Sigo poniéndome al día con todo poco a poco =)


Capítulo 9

Ignorar lo doloroso

Sé que no puedo tenerte. No me aferres a atarme a tus manos.


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—¿Estás durmiendo bien?

Hinata dio un respingo al escuchar la voz cerca de ella. Levantó la cabeza para mirar directamente a Kiba, que cargaba un montón de libros en los brazos para dejarlos en la mesa junto a ella. Hacía días que se quejaba de que, con las nuevas digitalizaciones, tenía que cargar libros y colocarlos como si fuera un simple bibliotecario.

Una vez que sus manos estuvieron libres, pasó el dorso del índice por su mejilla, preocupado.

—Tienes ojeras.

—Oh —exclamó sorprendida—. Desde que los chicos están en pleno lanzamiento tenemos muchas tareas que hacer. Como mánager, claro, tengo el doble. Me acuesto nerviosa y con la mente cargada de ideas, así que a veces conciliar es difícil.

—Comprendo —aceptó él—. Está bien que les esté yendo de fábula, pero no deberías de olvidarte de ti misma. ¿Qué tal si me cuentas cómo está el tema ahora? Aparte de lo que sueles enviarme para actualizar la página no se mucho más.

—Pues…

Se lamió los labios, acomodándose mejor de forma en que quedó directamente mirando hacia él.

—Los chicos han conseguido más conciertos gracias a, justamente, muchos fans que en antaño les seguían. El acosador de Sakura fue detenido y está pudriéndose en la cárcel, o eso espero. A Kurama ya le conoces —recordó. Kiba le había conocido cuando ella se lo trajo de visita y el muchacho quedó encantado con él—. Sasuke está planificando las canciones para el nuevo álbum. La escuela les obliga a lanzar un nuevo single, claro. No basta con "Corazón de sueños". El cual, por cierto, tuvo muy buena acogida.

—Soy consciente. La cantidad de bajadas que tuvo fue bestial.

—Sí —asintió con una sonrisa resplandeciente—. Y ahora, estoy en medio de una batalla campal con entrevistas que desean hacerles y temo que las preguntas del millón aparezcan.

—¿Las preguntas del millón? —cuestionó Kiba sentándose frente a ella.

—Sí. Ya sabes cómo son las entrevistas. ¿Por qué dejaron de tocar? ¿Fue a causa de sus problemas con Sakura y su anterior mánager? ¿No han pensando en añadir otra persona al grupo? ¿Cómo son sus relaciones internas? ¿Hacen tríos?

Kiba levantó las manos para demandar que se detuviera.

—Espera, espera —dijo—. ¿Realmente son esas las preguntas?

—Entre muchas otras, sí —confirmó apurada—. Y lo peor de todo es que necesitamos las entrevistas para que más gente los conozca. La televisión ayuda mucho. El problema es que los programas que dan más propaganda suelen ser los que comienzan con una entrevista anteriormente. Me gustaría… Sé que aspiro a algo muy alto, pero dentro de poco se celebrarán los premios de cine. He enviado la solicitud para que participen.

—¡Pero eso es maravilloso! —animó Kiba tomándola de las manos—. ¿Se lo has dicho a ellos?

—Me da miedo darles esperanza y no lograrlo —confesó dolida—. Ya lo han pasado mal y encima, no por causas que ellos mismo se buscasen. Les cayó una cruz equivocada y no quiero que pasen por lo mismo.

Kiba entrecerró los ojos, pensativo. Hinata mostró una sonrisa estirada.

—¿Qué? ¿Qué ocurre, Kiba?

—Que creo que ya sé qué pasa —murmuró para sí mismo—. Pero no te preocupes. Tú tómate todo con calma o terminarás cayendo y arrastrándolos contigo.

Le dio una palmada en la cabeza y la animó a continuar.

Hinata no estaba segura de qué hacer. Por supuesto, tampoco podía aceptar sin consultarlo con ellos. El problema es que intentaba esquivarlos lo más que podía desde la otra noche en que su corazón comenzó a doler. Sabía que era una negligencia por su parte y que ellos necesitaban de ella para sus días. Lo hacía.

Lo que evitaba era quedarse a solas con Naruto.

Lo reconocía: era una soberana estupidez. ¿Rehuir de la persona para la que prometes grandes cosas y es, de cierta manera, tu jefe? ¡Debía de estar loca!

Por supuesto, también confiaba en que Naruto fuera lo suficientemente despistado como para no percatarse de que estaba ignorándolo, esquivando y apartándose. Y hasta ahora estaba funcionando.

O eso pensaba.

Una vez hubo organizado las distintas entrevistas en las que invitaban a RC a participar, Hinata decidió reunirlos en el dormitorio de Sakura. Sabía que Sasuke pasaba gran tiempo allí cuando ninguno de los dos tenía más tareas pendientes. Esperaba que Naruto ya estuviera con ellos, sin embargo, cuando llegó a la habitación, antes de llamar, escuchó la puerta de su departamento abrirse y, para su sorpresa, Kiba salía de ella.

—¿Kiba? —preguntó.

El muchacho la saludó y se marchó con prisa, mientras que Naruto cerraba tras él y caminaba hacia ella demasiado lento para su gusto. Su mirada era incomprensible.

—¿Ha ocurrido algo? —preguntó dudosa.

Naruto ladeó la cabeza a la vez que metía sus manos en los bolsillos del pantalón.

—¿Y si me lo dices tú?

—¿Yo? —preguntó señalándose—. Voy a informaros de las entrevistas.

Naruto esperó, como si tuviera algo más que decir. Hinata intentó hacer memoria, cosa que no era bueno. Volvió a recordarle a él, a Ino saliendo de su hogar y su corazón dolido.

—No tengo… nada más que decir —determinó.

—¿Segura? —presionó él.

Negó con la cabeza y Naruto suspiró. ¿Decepcionado? Sí, eso era. Le miró sorprendida. No esperaba eso. ¿Acaso estaba decepcionado con su trabajo?

Naruto golpeó la puerta y finalmente, Sakura la abrió. Se frotaba los cabellos y tenía cara de sueño. Sentado junto al sofá, Sasuke sostenía varios folios con pentagramas que ya había rellenado. Algunas palabras aparecían en la parte inferior.

—¿Qué tal estáis? —preguntó tras que la puerta se cerrase tras ellos—. Traigo cosas que tenemos que hablar.

—Ya, hablar —murmuró entre dientes Naruto, sentándose en un cojín del suelo. Ella le miró interrogante—. Habla, habla —incitó encogiéndose de hombros.

—Si la dejas, quizás lo haga —aseveró Sasuke. Naruto se cruzó de brazos, mohín, pero no respondió.

Hinata se acomodó para mostrarles diferentes portadas de revistas y anuncios de televisión.

—Imagino que esto no es nada nuevo para vosotros, ya que sé hicisteis entrevistas en antaño a revistas, especialmente las que se basan en los jóvenes o jovencitas.

—Sí —reconoció Sakura—. Creo que hicimos algunas. ¿Quieren que volvamos a hacerlo?

—Sí —confirmó—. Eso nos ayudaría mucho. Incluso podríamos usar algunos de los programas para presentar el nuevo single.

—¿Pero? —cuestionó Sasuke.

—Las preguntas —indicó—. Van a ser muy duras.

Sakura se abrazó a sí misma, comprendiendo a qué se refería.

—Querrán saber cosas incómodas y harán preguntas que… bueno, puedo esperar cuáles serán —explicó.

—¿No se habla antes de tiempo sobre eso? —preguntó Sasuke.

—Se suele hacer, sí —asintió—. El problema es que puede que se salten las normas y sea en directo.

Los estudió con la mirada por un instante. Sasuke parecía estar pensándolo en serio. Sakura se sentía incómoda y Naruto… Naruto seguía mirándola como si hubiera hecho algo malo. Tragó, incómoda.

—¿Ocurre algo, Naruto? —preguntó en un tartamudeo.

Él asintió.

—Sí, pero sigue hablando, venga.

Sakura se inclinó un poco hacia delante.

—¿Qué ocurre? —se interesó—. ¿Ha pasado algo entre vosotros?

Hinata estaba confusa. Realmente dudaba que fuera a causa de que estuvo esquivándolo. Si tenía que ver con Kiba, le preocupaba.

—No lo sé —reconoció cuando él parecía incapaz de abrir la boca.

—¿En serio no lo sabes, Hinata? —preguntó una vez más Naruto—. ¿Tan poca confianza tienes en nosotros que eres incapaz de decirnos cómo te sientes? No, espera, tiene que venir alguien de fuera a hacerlo, porque no eres capaz de decirnos qué te pasa.

Hinata parpadeó. Estaba más perdida incluso que antes.

—¿De qué estás hablando? —inquirió Sasuke.

Naruto le miró y luego a ella.

—Kiba, el amigo de Hinata y chico que nos hace la página web, ha venido a verme antes. Estaba muy preocupado porque Hinata, al parecer, no duerme ni come bien. Me ha dicho que está estresada porque no sabe cómo manejar las cosas. Nos quiere proteger tanto que se olvida que esto es cosa de todos y quiere cargar con todo el peso ella solita. Seguramente me olvido de algo, pero esperaba, sinceramente, que Hinata fuera quien nos explicara todo. Que hablara con nosotros. Pero no, sigue ahí callada como si nada.

Hinata apretó los labios y las manos sobre su regazo.

—No es justo… —farfulló.

—¿Y cuándo sería justo? —preguntó Sasuke antes que Naruto—. ¿Cuando te desmayaras, quizás?

—Sasuke —regañó Sakura sorprendida.

—No —negó éste—. Hinata es nuestra mánager y tiene que hacer muchas cosas por nosotros, sí. ¿De qué nos sirve un mánager incapaz de resistir por no dormir o comer?

—Seguro que no es… —objetó Sakura.

—Lo siento —se disculpó interrumpiendo—. Es cierto. Estos días no podía dormir. Estaba obsesionada con ver cómo resolver el asunto de las entrevistas que es una buena fuente y ayuda para remontar. Me enfrasqué tanto que olvidé comer algunas veces y de dormir… bueno…

—Hinata —murmuró Sakura abandonando el sofá para abrazarla—. Cuando pasen estas cosas tienes que hablar con nosotros. Como lo estabas haciendo ahora.

—Un mánager tiene que hacer todo —respondió negando con la cabeza—. Yo creía que…

—Un mánager tiene que hacer muchas cosas, sí —reconoció Sasuke—. No ser un robot. Eso no es lo que queremos.

—Además de confiar en nosotros —recalcó Naruto—. Entiendo que te cueste hablar con Sasuke o que te dé vergüenza reconocerlo ante Sakura. Pero yo estoy aquí también, ttebayo.

—Quizás tú eres el menos indicado —reflexionó Sasuke.

Hinata se inclinó más.

—Lo siento… Yo descansaré. Comeré más y… cuando me sienta atascada os preguntaré.

—Bien —aceptó Sakura frotándole los hombros—. En cuanto a esto, es algo que vamos a tener que hacer tarde o temprano. No podemos esperar que sólo los conciertos nos den alas y, sinceramente, nosotros no estamos hechos para ser teloneros.

—Eso es claro —asintió Naruto—. Miremos de responder a las preguntas evadiéndolas o simplemente, haciendo algo que marque que no tenemos por qué responderlas.

—¿Tú has dicho eso? —inquirió Sasuke llevando una mano hasta su frente—. Tienes fiebre, seguro.

Naruto rechinó los dientes y le apartó la mano con un gesto de la suya.

—No. Es que esto es duro para Sakura —le recordó—. Y todos sabemos cuál será una de las preguntas incómodas.

Sakura se miró las uñas, preocupada.

—Lo sé, chicos. Pero hemos de hacerlo. ¿Por dónde empezarías, Hinata? —preguntó.

Ella asintió.

—Empezaría por aquí —indicó. Lo había pensado mucho y sopesó que sería una de las mejores opciones. Mostró las dos opciones. Una televisiva y otra de revista—. La de revista seguramente será tomar fotos, responder preguntas. La televisiva nos dará la oportunidad de presentar un tema nuevo. ¿Os parece bien?

Los tres estudiaron las dos opciones.

—Empecemos con la revista —propuso Sasuke—. Estaremos más cómodos e iremos más preparados.

—Vale —aceptaron los otros dos.

—De acuerdo. Llamaré ahora mismo —indicó—. Oh, también habrá entrevistas por separado y de radio. He enviado algunas maquetas a distintas cadenas de música. Seguro que tendremos noticias pronto.

Se puso en pie tras recoger las cosas y los miró a los tres.

—Pensad bien en qué cosas no queréis que se sepan y hasta dónde pueden llegar —recomendó—. Ahora mismo, lo más importante es esconder que Sasuke y Sakura son pareja. El tema del acoso y demás sigue todavía cicatrizando.

Los chicos asintieron.

—¿Dónde vas ahora? —se interesó Sakura.

Ella les miró y suspiró.

—Llamaré para aceptar una cita para la entrevista y después… —Los observó detalladamente y al final, sonrió—. Me iré a dormir.

RC aceptó su idea y la dejaron marcharse. No más tirones de orejas ni más regañinas.

Aunque nunca pensó que Naruto pudiera enfadarse tanto por descuidar su salud. Kiba escogió bien a quién chivarle el problema con su estrés. Y vale, no fallaría en ese asunto. Sin embargo, continuaba sintiendo dolor en el pecho y que él se preocupase tanto por ella no lo hacía más sencillo.

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La entrevista se presentó tres días después.

Una revista de moda juvenil aceptó al final su trato y aunque se llegó al acuerdo de que no presionarían de más, existía la opción de que las cosas pudieran irse por senderos inadecuados. Le preocupaba que Naruto lograra tener control y no soltara sin querer el chisme que deseaban ocultar o que presionaran de más a Sakura con su pasado.

Antes, se preparó una sesión fotográfica para la que los chicos tuvieron que posar, cambiarse de ropa varias veces y maquillarse otras cuantas. Parecían ya acostumbrados y aunque a simple vista era fácil, se notaba que empezaban a estar agotados cuando finalmente se terminó.

Ocuparon una sala de reuniones que reservó con adelantacion. Dejó las botellas de agua frente a cada uno de ellos y se quedó en una esquina donde pudiera observar el rostro de todos, lista para detener algo de no gustarle.

Tras presentarse, la periodista, Mei Terumi, dejó una grabadora sobre la mesa y sacó un bloc de notas. A su lado, dos jóvenes miraban detalladamente, sin perder ningún detalle.

—Permitid que os dé las gracias por participar en esta entrevista —comenzó Mei—. Después de tanto tiempo sin dar señales de vida, es lógico que vuestros fans tengan un sinfín de preguntas. Intentaremos responder algunas de ellas a través de esta entrevista. Primero que nada, me gustaría felicitaros, por supuesto, por vuestro regreso. ¿Hay algo en especial que os motivase?

Por supuesto, esa era una pregunta fácil para ganarse el favor de los fans. Si sabían gestionarla bien, claro.

Miró con suma atención a los chicos. Sasuke se inclinó hacia atrás.

—Los fans y nuestros sueños —respondió—. La música es parte de nuestra vida, así que no estar en ella nos mataba del mismo modo que a nuestros fans.

Otra respuesta estudiada, por supuesto. Mei sonrió al percatarse de ello.

—Por supuesto —aceptó escribiendo—. ¿Hasta donde llega vuestro sueño?

—¡A lo más alto! —Respondió Naruto sin pensarlo—. Sin detenernos. Hacia arriba.

—¿Los número uno?

—En parte —afirmó Sakura—. Hay muchas metas y todas están arriba. Ahora mismo estamos abajo, pero regresaremos. Tenemos mucha gente esperándonos.

Mei cabeceó, cruzando las piernas a la par que se daba unos golpecitos en los labios antes de continuar.

—¿Qué habéis hecho durante este tiempo? ¿Os ha servido de algo estar un tiempo sin conciertos, entrevistas y demás?

—Sí —reconoció Sasuke—. Nos ayudó a comprender que realmente amamos esto. Aprendimos más incluso.

—Cierto, estuvimos aprendiendo más de lo que amamos —continuó Sakura—. No dejamos de tocar, cantar y seguir ensayando, pero también aprendimos de otros grupos, observamos su determinación y decidimos que podíamos mejorar y eso hemos hecho. Aunque nos quedan todavía cosas por aprender, por supuesto.

—Claro —aceptó Mei mirando directamente a Naruto—. ¿Y tú, Naruto? ¿Has estado ensayando más vocal para hacer algún solo?

Naruto miró a los demás y luego asintió.

—Todos aprendemos de todo, como ha dicho Sakura —respondió—. Sakura sabe cantar también pero ama la batería. Y por ahora, estoy muy bien con los coros. Mis quejidos se guardarán para la ducha.

Sasuke la miró a ella e Hinata le devolvió una sonrisa cómplice, imperceptible más que para él. Sasuke le había entregado algunas partituras en las que daba a Naruto algo más que simples coros. Pero era algo para el nuevo disco que no podían desvelar. No todavía. Por eso, Naruto no lo sabía.

—¿Han pensado en unir a otro integrante más a la banda?

—Ahora mismo no estamos buscando a nadie —respondió Sasuke muy seguro—. De necesitarlo, no nos importaría. Sin embargo, los castings están cerrados.

—¿Habéis pensado en participar en otros ofrecimientos diferentes a la música?

—Por supuesto —asintió Sakura—. No lo descartamos.

Era normal que en algún momento a algún cantante importante le dieran un papel en una serie. Ellos por ahora, optaban a formar parte de la apertura o cierre de una de ellas. Aunque Hinata no dudaba en que Sasuke fuera escogido más adelante. Hasta Naruto podría hacer de extranjero.

—Después del concierto inesperado que disteis en la plaza frente al centro comercial y los pequeños comercios en que ahora mismo estáis trabajando: ¿hay algún concierto próximo?

—Todavía no podemos dar una fecha exacta, pero sí —respondió Sasuke.

—¡Y será increíble! —añadió animado Naruto.

Mei apenas podía borrar su sonrisa.

—Hemos visto que tenéis una página oficial, como muchos de los participantes de la KAS. Sin embargo, pese a que todavía estáis levantando el vuelo una vez más, tenéis una gran cantidad de visitas considerables. Y también, incluso, un foro en el que escriben sobre vosotros. ¿Cómo os tomáis esto? ¿Qué ideas os hace que justamente Naruto y Sasuke sean más emparejados?

Hinata tragó pesadamente. Era una de las preguntas que esperaba.

—Es algo interesante y divertido —respondió Sakura por ellos y guiñó un ojo—. Sinceramente, soy muy fan de esos fanfiction.

—¿Y vosotros? —cuestionó Mei mirando a los chicos directamente.

Naruto frunció el ceño.

—Me resulta curioso —dijo, intentando controlarse—, que me emparejen con él. Yo soy más guapo, así que…

Mei soltó una carcajada.

—No soy gay —respondió Sasuke—. De serlo, dudo que tuviera tan mal gusto.

Hinata no estaba muy segura de cómo se tomarían esa respuesta sus fans.

—¡Oh, venga! —exclamó Sakura—. Sois muy shippeables. No me frustres mi sueño —bromeó.

Mei se aferró a eso.

—¿Eres fan de ellos?

—La primera —afirmó—. Desde que eran niños. Son unos grandes chicos.

Por supuesto, Hinata sabía que estaba salvándole el culo a Sasuke. Pero no pudo evitar sentir que estaba alejándose de un precipicio.

—¿Cómo ha sido tu día a día con ellos? ¿No hay problemas por ser la chica del grupo?

—No, claro que no —negó Sakura tranquilamente—. Hace mucho que intenté dejar de competir con ellos y ser yo misma. Estoy atrás, observándoles mientras pongo mi granito de arena.

—Muchas de las letras escritas son tuyas. ¿Verdad?

—Así es. Sasuke crea magia que llamamos música y después, una vez la escuchas, es fácil ponerle una letra. Naruto es quien da el visto bueno al final.

—Es decir, que cada uno tenéis una tarea en el grupo.

—Claro —asintió Sasuke—. Sin eso, no podríamos hacer nada.

Mei asintió mientras escribía. No dejó de hacerlo en toda la entrevista. Sus preguntas fueron variantes, alejándose de lo que, seguramente, quería realmente preguntar.

Cuando la entrevista terminó, se estrecharon las manos y se llevó un álbum firmado por ellos. Antes de marcharse, le ofreció la oportunidad de entrevistarlos a todos por separado, cosa que aceptó cuando ellos estuvieran preparados.

Después, a solas, todos la miraron en busca de una nota y cuando levantó su mano en felicitación, finalmente se relajaron, agotados.

—No podemos decir que lo peor ha pasado. ¿Verdad? —preguntó Naruto.

Ella negó.

—Todavía queda un largo camino.

Le dio una palmada suave en el hombro, pero apartó la mano cuando él fue a tomarla entre las suyas. Si se dio cuenta o no de que lo había hecho, no estaba segura, porque regresó al trabajo. Mantener la mente ocupada servía para esos casos.

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—¡No hay nada como tener una espía entre las filas para enterarte de todo incluso antes de que salga a la luz!

Hinata no pudo evitar sonreír emocionada mientras Tenten mostraba la revista en toda su gloria. Aunque Neji se mantenía algo apartado, con el ceño fruncido, no parecía haber cambiado de su pensamiento acerca de RC y la emoción que creaba en su esposa. Sí, los celos eran complicados.

Y lo triste es que ella sentía el dolor de ellos.

¿Cómo podía su primo aceptarlos pese a sentirlos?

—Esto se merece una celebración, así que iré a hacer té y unas pastas para tomarlas mientras leemos todo.

Antes de poder negarse Tenten se marchó. Hinata sonrió derrotada y se acercó hasta su primo.

—¿Cómo lo haces?

—¿El qué exactamente? —preguntó.

—Soportar tus celos de que a ella le gustan los RC.

Neji la estudió con la mirada y luego, suspiró.

—Los RC que tanto le gustan no están casados con ella y no es a ellos a quien besa por las noches. Sentir celos es normal pero no ir más lejos. No es bueno que duelan demasiado. Tampoco es bueno asfixiar a la otra persona. Simplemente sé qué límites hay y los valoro.

—Porque sabes que Tenten te quiere a ti por encima del grupo —resumió. Neji asintió—. ¿Y si no te quisiera?

Su primo clavó la mirada en ella.

—Eso sería doloroso —reconoció—. Sin embargo, nunca puedes obligar a una persona a amarte.

—No, claro que no —corroboró.

—Hinata —dijo tomándola de la mano—. El amor puede doler, puede dar alas o no puede llegar. Es complicado, pero vale la pena vivirlo. Eso sí, siempre hay que tener en cuenta que es bueno levantarse. Nunca caerse.

Comprendió sus palabras. También entendió que ella era demasiado inocente como para creer que siempre había un camino lineal y sin sufrimiento. O dudas.

—Gracias, Neji —agradeció.

—Eso sí, Hinata —advirtió—. Si alguien te rompe el corazón, siempre puedo romperle las piernas.

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Cuando volvió a su nuevo hogar se lo encontró sentado en la puerta y jugando con Kurama. Desde que su padre lo admitiera como la mascota del grupo el extraño animal podía jugar en cualquier parte siempre que estuviera bajo la vigilancia de uno de ellos. Seguían alternarlo, así que no era raro que estuviera corriendo de un lado para otro. Lo extraño es que viniera con él.

—Naruto… —farfulló.

El chico levantó la mirada del animal para posarla sobre ella.

—¡Ah, al fin has vuelto! ¡Llevo esperándote durante horas! —acusó.

Hinata sostuvo las llaves en su mano, sorprendida.

—Yo… fui a cenar con mi familia —explicó—. No sabía que habíamos quedado o algo. ¿Me has llamado al móvil?

—No, que va —negó él haciéndose a un lado—. No era urgente como para llamarte. Es sólo que tú nunca sueles irte sin decir nada.

—Oh, se lo dije a Sakura —recordó. Se apresuró a meter la llave en la cerradura. Cuando esta crujió, empujó la puerta lo suficiente como para entrar ella. Kurama se coló entre sus piernas—. Bueno, entonces, si no necesitas nada urgente…

Naruto retuvo la puerta antes de que la cerrase. Con su cuerpo abriéndola más y mirándola desde su altura. Entrecerró los ojos.

—¿Cuánto tiempo vas a seguir así, Hinata? —preguntó ronco.

Hinata dio un respingo. Se subió las gafas con un tic nervioso.

—No sé de qué me hablas. Ahora estoy durmiendo y comiendo bien. No necesitas preocuparte —aseguró.

—No estoy hablando de eso y lo sabes.

Hinata se mordió el labio inferior, cosa que no ayudaba. Naruto finalmente se hizo con el control de la puerta y ella cedió, dejándole entrar. No necesitó una invitación, porque lo hizo y cerró enseguida tras él.

Kurama ya daba lametones a su cacharro en busca de algo de comida, lo que le sirvió para entretenerse más. Cuando volvió a centrarse en él, Naruto estaba apoyado de espaldas en la puerta y de brazos cruzados.

Debía de ser ilegal ser tan guapo.

No llevaba las pulseras acostumbradas, sólo una de cuero que rodeaba su muñeca, en vaqueros simples, descalzo y con una camiseta anaranjada cualquiera.

—¿Te has dado cuenta al final? —preguntó.

—¿Acaso estabas esforzándote porque no me diera cuenta? —preguntó algo osco—. Lo de ignorarme no se te da con el arte de la sutileza exactamente.

Bajó la mirada, avergonzada.

—Lo siento. No era mi intención, pero… necesitaba hacerlo. Estaba confundida.

Naruto se pasó una mano por la rubia cabeza.

—Creo que sé cuándo y por qué fue —dijo.

Hinata no supo qué responderle. Si lo afirmaba quedaría claramente como una tonta y si lo negaba, podría dar una mala impresión.

—Viste a Ino salir de mi dormitorio por la mañana.

—Sí —reconoció. Eso no podía negarlo—. La vi, claro.

—Tu misma me dijiste que debía de dejar las cosas claras con ella. En el restaurante. ¿Recuerdas?

—Sí, sé lo que hice —asintió sin poder evitar un deje de frustración—. Lo siento, es solo que…

—No va a causar problemas —negó él acercándose para arrodillarse junto a Kurama y jugar con una de sus colas—. Pasamos la noche juntos y fue… extraño. Se sintió desolador. Así que nos dimos cuenta de que no había vuelta atrás. Es demasiado tarde.

Se llevó una mano al pecho, dándole la espalda. Fingió colocar mejor su cama y sacó su pijama de debajo de la almohada.

—¿Qué quieres decir con que pasasteis la noche juntos? —preguntó y al instante se arrepintió.

Era como meter el dedo en la llaga de su propia herida.

Naruto se echó a reír, nervioso.

—Bueno, pues… eso, vamos —explicó con torpeza. Hinata no pudo evitar mirarle, ofendida.

—¿Ino no está saliendo con Sai? —inquirió sorprendida—. ¿Y él no era tu amigo?

Naruto se llevó una mano al mentón.

—Tienen una relación extraña —respondió encogiéndose de hombros—. He visto a Sai con otras mujeres. Recuerdo que me enfadé mucho porque engañara a Ino, pero cuando le reclamé me contestó que eran ese tipo de pareja y que no había problemas.

—¿Ese tipo de parejas?

—Sí, de las que están juntas y aún así pueden estar con otros —explicó confuso por su inocencia en esos temas—. Vamos, que no he roto ningún tabú. Sé que suena estúpido, pero ella llamó para pedir permiso y todo. Sai aceptó y… Mierda. Qué te estoy contando —gruñó pasándose una mano por la cara—. El caso es que no funciona. Agradezco que me dieras ánimos de intentarlo de nuevo, pero no hay forma. No funcionamos ya.

Sintió la boca pastosa y el cuerpo pesado. ¿O era el corazón?

Se sentó en la cama para mirarle.

—¿Qué harás ahora? —preguntó.

Él dejó a Kurama para ponerse en pie, sacudiendo las manos.

—Bueno, claramente no puedo ponerme a ligar con tanta libertad como podría gustarme, soy famoso —reflexionó sin borrar una sonrisa pícara—. En realidad, el tema de que estuviéramos conteniendonos por Sakura no me afectaba tanto como pensaba.

Se sentó a su lado y buscó su mano, aferrándola, enlazando sus dedos.

—Pero te agradezco mucho que me animaras a ser libre y buscar el cariño de alguien. Eres genial, Hinata.

Se llevó la mano a los labios, besándole el dorso y sonriendo contra su piel.

—Así que no necesitas preocuparte más. No voy a crear un escándalo por estar saliendo con una escritora famosa. No tendrás que tapar ninguna de mis salidas. Y tampoco ignorarme —añadió—. No soy un niño tan malo.

¡Dios santo! ¡El corazón iba a salirse por la boca! ¿Cómo podía estar en un bucle de felicidad y dolor a la vez? ¡Iba a tener un ataque!

—Que te ignore no es malo —aseveró apartando la mano y desviando la mirada.

Él la retuvo del mentón para que le mirase. Sus ojos, brillantes y dolidos.

—Lo es —garantizó—. Hinata, para mí eres una persona importante.

—Sólo porque soy vuestra mánager. Si me hubieras visto en un pasillo cualquiera de la escuela ni siquiera te habrías fijado —aseguró empujándolo con sus manos en los hombros.

—Puede —reconoció él cediendo—. Pero no fue así. Las personas se conocen por algo que pasa. No estoy viviendo una historia de cuento, así que conocerte debía de ser un modo u otro. Grité para que fueras nuestra y lo eres. Es demasiado tarde para retroceder ya.

No pudo evitar sonreír. Defraudada, cansada.

Él realmente no se daba cuenta. No lo comprendía. Y ella no tenía fuerzas para explicárselo en ese momento.

Fingió un bostezo.

—Vale, dejaré de ignorarte —aceptó—. Reconozco que ha sido un acto infantil de mi parte. A cambio, vete. Déjame dormir, por favor.

Él asintió y por si no fuera suficiente lo que estaba haciendo con su corazón, se inclinó para besarle la frente y, después, marcharse. Kurama se subió a los pies de la cama, bostezando. Al menos, alguien pudo dormir esa noche en su cama.

Continuará...