N.A.: Que mal que fanfiction tiene los correos de notificaciones de cualquier cosa bugeados, ¿Alguien más se dio cuenta de eso? Pero no importa, se que mis nuevos seguidores estarán pendientes de la historia y cuando se actualiza. Ustedes no saben como me alegran esos correos de favs y follows y fanficiton me quita esa serotonina. Vamos , arregla ya eso xD

Nigel se encontraba vaciando unas bolsas del supermercado en las despensas que estaban dentro de una pequeña cocina en su casa del árbol. Incluso tenía un pequeño refrigerador donde guardaban las bebidas y los aderezos que usaban para sus aperitivos. Cualquier persona extraña que fuera a esa casa del árbol pensarían que es una casa completa. Hasta tiene un pequeño baño que Abby era la que mayormente lo utilizaba por consumir demasiada soda, principalmente en sus pijamadas.

Un ruido detrás de él lo puso en alerta pero cuando volteo a ver de quien o que se trataba, solo era Kuki limpiando sus zapatos en el pequeño tapete que había puesto en la entrada.

―Lo siento Nigel, no era mi intención asustarte― se inclinó la chica hacia adelante en modo de disculpa y el chico dejó escapar el aliento, por un momento pensó que era algún intruso.

―Descuida Kuki, pasa― se acercó a una pequeña mesa que cumplía el papel del comedor y movió la silla para que ella pudiera tomar asiento.

―Extrañe mucho este lugar en el verano― dijo Kuki poniéndose cómoda mientras admiraba el lugar. ―Aunque pensé que Hoagie o Rachel estarían aquí.

―Hoagie me dijo que saldría con su novia hoy y Rachel salió con Fanny a buscar algo del baile que no me quisieron decir, ya sabes como son las chicas.

―¿Y Wally?― preguntó Kuki con un hilo de voz.

―No he hablado con él, ha estado actuando raro desde ayer.

―Es cierto, no sé porqué pregunté por él― comentó la pelinegra jugando con sus dedos.

―¿Ya se pelearon otra vez?― preguntó Nigel y la chica asintió con la cabeza ―Pero que bárbaro es ese Wally, pensé que había pasado algo entre ustedes, bueno ya sabes, cómo estuvieron juntos casi todo el verano y eso. Por cierto no me han dado detalles de que paso, espero no haberme perdido nada…― se detuvo al ver que la chica seguía mirando hacia abajo. ―¿Te pasa algo Kuki?

Para Kuki, Nigel era como su hermano mayor. Siempre pendiente de su bienestar y por alguna razón, siempre sabía qué decir. Parecía el más sensato del grupo y el que mantenía a todos unidos. Porque en un grupo de amigos siempre va a ver desacuerdos, peleas, conflictos y Nigel parecía tener un talento natural para apaciguar lo que sea que genere un problema. Y lo hacía no solo con ellos, sino también en asuntos escolares, con los demás estudiantes e incluso con cualquiera autoridad. Si tenía que hablar de sus problemas, Nigel era una muy buena opción.

―No estoy segura si nos peleamos, pero él parece enojado y eso me hace enojar. apretó sus puños contra la mesa ―Pensé que él tiempo que pasamos juntos durante el verano había hecho que Wally cambiara pero no, no es así, sigue siendo tan… él sigue siendo tan… !Idiota!― dijo esto último en voz alta y cerró con fuerza sus ojos. No quería ver el rostro de Nigel en ese momento donde se mostraba tan vulnerable.

―Ok, primero que todo, bájale la espuma a tu chocolate― Kuki no pudo evitar reírse con los dichos cómicos que Nigel siempre decía ―Sabes, me parece gracioso que vengas aquí a hablar de Wally de esa forma cuando ya todos sabemos que bueno, él te interesa demasiado. Y estoy casi seguro que él piensa de la misma forma.

―No creo que eso sea posible.

―¿Por qué? El hecho de que no te lo haya dicho no significa que no lo siente. A él le importas mucho, Kuki.

―¿Y entonces, por qué no me invitó al baile?― levantó el rostro y miró a Nigel directamente a los ojos. Estaba a punto de llorar y Nigel se levantó a su despensa y llenó un tazón con nachos y les puso un aderezo de queso con jalapeños encima. Luego, volvió a sentarse.

―Creo que necesitas un poco de esto― dijo Nigel llevándose algunos nachos a la boca ―Anda pruébalos, sé que te encanta este aderezo.

Kuki miró el tazón en frente de ella y luego empezó a devorar poco a poco los nachos.

―Si quieres ir al baile con él, ¿Por qué no le preguntas?

―¿Estas loco? Las chicas no pueden hacer eso. Hay un código para cada cosa. El chico debe invitar a la chica, así no funcionan las cosas.

―¿Quién dijo eso? Vaya que las chicas tienen unos códigos muy raros― siguió masticando con temor al ver como Kuki lo miraba enojada ―¿Qué? Si Rachel no me hubiera invitado a salir estaría más solo que Batman sin Robin.

―Espera un momento. ¿Me estás diciendo que Rachel fue quien te invito a salir? Vaya eso si que me encantaría escucharlo― se levantó hacia al pequeño refri y sacó dos gaseosas de naranjas y le pasó una a Nigel.

―Como diría Hoagie, nunca le digo que no a una bien fría― abrió la lata y tomó un gran sorbo antes de continuar la conversación ―¿En serio debo contar esa historia?

―No me iré de aquí hasta que me lo digas.

―En realidad no hay mucho que contar― Nigel se acomodó los lentes y sonrió de lado. Agradeció internamente haber improvisado una historia de cómo empezaron a salir ellos dos omitiendo los detalles de su doble vida como agente adolescente de KND, aunque claro la parte donde Rachel lo invita a salir si era algo totalmente cierto. ―Como sabrás mi papá me obligó a ir a un campamento y bueno le agradezco porque así conocí a Rachel y desde el primer día empezamos a hablar, hacíamos las actividades juntos, comíamos juntos y su amiga Fanny también estaba allí y ella bromeaba con nosotros de que hacíamos una buena pareja. Al principio no le hacía caso pero después empecé a verla con otros ojos. Un día estábamos cerca del lago en la noche, ese día había luna llena y fuimos a verla y sentí una conexión especial con Rachel, le interesaban las mismas cosas que yo y éramos muy centrados en las competencias y en todo lo que hacíamos, ya sabes una perfecta sincronía pero yo no sabía cómo decírselo. Yo no quería arruinar las cosas.

Kuki pudo sentirse identificada con Nigel en ese aspecto. El hecho de no querer arruinar las cosas con Wally hacía que ella se contuviera de hacer algo que lo molestara pero pareciera que el destino no los quiere juntos porque justo cuando ella cree que se están acercando, algo pasa que termina alejándolos.

―Y esa noche,― continuó Nigel relatando su historia ―Realmente pensé que era un momento adecuado para expresarle como me sentía pero en último momento me acobarde y seguí hablando de otros temas hasta que ella se enojó y quería irse pero yo la detuve, le dije que no quería que se fuera y es allí cuando me dice que tenía miedo de perder mi amistad pero que de todas formas me iba a decir que le gustaba mucho y que ella sería la chica más afortunada de todas si yo aceptaba salir con ella y bueno no le pude dar una respuesta adecuada porque solo balbuceaba un montón de cosas sin sentido y luego pues, ella se acercó a mí y me beso.

―Pero qué hermosa es tu historia― dijo Kuki al borde del llanto abrazando el tazón de nachos que ya casi se había acabado ella sola ―No puedo es demasiado tierno― se tapó la cara con las manos tratando de no llorar.

―Relájate Kuki no es para tanto― dijo Nigel jalándose el cuello de la camisa.

―Yo quisiera que… que Wally, bueno, pero él no es romántico ni nada de eso.

―Deberías hacerlo, solo dile que quieres ir con él.

―Yo… Yo no puedo Nigel. Ya acepté ir con alguien más.

―No puede ser― se puso la palma de la mano en su cara en modo de exasperación ―¿Qué se supone que voy a hacer con ustedes dos?

―No importa. Quizás en otro baile podamos ir― desvió la mirada ―¿Crees que solo debo decirle cómo me siento y ya?

―Ya conoces cómo es Wally. Probablemente pelearán de nuevo pero, ustedes siempre encuentran la forma de estar juntos.―

―Tienes razón Nigel― le sonrió la chica ―¿Puedes darme más nachos?― pregunta la chica dándole el tazón vacío al chico.

― Una segunda ronda en camino― dijo Nigel levantándose para complacer a su invitada.

Al mismo tiempo, mientras Kuki y Nigel conversaban en la casa del árbol, Wally se dirigió a casa de Abby para hablar con ella y ver el estado en el que se encontraba su amiga. Había faltado a la escuela ese día debido a sus heridas del día anterior y él necesitaba a alguien con quien hablar.

El Sr. Lincoln recibió a Wally y lo dejó pasar, no sin antes ofrecerle sus famosas galletas de chispas de chocolate recién horneadas.

―Me alegro que Abigail tenga visitas, hace mucho tiempo que no te veía por aquí Wally― le dio unas palmadas en la espalda al chico mientras lo llevaba a la sala de su casa, donde Abby se encontraba en el sofá recostada y su pie lastimado reposaba encima de un cojín con una compresa fría. Alrededor de su nariz se podía ver que estaba algo hinchada y morada.

―No esperaba que vinieras a mi casa― comentó la chica al ver que Wally se sentaba en el otro sofá que estaba al frente.

―¿Acaso no puedo visitarte? Perdón si me preocupo por ti― se cruzó de brazos.

―Oh Abigail, ¿que pasa con tus modales?― los interrumpió su padre ―Deberías alegrarte de que tus amiguitos vengan a visitarte.

―¿Podrías darnos algo de privacidad papá?― preguntó la chica y su padre se excusó con ir arriba para arreglarse para salir a su turno en el hospital.

―¿Realmente te duele mucho el pie? No parecías tan mal el día de ayer― pregunta Wally al ver que la chica se sentó en el sofá y volvió a colocar la compresa fría en su pie.

―No me duele tanto, de hecho mi nariz duele más pero papá me examino y por suerte no me la rompieron― Wally la miró con cierta preocupación ―Oh vamos quita esa cara niño bonito, estoy bien. Todo es por preocupación para la prueba de baloncesto mañana y quiero estar al 100% para eso y para el baile.

―Oh, casi lo olvidaba, la prueba se pospuso hasta la próxima semana porque empezaron los preparativos para el baile y nadie puede usar el gimnasio ahora.

―¿En serio? Eso significa que Abby podrá quedarse otro día más en casa je je je.

Wally revisó su celular y vio que el mensaje que le había mandado a Kuki seguía sin responder. De seguro seguía molesta, se había ignorado prácticamente durante todo el día y ya se sentía raro. Extrañaba que ella le comentara cosas entre clases, que lo esperara para ir a la cafetería juntos, que lo regañara por no hacer las tareas e ir juntos a su casillero. Y solo llevaban dos días así. ¿Cuánto tiempo más él iba a soportarlo?

―Quería hablar contigo― dijo de pronto Wally llamando la atención de la chica. La verdad le había resultado raro que su amigo apareciera de pronto en su casa. No era común que él fuera solo. Algo grande debía de estar sucediendo para tomarse la molestia de venir personalmente.

―Lo supuse. ¿Tiene que ver con Kuki?

―¿Qué sabes sobre eso?― preguntó Wally aunque luego sintió que la pregunta estaba de más puesto que ellas eran mejores amigas. Probablemente ya estaría enterada de toda la situación.

―Depende de que preguntes― dijo mirándose las uñas.

―¿Por qué todo con Kuki es tan complicado?

―¿Me lo preguntas a mi? Amigo, creo que viniste al lugar incorrecto.

―Ella irá con otro chico, ¿No es así?― preguntó con la esperanza de recibir un no como respuesta, pero ese no fue el caso ―Yo debí preguntárselo antes, me siento como un idiota― pasó una mano en su frente en señal de frustración.

―No se si estas enterado pero, probablemente más de la mitad de las chicas de nuestro grado están esperando que elijas a alguna de ellas para ser tu pareja en el baile.

―¿Qué? Eso es ridículo.

―¿Acaso te has visto en el espejo? No te digo niño bonito solo como un apodo entre amigos, realmente lo eres― el comentario hizo sonrojar un poco a Wally ―Pero tranquilo, no eres mi tipo. Lo que quiero decir es que quizás no lo sepas por estar tan ocupado vigilando a Kuki todo el día pero eres bastante popular, quizás un día dejes de juntarte con nosotros cuando te inviten a la mesa de los populares o donde se reúnen los equipos de deporte.

Eso explicaría porque en los últimos días, todos querían saludarlo y las chicas lo miraban más que de costumbre. Bueno, no era ignorante con respecto a su apariencia, sabía que llamaba la atención pero nunca buscó ser el centro de atención por como lucía, sino por sus acciones y sus puños.

―Entonces, ¿A quién tienes pensado invitar al baile ya que Kuki no está disponible?― se inclinó y tomó una galleta de las que dejó su padre y se la metió a la boca.

―No quiero ir con ninguna niña tonta― dijo Wally y luego de pensarlo por unos instantes se le ocurrió una alocada idea. ―¿Quizás, si nadie te lo ha pedido, podríamos ir… ¿juntos?

Abby casi se atragantó con la galleta que masticaba. Ni en un millón de años pensó que Wally iría a su casa, la invitaría al baile como si ello no trajera ninguna consecuencia.

―¿Estas loco? Kuki es mi mejor amiga, no puedo hacer eso― le respondió aún tosiendo por la galleta.

―Tú también eres mi amiga Abby― dijo algo molesto sin entender bien la situación ―Bueno, no me gusta mucha la idea de ir a un tonto baile escolar pero no quiero ir con alguien que no conozca y si tu no tienes pareja todavía, pensé que… seria buena idea ir los dos.

Abby reflexionó unos segundos antes de darle una respuesta. Obviamente tendría que llamar a Kuki después de que Wally se fuera y dejarle en claro la situación. Que solo irían en plan de amigos, que allí no había nada más. Suficiente con que Wally saltó a defenderla el día anterior y ya se habían corrido los rumores de que entre ellos había algo. A pesar de haber faltado a clases, Abby estaba muy pendiente de su celular y las redes sociales. La foto de Wally cargándola en brazos se había hecho viral.

―Esta bien iremos juntos― dijo la chica al fin ―Pero solo porque entre las propuestas que he recibido ninguno vale la pena y le diré a mi papá que nos lleve, así no parecerá que tengo algo serio contigo si tu papá nos lleva.

―Debe ser porque ninguno es Hoagie― Abby le lanzó una galleta a Wally en la cara por decir tal comentario.

―¡Ey! Yo siempre he estado de tu lado― se quejó.

―No entiendo porque los hombres son tan tontos.

Continuaron conversando un rato, especialmente de Kuki. Wally tenía que disculparse con ella por ser como era. Cuando se iba a ir de la casa de Abby, la señora Lincoln llegó y Wally se alegraba por su amiga de que sus padres se habían reconciliado. En una ocasión tuvo que ver a Abby llorar por los problemas que tenían sus padres en casa y eso lo hizo sentir muy mal, especialmente porque nunca había visto a la chica en ese estado tan vulnerable. Ni siquiera la había visto llorar por Hoagie, que aunque sabía que la chica sufría por él, se mostraba siempre tan fuerte.

Caminando hacia su casa con paso decidido, sonó su celular y se alegró al ver el nombre de Kuki en las notificaciones de la pantalla. Ella le había mandado una foto con los apuntes de la clase de filosofía que claramente él no había escrito nada ya que estaba frustrado pensando en qué hacer para remediar la situación. Eso lo interpretó como una buena señal, que ella no estaría enojada demasiado tiempo.