―A ver, a ver, ¿Me estás diciendo que lograste que Wally aceptará salir contigo en una cita doble?― preguntó Nigel hablando con su amigo por celular.

―Ya te puedes imaginar su cara― se rió Hoagie ―Lo mejor de todo es que yo no planeé absolutamente nada, todo fue idea de Alice―

―¿Que vamos a hacer con esos dos? Espero que no haya dejado de hablarte―

―¿Cómo crees? Wally y yo somos mejores amigos, él puede ser un amargado pero nunca dejaría de hablarme al menos que realmente haga algo malo y eso en esta vida mi estimado, no va a pasar―

―Te creo― se escuchó un estruendo proveniente del lado de Nigel.

―¿Qué fue eso?― pregunta preocupado Hoagie ―Espero que no te hayas ido a un campamento militar y me lo estés ocultando o algo así―

―No para nada― responde nervioso el chico ―Se cayeron unas ollas de la cafetería, por suerte estaban vacías, me sentiría mal que se desperdicie comida aquí―

―Entonces, ¿Cuándo es que dices que vas a regresar? Te echamos de menos por acá―

Nigel no pudo evitar sonreír por las palabras de su amigo, el también los extrañaba pero tenía serios asuntos que atender antes de poder regresar.

―Estaré de regreso antes de que empiecen las clases, al igual que Abby―

―Entonces tu también has hablado con Abby― comenta el chico en un tono triste ―Parece que ella ha hablado con todos menos conmigo, no entiendo porque esta tan enojada, nosotros no...― se detuvo, no sabía como terminar esa frase.

―Mira, lo que sea que esté pasando con ustedes se que lo resolverán cuando ella regrese, solo no la hagas enojar más―

―Como sí fuera tan fácil― susurró.

―¿Qué dijiste?― preguntó Nigel.

―Nada, no dije nada. Oh, creo que Alice me está llamando, debo dejarte Nigel, cuídate y te esperamos pronto―

―Claro mi amigo, tú también cuídate, hasta pronto― miró su celular y concluyó la llamada.

Una chica con cabellos rubios y un delantal de trabajo se acerca a Nigel cuando vio que terminó su llamada con su amigo.

―¿Y bien?, ¿Cómo están tus amigos?― le pregunta.

―Bueno Rachel, espero que esta misión no acabé conmigo antes de poder regresar y arreglar las cosas con mis amigos, solo espero no se maten entre ellos mientras dure mi ausencia―

―Han pasado tres años y todavía los cuida como tu equipo― la chica pone una mano en su hombro.

―Es que nunca fueron solo mi equipo― da un largo suspiro antes de continuar ―Ellos siempre fueron, son y serán mis amigos―

―Lo entiendo, ¿Crees que habrán más problemas cuando se enteren de nosotros?― se acerca a Nigel y le da un beso en la mejilla provocando que el chico se avergüence por el acto repentino de acercamiento de Rachel.

―No tendría que haber problemas― tosió para mantener su compostura como el líder que era ―Mejor volvamos al trabajo, aún quedan muchas cosas por hacer si queremos esos meses libres, llama a Número 86― se colocó sus gafas oscuras y retomó su trabajo.

Hoagie mientras tanto, mantenía el chat de Abigail abierto y su último mensaje entre ellos fue hace dos meses cuando discutían acerca de un proyecto final en el que trabajaban juntos, justo antes de terminar el periodo escolar. Desde entonces las cosas no estaban bien entre ellos, todo se complicó cuando empezó a salir con Alice, la chica le gustaba, era bonita, agradable, y disfrutaba mucho el tiempo que pasaban juntos, pero ese sentimiento de culpa de que había hecho algo mal, que se le había pasado por alto algo importante no lo dejaba tranquilo. Por supuesto que el club de robótica y los ratos que pasaba con Alice lo ayudaban a alejar ese pensamiento de su mente pero siempre por las noches volvía, se sentía como un tonto. Aturdido. Confundido. Estaba pensando más en ella de lo que acostumbraba a hacerlo.

Escribió varias veces: Hola, ¿Cómo estás?, ¿Cómo está todo?, Hey Abby ¿Qué cuentas?, pero siempre los terminaba borrando. ¿Ella estaba esperando que él le hablará primero? La respuesta era, sí.

"Hola Abby, ¿Todo bien en Hawaii? Espero ver fotos cuando regreses y no olvides el protector solar."

Pasaron unos minutos mientras Hoagie se cuestionaba si enviar el mensaje o no y entonces a los 8 minutos, finalmente lo envió. Empezó a sentirse ansioso si recibiría una respuesta o no, por lo que se levantó de su cama y se sentó en su escritorio a repasar el material de su curso pero de vez en cuando miraba la pantalla de su celular por si se encendía.

Abby por su parte, todavía estaba despierta cuando recibió el mensaje de Hoagie y se cuestionaba si debía responder o no, de seguro él la estaba extrañando, estaba pensando en ella, sino porque entonces le estuviese escribiendo. ¿Se habría peleado con Alice? Eso era poco probable. Quizás él la estaba extrañando como amiga, después de todo, hacía un tiempo que no se hablaban. Revisó la galería de su celular y entonces le envió una foto de sus atardeceres favoritos que se apreciaban desde la puesta de sol en la playa. Era algo especial para la chica.

Hoagie agarró el celular rápidamente cuando notó que la pantalla de su celular se había encendido y que Abby por fin le había respondido. Le había mandado una foto de un atardecer muy bonito, luego casi de inmediato le llegó otro mensaje.

"Todo está bien, gracias por preguntar. Todo en Hawaii parece ser más bonito. Buenas noches"

―Vaya, que manera de cortar una conversación― hablo para si mismo el chico antes de apagar la lámpara de mesa e irse a dormir.

Habían pasado dos días desde la salida del cine y Kuki se la pasaba en la habitación de huéspedes. Wally notaba que había mucho silencio y se preocupó por la chica, de que algo quizás le había pasado o que él había dicho algo que la molestara, pero haciendo memoria de sus últimos días, la culpa no podría ser suya.

Su madre lo llamó en la mañana antes de irse, estaba en la cocina preparando algunas cosas.

―Que bueno que bajaste de una vez querido, por favor llévale este té caliente a tu amiga, la hará sentir mejor― le muestra la taza humeante encima de la mesa de la cocina.

―¿Kuki está enferma?― le pregunta a su madre algo sorprendido, ella estaba bien, o al menos eso creía.

―No lo está, no te preocupes se sentirá mejor cuando se le pase, por favor llévalo mientras esté caliente, yo cerraré la puerta con llave, ven despídete de Joey―

Joey, el hermano menor de Wally, entró a la cocina con una pequeña mochila ya listo para irse a la guardería.

―Mami me vas a llevar tarde otra vez― dice el pequeño

Wally se acerca a su hermano y le arregla el cabello y le amarra el cordón que estaba suelto de su zapatilla izquierda, no entendía porque él siempre lucía desarreglado aunque su mamá se tomaba tiempo para poder alistarse.

―Así está mejor pequeño, nos vemos luego―

Joey abrazo rápidamente a su hermano y luego se unió a su madre que salieron con prisa de la casa, siempre se les hacía tarde, típicas mañana de tener que alistar a un niño pequeño.

La taza humeante seguía donde su madre lo había dejado y entonces la tomó y subió con cuidado las escaleras para no echar el líquido caliente encima y llegó a la puerta de la habitación de huéspedes de su casa, donde dormía la chica y luego procedió a tocar la puerta.

―Kuki, mi mamá me pidió que te trajera algo, ¿Puedo pasar?― espero que la chica le responda para poder entrar.

Abrió la puerta cuando recibió una respuesta y vio que la chica estaba arropada de pies a cabeza en la cama abrazando un simio arcoíris, su rostro mostraba molestia y dolor. Wally caminó hacia ella y dejó el té caliente en la mesita que estaba a un lado de la cama. Cualquier otro chico viéndola en esa situación se hubiera burlado de ella por ser una adolescente que aún dormía con peluches, pero eso ya era algo totalmente normal para Wallabee.

―¿Cuando te enfermaste?― pregunta Wally a la chica que claramente parecía estar sufriendo de algo pero él no podía deducir cuál era la causa.

―No estoy enferma― dijo mirándolo y se acomodó sentándose en la cama para tomar su té.

―¿Entonces qué pasa? Luces terrible―

―Son cosas de chicas que no te concierne― dijo Kuki sorbiendo su té caliente. Wally en ese momento entendió la situación.

―Oh.. oh entiendo, entonces… debería irme― voltea a otro lado sintiéndose avergonzado, en cambio Kuki lucía tranquila, confiaba en su amigo y la situación no le incomodaba.

―No pasa nada, ¿Qué quieres hacer hoy?―

―¿Estas segura que quieres hacer algo así?―

―Podríamos jugar videojuegos como solíamos hacerlo en la casa del árbol y podrías prepararme el desayuno ya que soy tu invitada― le sonríe la chica haciendo que Wally se sonroje.

―Yo no haré tu desayuno―

Kuki mira a Wally a los ojos y luego de unos segundos del reto de miradas el chico parpadea y desvía la mirada.

―Esta bien, ¿También quieres que te lo traiga aquí?―

―Eso me encantaría―

―Era sarcasmo― dice y se retira de la habitación. Kuki solo sonríe porque sabe que su amigo si le hará el desayuno y si se lo traerá a la cama.

Kuki se levanta y busca en su bolso una pequeña cartera donde saca unas pastillas para aliviar sus molestias y se las toma con el té, luego vuelve a acostarse a esperar que haga efecto y entonces toma el celular de la mesita y se dispone a revisar los mensajes mientras espera su desayuno. Tenía un mensaje de buenos días de su madre diciéndole que siguen arreglando sus asuntos en Japón pero que no se preocupará, un mensaje de Alice preguntando acerca de un vestido y un mensaje de Abby que parecía ser importante.

"Hoagie me ha mandado un mensaje anoche, pensé que estaría enojado conmigo por ignorarlo pero no pude hacerlo más, le he mandado otro mensaje esta mañana y me ha respondido al instante, ¿Se ha peleado con Alice?"

"No lo creo Abby. Seguramente te extraña, eres su amiga después de todo. Sería bueno que hablaran más por mensaje"

Kuki sabía que no recibiría una respuesta tan pronto, por lo que se acomodó mejor con su simio arcoíris en la cama y esperó paciente a Wally a que subiera con el desayuno.

Cuando el rubio llegó con el desayuno, su plan era dejar el desayuno de la chica y luego ir a su habitación a devorar el suyo pero la chica insistió en que se quedara a acompañarla a comer y luego de varias súplicas él terminó aceptando. Wally preparó unos emparedados con queso derretidos y Kuki juraba que era lo más rico que había comido en días, aunque probablemente se debía a que él lo había hecho. Al principio, el chico estaba algo tenso y nervioso por estar juntos en una habitación solos pero Kuki había suavizado el ambiente con temas de conversaciones interesantes. Cuando ambos no discutían ellos sentían una sensación agradable que solamente ambos chicos lograban comprenderlo.

Pasaron el resto del día en pijama y jugando videojuegos, casi siempre Kuki ganaba por lo que Wally reclamaba una revancha.

―Había olvidado que eras buena en esto― comentó Wally agarrando ambos controles para dejarlos encima de la consola, ya habían terminado de jugar.

―Siempre he sido la mejor―

―Ya lo creo. Deberíamos cambiarnos antes de que llegue mamá, a ella no le gusta llegar y verme en pijama todavía―

―Esta bien, iré a cambiarme― se levantó Kuki del sofá y tambaleo un poco provocando que casi cayera al piso pero Wally estaba al lado de ella y la tomó por el brazo.

―Oye, ¿Estás bien?― pregunta Wally mirándola a los ojos.

―Si, creo que solo me levante muy rápido― le respondió sin perder el contacto visual. Cuando la sensación de mareo se alejó de su vista miró hacia el agarre fuerte del chico ―Wally ya puedo caminar, puedes soltarme―

―Claro, como digas―soltó a Kuki sintiéndose avergonzado por el contacto.

―Gracias― la chica posó una mano en su hombro y luego subió las escaleras directo a su habitación para cambiarse.

Wally se quedó solo en la sala y miró entonces su mano con la que había tocado a la chica, luego miro como ella subía las escaleras y desapareció por el pasillo y se quedó inmóvil en esa posición pensando en que ambos estaban compartiendo más tiempo juntos y que sus peleas habían cesado bastante, ya no eran los mismos niños de siempre. Fue entonces que pensó que estaba solo con una chica en su casa y su cara enrojeció al pensar cosas que no debería estar pensando.

"No, no, Kuki solo está aquí porque no tiene quien la cuide, no puedes estar pensando en tonterías. Ella es solo tu amiga." pensó.