N.A. Quiero desearles a todos feliz año nuevo 2022, he terminado de escribir este capítulo hoy y quería publicarlo antes de terminar el año. Agradezco como siempre todas las lecturas y a las personas que les gusta leer mis locas ideas. El siguiente capitulo es importante y prometo será bastante largo, mientras tanto disfruten este.

Los rayos del sol se comenzaron a colar a través de la cortina que no cerraba totalmente la ventana de la habitación de Wallabee Beetles. La temperatura iba ascendiendo poco a poco debido al típico clima veraniego. El chico seguía acostado en su cama y fue despertando sin abrir los ojos. Se retiró la manta de su cuerpo porque le causaba incomodidad, pero aún así sentía que algo no estaba bien. Se removió en su cama y de pronto sintió un bulto extraño a su lado, un invasor en su cama.

Cuando reparó en los recuerdos de la noche anterior, abrió los ojos sobresaltado y se sentó en su cama inmediatamente y observó a la chica que seguía dormida a su lado, bien cómoda abrazando todavía a su peluche. Kuki seguía en su cama, habían dormido juntos toda la noche.

―No puede ser, Kuki― trato de modular su voz sin gritar ni parecer alterado. Si sus padres descubren que la chica no había dormido en su habitación como estaba dictaminado, era probable que ambos adolescentes fueran castigados. Y no es como si él le hiciera algo malo a la chica, él no podría. Para los ojos de cualquiera, aquella escena podría malinterpretarse.

Con cuidado la sacudió varias veces para despertarla y no asustarla. La pelinegra se movió y en cambio, se acomodó más entre las almohadas.

―Cinco minutos más― se quejó.

―No tenemos tiempo para esto, despierta ya―

―Quiero dormir― murmuró.

―Vamos Kuki, si mi mamá te encuentra aquí estamos fritos. Dormiste anoche en mi cama― dijo el chico algo alterado.

Kuki abrió los ojos y se encontró con el rostro preocupado de Wally, una cama diferente a la de ella y por supuesto, en otra habitación. Se había quedado dormida en el cuarto de Wally e incluso habían dormido juntos. Realmente no era la primera vez que dormían juntos, pero por lo general siempre estaban sus otros amigos juntos siendo parte de la pijamada.

―Oh no, me quedé dormida aquí― se sobresaltó y se levantó de la cama tan rápido como pudo.

―Si ya lo note pero no grites―

―¿Por qué no me despertaste antes?― exclamó la chica abrazando el peluche.

―No lo sé, ¿Quizás yo también estaba dormido? Ahora lo importante es que te regreses sin que mi mamá se de cuenta, digo, no creo que se moleste pero quiero evitarme sermones a esta hora de la mañana―

―Ok, calma. ¿Qué hora es?― pregunta la chica buscando algún reloj en la habitación.

―Son las 7:30― contestó Wally mirando su celular ―A esta hora mamá alista a Joey y eso, voy a fijarme si esta en su cuarto o si está abajo para que salgas―

―Está bien― asintió Kuki con algo de pánico, el chico lo hacia ver como que realmente habían hecho algo malo ―Pero si se da cuenta no creo que sea para tanto―

―Ya no somos niños Kuki― se encaminó a la puerta y la entreabrió para mirar por el pasillo, todo lucía calmado y silencioso ―Ok, no hay moros en la costa, ya vete― dejó pasar a la chica que con paso apresurado llegó a su habitación y entro lo más rápido que pudo. Wally soltó un gran suspiro cuando la chica cerró la puerta, se había salvado. ¿En qué estaba pensando? Kuki estaba en su cama, en su habitación, solos. Su cara estaba roja de solo recordarlo.

Kuki ya a salvo en su habitación se sentía de la misma manera, con el corazón a mil por hora. ¿Y si él se había aprovechado de ella? No, claro que no, Wally no era esa clase de chicos. Jamás haría algo así. Además la sacó de su habitación tan pronto él despertó y se dio cuenta que ella seguía allí. El sonido de su celular sonando la sacó de sus pensamientos, su madre la llamaba.

―Hola Kuki ¿te desperté?― habló su madre primero.

―No mamá, ya estaba despierta―

―Que bueno, lamento mucho no poder estar en casa contigo. Las cosas se complicaron y tu padre hace todo lo posible para que el papeleo se haga rápido pero ya sabes que los trámites toman tiempo― se disculpó.

―No te preocupes, ¿Cómo está la abuela? Supongo que es duro perder a un hijo―

―Bueno el hecho de que estemos aquí la ha ayudado mucho, aunque tu tío no era muy unido a su familia, apenas cumplio la mayoria de edad se fue a vivir solo, una lastima que se tuvo que enfermar así―

―Lamento lo que le pasó al tío, quisiera sentirme triste al respecto pero apenas si lo recuerdo mamá― comentó la chica mientras se sentaba en el borde de la cama, desvió su atención al simio arcoiris de Wally que aún sostenía en sus manos.

―No tienes porque estarlo, tranquila mi niña―

―¿Y cuando regresan?― preguntó esperanzada la chica.

―Haremos todo lo posible para regresar antes de que tu hermana regrese del campamento, te lo prometo―

Kuki siguió charlando con su madre hasta que escuchó ruidos afuera, terminó la llamada y abrió la puerta. Vio a la señora Beetles regañando a Joey porque de alguna forma ese niño siempre encontraba la forma de desarreglarse por las mañanas. Wally apareció de pronto argumentando algo con su mamá y luego la señora se dio cuenta que la chica los estaba mirando.

―Buenos días Kuki, ya casi me iba. Deje comida hecha en el refrigerador. Se me hace tarde, hablamos luego― dijo la señora Beetles mientras jalaba al menor de los hermanos por el pasillo hacia las escaleras.

―Que tenga un hermoso día señora Beetles― fue lo único que pudo alcanzar a decirle antes de verla bajar las escaleras con el niño a su lado.

―Bueno, ¿Qué quieres hacer hoy?― preguntó la chica dirigiéndose al rubio.

―Iré al gimnasio hoy― le contesto de mala gana.

―¿Puedo ir contigo?―

―¿Tú?, ¿Ir al gimnasio? No me hagas reír― dijo riendo. ―No es un lugar como esos que te gustan lleno de monos y cosas rosadas―

―Para tu información, he ido varias veces―

―¿En serio? Ya quisiera verte yo encima de una de las máquinas― la miró y vio que se había enojado ―De acuerdo, puedes venir pero no quiero quejas―

―No más de las que tú haces. Te veo abajo en media hora― exclamó la chica enojada y se encerró en la habitación. Wally soltó un bufido y se encerró también en su habitación.

Al cabo de media hora ambos adolescentes bajaron a tomar un desayuno ligero puesto que iban a realizar actividad física y lo menos que querían era sufrir de una indigestión. Claro que Wally no podía ignorar que la chica no usaba sus habituales suéteres de manga larga, se había puesto una camiseta negra de mangas cortas ceñida al cuerpo y un pantalón corto deportivo de color verde con rayas blancas a los lados. ¿Era necesario mostrar tanto?

El chico tuvo que esforzarse para ignorar el hecho de que Kuki usaba menos ropa de lo habitual y luego salieron juntos al gimnasio. Wally cargaba tanto su bolso de deportes como el de Kuki. Durante el camino no hablaron mucho, en realidad Kuki se sentía algo avergonzada por haber dormido con Wally a solas en su habitación. Aunque estaba bastante claro que no había pasado absolutamente nada, no podía ignorar que había dormido con un chico, especialmente con él. Su corazón daba brincos extraños esa mañana debido al remolino de pensamientos y emociones que sentía.

En realidad, Wally se sorprendió al pensar que llevarla al gimnasio con él no estaba resultando del todo mal. Kuki al rato, le hacía conversaciones interesantes, lo animaba a terminar las rutinas, incluso se esforzó para usar las mismas máquinas que él frecuentaba, por supuesto que en tiempos y series menores ya que la chica no estaba acostumbrada a su rutina. La japonesa estaba pendiente de que ambos se hidraten adecuadamente entre los ejercicios. Siempre imaginaba poder hacer esas cosas con Hoagie o con Nigel, pero ninguno de sus dos amigos cercanos parecía estar interesado en hacer ejercicio.

Luego de que la chica quiso terminar su sesión de ejercicios en la caminadora, Wally la dejó sola para poder levantar algo de pesas, tenía que moverse hasta el otro lado del gimnasio para poder hacerlo. Estando en ello, una chica de cabello castaño oscuro que usaba unas coletas se acerca al rubio para hablar con él.

―Tan solitario como siempre Wallabee― le saludó la chica. Cuando Wally se dio cuenta de quién se trataba sonrió de lado.

―Me puedes llamar Wally, solo mi mamá me dice así―

―Claro, ¿Que tal todo?― le pregunta la chica poniendo una mano en su cintura.

―Pues no mucho, lo habitual creo. Hoy no vine solo― comenta buscando con la mirada a Kuki, por suerte la chica estaba caminando hacia él pero aún se encontraba algo lejos. ―Traje a una amiga―

―¿Una amiga? Vaya que eso si es una sorpresa―

Cuando Kuki se acercó lo suficiente se dio cuenta que Wally hablaba con una chica que hacía demasiados movimientos con su cuerpo cerca de él. Claramente le estaba coqueteando. En realidad, las chicas siempre se acercaban a Wally pero quizás sería la primera vez que ve que le sigue la conversación, eso hizo que sintiera un brinco en su corazón, ¿Será ella la chica de la que hablaba Wally?

―Kuki, allí estás― le dice cuando ya se acercó lo suficiente para hablarle ―Ella es Virginia, suele venir al gimnasio los mismos días que yo― comento de forma natural.

―Así que tu eres la amiga de Wally― la chica extendió su mano y Kuki la tomó algo insegura ―Un placer, como ya dijeron mi nombre es Virginia. Que sorpresa verlo acompañado, casi siempre viene solo―

―Si… ah… hoy vine a acompañarlo―

―Voy a cambiarme― les dice Wally a las chicas y le pasa su bolso a Kuki. Ese gesto no pasó por alto de parte de Virginia y miro con más detalle a la japonesa y sus gestos. Cuando el rubio entró a los vestidores, la castaña se acercó más a Kuki.

―Entonces eres amiga de Wally, ¿Sabrás entonces si él tiene novia?―

―Pues… no que yo sepa… no estoy segura― se sonrojo de pronto. ¿Porque se sentía intimidada por la chica que acababa de conocer? Primero que todo, no dejaba de mirarla de arriba a abajo. Segundo, su mirada era una mezcla entre molestia y curiosidad y tercero, de seguro estaba malinterpretando todo.

―¿En serio? Un chico tan lindo como él. Pero me alegro que su amiga me diga que no tiene novia eso quiere decir que tendría alguna oportunidad con él ¿No crees?―

Kuki se sentía incómoda. Especialmente cuando Virginia hizo énfasis en la palabra "amiga". No sabía que responder a eso. Por suerte para Kuki, divisó a Wally aproximándose. Ella bajó la mirada y le dijo que se cambiaría también y desapareció hacia el vestidor de chicas sin decir una palabra.

―¿Paso algo mientras no estaba?― le dice Wally a Virginia. Ella solo sonríe.

―Para nada. Tu amiga es algo rara. ¿Son amigos desde hace mucho?― le pregunta con una mirada inocente, buscando sacarle toda la información necesaria sin que el australiano lo notara.

―Ella siempre es así pero es mi mejor amiga, es agradable cuando la conoces―

Wally y Virginia siguieron conversando mientras Kuki trataba de cambiarse y asearse lo más rápido que sus nervios se lo permitían. Algo no le gustaba de aquella chica, era bastante obvio que estaba interesada en Wally. ¿No podía disgustarse por eso o si?

―Ya estoy lista― le dijo Kuki interrumpiendo la conversación de los adolescentes. Notó cierto disgusto en la cara de Virginia pero decidió ignorarlo.

Wally se despidió de Virginia y Kuki apenas pudo hablar para despedirse, luego de eso salieron en silencio del establecimiento. La actitud extraña de la chica fue notada de inmediato por el rubio pero no entendía porque parecía estar molesta.

―¿Te apetece ir por unos nachos?― le pregunta Wally con la esperanza de que algo de comida cambie un poco la extraña actitud de la japonesa.

―Claro― le respondió la chica sonriéndole. No dejaría que una chica que solo Wally veía de vez en cuando en el gimnasio arruinara su día con él, después de todo, ahora estaban solos y en su mente, eso era una cita.

Wally al verla sonreír no pudo evitar sonrojarse. La chica a veces lo volvía loco.

Siguieron saliendo a comer, a caminar, al arcade, en los días siguientes y Kuki contaba los días para la noche especial donde verían juntos la noche de estrellas, mientras que sus padres, no daban signos de regresar todavía.