Princesa de Plata.

Nebra estaba llorando en una esquina en la habitación de sus padres, su padre había salido de viaje nuevamente y su madre estaba en una reunión de Capitanes desde tempranas horas de la mañana, estaba enojada y molesta por qué no los pudo ver.

- Nebra. - Nozel tocó la puerta y entró, la niebla estaba flotando en el pequeño espacio dificultando la vista - La niñera dice que te estás comportando de forma inapropiada.

- Vete. Hermano Mayor. - Gritó desde la esquina.

- Estás siendo grosera. - Dijo caminado hasta quedar de pie frente a la niña de cuatro años - ¿Qué sucede?

- Mamá prometió que me iba a peinar hoy y que jugaríamos juntas, pero no está. - Balbuceó.

- Madre tiene responsabilidades que cumplir, es una persona muy importante para el Reino. - Explicó, aunque sus palabras parecían caer en oídos sordos - Ven, yo puedo peinarte y tomar el té contigo.

- No eres mamá. - Negó la niña levantándose y corriendo al exterior, Nozel suspiró con cansancio su pequeña hermana no era ni la mitad de problemática que Mereoleona, pero también tenía su carácter.

Nebra se escondió en el jardín interior de la Casa Silva, su hermano mayor era una persona dulce y un poco serio, de vez en cuando lograba hacer que jugará con ella, aunque no era muy frecuente, en cambio cuando su madre estaba en casa solía jugar con ella sin ningún problema.

- ¿Nebra? - Fuegoleón salió de detrás del arbusto con el rostro un poco magullado - ¿Qué haces aquí?

- Estaba ... Jugando.

- ¿Con Nozel? - Preguntó girando para buscarlo con la mirada.

- No, yo sola. - Comentó colocándose de pie con un brinco, seco las lágrimas de su rostro y miro al pelirrojo - ¿Qué haces?

- Estaba entrenado con mi hermana, pero de repente la han llamado a la Casa. - Dijo con alivio - ¿Nozel está desocupado?

- ¿Quieres tomar el té? - Cuestionó Nebra con una pequeña sonrisa - Mamá me prometió que tomaría el té conmigo, pero se fue.

- Lady Acier está ocupada con su trabajo, mi padre también es capitán de orden y siempre tiene cosas que hacer, cuando regresa a casa nos cuenta muchas historias de sus aventuras. - Comentó moviendo los brazos para expresar su emoción - Nozel y yo aspiramos a convertirnos en capitanes de orden algún día también así podremos proteger a todos.

- ¿Hermano Mayor Nozel?

- Sí, por eso siempre entrenamos tan duro.

- Nebra. - Llamó Nozel cuando salió al jardín, uno de sus tutores estaba esperando en el pasillo - Fuego.

- Hermano. - Nebra se abrazó a su cintura con una pequeña sonrisa - Lo siento por gritarte.

- Está bien. - Le dedicó una mirada rápida a su primo - ¿Mereoleona?

- Sí. Se entusiasmo demasiado en el entrenamiento, creo que me chamusco el cabello. - Contó divertido.

- ¿Podemos tomar el té juntos, Hermano? Di que sí. - Aunque por impulso iba a declinar la oferta por su tutor que lo estaba esperando los ojos cariñosos y llenos de afecto de su hermana le hicieron sonreír.

- Está bien.

- Joven Príncipe...

- Iré después de tomar el té con mi hermana, Madre no tendrá ningún problema con que retrasemos la clase.

El hombre tuvo que aceptar informando que pasaría después para la clase, Nebra tomó la mano de su hermano con la derecha y la de su primo con la izquierda caminando en medio de los dos, su cabello estaba desordenado y caía sobre su rostro de forma infantil, se negó a dejar que alguien lo arreglará hasta que su madre volviera.

Acier llegó en la noche, su doncella la ayudo a retirarse la capa del escuadrón y le informó los sucesos del día, remarcando el comportamiento de su hija en la mañana y en el hecho de que Nozel se había saltado las clases del día, ambos eran situaciones poco frecuentes al menos con Nozel, Nebra era alegre, juguetona y cariñosa por lo que usualmente siempre estaba intentando pasar tiempo con ella.

- Gracias, Marie. - Le dijo a la doncella antes de ir primero a la habitación de su hijo, Nozel estaba profundamente dormido cubierto por las sábanas de su cama, reviso el escritorio y encontró anotaciones de la clase que le tocaría ese día seguramente después de terminar su juego decidió ponerse al día, Acier sonrió orgullosa de lo diligente y constante que era su pequeño.

No encontró a Nebra en su habitación por lo que se preocupó durante unos instantes recordando el evento que sucedió cuando era una bebé, sin embrago las criadas estaban seguras de haberla dejado acostada, con un pequeño presentimiento fue hasta su propio cuarto donde encontró un cuerpecito acurrucado en el medio de la cama, estaba en su ropa de dormir y tenía un oso de peluche abrazado, su melena desordenada estaba repartida en las almohadas, debido a que su esposo no volvería esa noche no parecía ser ningún problema que durmieran juntas.

- ¿Volviste mamá?

- Sí, mi princesa. - Respondió terminando de cambiarse - Los sirviente me han contado algunas cosas que sucedieron hoy. - Explicó metiéndose bajo las sábanas.

- Uh.

- ¿Me contarás mientras tomamos té en la mañana? - Preguntó acariciando el rostro se la niña que asintió avergonzada, - Mamá te ama mucho pero también tiene que trabajar y a veces hace falta que me ausente.

- No quiero que mamá se vaya. - Replicó haciendo un puchero.

- Y a mamá le encantaría tener todo el tiempo del mundo con ustedes, pero también debemos cumplir con nuestras responsabilidades. Eres una princesa de este Reino, recuerda eso. Debemos usar nuestro poder para proteger a todos.

- ¿Cómo el hermano mayor Nozel?

- Nozel aspira a convertirse en el Rey Mago, tú debes apoyarlo siempre eres su hermana y tienes que estar a su lado como él lo estará del tuyo.

La mañana siguiente Nebra durmió hasta casi las nueve de mañana, su padre no estaba demasiado contentó de que le hubieran permitido permanecer tan tarde en la cama, pero Acier había abogado por ella, sin poder evitar cumplir los deseos de su esposa se despidió de ella y de su hijo para irse a trabajar.

Cuando Nebra por fin se levantó su madre la preparó para que bajarán juntas, luego peino y preparo su cabello con delicadeza y eligió un precioso vestido para que usará, en el desayuno tardío de su hija le informó a Nozel que ambas saldrían a tomar el té con algunas amigas suyas, y a pesar de la invitación de que las acompañará Nozel declinó la oferta, no le gustaban esas fiestas.

- Mamá. - Llamó Nebra cuando iban en el carruaje en camino a la casa de una duquesa. - ¿Por qué Hermano Nozel no vino?

- No le gustan mucho la fiestas de té y como se hace mayor está poniendo todo su esfuerzo en el entrenamiento, tu comenzarás tutorías el año que viene y empezarás tu formación formal. Además, Fuegoleón está volviéndose cada día más hábil y no quiere perder contra él.

- Fuego es muy bueno. - Mencionó.

- Si es un buen chico. - Concordó con una sonrisa amable - ¿Y Mereoleona?

- Ella es... Ruda. Juega conmigo a veces con el té. - Dijo con duda - Pero tiene cuidado de que no me haga daño.

- Esa es mi chica, será muy fuerte en el futuro y por eso tendrá que cargar con un peso sobre los hombros. Mira hemos llegado.

- Saludos a su Alteza, y a la Pequeña Dama. - Dijo la duquesa con una reverencia que ambas respondieron según corresponde la etiqueta a su posición. - Mi hija está dentro esperando para poder jugar con la Joven Princesa.

- Por supuesto Nebra esta encantada del honor de poder compartir con la joven duquesa.

- Tu hija es realmente preciosa, Acier. Y tan educada... ¿No estás interesada en un matrimonio con mi hijo? - Preguntó con una sonrisa astuta.

- Nebra es muy pequeña todavía, Duquesa. Y estoy segura de que su hijo es mayor que mi Nozel. - Replicó con suavidad observando a las niñas jugar - No hay prisa para ella.

- ¿Y con Nozel?

- Estás tratando de unir nuestras familias. - Declaró con una afirmación en vez de una pregunta, la duquesa tomó un sorbo de su té con elegancia.

- ¿Puedes culparme? Tengo un hijo que está entrando en la adolescencia y una niña pequeña, tú también. Somos una fuerte familia noble y podemos colaborar y ser más fuertes con la realeza. Además, la hija de los Vermillion es... Bastante enérgica para mi hijo. Aunque el niño si es más educado y sereno.

- Eso es cierto, Mereoleona solo conseguirá el amor en alguien que respete su libertad. - Acier asintió con una sonrisa - En estos momentos es mi protegida la estoy entrenando personalmente y sé que puede lograr grandes cosas.

- Por como hablas imagino que deseas que Nebra también sea un Caballero Mágico.

- Esa es decisión de mi hija. Sino quiere formar parte de una orden es libre de elegirlo me sentiré orgullosa y satisfecha con lo que decida. Igual con Nozel. - Dijo con firmeza.

- Ya veo, querida. Tienes mucha confianza en ellos.

- Mi deber es solo guiarlos en sus vidas, la decisiones que tomen acierten o fallen serán solo de ellos.

- Mamá. - Nebra sujetó la falda de su madre con un pequeño bostezo.

- Mi pequeña princesa tiene sueño, es casi la hora de su siesta. Me parece que es hora de despedirme, duquesa.

- Un honor contar con usted, Princesa Acier.

- ¿Lo hice bien, mamá? - Cuestionó expectante la niña cuando iban en el carruaje logrando que su madre riera.

- Sí. Buena actuación, la duquesa puede ser un poco obstinada y desde hace un tiempo quiere que comprometa a Nozel con su hija. - Le contó.

- ¿Hermano Mayor Nozel? No puede.

- ¿Por qué no?

- Hermano Mayor Nozel es de mamá y Nebra. - Contestó como si fuera lo más obvio del mundo.

- Claro que es nuestro. Por eso siempre vamos apoyarlo ¿De acuerdo?

Cuando volvieron a la casa Nozel estaba en una pelea con Fuegoleón, al parecer ambos habían entrado en una discusión y resolvieron que lo mejor sería usar sus poderes mágicos, Mereoleona de doce años animaba el combate desde un costado.

- ¡Hermano! - Acier creo una pared mágica para detener los ataques al escuchar a Nebra gritar y correr hacia el niño mayor.

- No puedes correr cuando dos personas estén peleando, Nebra. Podrías salir lastimada. - Regaño Nozel acariciando la cabeza de cabellos plateados.

- Mamá no dejaría que nada me pasará. - Dijo con la absoluta seguridad infantil que sentía por su madre - Además quiero mucho a Hermano Mayor Nozel y quería abrazarlo. - Rodeó su cintura con sus manos y escondió el rostro en su barriga haciéndole cosquillas, durante un instante Nozel sonrió con afecto antes de que se diera cuenta de que era el centro de atención y su rostro se coloreara de rosa vergüenza.

-Que envidia, esa es una hermana dulce. - Gritó Fuegoleón con una sonrisa amplia luego se giró hacia su hermana - ¿Por qué no puedes ser así? - La aludida solo le saco la lengua cruzándose de brazos.

Acier río con buen ánimo disfrutando del crecimiento de los niños de la casa, aunque rivales seguían siendo mejores amigos y se apoyarían mutuamente.

Nozel despertó de un sueño intranquilo, había sido herido durante una pelea en una mazmorra y se curaba de sus heridas, estaba siendo imprudente durante la exploración, Fuegoleón había logrado convertirse en Vice Capitán de su escuadrón hacía una semana y por lo mismo él no podía quedarse atrás.

Iba a moverse cuando sintió un peso adicional en la cama, Nebra estaba recostada a su lado con su mano extendida cerca de su cuerpo, la adolescente de casi quince años estaba en su ropa de dormir por lo que seguramente había entrado después de que durmiera, tenía una expresión preocupada en su rostro y el rastro de pequeñas lágrimas, conmovido se volví a recostar de lado para retirar cabellos de su rostro, Nebra fue muy apegada a él durante su niñez, diciéndolo cuanto lo quería y abrazándolo constantemente, estaba a unos meses de conseguir su grimorio y entrar al escuadrón, debía apresurarse y conseguí una mejor posición para poder protegerla.

No tardaría mucho tiempo en convertirse en Vice Capitán para vigilarla con cuidado dentro del escuadrón, no permitiría que nada le pasará, se lo había prometido a su madre.