja recién exprimido mientras saludaba con la mano a los recién llegados.

—Ver a su querido hermano— respondió con naturalidad la morena—. Natsuo es la razón por la cual estás aquí. Sin su ayuda no te podríamos haber sacado del psiquiátrico.

Dabi ocultó su confusión. No fue difícil. No tras que casi toda su piel se hubiera achicharrado por el uso de su quirk en exceso a lo largo de los años.

—Él no…

—Él ayudó a fingir tu muerte. Incluso cubrió las huellas de la autopsia—. Ochako bebió un sorbo del zumo en su copa de cristal—. Agradecería que no intentases matarlo en cuanto lo tengas a mano. No tolero que mis invitados se lleven mal entre ellos.

—Serás una zorra manipuladora…

Ochako le devolvió una sonrisa orgullosa. Eso era un elogio para ella.

La conversación de cortó en cuanto ambos invitados estuvieron lo suficientemente cerca como para escucharlos. Tenya fue directamente a abrazar a Ochako con fuerza estrechando su cuerpo contra el suyo. Logrando oler la dulzura de desprendía la chica. Si bien Iida odiaba ir a la isla, sabía bien como esta afectaba a su compañera. Al menos al principio lograba calmarla y recargar sus baterías antes de que empezara a agobiarla y necesitase la civilización de nuevo. Tras tantos traumas el paraíso se convertía rápidamente en un lugar odioso. Nada podía agradarle lo suficiente como para no empezar a odiarlo con rapidez.

El problema nunca estaba en el sitio, si no en ella.

—Iida… ¿habéis tenido algún problema?

El chico la estrujó una última vez antes de soltarla y negar con la cabeza. Poco había que explicar. Nadie puso objeciones a Natsuo cuando este pidió unos días de descanso para sobrellevar a la muerte de su hermano. En cambio… nadie echaría de menos a Iida. Alguien que vivía en las sombras de la sociedad podía ir a donde quería sin dejar rastro.

El encuentro entre los hermanos fue frío en comparación. Natsuo se sentía inseguro, sin saber si tendría que echar a correr o no en cualquier momento. ¿Cómo hablar con el hermano que creías perdido para siempre? ¿Qué decirle a alguien que casi era un desconocido por el cual pondría su vida en riesgo sin dudarlo un momento? Quería abrazarlo. Llamarlo idiota. Pero tenía miedo. Miedo al rechazo inminente. Había tantas palabras escondidas en su mirada que no pasaron desapercibidos para ninguno de los allí presentes.

Touya… Touya tanteaba la situación. Tenía ganas de llamar idiota a Natsuo. ¿Cómo demonios el listo de la familia había sido tan estúpido como para caer en los enredos de esta gente? ¿Sería cierto aquello lo que Ochako le había dicho? Pocas memorias tenía Touya de sus años como planta en el psiquiátrico. Todos los días eran iguales y se confundían unos con otros. Tenía vagos recuerdos de cuando Rei lo visitaba. Incluso Fuyumi. Oh, y ese maldito viejo despojo de mier… y otros tantos insultos que se le vinieron a la mente cuando recordaba la sensación del peso de las manos de Endeavor sobre sus hombros. Todos le venían siempre con penas. Todos lloraban y solían hablar del y si… y si no hubiera sido un villano. Y si no hubiera sido tan duro contigo de pequeño. Y si hubieras sido un héroe… Pero Touya Todoroki era y siempre será Dabi. El hombre cuyas cicatrices lo habían marcado de por vida al igual que lo había hecho su padre con sus exigencias e indiferencias.

Con Natsuo nunca había y sis. Solo verdades. Y al igual que en todas aquellas visitas Natsuo terminó diciendo lo que siempre le decía.

—Estás hecho una mierda pero al menos ahora no vas con pañales.

Hubo nerviosismo en su voz. Su hermano respondió con un resoplido.

—Veo sigues sufriendo secuelas tras caerte de la cuna de bebé.

La voz rasposa de Dabi fue acompañada con una mueca poco sutil entre disgusto y una sonrisa ladeada. Poco podía expresar con sus quemaduras. La tensión se rebajó hasta un punto en que la anfitriona se sintió segura de que los cuchillos no saldrían volando. Ochako intercambió una mirada entre su cómplice Iida y ambos terminaron dejando a los hermanos entrando en la casa.

Ninguno de los Todoroki se movió desde su posición. Tan solo se recorrieron mutuamente con los ojos. Natsuo se veía como un adulto. Su hermano pequeño parecía un adulto sobrio de mandíbula cuadrara. Debía admitir que sus rasgos faciales habían acentuado la genética heredada por Enji. Pero sus ojos grises eran idénticos a los de su madre. Cálidos.

Dabi apretó los puños volviendo sus labios en una fina línea.

—¿Por qué?

Natsuo se encogió de hombros sin saber qué responder.

—Que se muera tu hermano viene acompañado de unos días de vacaciones. Me apetecía descansar un poco del trabajo. No te creas algo especial.

Sus mentiras no engañaron ni por un momento a Dabi. Puede que fueran ya adultos. Pero en cierta forma allí estaban uno frente al otro dos niños. Dos niños dolidos por el peso de sus acciones. Un niño dolido por no haber sufrido tanto, por haber perdido años y años con el abuso de su padre y bajo el influjo de las drogas. Otro niño con el corazón dolido por no haber hablado, por no haber actuado. Afligido por todo lo que nunca hizo. Por las palabras no dichas y los abrazos que nunca se dieron. El tiempo se alzaba entre ellos como un muro cimentizado. Ya no eran niños. Eran adultos cuya infancia fue robada por el mismo hombre con el que compartían ADN.

—No debiste involucrarte conmigo— siseó Dabi.

Natsuo mantuvo sus labios en una fina línea inexpresiva.

—Estoy involucrado contigo desde que nací. Yo…

—No, no sigas.

—Touy…

—Touya está muerto.

Natsuo suspiró intentando mantener su temple frío.

—Dabi — empezó de nuevo mirando a su hermano a los ojos—, si tenía la opción de… gosh. Respirabas pero no eras más que un saco de babas incapaz de hacer nada por ti mismo. Eso no era vida. Eso…

Natsuo frunció el entrecejo sin encontrar las palabras para toda la rabia que sentía en su interior. Estaba apretando sus puños hasta casi hacerse daño. Casi ocho años viendo a su hermano ser una planta en una silla de ruedas.

—Podrías simplemente no haberme visitado— contestó rasposamente Dabi.

Natsuo frunció los labios completamente en desacuerdo ante la idea.

—No. No pod…

—Fingir que estaba muerto si tanto daño te hacía. No tenerme pena y…

—¡TOUYA! — el temple de Natsuo de rompió. Lágrimas cristalinas comenzaron a formarse en sus grisáceos ojos—. No otra vez. Yo… no. Podría. No lo he hecho. No quiero hacerlo. No sé… no sé ni lo que estoy haciendo. Tan solo… tan solo fue sencillo preguntarme si quería verte así o no. Ni quería ni quiero. Ni sé lo que va a pasar o… no lo sé.

Touya cruzó la sala entre su tambaleo aún sin recuperarse de los años de inmovilidad y severas quemaduras. Lo agarró de la camisa con la intención de alzarlo. Intención. Natsuo le superaba más de una cabeza. Más bien lo acercó haciendo que Natsuo tuviese que flexionar sus rodillas.

—No desperdicies tu vida por un fantasma del pasado.

Ambas miradas chocaron con la misma determinación. Natsuo acabó pegando la frente contra la de su hermano mostrando todo su ímpetu.

—No eres un fantasma para mí. Eres mi hermano. No quiero que seas una planta. Vi la opción y la tomé. No pienso arrepentirme de esto. No vas a hacer que me arrepienta— le prometió conteniendo en su garganta el torbellino de emociones.

Dabi agarró el cuello de Natsuo y antes de que este pudiera reaccionar estaba en vuelto en un abrazo fuerte. Natsuo correspondió el abrazo con una fuerza inesperada. No le importó el crujido de los huesos de su hermano mayor. Apenas podía oírlos con sus abruptos sollozos. Las lágrimas descendían en cascada por la cara del más joven.

Touya Todoroki hacía más de una década que era incapaz de llorar.

Tras un par de minutos el sonido de una cámara captando el momento. Ambos se apartaron descubriendo en la puerta de la casa, entre las cortinas a tres figuras. En medio de un Iida con cara de pocos amigos y de una loca con cámara estaba Ochako. La razón por la que ambos estaban allí.

—Veo que ambos ya habéis hecho las paces o lo que sea. ¿Podemos desayunar ya todos tranquilos y en paz? — preguntó Ochako señalando la mesa ya preparada.

Toga jugueteó con la cámara tomando más fotos y apartándose rápidamente hacia la silla más alejada de donde Dabi se encontraba.

—¡Sí! ¡Un desayuno en familia!

—No somos familia— corearon todos los hombres allí presentes en respuesta a la alegría de Toga.

Toga no se vio afectada por esa hostilidad. No, tan solo comenzó a servirse un par de bollos y una fruta. Le lanzó un bollo a Dabi el cual lo cogió al vuelo. Los años habían pasado pero ambos parecían seguir en perfecta sintonía.

Todos los presentes se sentaron sirviéndose café y té. El silencio dejaba un tenso ambiente. Era bastante claro que Tenya Iida desprendía hostilidad hacia la rubia. Toga parecía no captar el sutil veneno en la mirada o en el tono de Iida. Y Ochako se sentaba entre ellos imperturbable como quien oye llover.

—Bueno, ya que estamos aquí todos reunidos… —comenzó Ochako.

—En amor y compañía— aplaudió Toga.

Tenya la fulminó con la mirada. Ochako tan solo continuó inmutable.

—En amor y compañía— repitió las palabras de Toga—, tal vez podríamos hablar sobre futuros planes.

—Próximos— corrigió Iida.

Ochako asintió dándole la razón repitiendo en bajo la misma palabra.

—¿Qué es esto? ¿Una especie de hábitat protegido de villanos en reformación?

Dabi nunca se sintió tan orgulloso de que Natsuo fuese su hermano como ahora.

—¿Podríamos hacer eso? — preguntó ilusionada Toga.

Iida resopló con poca paciencia y Ochako se apresuró a responder.

—Esa idea la dejaremos para futuras reuniones— acarició la mano de Toga que pareció entonces quedarse tranquila con la idea. Iida se tensó en su asiento—. Nos vamos a centrar primero en lo importante.

—¿Qué es? Llevo aquí una semana y no habéis soltado palabra. De hecho… ¿desde cuándo…?— Dabi señaló la mano de Ochako sobre la de Himiko con el cuchillo de mantequilla a medio usar—. Damm…

Ochako jugó con la comida de su plato.

—No es de tu importancia— respondió como si fuera un ladrido Tenya.

Natsuo silbó sorprendido por la reacción.

—¿Eres realmente ese… ese amigo de Shoto? ¿Iida?

—La gente cambia— fue la única respuesta de obtuvo de Iida.

Ochako llamó la atención de todos golpeando su copa con una cucharilla.

—Chicos, chicos. Calma. Centrémonos. Vamos a hablar de…

—Matar a Endeavor.

—¡Dabi! No me interrumpas.

—Apoyo la moción— alzó Natsuo la mano como si estuviera en la escuela.

—Y yo— secundó Toga.

Ochako exhaló sintiendo la traición cuando Iida alzó la mano en silencio.

—¿Tú también? Oh, sí, mataremos a Endeavor. ¿Pero podemos seguir un orden? — suplicó Uraraka.

Todos acabaron aceptando en mayor o menor medida.

—Vamos a solucionar todas las cagadas hechas en los últimos años— prosiguió Uraraka sacando de su bolsillo una pequeña libreta rosa—. Mataremos a Endeavor, te arreglaremos — le aseguró a Dabi señalando toda su cara chamuscada—. Ayudaremos a Denki Kaminari. Ah, y arreglaremos la mierda de sociedad en la que al parecer seguimos viviendo.

—¿Lo de derrocar el gobierno y la sociedad no era lo mismo que intentamos hacer en la Liga de Villanos? — se quejó Dabi.

—Sí, pero nosotros usaremos el cerebro— prácticamente escupió Iida.

Dabi agarró su taza.

—Yisss, cuidado con el perro que muerde. ¿Ahora tienes la rabia o estás pasando por la fase de pandillero?

Si las miradas matasen Iida habría matado por tercera vez a Dabi.

—¿Y tu fase de ser beicon quemada la superarás algún día?

Dabi apoyó las manos sobre la mesa empezando a levantarse. Uraraka fue mucho más rápido levantándose y alzando las manos.

—¡Quietos! Una palabra más y os haré flotar— estalló Uraraka con enfado—. Dios, ahora entiendo a Aizawa sensei. Que ya tenemos una edad, ¿no? ¿Podemos centrarnos en la reunión? Vamos a buscar las soluciones que la sociedad no nos brinda. Podéis quedaros o iros. Pero no me hagáis perder el tiempo porque no tenemos mucho.

Tan solo quedó las olas se escuchaban tras el silencio tenso.

—Bien, gracias. Aprecio mucho vuestro esfuerzo. Siento ser tan brusca pero dentro de un mes se va a celebrar la gala ranking de los héroes y tenemos que hacer preparativos previos.

Natsuo frunció el ceño desconcertado.

—¿Vamos a atacar la gala? — preguntó el peliblanco.

—No, tú no vas a hacer nada— sentenció Dabi con voz grave—. No pienso dejar que seas un villano.

Uraraka se sentó sobre el borde de la mesa, tranquila, como si ya tuviera en cuenta y esperase esas palabras. No fue ella quien respondió, si no Toga.

—No, Natsu-Natsu no va a ser un villano. Natsu-Natsu va a ser un médico.

—Eso no iría contra tu código ético— añadió Iida.

Ochako apuntó algo en su cuaderno.

—No es una obligación. Ni para ti, ni para tu hermano. Dabi ya accedió a unírsenos a cambio de… bueno, de matar a Endeavor. Pero realmente tu ayuda sería beneficiosa.

Natsuo miró a los allí presentes con desconcierto. ¿Él? ¿Necesario? Ja, muy divertido. Natsuo, el hijo del medio. El que nadie se acuerda de su existencia. El que pasa desapercibido como si no existiera.

—No entiendo que…

—Tenemos un amigo. ¿Recuerdas a Denki Kaminari? — ambos Todorokis asintieron—. Denki Kaminari lleva tres años en un hospital, en el ala psiquiátrica. Tendríais muchas experiencias que contaros tú y él — le dijo a Dabi con una sonrisa ladina—. No sé bien como explicar su condición…

—Su cerebro se sobrecargó de tal manera que su funcionalidad se vio afectada— lo explicó Iida por ella—. Apenas puede hacer lo mínimo por sí solo.

Dabi frunciría el ceño si pudiera.

—¿Es que los héroes no tenéis a Recovery Girl o algo?

—Recovery Girl murió hace cinco años— le susurró Toga como siempre hacía para ponerle al día de las cosas que se había perdido en esos ocho años—. De vieja y eso. ¿Te puedes creer que casi llegó a los ciento doce? Ni la reina de Inglaterra.

—Pero hay más médicos con dones que…— volvió a razonar Dabi sin entender la situación. Esta vez fue su hermano el que lo explicó.

—No para villanos. No… no invierten tanto dinero en tratamientos que supondrían un gran coste y… y bueno, menos si eso significase que volvería a sus perfectas capacidades. Es una mierda. Todos deberían ser tratados por igual— se quejó con mucho resentimiento en la voz. Muchos de esos casos había visto Natsuo. Su hermano era otra tanto de ellos. Denki un número más.

—¿Villano?

—Es… es una larga historia— suspiró Ochako dándose cuenta que todo tomaría más tiempo del que pensaba en un inicio—. Denki NO es un villano. Es tratado como tal. Pero no lo es. La sociedad lo ha abandonado. Hasta la mayoría de nuestra clase lo ha… olvidado. Aceptado. Me da igual. Como quieras decirlo. Nosotros no. No le abandonaremos.

Natsuo carraspeó dudoso.

—Soy médico pero… no puedo obrar magia. Yo podría estudiar el caso pero…

—La magia la buscaremos. Solo necesitaremos que tú lo controles y regules. Si aceptas te pasaré los planos. Te aseguro que nadie sabrá que nos has ayudado. Yo recaeré con toda la culpa— le aseguró Ochako—. Además, con esta tecnología podrías adaptarla y curar a Dabi.

Ambos hermanos se miraron en silencio.

—Te ayudaré.

Natsuo estaba en el equipo.

Ochako esbozó una sonrisa y alzó su copa llena de zumo.

—Brindemos porque nuestros planes salgan a la perfección.

—Y por la justicia que nos merecemos— se unió Natsuo.

N.A: Todos deseamos al big bro que Dabi es en su interior