N.A. Ustedes no tienen idea lo mucho que he esperado por escribir este capitulo, de aquí vino la idea principal para escribir este fanfic, espero lo disfruten y como lo prometí, un capitulo más largo esta vez.
El día tan esperado por Joey Beetles finalmente había llegado. Aún no se hacía de noche y ya se estaba preparando para el tremendo espectáculo. Afuera, se encontraba Wally con su padre montando unas tiendas para acampar. Su padre les decía que podían acampar al aire libre como si se tratara un campamento, después de todo en su patio trasero tenían un buen espacio a pesar de la piscina, pero ninguno de sus hijos parecía interesado en eso hasta que llegó el presente día, donde un emocionado Joey traía varias cosas de su habitación.
Kuki lo ayudaba, la verdad es que también el hecho de ver una lluvia de estrellas junto con Wally la emocionaba de una forma que le era difícil explicar. Ya se sentía ansiosa por que se hiciera de noche pronto. Lo miraba de reojo junto con su papá armando las tiendas de campaña y se sonrojaba al pensar que verían las estrellas juntos. Realmente se sentía muy bien.
Cuando el señor Beetles terminó de armar las tiendas de campaña y acomodar todo lo necesario para que los niños pasaran la noche en vela mirando el fenómeno astronómico, Kuki se acercó a hablar con Wally que terminaba de meter sacos para dormir en las tiendas. Se supone que una tienda era para él y su hermano y la otra para ella, pero a decir verdad, la japonesa esperaba poder estar más cerca de él.
―Parece que tu papá esperaba este día casi tanto como Joey― comenta Kuki pasándole unas cobijas a Wally para que las colocara dentro de la tienda.
―A papá le emociona cuando hago actividades con Joey, ya sabes, él es mucho menor que nosotros, no es como si pudiéramos hacer las mismas cosas siempre. Quizás algún día le enseñe a patinar.
―Ya no lo haces, antes no soltabas tu vieja patineta― le dice Kuki recordando a un pequeño Wally que se caía siempre que lo intentaba hasta que lo dominó por completo.
―A veces la uso, es solo que me ocupo en otras cosas― Wally sale de la tienda porque su hermano lo llama. ―¿Qué quieres enano?― el menor se acerca a ellos.
―Papá dice que me ayudes a traer y a instalar el telescopio, es que es algo pesado―
―De acuerdo, no me tardo― pasa al lado de su hermano y le sacude el cabello. Kuki y Joey se quedan solos en el patio mientras el atardecer empieza a caer y el cielo se va tiñendo de naranja y violeta.
―Kuki― la llama Joey ―Te agradezco mucho por quedarte esta noche con nosotros, estoy seguro de que será algo digno de admirar― le sonríe.
―Claro, bueno, mis padres aún no regresan y estoy pensando que tendré que compartir mi habitación aquí con mi hermana mañana― empieza a jugar con su cabello sin darse cuenta.
―También te daré las gracias por hacer a mi hermano menos insoportable, él ha cambiado―
―¿A qué te refieres con eso?― le pregunta Kuki curiosa.
―No se ni por dónde empezar― se encogió de hombros el niño ―Desde que llegaste ya no está tan amargado, me habla más, me incluye en sus actividades y hasta parece que sonríe y eso que yo pensaba que él no lo hacía.―
―¿Pero qué cosas dices? No creo que eso se deba porque yo esté aquí― se sonrojo de pronto y desvió la mirada pero Joey pudo darse cuenta.
―¿Te gusta mi hermano?― pregunta de pronto el niño sorprendiendo a Kuki, su rostro se sonrojó aún más.
―¿Qué?― empieza a negar la chica con sus manos ―N-No se de donde sacas esas conclusiones, que cosas dices―
―Si ya veo, son tal para cual― él mete las manos en sus bolsillos.
Kuki iba a responder pero un ruido le llamó la atención. Se trataba de Wally que se había tropezado por no poder mirar bien abajo debido a la caja del telescopio que cargaba en sus manos. La chica se apresuró a ayudarlo y a colocarlo en el suelo. Joey se acerca a ellos y no dice nada más. Definitivamente esos dos se gustaban pero ninguno decía nada al respecto, vaya que eran lentos.
Joey abre la caja con entusiasmo y saca el gran telescopio. Su hermano lo ayuda a armar las piezas que quedaron en la caja para que esté listo antes de que empiece la lluvia de estrellas. Kuki los ayuda leyendo las instrucciones e indicándoles donde iba cada pieza para que quedara bien ensamblado. La Señora Beetles los miraba por la ventana embelesada con la escena infantil, tenía que admitirlo, le agradaba mucho Kuki y esperaba que un futuro cercano ella se volviera parte de la familia.
Al cabo de un rato, el padre de Wally se acerca a ellos y revisa que el telescopio esté bien armado y estable, lo colocan cerca del campamento que habían construido y entran a cenar para estar listos para la gran noche.
―Esta noche es muy importante para mí, no me la arruines Wally― dice el chico saliendo al patio cuando ya la noche había cubierto todo el cielo y las estrellas ya habían aparecido en el firmamento.
―Lo que tú digas― le respondió sin mucha importancia.
Joey seguía entretenido con su telescopio comentando cosas que luego de un rato los adolescentes dejaron de responderles pues estaban más entretenidos en su conversación. Los padres de Wally estaban junto a Joey, tomando fotografías, incluso les tomaron unas fotos a Wally y a Kuki que se habían sentados juntos en una manta que se había extendido en el suelo, justo delante de las tiendas de acampar.
De pronto, el espectáculo empezó. Al principio Kuki juraba que había sido su imaginación al ver un destello en el cielo pero luego había visto otra, y otra, y otra. El cielo mostraba destellos en cada minuto que pasaba. La verdad nunca había visto algo parecido. Joey estaba junto con sus padres mirándolas a través del telescopio y una voz hizo que Kuki pusiera su atención en otra persona.
―No pensé que esto te emocionará tanto― dice Wally con una sonrisa en su rostro.
―¿Por qué lo dices?― le dice mirándolo.
―Pues, tus ojos brillan cada vez que pasa una estrella―
―Deja de mirarme y mira el cielo― dice la chica que se había avergonzado ―Es que las estrellas, bueno, son bonitas― juega con su cabello nerviosa.
―Si lo es― le dice el chico que seguía mirándola. Cuando se dio cuenta que se habían estado mirando fijamente mucho tiempo, Wally se sonrojó y decidió acostarse en la manta para ver entonces mejor el cielo. Kuki lo imita y se quedan en silencio mirando la lluvia de estrellas.
―Creo que no había visto a mi hermano tan emocionado por algo así en mucho tiempo― comenzó a hablar Wally sin quitar su mirada al cielo ―Él parece feliz de que te hayas quedado aquí durante el verano.―
―Tu hermano es muy dulce, a veces me recuerda a ti cuando éramos niños, aunque eras mucho más rudo― Kuki rie.
―Recuerdame enseñarle a pelear, en cualquier momento en la primaria lo llamarán nerd― dice chocando sus puños emocionado.
―Wally, ¿No crees que deberíamos pedir un deseo?― le pregunta la chica ―Había leído en algún lugar en internet que cuando ves una estrella fugaz debes pedir un deseo y se cumplirá―
―¿Que pedirías tú?―
―Se supone que no debes decirlo―
―Oye, sé guardar un secreto. No se lo diré a nadie. Hasta podría decirte el mío―
―¿En serio?― Kuki sonrió, se sentía tan a gusto estando al lado de Wally contemplando las estrellas que hasta casi había olvidado que Joey estaba en el telescopio a unos metros de distancia junto con su padre.
―Por supuesto― Wally se acomodó acercándose a la chica para que la escuchará mejor y pudieran bajar la voz mientras contaban sus deseos ―En realidad, mi deseo puede parecer algo muy tonto― suspiró ―Quiero entrar al equipo de fútbol americano de la secundaria.―
―Eso no es tonto, es genial. ¿Por eso entrenabas este verano?― el rubio asintió ―Es muy cool, estoy segura que lo lograrás, yo… yo te apoyare, todos lo haremos― le responde la chica emocionada, tal vez si Wally logra entrar al equipo ella se anime a hacer las pruebas para ser porrista.
―Gracias, eso significa mucho para mi. Bueno tu sabes, que todos me apoyen ―Kuki lo mira sorprendida ―No le digas a nadie que dije eso― la chica ríe debido al comportamiento de su amigo. Muy en el fondo sabe que Wally quiere mucho a sus amigos, aunque nunca lo diga. Sus acciones demuestran más lo que siente antes que sus palabras.
―Mi deseo― Kuki mira nuevamente al cielo ―Es poder estar contigo y los demás para siempre. Quiero que salgamos los cinco como lo hemos hecho desde que éramos niños. No se lo he dicho a nadie, pero me duele que Abby y Hoagie estén distanciados, quisiera poder ayudarlos, hacer algo… pero tampoco quiero entrometerme en lo que sea que esté pasando con ellos.― Se sinceró al con él. Había callado mucho tiempo ese malestar que sentía con respecto a sus dos amigos. No era algo que simplemente podía decirle a Nigel porque ella no cree que él entienda lo que está pasando estando lejos pero con Wally, las cosas eran un poco diferentes.
―Ey, esta bien― dice Wally cuando se da cuenta que Kuki había empezado a llorar ―Te prometo que saldremos los cinco como siempre lo hemos hecho. Esos dos…― da un largo suspiro, él también estaba molesto por la pelea de sus otros dos mejores amigos ―Se que de alguna forma arreglaran sus diferencias y podremos estar juntos sin problemas, la verdad es que, también extraño nuestras salidas grupales. Ya sabes el cine, las malteadas, el arcade, ir al parque, la casa del árbol en casa de Nigel…―
―Oh sí la casa del árbol, ya casi la había olvidado― le interrumpe Kuki que se había emocionado ante la mención de su lugar de encuentro donde siempre estaban todos ―Quien diría que te pusieras nostálgico Wally, estoy sorprendida― Kuki rió secándose sus lágrimas.
―No empieces, todos tenemos sentimientos o algo así― se excusó un poco avergonzado, estaba hablando demasiado de sí mismo y eso no era algo que pasaba a diario. ―¿Te sientes mejor?― le pregunto al ver que había dejado de llorar.
―Sí― le responde la chica que ahora lo miraba fijamente ―Siempre sabes que decir― ella amaba esa extraña conexión que tenían cuando se trataba de hablar de problemas, por alguna razón él sabía cómo consolarla y hacerla sentir mejor a pesar de pelear siempre; a pesar de estar en desacuerdo en numeradas ocasiones; a pesar de ser tan diferentes, él siempre encontraba la forma.
Wally dejó de mirar el cielo y se había enfocado en Kuki, estaba justo a su lado, tirados en esa manta, afuera mirando estrellas. Es como si una escena de esas películas adolescentes que alguna vez se puso a mirar hubiera cobrado vida. La luna había salido e iluminaba el rostro y el cabello de la chica, y se veía hermosa, al menos eso era lo que él pensaba, lo que sentía. Pero, ¿Qué era exactamente lo que sentía? Cuando pensó en eso, su pecho empezó a arder, su corazón se había acelerado y fue entonces cuando se dio cuenta de que la respuesta era ella, siempre fue Kuki. Desde niños se sentía nervioso y ansioso estando siempre tan cerca y ese sentimiento había crecido con el pasar de los años, hasta quedarse impregnado en todo su ser. La quería, y la quería muchísimo y en ese preciso momento, tenía unas inmensas ganas de decírselo.
―¿Qué pasa Wally?― pregunta Kuki al darse cuenta que él llevaba mucho rato mirándola con mucha intensidad.
―Kuki, hay algo que quiero decirte― empezó a hablar Wally, no estaba seguro hasta donde llegaría aquello pero por alguna razón no quería retroceder. Tanto Kuki como Wally, no se dieron cuenta cuando sus padres entraron debido a que el teléfono de la casa había estado sonando, estaban tan absortos en su conversación que todo a su alrededor se volvió insignificante para ambos. ―Al principio no me importaba mucho de que te quedarás en mi c-casa, es decir, bueno… eres mi amiga y tus padres tuvieron que irse, pensé que sería aburrido pero la verdad es que yo m-me divertí mucho, en s-serio― empezó a tartamudear ya que se estaba poniendo nervioso.
―Yo también me divertí mucho― le sonrió Kuki haciendo que Wally se sonrojará.
―Bueno, sabes, durante un tiempo yo he querido decirte que… K-Kuki tú, no me desagradas la verdad es que, bueno si… si me agradas, yo quiero decirte que…―
―¡Kuki!― los interrumpe la madre de Wally que hizo que ambos adolescentes se levantarán de inmediato pues estaban muy cerca. La señora Beetles se acerca a ellos y abraza a la chica tomándola por sorpresa. ―Oh Kuki, tus padres llamaron y dijeron que acaban de bajarse del avión, estarán aquí en más o menos una hora. Se cuanto los extrañabas, ¿No crees que es una noticia fabulosa?― la abraza con más fuerza.
Kuki responde al abrazo de la señora Beetles con algo de torpeza y mira de reojo a Wally quien se había quedado de pie mirando hacia otro lado. Si la madre de Wally no los hubiera interrumpido ella juraría que él estaba a punto de decir algo importante, algo que ella lleva esperando desde hace mucho.
La chica entra a la casa y sube a la habitación de huéspedes, la cual fue suya durante las últimas semanas y se sintió algo triste viendo todas las cosas que tenía que empacar para regresar a casa. Una parte de ella deseaba quedarse y terminar su conversación con Wally pero sus padres probablemente querían venir a recogerla lo más rápido que a su padre le era permitido conducir a esas horas de la noche.
Todo estaba saliendo bien, las estrellas eran hermosas y pudo disfrutarlas junto con Wally, estaban teniendo una conversación muy a gusto, disfruto cada día que permaneció en la casa de los Beetles, compartió lindos momentos con Joey y se divirtió muchísimo en lo que podría ser, sus mejores vacaciones hasta ahora. Mientras empacaba sus cosas, vaciaba las gavetas del mueble donde guardaba su ropa, tomaba sus artículos personales del baño y los guardaba empezó a sentirse entonces muy triste, realmente echaría de menos esa habitación.
Debido a que estaba con algo de prisa, puesto que tenía todo guardado como si ya fuese su propia habitación, dejó la puerta abierta sin querer. En algún momento Wally subió y se paró en la puerta mientras veía a Kuki corriendo de un lugar a otro en su habitación, vaciando los muebles y llenando sus maletas. Un sentimiento extraño de melancolía lo empezó a consumir. ¿Por qué se sentía así? La respuesta era simple, no quería que se fuera, pero pedirle que se quedara no era una opción, sus padres ya venían en camino.
―Con calma Kuki, no creo que lleguen tan pronto― le dice Wally, llamando la atención de la chica que por estar ocupada no se dio cuenta en que momento él llegó.
―Lo siento, no quisiera olvidar nada― habló en un tono triste tratando de cerrar la primera maleta pero se le estaba haciendo difícil.
―Sí así fuera podrías regresar a buscar lo que te haga falta o hasta yo podría llevarlo a tu casa― se acercó para ayudarla a cerrar la maleta y Kuki le agradeció el gesto. ―Supongo que estas feliz de que tus padres al fin lograron volver, ¿No es así?―
―Sí, eso creo. No los esperaba hoy, me gustaría terminar de ver la lluvia de estrellas― dio un suspiro.
―Pues, puedo ayudarte a que termines más rápido y quizás nos quede tiempo para verlo antes de que tus padres lleguen― toma uno de los simios arcoíris de la chica que estaba encima de la cama ―Supongo que necesitas otra maleta para llevarlos. Puedo prestarte una si quieres.―
―Te lo agradecería, me traje muchas cosas de mi casa sin tener en cuenta en como regresarlo todo en las maletas― rió algo nerviosa.
Wally salió de la habitación y se fue a su cuarto a revisar en su armario una bolsa donde la chica podría meter sus peluches y las cosas que le hacían falta por empacar, cuando regresó vio a la chica sentada en su cama doblando sus suéteres para meterlo en las maletas y luego vio que se detuvo y empezó a llorar. Esto lo alarmó y se acercó rápidamente a la chica.
―¿Por qué lloras Kuki?― preguntó el chico algo incómodo con la situación, ¿Qué se supone que debía decir?
―L-lo siento― utilizó una de sus mangas para secarse las lágrimas que corrían por sus ojos ―Es que no se que me pasa, yo… estoy feliz de que mis padres regresen pero… yo…― sin pensarlo se lanza a los brazos de Wally y lo abraza con fuerza.
Aunque Wally se sorprendió por el abrazo de Kuki, le correspondió el abrazo. No era necesario decir una palabra en ese momento, ambos sabían el porque estaban tristes, ninguno de los dos quería separarse así. Cuando la chica se tranquilizó y dejó de abrazar a Wally, sintió mucha pena y no quería mirarlo a la cara, ¿Cómo iba a decirle lo que sentía?
―No quieres irte― empezó a hablar el chico rompiendo el silencio y ella solo se limitó a asentir con la cabeza ―Yo tampoco quiero que te vayas Kuki― logró decirlo en un susurro antes de arrepentirse.
Kuki levanta la mirada y sus ojos se encuentran. Sin decir nada, Wally se toma el atrevimiento de limpiar sus lágrimas que aún tenía en sus mejillas con sus manos y se quedan mirando por unos instantes, el primero en sonrojarse fue Wally, luego puso algo de distancia.
―Sabes, ha sido bueno tenerte en mi casa, puedes volver cuando quieras. No es que nos estemos despidiendo, ya la otra semana empieza la escuela, no estés triste― la consoló. ―Deberíamos terminar de empacar― dice mirando alrededor dándose cuenta que ya no les faltaba mucho.
―Wally, tú estabas… bueno, ¿Qué querías decirme?― empezó a preguntar la chica jugando con sus dedos. No sabía cómo abordar el tema pero estaban solos nuevamente y ella realmente quería terminar de escuchar lo que él tenía que decirle.
―Oh… eso. Pues yo…― se sonrojó aún más recordando lo que estaba a punto de decirle. ¿Ese era el momento adecuado?
―Wally, aquí estás― apareció la madre de Wally interrumpiendo ese momento otra vez. ―Ya llegaron tus padres, hijo por favor ayúdale a bajar todas esas maletas― le ordenó.
Wally ayudó a bajar las maletas que estaban listas con las cosas de Kuki, la chica aún no bajaba, estaba debatiendo internamente si dejar el simio de Wally allí o llevárselo y seguir dándole amor. Cuando Wally subió a ver porqué tardaba tanto, encontró a Kuki aún en la habitación de huéspedes arreglando las sabanas de la cama poniendo el peluche encima.
―¿Por qué no te lo llevas? Le das mejor uso que yo créeme― le dice el chico que se había recostado al marco de la puerta con los brazos cruzados.
―Pero es tuyo, deberías darle más amor de vez en cuando― repuso la chica.
―Podrías dejarlo allí, cuando vengas de visita o si necesitas quedarte pues, ya tienes algo tuyo aquí―
―¿En serio?― preguntó. Era su imaginación o, ¿Wally realmente estaba siendo dulce con ella?
―Claro, ahora bajemos, te están esperando―
Kuki tuvo que hacer un esfuerzo para no llorar en frente de todos. Los padres de Wally fueron muy dulces con ella y los abrazo como si ya fueran sus familiares, el tiempo que convivió con ellos era algo que iba a atesorar toda su vida. Joey lloró cuando la abrazo cuando se despidió, definitivamente a pesar de ser tan parecido a Wally, era muy diferente en cuanto a personalidad.
Los padres de Kuki tomaron las maletas de su hija y se dirigieron al carro, seguidos por el señor y la señora Beetles, dejando solos a Wally y a Kuki en la sala ya que Joey se había ido al baño. En ese momento, el rubio se acercó a la chica y le dio un abrazo rápido como despedida, quería hacerlo, pero no con todos mirándolos.
―Nos vemos en la escuela, deja de estar triste, ya casi estamos todos juntos de nuevo como en tu deseo― le sonrió Wally, una sonrisa sincera y Kuki no pudo ser más feliz con esa faceta que él le estaba mostrando, lo adoraba.
Y así, terminó el verano para todos. Kuki regresó a su casa y su hermana llegó al día siguiente. El vuelo de Abby se había atrasado por lo que llegó en la siguiente madrugada, coincidiendo con el día en que Nigel llegaba de su campamento y Hoagie, bueno, él esperaba que los mensajes de las últimas semanas que había tenido con Abby fuesen lo suficiente para hablar de nuevo en persona sin que las cosas se pusieran raras.
N.A. Y con esto terminamos la primera parte de mi fanfic, estoy muy emocionada por escribir todo el drama que se avecina ahora que mis lindos niños de KND entran a la escuela luego de este lindo verano. Por cierto quiero que revisen mis redes en twitter, instagram y tumblr thashipdump, no se arrepentirán, posteo mis artes de KND allí y los invito a leer mi otro fanfic de KND "Secuestro" o en ingles como me gusta llamarlo "Hijacking", la trama es más pesada por lo que los capítulos los escribo más largos, nos leemos hasta la próxima actualización.
