Spy x family no me pertenece y no lucro con dicha obra. Todo esto solo es por amor al Damianya


Declaración


Aquella niña que solía llevar su cabello en dos coletas ahora lo tenía suelto, pero como toda señorita de sociedad no se limitaba a lo simple, sino que sus cabellos terminaban en sutiles ondas largas bien marcadas. Era hermosa, y varios chicos de su edad como un poco mayores lo podían confirmar. Después de todo, lo que más exaltaba su belleza era su gran autoestima y seguridad que tenía al caminar y al hablar, al mover su cabello para que todos notaran que era bellísima y que tenía clase. Pero la belleza no era su único fuerte, lo más fuerte en realidad era su carácter, y con este fue que hizo saltar de un susto a Damián al sentarse frente a él en el tren que habían tomado varios alumnos para el último paseo por terminar la escuela en la lujosa Edén. Era el último viaje escolar que tendrían como promoción.

—¿Quién te dijo que te sentaras ahí? Está ocupado, Blackbell —espetó enseguida el segundo hijo de los Desmond, aunque fuera mentira. Portaba un humor de los perros ese día, pero eso no bajaba su elegancia y porte. Damian también había crecido todo lo suficiente para que al menos en altura no fuera comparado con su hermano, eran del mismo tamaño y aún así a él le faltaba muchos centímetros por crecer; su cabello era dócil y negro, con reflejos castaños cuando el sol lo acariciaba; y sus ojos eran miel, un color que a veces podría ser como un verde aceituna o como un castaño claro como las avellanas. Era guapo, y las señoritas de todos los estatus no podían negarlo; así como algunos jóvenes de su edad le envidiaban su suerte con el romance por todo lo mencionado. Además que era un estudiante imperial, eso significaba que era brillante.

—Puedo sentarme donde yo quiera —aseguró con el rostro serio y a la vez cansado. ¿Cómo era posible que su mejor amiga se haya enamorado de tal tipo? Ella se preguntaba cómo Anya, siendo tan hermosa y lista podía fijarse en el antipático segundo hijo de los Desmond. El enojo le hizo apretar su manos, dicha acción no fue ignorada por Damián, que ya estaba acostumbrado a que Becky le regañara cuando pudiera y Anya, su Anya le amenazara a veces con golpearlo. Aunque ellos habían crecido, en el fondo seguían siendo los mismos niños de seis años. Damian expresó un esbozo de sonrisa triste al recordar a Anya y todo lo que habían pasado, y si no fuera que Becky no lo estuviera amenazando con la mirada, sentía que las lágrimas brotarían de sus ojos en cualquier momento.

—Seguro vienes a molestarme— mencionó Desmond con mucha tristeza y rendición. Aquello hizo que Becky realmente se enojara.

—¿Te parece poco hacer llorar a Anya? —atacó inmediatamente con una pregunta, y antes que Damian le respondiera continuó— No entiendo cómo la realidad puede ser tan fastidiosa, en las novelas que veía desde niña jamás fue tan tontamente complicado. ¿Nunca en once años pudiste ser claro con ella? Es injusto. Ustedes estaban teniendo algo.

—Vamos, Blackbell, no eres una niña, y tú bien debes saber que todo fue una mentira. Jamás le importé a Anya, todo fue para que su padre pudiera enfrentarse al mío. Es todo. Además…

—¡Sabes que no es así! —Becky levantó la voz lo suficiente para que los demás pasajeros le llamaran la atención—Sabes que no es así —repitió en un susurro— Debiste sentirlo, en el fondo, debiste saber que todo fue real. ¿Y por qué nunca le dijiste nada después que todos nos enteramos?

—De tener la oportunidad, lo habría hecho. Pero ella solo se esfumó, no sin antes quedarse callada cuando le pregunté si todo fue real. Ella solo…

—Por años, tuviste tantos años para que su comunicación mejorara, pero Anya siempre tenía que leerte la mente para saber si realmente la querías. ¿Por qué nunca fuiste abierto con tus sentimientos? Admítelo. Vives enamorado de Anya desde que la conociste, desde que te golpeó. ¿Le reclamas por guardarte secretos? ¿Y tú qué me puedes decir cuando coqueteabas siempre con ella, pero en secreto cortejabas a una chica que estaban más a la altura de egocéntrico Damián? Te apareces de la nada al enterarte de toda la verdad y encima le exiges que ella te diga sus sentimientos, después de la casi guerra que estalla por culpa de tu padre. Y encima le das como treinta segundos para que te conteste.

Damían sintió un golpe duro cuando la mejor amiga de Anya mencionara el problema de su padre.

—Becky, sabes bien que nosotros no nos podemos dar el lujo de elegir a nuestra pareja —Estaba abrumado—. Pero no lo voy a negar, siempre fue ella. Siempre estaré enamorado de ella.

—¡Pues dile! —gritó nuevamente, llevándose más reclamos de la gente del tren eléctrico, y en un susurro agregó—:Antes que desaparezca con su familia. Ellos van a ocultar su identidad. —Damián se exaltó.

—¿Qué?

—¿No te lo dijo? Luego de que se supiera la identidad de Twiligh, y que es un espía, que su esposa es una asesina y que su hija fue parte de un experimento y que por eso puede leer la mente de las personas, lo único que quiere la gente es capturarlos. Además que Anya no es…

—Anya siempre será su hija, aunque fuera adoptada —refutó Damián y pensó en la maravillosa familia Forger, y que era testigo del gran amor que se tenían entre ellos. En varias oportunidades pudo disfrutrar en el pasado de su hospitalidad y cariño. Se sostuvo la frente. Estaba agotado mentalmente de todas las cosas que habían sucedido. No entendía por qué Anya le había guardado tantos secretos. Incluso lo de que podía leer mentes lo sabía desde hace años, en un momento muy caótico también; pero lo demás lo tomó con más sorpresa y peso, más porque su padre estaba muy involucrado. Su vida era una maraña de mentiras, empezando desde su padre, que no era el tipo de persona que debió admirar durante tantos años. Si Anya lo había lastimado, su padre también había lastimado la paz. Pero quería saber si realmente los sentimientos de ella hacia él eran de verdad o solo parte de un plan. Cuando le preguntó tuvo miedo de una respuesta que para su dolor y a la vez alivio no llegó. Pero enterarse que la familia de Anya se borrarían del mapa para autoprotegerse le pareció la última estaca a su corazón. Se cubrió el rostro en desesperación.

—Oye —sintió el brazo de Becky en consuelo sobre su hombro, pero no quiso retirarlo, realmente sentía que se desmoronaría en cualquier momento— No es tarde. Sé dónde está ella. Pero tendrás poco tiempo para aún encontrarla…

Damian sentía que aunque sus piernas querían fallarle, él sacaría fuerzas de donde no hubiera para hacerlas funcionar. Para su pronto alivio pudo divisar un taxi, y lo tomó. Rezó para sus adentros que Anya se encontrara aún en el lugar que le había dicho Becky, que era una playa, que casi nadie visitaba por la violencia de sus olas.

Buscó por todos lados, pero no encontraba a nadie ahí, hasta que lejos, casi a la orilla del mar pudo divisar algo rosa debajo del sombrero de paja que llevaba Anya. Corrió hacia ella. Ella lo vio llegar y quiso correr, pero él la detuvo.

—Becky me dijo —mencionó Damián, sin soltar la mano de Anya— que tú y yo debemos hablar. Y me alegro todavía encontrarte aquí

Anya lo miraba con tristeza en los ojos. Se soltó suavemente del agarre de Damián, pero no planeaba ya escapar.

—Creo que esperaba que vinieras. Yo…

—Yo te debo una disculpa —la interrumpió Damián al ver que a ella le costaba hablar—. No coqueteaba con otra chica que no fueras tú. Solo que mi padre planeaba casarme con ella, y por respeto tenía que ir a las fiestas de gala con ella. Tú sabes que me importaba mucho su aprobación, y no sabía cómo contarte de ello, incluso tuve que ocultarla de mis pensamientos, sobre todo cuando estaba contigo. Lamento habértelo ocultado; pero —la tomó nuevamente de las manos para mirarle los ojos— jamás he querido estar con alguien que no fueras tú, Anya. Y por eso quisiera saber si tú sientes lo mismo o soy el único que se ha ilusionado por once años contigo. Porque estoy enamorado de ti todos estos años. ¿Tú…me quieres?

A Anya se le llenó los ojos de lágrimas. Damian no sabia qué hacer. Siempre se le hizo tierna y la edad jamás le había quitado ello, al contrario, lo había acentuado.

—Yo te quiero —le contestó—. Tengo dos años menos que tú y créeme que era muy niña para entender tus sentimientos al comienzo, y sí te veía como el trabajo de mi pa. —No levantó la vista para ver a Damián, no podía verlo a los ojos al decirle la verdad—. Pero pasaron los años y llegamos a ser de verdad amigos y yo pude comprender con el tiempo que te quería como las parejas se quieren. Te quiero como Damián, no como segundo ni como el hijo del objetivo . Tienes que creerme. Yo te…

Para ese momento Damián la sorprendió con un abrazo y tomó el rostro de Anya con sus manos para acercarla hacia él. Su corazón no dejaba de acelerarse como cuando era pequeño. Anya siempre le producía tantas emociones desbordantes. No importaba que ella lo hubiera conocido con otro propósito, no importaba nada que no sea que ahora se habían desprendido de tantos secretos y podían ser ellos mismos, que podían sentir a rienda suelta sin que la clase social o los secretos los ahogaran en un mar oscuro. Ahora era todo claro como el agua, como el mar; ni Anya necesitaba leer la mente de Damián para saber si la quería y ni Damián tenía que preguntarse tanto para sí mismo. Ambos se decían "te quiero" como único testigo a las olas del mar. Y entonces Damián se acercó más a ella, como ella a él para juntar sus labios en un excelso beso, uno de un nuevo comienzo.

—No te vayas —le susurró a los labios.

—Tengo que, para que nos dejen en paz a mi familia —respondió Anya— Tenemos que ocultar nuestras identidades o podríamos morir.

Se miraron con tristeza.

—Llévame contigo.

Anya no podía permitirlo. Damian aún era un chico de clase alta con muchas posibilidades para triunfar en la gran vida.

—Tu familia —le recordó Anya

—Mi hermano tiene su vida y mi padre está en la cárcel.

—Tu hermano te va a extrañar…

—Mi hermano estará feliz si estoy contigo.

Anya sonrío. Tal vez su pa estaría algo molesto por tener una nueva competencia en su trabajo o tal vez porque, aunque él no lo admitía, sentía celos de padre. Damian era muy inteligente y dedicado, así que podía ser un gran espía. Si eso es lo que él quería, podía apoyarlo. Además ella tampoco quería estar lejos de él.

Damián pensaba en lo hermosa que era Anya con su cabello rosa como el dulce y sus facciones delicadas y tiernas. Adoraba su piel nívea. Anya era muy hermosa y muchos chicos no podían negarlo, incluso ello había sido causa suficiente para que Damián sintiera muchos celos durante su etapa estudiantil. Era bien sabido que las grandes amigas que eran Anya y Becky llamaban demasiado la atención cuando caminaban por los pasillos de Edén, por lo hermosas que eran, pero Anya además de hermosa era demasiado carismática. Jamás había perdido esa inocencia y brillo que la caracterizaba desde muy niña. Amaba cuando sonreía genuinamente. No podía dejar de admirarla y sentirse inmensamente feliz por estar con ella. Así que no resistió volver a besarla. Al volver a besarla volvió a darse cuenta cuánto amaba ser mucho más alto que ella, así podía robarle cuantos besos quisiera.


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Estoy viendo en mis ratos libres Anne with E y me surgió esto como inspiración cuando Anne y Gilbert se declaran. Tomé las referencias y salió esto.

No pude actualizar porque realmente ando ocupada, pero estoy feliz por escribir esto. Y no sabía si hacerlo fanfic aparte porque se supone que todos estos episodios son de niños, pero ellos siempre serán como de niños ¿vale? Mi fic, mis reglas. Xd

Estoy agradecida con ustedes por leerme, comentar, ponerlo en favoritos, votar, etc.

Y tengo un conflicto. Escribí algo de ellos más grandes, algo que puede generar problemas porque ya vi que mientras el fandom crece, también se unen todo tipo de personas. No sé qué hacer.