¡Hola! ¡Hola!
¿Qué tal? ¿Cómo estáis?
Han pasado tres meses desde el último capítulo, así que pensé que iba siendo hora de actualizar jajaja
Estaba un poco indecisa sobre el tema de este capitulo. Tenía uno pensado desde hacía varios días, pero recordé que hace un año comencé un fic sobre este tema, así que lo continué y aquí está.
Es más corto que el anterior, lo sé, pero ya sabéis: menos es más. Dicen XD
En fin. Os dejo disfrutar del capítulo.
¡Espero que os guste y como siempre nos leemos abajo!
# 5 | · E de Embarazo · |
· ~ · ~ ·
Ninguno de los dos pensó jamás estar en ese tipo de situación. Tantos años juntos y nunca se habían sentido tan incomodos como en ese momento.
Natsu estaba nervioso, algo que parecía imposible, y Lucy, se encontraba con la cabeza agachada mirando cualquier cosa que no fuera ni el rostro ni los ojos preocupados de su compañero.
- Yo… No sé cómo decirte esto… - comenzó a hablar minutos después sin alzar a verle.
El chico no sabía que pasaba, ni el por qué de ese ambiente tan tenso, pero por el comportamiento que la muchacha había mostrado esos últimos días, sabía que se trataba de algo bastante serio. Respiró hondo, e intentando mantener la compostura, decidió que fuera lo que fuera debía escucharla.
- ¿Lucy, tú confías en mí? - preguntó fijando su mirada en ella.
Por primera vez en toda la tarde, la chica posó sus ojos sobre él. Aquello la había sorprendido ligeramente.
- Por supuesto que sí. - respondió de inmediato. Incluso parecía estar algo ofendida de que el chico se cuestionara eso. - Más que nadie en este mundo. - añadió.
- Entonces dime. ¿Por qué te cuesta tanto soltar lo que te pasa?
Una vez más, la rubia desvió su rostro a un lado evitando su mirada. No sabía que decir.
- Yo…
- ¿Tampoco puedes decirme el porqué de tu silencio?
"Ojalá poder hacerlo", pensó ella.
- Natsu, yo… - intentó hablar.
- ¿Vas…? - la interrumpió él.
El corazón de la chica comenzó a latir con rapidez. ¿Lo sabía? ¿Se había enterado? No. Imposible. O tal vez… Tal vez sí…
"Natsu…", susurró su nombre en pensamientos.
- ¿Vas a romper conmigo…? - formuló.
De nuevo, la chica alzó la cabeza más asombrada que antes.
- ¿Qué? ¡No, claro que no! - respondió ella.
Notó levemente y tras un suspiro, como el rostro del chico se había relajado un poco, aunque no tardó mucho en volver a cambiarla a una más seria.
- ¿Entonces?
Lucy quiso volver a esconderse, pero la penetrante mirada que el joven mago le dedicaba la obligó a permanecer quieta y procesar lo que iba a decirle. Tragó saliva y comenzó.
- Estoy asustada… - dijo. Se levantó de la silla en la que llevaba sentada toda la tarde, y recorrió la habitación en un intento de calmar aquellos horribles sentimientos. - Yo… No sé cuál será tu reacción… Tengo miedo, Natsu. Tengo miedo de perderte, de que al saber esto me dejes, me abandones, y por ello me hagas daño, mucho daño… - admitió con los ojos húmedos.
Lucy detuvo en seco su paseo sin saber que más decir. Los segundos pasaron y ni una respuesta salió de su compañero. Asustada se giró hacia él para verle. Estaba con el rostro agachado.
- ¿N-Nat…? - su nombre iba a pronunciar, pero él la interrumpió.
- Me has mentido. - dijo.
La respiración de la rubia se entrecortó.
- ¿C-Cómo dices…?
- Hace un momento has dicho que confiabas en mí, pero acabas de demostrarme que no es así.
- ¡S-Sí lo hago! - respondió posando sus manos en su propio pecho. Comenzaba a dolerle.
El Dragon Slayer se puso en pie y comenzó a caminar lentamente hacia la rubia.
- ¿Cómo puedes tan siquiera pensar que haría algo así sabiendo lo mucho que te quiero? - declaró.
- Natsu…
- ¿Soy tan horrible como para que tengas miedo de que yo te hiera? - preguntó haciendo énfasis al "yo". - ¿No hemos pasado un montón de cosas juntos? Sí ¿verdad? - Lucy asintió levemente. - ¿Entonces? ¿Por qué crees que algo como eso pasará?
- No eres horrible, y tampoco creo que vayas a hacer algo como eso, es solo… es solo que, a pesar de todo, puede no gustarte lo que diga y llegar a negarme.
Finalizando su camino hacia ella, Natsu posó su mano en la rosada mejilla de la chica y sonrió dulcemente con intención de quitarle todos sus miedos, o al menos intentarlo.
- Lucy, escúchame bien. Mírame. - pidió al ver su cabeza agachada. Ella lo hizo. - No importa lo que quieras decirme. No importa si es algo bueno o algo malo. Te prometo… No… Te juro, que yo siempre estaré aquí para ti. Y no me pienso ir de tu lado pase lo que pase. ¿Sabes por qué? - ella no respondió. Simplemente se quedó embelesada escuchando sus palabras y observando sus hermosos ojos color jade. - Porqué eso es lo que hace un compañero, un amigo, un novio… Afrontar todo lo que venga junto a aquellos a los que ama… Y tú no eres menos.
- Natsu… - susurró su nombre mientras una lágrima comenzaba a descender por su rostro. El nombrado se la limpió junto con una suave caricia. - ¿Lo prometes?
- Lo juro por mi vida. - repitió.
Lucy apoyó su cabeza en el pecho del chico, y tras sentir sus fuertes brazos rodearla soltó todo el aire que había estado conteniendo, sintiéndose de inmediato aliviada y con un poco más de fuerza.
Minutos después continuaron con la charla.
- Te escucho. - dijo Natsu dando a entender que podía empezar.
- Y-Yo… - Lucy comenzó a sentirse nerviosa de nuevo. Miró al chico con preocupación, y él para bridarle confianza, le acarició de nuevo la mejilla con la mano que había dejado allí segundos atrás. La rubia respiró hondo, cerró los ojos con fuerza, y agachando la cabeza contestó al fin: - Estoy embarazada.
El silenció inundó el lugar.
Pasaron unos segundos, y no hubo respuesta alguna. El tiempo seguía corriendo hasta convertirse en minutos. El miedo comenzó a invadir a la muchacha. Abrió los ojos al sentir como el chico retiraba el contacto y al mismo tiempo se separaba un poco de ella.
Comenzó a perder la esperanza. Tal vez debió haberse quedado callada… Aún así, quiso pronunciar su nombre.
- ¿N-Natsu…?
- ¿D-De quién es? - preguntó él vacilando.
...
¡¿Era en serio?!
- ¿Cómo que de quién es? ¡Pues está claro que tuyo, imbécil!
- ¿N-No me has engañado?
...
¡¿Pero qué demonios le pasaba a este chico?!
- ¡No! - gritó ella con el ceño fruncido. - ¡Jamás haría algo así!
Como si se hubiese librado de encima un gran peso, Natsu se dejó caer de cuclillas en el suelo soltando un gran suspiro. Lucy se agachó a su altura.
- Menos mal… Solo es eso… - expresó al fin.
Una punzada atravesó el pecho de Lucy, y sus ojos se ensombrecieron.
- "¿Solo eso?" - repitió con la voz apagada. - ¿Te parece poco? ¿Una estupidez tal vez?
Natsu alzó su cabeza para observarla, y supo que no fue una gran idea decir aquello.
- ¡No! - gritó él sorprendiéndola. - ¡Para nada lo es! Lo que quería decir es que me esperaba algo más… malo. Algo horrible. Perdóname... Yo… tuve miedo…
Eso no se lo esperaba en lo absoluto. ¿Natsu con miedo?
- ¿Por qué?
- Bueno… Ya sé que no soy un novio perfecto, mucho menos el de tus sueños y sé que tú lo sabes, así que esperaba que me dijeras algo como "He encontrado a otro" o "Me gusta otro chico", algo así… No sé… - contestó con un pequeño rubor sobre sus mejillas.
Cabe decir, que debido a esa declaración y el tierno rostro que el chico mostraba, a Lucy comenzó a latirle el corazón a mil.
- Es cierto que a veces eres un poco idiota. - comentó viendo como él inflaba las mejillas. - Pero para mi eres el indicado, Natsu. Si no eres tú, no es nadie. - dijo sonriendo con ternura.
Natsu la imitó, y tras soltar una pequeña risa no pudo aguantar las ganas de besarla. Su corazón estaba mucho más tranquilo ahora. Segundos después se separaron y Lucy con más valentía que antes se atrevió a preguntar:
- ¿Entonces…?
Natsu ladeó la cabeza.
- ¿Entonces qué?
…
Una vena palpitante se asomó por la frente de la rubia y tuvo que controlarse para no darle una buena paliza.
Para su sorpresa, el mago de fuego carcajeó, y antes de poder golpearlo y gritarle que se centrara, este la atrajo hacia él y rodeó su espalda baja con suma delicadeza.
- ¿Natsu?
- ¡Vamos a ser papás! - comentó. - Lucy, estoy más que feliz.
- ¿De verdad? ¿Quieres tenerlo? - preguntó con esperanzas.
- ¡Por supuesto que sí! ¿No estarías pensando en matarlo, ¿verdad? - quiso saber él con el pánico invadiéndole. - ¡Lucy! ¡Eres un monstruo!
- ¡Pero si no me ha dado tiempo decir nada, idiota!
- ¡¿Eso es que sí?!
- ¡Claro que no! ¡Quiero tenerlo! - declaró alto y claro.
Natsu se calmó tras oír esas palabras y sus ojos comenzaron a brillar de emoción. Lucy lo notó, y su rostro enrojeció.
- Yo también quiero. - se sumó él.
Lucy sonrió, y Natsu posó sus ojos en el vientre aún no desarrollado de la chica y colocó con cuidado ambas manos sobre él.
- ¿Estará bien? - preguntó.
- Aún se está formando, Natsu. - respondió ella sin saber que no se refería a eso.
- No. - corrigió él. - Hablo de si estará bien conmigo.
La chica observó su rostro con algo de sorpresa. A pesar de tener una sonrisa sobre él, sus ojos mostraban cierta preocupación, incluso podría jurar que también había algo de miedo en ellos. Era increíble… La joven maga posó su mano sobre una de las de Natsu, y con seguridad contestó:
- Lo estará.
- ¿Cómo puedes saberlo? - insistió sin mirarla.
- Simplemente lo sé.
- Esa no es una respuesta válida, Lucy. - dijo con una pequeña risa.
- Solo tienes que mirarte. Hace cinco minutos que sabes que estoy embarazada, y tu respuesta inmediata ha sido: "¡Vamos a ser papás!". La gente normal suele necesitar más tiempo para asimilarlo. Además, has querido acariciarlo a pesar de no estar ni un poco formado. - Lucy alargó su mano hasta posarla en el rostro del chico. - Y tus ojos… Tienes un intenso brillo en ellos. Uno que no había visto nunca en ti. Estas… emocionado…
- Claro que lo estoy. - admitió él. - Pero también tengo miedo.
- Y esa es otra razón más para saber que serás un buen padre. Si no lo tuvieras significaría que no te importa. - soltó. - ¿Y sabes algo? Yo también lo estoy. Asustada, digo. Pero sé que todo estará bien. ¿Sabes por qué?
- ¿Por qué?
- Porqué te tengo a mi lado.
- Lucy…
El corazón de Natsu botó de emoción por aquellas palabras, y el miedo que tenía se fue esfumando.
- Además, tenemos al gremio más fuerte de todos con nosotros, así que saber eso es un alivio por si llega a pasar algo. - añadió ella mientras soltaba una pequeña risa al imaginarse a Erza, Gray, Elfman y más personas como sus guardaespaldas.
- Nada pasará. - contestó él rápidamente. Lucy se sorprendió por el tono de voz que había usado, pero se sorprendió más al ver que no estaba serio, ni preocupado… Estaba sonriendo, y el brillo de sus ojos se había convertido en flamas ardientes. - No dejaré que nada os pase. Ni a ti ni al bebé. Lo juro por Igneel y lo juro por mi vida.
- Te creo. - aseguró ella. - Pero no pienso dejarte ese trabajo solo a ti. Yo también os pienso proteger, a ambos. - dijo acariciando con el pulgar su mejilla.
Natsu quiso reclamarle que no hacía falta, que él podía hacerlo, que no debía poner su vida en riesgo por él, pero cayó en la cuenta de que ya no era solo él. Ya no estaba solo él, ni solo ella, ni solo ellos, ahora había alguien más, y como padres era su deber proteger a sus hijos con la vida si hacia falta, y tanto él como Lucy lo harían, con los pequeños, y con ellos dos. Porque eso era lo que significaba ser una familia.
Así que, sin decir ni una palabra más, se removió en la mano de Lucy como si de un gato se tratara y sonrió enormemente. Ella le imitó, y juntando sus frentes dejaron que las risas y las lágrimas por la emoción del momento inundaran el lugar.
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¿Os ha gustado? Recordad que son capítulos independientes unos de otros, así que no siguen ningún orden, ni tienen que ver unos con otros.
Espero que os haya gustado al menos un poco, y ya sabéis, si queréis dejadme algún que otro comentario expresando que os ha parecido.
¡Un abrazo enorme a todos y nos leemos próximamente!
¡Adiós! ¡Adiós!
