Disclaimer: Shingeki no Kyojin pertenece a Hajime Isayama.

Advertencia: SPOILERS del manga


Convenios

Paradis, 878

En las periferias de Mitras se alzaba una pequeña región que comprendía la zona residencial de los nobles y gente de muchos recursos. En una de las residencias de esta zona, un grupo de elitistas se habían reunido por una cuestión que para ellos era muy importante y en la cual debían comenzar a trabajar.

En medio de la ostentosa sala, el anfitrión –un hombre de elegante ropaje y singulares quevedos– alzó la voz para dar por iniciada la reunión –Estamos aquí reunidos, por que necesitamos hablar sobre el tema de sucesión al trono –los demás le miraron con algo de confusión –sobre quien será el monarca de Paradis después de Ymir Reiss

–¿No ya hay un príncipe heredero? –cuestionó un hombre de cabellos rizados llamado Clement Schmitt

–¿Crees que pondremos en el trono a ese huérfano venido de quien sabe donde? –le cuestionó pedante un hombre de barba de candado y ojos azules –ya suficiente tenemos con la actual reina

–Creo que la familia real se comenzó a deteriorar desde que Rod Reiss se enredo con una simple sirvienta –opinó una mujer madura de cabellos peinados en un extravagante moño, la señora Seidel

–Y esa simple sirvienta fue la madre de la reina Historia –explicó el hombre de barba de candado, Raymond Albrecht –quien al parecer heredó sus gustos, al elegir a un granjero desconocido como padre de su hija

–Al menos no fue un marleyano o uno de esos voluntarios –agregó Schmitt

–O un soldado de la Legión –admitió Seidel –Smith podía haber tenido más influencia sobre la reina

–Cierto, dicen que ese tal Erwin Smith era un demonio, solo superado por Jaeger –Edgar Peters, el anfitrión, notó que uno de sus compañeros chasqueaba la lengua ante la mención del antiguo comandante –¿Tú que opinas Dante?

–La reina debería asegurarse de elegir a un buen hombre –dijo el señor de cabellos rojizos y algunos canos al igual que su barba –aunque las mujeres son necias y cuando se encaprichan con algún amante, es difícil hacerlas entrar en razón

–¿Lo dices por tu bastarda? –cuestionó divertido Albrecht –aunque su amante no es precisamente un hombre

–Elisa siempre fue algo retraída –respondió Dante

–Parece que con esa decisión, ya no tendrás herederos para seguir el apellido Blanchett –comentó fríamente la señora Seidel –tu legítima primogénita murió muy joven sin dejar descendencia, y ahora la ilegítima va por el mismo camino

Dante Blanchett frunció el ceño y apretó los labios al recordar el amargo final de su hija mayor –A Brigitte le tocó un destino cruel, pero eso no quiere decir que se repita con Elisa

–Tiene razón, aún puede suceder un milagro –respondió Peters cerrando aquella charla sobre la familia Blanchett –¿Entonces que hacemos con la reina?

–Con el regreso de los titanes, lo ideal sería preservar la sangre real –opinó Schmitt –además ya no queda nadie más aparte de la reina con la sangre Reiss

–¿Y que candidato proponen? –interrogó Seidel quien se abanicaba el rostro –no hay muchos que cumplan con los requisitos

–Hay varios jóvenes, pero ninguno de nuestras casas –argumentó Albrecht –al menos que uno de nosotros quiera cortejarla

–Ya estamos viejos para eso –dijo Blanchett –no creo que la reina se interese en un anciano

–¿En donde podríamos buscar un buen candidato? –cuestionó Peters

–En el ejercito no es buena idea, el parlamento tampoco tiene candidatos y ni mencionar a alguien extranjero –expuso Schmitt

–A menos que esa persona este alineada a nuestra ideología –mencionó Albrecht

–¿Como quien? –cuestionó Dante Blanchett

–Inocencio podría ayudarnos con eso –dijo Raymond con arrogancia –él podría buscar entre los soldados de alto rango a alguien que comparta nuestra visión

–Y podríamos pedir la cooperación de Dix en el Parlamento –sugirió la señora Seidel –aunque ahora mismo, solo recuerdo a aquel joven de apellido Cramer

–He escuchado buenas referencias de él, pero aún no esta a la altura –opinó Edgar Peters acomodandose sus gafas

–Podría simplemente embarazarse y ya –mencionó Albrecht –como su madre, no tuvo ningún consorte

–El problema es que no sea de un jardinero o un pescador –replicó Seidel cerrando de un golpe su abanico –no queremos mas plebeyos en el trono

–Pues solo tenemos dos opciones: o encontramos a un hombre adecuado o que el próximo rey sea un huérfano –dijo Peters

–O en el mejor de los casos que aparezca otro miembro de la realeza –habló con mofa Albrecht

–Te debo recordar que todos murieron en la insurrección del 850 –mencionó Schmitt fastidiado

–Lo sé hombre –el hombre de barba de candado rio fuertemente –yo hablaré con Inocencio y tú Seidel deberías hacer lo mismo con Dix

–Bien –dijo la dama levantándose elegantemente –creo que con esto cerramos la reunión

Así fueron partiendo los nobles, al final solo quedo Blanchett, por lo que Peters fue a encaminarlo, mientras se dirigían a la entrada el anfitrión notó cierta pesadumbre en el hombre que alguna vez tuvo una prolífica cabellera rojiza.

–¿Sucede algo señor Blanchett? –cuestionó con cierta cautela

–Pienso que presionar a la reina para casarse, no es una idea tan buena –respondió el hombre –a veces sucede lo contrario

–¿Porque lo dice? –la pregunta sorprendió por un momento a Dante Blanchett

–Porque a la reina Historia se le exigió que tuviera hijos para heredarles el poder de los titanes –Dante habló con seguridad –y ella se fue con el primero que se le atravesó

–Puede ser –dijo Peters pensativo –pero lo intentaremos de un modo discreto

–Solo pediría que el niño no cargue con problemas ajenos –Blanchett dijo esto en voz baja, no le dio tiempo a Peters para responderle, se despidió prontamente –Gracias por su hospitalidad señor Peters

–El placer ha sido mio –respondió Edgar con formalidad, mientras veía como se iba su último invitado, no pudo evitar pensar que Blanchett escondía algo, y eso le puso en alerta.


...

La casa de la familia Inocencio se encontraba bastante tranquila, a excepción de la sala que servía de recepción para dos hombres que conversaban amenamente.

–¿Entonces crees que los nobles van a presionar a la reina? –preguntó Dix mientras bebía un poco de vino

–No están muy contentos de tener a un hijo de plebeyos en el trono –respondió Inocencio

–¿Que tiene de malo? –cuestionó Jürgen con franqueza –al fin y al cabo quien gobierna Paradis somos el Parlamento

–Aún así consideran que la familia real debe estar formada por gente de renombre –dijo el hombre rubio –para dar una buena imagen

–¿Buena? –Dix preguntó sarcásticamente –todo lo que he escuchado de los nobles es que son avaros, tacaños y ni hablar de sus dramas familiares: infidelidades, hijos ilegítimos, peleas por herencia y hasta incesto

Inocencio sonrió levemente –No crea que todos somos así

–No lo decía por usted –opinó el líder parlamentario, aunque tenía reservas de aquel hombre

–Aunque si hay casos bastante frecuentes, la misma reina Historia era hija ilegitima

–Realmente creo que este chantaje es solo para emparentar con la reina –el hombre de elegante traje y corbatín, acomodó su bigote –y ganar algo de poder, obviamente

–Eso parece –admitió el funcionario Inocencio –después de todo algunos de esos nobles ya han tenido movimientos sospechosos

–¿Quienes son? –preguntó con curiosidad Dix

–Los principales son: la señora Seidel, Raymond Albrecht, Edgar Peters, Clement Schmitt y Dante Blanchett –Inocencio fue enumerando a cada uno con los dedos de su mano derecha –pero quien más me interesa es Blanchett

–¿Blanchett? –el político acarició su mandíbula mientras rememoraba a esa persona –¿no es ese rico hacendado que tiene tierras en Utopía?

–Exacto –afirmó el rubio –y es el padre de Elisa Blanchett quien actualmente funge de líder del escuadrón de élite en el Cuerpo de Investigación

–¿Que? –Dix se asombró ante tal dato –¿o sea que él tiene conexiones con ese regimiento?

–No sabría decir si realmente tiene comunicación con su hija, puesto que ella nació de una relación extra matrimonial

–O sea que envió a su hija bastarda al regimiento más peligroso del ejercito –Jürgen argumentó con seriedad, intuyendo la razón por la que la chica estaba ahí

–Podría ser una posibilidad –opinó Inocencio –o también porque podría obtener información importante

–O ambas –Dix tomó otro sorbo de vino, degustándolo al máximo –será un cabronzazo

–Y eso no es todo sobre él –el rubio ofreció más información –tengo entendido que su hija mayor estaba comprometida con el hijo mayor de Reiss, pero murieron en la insurrección contra la monarquía

–E-eso significa... –Dix entornó sus ojos sorprendido –que iba a familiarizar con los Reiss

–Así es –Herman asintió con la cabeza –y siendo Ulklin el segundo hijo, legítimamente era el sucesor

–Lo que convertiría a la hija de Blanchett en reina –determinó el parlamentario

–Sin embargo, tras la insurrección ya no quedo ningún Reiss con vida, solo la reina Historia

–Ahora que lo menciona –Jürgen dejo su copa de vino en la mesa y puso toda su atención en su anfitrión –¿que sucedió exactamente en esa insurrección?

Herman Inocencio dio un suspiró antes de comenzar a hablar –No recuerdo muy bien como todos en la isla, pero tengo entendido que Erwin Smith, el décimo tercer comandante de la Legión de Reconocimiento junto con los comandantes Dot Pixis, Nile Dok y el mismísimo Darius Zackley dieron un golpe de estado contra la monarquía títere de ese entonces, luego sacaron a la luz a la verdadera familia real y cuando ésta se descontroló, fueron masacrados, quedando convenientemente Historia Reiss como única opción al trono. Además, después de que coronarán a Historia, quitaron los privilegios a los nobles, impulsaron la tecnología, apoyaron a los huérfanos y obviamente dieron carta blanca para la famosa misión de retomar la muralla María...

–Y con ello el descubrimiento del sótano y la verdad de esta isla –completó el político

–Sí –Herman sirvió más vino a su invitado –y después lo que todos sabemos, la Guerra de Paradis

–¿Y que hay de los demás soldados que consiguieron la hazaña de retomar la muralla María? Aparte de Smith –cuestionó Dix

–Pues... –el hombre rubio miró hacia la ventana como recordando algo –además de Zoë y otros soldados que murieron, estaba Jaeger y sus compañeros, de los cuales no se sabe nada

–Eso es extraño –mencionó el líder del Parlamento –quiero decir, Zoë también participó en la Guerra de Paradis, ¿no sería lógico pensar que quienes tomaron Shiganshina también hayan peleado contra Jaeger?

–Sí –Inoncencio se tornó serio –de hecho, creo que hay algo que esconde el Cuerpo de Investigación

–¿Que es? –quiso saber Jürgen, aunque notó que su anfitrión no lo soltaría tan fácil –prometo no utilizar esta información en su contra –prometió el político

–Ellos saben mucho sobre titanes –apuntó Herman con seguridad –y los únicos que habían combatido con ellos eran los soldados de la Legión, además ahora tienen la custodia del príncipe, algo que por cierto ganaron a toda costa

–¿Usted cree que ellos nos estén ocultando información? –cuestionó Dix asombrado pero manteniendo la compostura

–No quisiera pensar mal de mis compañeros de armas –mencionó Herman afligido –más su viaje a Marley no ha sido bien visto por los demás

–Fue algo estúpido

–Y no queremos pensar lo que se desataría si Marley los descubre –Inocencio bebió todo el vino de su copa

–¡Tenemos que ponerles un alto! –exclamó Dix alarmado

–No es el único que lo piensa –el representante del Comité Interno Marcial le extendió la mano el hombre elegante –y que mejor momento para meterlos en cintura ¿que opina?

Jürgen Dix observó por un momento al hombre rubio mostrándose confiado, sabía que podría equivocarse con su intuición, pero por el momento parecía ser la mejor opción, ya después lidiaría con él.

–Estoy de acuerdo –estrecho la mano de Inocencio firmemente


...

Miraba con desaprobación la calaña que según era la vivienda de aquella persona que lo solicito, se preguntó si de verdad tendría el suficiente dinero para pagarle si vivía en esa pocilga. Sin esperar más, entró a ese cuartucho lleno de humedad y muebles viejos, ahí en una sala antigua estaba sentada una persona que no se lograba apreciar bien por lo sombrío del sitio.

–¿Tú me mandaste a llamar? –cuestionó el hombre de desordenados cabellos grises

La persona solo movió los hombros, como si riera en silencio, sostenía a un gato en sus brazos.

–Oi, te hice una pregunta

–Creo que es obvio señor Stan el Verdugo –habló mordaz la persona que estaba sentada en el sofá

–¿Y que quieres de mi? –preguntó el líder de los traficantes

–Primero siéntate –indico la voz femenina –te explicaré con detalle

El hombre tomó asiento de manera informal, subiendo los pies a la mesita del centro.

–Veo que eres... ahm, un poco indómito –dijo la mujer ante tal acto

–Yo solo vengo por el trabajo, no a que evalúen mis modales –gruño Stan

–¿Supongo que su "contacto" no le explico su tarea? –cuestionó divertida la mujer desconocida

–Ese imbécil solo me trae problemas –expresó el de cabellos grises –y usted no será la excepción ¿verdad?

–Solo tendrá una tarea

Stan miró atento a la mujer, no podía verle bien la expresión que tenía en estos momentos –¿que es?

–Protegerme

Stan abrió sus ojos desmesuradamente y comenzó a carcajear hasta quedarse sin aire –¿Es una broma?

–No –dijo la fémina con un toque de irritación

–Pues si va a pagarme con un gato, no gracias –el traficante se puso de pie rápidamente para salir de ahí

–¿Me cree una indigente?

–Pues vives en un muladar y con gatos –respondió el también mercenario –hasta yo vivo mejor que tú

–Si vivo así, es porque tengo una razón muy poderosa para estar escondida –explicó la mujer mientras seguía acariciando al felino de negro pelaje

–Oh claro, eres un titán –Stan imitó de forma burlesca el caminar de un gigante

–No exactamente, más bien, soy como un titiritero

–¿Ah? –el hombre no comprendió nada

–No se preocupe, pronto lo sabrá todo –mencionó la dama que aún permanecía sentada –por eso necesito de su protección

Stan pensó seriamente si debía prestar sus servicios a una probable lunática. –¿Y de cuanto será mi paga? –puso a prueba a su cliente con esta pregunta

–Tendrás más de lo que ganas actualmente como traficante –respondió impávida la mujer –aunque por ahora solo te daré lo necesario

–Creo que así no funcionan las cosas –dijo el de cabellos grises dispuesto a largarse

–Espera, te daré algo en este mismo instante –pidió la mujer

Stan giró a verla y notó como bajo al gato para tomar entre sus manos una cajita cercana que parecía contener joyas.

–¿Y bien? ¿que dices? –increpó la dama, mostrando el contenido de la caja. Stan apartó sus cabellos para ver bien aquel minitesoro

–De acuerdo –dijo el criminal estirando el brazo para tomar la caja, sin embargo, la mujer la apartó rápidamente

–Antes de que te de tu pago, tienes que hacer una sencilla cosa –condicionó la extraña

–¿Quieres que elimine a alguien? –preguntó el hombre intuyendo la tarea

–No –la mujer rió –solo quiero que pactemos con más formalidad –Stan enarcó una ceja confundido –ya sabes, te arrodillas ante mi como un caballero

–Ni lo sueñes –remarcó el Verdugo con repulsión

–¡Oh vamos! –desafío la desconocida –¿temes hacer el ridículo? No hay nadie más aquí, excepto mi mascota –señalo al felino

–Más te vale... –Stan se arrodillo de mala gana frente a la dama –que esto valga la pena o de lo contrario, no dudaré en degollarte –dijo esto último con severidad mientras conectaba por primera vez su mirada con la dama

–Así se habla –la mujer se quito el guante de su mano derecha y la extendió al líder traficante, éste, a regañadientes le dio un breve beso en el dorso de la mano y se levantó prontamente, arrebatándole la caja de joyas

–Es la única vez que me humillo –mencionó con frialdad el hombre, la mujer solo mostró una leve sonrisa –deja tus indicaciones con el imbécil

–Claro –dijo la dama mientras veía como el mercenario se sobaba las sienes y se encaminaba a pasos veloces lejos de ahí

"Bien, ahora ya tengo perro guardián" se felicitó la mujer mientras enguantaba de nuevo su mano, "El primer paso ya esta hecho".


...

La tarde caía en las aulas de la Universidad de Eldia, así que cada vez había menos presencia de personas. En una habitación que fungía como oficina, la doctora Jessica Lynch contemplaba la carpeta que contenía los resultados de su más reciente investigación, aún no daba crédito a lo que descubrió con el príncipe Eren.

–¡Doctora Lynch! –la exclamación de uno de los ayudantes de la doctora, la sacó de su pesar –unas personas extranjeras la solicitan

–¿Quienes son? –cuestionó la mujer sorprendida porque un extranjero la buscara

–Somos nosotros –se apareció detrás del ayudante un hombre de cabellos negros y finamente vestido, junto a otro hombre canoso y con bigote de herradura –Dwight Elliot y Francis Scott, disculpe la interrupción –se presentó el hombre educadamente

–Señor Elliot ¿que hace aquí? –la investigadora lo reconoció de inmediato

–Realmente vinimos por curiosidad –Elliot sonrió con algo de vergüenza –estamos bastante interesados en su trabajo y...

–¡Queremos felicitarla por su estupenda labor! –el hombre canoso interrumpió efusivamente a su acompañante –y de paso queremos proponerle algo

–Gracias por sus halagos, pero me temo que trabajo sola –dijo la mujer segura

–He escuchado que trabajó para el ejercito, analizando las muestras recolectadas en Mozen –anunció Dwight

–Eso fue porque creíamos que encontraríamos el origen de los titanes –respondió la rubia

–Pero si lo encontraron –Dwight seguía hablando

–Si –confirmó la doctora, indicándoles que podían sentarse –pero no encontramos una respuesta definitiva, los titanes aún son un misterio

–Lo creo –aportó Francis Scott –no me creo la teoría de que salieron de un pacto demoníaco, o de extraterrestres, tal vez de un gusano cámbrico...

–Como decía... –Elliot carraspeó indicándole a su compañero que no se desviara del tema principal –hemos visto sus artículos y publicaciones y estamos muy interesados en al menos brindarle apoyo para sus investigaciones

–¿Porque? –Lynch cuestionó incrédula tal oferta

–Porque sin ciencia no hay desarrollo ni tecnología –dijo Scott vivaz

–Exacto –completó Elliot con una leve sonrisa –y Paradis necesita desarrollo ¿cierto?

Jessica Lynch suspiró pesadamente recordando como los políticos rechazaban invertir en proyectos de ciencia. Ella logró ganarse su lugar con mucho esfuerzo y sacrificio, prácticamente sus investigaciones las hacían con poco presupuesto. Sabía que para desarrollar a la isla era necesario invertir recursos en tecnología, pero solo en diez años lograron de gozar de un poco de apoyo, pues con la aparición de los nuevos titanes y con el cerco comercial, el gobierno destino esos recursos al ejercito y al comercio. Aunque con lo recientemente acontecido en Ciudad Industrial 1 y lo expuesto por el Cuerpo de Investigación, se descubrió que realmente los recursos se usaban para pagar mercenarios, para apoyar a una secta terrorista y para beneficios de unos pocos. Luego se preguntó si algo había cambiado desde aquello.

–¿Ustedes me patrocinarían? –interrogó la científica

–Yo pondré el dinero –mencionó Dwight –el doctor Scott le apoyará

–Será un placer –sonrió el hombre canoso

–Supongo que tienen un tema en mente para investigar –intuyó la rubia

Tanto Dwight como Francis se miraron cómplices –Pues si tenemos interés en una investigación en particular –afirmó el hombre de cabellos negros

–Puede decirme de que trata

–Claro –esta vez Francis Scott se tornó serio –solo que este trabajo es riesgoso

La rubia tragó saliva algo nerviosa –¿Que es?

–Energía nuclear –soltó Elliot con simpleza

–P-pero eso significa trabajar con radioactividad –señaló la mujer algo aturdida

–Así es y por eso la paga será aún mayor –sentenció Dwight

–¿Y es muy necesario? Es un riesgo enorme –dijo Lynch aún procesando el tema

–Piénselo, si logramos crear energía nuclear, Paradis se desarrollará rápidamente –expuso el filantropo

–También puede ser peligroso –terció la mujer rubia –además esto me suena a que hay otras intenciones detrás

–No negaré que mi gobierno esta interesado –calmó Elliot –más tampoco le obligaremos a hacerlo. Solo queremos estrechar nuestro lazo de socios y de paso traerles beneficios

La doctora Lynch cerró los ojos por un momento cuestionándose si era una buena idea, por más que su ética la llevara a pensar que eso era traicionar a su patria, también sentía irritación hacia su gobierno por quedarse de brazos cruzados. Tal vez debía arriesgarse un poco, como actualmente lo hacían los soldados con la espada y las alas de libertad.

–Bien, acepto el trato –dijo la mujer con serenidad –¿y de donde sacamos la materia de estudio?

Scott aplaudió mientras Elliot le extendía una pequeña bolsita y un folder –Aquí tiene el punto de salida, directo de las minas de Dirk

–Fue un placer conversar con usted –el hombre canoso se despidió junto a su compañero, dejando a la doctora dubitativa

–¿Y esto? –la rubia dejo la bolsita en su escritorio mientras sacaba los papeles para leerlos. Mientras examinaba la información, soltó una exclamación de sorpresa y con los ojos bien abiertos se enfocó en la bolsita que estaba en su escritorio –Esto es... ¿pechblenda?


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***Notas***

*Si, capítulo medio aburrido. Por cierto aquí se bifurcará la historia, es decir que este capitulo ocurre al mismo tiempo que el capitulo 42 donde la otra parte del Cuerpo de Investigación anda merodeando en Marley.

*Los nobles ya no tienen poder político pero si tienen poder social y renombre, algo así como los elitistas que salen en revistas mostrando sus lujos y su vida personal.

*Como dije es una historia alterna, por lo que los acontecimientos del arco de la insurrección también serán levemente modificados.

*Ciencia Rules!. Ya en serio la ciencia hace que el mundo se mueva, por ejemplo tu estas leyendo esto gracias a un montón de científicos que en su mayoría no son reconocidos, y ahora con la pandemia se notó ese rezago. Mínimo apoyemos a los científicos no desinformando.

*Adivinen para que servirá el pechblenda en esta historia.

*Muchas gracias WekerekeODM por tu comentario, lo aprecio y si habran mas capitulos, aunque algo lentos XD.