Antes de que me suma en una semana de mucho estrés, les dejo esto. Algo pequeño. No quise ahondar más porque realmente también quiero ser sorprendida por el autor. Pero me puse a pensar que lo que he escrito es muy probable que también se cumpla en la historia original. Probable.
De todas formas, spy x family no me pertenece y no lucro con ello.
Gracias por leerme y poner la antología en sus favoritos.
Secuestro
Sentía el corazón palpitar cerca de su garganta. Realmente las imágenes se volvían borrosas. ¿Cómo habían llegado a ese punto? ¿Por qué se le hacía tan difícil respirar?
Lo que más debió producirle conflicto le importaba menos, ahora estaba preocupado por Anya y la cantidad de sangre que salía de su nariz.
—¡Ya basta! —La sarandeó ferozmente, intentando que ella se detuviera. Estaba haciendo mucho esfuerzo. No era alguien de salud, ni sabía mucho sobre las enfermedades, pero no era normal que ella sangrara tanto—. ¡No es necesario! ¡Veremos otra forma de salir de aquí, Anya! ¿Puedes escucharme?
Pero ella seguía con los ojos cerrados fuertemente, tomando su mano con más fuerza y la sangre caía cual goteo de su nariz.
—No…—Ella logró decir—. No puedo rendirme. Tengo que encontrar una salida. —Y de pronto ella sintió que se desmayaría, así que apretó más fuerte la mano de Damián, después le pediría disculpas por lastimarlo así, pero su cabeza le dolía demasiado.
Hace pocas horas Damián se había enterado de su habilidad de leer mentes, en un momento realmente horrible. Ambos habían sido secuestrados. Él se sintió muy enojado y frustrado por ser débil. Porque ya no importaba que sea un Desmond, si no podía proteger a nadie, si no podía protegerla a ella. Se enteró de lo que los científicos le habían hecho. Lograron escapar de los tipos malos de batas blancas que querían a Anya de vuelta, pero aún estaban en ese horrible lugar, escondidos, sin poder salir y con el miedo de volver a ser encontrados. Anya buscaba en la mente de todos alrededor, quería ver un camino por dónde pudieran salir ilesos. Ella deseaba estar con pa o con ma, pero era muy probable que ya no los volviera a ver.
Damian sentía que quería vomitar por el estrés.
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—¡Deja de pensar! ¡Ahh! —Se agarró la cabeza, el dolor era insoportable—. Damian volvió a tomar la mano que lo había soltado. Realmente no podía cumplir con lo único que ella le pedía. Dejar de pensar en un momento donde solo la veía llorar y sangrar. ¿En serio quién podría dejar de pensar en un momento así? La abrazó, dejando a un lado su orgullo, igual este no existía ya si se trataba de Anya. Ella andaba tan débil, que solo se desplomó en él. Era tan pequeña, nunca él podría haber creído que ella era menor que él, y a pesar de eso, era tan fuerte y tan inteligente. Era la niña más fuerte que había conocido. Estaba temblando o tal vez era ella. Estaban realmente agotados, pero no tanto como Anya. En cualquier momento los encontrarían de nuevo, Anya lloraba muy despacio, en los brazos de Damián. Él no le dijo nada, solo esperaba que no los escucharan.
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—Escúchame —susurró—. No importa dónde estemos, yo te voy a proteger.
Anya no lo escuchó, se había desmayado. Y Damián pudo al fin llorar.
