N.A Hola que tal? Quiero desearle a todos felices fiestas y agradecerles que esta historia ya paso las 100 lecturas, muchas gracias a todos los que la siguen, este capítulo me salió mas largo que los anteriores, espero les guste y nos leemos pronto.

La familia Beetles, en compañía de Kuki, se encontraban en el centro comercial, específicamente en la juguetería principal, donde comparaban modelos de telescopios. La razón por la cual estaban buscando uno, era porque en el noticiero estelar, habían anunciado que en dos semanas se llevarían a cabo importantes fenómenos astrológicos y no era para sorpresa de todos que el más emocionado era el menor de la familia.

Joey era un chico enérgico, carismático y tenía mejor temperamento que su hermano mayor. Le apasionaban las ciencias, la tecnología y por supuesto como todo Beetles, era bueno en los deportes, incluso a su corta edad, recibió buenas críticas en el kinder.

―¿Están seguros que con esto lograré ver mejor la lluvia de estrellas?― preguntó Joey tratando de determinar cuál telescopio era mejor.

―Bueno, no son telescopios de alta calidad, son para que los niños jueguen con él, pero eso no quiere decir que tengan un gran alcance para apreciar mejor los fenómenos del espacio― comentaba el vendedor de la juguetería que los estaba atendiendo, quería asegurarse de lograr una buena venta y ganar alguna comisión.

Cerca de ellos se encontraba Kuki hablando con Wally hablando en voz baja para que no los escucharan.

―No puedo creer que tus padres en serio vayan a comprarle un telescopio a tu hermano, yo tenía que esperar a sacar buenas calificaciones o mi cumpleaños para pedir juguetes fuera de temporada― le habló Kuki.

―Ese enano tiene demasiada suerte, y tú también, no te hagas. Creo que eras la que más tenía juguetes de todos nosotros, demasiados simios arcoíris para mi gusto―

―Los simios arcoíris siempre han sido un juguete de calidad― se cruzó de brazos un tanto enojada ―Ya que estamos aquí, iré a ver las novedades en el pasillo arcoíris, ¿Me acompañas?―

―¿Vas a seguir comprando esos monos?― le pregunta Wally sin darse cuenta que ya estaba caminando con ella hacia el dichoso pasillo ―¿No se supone que ya tienes 15?―

―Para tu información, aún tengo 14 y además, podré tener 30 y seguiría amando mis simios arcoíris, tonto― le sacó la lengua en forma de burla y el rubio le respondió de la misma manera. El ambiente infantil los estaba contagiando y haciendo que se comporten como niños. Aún así esa sensación no les molestaba a ninguno de los dos.

El pasillo arcoíris en realidad era una gran sección en la juguetería con muchos estantes de simios arcoíris, en todas sus diferentes versiones, eso incluía peluches, figuras de acción, juegos de té, mobiliario para el cuarto de niñas, maquillaje, accesorios, juegos de mesa y sets completos. Wally casi podría jurar que había visto una colección más grande en otro lugar con Kuki, pero por más que lo intentaba, no recordaba donde.

La chica miraba fascinada todos los estantes y caminaba de un lugar para otro comentando cosas que eran super relevantes para ella, pero no lo eran para Wally, a pesar de eso, seguía con ella tratando de no pensar demasiado en decir alguna tontería que resultará en una absurda pelea. No tenia muchos ánimos para pelear o para reclamarle algo, esta concentrado pensando el porque a pesar de que ella lo sacaba de quicio y no tenían mucho en común, lograba ponerlo como un idiota. La verdad es que desde que Kuki estaba durmiendo en su casa, las cosas entre ellos se habían puesto un poco extrañas, sus peleas habían cesado bastante e incluso en la noche anterior no durmió bien soñando con ella en una especie de cita como si fueran novios, se quedó pensando en ello por horas y casi se le olvida dormir.

―¿Esa de allí no es Alice?― pregunta Kuki al acercarse a Wally cuando mira al otro lado del pasillo a una chica rebuscando entre los simios arcoíris.

―Me parece que sí― responde Wally e inmediatamente trata de ocultarse para que no lo vea.

―¿Que haces?― la chica pone sus manos en la cadera y lo mira con el ceño fruncido ―¿No vas a saludarla?―

―Créeme estoy mucho mejor aquí― se excusó sin creer que diría algo como eso estando entre los estantes de maquillaje para niñas de los simios arcoíris ―Anda tú, aquí te espero―

―No puedo creerlo― le dice Kuki y luego camina hacia la dirección donde se encuentra Alice, la novia de Hoagie, totalmente ensimismada haciendo lo suyo.

―Hola Alice―

―Kuki, pero que sorpresa― la chica abraza a la japonesa como saludo y luego retira su vista hacia los simios ―Oye tu eres buena en esto, ¿Me ayudarías a escoger el primer simio de mi pequeña prima? Ella cumple en una semana y mi mamá me encargó en comprarle algo―

Kuki era experta en el tema y por supuesto ayudó rápidamente a Alice a escoger la mejor opción del mercado para la cumpleañera, después de todo el primer simio arcoíris era el regalo más importante que toda chica iba a atesorar durante toda su vida, ella misma casi llora al rememorar tan glorioso momento.

―Gracias, me has salvado― le comenta Alice con un simio en la mano ―¿Y qué haces aquí?― le pregunta poniendo atención a la chica y luego a lo lejos ve a un chico rubio que volvió a ocultarse ―¿Ese de allá es Wallabee?―

―Sí, ya sabes como es él― suspiró algo apenada por la situación ―Vinimos con su familia a comprarle un telescopio a su hermanito― le explicó tranquila.

―No sabía que ustedes ya iban tan en serio, felicidades― le dice poniendo su mano en el hombro de Kuki dedicándole la mejores de sus sonrisas.

―¿De qué hablas?― pregunta confundida.

―Pues de ustedes dos. Que suerte que ya conoces a su familia e incluso te sacan a paseos familiares con ellos. Yo no he podido conocer a la mamá de Hoagie, si acaso he visto a su hermano como una dos veces―

―¿Qué?― pregunta sorprendida ―Ustedes llevan como dos meses, ¿No deberías ya conocer a su familia?, ¿Cómo es posible que no te haya presentado?― se cruzó de brazos.

―En realidad ya casi son tres meses― suspiró exasperada ―No lo sé, se lo mencione una vez pero no he vuelto a insistir, a veces pienso que lo nuestro no es nada serio, ya debería conocer a su mamá a estas alturas, ¿No lo crees?―

―Por supuesto que sí, yo misma lo regañare personalmente cuando lo vea, ya me escuchara ese chiquillo―

―Oh no por favor, no lo hagas. Esto es algo de parejas, ya buscare la forma de resolverlo―

―Bueno si tu lo dices―

―!Kuki!― se escucha que alguien gritaba y era la mamá de Wally llamándola ―Ya hemos terminado, vámonos―

Kuki se despidió de Alice y se reunió con los Beetles en la entrada de la juguetería para salir de allí directo al auto. De repente, sintió que alguien tomaba su mano, era Joey.

―Kuki, hermanita― la llamó y ella no pudo evitar sentir ternura que la llamara de esa forma y procedió a abrazarlo.

―Dime Joey― le dijo mirándolo sin prestar atención a un sorprendido Wally que iba justo detrás de ellos que claramente se había molestado de que abrazara así a su hermano y no a él.

―¿Puedes prometerme algo?―

―Lo que sea que en este en mis manos―

―Quiero que estés conmigo en la noche de la lluvia de estrellas, tienes que verla conmigo, no importa si todavía te quedas con nosotros o si ya te vas a tu casa, debes verlo conmigo―

―¿En serio Joey? Eso es tan dulce, por supuesto que estaré allí esa noche― la chica entonces posa sus ojos sobre Wally que lucía molesto ―Claro, si a tu hermano no le molesta―

―¿Quién, yo?― pregunta Wally señalándose, parece que al fin notaron que el existía ―¿Que tengo que ver en eso?―

―Vivimos en la misma casa genio― le dije Joey ―¿No te molestará que Kuki nos acompañe esa noche?―

―Pues… no―

―Es una promesa― le dice Joey a Kuki y aprieta su agarre de la mano de la chica ―¿Estarás conmigo ese día?―

―Claro que sí, estaré contigo todo el tiempo que dure el espectáculo― le sonríe la chica al menor de los Beetles.

Siguieron caminando así de la mano mientras Joey comentaba cosas haciendo reír a Kuki entonces el pequeño mira hacia atrás buscando a su hermano y cuando sus miradas se encuentran, frunce el ceño le saca la lengua y moviendo sus labios le dice a su hermano "Yo gané". Wally, atónito por la jugada maestra de su hermano, se queda de pie unos instantes.

―Maldito traidor― habló para sí mismo con cuidado de no ser escuchado por nadie y metió sus manos en sus bolsillos mirando hacia otro lado, estaba fastidiado por la actitud de su hermano con Kuki, ¿Acaso le gustaba? Él era, por mucho, menor que la chica. No se iba a dejar vencer ―Búscate a alguien de tu tamaño―

Dentro del auto ya de camino a casa, Kuki se quedó pensando en la plática que había tenido con Alice, ella era una chica muy agradable, dulce y muy bonita. Si lo pensaba con mayor intensidad a Hoagie se le acercaban muchas chicas, incluso siendo más joven y con libras de más, la actitud de su amigo atraía a chicas de cualquier edad. Pensó en que él no había presentado a Alice como su novia con su mamá, ¿Será que ella no era algo serio?

Eso la llevó a pensar en lo otro que rondaba más en su cabeza, su cercanía con Wally y toda su familia. No era un secreto para nadie que a los Beetles les agradaba Kuki y la trataban como alguien de la familia. ¿Y si salía con Wally en un futuro él les contaría a sus padres que ella era su novia?, ¿Le daría su lugar? No quería guardar un secreto así siendo sus familias tan cercanas.

La chica miraba de reojo al rubio que solo miraba por la ventana ajeno de todo y de la conversación de Joey con sus padres. ¿Estaría pensando en la chica que le gustaba?, ¿Esa chica era ella? A veces podría jurar que Wally si correspondía sus sentimientos pero siempre se retractaba al final, como si lo evitaba, como si de verdad no sintiera nada por ella, solo amistad. Pensar tanto en eso la entristeció.

Kuki sacó su celular y empezó a revisar sus mensajes mientras todavía quedaban unos minutos para llegar a casa de Wally. Tenía varios mensajes de sus amigos y de su hermana, la cual preguntaba si sus padres estaban todavía fuera de la ciudad y que ella esperaba que ellos regresarán antes de que se terminara el campamento, que casualmente iba a ser el día después de la noche de la lluvia de estrellas, ella esperaba que para entonces sus padres ya hubieran regresado.

Los mensajes de Abby eran selfies de ella con su hermana y su mamá, la cual se había unido al viaje en Hawaii y al parecer las cosas marchaban bastante bien, la mamá de Abby se había ido de casa luego de muchas discusiones con el Dr. Lincoln, Kuki recordaba ver a Abby llorando por días debido a la pelea de sus padres. Se alegraba mucho que todo parecía indicar que sus padres se estaban volviendo a unir. Kuki le respondió que las fotos eran muy bonitas y le deseaba la mejor de las suertes en que sus padres se lograran reconciliar.

Por último, el mensaje de Nigel la tomó por sorpresa, no era que ellos no se enviaran mensajes y eso como los buenos amigos que son, pero por lo general Nigel era más de hablar de frente o por teléfono.

"Ya me enteré que estás en casa de Wally, nada de escabullirse en su habitación o viceversa, los estaré vigilando aunque no esté allí con ustedes, tengo ojos en todos lados."

Eso no se lo esperaba, miró de reojo a Wally que seguía distraído y volvió a leer el mensaje. Nigel siempre la trataba como una hermana menor y ella lo agradecía, pero sentía muchísima vergüenza al pensar siquiera en pasar la noche en el cuarto de Wallabee Beetles, a solas. Es decir, él era un chico y ella una chica, no podían pasar juntos una noche en la misma habitación, eso sería muy indecente.

"Nigel pero qué cosas dices, nada va a pasar, yo soy una chica decente ¿Por quién me tomas? Yo también te extraño gracias por decirlo, te mando muchos abrazos y saludos."

Debido al mensaje, Kuki no pudo mirar a Wally a los ojos el resto del día y eso fue notado por Wally que pensó que había dicho o hecho algo malo, pero decidió no pensar demasiado en ello. Seguramente algo debió decirle Alice que la tenía así.

―Kuki― la llamó finalmente Wally tocando la puerta de su habitación, sentía un cosquilleo y una necesidad de hablarle, y más cuando pasó toda la tarde evitandolo. Cerca de un minuto después, la chica abre la puerta y él observa que ya está en un pijama de un suéter manga larga y pantalón largo con diseños de nubes ―¿Ya vas a dormir?―

―Eso creo― le respondió sin mirarlo ―¿Necesitas algo?―

―Yo… ah, bueno― se rascó la nuca incómodo ―Pensé que quizás podríamos pasar una noche de películas en mi cuarto, mis padres se fueron a una cena con unos amigos y van a regresar tarde, podríamos decirle a Joey para que se una.

Kuki pensó en declinar la oferta, no podría ser una casualidad el mensaje de Nigel en la tarde y la propuesta de Wally el mismo día. Siempre es como si su amigo pudiera predecir las cosas pero si decía que Joey estaría con ellos quizás no habría ningún problema.

―Bueno si dices que tu hermano estará con nosotros, entonces sí. ¿Vas a hacer palomitas con doble mantequilla?― le pregunta cerrando la puerta mientras ve a Joey saliendo de su cuarto, con su pijama puesta también. La de él era de mangas cortas de color rojo y el resto era blanco con un pantalón largo de color azul.

―Parece que el único sin pijama soy yo― comenta Wally rascándose la nuca.

―Anda ve a ponerte tu pijama, Kuki y yo bajaremos a hacer palomitas― le dice el niño tomando la mano de la chica haciendo que camine con él un poco ―Vamos.

―Si Joey, enseguida regresamos― le dice mirando a Wally a los ojos y ella no pudo evitar sonrojarse.

Wally no lo notó y se fue a su cuarto a cambiar, luego de acomodar un poco su cuarto para que no luciera tan desordenado, decidió ponerse un buzo gris y una camiseta naranja que le quedaba algo pegada al cuerpo y resaltaba un poco los músculos que se empezaban a formarse en el chico adolescente, los días que le dedicaba al gimnasio estaban dando frutos. Unos minutos después aparecieron Kuki y Joey con un bol de palomitas calientes recién hechas y unas bebidas para apaciguar la sal.

―¿Y que vamos a ver?― comenta Joey acomodándose en la punta de la cama, como era pequeño, no impediría la vista de los adolescente si se sentaban en la cabecera de la cama para ver la película. El televisor del cuarto de Wally era más pequeño que el de la sala pero tenía un buen tamaño para el espacio de la habitación.

Kuki solo observaba la habitación de Wally, la había acomodado y ya no lucía tan infantil como meses atrás. Estaba lleno de posters de grupos de música, algunos trofeos y estampillas de deportes.

―En mi armario tengo toda una colección de DVDs de seguro hay algo bueno para ver― comentó el chico abriendo el armario revisando su estante de arriba y leyendo los títulos de los DVDs en voz alta, no se percató que Kuki se había acercado más a él para buscar la película.

―Podríamos ver la película del señor de los anillos, nunca termine de verla― comentó Joey que ya había empezado a comer palomitas.

―¿Para qué? Seguramente te quedarás dormido, es una película muy larga― le dijo Wally.

―No he visto esa película― comentó Kuki que seguía admirando la colección de películas.

―No me sorprende, aunque deberías, quizás llegue a gustarte al ver los elfos, esas cosas mágicas son tu estilo―

―Si no pones la película ya, me quedaré dormido antes del final― dijo fastidiado el niño.

―Que molesto eres niño―

―Mira quien lo dice― le responde Joey sacándole la lengua.

―No peleen, esa película esta bien para comenzar Wally, por mi no hay problema, ya quiero comer mis…― la chica no termino porque algo arriba de todas las cosas de Wally en el armario le llamo la atención, algo afelpado y de color verde. ―¿Qué es eso?― lo señaló, pero Wally ya se había dirigido a su reproductor para colocar el DVD de la película.

La chica se puso de puntillas y alcanzó lo que sea que le había llamado la atención y lo jalo hacia afuera, algunas motas de polvo salieron junto con el peluche, ella lo sostuvo con firmeza y al observar mejor lo que tenía en sus manos ella juraría que se echaría a llorar ya mismo.

―Ya está, ven Kuki el inicio es genial y Joey se acabará tus palomitas― el chico se volteo a mirarla y luego al darse cuenta de lo que ella tenía en la mano, su cara se puso roja de la vergüenza.

―Es.. es...― Kuki no podía hablar, estaba muy sorprendida y su corazón dio un vuelco al sentir a Wally al lado de ella ―Pensé que lo habías botado o algo yo-yo no puedo creer que aún lo tengas― la chica empezó a llorar.

—Oye no llores, no es para tanto― se revolvió el cabello incómodo.

―Claro que es para tanto. Wally, es el simio reno sorpresa de santa que te regale hace como 4 años―

Joey miraba a los adolescentes mientras comía las palomitas, era como ver una comedia romántica con su mamá, por supuesto que quería ver el señor de los anillos pero estaba más interesado en el final de la película donde había más acción, el principio ya lo había visto varias veces, no se perdía de nada.

―Bueno, no podía simplemente tirarlo, es decir, creo que hicimos una fila inmensa ese día, ni siquiera sabía que era para comprarme eso, ósea no me gustan esos monos pero…― desvió la mirada ―tu me lo diste después de todo―

―Oh, Wally, no sabes lo feliz que me siento ahora― la chica sin pensarlo lo abrazo haciendo que el chico se le acelerara el corazón ―Es el gesto más lindo que has tenido conmigo―

―Pero no he hecho nada― comentó tratando de respirar, Kuki si que tenía fuerza.

―No lo tiraste, eso significa mucho― le dijo sonriéndole.

―¿Van a ver la película o van a hacer cosas de novios? Díganme, que si no me llevo las palomitas a mi cuarto― les dijo Joey sentado mirándolos y el comentario hizo que ambos se avergonzarán y se separaron de inmediato.

―Siempre diciendo cosas sin sentido― comentó Wally sentándose en la cama y Kuki tomó su lugar junto con él, la chica seguía abrazando al peluche ―¿Vas a ver la película con ese mono aquí?―

―No seas así, le daré el amor que le has negado todo este tiempo estando guardado en tu armario― abrazó al juguete con más fuerza. Wally no sabía que responder a eso y solo miró hacia la pantalla.

Kuki sentía algo en su pecho que no podía explicar, era una mezcla de alegría con vergüenza con mucho éxtasis y ansiedad. Miraba de reojo al rubio durante la película y no podía quitar de su rostro una radiante sonrisa, estaba muy feliz de haber descubierto que Wally aún conservaba su regalo. ¿Eso significaba algo, cierto?

Tal y como había dicho Wally, su hermano se quedó dormido, pero no fue al final de la película, sino en la mitad de la segunda parte. Era un niño después de todo. Se levantó con cuidado de no mover demasiado la cama y agarró el niño en sus brazos y lo cargó hacia su cuarto donde lo dejó bien arropado con un peluche de uno de sus superhéroes. Cuando regresó a su habitación, notó que Kuki dormitaba aún abrazando el peluche.

―Kuki― la llamó bostezando, estaba más cansado de lo que pensaba ―Ya ve a tu cama, no te duermas en la mía―

―Pero quiero ver un poco más― respondió la chica medio dormida y se acomodó mejor en la cama, ahora que Joey no estaba tenía más espacio.

―Esta bien, pero si te duermes me obligaras a despertarte a la fuerza―

Wally tomó una cobija grande de su ropero y se acomodó al lado de Kuki, ella automáticamente jalo un poco de ella y se la tiró encima. El chico entonces reparó en que estaban solos en su habitación, compartiendo la cobija y la cama. Si sus padres regresaban y los veían en esa escena, no estaba muy seguro si se enojarían con ellos o no. El chico puso algo de distancia de la japonesa por si acaso y miró hacia la puerta que había cerrado más por inercia y no se detuvo a pensar que ella seguiría en la habitación.

Pasaron unos 15 minutos y la chica se había quedado completamente dormida, Wally medio dormido la observaba dormir, lucía hermosa. Se detuvo entonces a admirarla, lucía tan tranquila, inspeccionó mejor sus rasgos asiáticos y su cabello que caía sobre su cara y a los lados. Sin duda era una escena que recordaría muchas noches, especialmente porque ella estaba en su habitación. Se sentía mal hacerla despertar y arruinar tan perfecto momento. Sin pensarlo, apartó unos mechones de cabello de su cara para admirarla mejor y se acercó un poco. La chica se movió y él reaccionó apartándose bruscamente de ella. Un rato después, Wally apenas si tuvo tiempo de apretar el botón de apagado de su televisor y se quedó dormido con la chica junto a su lado.