Aunque no lo parezca, creo que este capítulo es más largo que el anterior =)
Capítulo 10
Corazones torpes
Un beso puede mostrar el alma escondida.
—¿Qué puedes decirme de Corazón de sueños? La canción es de Sasuke Uchiha, pero tú eres la que puso la letra a la canción. ¿Crees que los fans han entendido bien el mensaje que queríais aportar con ella?
Hinata se mordió el interior de la mejilla mientras observaba tras el cristal a Sakura, sentada frente a los enormes micrófonos junto al presentado de la cadena de radio Todo música. La muchacha sonreía abiertamente tras que una ligera y divertida entrevista estuviera resultando un éxito.
Cuando la cadena se mostró interesada por ella, Hinata se encargó de comprobar que no iban a tergiversar sus palabras o iban a indagar en temas dolorosos. Sakura, pese a ello, se mostró segura de sortearlos.
Y estaba haciendo una entrevista fantástica.
—Creo que la percepción depende mucho de cada persona. Igual una persona a la que acaban de romperle el corazón entiende la letra de una forma diferente a una que acaba de enamorarse o que es correspondida. La melodía era perfecta para esas letras, Sasuke siempre hace un trabajo perfecto y Naruto es el que nos da el punto final, así que es el tipo de canción en el que hay mucho trabajo detrás, pero sólo uno puede entenderla a su modo.
—Es una de las canciones más descargadas en este momento desde vuestra página web —felicitó el comentarista—. También, nosotros que somos muy curiosos, hemos estado investigando y cotilleando por la página. Desde ayer hay puesta una cuenta atrás. ¿Nos puedes dar un adelanto?
Sakura sonrió y la buscó con la mirada. Hinata asintió intentando no demostrar que esa era justo la oportunidad que estaban esperando.
—Puedo —aceptó Sakura. Los ojos del locutor se agrandaron de emoción—. Estamos preparando una sorpresa magnifica. Un nuevo disco que vendrá cargado de canciones nuevas. Además, se anunciarán otras cosas, que, esas sí, me las guardaré y tendréis que estar atentos para descubrir más.
Pese a que el hombre insistió, Sakura puso freno educadamente y sin dañar al grupo.
—Cuéntanos acerca de ti, Sakura —continuó el hombre, cansado de intentar sacar algo más—. ¿Por qué la batería?
—Quería algo diferente y en lo que fuera buena. Probé distintos instrumentos. Sé tocar el piano, el bajo y hasta puedo hacer los coros cuando toca, pero la batería es más excitante, más directa. Además, hay pocas mujeres tras una.
—¿Y qué hay de los amores?
Sakura soltó una carcajada.
—Estoy tan ocupada con el grupo y estudiando que no tengo tiempo para esa clase de cosas.
—Oh, vaya. Muchos de tus seguidores pensaban que te habían roto el corazón y por eso eras capaz de crear esas letras tan sensitivas.
—Sí, están en lo correcto —reconoció—. Me rompieron el corazón muchas veces. Pero he aprendido que una puede seguir adelante si se esfuerza. Hasta tal punto que me he olvidado como es tener una cita —bromeó, cubriéndose la boca femeninamente.
—¿Quieres tener una cita conmigo? —bromeó el locutor.
Ella movió la mano, divertida.
—Oh, no, no podría. Tus fans se pondrían muy celosas.
Amos rieron, cómplices de la broma.
—¿Nunca has pensado en sentir algo por uno de tus compañeros? —preguntó sorpresivamente el hombre. Hinata miró a su alrededor. Esas preguntas no estaban preparadas—. Según los rumores os conocéis desde que erais unos niños.
—Así es —confirmó Sakura manteniendo el tipo—. Nos conocemos desde muy pequeños. En la guardería. Nos criamos en el mismo barrio y en el instituto nos convertimos oficialmente en un grupo.
—Y en cuanto a sentir algo por ellos…
—No —negó haciendo un guiño—. La verdad es que siempre he sido más la madre del grupo. Curaba las heridas de Naruto, regañaba a Sasuke para que recordara comer. Así que nunca tuve la idea de pensar en ellos como hombres. Soy consciente de que lo son, por supuesto.
Por supuesto, ellos no sabían de la relación secreta entre Sakura y Sasuke. El tiempo que llevaban ambos gustándose, esperando el momento propicio. Lo que significaban el uno para el otro.
Sentía envidia.
—Pero los tres estamos fijos en cumplir nuestros sueños y menos en el amor.
Esas palabras casi fueron como una bofetada para ella. Después de su encuentro aquella noche en su dormitorio, Naruto volvió a actuar como de costumbre y no se percataba para nada que, sus molestias, eran más por haber descubierto que podría estar enamorada de él.
Lo había alentado a lanzarse a los brazos de Ino de nuevo. Que no funcionara no significa que no doliera el hecho de que, para comprobarlo, ambos habían estado juntos de nuevo y que ella había logrado besos por los que Hinata se moría.
—Muy bien. Muchas gracias por aceptar esta entrevista con nosotros, Sakura. Esperamos que tengamos muchas más oportunidades y estaremos atentos a las nuevas novedades, porque nos has dejado muy intrigados. Ya sabéis, fans, no os perdáis detalle de la página que vienen noticias cargadas de mucha adrenalina.
Más tarde, mientras caminaban hasta la sala de ensayo, Sakura y ella se reían entre dientes.
—Esperemos que realmente tenga tanto interés como estamos fomentado —deseó. Sakura la tomó de la mano, sonriente.
—Ten por seguro que sí, Hinata. Nos hemos esforzado mucho para lograr esto y ya no podemos parar.
Hinata le devolvió la sonrisa.
—Siento lo de la pregunta sobre el tema amoroso. No estaba en el guion.
—Lo sé, no te preocupes. No es la primera vez que pasa y pasará muchas otras veces —expresó encogiéndose de hombros—. Creo que esperan que haya un tema morboso entre nosotros para contar.
Y lo habría. Sería un verdadero caos si se enterasen de que Sakura y Sasuke estaban saliendo. Muchas de las fanáticas estaban enamoradas del moreno, otras, querían que Sasuke y Naruto demostraran que lo suyo era mucho más que amistad. La última vez que revisó el foro habían aumentado las ediciones de imágenes donde Sasuke y Naruto se besaban. Algo que la había dejado con la boca abierta y a Kiba riéndose por horas.
Sakura tampoco se quedaba atrás, por supuesto. Tenía un gran número de fans. La última vez que lo revisó eran más de quinientas personas. Casi todas mujeres. La nombraban la "Waifu". Y muchas aseguraban que los chicos no eran capaces de entender la clase de mujer que tenían a su alrededor.
En cuanto a las expectativas de que Naruto, Sasuke o Sakura se casaran con personas ajenas asustaban a los fans. Muchos aseguraban no sobrevivir de ver algo así. Era un tema tan delicado que causaba terror. Al menos, eran conscientes de que un día debería de pasar.
[Usuario 123]: Yo los amo, a los tres, pero seamos conscientes. Nadie nos asegura que no vayan a casarse alguna vez. Sea entre ellos o no, tienen derechos a ser felices, ya que nos han estado haciendo felices a nosotros por tanto tiempo. Además, siempre podemos imaginar y hemos escrito cosas muy delicadas de ellos y nos han regañado, incluso lo han disfrutado y bromeado sobre ello. Somos afortunados de que RC sea como es.
Hinata había puesto todas sus expectativas en esos comentarios. Incluso los habían colocado como parte del eslogan y felicitado con premios. Por supuesto, no todo el mundo estaba de acuerdo con esos comentarios.
[Usuario 1003]: ¿Casarse? Eso sería injusto para sus fans, que los seguimos desde sus comienzos y esperamos mucho tiempo para que regresaran. No me importa si quieren echar una noche de sexo, pero que no se casen. Eso significaría que mis posibilidades de casarme con uno de ellos ya no existirían y no serviría de nada seguirlos. Sentiría que han jugado con mis sentimientos.
Los chicos no solían contestar esos mensajes, aunque Hinata sabía que los leían. Habían creado una especie de horario en el que sentarse en el dormitorio de Sakura y leerlos. Algunas veces les sacaban risas, especialmente, los que los emparejaban y otros, simplemente, los ignoraban.
[Usuario 123]: A mí no me importaría que se casaran, siempre y cuando, fueran Sasuke y Naruto. Sigo pensando que hacen una pareja muy atractiva. ¡Kyah!
—Oye, Hinata —murmuró Sakura mientras cruzaban el arco de la puerta y se metían en los curvilíneos pasillos hacia el lugar de encuentro—. ¿De qué hablaste con Kakashi el otro día? Te llamó con mucho secretismo y ya sabemos que no siempre augura algo bueno y pone de mal humor a los chicos.
—Ah, bueno, en cuanto a eso… —balbuceo ladeando la cabeza y mordisqueándose el labio—. Me sugirió unos cambios de guion.
—¿Cambios?
Sakura se detuvo en la puerta donde las letras de RC remarcaban que tenían reservado el camerino y estudio de grabación. Gracias a las ventas, la donación de su padre y su nombre habían ayudado a tener unas buenas instalaciones, mejores que las de antes, incluso.
La chica abrió la puerta y justo entonces, dos voces se pusieron de acuerdo.
—¡HINATA!
Sasuke y Naruto caminaron hacia ella como si fuera la única fuente de agua. Sakura se hizo a un lado antes de ser arrastrada. Sasuke tiró de ella desde la muñeca izquierda, Naruto, de la derecha. La puerta se cerró tras de sí con un chasquido extraño.
—¿Chicos? —preguntó tímidamente.
—¡Explica esto! —exigió Sasuke mostrando el cuaderno con el guion frente a ella.
—¡Sí, sí! —recalcó Naruto.
Ambos apretaban sus muñecas con más fuerza de las que esperaba. ¡Estaban furiosos!
—Bueno… la verdad es que… el primer guion se cambió a última hora y como estaba la entrevista de Sakura no tuve tiempo de avisaros de los cambios. Kakashi pensó que…
—¡Kakashi! —interrumpió Naruto apretando los dientes.
—Cómo no —gruñó Sasuke.
Entonces, la soltaron.
La mano de Sasuke llegó hasta su hombro izquierdo. La de Naruto al derecho. La de Sasuke más fuerte, la de Naruto, más caliente. Y, entonces, la empujaron a la par hacia delante.
—¡Chicos, esperad!
Pero la voz de Sakura no los retuvo. Furiosos, ni siquiera fueron conscientes de qué estaba pasando, hasta que pasó. Ella no lo comprendió hasta que sintió el frio en su piel. Sakura, sin embargo, tiró de las camisetas de ambos hacia atrás, con tanta fuerza, que los sentó de culo.
—¡Sois unos idiotas de cajón! —acusó.
Hinata la miró, empalidecida.
—Eso… no era… mi…
Sakura extendió la boca en una mueca sugestiva de afirmación. Hinata empezó a notar el llanto arder en sus ojos. Echó las manos hacia atrás y sí.
Su falda acababa de rasgarse y tenía todo el trasero al aire.
—Se ha quedado enganchado en la puerta cuando te han metido dentro y al tirar… —explicó Sakura.
Se volvió para golpear a ambos con una de las botellas que atrapó.
—¡Mirad que sois…!
—¡Ay, Sakura! —protestó Naruto levantando las manos por encima de su cabeza—. ¡Pégale más a Sasuke!
Dicho y hecho. Sasuke la miró incrédulo y Naruto aprovechó para escapar. Se detuvo frente a ella, mirándola fijamente.
—No me mires, por favor —rogó desviando la mirada y pegándose contra la puerta lo más que pudo. Si otro día llevase mejor lencería, quizás no le importara, pero… ¡Eran fresas! ¿Quién llevaba a su edad ropa interior de fresas?
Él ignoró su ruego y se llevó las manos a la cintura. De un rápido tirón, levantó su sudadera naranja por encima de la cabeza, quitándosela. Después, se movió lentamente hasta su altura y la pasó por encima de su cabeza hasta colocarla en su espalda. Tiró un poco hacia delante de ella y, a continuación, ató las mangas alrededor de su cintura con firmeza.
Ella le miró atónita.
—Así nadie te ve y puedes quedártela hasta que terminemos aquí —le dijo susurrándole al oído. Luego, se separó y sonrió culpablemente—. Lo siento, Hinata.
Enrojeció. Diablos, su corazón volvía a danzar como loco en su pecho.
—No, yo… quizás deba de empezar a usar pantalones en vez de faldas y…
—No —negó él tajante.
Ella le miró con los ojos muy grandes. Naruto estaba tan serio que podría dar miedo.
—Las faldas te gustan. Úsalas.
En realidad, ellas las usaba porque eran más cómodas para esconder su figura. Sí, podía pasar por una persona gorda pero no marcaría sus michelines. Y eran lo suficientemente frescas como para evitar calor de más entre sus muslos.
Asintió, tímida.
—Igualmente —interrumpió Sakura—. ¿Por qué tanto enfado?
Sasuke le extendió el guion.
—Míralo por ti misma.
Sakura lo abrió y pasó las páginas una a una. Una tirante sonrisa empezó a temblar en sus labios. La miró a ella de reojo.
—¿Lo has leído?
—No —confesó—. Kakashi me dijo que se encargaría de todo. ¿Tan malo es? ¿No va con la canción?
Sakura apenas podía controlar la risa ya.
—Es… realmente genial, ja, ja, pero… ja, ja. ¡Ay, no puedo! Lee.
Hinata lo tomó entre sus manos y empezó a leer.
Una de las sorpresas que Sakura se había guardado era que les habían otorgado un permiso para grabar su primer videoclip. Iban a tener una canción mostrada en un video y los actores serían ellos, claro.
Kakashi era responsable de apoyarles en el asunto, incluso fue él quien les consiguió la gran oportunidad.
La canción trataba sobre una relación prohibida en la que uno de los integrantes se suicidaba. Cuando Hinata había entendido relación prohibida se imaginaba a algo más como romeo y julieta, pero el guion había cambiado a la situación de dos chicos estudiantes que siempre peleaban entre ellos porque realmente se amaban. Cuando uno de ellos moría, era que el otro se imaginaba cómo habría sido estar en sus brazos, besarse y otras cosas más que se insinuarían, pero se dejarían a la imaginación del receptor.
Pasó de ser una relación entre un hombre y una mujer a ser la de Naruto y Sasuke.
—Pero esto… es brillante —murmuró.
—¿QUÉ PARTE? —Ladraron ambos jóvenes. Ella dio un respingo.
—Perdón, yo… lo veo todo desde el lado de ventas y publicidad. La gran mayoría de fans vuestros os emparejan. Escriben historias sobre vosotros. Darles algo que podría haber sido les encantará. Las hará llorar, pero tendrán algo que querían ver.
—Un beso entre ellos —puntualizó Sakura divertida.
Sasuke gruñó y la miró.
—¿Eres consciente de qué tendré que hacer?
Sakura lo sopesó. Después, asintió y no parecía para nada preocupada. Más bien, su vena fanática parecía estar vibrando.
—Vale. Si yo tengo que besar a este maldito —gruñó Naruto cerrando el puño y temblando—, para que nuestro sueño se haga realidad. Lo haré.
Sasuke captó sus palabras y tras bufar, se puso en pie.
—Lo mismo.
Los cuatro sonrieron.
Aquello iba a encantarles a los fans.
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Por supuesto, las grabaciones se llevaron a cabo en secreto y en escenarios internos de la escuela, bajo la atenta mirada de la directora, Kakashi y ella. Sasuke y Naruto actuaban con naturalidad durante las peleas, pero cuando llegó el momento de la verdad, se notó la incomodidad entre ellos de tal forma que tuvieron que cortar muchas veces.
Ambos, frustrados, se sentaron en las sillas de descanso y aceptaron el agua de sus manos.
—Nada, no hay forma —protestó Naruto echándose hacia atrás—. Cuando intento besarte se me eriza todo y me da mucho asco.
—Pues imagínate a mí —contestó Sasuke siguiendo con la mirada a Sakura, que gravaba una de sus escenas.
Hinata sopesó la situación.
—¿Y si imagináis que es otra persona? —propuso—. No sé, alguien que os guste.
Ninguno de ellos solía hablar de la relación secreta de Sakura y Sasuke. Nunca se sabía cuándo alguien podría escuchar. Sin embargo, Sasuke frunció el ceño sin apartar la mirada de Sakura y, después, para disimular, sobre el resto de trabajadores.
—Puedo hacerlo —aceptó levantándose.
—¿Sasuke? —preguntó ella.
—Baño.
Y no añadió más, alejándose. Quizás necesitaba mentalizarse.
—Es la única escena que os queda por grabar —le recordó a Naruto posando una mano en su hombro—. ¿No puedes imaginarte a alguien?
Él la estudió con la mirada.
—¿A quién?
A mí, por ejemplo.
Apretó los labios antes de que sus pensamientos salieron a la luz. Tragó. Quizás así las palabras se marcharan.
—¿Ino? —propuso en voz baja.
Naruto chasqueó la lengua.
—No serviría de nada —reflexionó—. Ya no siento esas cosas por ella. Así que no funciona. Necesito a alguien con un vínculo existente en este momento. Aunque sea de amistad. A la que pudiera besar en la mejilla y nada pasara. No sé…
Entonces, se puso en pie y le dio palmadas en los hombros.
—¡Ya lo tengo! —exclamó—. Tú.
Hinata podría haber flotado en el aire.
—¡Eres mi amiga! Debería de poder hacerlo. Ya sé. Cuando estemos rodando, ponte en ese lado —señaló uno de los lugares tras las cámaras—. Y miraré hacia ti. O bueno, entrecerraré los ojos, pero te veré.
—No sé si…
—Por favor —suplicó agachándose y uniendo las manos en súplica—. Si pienso que es Sasuke no podré. Has de ser tú.
Temblaba. ¡Dios si lo hacía! Tuvo que hacer uso de su mejor autocontrol para afirmar. Naruto se mostró conforme y agradecido. Cuando llegó el momento de volver a intentarlo, se posicionó justo donde le indicó.
El corazón le latía tan fuerte que le dolía el pecho. Observaba la escena desde otro ángulo, justo detrás de Sasuke. Era… como ser él.
Ella amaba a Naruto. Le amaba, pero por alguna razón su relación sólo se basaba en peleas que provocaban que ambos se distanciaran de lo que sentía. Sin embargo, en ese momento, ellos estaban bien. Podían dar rienda suelta a sus sentimientos. Podían demostrar que estaban enamorados.
Naruto la sujetaría de los hombros tal y como hacía con Sasuke. Acariciaría su mejilla. No importaba que fuera estuviera lloviendo, dentro era cálido. En sus brazos se sentía segura. Entonces, esa mirada profunda y azul se fijaría en ella, en su rostro y se inclinaría lentamente, cada vez más cerca, cortándole el aliento y, entonces, ella cerraría los ojos y él, la besaría.
Cuando volvió en sí fue cuando empezaron los aplausos. Se percató de que había cerrados los ojos y arqueado su cuerpo, como si realmente estuviera ahí, esperando un beso.
Sasuke, Sakura y Naruto se despedían finalmente de los trabajadores y ella debería de ponerse en marcha para decidir las fechas exactas y anunciarlo en la página web. Tomó aliento y recuperó la cordura para correr entre los diferentes encargados.
Estaba tan enfocada en su trabajo que cuando llegó el momento de volver se percató de lo cansada que estaba. Naruto, Sakura y Sasuke no estaban mejor. Los tres arrastraban los pies mientras subían las escaleras hasta el dormitorio.
Sasuke se detuvo en el Sakura y esperó a que ella abriera para entrar. Hinata se despidió de ellos con la mano, sonrojándose ante la idea de que algo pasara entre ellos. Algo en lo que ella no debería de meterse y que esperaba que ambos fueran lo suficiente responsables.
Se detuvo frente a su puerta, bostezando y se percató de que Naruto continuaba ahí.
—¿Ocurre algo? —preguntó sintiendo sus párpados pesados.
Él no abrió la boca. Se quedó mirándola durante un instante.
—¿Naruto?
Suspiró.
—Realmente me ha ayudado —le dijo al final—. Que estuvieras tras Sasuke.
—Ah, cierto —recordó dándole la espalda para abrir la puerta y entrar—. No ha sido nada.
Naruto avanzó y se detuvo justo en la puerta, cubriendo la entrada con su estatura y cuerpo.
—De verdad que me has salvado el trasero —repitió—. Ha sido intenso —añadió entrecerrando los ojos—. Hinata.
—¿Eh?
Abrió los labios, sorprendida por la intensidad con la que la miraba.
—Tú… ¿Te has imaginado estar en el mismo lugar que Sasuke?
Dio un respingo, poniéndose colorada. Soltó una risa nerviosa y apretó sus dedos.
—¡No! No, yo… —tragó, levantando la cara hacia él—. Nunca osaría pensar algo así. No soy el tipo de chica que tendría esa idea de… —tomo aire, casi como un suspiro aletargado—, de que me besaras de esa forma…
Entonces, algo pasó.
Estaba fuera de su control y quizás, del control de Naruto también.
Él se movió, sólo un poco y la atrapó de la barbilla. Tiró un poco de ella, obligándola a arquear su cuerpo y bajó la cabeza. Sólo fue un gesto rápido, un roce casi inexistente, pero que se hizo.
Él se apartó, retrocediendo.
—¿Qué? —masculló sorprendida.
Él se echó a reír y luego se rascó la nuca.
—Claro, no. Nunca podrías imaginarte que yo te beso —bromeó—. No. Ni siquiera has puesto la misma cara que en ese momento. Ahora parece que más bien fuera como horrible. Lo siento, Hinata. Confundí las cosas.
Hinata se quedó sin habla. No comprendía exactamente a qué se estaba refiriendo Naruto.
Entonces, le dio la espalda, rascándose la nuca.
—No sé a quién estabas imaginando antes en la escena, pero esa cara que has puesto por él, vale la pena que se la muestres, Hinata —le dijo y antes de cerrar, añadió—, lo tendrás para siempre a tus pies.
Y, después, sólo quedó ella, el silencio y la sensación de aquel rápido beso.
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—¡Es hoy!
Sakura la atrapó de los hombros con tanta fuerza y la sacudió que los dientes les castañearon y las gafas resbalaron por su nariz. Se echó a reír al comprender la emoción. Era la primera vez que RC iba a sacar un videoclip y, era algo muy esperado tanto por ellos como fans.
Habían visto en primicia cómo quedó el resultado y continuaba emocionándose cada vez que lo veía, más, con la canción enlazada al video. Aunque, había aparecido otro tipo de sentimiento: cada vez que aparecía la escena del beso se veía obligada a desviar la mirada y, después, se enfadaba por que no entendía el motivo de hacer eso.
—¿Crees que le gustará a la gente? —preguntó Sakura.
—A la que les encanta emparejarnos a Sasuke y a mí, seguro —protestó Naruto. Aunque también se mostraba emocionada por lanzar su primer videoclip, continuaba frustrado por el tener que mostrar esa parte de su vida que no compartía—. Tsk, me dan ganas de ser rebelde e irme con una mujer para acallarlas.
—¡Ni se te ocurra!
Sakura y ella hablaron a la vez. Ambas se miraron entre sí y Naruto las miró con espanto.
—Yo de ti guardaría la bragueta —aconsejó Sasuke—. Una podría no caparte. ¿Dos? Tendrás suerte si logras huir.
Naruto dio un respingo aterrado.
—¡Era una broma! —protestó mirándolas—. ¡No pensaba hacer eso!
Hinata sintió que la miraba fijamente. Ella frunció el ceño, confundida y, de nuevo, aquella sensación frustrante regresó a ella. Naruto desvió la mirada y se rascó la nuca, volviéndose hacia Kiba.
Se habían reunido en la biblioteca, donde Kiba estaba enfrascado en preparar todo para el nuevo evento. Les había ofrecido la oportunidad de subir el video por ellos mismos con solo presionar una letra. Emocionados, habían aceptado, pero la esperaba estaba torturándoles. Incluso más que a sus fans.
Hinata sintió cierta ternura hacia ellos.
—Hinata, tu móvil está sonando —advirtió Sasuke.
Ella se volvió enseguida para atrapar el aparato entre sus manos. Era una agencia de modelos. Sorprendida, se llevó el dedo a los labios para demandar silencio y respondió.
—Sí… Sí, comprendo. Por favor, envíeme el contrato y yo les daré su respuesta. Sí… Entendido. Muchas gracias por la oportunidad.
Colgó y enrojeció al notar que todos estaban mirándola fijamente. Se detuvo en Sakura.
—¿Quién era? —preguntó ella al notar el escrutinio.
Carraspeó.
—Una empresa de modelaje para artistas —explicó—. Querían saber si estarías interesada en formar parte de unas revistas femeninas. No te quitaría mucho tiempo de tu horario y pagarán bien. Aunque ya sabes que la escuela se quedaría con una comisión.
Sakura se levantó como un resorte del escritorio en el que se había sentado, junto a Sasuke. Con los ojos brillantes y la boca extendida.
—¿No es una broma?
—Para nada —aseguró. Miró el móvil con el ceño fruncido—. O eso espero. Porque podría denunciarles de ser mentira. Enviarán el contrato a mi e-mail y lo revisaré. Si es que quieres participar.
—¡Quiero! —exclamó ella—. ¡Ay, madre, quiero!
Después, en un acto de euforia, se volvió para plantarle lo que a Hinata le pareció el beso del siglo a Sasuke. Kiba se quedó con la boca abierta y aunque Naruto había intentado cubrirle los ojos, no sirvió de nada.
El chico la miró a ella, con la boca aún abierta. Luego a ellos, que carraspearon y se separaron al recordar dónde estaban.
Hinata hizo una mueca de súplica.
—Kiba… —murmuró—. ¿Recuerdas la vez del baño…?
El muchacho enrojeció y tensó la espalda.
—Comprendido —aceptó—. Yo no cuento esto y tú no cuentas eso.
Hinata levantó el pulgar. Odiaba chantajearle, pero era algo necesario.
—Guau. Guau —continuó, sin embargo—. Vale, chicos. Es la hora.
Los cuatro se acercaron al ordenador. Hinata se mantuvo tras ellos, esperando emocionada. Kiba, que sujetaba el móvil preparó la cámara. Los chicos se miraron entre sí.
—Esto es un paso más —comenzó Naruto—. Uno más para ser los números uno. Para lograr lo mejor. ¿Estamos?
—¡Estamos! —exclamaron Sakura y Sasuke a la par.
—¡RC! —gritaron los tres.
Y presionaron el botón.
Kiba hizo la foto.
Aquel día, ese video, tuvo más de un millón de descargas, tres mil comentarios y cuatro mil reproducciones.
Nadie, absolutamente nadie, fue ajeno a RC.
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Aunque se sentía algo mareada por el cansancio y la cama la llamaba como nunca, Hinata se sentó frente al ordenador para revisar los mensajes recibidos. Tal y como habían prometido, el mensaje para Sakura estaba allí. Lo revisó y tras apuntar las cosas más importantes, se lo envió a Sakura.
Dudaba que esta le echara un vistazo esa noche. Estaba segura de que su celebración con Sasuke le llevaría a ciertos placeres para los que ninguno de ellos estaba invitado. Sólo esperaba que fueran conscientes y responsables de quienes eran.
Junto al resto de mensajes hubo dos que le llamó la atención. Uno de ellos era en referencia a Sasuke y el otro, para Naruto. Por supuesto, las sorpresas de RC no habían terminado y que solo aquel videoclip llamase tanto la atención era impresionante.
Estaba tan emocionada que se puso en pie, dispuesta a contárselo. Se olvidó de que eran las doce de la noche y corrió descalza hasta los dormitorios. Golpeó primero el de Naruto y, después, el de Sakura.
Sasuke le abrió la puerta y entonces, recordó la hora, el por qué no debía de haberlo hecho y lo vergonzoso que era ver a las personas en esos momentos.
—¿Qué pasa? —preguntó Sakura arrastrando la voz.
Hinata deseo que la tierra la tragara. Sakura caminaba hacia ella bajándose la camiseta, algo que habría querido que hiciera Sasuke, cubriéndose el torso desnudo. A continuación, sintió pasos a su derecha y al volverse, un soñoliento Naruto, en calzoncillos, caminó hacia ella.
—¿Qué ocurre, Hinata? —preguntó bostezando—. Me acababa de quedar dormido.
Hinata se cubrió el rostro. Aquello era incluso peor.
—Yo… lo siento —se disculpó—. Estaba revisando el correo y vi noticias tan buenas que olvidé la hora y el momento. ¡Lo siento!
Naruto miró hacia Sasuke y Sakura y, después a ella. Avanzó hasta cubrir con su cuerpo a la pareja.
—Volved a la cama. Yo me haré cargo y mañana os contamos. Si es bueno, tomaré decisiones y sino, lo discutiremos.
Sasuke pareció dudar y ella tuvo que desviar la mirada. ¡Naruto tenía un lunar! ¡En la espalda! ¡Y era hermoso! ¿Cómo podía un lunar ser hermoso?
No logró captar lo que Sasuke dijo, pero la puerta se cerró y Naruto tiró de ella desde la muñeca para que lo siguiera. Arrastrando los pies, ambos se metieron en el dormitorio del muchacho.
El desorden los recibió. Cuando cerró la puerta, — le pareció ver las orejas de Kurama bajo un montón de ropa—, Naruto se tiró en la cama boca arriba. Luego, la miró adormilado.
—¿De qué se trata?
—Yo… puedo esperar a mañana —le dijo. Ese lugar olía a Naruto. Por todas partes. A su perfume, a la cera que usaba para la guitarra…
—No, ahora me muero de curiosidad.
Le vio volverse boca abajo y meter los brazos bajo la almohada. Parte de su rostro se hundió en ella, pero sonreía y la miraba con los ojos brillantes.
—Tienes toda mi atención.
Y eso la ponía nerviosa. Como un flan. Aún así, se alisó la falda y se sentó en el único lugar donde no había ropa de por medio. Él se echó a reír y extendió su mano.
—Ven a sentarte en la cama —invitó.
Y bien podría haberse desmayado. Sin embargo, dio pasitos pequeños hasta su altura. Él le asió la mano con delicadeza y la sentó a su lado. Su cadera contra su trasero.
—Ay, lo siento —se disculpó avergonzada y se echó un poco más hacia el filo. Él se rio una vez más.
—Hinata, si no pudiera sostener a una mujer sobre mis caderas, qué clase de hombre sería —soltó. Hinata parpadeó, inocente.
—¿Por qué irías a sostener a una mujer sobre tus caderas?
Eso, por supuesto, no lo preguntaba en broma. Naruto se quedó con la boca abierta, se apoyó en los codos, enrojeció, se dejó caer de nuevo y ocultó su rostro en la almohada. Hinata podía jurar que tenía las orejas rojas.
—No importa —dijo elevando la voz—. Cuéntame la noticia impactante, ttebayo.
Hinata se acomodó e intentó recordar.
—Estaba revisando el e-mail con la información de Sakura y vi que había otras dos ofertas, entre otras, que pensé que os gustaría. Es algo que pensé que iba a llegar a pasar un día de estos, pero nunca pensé que tan pronto. No porque no confíe en vosotros, claro, sino en los demás.
Naruto volvía mirarla, serio. Se iba sentado a medida que la escuchaba hablar y, ahora, sus rodillas estaban pegadas contra su muslo.
—¿De qué se trata?
—Una serie. Un dorama (1).
Naruto abrió la boca. La cerró. Levantó las manos temblorosas y las dejó caer.
—Imagino que han elegido a Sasuke como protagonista…
Hinata negó.
—No, te quieren a ti. Serías el, rival por lo que he visto por encima. Y a Sasuke lo quieren para que componga el tema… ¡Que vosotros mismos cantareis!
Esa vez, fue ella la que se abalanzó. De la misma emoción le abrazó, apresándolo entre sus brazos y pegando su mejilla a la de él. Naruto tardó en reaccionar y, cuando la apresó, fue una sensación extraña, diferente, que mandó a volar su mente y corazón.
—¡Hinata, eso es fantástico!
—¡Lo es!
Naruto la soltó, levantándose tambaleante en la cama. Saltó para detenerse en la puerta, luego se llevó las manos a la cabeza.
—¡Maldita sea! —exclamó mirándola frustrado—. ¡Ahora no puedo interrumpirles!
Hinata se echó a reír, avergonzada por la culpa. Naruto al menos era algo más consciente que ella, porque se le escapaban ciertas cosas.
Naruto se sentó a su lado, suspirando.
—Mañana nos despertaremos muy temprano y les gritaremos las noticias —explicó con un brillo travieso en los ojos—. Van a alucinar.
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Tal y como prometió, Naruto y ella se encontraron frente a la puerta de la habitación de Sakura casi de madrugada. Después de que ella volviera a su dormitorio, aunque apenas pudiera dormir de la emoción, se preparó mentalmente para las tareas que conllevarían esas nuevas ofertas, de aceptarlas. Debería de organizar el nuevo horario.
Pero antes… la travesura de Naruto.
Algo con lo que se ganó un coscorrón doble y ella… bueno, tuvo que sentarse de rodillas un buen rato mientras se disculpaba. Porque ni Sasuke ni Sakura parecían capaces de pegarle de la misma forma que a Naruto, cosa que agradecía.
—Es que te has pasado —le susurró a Naruto cuando la miró en busca de ayuda—. Te dije que lo de los petardos no eran buena idea…
—Pero ha sido divertido, ttebayo —aseguró sonriendo con esa mueca tan suya antes de que Sasuke le golpeara una vez más.
—Como sea —dijo Sakura algo avergonzada, porque gracias al susto la habían visto desnuda y, ahora, intentaba mantener el orgullo en alto—. ¿Qué eran esas noticias?
Hinata y Naruto intercambiaron un gesto de asentimiento y ella empezó a exponer la situación. Sakura enseguida se emocionó, con los ojos brillantes y abrazó a Naruto.
—¡Eso es maravilloso! —felicitó.
Sasuke se cruzó de brazos. Hinata ya le conocía lo suficiente como para saber que estaba entrando en modo trabajo. Esa tarde, si todo iba bien, ya tendría una canción preparada tras entender de qué iba el Dorama.
—También, esto es algo que vi después, cuando volví a mi dormitorio —explicó mirando a Naruto, que asintió—, he recibido confirmación para el nuevo concierto. Esta vez, no vais a ser teloneros. Y creo que sería una maravillosa ocasión para soltar la última sorpresa —incentivo.
Los tres se miraron y cabecearon.
—¡Estamos en racha!
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—¿De verdad me das estas entradas, así, de gratis?
Hinata se echó a reír mientras observaba a Tenten mirar las dos entradas emocionada. Con los ojos brillantes y la boca muy abierta. Neji, a su lado, le dirigió una mirada que reconoció como una broma, pero que bien podría haber provocado que el suelo se abriera y la tragara el infierno.
Le sonrió en son de paz.
—Sí, te las doy —respondió finalmente—. Puedes llevar a quien quieras. Tendréis primera fila. Creí que te gustaría estar ahí para el debut oficial de un concierto de ellos.
—¿Qué si me gustaría? —preguntó Tenten echándose hacia delante. Neji se levantó en silencio—. Neji, pregunta si me gustaría.
—Te encantará —corrigió él sombrío—. ¿Quién?
Hinata no comprendió a qué se refería, pero Tente sí.
—Llevaré a Lee. Es super fan de Sakura, así que le gustará.
—Entiendo.
Neji asintió, aceptando y se marchó. Hinata sonrió.
—¿No es adorable? —preguntó Tenten divertida—. Sus celos son tan adorables. De verdad que sí.
Hinata se preguntó si hablar con Tenten sería lo idóneo. Ella tenía la suficiente experiencia sobre relaciones, pero le preocupaba exponer algo tan delicado y que, quizás, sólo ella había mal interpretado.
—¿Te preocupa algo? —preguntó Tenten notando su silencio—. Si te arrepientes o piensas que deberías de invitar a alguien más importante, puedes…
—Oh, no, no —negó rápidamente—. Son tuyas. De verdad. Quédatelas. —Tenten se levantó y puso las entradas en una caja de madera, después, se sentó a su lado y estiró el cuello para asegurarse que nadie las escuchaba—. ¿Tenten?
—Vale. ¿Quién es el chico?
Hinata dio un respingo, sorprendida. Abrió la boca tanto que podría haber entrado un enjambre.
—¿Cómo has…?
—Porque esa mirada que tienes es por un hombre —canturreó—. Los Hyûga siempre tenéis esa forma de mirar cuando se trata de amor. Y créeme, que vivo con uno.
Se tocó las mejillas, preocupada. Si Tenten había sido capaz de darse cuenta nada descartaba que otros no lo hicieran.
—Cuéntamelo, anda. No se lo diré a tu primo.
Se lamió los labios preocupada. Tomo aire y decidió que era mejor tener una versión distinta a carcomerse la cabeza.
Cuando terminó de contarle lo ocurrido, Tenten se mostró muy seria, golpeando con los dedos la mesa frente a ellas.
—Comprendo —dijo—. Cuando estabas cubriendo el beso para que él pudiera hacerlo, por cierto, esa escena fue realmente caliente, tú te imaginaste que eras Sasuke. Te metiste dentro del personaje. Y según Naruto, estabas poniendo otra cara que cuando te… Espera. ¿Realmente fue un beso?
—¿No lo fue? —preguntó ansiosa.
Tenten levantó las manos.
—¡No me preguntes a mí! Yo no estaba. Llego a estar en tu lugar y eso pasa de beso a otra cosa —bromeó.
Hinata enrojeció, mordisqueándose el labio.
Tenten le acarició la mejilla.
—Y te frustra mucho. ¿Verdad? —preguntó—. Porque a ti te gusta él, pero no sabes nada de amor. De cómo vas a reaccionar y él parece estar acostumbrado también a otras reacciones en mujeres, ya que tiene más experiencia. Aunque debería de saber que las mujeres somos diferentes entre nosotras y no nacemos de máquinas expendedoras y prefabricadas.
Asintió. No quería recordar a Ino y lo que eso ocasionaba en ella.
—Sin embargo, que confundiera esa cara que pusiste con la que pusiste en ese momento, es un poco extraño. ¿A qué juega ese chico?
—Creo que Naruto no juega a nada —sopesó—, simplemente, le sorprendió que fuera capaz de hacerlo, aunque…
—Aunque, sí —recalcó ella—. Él dio por supuesto que tú estabas pensando en otro chico en ese momento. ¡Típico de hombres! Dicen que las mujeres tenemos mucha imaginación, pero anda que ellos…
Tenten suspiró.
—¿Sabes qué pienso? —preguntó. Hinata negó. Claro que no podía saber qué pensaba el resto de personas. Aunque era cierto que pasó una etapa de niña en la que creía que los demás eran capaces de leerle la mente, pero le duró poco y, recordarla, la avergonzaba—. Que no era el momento adecuado. Tú no estabas preparada para recibir un beso y él estaba forzando la máquina sólo por ver algo que le gustó. ¿Habéis vuelto a hablar de ello?
—No, la verdad —confesó.
—¿Sientes que es una conversación que queda pendiente?
Lo rumió un momento. Después, negó.
—No realmente —respondió—. Porque no lo he visto como un…
Se tocó los labios, tímida. Fue tan escaso el roce que ni siquiera podría pensar que fuera eso. Casi como un choque accidental.
—Entonces, creo que será mejor que dejes que las cosas vayan a su ritmo y paso. Si él no se siente incómodo contigo y tú tampoco. Además, ahora vais a estar más ocupados que nunca. ¿Vas a poder hacer todo?
—Espero que sí —reconoció suspirando—. ¿Debería de…?
—Si vas a preguntarme si deberías de ignorarle o guardar las distancias, la respuesta es: no. Lo notará, vaya que sí lo hará. Y lo más triste es que se sentirá confuso y podrías tensar las cosas de forma que os terminéis peleando por algo que no es. Por eso, sólo deja que siga el curso del tiempo. Si llega un momento en que debáis de hablar de ello, lo haréis. Y con más naturalidad que si lo fuerzas.
Hinata no pudo evitar abrazarla y besarla.
—Eres la mejor, Tenten —agradeció.
—No me des las gracias. Mejor una foto de Naruto o Sasuke desnudos. Anda…
Escucharon un crujido a sus espaldas. Cuando ambas miraron, las piernas de Neji fueron lo primero que vieron. Él había aferrado su taza con demasiada fuerza y así, logró rajarla.
Tenten sonrió divertida. Hinata se preguntó hasta qué punto aguantaría la cuerda de esos dos.
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—Como todo ha sido firmado, oficialmente desde mañana estaréis trabajando para los nuevos contratos. Sakura, modelaras para la empresa S. Naruto, participarás en el Dorama X. Y tú, Sasuke, te reunirás con los escritores y encargados para el tema de la obertura. Una vez esté todo listo, sólo tendrás que trabajar en ello.
Tomo aire y tras entregarle sus nuevos horarios, retrocedió.
—Pero hoy… debéis de sorprenderles como mejor sabéis hacer —animó.
Naruto sonrió, orgulloso.
—¿Estás bien? —le preguntó.
—Sí. He hechos mis ejercicios como me indicaste y estoy listo. —Se volvió hacia los demás. Sakura ya había tomado sus baquetas preferidas, Sasuke, el bajo—. ¡A comernos el mundo!
Y entonces, salieron al escenario. Hinata se quedó tras el telón, observándoles. Se percató de que Tenten junto a otro joven gritaban al compás de la música, emocionados, junto al resto.
Las tres primeras canciones les encantó.
La cuarta, los enamoró.
Y no era para menos.
Naruto se posicionó en el centro y atrapó el micrófono. Pudo notar el silencio de la sala, la sorpresa. Se inquietó ante la idea de que eso les hiciera retroceder.
Sin embargo, Naruto cantó.
Y eso, encandiló a los fans. Gritaron emocionadas, grabaron y lo nombraron. El éxito fue rotundo.
Cuando regresaron para un descanso, Naruto la estrechó con tanta fuerza entre sus brazos y usó su peso sobre ella, que casi estuvo a punto de tirarla.
—¡Ha sido realmente emocionante! —gritó mientras se separaba. Se inclinó un poco para poder mirarla directamente a los ojos—. ¿Lo he hecho bien?
Hinata se quedó con la boca abierta.
Sudado de tal forma que una gota de sudor caía por su mejilla y su flequillo se pegaba contra su frente y mejilla. Su boca apretada en una mueca de preocupación y los ojos brillantes.
—¿Hinata?
—¡De maravilla! —tartamudeó—. Es justo lo que estábamos esperando —aseguró—. Este nuevo disco se va a vender muy bien. Estoy segura.
Naruto la soltó para lanzarse sobre Sakura y Sasuke, pese a que este último intentó huir y fue atrapado por la camiseta por Sakura.
—¡Sí, vamos a ello!
Cuando salieron, Hinata notó que su camisa estaba empapada y que el aroma de Naruto se había quedado en ella. Cerró los ojos por un momento, sonrojada, llevándose una mano a los labios. Cuando los abrió, se percató de que, en el centro del escenario, mientras tocaba, Naruto la miraba y, esa vez, tenía la boca abierta de sorpresa y las mejillas sonrojadas.
Hinata le dio la espalda, sorprendida y se pellizcó las mejillas.
¿Naruto habría notado lo que provocaba? Esperaba que no.
Su móvil interrumpió sus pensamientos. Cubriéndose un oído para escuchar mejor, se alejó.
—¿Papá? ¿Ocurre algo?
—¿Estáis en el concierto? —preguntó su progenitor.
—Sí, estamos entrando en las últimas canciones. ¿Por qué?
—Me gustaría que mañana vinierais tú y Naruto, si puede ser.
—Espera —demandó sacando su agenda electrónica. Tras revisar el horario de Naruto y el de los chicos, asintió—. Tenemos un hueco a las tres de la tarde. Es la hora de la comida, así que, si es una reunión informal estará bien.
—No creo que sea algo informal —negó Hiashi—. Me gustaría que os lo tomaseis en serio. Es para alguien importante, un amigo, así que espero que podías aceptar la petición. Pero mañana os explicaré mejor qué ocurre.
—De acuerdo —aceptó suspirando. Naruto tendría que engullir la comida sin masticar—. Allí estaremos.
Volvió a mirar a los chicos y sonrió.
El esfuerzo valía cada condenada sonrisa de ellos.
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—¿Tu padre quiere vernos mañana?
Estaban sentados en la furgoneta de regreso al hogar. Se habían cambiado de ropa y mostraban rostros cansados pero felices. Cuando anunció la reunión, tanto Sakura como Sasuke se mostraron preocupados.
—Más bien, quiere ver a Naruto —explicó—. Desconozco los detalles exactamente, pero… ¿Naruto?
Este pareció regresar en sí. Desde que terminó el concierto estaba más callado de lo normal y en ese momento, ensimismado, miraba por la ventana sin prestar atención a la conversación. Sakura tuvo que sacudirlo para que reaccionara.
—¿Eh? ¿Qué pasa? —preguntó algo ido.
—¿No has escuchado nada de lo que ha explicado Hinata? —preguntó Sakura sorprendida—. ¿Qué te pasa?
Él la miró por un momento, se pasó una mano por los cabellos y se recostó en el sillón, pasando una pierna por encima de su otra rodilla.
—Nada —respondió.
Sakura iba a abrir la boca, pero Sasuke la retuvo del codo para impedírselo.
Más tarde, Hinata le envió un mensaje a Naruto para recordarle lo de la reunión con su padre. Le preocupaba ese extraño silencio de Naruto.
Al día siguiente, se sentaron ambos en asientos diferentes de la furgoneta mientras se dirigían hacia las oficinas de su padre. Se preguntó si debería de preguntar. Si sus silencios no afectaban a la banda de ninguna forma, él tenía derecho a guardarse sus pensamientos, por supuesto.
—Hinata —nombró repentinamente, volviéndose hacia ella. Apoyó el brazo sobre el respaldo del asiento. Su mirada era dura—. Ayer, tú…
—¿Ayer? ¿Durante el concierto? —preguntó—. ¿Se me olvidó poner algo? ¿Avisar de algo?
Se tomaba muy en serio su trabajo y él lo sabía. No por nada le había regañado aquella vez.
—No —negó Naruto. Continuó mirándola—. ¿Podría ser que tú te estés…?
El coche se detuvo de improviso. Ambos levantaron la cabeza para mirar por los cristales.
—Hemos llegado —anunció el conductor.
Ella se levantó.
—Por favor, espérenos un poco —demandó, luego abrió la puerta mientras él se colocaba la gorra y saltaba al exterior—. Vamos, Naruto.
Ambos atravesaron las puertas del edificio. En el ascensor, ella aprovechó la soledad.
—¿Qué querías preguntarme antes?
Él pareció meditarlo.
—En otro momento mejor —dijo, mirándola—. En casa, quizás.
Asintió, aceptando su necesidad de espacio.
La puerta se abrió y caminaron por los pasillos hasta el despacho de su padre. La puerta estaba ya abierta y ambos, tras llamar, se adentraron.
En un instante, una cabellera rubia pasó frente a sus ojos y, después, una joven se aferraba a Naruto con fuerza.
—¿Qué? —masculló Naruto sorprendido.
Hiashi se levantó de detrás del escritorio.
—Perdonad por haceros venir hasta aquí, Naruto, Hinata —comenzó—. Os presento a Shion —dijo—. Espero que podáis trabajar con ella.
La muchacha se apartó, sonriente y apoyó la barbilla sobre el pecho de Naruto. Este mantenía las manos separadas de su cuerpo, tenso.
—¿Trabajar juntos? —preguntó Hinata, preguntándose si debería de ayudar a Naruto o no.
Su padre asintió.
—Shion quiere aparecer en un videoclip con Naruto con una canción de RC. La que él mismo canta, al parecer.
Hinata se lamió los labios, pensativa.
—Espera. Hemos gastado el presupuesto de este mes ya…
—Yo lo patrocinaré.
Los tres se volvieron hacia la muchacha. Sonreía tímidamente. Retrocedió y se inclinó hacia ellos dos.
—Por favor, trabajad conmigo.
Se volvió a levantar, mirando a Naruto.
—Estoy enamorada de ti, Naruto.
El mundo podría haberse detenido. O fue su corazón el que lo hizo. Hinata no estaba segura de ello.
Todos sus sentidos, de alguna forma, anunciaban una tormenta.
Continuará…
(1): Serie japonesa parecida a una telenovela, pero en la que a veces te vuelves vieja esperando un beso o un simple abrazo pero que igual te quita las horas de otras cosas porque te enganchas como fanático/a.
Es la primera vez que voy a usar esa confiable de este modo. Ya he usado a Shion pero con pinzas, como dice aquel, así que tendrá mucho ooc, perdón.
