Miércoles: Responsabilidades laborales
Asami se sentía durmiendo en una nube, ni los rayos de sol inoportunos la obligarían a despertarse de ese cómodo calor y textura a la cual estaba abrazada… por desgracia el teléfono sí la haría separarse de su estado de relajación máxima.
Al abrir los ojos se impresionó de saber a qué era lo que estaba aferrada... o mas bien a quien. La cabeza de Naga estaba entre sus manos, su rostro tierno y dormido era adorable… algo temible por ciertas partes de colmillos que sobresalían… pero sin duda ganaba lo adorable. Su corazón no se atemorizó, sino que se enterneció.
La ojiverde sonrió y dio un par de caricias a la cabeza mullida mientras se separaba de ella y contestaba el teléfono de la mesita de noche, no quería que el sonido despertara a Naga… aunque algo le decía que la chica tenía el sueño tan pesado como su novia.
—Sato al habla… Oh Yoshi, dime que sucede…
El anterior estado de paz de Asami, reflejado en su rostro, cambió a un ceño fruncido. Su secretaria le había informado de un inconveniente con unos contratos y un problema con unos planos que necesitaban su aprobación. Aunque estaba de vacaciones, sabía que no podía dejar eso a la deriva, sino se retrasarían algunas entregas y ensamblajes importantes.
—Disculpe señorita Sato, sé que está con sus días libres, pero…
—No, tranquila, hiciste bien en llamarme. Estaré allí en dos horas.
Acto seguido ambas partes se despidieron de la llamada. Asami, tras colgar el teléfono suspiró.
Estaba en un dilema… ¿Qué hacer con Naga? Korra había dicho que si necesitaba ayuda podía ir a la Isla del Templo Aire a por Kya o Pema… pero el orgullo de Asami la hacía sentir que eso sería como rendirse… Y Asami Sato no se rendía.
Tomó una gran bocanada de aire en sus pulmones y agarró nuevamente a Naga.
—Hey Naga… Naga… -la mascota al sentirse llamada y movida por alguien, abrió sus orbes negros y miró de forma perezosa a la mujer que acunaba su cabeza- Después de desayunar y arreglarnos nos espera un gran día, es tu oportunidad de hacer puntos para levantarte el castigo y llevarte al parque así que vamos chica.
La cola de Naga se movió de un lado al otro y Asami sonrió, esperando todo fuese viento en popa el día de hoy.
—Considerando las cosas… todo pudo ser peor… -se animó a sí misma, Asami, volviendo finalmente a su casa, con Naga pisando sus talones. – Técnicamente hice lo que tenía que hacer… Ya no hay inconvenientes con contratos o maquinas… solo debo comprarle un par de zapatos nuevos a mi secretaria por los que le mordiste hasta destrozarlos… ¿En serio esos no te bastaban con babearlos?... Hmmm, también debo mandar a comprar dos nuevos bebederos para el séptimo piso… pedir que aspiren la alfombra del cuarto y noveno piso… limpiar y volver a tapizar el nuevo modelo de asientos de Satomovil donde dejaste tus grandes "regalitos"… mandar a arreglar el ascensor… ese fue mi error por no considerar el peso máximo, costó mucho salir de allí… y quizás pagarle un bono extra al personal de cocina por su batalla… ¿En serio no te da vergüenza haberte comido todas las ollas de estofado de foca-frailecillo y dejar a todos comiendo tofu? Hiciste llorar al chef, ese platillo era su orgullo.
El eructo de Naga fue toda la respuesta que necesitaba.
Asami hizo cara de asco mientras sacudía su mano y dejaba en la mesa de la sala su maletín de trabajo.
—Digna hija de Korra -suspiró mientras se dirigía a prepararles la cena; sin embargo, cuando abrió a la puerta de la alacena donde guardaba la comida de Naga, lo pensó bien- ¿Sabes niña? Ya comiste mucho, no creo que debas comer más.
Naga que la escuchó desde el comedor, gimoteó y Asami regresó sobre sus pasos para encararla.
—Eso debiste haber pensado antes de comer el alimento del día para toda una empresa-escuchó otro gimoteo, pero la desestimó con una mano- Ahora ve a la sala a descansar mientras yo sí me preparo algo porque no he comido… no me gusta el tofu.
Enojada y dándole un colazo en la cara, Naga se retiró y Asami volteó los ojos.
—Si así será tener hijos, le diré a Korra que pensemos muy bien en eso de la adopción.
Mientras Asami se preparaba algo rápido, analizaba el día. Si bien sabía que objetivamente todo hubiese sido mejor si hubiera dejado a Naga con Pema y Kya… tampoco fue un total desastre. Naga fue un encanto, una brisa fresca en la empresa que le hizo pensar a Asami en que sería bueno designar algún día para traer mascotas (Con ciertas reglas, claro está). La gente amó a la perra oso polar, incluso con todos los desastres voluntarios o involuntarios que generó. La cánida seguía sin ganar los puntos necesarios para ir al parque… pero supuso que hoy tuvo su buena racha de diversión si por como parecía sonreír y mover la cola en el trabajo era una señal. Se sintió culpable y sacó unas cuantas recompensas para que comiera Naga, así no se quedaría con ganas de cenar, pero a la vez sería un alimento ligero, lo que menos quería era que el animal se enfermase en ausencia de Korra.
Cuando ambas comieron y Naga finalmente la perdonó por el insultante hecho de casi dejarla sin cena, Asami se cambió y ambas se acostaron a dormir después de aquel agitado día.
Naga no perdió el tiempo y puso su cabeza en la cama; Asami iba a regañarla, pero sería una hipócrita al decir que no se sintió cómoda… por lo que simplemente se encogió de hombros y se abrazó al suave pelaje de la bestia albina.
Ambas cayeron en el reino de Morfeo, plácidamente.
