~Regresamos a nuestro mundo~
-Yu...tenemos que intentar algo, no podemos quedarnos en este mundo para siempre...- dijo Tsubasa.
-¿Por qué no?- siguió el niño, llorando.
-Dinos dónde encontrarte en el mundo humano, lo haremos y haremos hasta lo imposible para que estés bien.- dijo Hikaru.
-Yu.- llamó Kyoya.- Vamos a hablar con los ángeles.
-¿Para qué?- preguntó Kotaro, levantándose.
-Voy a tratar de hacer algo, por Yu, si quiera unos segundos que los ángeles nos puedan dar.- dijo el pelinegro.
-¿A qué te refieres?- preguntó el castaño frotándose los ojos, tanto llorar lo estaba atolondrando.
-Si pueden sostener el portal por unos segundos más de lo que deberían, entonces el espíritu de Yu podría permanecer aquí un poco más y nosotros correr a donde está para ayudarlo. Entonces podríamos...salvarlo.- explicó Minamoto, una parte de él decía que eso no funcionaría, se oía tan ficticio que no podía creerlo.
-Kyoya, no creo que-empezó Hikaru.
-¡No me voy a quedar si hacer nada!- la interrumpió mirando hacia el suelo.- No puedo...Yu, no puedo perderte...por favor, ven conmigo.- dijo más bajo, extendiendo su mano esperando que el menor la tomara.
-Vamos.- respondió el de ojos verdes tratando de detener sus lágrimas.
Kyoya terminó de explicar el plan a ambos Ángeles, ambos se quedaron en silencio, observando a los dos chicos humanos que tenían enfrente.
-Yu...puedes darnos un momento.- preguntó Ophanimon gentilmente. El pequeño la miró, pero asintió y salió de la habitación.
-¿Sabes lo que pasaría si no podemos sostener el portal por tanto tiempo?- preguntó Seraphimon seriamente cuando el menor salió.
-Su alma se quedaría aquí, supongo.- contestó él, que también había pensado en eso. Y por supuesto que le asustaba esa posibilidad, pero tenía esperanza.
-Y como dijimos, el desfase temporal se desvanecerá una vez que crucen el portal, si lo cruzan los 7...si solo cruzan ustedes 6 podrían acabar perdidos entre dimensiones, hasta que Yu cruce, Kyoya, no habría ningún cambio...- explicó Ophanimon.
-Pero...- trató de debatir el pelinegro, se mordió el labio, impotente, sin saber que más decir.
-Y si no fuera ese el caso.- dijo Taichi irrumpiendo en el cuarto.- Quédate ahí, Yu, necesito hablar.- cerró la puerta tras él.- Si por mera suerte nosotros lográramos cruzar hacia nuestro mundo y ustedes lograran sostener el portal, porque sé que lo harán, tendríamos una oportunidad de salvarlo. Su cuerpo en este momento está en pausa, allá, si cruzamos nosotros, seguirá en pausa, hasta que su alma se conecte, ¿no? Nos daría más tiempo para que Yu esté en un lugar donde puedan salvarlo.- explicó el castaño.
-Taichi...- dijo Kyoya sonriéndole levemente al ver su determinación y apoyo a su plan.
-No me voy a quedar sin hacer nada.-dijo el castaño hacia los Ángeles, mirando a su amigo levemente.
-Puede que no sea así.- dijo Seraphimon.
-¡Pero sí es posible!- exclamó Hikaru entrando.
-Kouichi lo hizo, ¿no?- dijo Tsubasa.- Si lo recuerdo bien, él fue vencido antes, su alma se fue al mundo humano primero, pero estaba en pausa, el mundo comenzó a andar de nuevo cuando Lucemon cruzó el portal. Es lo mismo que si Yu cruza después.
-Pero si su alma no cruza a tiempo y ustedes cruzan primero...- empezó Ophanimon.
-El cuerpo de Yu sería un cascarón vacío.- razonó Kyoya de repente.- No hay alma, el cuerpo no se puede mantener por su cuenta...- el chico cayó sobre sus rodillas, golpeó el suelo con su puño.- ¡Debe de haber una forma!
-Papá lo hizo, debe de funcionar con Yu.- insistió Tsubasa.
-Kouichi estuvo sin signos vitales un tiempo, pero no les puedo garantizar que salga bien con Yu.- dijo la angel.
-Hay que intentar.- dijo Yu entrando.- Lo lamento, hablaban de mí, escuché todo...
-¿Estás seguro?- preguntó Seraphimon.
-T-Tengo que ser valiente...y-y afrontar esto, lo resistiré.
-Yu...- fue el murmuró colectivo.
-¡Vamos! ¿Qué esperan?- exclamó el ojiverde firme, aguantando las ganas de llorar de nuevo.
-Bokomon, Neemon, ¿dónde podemos encontrarlos cuando volvamos?- preguntó el castaño.
-Nosotros los esperaremos en la estación como la primera vez, no se preocupen por eso- dijo el digimon blanco.
-Está bien, nos vemos.- dijo Hikaru.
-¿Estamos listos?- preguntó Taichi en general, aunque sólo miraba a Yu.
-Sí.
-Te prometo que nos veremos en el otro lado.- dijo Taichi.
-Te quiero, Yu.- fue lo único que pudo formular la pelinegra.
-Haremos todo por ti, niño.- dijo Kyoya.
-Tu no te preocupes, estarás bien, eres fuerte, no tienes de qué preocuparte.- dijo Kotaro.
-Nos vemos, Yu.- dijo Ayame.
-Váyanse ya.- dijo el menor.
-Te encontraremos, Yu.- prometió Tsubasa.
El portal era blanquecino, una especie de material que corría de un lado a otro, como si fuera gas o líquido, no se sabía con exactitud...
-A nuestro mundo.- dijo Taichi mirando a los chicos.- Y a salvarte.- susurró mirando por última vez al menor, antes de sumergirse en una cegadora luz blanca.
-¿Van a salir?- murmuró el chico frunciendo el ceño.
El muchacho esperaba desesperado, los seis chicos salieron confundidos.
-¿S-Shibuya?- murmuró Hikaru.
Todos estaban mirando alrededor confundidos.
- El mismo día...la misma hora.- dijo Kotaro al ver un reloj de la estación.
- ¡Yu!- gritó Taichi y se echó a correr.
Los demás no oyeron bien lo que dijo por tanto ruido de la gente pero lo siguieron, era una costumbre que ya habían adoptado.
Ahí lo recordaron.
-¡Taichi, espera!- le gritó Kyoya.
-No sabemos donde está.- le siguió Kotaro.
-¡No me importa!- gritó Taichi sin mirarlos.- Algo le paso en el camino hacia acá y yo necesito encontrarlo.
-¡Taichi, por favor!- le gritó Hikaru.
El castaño se detuvo en seco y los demás lo imitaron tratando de no chocar entre ellos.
-Ah...
Fue todo tan rápido, apenas les dio tiempo para procesar lo que había alrededor.
La calle acordonada.
Varias patrullas de policía.
Una ambulancia.
Un auto sin conductores.
Una dolorosa distancia guardada entre el auto y las demás personas...
Un gran calor lo invadió completamente, sus manos se cerraron en puños y apretaba los dientes fuertemente al igual que los ojos que mantenía cerrados.
- ¡¿Dónde esta?!- gritó al fin haciendo que su garganta picara.
Los oficiales lo miraron.
-¡Se llama Yu Himi! ¿¡Dónde está?!
Los demás ya no tenían habla y esperaban a que el policía les dijera algo.
-¿Se está estabilizando?- preguntó una enfermera.
- No, suministren más oxígeno, si sigue así recurriremos a-
- ¡Yu!
Todos los doctores abandonaron sus tareas por unos segundos para observar a los seis chicos que cruzaban la puerta.
- ¿Quién los dejo pasar?
- No pueden entrar aquí.
Los doctores decían todo lo que podían para sacarlos pero eso no impidió que se acercaran a la camilla.
El cuerpo del más pequeño estaba tendido, sus ojos estaban cerrados, su piel estaba más pálida de lo normal.
Taichi lo tomó de los desnudos hombros y lo movió un poco.
-Yu.- sollozó sin poder contener más su llanto- No, no puede ser. Yu.
-Yu, vamos levántate- susurró Hikaru con las lágrimas corriendo por sus mejillas.
-Tu puedes, vamos, se que no es nada, por favor.- suplicaba Ayame, sus ojos se humedecían y temblaba de pies a cabeza.
-Vamos, no nos hagas esto, Yu.- le dijo Kotaro tomando su mano, sorbió su nariz y mordió su labio en un intento nulo de apaciguar su llanto.
-Por favor, levántate.- siseó Tsubasa tratando de mantener la mirada en él, su corazón latía rápidamente al verlo ahí, tendido.
-¿Qué sucede? Vamos, tu eres fuerte, levántate.- murmuró Kyoya con leves lágrimas surgiendo de sus ojos.
- "Creemos en ti, Yu. Por favor, levántate."
Un brillo desde el bolsillo del pantalón del niño hizo que se apartaran un poco de sus posiciones.
La luz cubrió el cuerpo del niño y se fue apagando poco a poco.
-¡Sus signos vitales!- gritó un doctor.
Taichi asustado acercó un oído al pecho del menor.
Los. Latidos. Aumentaban.
-T-Taichi...H-Hikaru...
Sus orbes verdes se abrían lentamente mientras pronunciaba el nombre de cada uno de sus amigos que se encontraban en esa habitación.
-Lo siento.- finalizó con voz débil.
Los demás no le respondieron y lo atraparon en un abrazo con cuidado de no apretarlo demasiado.
-T-Tú...No tienes porque disculparte.- le dijo Hikaru limpiándose las lágrimas.
-Pero..
-Cállate.- le dijo Taichi.
Yu se sorprendió.
-Lo que importa es que estás bien, eso es lo más importante, no pienses en nada más, ¿okay?- siguió el castaño tranquilizándolo.
-Fue un milagro.- susurró Tsubasa.
-Gracias.- suspiró Ayame cerrando los ojos por un momento.
-Sabía que podrías hacerlo.- le dijo Kyoya poniendo una mano sobre su frágil hombro.
-¿¡Qué están en donde?!- gritó Hotaru en pánico total. - ¡Taichi Kanbara, te voy a matar si no tienes una buena explicación! ¿¡Están todos bien!? ¡Oh, Dioses! ¡Enseguida vamos para allá! ¡Pero nada!- gritó finalmente y colgó.
Todos los adultos de la mesa la miraban en una mezcla de pánico, asombro y terror.
-Tenemos que irnos, rápido.- dijo ella buscando su chaqueta.
-¿A dónde?- preguntó Takuya.
-...- suspiró pesadamente y frunció el ceño- Al hospital.
Todos dieron un respingo y se levantaron rápidamente.
-Kaito, llama a tu hermano y a tus primos también si es posible.- le dijo Kouji.
En otra ocasión el adolescente hubiera gruñido o ignorado a su padre pero tenía una extraña sensación, le dolía el estómago y también la cabeza, conocía muy bien eso, un mal presentimiento.
Se apresuró a pausar la música que sonaba en sus audífonos y buscar el número de su hermano.
- "El número no está disponible o se encuentra fuera del área de servicio"
Les repitió el mensaje a sus padres.
-¿Los demás?- preguntó Mitzuki esperanzada mientras entraba al auto blanco.
-Están igual- contestó Kaito.
Mientras tanto Tommy y Yuzuki entraron a su auto azul.
-¿Igual lo sientes?- preguntó la mujer.
No fue necesario que el castaño respondiera, el simple hecho de su ceño fruncido y la forma en la que le temblaban las manos al introducir la llave en el auto le contestó todo.
-Gracias al cielo- suspiró Zoe.
Kouichi abrazaba a Hikaru mientras que Zoe se empeñaba en revisar que Tsubasa no tuviera ni un sólo rasguño.
-Mamá.- rezongó el rubio- Estoy bien, no te preocupes- insistió.
-¿Segura que estás bien?- le preguntó Kouichi a su hija.
-No es nada, papá- respondió ella con una sonrisa.
JP y Lin estaban ambos abrazando a Kotaro, casi dejándolo sin aire.
-Pero como se te ocurre haberte ido así.- reprendió la chica.
-Tonto, ni siquiera nos avisaste.- le siguió JP.
-Lo...siento.- pronunció Kotaro ya sin aire.
En otra esquina estaban dos castaños y una pelinegra gritando al menor de los tres.
- ¡¿Cómo se te ocurrió?!- gritó Takuya.
- ¿¡Porqué lo hiciste?! ¡Qué descuidado!- gritó Hotaru.
- ¡No puedo créelo, te fuiste sin más! ¡Ni un recado!- volvió el castaño.
Hotaru ahora se había arrodillado a lado de Taichi para ver que no tuviera ninguna herida mientras que Takuya seguía regañándolo.
Taichi se sentía frustrado no habían dejado que siguiera con la historia.
Del otro lado, más calmado, Kouji le hablaba lo más tranquilamente que podía a Kyoya. Mitzuki seguía abrazándolo protectoramente lo cual no facilitaba la tarea de regañarlo que trataba de cumplir Kouji. A lo lejos Kaito los veía, no sabía si reírse por ver a Kyoya casi asfixiado por su madre o enojarse porque él no era reprendido igual que cuando él hacia algo mal.
Ayame miraba a todos, siendo regañados o abrazados por sus preocupados padres, todos ellos, con alguien.
Una silenciosa lágrima bajo por su mejilla, la limpió rápidamente, no se sentía triste pero debía admitir que en el fondo dolía ver a todos.
No había llamado a su abuela porque sabía que vendría corriendo y se preocuparía demasiado por ella, cosa que no quería.
Miró a otro lado, miró a Kaito, no tardó en ver su parecido con Kyoya y supo que era su hermano, buscó a el menor con la mirada y lo vio unos metros alejado con sus padres.
Se acercó a Kaito.
-¿Qué haces sólo?- preguntó tratando de ser amigable.
-Tsk- Kaito no miró a Ayame.
-Eres hermano de Kyoya, ¿no es así?- preguntó de nuevo. El pelinegro resopló.
-Sí, ese idiota es mi hermano.
Ayame frunció el ceño.
-Que forma de referirte a él.
-Que forma de cambiar de actitud, pensé que eras algo así como "señorita rayo de sol"- exclamo Kaito poniéndose los audífonos.
-A mí me pareció que es bastante valiente y fuerte.- le dijo Ayame antes de que este pusiera su música.
-¿Ah sí? Se podría saber, ¿cuándo lo has visto pelear?- preguntó el ojiazul a la defensiva.
La castaña dejo de fruncir el ceño, sonrojándose, empezando a ponerse nerviosa.
-S-Sería muy raro decir...que fue en el digimundo.- contestó ella con nerviosismo.
-Tsk, pensé que para tener más o menos mi edad deberías de ser más madura.- exclamó mirándola por primera vez.- ¿Estuviste jugando con ellos todo este tiempo?
-Pues no se tú, pero no creo que tengas un alto grado de madurez a los catorce.- le dijo poniendo los brazos en jarra.
-Tengo quince- murmuró Kaito antes de darse la vuelta.
-Un gusto conocerte, soy Ayame.- le dijo sarcásticamente.
-Kaito.- regresó el chico con una sonrisa cínica, antes de poner su música a todo volumen.
Ayame volvió a mirar alrededor y al ver a todos ocupados decidió irse. Necesitaba descansar, no solamente por su reciente ida al mundo digital, Kaito había logrado sacarla de sus casillas y eso no le gustaba para nada.
En la pequeña habitación padres e hijo se reunían, después de un pequeño ataque al corazón de ambos mayores, ver a su pequeño en la cama era un alivio.
-Perdón.- murmuró Yu.
-No te preocupes, hijo.- exclamó Yuzuki aliviada.
-Por ahora lo importante es que descanses y te recuperes, después habláremos.- le dijo Tommy con una sonrisa.
-Será dado de alta en media hora, sólo un último chequeo para ver que esta completamente estable y podrá irse.- anunció una enfermera leyendo de un portapapeles.
-Gracias.- dijo Yuzuki antes de salir de la habitación para que Yu fuera revisado.
-Nos vemos pronto, me alegra que estés bien.- dijo Tommy y siguió a sus esposa.
Yu bajó la cabeza.
- "Les causé problemas a todos, lo siento"- pensó pero no pudo evitar sonreír, de nuevo se encontraba en su casa, sus amigos estaban bien y tarde o temprano volverían al digimundo.
Hizo todo lo que el doctor le dijo para terminar el chequeo cuanto antes, ansiaba ver a sus amigos, no importa cuán cansado estuviese.
-Listo, está todo en orden.- anunció el doctor- Les diré que te den de alta de inmediato.- estaba dispuesto a salir por la puerta cuando chasqueó los dedos recordando algo- Por cierto, tu juguete está ahí, estaba en tu ropa cuando llegaste.- y se fue.
Yu se apresuró a bajar de la cama y dirigirse al pie de esta donde estaba un pequeño cesto de paja tejido en donde se encontraba una pequeña figura azul y verde. Su digivice.
Lo tomó y oprimió uno de los botones. Nada. Apretó los demás, el mismo resultado. Extendió una mano, nada, tal vez simplemente no se podía digievolucionar en el mundo humano, pensó.
-¿Ophanimon?- llamó algo desesperado- ¿Seraphimon?- preguntó de nuevo- ¡Kumamon! ¡Por favor, respondan!
-Que alegría, te darán de alta en seguida.- exclamó Tommy entrando. Miró a su hijo que tenía la mirada perdida y se acercó a él.
-¿Que suced-?- no pudo continuar sus palabras. El artefacto en las manos del pequeño, el mismo de sus sueños y memorias.
Un digivice idéntico al suyo.
Hola! Publique así de pronto porque mis musas trabajan de forma extrañar y al percibir el aura malignas de los exámenes -.- decidieron ponerme a escribir ^-^ Así que como las musas presintieron también sus examenes les dejaron otros dos capítulos de regalo *ovacion* publicare uno el miércoles y otro el Viernes que será cuando acabe la tortura -.-
Hasta entonces!
Mitzuki-Kazami: XD eres inmortal con tal de dejar review xD gracias xD siempre hacemos una mega platica con tu review xD Pero como podras ver no deje tan maltrecho al pobre Yu xD ese es el punto, atacar a los personajes mas queridos para destrozarles el kokoro a los lectores (?) xD Parezco Kira
Corregido y revisado, solo una escena inicial agregada :v
