Disclaimer: Shingeki no Kyojin pertenece a Hajime Isayama.


Antes del capítulo: La Gendarmería Real

La Gendarmería Real es el regimiento del ejercito de Paradis que se encarga de la seguridad de la isla. Después de los Tratados de Hizuru, toman el lugar de la Policía Militar, siendo el único regimiento que no cambia su objetivo, por lo que su símbolo ahora es el unicornio coronado. Son el grupo con mayor numero de integrantes debido a que se distribuyen por todos los pueblos y ciudades de la isla para mantener la seguridad, teniendo su sede central en Orvud. Se dividen en 3 grupos; la Guardia Real, custodia a la reina y a su palacio, donde solo se aceptan a los soldados mas disciplinados; el grupo Custodio, quienes se encargan de las cárceles, especialmente el Laberinto, y también cuidan de las ciudades industriales, ahí entran los soldados más rudos e incorruptibles; por último la Policía, que se encarga de la seguridad pública.

Sus integrantes actuales y sus respectivos grupos son:

Boris Feulner, comandante; Ingrid Bernhart, subcomandante; y Maurice Pikale, capitán; son los altos mandos.

Guardia Real: June Inocencio, Homer, Jack

Custodios: Valerie Dok, Barry Dafner.

Cadetes: Andrea Olsenberg, Charlotte Boyle, Waldo Götz, Otto Westerholt (desertor).


Sangre real, parte 3: Utopía

...

Utopía, 878

Odiaba eso.

Tenía miedo, asco y desesperación al mismo tiempo. Desde aquel incidente donde fue tomada como rehén comprendió las horribles consecuencias de ser una persona famosa. Esta era la única vez en la que deseaba con todas sus fuerzas no ser reina.

Su suéter había sido tirado lejos, el escote del vestido estaba rasgado y su larga falda había sido alzada hasta sus muslos, las manos del hombre insistían en separarle las piernas y quitarle la ropa interior, pero ella batallaba ferozmente evitándole acercarse, cosa que irritó al hombre.

–¡Quedate quieta, maldita seas! –gritó el traficante, cansado de forcejear –no quiero ser rudo, pero tengo una obligación

"¿Obligación? No me jodas" se dijo mentalmente la reina, esperando que Stan desistiera.

–¿P-podemos negociar? –habló quedo, esperando un milagro –puedo darte mas dinero –nunca había sobornado a nadie, esta vez su desesperación la llevo al límite

Stan no dijo nada, como pensando en la propuesta, no obstante, rió macabro –Tienes suerte de que ella me ordenó dejarte con vida, de lo contrario...

–¡¿Entonces porque no mejor me matas?! –exclamó Ymir –¡después de todo ella quiere el trono!

–Si –aceptó El Verdugo con cierta pesadez –pero ¿quien crees que le suceda si no tiene hijos?

–¡Noooo! –gritó la reina asustada, por ningún motivo dejaría que ese hombre la embarazara –¡déjame! –sus lagrimas se hicieron más gruesas

Stan rechinó los dientes y le propinó un derechazo a la mujer que cayó aturdida –¡Como si yo quisiera esto!

Ymir sintió su cabeza estallar, sus fuerzas para pelear las perdió de repente y sintió como de su labio brotaba un poco de sangre. Pensó primeramente en su madre cargando con la responsabilidad de una nación a una edad tan joven, en su desconocido padre del cual ni siquiera conocía su rostro, en Eren y su noble amabilidad, recordó todo lo que había vivido y se preguntó si realmente la vida se había ensañado con ella. Lloró con amargura al saber que perdería su castidad a manos de un hombre vulgar y cruel, y no por el caballero amoroso que soñaba. Gimió de impotencia al saber que solo la veían como ganado para tener crías. Maldijo su suerte y deseo que la muerte se apiadará de ella en ese preciso momento.

¡Crash!

Se escuchó un estruendo cerca, por lo que Stan se alejo de la reina. –¡¿Que esta sucediendo?! –exclamó el traficante, levantándose y acomodándose la ropa

Unos gritos se escucharon en la habitación contigua y el piso se cimbró, de repente, una de las paredes se desmoronó, dejando ver a un gigante de unos quince metros de alto con los ojos rojos de furia.

–¡El prin... –habló Stan, pero se tuvo que mover rápido para esquivar el manotazo que le dirigió el titán Calavera

"¿Eren?" se cuestionó la mujer ante los extraños sucesos, todavía algo turbada procedió a incorporarse, aunque esta vez, sintió que alguien la apoyaba delicadamente y le quitaba las mordazas.

–¿Esta bien Majestad? –escuchó una voz conocida y se topó con Ludwig Cramer, quien la veía con compasión

–L-ludwig –pronunció la reina algo sorprendida, sinceramente de Eren esperaba algún acto irracional, no del joven parlamentario –Yo...

El hombre de cabellos negros se percató del terrible estado de la monarca y rápidamente se quitó el saco para arropar a la muchacha que llevaba lo que alguna vez fue un lindo vestido. –Tome esto, le cubrirá un poco

–S-si –dijo Ymir monotonamente, ni siquiera se había fijado en las ropas rasgadas que portaba, sintió mucha vergüenza

–Majestad ¿la dañaron? –preguntó Cramer con cautela, no queriendo ponerla nerviosa o ansiosa

Ymir negó, por lo que el parlamentario sintió alivio –Ahora ¿puede ponerse de pie? –cuestionó Ludwig –tenemos que huir de aquí

–Si –la reina se trató de recomponer y se levantó, aún se sentía muy agitada, como si hubiese vivido una pesadilla. Cuando alzó la mirada notó al llamado titán Calavera enfrente de ella, y aunque el cabello del gigante ahora era negro, sintió que desprendía una sensación fraterna y también, una furia inmensa

–¿Quien fue el responsable de esto? –Eren preguntó con su voz grave, sorprendiendo a la reina

–Fue esa mujer, Florian Reiss –pronunció la rubia entre suspiros –la hermana de mi madre

Ludwig quedó asombrado ante la mención de otra Reiss. Eren se mantenía quieto, aunque por dentro la rabia lo inundaba, ver el estado de Ymir casi lo hace cometer una matanza, pues se encontró con una mujer con la ropa hecha trizas, cabello revuelto, el labio hinchado y los ojos cristalinos, pero sobre todo le enfureció saber que quien mando a mancillar a Ymir, fue su propia tía.

–Cramer, sácala de aquí –mencionó el titán Calavera con tono fuerte –yo me haré cargo de ellos

–Pero Eren –dijo la rubia débilmente

–¡Andando! –ordenó el príncipe, Ludwig se movió y tomó a la reina de la muñeca llevándosela de ahí

Cuando Eren notó que su hermana y el parlamentario ya llevaban unos metros de distancia, notó que varios sujetos con el equipo de maniobras antipersona lo rodeaban, algunos portaban lanzas relámpago, entre todos ellos se encontraba una mujer rubia muy parecida a la fallecida reina Historia.

–Así que tu eres el príncipe Eren –dijo la mujer con cierto recelo –tu posees al titán Fundador

–¿Y tu quien eres? –cuestionó el pelirrojo natural, quería confirmar su sospecha

–Soy la verdadera reina de las murallas, Florian Reiss –pronunció con seguridad la mujer elegante –ahora arrodillate ante mi y te daré la oportunidad de servirme

El príncipe rió socarrón, muy pocas veces mostraba su lado mordaz, pero no podía contenerse ante semejante burla. –¿Estas bromeando? –dijo con remarcada molestia

–No –respondió Florian –realmente quiero que seas mi aliado

–¿Y que pasa si declino tu oferta? –cuestionó desafiante

–Esto –la mujer chasqueó los dedos e inmediatamente los hombres armados se fueron contra el titán Calavera, Eren se los quitó de encima con facilidad, aunque sus ataques no eran mortales, cosa que percibió Stan y se lo comunicó a Florian –¿Que sucede Eren? –preguntó la rubia con mofa –¿no te estarás conteniendo? –señaló a los hombres que nuevamente se ponían de pie y se preparaban para atacar

–¡Malditos! –dijo Eren dentro del titán, algunas lanzas relámpago salieron disparadas aunque no le causaron daño –si esto sigue así, estaré en problemas –se dijo en un susurro

–La reina escapa –informó Stan a su aliada –¿voy por ella?

Florian sonrió complacida y negó con la cabeza –Apenas comienza el espectáculo –sacó de su bolsillo un silbato alargado y se lo llevó a sus labios. De repente se escuchó otro estruendo seguido de un temblor y una nube de polvo, al menos una veintena de titanes modificados aparecieron a las afueras de la granja –¡Vayan y tráiganme a Ymir! –ordenó la dama en voz alta para que Eren pudiese escucharla

"¡No!" pensó el príncipe "¡tengo que protegerlos!". Estaba por salir tras los titanes, aunque los hombres de Stan le bloquearon el paso, acertando las lanzas relámpago a los brazos.

–¿No vas a pelear en serio? Están por llegar a Ymir –refutó Florian, decepcionada de no ver en acción el verdadero poder de los titanes –Realmente eres patético

–¡Cierra la boca! –dijo el príncipe, quien irritado, hizo uso del titán Martillo de guerra desde esa posición, creando estacas cristalinas que empalaron a la mitad de titanes que perseguían a la reina

–¡¿Porque no usas ese poder conmigo o mis hombres?! –cuestionó la dama –¡así nos vencerías rápidamente!

–¡No le des ideas! –exclamó Stan a la mujer

Ymir y Ludwig seguían corriendo lo más rápido que podían, pero los titanes parecían darles alcance. –La reina esta a punto de ser alcanzada –informó Florian a su oponente –morirá pronto

–¡No digas estupideces! –gritó el joven Reiss, y en ese momento creo una cúpula de cristal alrededor de su hermana, de manera que esa fortaleza la protegiera de los titanes

–¿Q-que es esto? –preguntó la reina, cuando notó como un cristal emergía de la tierra y la envolvía

–El poder del Martillo de guerra –pronunció Cramer, la monarca no se percató del brillo nostálgico en los ojos del joven. A la mente de Ludwig le llegó el recuerdo de la servicial señorita Lara

–¿Así que solo la protegerás con eso? –declaró Florian con decepción –tal parece que la estúpida de mi hermana crió a un debilucho

–¡No te expreses así de la reina Historia! –profirió Eren lleno de cólera

–¿Tanto quieres a esa mujer? –rió la mujer Reiss –si ella hubiese sabido de tu verdadero origen, estoy segura que te hubiese repudiado

–¡Ella me aceptó sin importar de donde venía!

–A puesto que creía que eras solo un huérfano común –señaló la rubia con cierto placer –sin embargo, tienes un pasado bastante oscuro ¿sabes?

"¿Que?" se preguntó Eren de donde lo conocía, pues nunca la había visto. Reiss notó su duda y comenzó a explicarle. –Es bastante estúpido que te comportes tan correcto, si por tus venas corre la sangre de un asesino –el titán Calavera estaba regenerando sus brazos, por lo que los traficantes comenzaron a rodearlo nuevamente, Florian los detuvo y se acercó al gigante –¿Quieres que te cuente sobre tu origen? –le susurró la rubia con deleite, dejando confundido al príncipe


...

Hizuru, 878

El verano estaba en su punto más álgido, donde las altas temperaturas eran a veces sofocantes, había mucha humedad y mosquitos revoloteando, por lo que la mujer mayor estaba vestida con una fresca yukata, disfrutando del aire matutino en el jardín. Recién había pasado el Obon, así que la mujer contemplaba el emblema familiar que sostenía en sus manos, se había colocado en el Butsudan como recordatorio de todos los parientes que habían partido al más allá. Su mirada se tornó melancólica y emitió un largo suspiro.

–Tal vez pronto, este con ustedes... –pronunció con voz queda

–Kiyomi-sama –escuchó a su fiel mayordomo que la llamaba desde el interior de la casa –lamento interrumpirla, tiene una visita

–¿Visita? –cuestionó la mencionada –no tengo agendada ninguna reunión

–Lo sé –confesó el hombre maduro –pero se trata de asuntos de la familia imperial

Kiyomi Azumabito arqueó una ceja y luego comprendió quien era el visitante, hizo una mueca de fastidio, aunque prontamente se recompuso.

–Esta bien –dijo entrando a la casa, con algo de prisa –solo iré a ponerme algo más decente –sonrió de forma resignada

Una vez que se había cambiado la vestimenta por un kimono, salió al encuentro del inesperado invitado, que era un hombre pulcramente vestido con un informe militar azul marino, gorra y guantes blancos. Era el príncipe Mikazuki Masaru, el jefe del Estado Mayor del Ejercito.

–Mikazuki oji-sama –saludo Kiyomi mostrando una reverencia –¿a que debo el honor de su visita?

–Azumabito-sama –respondió el hombre con la misma cortesía –tenemos un asunto pendiente –dijo el hombre de bigote espeso y bien cuidado, su edad era reflejada en las abundantes canas de su cabeza

Kiyomi sintió escalofríos, pero asintió con seguridad –Sígame por favor –indicó la anfitriona, quien lo condujo hacia un amplio salón decorado tradicionalmente, ahí se hallaba un grupo de cuatro mujeres vestidas con hermosos kimonos, sentadas sobre el tatami. La mujer del lado derecho daba indicaciones; mientras las dos del extremo izquierdo se mantenían estáticas; la que estaba en medio, la más joven, tocaba el shamisen.

–Esta aquí –pronunció la líder del clan Azumabito al entrar, las jóvenes se pusieron de pie dando una reverencia a los visitantes, sin embargo, Kiyomi les pidió que siguieran su practica

–¿Es aquella joven del shamisen? –cuestionó el hombre mientras tomaba asiento para observar la practica de las mujeres

–Así es

–¿Eso significa que ya esta preparada? –volvió a preguntar el príncipe, al notar como la joven acomodaba estéticamente el instrumento para comenzar a tocar

Kiyomi tragó grueso, justo en ese momento la chica comenzaba a interpretar una canción bastante melancólica, se le hizo un nudo en la garganta. –Yo diría que aún le faltan unos cuatro años más –el hombre frunció el ceño ligeramente

–¿De verdad necesita más tiempo? –cuestionó el príncipe con un tono más severo –le recuerdo que ya hemos esperado demasiado

–Comprendo –respondió Kiyomi –apresuraré sus lecciones, aunque no le garantizó nada en estas condiciones

El jefe del Estado Mayor arqueó un ceja, no obstante, recordó que la mujer padecía de una enfermedad que la estaba consumiendo. –Bien. Entonces, por lo menos pactemos el compromiso

–¿Ahora? –cuestionó la Azumabito sorprendida de aquella repentina propuesta

–Dentro de unos días –mencionó el hombre –no quiero que otra candidata se escape –le dirigió una mirada filosa a Kiyomi

La oriental no dijo nada, pero aquella indirecta fue lo suficientemente directa como para recordarle la razón por la que Ryoko, o mejor dicho Mikasa, regresó a Paradis. Y es que después de la catastrófica Guerra de Paradis, los Azumabito le dieron refugio a aquella chica que estaba destrozada, lo poco que sabían de Mikasa, era que desde niña perdió a sus seres queridos y lo único que buscaba era paz para sanar sus heridas. Sin embargo, la propuesta de matrimonio del hijo del príncipe Mikazuki le cayó bastante mal, por lo que huyó de ahí. Kiyomi no podía culparla de no querer unirse a un hombre cuyo historial era bastante escabroso, especialmente aquel suceso que lo perseguía constantemente: la pesadilla ocurrida en Xin Zhou, que había logrado que ese pueblo los odiara a muerte.

–Le recuerdo que no tenemos mucho tiempo –Masaru sacó de sus recuerdos a Kiyomi –el gobierno de Marley esta por cambiar y estamos a la expectativa

–Dudo que eso pueda perjudicarnos

–Eso esta por verse –respondió el príncipe –por lo mientras, esperaremos los resultados de la elección

–Recuerde que los Azumabito estamos para negociar diplomaticamente –la mujer sonrió

El príncipe asintió y luego regresó la mirada a la joven de enfrente –¿Y bien? –regresó al tema del compromiso

Kiyomi apretó sus puños en su kimono y le dirigió una mirada a la joven que tocaba magistralmente el shamisen –De acuerdo –sentenció

–Excelente, excelente –se regodeó el príncipe –me alegra que por fin Tatsuya vaya a formar una familia –sonrió y delineó su bigote –esta chica me agrada más, tiene más clase ¿cierto?

La Azumabito asintió, sabía que desde ahora en adelante estaba creándole un futuro horrible a aquella sufrida niña que con mucho esfuerzo crió su primo Kogo. Entregándola a una familia que a todas luces era perversa, aunque compartieran lazos sanguíneos con el mismísimo emperador.

–Pronto vendrán a anunciarle los preparativos –Masaru Mikazuki se puso de pie, dispuesto a irse, había conseguido lo que quería

–Lo estaré esperando –respondió Kiyomi sin muchos ánimos, se incorporó para acompañar hasta la puerta a su invitado, no sin antes darle una mirada enternecida a la joven que había terminado de interpretar su canción a la perfección, "Discúlpame Yunagi".


...

Utopía, 878

La cúpula se estremecía a cada golpe que le era propinado por los titanes, Ymir estaba bastante nerviosa y Ludwig no veía como escapar de ahí, lo único que se le ocurrió fue prepararse para lo peor.

–Majestad ¿sabe disparar? –preguntó a la monarca quien se asombro

–N-no

–Es fácil, solo apunta, sujeta fuertemente y aprieta el gatillo –explicó Ludwig –no se ponga nerviosa

–¡¿Q-que estas diciendo?! –preguntó Ymir incrédula

–Majestad, mire –señalo lo alto de la cúpula donde partes del cristal comenzaban a desprenderse –esta fortaleza no durara mucho, debemos prepararnos –dijo el moreno, de su chaleco sustrajo una pistola que le dio a la reina –usted use esta arma

–¿Y tú? –preguntó Reiss, a la vez que tomaba la pistola

–Traje esto –mostró la espada que colgaba de su cinturón, Ymir ni la había notado –no soy muy buen espadachín, pero puedo defenderme

–¿Porque... –balbuceo la reina, el joven le miro con curiosidad –¿porque estas haciendo esto?

–Ahhh –Ludwig se quedó en blanco, no respondió

–Tú y Eren, ¿vinieron a salvarme? –cuestionó nuevamente la rubia

–Claro –Cramer emitió una sonrisa nerviosa –usted es la reina, ¿por quien más nos arriesgaríamos a esto? –se tocó torpemente la cabeza

–Gracias –pronunció Ymir inclinando la cabeza ante él –aunque no sobrevivamos, siempre te estaré agradecida por esto –apretó el saco del parlamentario contra su pecho

–No es nada –respondió suavemente el hombre, sintiendo una especie de calidez en su corazón y en sus mejillas

Pero el ambiente se tensó nuevamente cuando una abertura se creó en lo alto, un ojo blanco se asomó por aquel boquete, asustando a ambos jóvenes.

–¡Rayos! –pronunció el parlamentario, poniéndose enfrente de la monarca –esto va mal –dijo al ver como el agujero crecía cada vez más, en poco tiempo alguna mano gigante entraría ahí

–¡¿Que hacemos?! –cuestionó Ymir asustada, pegándose a la espalda del hombre

"No lo sé" se dijo Ludwig con impotencia, al menos unos diez titanes estaban rodeándolos, "¿Que le sucedió al príncipe?" se cuestionó. –Solo podemos esperar a que haya un espacio para escapar –mencionó el moreno, desenvainando la espada –y para eso tenemos que luchar –Ymir asintió tragando grueso, sostuvo la pistola con ambas manos apuntando al titán

La cúpula se agrietaba poco a poco, la protección caería pronto, por lo que la reina y su acompañante esperaban atentos el momento oportuno para atacar, aunque fuese un movimiento mínimo, por lo menos intentarían salir de ahí. Dos golpes más debilitaron la parte alta de la cúpula, mostrándose la cara de un gigante de nariz ancha y sonrisa ida, Ymir tembló y Ludwig parpadeó nervioso.

–¡Ahor... –la voz de Cramer se cortó cuando notó como la cara del gigante se deformaba gracias a un puño poderoso, en segundos, el titán había salido volando lejos de ellos, "¿Que fue eso?".

Un potente rugido resonó y ahí notaron como el titán Calavera comenzó a pelear contra los titanes modificados que había mandado Florian.

–¡Eren! –exclamó Ymir asombrada

–¡Váyanse! –pronunció Eren mientras empujaba a los titanes lejos de su hermana

La reina sintió como sus ojos se cristalizaban nuevamente, pero Cramer le indicó que debían salir de las ruinas de la cúpula y correr lejos de los titanes, probablemente llegarían refuerzos, así que debían encontrarlos para sacar a Eren de ese aprieto.

En la granja, o lo que quedaba de ella, Florian salía ilesa de los escombros, gracias a la rápida protección de Stan. Pues, cuando Florian acabó de relatarle al príncipe sobre su origen, éste se volvió inestable y derrumbó la granja para deshacerse de los traficantes, lo cual había funcionado.

–Ese maldito –dijo El Verdugo, una viga le había golpeado en la cabeza y le había provocado un ligero sangrado –¿se puede saber que le dijiste?

–Solo la verdad –respondió la dama que se sacudía el polvo de su ropa

–Pues esta acabando con tus titanes –mencionó el hombre viendo como el titán Calavera combatía ferozmente

–El Martillo de guerra es poderoso, pero es agotador –explicó la mujer –esta a punto de flaquear

–¿Y que hay de la reina? ¿y de la otra impostora? –cuestionó Stan, Florian se perdió un momento en sus recuerdos

~ Bajaba por un oscuro pasadizo, apenas y podía ver los escalones gracias a la luz de la lámpara, el hombre que caminaba delante de ella no parecía tener miedo, ni intereses particulares, ni dudas; se preguntó quien era realmente Surt.

Aquí esta –indicó el hombre de castaños cabellos, su voz no mostraba emoción alguna

Florian percibió el olor nauseabundo y sintió temor, el hombre no le dijo nada para tranquilizarla. –No esperabas conseguir esto sin sacrificios ¿verdad?

Me sorprende que aún tengas los cadáveres –mencionó Reiss con falsa tranquilidad

Ellos serán parte fundamental del plan –dijo el hombre y se acercó un cuerpo que yacía en una plancha –he inyectado el suero para titanizar cuando aún estaba vivo, luego coloque algo de levadura para retrasar la putrefacción del cuerpo, eso me da tiempo para colocar el núcleo –mostró una esfera metálica negra –este núcleo sirve para controlarlos por medio de ultrasonidos, y por último... –el hombre sacó de su bata un silbato alargado –por este medio los activas o los llamas

¿Como es eso posible? –cuestionó la mujer incrédula –¡los titanes desaparecieron!

No es así –contestó el hombre –si ese fuese el caso, las murallas no existirían –Florian se sorprendió, nunca se había cuestionado el porque Rose y Sina seguían en pie. Antes de volver a preguntar, Surt continuó explicando –justo ahora solo están en una especie de sueño

Entonces ¿cómo va a funcionar esto? –comentó la rubia decepcionada

Para despertar nuevamente el poder de los titanes, tienes que consumir sangre real –dijo el hombre de la bata –tu puedes controlar a estos titanes, aunque si quieres un mayor alcance y poder, debes sacrificar a una persona de sangre real

¡Me dijiste que yo podría controlar a esos monstruos! ¡Ahora resulta que debo hacer una cosa extra!

No te he mentido –el sujeto se mantenía impávido, como si usara una máscara –puedes controlar a estos titanes, sin embargo, su poder no será suficiente para las nuevas tecnologías, además debes crear un ejercito de titanes, ¿o consideras esto suficiente? –señalo unos cinco cuerpos tendidos ahí cerca

Florian negó –¿De donde sacaré más cadáveres? –Surt se encogió de hombros

No lo sé, aunque conozco a unas personas que pueden ayudarte –mencionó el castaño, mirando hacia otra entrada de la bodega subterránea, se escuchaban pasos acercándose –aquí los tienes

Florian alcanzó a notar a dos personas encapuchadas, una de ellas se quitó el capuchón prontamente, dejando ver a un hombre joven de cabellos rubios y ojos verdes, de inmediato lo reconoció como un integrante de la familia Inocencio. El otro, mantuvo oculto su rostro.

¿Quienes son y por que me ayudarían? –cuestionó precavida la mujer

Soy Herman Inocencio –sonrió arrogante el rubio –solo quiero el poder que le fue arrebatado a mi familia. Ni siquiera tengo interés en este experimento

¿Y tu? –preguntó la rubia a la otra persona

Yo quiero hacer posible el resurgimiento del imperio eldiano, no importa quien sea el rey, siempre y cuando elimine a todos los enemigos –mencionó el hombre con un tono severo –en pocas palabras, busco crear una Eldia utópica

Por lo menos puedes decirme tu nombre –pidió la mujer, tuvo el presentimiento de que estaba ante uno de esos ultranacionalistas extremos, los Jaegeristas

El hombre rió sardónico, bajó su capucha y mencionó con orgullo. –No olvides mi rostro, ni mi nombre. Soy Floch Forster, el más leal seguidor del Demonio de Paradis ~

–No te preocupes –Florian sonrió divertida, volviendo al presente –a pesar de que no esperaba lo de Elisa, aún tengo un as bajo la manga


...

El patio de la finca Blanchett rebosaba de gente de alcurnia, todos los que habían salido de Mitras y otras partes, para conocer a la "verdadera reina" se habían congregado en la propiedad de Dante Blanchett, quien veía desde sus aposentos a sus invitados imprevistos. El hombre volteó a ver a su acompañante que se había mantenido callada desde que llegó.

–¿Quieres explicarme esto Elisa? –cuestionó el hombre con cierta molestia

–Me siguieron –fue la corta respuesta de la pelirroja

–¿Y porque razón?

–No tengo idea

–Esta invitación –Blanchett mostró el sobre blanco –¿tiene algo que ver?

–Puede ser –las contestaciones de Elisa eran apáticas, sin un ápice de interés

–¿Acaso no fuiste tu quien preguntó sobre la invitación? –Dante estaba a punto de perder los estribos

–Pensé que tu la habías enviado –Elisa le miró atenta

–¡¿C-como?! –el hombre rechinó los dientes y estrujó la invitación –¡¿Crees que sería capaz de usar esos rumores para nuestro beneficio?!

–Entonces, échalos de aquí, diles que no soy la hija del rey Ulklin –dijo serenamente la pelirroja

–¡Eso ya todos lo saben! –exclamó Dante, irritado por la idea de que creyeran que Elisa era parte de la familia real –¡tu eres...

–¿Tu hija? –la teniente completó la pregunta, pero Dante se quedó pasmado

–¿Hola? –se escuchó tras la puerta, aunque no esperaron la autorización, y de pronto un hombre con barba de candado y ojos azules entró en la habitación –¡Dante! ¿que haces aquí? ¡hay que celebrar!

–Raymond ¿que haces aquí? –cuestionó el mencionado

–Lo tenías bien escondido ¿eh? –Raymond sonreía ampliamente, mientras veía a Elisa

–No me vengas con esto –mencionó Dante con hartazgo –¿no me digas que crees esa mentira?

–Mentira o no, esto nos beneficiará –dijo soberbio el hombre –señorita, soy Raymond Albrecht, su fiel sirviente, no lo olvide –se presentó ante la pelirroja con falsa cortesía

–Tenemos que hablar –el jefe de la familia Blanchett se llevó a su colega afuera, estaba dispuesto a decirles que todo se trataba de una equivocación

–Claro amigo –Raymond asintió alegre –conseguí un buen vino para celebrar

Mientras tanto Elisa también salió de la habitación y anduvo deambulando por toda la casa, hasta que se encontró con sus dos compañeros soldados que se habían hecho pasar como sirvientes.

–Señorita –llamó una joven de cabellos castaños trenzados –hemos encontrado algo extraño

–¿Tiene que ver con quien envió aquella invitación? –cuestionó Elisa

–No exactamente –mencionó la muchacha –venga, lo entenderá mejor si vamos con Oskar –la chica jaló a su superior para ir a otro lugar

Ambas mujeres llegaron a la bodega donde se conservaban las bebidas, ahí Oskar hacía unas pruebas sencillas al vino.

–¿Que sucede? –preguntó Blanchett al ver tan concentrado al joven

–Ah, ¡teniente! –Oskar Moss saludó a la pelirroja y comenzó a explicar –mientras me infiltraba como sirviente noté un aspecto extraño, y es que el vino esta adulterado o eso creo –decía lacónico –como experto en vinos reconozco que esas botellas presentan características algo anormales: el aroma es diferente, la etiqueta no muestra coloración pareja, y sobretodo, no presenta sedimentos

–Entonces es vino adulterado –entendió Elisa, pensando que tal vez habían colocado veneno o alguna droga

–Eso no puedo saberlo –reconoció Oskar –no puedo encontrar indicios de olor de alguna sustancia conocida

–Lo raro fueron las ordenes que escuché de las personas que transportaban las botellas de vino –dijo Danna, la otra soldado del Cuerpo de Investigación –"Distribúyelo con todos, pero no tomes ni una gota de este vino"

–¿Quien trajo ese vino? –preguntó Elisa, sintiendo un ligero escalofrío

–El señor Albrecht –respondió la castaña

"Eso suena muy mal" pensó Blanchett antes de salir para evitar que los invitados bebieran ese vino.


...

Eren Reiss batallaba contra los titanes modificados que habían salido en búsqueda de su hermana, se había desecho de la mitad, por lo que solo faltaban cinco titanes por liquidar. Dentro del titán Calavera, Eren jadeaba cansado, esperaba eliminarlos rápidamente antes de que se le acabaran todas las fuerzas.

"¡Vamos Ymir, apresurate!" pensó el príncipe mientras veía por el rabillo del ojo, como la reina salía trastabillando de la cúpula de cristal. "Aún me queda algo de fuerza, el poder del Martillo de guerra consumió gran parte de mi energía" se dijo el pelirrojo, pensando en que otro poder titán podría usar. Llegó a considerar usar el Fundador para comprobar si esos titanes modificados eran realmente extensiones de los titanes puros, y también para ver si estaban conectados a la coordenada, pero para eso debía poner en riesgo a Ymir. Negó con la cabeza y se dispuso a atacar, sin embargo, en su cavilación dos titanes le llegaron por detrás, y otro más le sujeto de los pies, haciendo que cayera, enseguida los titanes restantes se le fueron encima.

"Maldita sea" se regañó Eren ante su descuido, optó por usar las garras del titán Mandíbula e impacto la cabeza de dos titanes, eliminándolos por completo. De pronto, otro temblor se sintió, y pudo notar como otro grupo de veinte titanes se acercaban a él. "Maldita bruja" maldijo el príncipe a la mujer que enviaba a los gigantes.

Ymir estaba huyendo, pero al sentir otra sacudida del suelo, volteó hacia donde estaban los gigantes. Abrió su boca y sus ojos desmesuradamente, impactada por la escena. Ese grupo de titanes modificados estaba rodeando a Eren, lo tenían sometido, a pesar de que el titán Calavera daba uno que otro golpe, los gigantes comenzaban a devorar algunas partes de su cuerpo.

–¡Noooo! –gritó la reina al ver como los titanes arrancaban feroces las extremidades del titán de Eren –¡Espera! –en ese momento sentía paralizarse, sin embargo, recordó la muerte de su madre y eso le dio valor para moverse, tomando desprevenido a Ludwig, cogió la espada que el joven llevaba en la mano y salió corriendo en dirección al grupo de gigantes

–¡Majestad! –clamó Cramer al ver el acto irracional de la rubia –¡es peligroso! ¡regrese! –el moreno no comprendió porque salió corriendo en la misma dirección que Ymir, si solo le esperaba la muerte

"Claro que lo entiendo..." se dijo el parlamentario mientras veía las nulas posibilidades de salir con vida, "Yo también haría eso por mis hermanos" pensó en su familia, la última vez que los vio, fue cuando intento no soltarse de la mano de Fine, antes de ser arrastrados por la marea en el puerto de Liberio.

"¡No te preocupes Eren!" pensó la monarca dándose ánimos, nunca había usado una espada, sin embargo, por su hermano haría hasta lo imposible para salvarlo. Eren comenzaba a quedarse sin fuerza, ya ni siquiera puso resistencia. "Además, hay algo que quiero decirte...". Cuando llegó al lugar de la carnicería, alzó la espada para atacar los tendones de los gigantes, una sensación de rabia la inundó en ese momento y logró hacer dos cortes que llamaron la atención de los titanes. Eren estaba adormilado y expuesto, era cuestión de que una mordida acabará con todo.

–¡Vengan por mi! –desafió segura la rubia ante esos gigantes, "Ahora tengo que levantarme para ser reina, ¡seré digna!"

–¿Ymir? –el príncipe logró decir ya entre sueños

Uno de los titanes movió veloz su brazo para agarrar a la monarca.

–¡Majestad! –el grito lastimero de Ludwig fue lo único que escuchó la soberana de Paradis, cerró los ojos fuertemente esperando que todo fuese rápido y que Eren estuviera a salvo

La rubia sintió unas gotas caerle en el rostro, más no parecía haberse movido. Abrió los ojos y vio caer a su lado al titán que estaba por atacarla, sobre el cuerpo gigante se posó firme una persona que sostenía unas espadas manchadas de negro. Logró apreciar el símbolo de las alas de la libertad y la espada bordadas en la capa verde, en ese momento el emblema se veía legendario.

–¡¿Ah?! –exclamó confundida, aunque de pronto reconoció a la persona que la salvo –¡¿Murakumo?!

–¡Majestad! –dijo el moreno en un tono respetuoso –es mejor que se aleje de aquí, es peligroso

–¡Pero Eren! –clamó Ymir, estaba bastante preocupada

–No se preocupe –dijo el mestizo empuñando las espadas, dispuesto a cercenar a los titanes cercanos –nosotros nos haremos cargo de esto

–¿Nosotros? –preguntó la reina, quien ahora estaba siendo persuadida por Ludwig a retroceder

La pregunta de la reina fue contestada cuando escuchó los cascos de los caballos acercarse, y a lo lejos alcanzó a distinguir al comandante Kirstein al frente de un grupo de soldados.

–Llegaron los refuerzos –dijo aliviada


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***Notas***

*Disculpen la escena subida de tono al principio. Lamentablemente estamos en tiempos donde muchos se ofenden por mostrar cosas crudas, lo cual se me hace una reverenda estupidez, pues cancelar eso, NO minimiza la problemática real. Como sea, en este caso trate de reflejar lo horrible que es para una mujer vivir una experiencia tan fea como esa, de verdad da asco, coraje e impotencia que sigan habiendo casos así, y peor aún que se normalice y se revictimize :´(

*Obon= fiesta de los ancestros. Butsudan= altar dedicado a los ancestros dentro de las celebraciones del Obon. Oji= príncipe. Tatami= alfombra de paja de arroz. Shamisen= instrumento de tres cuerdas, muy asociado a las geishas. No se mucho de cultura japonesa, así que discúlpenme si erré, todo lo saque de wikipedia, jaja.

*Hice un pequeño paralelismo al episodio 30 donde Historia es salvada de los titanes por Mikasa, aquí sus bendiciones hacen lo mismo.

*¿Que le habrá dicho Florian a Eren?, ¿Que tendrá el vino de Albrecht?, ¿Porque Ludwig fue a salvar a la reina?, ¿Quien rayos es Surt?. Descúbranlo en los próximos episodios de Juego de Titanes y Espinas, por el mismo canal (A menos que de verdad comience el tercer round mundial).