Capítulo 57
Manet terminó de escribir aquella carta a la luz del fuego de la chimenea, escuchando el leve sonido de la lluvia que caía en aquella noche fría.
Dobló el papel y se levantó de la silla, pasando después a meterlo ya plegado en su zurrón de viaje, listo para partir mañana tras el amanecer, como había quedado con el grupo venido desde París ante las novedades que él mismo había dado a conocer tan sólo un par de días atrás.
André se extrañó al escuchar que llamaban a su puerta con el puño, haciendo que tomara su pistola de encima de la mesa, preparándose para abrir y ser más rápido que alguien no deseado. No obstante, al ver a la persona del otro lado bajó el arma con una mueca de sorpresa.
-Élise De la Serre… ¿a qué debo el placer de esta inesperada visita? -Ironizó haciéndose a un lado, dejándola pasar tras una teatral reverencia. La pelirroja no cambió su semblante serio, encarándolo con firmeza.
-Tengo una oferta para ti. Tengo entendido que lo único que te importa es el dinero, ¿no?
-El único amigo que he conocido, es cierto. ¿Qué quieres tanto como para venir en mitad de esta horrible noche, sospecho, a espalda de tus amigos?
-Tú sabes dónde está Germain, dónde se esconde en París, y cuándo se irá. Quiero que me digas dónde y cómo encontrarlo para poder matarlo de una vez.
-No tengo tantos detalles como piensas, Élise.
-¿Y puedes conseguirlos mientras estemos en París, antes de partir a Reims?
La pregunta hizo sonreír al hombre, quien se sentó frente a la mesa, depositando la pistola frente a él antes de responder, mirándola con fijeza.
-¿Cuánto puedes pagar?
-Lo que quieras, y no es un farol; lo sabes.
-Bien… siendo así, puedo darte lo que necesitas. Creo que Germain pasará unos días más en París… Investigaré mañana y te daré tu oportunidad. Entiendo que esto debe quedar sólo entre tú y yo, ¿cierto?
-Entiendes bien, sí. Y te advierto una cosa desde ya, André -amenazó mientras se inclinaba, apoyando las manos sobre la mesa para mirarlo desde más cerca-; a la mínima sospecha de que hagas algo raro o intentes traicionarme, te mataré sin importarme nada más.
-Lo pillo, tranquila. Nada de juegos. Ahora deberías irte a descansar, saldremos pronto para París. Cuando tenga tu información te buscaré; intentaré, por lo que pueda pasar, que sea el viernes. No te preocupes por nada más que ir preparando mi dinero. Quiero 2 millones.
La francesa se esforzó por que su rostro no reflejase la dureza de aquella cifra, pero a pesar de conseguir mantener el semblante igual de serio, Manet volvió a esbozar una de sus socarronas sonrisas ladeadas. Élise dejó pasar un segundo antes de darse la vuelta y salir de la cabaña sin despedirse.
El murmullo entre el selecto grupo de asesinos de París en el despacho de los maestros cesó en cuanto los tres entraron en él, haciendo que los allí reunidos se hicieran a ambos lados de la sala para que accedieran hasta la zona del escritorio.
Lucía y Arno habían llegado aquella misma tarde a la ciudad junto con Élise, pero sus compañeros más cercanos les habían puesto al día de alguna de las novedades que sin duda iban a volver a repetirse en aquella reunión. La voz de Quemar sonó con potencia, rompiendo el silencio.
-Buenas noches, asesinos. No vamos a extendernos mucho, puesto que todos sabéis de qué vamos a hablar esta noche. Esta es nuestra oportunidad, puede que la última que tengamos tan fácil para acabar con Germain de una vez por todas. Hemos estado vigilándolo desde que llegó a París nuevamente, pero no podremos aguantar mucho más sin que nos acaben descubriendo; todos estamos alerta, y los templarios también. Antoine y Madeleine se han ocupado de la vigilancia más cercana. ¿Qué tenéis?
El hombre hizo un gesto a su compañera para que hablara, pasando a narrar el resumen mientras contemplaba al grupo.
-Se ha visto varias veces con Robespierre en el palacio, suponemos que para decirle a quién más había que guillotinar. El resto del tiempo lo pasa en la torre del temple, que nunca antes había estado tan vigilada las 24 horas. Buscan personal femenino para el servicio de cocina, ayer pusieron el anuncio. Sería una buena oportunidad de saber algo más, porque allí dentro será imposible matarlo. También hemos podido saber, gracias a la infiltración de Antoine en el palacio de Robespierre, que Germain pretende viajar a Reims pronto, por algo que ha descubierto hace no mucho.
-No pude escuchar nada más concluyente, los siento. -Se disculpó el asesino tras las palabras de la mujer, haciendo que Trenet tomara la palabra, en vez de Quemar.
-Tenemos suficiente para orquestar un plan. Debemos meter a alguien que no conozcan dentro de la torre, averiguar cuándo se marcha a Reims y aprovechar ese viaje para abordarlo; no hay mejor opción.
Los dos maestros al lado de la mujer asintieron, sabiendo que tenían razón. Quemar volvió a tener la palabra.
-Bien, los grupos que hemos llevado seguirán como hasta ahora con las mismas misiones. Madeleine y Antoine serán sustituidos por Marie y Emmanuel. Cualquier cosa que cambie será trasmitida a este consejo de inmediato. Podéis marchar, asesinos. Gracias. Ripoll y Dorian, quedaos un momento, por favor.
La pareja, ya en conocimiento de que debían hablar a solas con sus superiores, no se movió de su sitio mientras la sala se vaciaba, esperando a estar solos para que el maestro principal de la orden hablara.
-Bueno, ante las novedades que tenemos creo que hay que tratar de priorizar a Germain antes de que os vayáis a Reims. Podría ser una buena idea meter a Lucía en la torre para ese trabajo ofertado, a ella no la conocen como a nosotros. Tenemos contacto con uno de los mayordomos que trabajaba para los Levesque, así que haremos que la recomiende y nos aseguraremos la jugada. Necesitamos que averigües cuándo se irá Germain, y toda la información de su viaje. ¿podrás hacerlo?
-Lo intentaré, señor. Haré lo que sea necesario. -Respondió con firmeza la joven, haciendo al hombre asentir. La voz de Belier intervino.
-Es conveniente que mientras dure la misión no tengáis contacto; Arno es de sobra conocido para nuestros enemigos, me temo.
-Sí, no habrá problema por eso. Puedo ponerme en marcha hacia Reims antes de lo previsto e intentar ir adelantando trabajo con Élise.
-No es mala idea, aunque quizás sería prudente esperar un par de días para tener algo más de información; podríamos necesitarte por aquí. -Añadió Trenet, haciendo que Quemar asintiera con conformidad a la idea.
-Está bien; me mantendré a la espera. Y vigilaré a Manet.
-Perfecto entonces. Lucía, mañana haré que te manden una nota con instrucciones en cuanto tengamos ese trabajo para ti. Podéis marcharos, gracias por vuestro trabajo.
La pareja de asesinos se despidió con un leve asentimiento de cabeza antes de salir del despacho, poniendo rumbo a la salida del escondite en silencio, meditando en las vertiginosas novedades que se avecinaban.
