Aclaración: Los personajes no me pertenecen, son de la genialidad y creatividad de Rumiko Takahashi. La historia es mía, y uso los personajes para saciar mi mente de escritora frustrada.

Disfruta la lectura.

"Aun si digo sol y luna y estrella me refiero a cosas que me suceden. ¿Y qué deseaba yo? Deseaba un silencio perfecto. Por eso hablo!"

El secreto de la isla

Capítulo 8: Consolar

-¿Realmente lo es?-Le consultó Kagome todavía estupefacta de la bendita coincidencia que les había regalado el cielo.

-Si-Él asintió efusivamente levantándose para verlo de cerca-Definitivamente lo es, aquí-El deslizó su dedo sobre el frío vidrio que protegía el antiguo mapa-Es donde estaba...-Una sensación acida se extendió en el cuerpo de InuYasha cuando recordó los detalles de la última vez que estuvo en la oficina de Naraku, su mente se abrumó ante las vejaciones que le había realizado violando su cuerpo con objetos, sin poder oponer voluntad debido a la medicación.

Kagome advirtió la mano temblorosa de InuYasha y su vista nublada, se levantó y cogió su mano con cautela, parecía que su mente no estaba allí en ese momento. Él reaccionó al tacto volteándose a mirarla con rostro aterrorizado, cuando sus ojos pudieron comprender que era Kagome, el recuerdo horrible desapareció dejando la sola sensación de asco, de sí mismo y de odio a ese sujeto. La cálida mano de Kagome seguía sosteniendo la suya firmemente percibiendo como los temblores disminuían.

-¿Estas bien?-Se atrevió a preguntar, él se llevó su mano libre sobre su frente frotando ahí intentando de alguna forma resetear su cerebro. Iba a hablar pero la mesera llegó con sus pedido observándolos sorprendida de encontrarlos de pie.

-¿Se iban a ir?-Consultó antes de colocar los alimentos sobre la mesa.

-No, solo estábamos mirando el mapa, nos llamó mucho la atención-Dijo Kagome soltando la mano de InuYasha y regresando su trasero al asiento, él la imitó.

-Es muy antiguo, el dueño me comentó que es el último que queda con ese registro, él ha vivido siempre en este lugar y es el hombre más antiguo de la isla actualmente-Respondió la mesera distraídamente mientras terminaba de dejar el café de InuYasha sobre la mesa.

Kagome vio en sus palabras una oportunidad de obtener información que no dejaría escapar.

-¿El dueño esta acá?-Preguntó ansiosa, moviendo su pierna rápidamente bajo la mesa, impaciente.

-Si-Asintió perdiéndose todo lo que significaba su dato para la pareja frente a ella.

-¿Sería posible poder hablar con él? Nos encantaría poder conocer más de este lugar… bajo la experiencia de un lugareño como él-Explicó Kagome juntando sus manos a modo de solicitud e ilusión. InuYasha la observó siguiendo su hilo de pensamientos. Era la oportunidad realmente para descubrir más, él recordaba haber vivido en una isla cercana antes de ser llevado a la celda, el lugar donde estaban le daba un deja vu, quizás sus recuerdos bloqueados, como había nombrado Kagome podrían despertar si conversaban con esa persona. Él no había querido decirle esa información a Kagome porque no se sentía seguro de nada.

-Le preguntaré-Respondió amablemente la joven mesera girándose sobre sus talones, se perdió en la puerta que daba hacia la cocina.

InuYasha y Kagome se quedaron en silencio por unos minutos, hasta que finalmente Kagome habló.

-No sé cómo no lo pensé antes, los lugareños son los que pueden brindarnos más información que nadie… me ha dado vueltas algo, me comentaste que no fuiste el único que llevaron y si quizás, ¿hay más niños que en esa época de aquí también se llevaron?... asumo que ese lugar no debe estar tan lejos de aquí viendo la distancia en el mapa-Le susurró Kagome acercándose a él para que le escuchara, realmente aunque ella estuviera a diez pasos y le susurrara muy bajo, él podría escucharla.

InuYasha le sostuvo la mirada pero no alcanzó nuevamente a responder porque se acercó la mesera, extendiendo un papel con una nota escrita a Kagome.

-El dueño dice que hoy se siente muy cansado, pero que mañana a las nueve de la mañana los atenderá en su casa, esta es la dirección-Kagome recibió el papel con una sonrisa de satisfacción extendiéndose por su rostro.

-Muchas gracias.

Comieron en silencio cada uno sumido en sus propios pensamientos respecto a preguntas adecuadas que hacer para al día siguiente. Cuando terminaron, antes de irse Kagome sacó de su bolso su celular y tomó una foto del mapa, lo guardó, pagó en efectivo, le agradeció la amabilidad a la mesera con una contundente propina y se fueron.

InuYasha la cargó en su espalda de regreso porque ella se sentía cansada, para ese momento era completamente de noche y comenzaba a terminar la celebración de la deidad del bosque.

Kagome cerró los ojos para disfrutar de la sensación del viento acariciando rápidamente su rostro y cuerpo expuesto, los cabellos platinados de InuYasha de vez en cuando rosaba su cara dándole amigables cosquillas. Él la sostenía firmemente de los muslos esquivando árboles y saltando en sus ramas.

-Esto parece como si fuera una película-Murmuró sobre su cuello.

-¿Ah?

-Esto…jamás pensé que me subiría a la espalda de un hombre que tiene habilidades sobre naturales y viajaría así-Lo último lo dijo con una pequeña risita. Para InuYasha fue raro escuchar que se dirigiera a él como un hombro. Ciertamente lo era, pero siempre en la isla solían tratarlo de fenómeno. Sin embargo, para Kagome parecía ser que a pesar de sus especiales características él simplemente era un hombre.

-Mmm-InuYasha no fue capaz de verbalizar lo emocionado que se sentía por después de tantos años ser tratado de una forma respetuosa y amigable.

-Cuando tomé ese avión jamás creí que todo esto estaría esperándome-Prosiguió ella hablándole, o quizás más bien ella estaba hablándose para sí en voz alta.

-Keh, no quería meterte en este lío, si no quieres seguir lo entenderé-Dijo atropelladamente cuando la culpa por involucrarla en su gran problema le llegó.

-No estoy diciendo eso-Kagome abrió los ojos y levantó un poco su rostro para mirarlo desde allí, los árboles continuaban pasando a su alrededor como manchones oscuros, desde su posición podía apreciar parte de la mejilla de InuYasha pero no lograba ver sus orbes doradas-Es solo que es sorprendente conocerte, InuYasha…-El joven sintió como ella apretaba con sus dedos en los hombros de él-Me ha dado una nueva perspectiva para reflexionar como estaba llevando mi vida-Ella pausó, trago lentamente volviendo a acomodarse con los ojos cerrados en la cuna de su cuello, los bellos del brazo de InuYasha se erizaron. Kagome sintió una certeza en su corazón en ese momento-Estoy lista para contarte por qué vine a la isla cuando lleguemos a la cabaña-Susurró.

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Kagome tenía la taza de té entre sus manos que la ayudaban a calentarse, no era que hiciese frío, pero de pronto saber que contaría lo que le ocurrió le produjo escalofríos, quería realmente al fin poder decírselo, pero su cuerpo respondía antes que ella, manifestando los síntomas del evento traumático, los latidos del corazón también estaban intensos, los escuchaba palpitando fuerte en sus oídos. Solo había relatado la situación dos veces, la primera cuando fue a declarar a la policía, la segunda a su Psicóloga, de ello, había transcurrido alrededor de un año. Ella apretó las cejas y mordió su labio inferior, sus hombros decaídos se sintieron aún más pesados.

Seguía siendo tan doloroso.

InuYasha la observaba en silencio en el otro sillón frente a ella, incomodo, no sabía específicamente cuanto tiempo ya había transcurrido pero el suficiente para hacerlo sentir impaciente. Ella se apreciaba extremadamente derrotada e indefensa, por alguna razón eso le generaba un nudo en el estómago.

-Sabes Kagome, realmente no es necesario que me lo cuentes-Dijo finalmente cuando continuaba extendiéndose el silencio y ella seguía con la vista perdida en su taza de té, él se comenzó a incorporar.

-Si quiero hacerlo, siento esta necesidad… solo buscaba como empezar-Expresó finalmente en un hilo de voz quebradizo- Por primera vez…realmente quiero hablar de esto sin sentir la presión o la obligación de hacerlo...-Murmuro aun sin levantar los ojos de su interesante té.

InuYasha no dijo nada más, solo se volvió a acomodar en el sillón frente a ella, con los codos recargados sobre sus muslos y las manos en puño a cada lado de sus mejillas.

-Creo que empezaré por mi historia para que entiendas mi contexto…-Kagome finalmente levantó la cabeza y lo miró con una débil sonrisa, bebió un sorbo de té y prosiguió-Toda mi vida viví en un templo, mi padre murió cuando yo tenía alrededor de seis años en un…accidente de auto, no tengo casi recuerdos de él pero si hay fotos de él sosteniéndome bajo el árbol sagrado o dentro de la casa-Kagome hizo una pausa prologada buscando palabras en su cabeza, InuYasha se mantuvo rígido en su posición-Mi papá era chofer de un político… ¿Recuerdas que te dije que mi mejor amigo es hijo del Primer Ministro de Japón?.

InuYasha asintió levemente.

-Bueno, mi papá estaba llevándolo de regreso, en ese momento él tenía otro cargo político, había nieve y era difícil la visibilidad del paisaje, eso me explicó mi mamá, en una curva el auto patinó, mi papá recibió el impacto, para fortuna del Señor Hisei, el impacto fue del lado contrario al que él iba sentado, salió ileso del accidente-Kagome suspiró y llevó un mechón de cabello tras su oreja.

-¿Y por qué vives en un templo?

-Porque la familia de mi mamá por generaciones ha estado a cargo del templo, tradición familiar-Ella se encogió de hombros-El Señor Hisei después del accidente jamás nos dejó solos, ayudó a mi madre financieramente a pesar que ella muchas veces le dijo que no era necesario, al principio yo no lo entendía… pero ahora soy capaz de comprenderlo…-InuYasha captó como sus ojos comenzaban a volverse cristalinos, pero ninguna lágrima alcanzó a salir, Kagome movió la cabeza levemente como si así pudiera sacudir la tristeza y prosiguió-Bueno, mi familia entonces estaba formada por mi abuelo materno, mi mamá y mi hermano menor, Souta… y mi gato Buyo-Agregó sonriendo levemente-La verdad…tuve una vida bella y tranquila junto a ellos… mamá siempre fue muy amorosa y comprensiva, mi abuelo era divertido, le encantaba contar historia de monstruos de la antigüedad…y Souta, es el mejor hermano menor que la vida pudo haberme entregado… tenía mucha energía, a veces era molesto, pero siempre estaba ahí alegrando el hogar…

InuYasha comenzó a notar que Kagome hablaba como si ellos ya no estuvieran y rápidamente empezó a entender hacia donde se dirigía la conversación, abruptamente la incomodidad creció en él.

-Los años transcurrieron sin mayores sobresaltos, gracias al apoyo del Señor Hisei y mis buenas notas, pude entrar a estudiar Ingeniería Informática, cuando egresé me recomendó en una empresa muy prestigiosa, eso significó que económicamente estaba realmente MUY bien-Ella pausó nuevamente y bebió otro sorbito de té, finalmente estiró su brazo y lo dejó sobre la mesa de centro que estaba entre medio de los dos-Cuando ahorré suficiente me compré un auto, aprendí a conducir y cada vez que podía salíamos con mi familia de paseo-InuYasha pudo apreciar como Kagome tensionaba los hombros enterrando sus ojos en el suelo, temblándole el mentón.

-¿Quiere seguir?-Preguntó brusco pero cauteloso, si comenzaba a llorar no sabía que iba a hacer, esa era la incomodidad que se expandía en su cuerpo, ¿cómo se consuela a alguien? Se preguntó así mismo confundido. Kagome asintió y retomó el hilo de la historia.

-La verdad, en el último año el trabajo me tenía tomada gran parte de mi vida, además había ingresado un nuevo jefe que era asquerosamente acosador. Estaba estresada y agotada, por lo que no había podido ver a mi familia tanto como hubiese querido… aproveché un fin de semana que tenía libre y les dije que los recogería para que fuéramos al campo favorito de mi madre, tenía tantos deseos de poder tener un momento con ellos lejos del caos de la ciudad que no averigüé el clima, ellos tampoco-Kagome tragó lentamente, sintiendo como su cuerpo comenzaba con espasmos leves, los escalofríos que transitaban por su espalda aumentaban y se le hacía difícil hablar, sentía que se ahogaría con sus palabras, pero también quería expulsarlas, transparentar que la había hecho huir hasta allí, desnudar su alma y permitirse sentir su vulnerabilidad- A mitad de la ruta, descendiendo por el cerro la lluvia comenzó a caer intensamente, la visión era difícil a pesar de activar el limpiaparabrisas del auto…

En ese momento InuYasha logró comprender que Kagome ya no estaba allí con él, estaba en ese día, con su familia, sus ojos estaban perdidos en el suelo en una mirada profundamente triste.

Kagome podía recordar claramente las últimas frases de cada uno intentando amenizar ese viaje, su madre le dijo que estaba feliz de salir juntos, Souta estaba comentando que no llevó su chaqueta impermeable favorita, el abuelo murmuró que los dioses de la lluvia estaban bendiciendo con su agua a los bosques. Entonces un ruido espeluznante, giros interminables y después el silencio.

Kagome perdió el control del auto en una curva, se deslizó el vehículo con fuerza cayendo hacia el costado, rodando un par de veces hasta que finalmente paró.

-De algún modo, no logré girar bien y el auto se fue por la ladera… cuando desperté estaba en el hospital, desorientada, no recordaba mucho de lo ocurrido, ni el doctor ni la enfermera me lo dijeron, esperaron a que mi mente se aclarara…cuando lo hice pregunté inmediatamente por mi familia, quería verlos… no pude, habían muerto…mi abuelo en ese mismo lugar… mi mamá y hermano de camino al hospital…-Kagome apretó sus manos en puño sobre sus rodillas, la vista se le estaba nublando en lágrimas, el nudo en su estómago y garganta explotaron, temblando su cuerpo completo.

-Kagome…-Murmuró InuYasha angustiado sin tener idea de cómo actuar. Tenía deseos de atravesar la distancia que los separaba, pero entonces ¿Qué haría?

Las lágrimas rodaron por sus mejillas y ella intentó en vano retirarlas rápidamente, pero eran demasiadas, su voz se quebró y le fue difícil continuar. Agradeció que InuYasha se mantuviera en su lugar sin entregarle incomodas palabras de consuelo, ya lo había escuchado todo, solo ahora quería ser escuchada y nada más.

-¿Por qué solo sobreviví yo?.. ¿Por qué?-Dijo entre sollozos quebrados-Me lo he preguntado infinitas veces…-Kagome dejó de intentar detener las lágrimas y las dejó fluir, después de todo eran en honor al recuerdo de sus seres amados-Me enfoqué tanto en trabajar en ese último periodo que perdí tantas oportunidades con ellos…y luego ya no tenía nada…-Kagome lentamente sintió como su cuerpo aminoraba los temblores y podía recuperar levemente el tono de su voz, que se cortaba cada cierto punto con las oraciones que intentaba formar-Había estado ahorrando mucho, quería cumplir el sueño de mi mamá…-Hizo un intento de sonrisa bajo las lágrimas que seguían deslizándose-Una casa en el campo… ese día se los iba a mostrar…-Kagome al fin se atrevió a levantar la mirada nuevamente, InuYasha la apreciaba desde su lugar de una manera que ella no supo interpretar, no era lástima, era algo distinto-Todo luego de eso se vuelven recuerdos borrosos… No me siento orgullosa de lo que intenté después de eso… la idea de acabar con mi vida rondaba constantemente…asi que empecé tratamiento con profesionales de Salud Mental… y eso me ayudó a estar viva hasta ahora…aun así, antes de venir aquí, realmente tenía todo planeado… había pensado en cada detalle para acabar con mi vida… No podía seguir…-Un nuevo temblor sacudió la espalda de Kagome, se abrazó a sí misma, InuYasha se tensó-¿Por qué sigo viva…?

Su pregunta flotó en la habitación en un silencio que se llenaba de sus sollozos y la respiración suave de InuYasha. Nadie habló.

InuYasha tenía interminables ideas chocando en su cabeza pero ninguna se atrevió a formular, se quedó callado observándola con una molesta sensación en su interior, esa molestia era la incapacidad que sentía que tenía para poder relacionarse con un otro, sus habilidades sociales habían sido estropeadas por la voluntad de Naraku, destruyéndolo. No había necesitado darle más vueltas a ello, hasta ahora, que estaba en libertad y había conocido a alguien, que por primera vez en su vida, quería realmente consolar.

-Tengo el Síndrome del superviviente…-Retomó Kagome cuando pudo lograr regular sus emociones recordando las técnicas de respiración que le había enseñado su Psicóloga-Significa que tienes una culpa aplastante por haber sobrevivido y los demás no…

-Cuando dijiste que comprendías al viejo que era amigo de tu papá…-Habló por primera vez InuYasha-Te referías…-Kagome asintió.

-Sí, el Señor Hisei probablemente tenía el Síndrome del superviviente o algo parecido… por eso es que durante años nos apoyó económicamente… varias veces recuerdo haberlo visto mirándome con un rostro triste, él y mi papá eran muy cercanos, no era solo su chofer…-Kagome de algún modo dejo de sentir un peso enorme en su alma, era primera vez que podía expresarlo de esa manera, sin presiones, solo fluyendo.

-Yo…la verdad, no sé bien que podría decirte ahora…-Expresó sinceramente InuYasha, cruzándose de brazos-Pero tú, amabas…no, tú sigues amando a tu familia, estoy seguro que ellos saben que jamás habrías querido hacer algo para herirlos…-InuYasha buscaba palabras en su cabeza que pudieran expresar claramente lo que estaba pensando- Y definitivamente-Continuó, volviéndose su quijada tensa-Ellos jamás habrían querido que te quitaras la vida, así que deja de pensar en esa idea de mierda-Dijo con voz tosca cruzándose de brazos, su mirada se contradecía con cómo había pronunciado esa última oración, sus ojos sinceros y cálidos.

-Gracias…-Respondió ella sintiendo por su cuerpo como se expandía una inusual calma que no había experimentado desde antes de aquel día. Kagome formó una sonrisa, él se quedó pasmado y muy quieto por unos segundos, luego arqueó la ceja espesa y encuadró los hombros.

-¿Por qué?

-Por escucharme y no mirarme con lástima…realmente ha sido liberador poder contártelo-Ella recuperó su taza de té y bebió lo que quedaba para suavizar su garganta-También estoy agradecida de haberte conocido ese día en la playa… si sobreviví quizás fue para esto, para encontrarnos. Realmente quiero poder ayudarte.

Él sintió su rostro comenzar a enrojecer ante su declaración, torpemente se levantó de su lugar y desde allí la miró.

-Keh, entonces estamos a mano, tú me estas ayudando y yo de algún modo pareciera que también.

Ella asintió manteniendo su sonrisa, era bueno verla sonreír, un pensamiento vino a su mente sin él si quiera elaborarlo, le gustaría proteger esa sonrisa.

Continuará…

Cada vez que lloramos y/ o recordamos a un ser querido que ya no se encuentra en este plano terrenal, estamos brindándole honor, lloramos porque su existencia si fue importante para nosotros, los recordamos porque siguen vivo en nuestro corazón.

Este capítulo fue muy especial para mí porque lo escribí pensando en un ser querido que el año pasado partió de este mundo.

Para ti, un abrazo al cielo.

Gracias por sus reviews, me alegran mucho.

Fecha en la que terminé de escribir el capítulo: 18-02-2022.

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Pd: Un breve recordatorio, yo solo escribo en fanfiction, si llegas a ver alguna de mis historias en otras plataformas te agradecería me avisara para tomar las medidas correspondientes.