Disclaimer: Shingeki no Kyojin pertenece a Hajime Isayama.
Advertencia: SPOILERS del manga y algo de OoC
Extra 1: Hans Zoë
Había nacido por allá del año 820 en las regiones próximas al distrito de Trost, sus padres eran unos sencillos comerciantes de comestibles que a menudo iban a vender a Trost. No tenía hermanos, por lo que su familia se reducía a ella, sus padres y su anciana abuela, fue precisamente la abuela Zoë quien a menudo incentivaba la curiosidad de su nieta.
Su infancia no fue tan mala, porque en ese entonces aún no conocía la maldad de los titanes ni de los hombres. Recordaba que a ella le gustaba ir tras todo aquello que representará un enigma, más de una vez su madre la había reprendido por ensuciarse las ropas o por meterse en lugares que no debía, pero ella cuestionaba el porque y su madre le castigaba por rebelarse. Las ranas y los libros se habían convertido en su pasatiempo favorito, y era algo en lo que sus padres a regañadientes soportaban con tal de que se quedase quieta mientras ellos trabajaban.
A pesar de ser una niña, siempre vestía de pantalones —porque eran más cómodos— y llevaba corto y suelto el cabello, ese castaño cabello que le causaba horrores a su madre desenredarlo. Además desde pequeña su vista fue pésima, por lo que tuvo que ponerse gafas —otro inconveniente más para sus padres—, pues la hiperactiva niña solía romperlos con facilidad, por lo que tuvieron que ajustarlos con unas gomas para sujetarlos y evitar su caída.
Hans era bastante extrovertida por lo que nunca tuvo problemas para socializar, aunque si para hacer amigos duraderos, pues la mayoría no soportaba sus locas ideas, por eso, su única compañera de aventuras fue su propia abuela. La señora Zoë solía contarle historias fantásticas, pero también solía enseñarle ciertas cosas interesantes como teñir huevos de colores, como hacer nieve falsa o como escribir con tinta invisible. También le mostraba sus observaciones sobre las plantas y los animales, con lo cual Hans se mostraba fascinada, pues la anciana siempre le aconsejó "investigar lo desconocido". Cuando la abuela partió a su morada eterna, la niña no tuvo con quien más platicar sobre sus descubrimientos o comentar sus dudas.
Pasaba el tiempo y Zoë crecía, en su mente se proyectaba la meta de llegar a la universidad y convertirse en una científica, aunque sus padres a menudo la desmotivaban ante ambicioso sueño. Ella nunca se rindió, por el contrario, estudio mucho para presentar su examen de admisión, sabía que para alguien que no había acudido a la escuela sería un gran reto que estaba dispuesta a afrontar y nadie se lo arrebataría.
Eso pensó hasta que un día su vida dio un giro inesperado.
Mientras acompañaba a sus padres a Shiganshina, no pudo evitar curiosear la muralla que los protegía de los seres gigantes que erraban en el exterior, se acercó a la puerta, pensando ingenuamente que podían abrirla así como si nada solo para echar un vistazo al exterior. Uno de los Garrison la corrió de ahí, mientras lo demás se burlaban. Estaba por largarse, cuando escuchó las campanas y le gente comenzó a reunirse en las calles.
—¿Que sucede? —se dijo mientras se abría espacio entre la multitud
—¡Ahí vienen! —escuchó decir a una mujer, su voz sonó temerosa
En principio no entendía nada, hasta que el sonido de los cascos de los caballos se hizo presente y contemplo a los soldados con el emblema de las alas de la libertad. La Legión de Reconocimiento o mejor conocidos entre la población como los que despilfarraban impuestos en misiones absurdas, llegaban cabizbajos , agotados y con sensación de derrota que hasta a ella le pesaba. Hans nunca los había visto así, con caras frustradas, cargando sus espadas desgastadas, manchadas de sangre sus verdes capas y llevando carretas repletas de cadáveres.
—¿Cuantos fueron esta vez? —cuestionó un hombre a su acompañante
—Estoy seguro que fueron más de los traen en las carretas
La niña no tardó en entender a que se referían, más experimento una mezcla de coraje y miedo, los soldados de la Legión salían al exterior para averiguar que había más allá de las murallas y de paso luchar contra los titanes si se los topaban. La idea de ir a buscar que había en el exterior le pareció tentadora, pero siendo realista había grandes probabilidades de acabar muerto. Pero ¿no fue su abuela quien le dijo que todo descubrimiento lleva una serie de sacrificios?. Hans por primera vez pensó si podía llevar esas ideas a la Legión, se preguntaba varias cosas acerca de los titanes: ¿se podrán adiestrar? ¿podrán hablar? ¿sentirán dolor? ¿de donde vienen? ¿habrá mas criaturas fantásticas?...
—¡Hans! —escuchó a sus progenitores llamarla, ella atendió el llamado
La niña Zoë se retiró de Shiganshina con la espina de la curiosidad clavada, ésta se enterró de tal manera que cuando alcanzó los quince años decidió entrar al Ejercito para molestia de sus padres —quienes ahora preferían que estudiara en la universidad—, pero ya nada pudieron hacer para detenerla.
Logró graduarse tras tres intensos años como recluta, y cuando llegó el momento de elegir la división a la que iría (pues quedó entre los diez primeros puestos), ya había decidido a donde ir, aunque la consideraran suicida o extraña, a ella eso poco le preocupaba, pues ya para ese entonces la tildaban de loca.
...
Entro a la Legión de Reconocimiento con la curiosidad de salir de las murallas y ver que más había en el exterior. Sin embargo, su primera misión fue desastrosa, por primera vez conoció el temor que infundían esas bestias gigantes, y aunque ella salió ilesa, durante las siguientes noches sufría de pesadillas, recordaba con detalle el crujir de los huesos de sus compañeros y sus gritos de desesperación, aún podía oler el metálico aroma de la sangre y escuchar el sonido de las espadas cercenando, así como el trote de los caballos y los cables del equipo de maniobras yendo de un lado a otro. Nada era comparado con el entrenamiento de recluta, el salir de las murallas era una cuestión de supervivencia, por lo que no había momento para distraerse ni para tomar una mala decisión, cosa que aprendió a base de ver morir a varios compañeros. Y odio a los titanes, eran unos monstruos con sed de sangre que debían de ser exterminados, no había otra opción.
Fue por esos tiempos que también comenzó a tratar a ciertas personas, pero muy en el fondo no quería relacionarse con ellas para evitar lamentarse sus pérdidas, aunque una vez en el exterior nadie tenía asegurada la vida. El primero en acercarse fue un chico castaño que dibujaba bastante bien y que tenía pinta de niñero, pues siempre la cuidaba, Moblit Berner, fue el primer amigo que conoció en la Legión y el único que le fue fiel hasta la muerte. Le siguió la dupla formada por Erwin y Mike, dos hombres fuertes y con carácter, que se destacaban entre el resto por sus habilidades, uno por ser un visionario estratega y el otro por su increíble olfato. También fue por ese tiempo que empezó a despertar su atracción por el sexo opuesto, pues no le quitaba la mirada al capitán Shadis, y en más de una vez se sintió nerviosa ante su presencia, al grado de hacer el ridículo para diversión de sus compañeros.
—¡Si que estas perdida por el capitán! —le molestó una chica de cortos cabellos rubios
—¡Callate! —le gritó irritada y con la cara roja
—Tranquila, guardare tu secreto —le sonrió aquella chica de nombre Nanaba
Ella no era bonita, más bien no era femenina; desde su tierna infancia vestía más acorde al género masculino y no le importo en lo más mínimo que pensarán de ella, también sabía que varios se cuestionaban si era hombre o mujer, ella solo se carcajeaba por su confusión. Y ni que decir de su carácter era divertida, extravagante y hasta ruda, de ahí que no le tuviesen delicadeza, aunque ella no la requería, era un soldado antes que mujer y su deber estaba con la humanidad. Por lo que dejo de lado sus sentimientos al ahora comandante Shadis y también sus ilusiones de llegar a encontrar a alguien que la amase como era.
Siguió luchando y matando titanes con eficacia, y también con odio, muchas veces le llamaron la atención por dejarse llevar y seguir atacando hasta casi hacerlos picadillo, "¡Al menos quiero sacar mi enojo!" decía como justificación ante su sádica actitud. Fue en una de esas misiones, en las que pateó con coraje la cabeza de un titán, pero lo que sintió repentinamente fue una fuerte curiosidad, una sensación que no había sentido desde niña y que de inmediato relaciono a que lo que había visto en Shiganshina. "¿Porque su cabeza es tan liviana? ¿No debería pesar más por ser tan gigante?" cuando quiso averiguar la respuesta la cabeza se había evaporado.
A partir de ahí su misión se volcó a estudiar a los titanes, no dejaba de lado su deber como soldado pero cada que tenía oportunidad intentaba comunicarse con los titanes, llevarse una extremidad para estudiarla o ver si mostraban una expresión cuando los hería, fue ahí cuando empezaron a llamarla La loca de los titanes, pero no le importaban los apodos si con eso lograba encontrar una forma para que la humanidad ganara.
Además también quería contribuir con algo a la Legión, especialmente porque el diario de Ilse Lagnar, le daba una idea algo arriesgada pero muy interesante, además Erwin cada vez ganaba más respeto y admiración, tanto entre las tropas como entre los altos mandos, pues su método de detección a largo alcance estaba minimizando el porcentaje de perdidas. Incluso el recién ingresado, ese enano amargado con antecedentes criminales estaba brillando por su habilidad en batalla, logrando lo que ningún otro soldado había sido capaz: matar la mayor cantidad de titanes en cada misión.
Llegó el peor año de la humanidad, el año 845, cuando la muralla María cayó. Shadis dejo el cargo en manos de Erwin. Si bien, Smith tenía una mente brillante tampoco podía hacer milagros, tuvo que aceptar las ordenes del gobierno, y ahí fue cuando también conoció el lado cruel del ser humano, aquel que es capaz de mandar a unos indefensos refugiados a combatir a seres gigantes sin ningún tipo de entrenamiento o arma, en pocas palabras una masacre justificada para contener el hambre. Se prometió así misma hacer todo lo posible por no volver a repetir ese panorama, ahora que también se había enterado que sus padres habían muerto por robarles la poca mercancía que mantenían.
...
"No todo esta perdido" se dijo internamente cuando fue ascendida a líder de escuadrón. Smith viendo sus dotes de investigación, le dio su espacio para poder estudiar a los titanes y fue así como conoció a más compañeros, a la elegante Nifa, al valiente Abel, al duro Keiji, al incondicional Rashad y al obediente Lauda. Todos ellos mostrando la misma determinación de conseguir una victoria para la humanidad.
Con Levi fue un caso tan especial que incluso lo ascendieron como capitán. Con él, empezó a desarrollar una rara amistad que dependía de insultos y de molestarse continuamente, se llamaban generalmente por apodos, siendo Maniático de la limpieza y Cuatro ojos apestoso los que más usaban, aunque en realidad se cuidaban y se apoyaban mutuamente, un ejemplo de esto era que ella comprendía a la perfección sus raros sermones y él la bañaba —a base de dejarla inconsciente— cuando era necesario.
—Agradece que no te haya matado —le respondía con indiferencia cuando ella le reprochaba porque estaba limpia.
Era una especie de hermandad no declarada, ninguno lo admitiría, pero para ella, Levi fue el hermano que nunca tuvo, y junto a Erwin, fueron los mejores amigos de su vida.
Mike y Levi también demostraron estar a la altura para tener un escuadrón bajo su mando. Ahí fue ampliándose su circulo de amistades y conocidos, en más de una vez, llegó a pensarlos en una especie de familia, especialmente cuando todos estaban juntos celebrando el éxito de una misión de reconocimiento o cuando compartían misiones más tranquilas donde podían charlar, reír y bromear a gusto, como cualquier persona normal.
Y todo parecía estar más o menos estable, hasta que en el año 850, justo cuando estaban en la misión 56, les llegó un aviso de que Trost estaba siendo invadida, más cuando llegaron la brecha estaba sellada, su sorpresa fue aún mayor cuando le dijeron que un titán lo había hecho. Ella había sido la primera en querer ver a ese chico titán del que tanto se hablaba, pero Erwin se negó. Cuando por fin accedió a verlo para conducirlo a su juicio, vio a un chiquillo de unos quince años sin ningún otra particularidad, más que el brillo de determinación en sus ojos, uno que no se aminoró ante el juzgado echándoles en cara sus verdades. Ya le empezaba a agradar el chico.
Eren Jaeger era su nombre, y era uno de los cadetes recién graduados de la promoción 104, había quedado en quinto puesto y tenía ese don particular de convertirse en un titán de 15 metros y regresar a su estado normal. Todo una particularidad el chico. Estaba tan entusiasmada por estudiarlo, aunque antes tenía que ganarse su confianza, por lo que una de las noches lo contuvo hablándole de sus teorías y hallazgos, algo que le hizo sentir lo mismo que hacía con su difunta abuela. Eren logró entender la esperanza que representaba, y aunque por algunos momentos se mostraba dudoso o desconfiado, daba lo mejor de sí.
La misión 57, les cambió nuevamente el panorama, Erwin tenía una gran intuición y es probable que estuviera en lo correcto, pero la única forma de averiguarlo era ponerlo a prueba. La titán Hebra apareció para aclarar sus dudas y con ello, entender que había algo más grande tras el misterio de Eren y de todos los titanes. La misión primordial para despejar las incógnitas era llegar hasta el sótano del doctor Jaeger en Shiganshina, y para eso debían retomar la muralla María.
En el largo camino hacia María, se perdieron varias vidas, varios colegas terminaron ofreciendo su corazón a la causa, ni ella ni Levi ni Erwin podían quebrarse ante esto, sin embargo, ella si lograba sacar sus sentimientos en ocasiones, como cuando amenazó al pastor Nick de arrojarlo desde lo alto de la muralla o cuando logró convencer a Flegel y al periodista Beaure de ponerse de su lado.
La batalla en Shiganshina trajo una amarga victoria, por fin se descubrió la verdad de la isla, el mundo que ellos creían habitar era solo una isla en un inmenso mundo, y para llegar a esa meta se sacrificaron bastantes vidas, quedando solo los cadetes del nuevo escuadrón de Levi y los tres miembros veteranos de la Legión. Todo le pareció un sueño extraño, una ilusión macabra o un cuento bizarro, pues el origen de los titanes fue algo que le afecto profundamente, ya en Ragako se había sentido mal cuando se percato de que sus habitantes se parecían bastante a los titanes que ahí aparecieron, teorizando que tal vez los titanes eran personas comunes, algo que Eren había demostrado. Pero, el hecho de saber que en efecto eran personas condenadas que las transformaban para atemorizar a Paradis, fue un golpe durisímo.
Y fue más duro saber, que ese mundo que estaba tras las murallas los aborrecía, los odiaba por los crímenes que cometieron sus antepasados y que ellos ni siquiera sabían. Cuan doloroso era saber que queriendo conocer ese mundo, los limitaba el rencor de los demás pueblos, y de eso se percataron cuando Marley, la nación más poderosa del mundo, seguía enviando embarcaciones a sus costas para liberar más titanes.
Sintió emoción, tristeza y miedo cuando escuchó de aquella soldado de nombre Yelena, como era el mundo exterior y como Marley se había impuesto como potencia aplastado a sus enemigos usando a los titanes, especialmente a aquellos que pertenecían a los nueve principales, entre ellos el Acorazado, la Hembra y el Colosal que fueron enviados a Paradis con el único fin de robar al titán Fundador de la familia real, para que con esto la isla fuera aniquilada y Marley sacara provecho de sus recursos naturales. Nunca lo diría, pero tras esa confesión devolvió el estomago, perdió el apetito y el sueño por unos días, incrédula todavía ante la cruda realidad.
Ahora solo podía seguir adelante y luchar contra esa idea que tenía el mundo sobre ellos.
...
En 854, las cosas se salieron de control y Eren Jaeger, aquel chico representaba la esperanza, se había volcado en una insana venganza contra el mundo, sacando de su letargo a los colosales que conformaban la muralla María. Ella misma había pactado con los guerreros marleyanos una tregua para detener al ahora conocido Demonio de Paradis, un movimiento desesperado que llevó a una guerra donde el mundo tenía sus ojos puestos, además de perder a mucha gente, entre ellos a Erwin y a Levi, así como a varios jóvenes soldados, quedándose solo ella, Armin y Jean.
El puesto del décimocuarto comandante le era cedido, a pesar de que no lo deseaba, tampoco pensaba dárselo a otro, ni Armin ni Jean merecían una responsabilidad tan grande siendo tan jóvenes, además ella fue quien ideó la tregua, debía cargar las consecuencias de sus actos.
Así fue como empezó con una lucha más, una más bien diplomática, debido a que debían de convencer al mundo de que no atacarían nuevamente. Ella junto a los únicos miembros veteranos en pie: Dot Pixis y Nile Dok, fueron los representantes del ejercito que acudían a las mesas de negociación. Más de una vez, estuvo a punto de perder la paciencia cuando veía la lentitud y la poca importancia que le daban los demás países.
—¿Porque necesitan humillarnos? ¿Acaso quieren les roguemos de rodillas y besando sus pies? —se jalaba los cabellos de rabia
—Esa parece la única manera —aceptaba con pesar la reina Historia
Azumabito Kiyomi entraba como mediadora, por lo que los continuos viajes a tierras orientales fueron muy frecuentes. Un día mientras regresaba de Hizuru —y algo mareada del viaje— se dispuso a refrescarse caminando un poco cerca de las costas. Inmersa en sus pensamientos, se asombro cuando notó que había otra persona, aunque no parecía estar en buenas condiciones. El hombre, estaba muy cerca de la orilla como si lo hubiese planeado.
—¡Oye... espera, estas muy cerca de la orilla! —trato de decir con delicadeza
El hombre no la escuchó o no quiso escucharla, por que no se movió de ahí, más si comenzó a temblar.
—Vamos... este no es un buen lugar para pensar —dijo queriéndolo mover de sitio —vayamos a otro lugar más seguro
—¡No te metas! —le gritó el hombre con hartazgo —¡Tu que sabes sobre mí!
—Pues... yo —la mujer busco una manera de convencerlo, pero mientras pensaba notó algo extraño, esa persona se le hacía muy conocida —¡Eres Onyankopon!
El exsoldado marleyano volteó sorprendido, sin embargo, después cambió su rostro a uno lloroso —Comandante Hans —dijo con dificultad
—¡¿Se puede saber porque estas haciendo esto?! —Hans esta vez habló determinada
—Porque no puedo regresar a mi patria —a la castaña le intrigó que él estuviera aún en Paradis, los pocos sobrevivientes de los voluntarios habían regresado ya a sus países
—¿Porque no? —la mirada de Onyankopon se volvió aún más acuosa, Zoë se bofeteó mentalmente
—Porque ya no soy bienvenido —dijo entre lagrimas y mocos el de piel oscura —porque el hecho de haber convivido con ustedes me hace igual, y en mi patria ya no me quieren recibir al considerarme un demonio
La comandante se entristeció, recordó que efecto los demás pueblos y países aún tenían un odio vivo por los eldianos, aunque al menos en las negociaciones no era tan evidente debido al temor que les infundía un retumbar completo, pero no podía asegurar que eso no sucediera en otras partes del mundo. Pudieron detener al Demonio más no a la cadena de odio y resentimiento.
—Lo siento —la castaña se disculpo, pues ella fue de las primeras en contactar a los voluntarios, especialmente a él, con quien se sentía a gusto, pues parecía ser un tipo inteligente y confiable
—No es su culpa Comandante —replicó el hombre —es solo que yo... yo hice todo por detener el retumbar... para salvar a mi patria y ellos... —a Onyankopon se le cortó la voz
Zoë esta vez se sintió molesta, que esa gente fuera tan miserable como para no recibir a un compatriota valiente era ya el colmo de la estupidez.
—¿Y te vas a rendir por ellos? —habló con calma, sorprendiendo al piloto —¿de verdad quieres morir por lo que ellos digan? ¿entonces luchaste en vano?
Onyankopon le miraba con los ojos muy abiertos, confundido por el repentino cambio de la mujer —No...
—¡Pues eso parece! ¡Después de todo lo que has hecho vas a tirarte nada más así! ¡solo porque un grupo de idiotas no te quiere!
—¡Ese grupo de idiotas es mi familia! —replicó el hombre
—¿En serio? —recordó a su familia en la que no cuadraba mucho; y también pensó en sus amigos, en la familia que ella eligió
—Ahora no tengo a donde ir...
—Creo que nos vendría bien un instructor para pilotos —se sincero Hans —pero tampoco puedo obligarte a que te quedes —le sonrió sinceramente
—¿Me aceptarían? —preguntó el hombre después de unos minutos de quedarse callado pensando seriamente
—Ya has sido aceptado desde que tu barco llegó a aquí y fue arrastrado a la fuerza por nuestros titanes —bromeó la comandante
Onyankopon se limpió las lagrimas y miró nuevamente el mar —Ahora que recuerdo —dijo con más serenidad —llevó más años en guerra que viviendo en mi propio país
—Lo ves —dijo Hans, y siendo inconsciente —o demasiado ingenua— le extendió la mano amigablemente —Vayamos a casa
Rápidamente pasó un año, en las que en un par de ocasiones las negociaciones estuvieron a punto de caerse, si no fuese porque un hombre de gran inteligencia y tacto se puso a la cabeza, Wolfgang Merian, se ganó el puesto como primer Canciller de Eldia. Pese a esos inconvenientes, Hans se iba sintiendo cada vez mejor al lado del piloto, pues desde aquel día en que lo convenció de no tirarse al mar, el joven y ella se habían convertido en grandes amigos, que compartían su conocimiento, Hans sobre Eldia y los titanes, y Onyankopon sobre el mundo y sus avances.
Al menos ella lo catalogaba de amigo, a pesar de que con ningún otro hombre había entablado un tipo de lazo así, uno donde había atracción y cierta posesividad, algo que no sabía como explicarse. Sus sentimientos románticos los conoció gracias a Shadis, pero ahí quedo todo, en un amor unilateral; en cambio con el joven de piel oscura había reciprocidad. Y ella confundida no sabía que hacer, una parte quería sentirse amada, deseada y feliz, mas, la otra parte, le exigía seguir al cien por ciento su misión de soldado y evitarse ese tipo de distracciones.
Al final se dejo llevar por sus sentimientos, aquellos que había reprimido en pos de salvar a la humanidad. Si las negociaciones se iban al carajo, al menos ella conocía el amor, estaba segura que si sabía manejarlo eso no afectaba su puesto de comandante.
Excepto por un pequeño detalle.
...
Tan solo bastaron tres meses de amorío secreto para dar fruto. En principio lo relaciono con algún malestar estomacal, pero el paso de los días le fueron confirmando la temible sospecha. No tenía ni idea de como ser madre porque nunca le paso por la mente. El miedo le invadió.
No tuvo de otra que confesarlo y de paso dar su opinión, una que entristeció al hombre proveniente de Iprafe.
—¿Estas segura? —balbuceó con temor
—No estoy lista para esto
—¿Y esa es tu solución?
—¿Hay otra? —le cuestionó con dureza la castaña
—¡Yo me encargaré de el si no lo quieres! —contestó seguro el hombre que tanta fe tenía en las nuevas generaciones —¡Pero por favor déjalo nacer!
Esas palabras le recordaron a Eren, y también a sus amigos, ¿que pensarían de ella tomando esa decisión? ¿era tan egoísta para hacer eso, sabiendo que había un inocente de por medio? ¿no era capaz de dar vida cuando salvo a varias en la guerra de Paradis? ¡Que ironía!
—De acuerdo —aceptó el reto de traer una vida al mundo
En principio odio los síntomas, nauseas, mareos y antojos, tampoco tolero el aumento de su vientre y senos, le molestaba la hinchazón en los pies y el dolor de espalda. Aunque siendo honesta era una experiencia única sentir como una vida se formaba en su interior.
Cuando llegó el día, se había mentalizado para conocer y despedirse de su primogénito, pero no lo logró, al tener al niño en brazos quedó tan estupefacta de lo maravillosa que era su obra. El recién nacido tenía bien abiertos los ojos como examinando su nuevo mundo, algo le decía que ese niño de rasgos iguales a su padre, heredaría su curiosidad.
—¿Como piensas llamarlo? —pregunto la comandante todavía absorta con el pequeño
—Se llamará Anansi
—¿Y que significa?
—Sabiduría
—Es un buen nombre —dijo como despedida, sin embargo, sus brazos no reaccionaban
—Es hora —mencionó el instructor después de unos momentos de silencio —¿Eh? —luego se percató que la mujer sollozaba en silencio
—L-lo siento —pronunció tristemente —sé que nuestro trato era dártelo al nacer... p-pero no quiero apartarme de él
—¿Hans? —el joven se sintió confundido
—Se que soy tan egoísta que no merezco esto —la mujer volteó la mirada hacia el hombre, estaba llena de determinación y coraje —¡por favor déjame ser parte de su vida!
Onyankopon estaba absorto por ese cambio de decisión, más se sintió feliz de que la mujer aceptará al niño —Eres su madre, siempre seras parte de su vida
La comandante sonrió ante esta respuesta —¡Daré mi mejor esfuerzo!
—Por supuesto —esa era una de las cosas que le gustaban a Hans del hombre, que le tenía una gran confianza, tal vez por ser mayor a él —¿entonces tendríamos que casarnos? —preguntó el hombre rascándose la cabeza avergonzado
—No seas anticuado... —respondió la mujer con las mejillas encendidas pero que oculto convenientemente con su cabello suelto
La extraña familia se mudó a Trost, donde a pesar de sus altibajos y obstáculos, los Zoë vivieron tranquilamente hasta noviembre del año 862.
...
Aquel día Hans Zoë despertó como de costumbre aunque con un extraño sentimiento, que despejó con agitar la cabeza. Los asuntos con respecto a los Tratados de Paz se veían cada vez más cerca, sin embargo, una parte de la población había radicalizado sus protestas contra el acuerdo que se negociaba en Hizuru. La reina Historia los había mandado a llamar para saber como actuar antes de que algo estropeara las delicadas negociaciones que tanta diplomacia habían costado.
—Es hora de irme —despidió a Anansi con un tierno beso en la cabeza —portate bien y no te subas al dirigible —el niño hizo una mueca en desacuerdo
—Estará bien en tierra firme —le recalcó el padre —cuidate Hans
Zoë camino hasta una distancia considerable, por instinto volteó hacia su casa donde con alegría diviso que su familia aún seguía en el umbral de la puerta, agitó sus manos exageradamente y ellos le devolvieron el gesto. A su llegada fue recibida por soldados que corrían de un lado a otro, el presentimiento surgió de nuevo, esta vez no dudó en correr hasta las oficinas de los altos mandos.
—¡¿Que esta sucediendo?! —saludo a Pixis, Dok y otros líderes militares
—Los Jaegeristas se están rebelando de forma agresiva —contó Nile
—Han atacado varios puntos importantes, aún no determinamos donde esta su bastión —comentó Pixis
—¿Que ha dicho la reina? —preguntó rápidamente la mujer sabiendo que Historia no arriesgaría las negociaciones
—Por ahora no ha dado una orden expresa, confía en nosotros para este asunto —habló Randall Kubal quien estaba teniendo más participación a falta de veteranos
—Estoy seguro que que su Majestad quiere que esto se mantenga lo más discreto posible —comentó Dot Pixis —así que tendremos que hacer algunos sacrificios
—¿A que se refiere comandante Pixis? —interrogó Nile confundido
—Sospecho de dos puntos importantes —señalo en el mapa las ciudades de Orvud y Trost —si atacamos de sorpresa su base principal entonces caerán de poco a poco
—¿Quiere decir que tenemos que ir? —preguntó Randall con pesimismo
—Así es —Pixis miró a sus compañeros con determinación —esta en juego nuestra paz, no podemos desperdiciar esta oportunidad —los demás asintieron comprendiendo el peso de esa misión
Pixis junto a Zoë se dirigieron a Trost, mientras Kubal y Dok iban rumbo a Orvud. Hans no comprendía que el enemigo estuviera frente a sus ojos, pues ella había llegado desde ese punto sin que nada extraño pasará, rogó que cuando llegará a su hogar estuviera todo normal.
Pero sus ruegos fueron ignorados cuando lo primero que divisó fue una columna de humo provenir de la puerta sur, su corazón palpitó más rápido y sus manos sudaron bastante.
—¡Comandantes! —los saludó un soldado manchado de sangre —¡Esto es un infierno! ¡los radicales y los civiles se enfrascaron en una batalla campal! ¡son bastantes radicales, no pudimos derrotarlos! —los ojos del hombre demostraban la derrota no solo a nivel físico sino también emocional
—Esto es peor de lo que me imaginaba —clamó el comandante calvo —supongo que no tendré de otra que negociar con ellos
—¡Pero señor! —clamaron los soldados disgustados
—Tiempos difíciles requieren decisiones difíciles —pronunció el hombre —¡Vamos Hans! —la mujer asintió tratando de mantener la calma
El comandante Pixis subió a la muralla que era el único lugar que habían podido recuperar los soldados, ahí mando un mensaje tentador con el que los radicales aceptaron negociar.
—Manténganse atenta Zoë —le dijo en voz baja el hombre mientras eran llevados vendados hacia la base principal —sobre todo mantenga la calma —Hans respiró profundamente, estaba tan nerviosa que obviamente Pixis se dio cuenta
Una vez llegados con los líderes jaegeristas, escucharon sus demandas y trataron de llegar a un acuerdo, más las tensiones seguían especialmente por las burlas de los radicales.
—Lo que piden es inaceptable —dijo Pixis guardando la compostura
—Si se niegan seguiremos asesinando gente y arrasando con fuego las ciudades —ante estas palabras Hans se estremeció aún tenía esperanzas en que Onyankopon y Anansi hubiesen salido ilesos —tal y como lo hicimos como con los rebeldes que intentaron pasar la puerta sur —el terrorista enfoco su mirada cínica en la mujer —incluido su esposo y su hijo
En ese instante el corazón de Zoë se partió en mil pedazos, apretó los dientes controlando las lágrimas que amenazaban con salir, no quería aceptar lo que había escuchado. Entonces entre todo ese espiral de emociones, con la poca lucidez que le quedaba encontró familiar aquel lugar, no tenía dudas y decidió aprovechar eso.
—¿Me permiten el tocador? —fue lo que se le ocurrió decir ante la mirada atónita de los presentes
—No —contestó el hombre que llevaba las negociaciones
—¡Oye! ¡¿podrás ser tan miserable como para no darme un tiempo para mis necesidades?! —le espetó con una excelente actuación
El hombre bufó y le indicó a uno de sus subordinados que la acompañará, cuando Hans se vio sola con su acompañante no dudo en someterlo y amenazarlo para llevarlo a donde ella deseaba.
—Ya tardaron —dijo el terrorista molesto por esa perdida de tiempo
—Lamento la tardanza —Hans llegó a tiempo con una extraña sonrisa que Pixis notó de inmediato —mi estomago ha estado muy sensible
—Como sea, sigamos con esta platica —luego sintió una pistola sobre su cabeza —¿Que es esto?
—Tu solo eres su marioneta —le dijo la mujer castaña —¿donde esta el verdadero líder?
—¡Yo soy el líder! —exclamó furioso
—Dudo mucho que un líder se esconda en la bodega de suministros de la compañía Reeves —le respondió la castaña —especialmente si sabe que ellos tenían guardado material inflamable —el hombre comprendió y se quedó pasmado
—¡Pixis! ¡Estoy segura que el verdadero líder esta por salir de Trost! ¡Ve por él!
—¿Y que hay de ti? —le cuestionó el líder de las Tropas Estacionarias
Zoë miró al hombre que retenía a punta de pistola —Tengo que hacerle unas cuantas preguntas
—De acuerdo —aceptó Pixis comprendiendo la situación —La estaré esperando
El soldado dejo solos a la mujer y al terrorista —Sabías que Anansi quería ir Hizuru cuando se pactarán los Tratados de Paz —la mujer empezó a hablar, apretó sus labios para continuar —era un niño realmente sorprendente
El hombre notó su momento de fragilidad y la desarmó, Hans no se quedó atrás y comenzó una pelea en igualdad de condiciones.
—¡¿Acaso me importa tu familia?! ¡Es repugnante que te unieras a un emigrado! —el hombre sacaba su veneno con afán de desequilibrar a la comandante —¡¿No te dio asco parir a ese mestizo?! ¡Estas loca!
Zoë por fin pudo sacar su sentir guardado hasta ahora, por lo que no se contuvo en la fuerza de sus golpes, asestó varios en su cara del tipo que enrojecieron sus nudillos.
—Es cierto estoy loca —soltó con acidez, escuchaba como los pasos de los demás jaegeristas se acercaban, metió su mano a su bolsillo derecho —de otra manera no haría esto
El hombre aún con los parpados hinchados pudo ver con terror como la mujer castaña sostenía un fósforo encendido y lo dejaba caer en lo que parecía ser un rastro de alcohol, uno que de seguro iba a la habitación de los suministros de dinamita.
El ruido sordo de la explosión se escuchó por todo el distrito, los jaegeristas se descontrolaron y comenzaron a atacar sin dirección, fue ahí cuando entró en acción la Legión de Reconocimiento con Jean Kirstein y Gabi Braun al mando, listos para aplastar la rebelión.
Hans a pesar de estar expuesta logró sobrevivir aunque sus heridas eran bastante graves, ingresó al hospital donde fue atendida de urgencia, gracias a los esfuerzos médicos lograron estabilizarla por unas horas, si sobrevivía los próximos días entonces era probable su recuperación total.
Cuando recuperó la consciencia lo primero que vio fue la luz solar que entraba por la ventana, se sintió algo decepcionada de seguir con vida, pues a pesar de que su jugada había sido para eliminar la mayor cantidad de jaegeristas también lo había hecho por alcanzar a su familia. Con un brazo sobre sus ojos se lamentaba su suerte de perder a quienes apreciaba, entonces escuchó la puerta de la habitación abrirse y logró ver como su hijo tímidamente entraba.
Se sorprendió bastante de verlo ahí ileso, se pellizcó para ver que no se trataba de una ilusión, por fortuna él estaba ahí mirándola, entornó los ojos para después dejar escapar una lágrima de felicidad. Extendió con todas sus fuerzas su mano hasta tocarle la mejilla, era cálida como siempre.
–Anansi –pronunció con dificultad, ahora que era consciente estaba bastante débil
–Mami –respondió el niño, esas palabras le dieron un poco de fuerza
–Nun...ca te rin...das –alcanzó a decir, su hijo soltaba lágrimas silenciosas, el pequeño poso su mano en la de su madre
–Seré fuerte mami –dijo determinado Anansi, como si presintiera el destino –¡Nunca me rendiré!
Hans sonrío levemente, estaba tan orgullosa de su hijo, era tan maduro para su edad, no podía pedir más de él, lo único de lo que se arrepentía era de no tener tiempo de verlo crecer y convertirse en un hombre de provecho —Te amo hijo
—Yo también mamá
La mujer se relajó ante la respuesta, esta vez el sueño era muy pesado, no quería apartar la mirada de su niño, pero estaba segura que él estaría bien, Anansi era su sangre, una parte de ella, lo mejor que había logrado. Sin ser consciente cerró los ojos, su mano fue apartándose de la mejilla del niño y logró surcar una pequeña sonrisa de satisfacción.
...
Cuando volvió a abrir los ojos, estaba rodeada de sus compañeros de la Legión. Erwin sonreía amablemente y Moblit le ayudaba a ponerse de pie, el enano de Levi se veía más sereno por alguna extraña razón y Mike le palmeó la espalda confortándola.
–¿Lo logré? –preguntó extrañada
–Lo hiciste bien Hans –mencionó Erwin
–No fue fácil –se rascó la mejilla avergonzada, miró a sus alrededores percatándose que faltaban personas –¿y los demás?
–Onyankopon y tus padres están de ese lado –dijo Levi señalando una especie de bosque
–¡Vamos subcomandante! –motivó el fiel Moblit
–¡Sí! –mencionó entusiasmada –¡¿Por cierto saben que tengo un hijo?! –cuestionó con impaciencia
–Cuéntanos Hans –dijo Erwin
–Es muy inteligente, y valiente, y amable, en pocas palabras es como su madre ¡jajajaja!
Y así con la sonora risa de Zoë, la Legión de Reconocimiento guiaba a la última veterana hacia su morada permanente.
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***Notas***
*Primero, en principio había pensado meter estos capitulos sobre los personajes originales dentro de la trama, pero no tendría sentido que recordaran si no fueron titanes. Así que preferí separarlos, por lo que habrán otros capítulos extra.
*Me provocó mucha tristeza escribir sobre Hange, por lo reciente de su muerte pero quería abordarla. Sobre su infancia y juventud no se sabe mucho, así que tomé algunos datos que aparecen en juegos, entrevistas, etc. Todo lo demás es invención mía.
*Hange es uno de los personajes más queridos de la obra, aunque PERSONALMENTE no me gusto mucho su participación final, se le extrañará :(
*Sobre el genero de Hange, creo es super obvio que es una mujer con rasgos masculinos, también admito que me agrada que Isayama le diera esa concepción ambigua y que el lector le ponga el genero que quiera, realmente es bastante divertido, especialmente ver a los "fans" haciendo drama por eso.
*Siempre he pensado que Hange es muy sensible, y en el manga se hace mayor énfasis, de ahí que pienso que en varios episodios crudos ella tuvo que desahogarse.
*Sobre la maternidad, pienso que ella no estaba interesada en eso, aquí la puse algo miedosa al saber la noticia, pero conociéndola era obvio que no se convertiría en otra Alma Lenz.
*Cuando pense en la ship de Hange y Onya, sabía que ella sería mayor, pero recientemente Isayama dijo que él tenía como veinte años, lo que haría a Hange una asaltacunas XD.
*¡Ya cada vez más cerca del estreno del anime y de otro capítulo del manga! MEGA HYPE
