Disclaimer: Los personajes no me pertencen, son creación de Rumiko Takahashi. FF creado sin fines de lucro.

* Publicación: 09-12-12 (Por sus recomendaciones lo mudé para que coincidiera con la cronología de la historia)


129 DÍAS JUNTO A TI

Capítulo Extra: Prada para el desayuno

Día 38: 2 de Mayo de 2012

Su ceño fruncido era una clara muestra de molestia en ese momento. Una de sus cejas empezaba a acostumbrarse al ligero tic nervioso, mientras sus brazos cruzados bajo su pecho y sus labios haciendo un puchero hacían de su parte para mostrar cuán terrible era la situación para ella. Sesshomaru la ignoró y continuó caminando delante. Los pasillos parecían angostos, lúgubres y el techo muy bajo con el Príncipe del Hielo transitando por ellos.

Kagome bufó.

—Podía venir yo sola, ¿sabes? —dijo entre dientes.

Sesshomaru la volvió a ignorar, ladeando la cabeza para ver los números de las puertas.

—Idiota… —dijo molesta.

Él se limitó a empuñar sus manos, recordando que ella —a pesar de su actitud— seguía siendo una mujer.

Cuando llegaron al departamento de Kagome, ella procedió a abrir la puerta e ingresar. Encendió la luz y caminó hasta las ventanas y corrió las cortinas para dejar entrar un poco de luz. Sesshomaru se quedó parado en el umbral de la puerta, con una ceja levantada y una leve mueca en los labios. «"Disculpe el desorden su alteza, mis quince sirvientes están de vacaciones."», pensó mientras se burlaba internamente del aparente disgusto de su concuñado y tomó rumbo a su habitación en busca de una maleta. Escuchó los estoicos pasos de Sesshomaru recorrer el cuarto tras cerrar la puerta principal. Bufó. ¿Conseguiría vivir con ese hombre más de dos días sin tratar de envenenar su comida?

No podía apostar por ello.

—¿Cuánto pagas por este… lugar…? —preguntó Sesshomaru parado en medio de la sala/cocina/estudio.

Kagome sacó la cabeza por la puerta para mirarlo. Su sola presencia hacía que el lugar se viera mucho más pequeño y descuidado.

—No lo suficiente como para que quepa tu ego… —dijo ella con sarcasmo.

Tras ver la mirada de furia que le devolvían Sesshomaru, volvió a su habitación.

Kagome comenzó a buscar prendas apropiadas para trabajar en una oficina. Lastimosamente, para Sesshomaru, ella sólo tenía un traje el cual había usado para grandes disertaciones o reuniones de la universidad. Si es que aún lo tenía. Cuando sacó su cabeza del guardarropa, lo vio revisando las ropas que ya había guardado en su maleta, con una clara mueca de disgusto en su rostro.

—¿Las eliges de la canasta de liquidación o las compras usadas? —preguntó él con un atisbo de burla.

Los labios de Kagome se abrieron con incredulidad. «"¿Se atrevió a decir eso? Oh… por supuesto que lo hizo."», pensó.

—No tiene nada de malo comprar ropas en oferta. Son funcionales —dijo entre dientes mientras sacaba otra cantidad de ropas, buscando el dichoso traje.

—¿Tienes algo más… acorde a tu edad? —cuestionó él mientras arrojaba la camisola roja con dibujos que antes tenía entre las manos.

Kagome lo ignoró.

—No irás a trabajar con nada de esto, Higurashi.

—Nunca trabajé en una oficina y normalmente uso…

—Uniforme de mesera —cortó Sesshomaru con severidad.

Kagome asintió.

—¿Algún problema con mi trabajo, señor Sesshomaru? —preguntó un poco molesta.

Ella lo había notado. Era como si le insultase terriblemente el hecho de tener que servir a las personas.

—Es un mal ejemplo para Rin.

Kagome no se atrevió a mirarlo, así que continuó su búsqueda quitando con cólera las ropas del camino.

—¿Puedes explicarme cómo es que trabajar de mesera es un mal ejemplo para ella? —preguntó finalmente luego de unos minutos.

—Estudiaste más de 5 años en la Universidad de Tokio, terminaste la carrera con un promedio que yo, Sesshomaru, considero respetable. Tu tesis de 354 páginas es bastante interesante… —comentó mientras quitaba del camino unos envoltorios de dulces.

«"¿Cómo demonios sabe eso? Maldito enfermo acosador y egocéntrico…"», pensaba ella mientras observaba una vieja blusa que solía usar de pijama.

—Finalmente —continuó él—, terminaste eligiendo un empleo tan mediocre que no puedes costearte nada más que esta ratonera —finalizó su opinión con un tono despectivo, lo que la molestó aún más.

—Estás muy equivocado, Sesshomaru, si piensas que…

—Yo nunca me equivoco, Higurashi —la interrumpió observando su espalda con una mirada que Kagome clasificaría como aburrida —. No es un futuro al que una mujer como tú debería aspirar.

Sesshomaru revisaba ropas mientras hablaba, tirando al suelo las que no le gustaban.

Todas, en general.

—Es el futuro que yo elegí para mí —dijo ella con decisión.

Los ojos azules por un momento parecieron volverse un húmedo océano.

—Mi padre pensaba como tú —dijo con tristeza—. Kikyo siempre fue la niña de sus ojos, siempre perfecta, buenas notas, un brillante camino en la universidad y en los negocios. Cuando Kikyo se casó y eligió ser ama de casa, papá la vio tan feliz con su vida, dispuesta a encargarse enteramente de Inuyasha, su futura familia y fundaciones de beneficencia. No tuvo de otra que voltear a mirar a la oveja negra.

Kagome limpió con el dorso de la mano una lágrima que se escapó, intentando que su voz no se rompiera frente a él.

—Él quería que su compañía pase a tus manos —dijo él a continuación y observó cómo Kagome asentía levemente.

—Pero cuando él murió, la compañía quedó al cuidado de su hermano. Por lo que al terminar la carrera decidí abrir la cafetería con Yuka —continuó—. Pero eso ya lo sabes, ¿no es así, acosador?

—No podía dejar que cualquiera entrara a mi casa —se excusó él y Kagome asintió mientras volvía a esconderse en el guardarropa, continuando su búsqueda.

Él tenía un buen punto.

Tras unos minutos, Kagome por fin encontró el traje sastre de dos piezas color negro, un poco viejo y lleno de pelusas. «"Pero traje al fin."», se dijo optimista mientras respiraba profundo y se lo mostraba a Sesshomaru, quien sólo levantó una ceja y negó con la cabeza. Tuvo que contenerse para no estrellar un cajón en la cabeza dura de él.

—¿Qué tiene de malo? —preguntó verdaderamente enfadada.

—¿Es lo más decente que tienes?

—¡¿Decente?! —exclamó.

Kagome respiró muy, muy profundo y cerró los ojos.

—Si tengo tan mal gusto para vestir, ¿por qué no eliges tú mi vestuario, Sesshomaru? —dijo con sarcasmo mientras se hacía a un lado, mostrando con ambas manos el guardarropa a la espera de que él mismo escogiera lo que iba a vestir.

Sin embargo, él simplemente asintió con la cabeza.

—Te tomaré la palabra —dijo y comenzó a vaciar la maleta, para luego cerrarla y salir de la habitación con ella.

Kagome abrió y cerró la boca varias veces, sin poder decir palabra alguna.

—E…Espera… ¿Se supone que voy a ponerme la maleta para ir a trabajar? —gritó ella mientras lo alcanzaba en la puerta principal.

Sesshomaru ladeó sólo el rostro, observándola de reojo.

—Te pondrás lo que yo elija. Tú lo pediste, Higurashi.

Su voz fría tenía un leve tono de diversión. Kagome apretó la mandíbula, queriendo morderse la lengua por cavar su propia tumba, cerró el departamento y apresuró sus pasos tratando de alcanzar al hombre que caminaba serenamente por los pasillos del edificio. Ella no pensaba pagar más de $100 por un capricho de él. Él no pensaba pagar menos de $100.000 por un guardarropa más adecuado.

.

—¡¿$5,000 por un traje?! ¡Estás demente! —exclamó Kagome alarmada, devolviendo la percha a su lugar—. No podría pagar eso ni trabajando todos los días durante 2 años.

De acuerdo, estaba exagerando. Pero, ¿quién en su sano juicio gastaría tal suma por un simple traje? Sesshomaru levantó una ceja y con un ademán de la mano llamó a una de las encargadas. La mujer, de largos cabellos rubios con ligeras ondas que caían con gracia sobre sus hombros, se acercó a ellos, observando de una manera muy descarada —definió Kagome— a Sesshomaru y haciéndole un desprecio a ella al mirarla de pies a cabeza.

—Soy Janis, ¿en qué puedo ayudarles? —preguntó la mujer con un agradable tono extranjero. Sus hermosos ojos azul cielo le dieron al ambiente una ligera carga.

—Necesito tres trajes negros y uno gris, cuatro vestidos de noche. Todos en talla 2. Zapatos a juego en talla 6 —pidió el con soltura.

Sesshomaru no se molestó en mirar a la muchacha.

¿Cómo demonios sabía todo eso? ¿Trajes de noche para qué? Kagome lo miró primero incrédula, después sorprendida y, por último, enfadada. Pero antes de que pudiera decir algo, Sesshomaru la calló con un dedo sobre los labios.

—Tienen 30 minutos —le informó finalmente a la encargada.

Janis asintió guiñándole un ojo y estiró a Kagome del brazo llevándola a la parte trasera del local.

—¡No voy a pagar por esto, Sesshomaru! —escuchó a lo lejos los forcejeos y gritos de la molestosa mujer.

Observó su reloj con impaciencia, él nunca llegaba tarde al trabajo. «"No… El idiota de mi medio hermano pagará por esto…», pensó mientras se sentaba cruzando los brazos sobre su pecho y cerrando los ojos.

Pasaron unos minutos en completo sosiego hasta que nuevamente escuchó la voz de Kagome quejarse.

—¡¿Qué?! ¿Y por qué se supone que tengo que mostrarle cómo luce?"

—Porque yo lo voy a pagar —respondió Sesshomaru alzando la voz para que ella lo escuche.

Kagome gruñó entre dientes mientras salía al salón principal. El vestido rojo fuego caía con gracia por sus largas piernas y se arrastraba ligeramente por el piso, dejando entrever su piel bajo el terrible tajo que se extendía desde la mitad de su muslo. Sintió el fresco aire que se colaba por las rejillas en su espalda descubierta. Se sentía más que expuesta en ese traje.

Los ojos de Sesshomaru se abrieron y sus doradas orbes de pronto se volvieron más oscuras y profundas. Su mandíbula se apretó mientras observaba la piel descubierta. Kagome tenía sus cabellos recogidos en un improvisado rodete, dejando ver la longitud total de su cuello y el ligero escote que nacía atractivamente bajo la tela roja. Negó con la cabeza mientras reposaba su codo en el brazo de su sillón y sobre su puño dejaba caer el mentón. «"Demasiada piel…"», pensó arrepentido. Cerró los ojos respirando hondo. Kagome sonrió victoriosa a Janis y volvieron a los probadores.

Las siguientes propuestas de la encargada resultaron ser más discretas.

Finalmente, Sesshomaru eligió un vestido de color azul profundo que, con una suave caída, le llegaba a las rodillas, otro vestido de color verde esmeralda de falda tipo sirena —no era el mejor para caminar, pero admitía que era precioso—, un vestido de cóctel negro con encajes y finalmente un divino vestido rosa pálido —su favorito—. En cuanto a los trajes, fue una tarea mucho más sencilla. Escogió dos conjuntos de falda y chaqueta (uno gris y el otro negro), un conjunto de chaqueta y pantalón (en color negro, el cual ya estaba vistiendo) y, por último, un ceñido vestido corto con cuello en bote sin mangas también de color negro. A lo que llevaban, el estoico hombre, le agregó un portafolios —exagerada e innecesariamente caro— y cinco pares de zapatos.

Kagome se cubrió los ojos para no ver la cuenta.

—Esto fue… interesante —dijo él, enigmático.

La delgada ceja de Kagome se elevó al escucharlo mientras subía al automóvil.

—Debemos hacerlo más a menudo —sugirió.

Kagome dejó caer la mandíbula. «"¿Acaso intenta bromear?"», se preguntó. Ni ella misma se lo podía creer.

—No eres bueno para las bromas, ¿no? —preguntó ella con sorna.

—Yo nunca bromeo, Higurashi —respondió él con gracia.

Y era verdad.

Sesshomaru Taisho nunca bromeaba.


que no es el capítulo que muchos deben estar esperando (espero), pero mientras terminaba de escribir que debería ser el capítulo 8... me dí cuenta que habían cosas que no agregué antes... (siempre re leo los capitulos para ver qué olvide o qué puse etc.) Así que, para que puedan entender lo que continua, deben leer este. Parece relleno... pero dentro de todo no es relleno, tiene mucho significado en lo que planeo para la historia.

Por otro lado, soy algo así como maniática, me gusta que las cosas queden perfectas (a mi criterio) por lo que estuve editando algunos capítulos iniciales, arreglando errores ortográficos y palabras perdidas o encontradas. Así que si notan algun cambio, es que estuve metiendo manitas.

De verdad me encanta leerles! Es increíble para mí tener su apoyo, les agradezco nuevamente que sigan la historia y que me dejen saberlo! tienen un lugar especial para mi.. recuerdo sus reviews y sus nombres siempre siempre so.. para reinaYoukai, hay una ligera muestra de celos por parte de Sesshomaru en el capítulo... errr... 5 "¿Insectos para la cena, amor?" por menos demostrativa que sea xD Pero por supuesto que vendrán otros.. Es decir.. Sesshomaru es un hombre MUY posesivo (rawr!), es muy posible que vengan situaciones así. Thelonesomedreamer estaré actualizando antes de navidad... es una promesa!

Un abrazo y un beso! Que tengan una hermosa semana...!

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* Re-edición: Corrección de errores ortográgicos y gramaticales, entre otros.