"voz omnipresente"


Entre la fría nieve rodeada de sus hermanos de la guardia, utilizaron de llegar hasta el hombre que tenía información sobre uno de sus tios, algo que desde hace muchos años había perdido la esperanza de poder encontrar, entre peldaños de madera en una solitaria esquina del patio, no lo esperaba persona alguna, solo un triste letrero con una única frase grabada, traidor. La duda siendo plasmada en su mirada de acero, sustituida por temor, girándose ante los hombres vestidos de negro que lo rodeaban, estos lo veían con desprecio y odio.

su abuela e incluso sus supuestos amigos, solo por no ser lo que esperaban, pero algo, solo una persona nunca lo miro de ese modo, siempre había algo en su mirada violeta que lo hacía sentir amado. La ultima mordía fue la más dura, perforando su corazón, fue insoportable, desplomándose en la nieve, su sangre la comenzó a pintar y de sus ojos lágrimas de rabia, tristeza y dolor escapaban, sus negros risos esparcidos cual corona de obsidiana en el suelo . Lo último que escucho fueron las palabras que acompañaban a cada traicionero golpe su sangre la comenzó a pintar y de sus ojos lágrimas de rabia, tristeza y dolor escapaban, sus negros risos esparcidos cual corona de obsidiana en el suelo. Lo último que escucho fueron las palabras que acompañaban a cada traicionero golpe su sangre la comenzó a pintar y de sus ojos lágrimas de rabia, tristeza y dolor escapaban, sus negros risos esparcidos cual corona de obsidiana en el suelo. Lo último que escucho fueron las palabras que acompañaban a cada traicionero golpe

"Por la guardia..."

La guardia, pensó que había hecho lo correcto, él había visto el verdadero mal y así se lo pagaban, cuanto odio puede haber en el corazón de los hombres para no ver que solo existe la vida y la muerte, ahora con el sonido de las crujiendo en la nieve y el calor de las antorchas botas desaparecidas, ya hacia solo en el suelo con la nieve a su alrededor, debajo de un letrero con un título más añadido a su nombre, un traidor, así sería grabado o como el príncipe oscuro o recordado como la causa de una de las guerras más grandes del reino, su vida por la de cientos de miles o su nombre solo se perderá entre los anales de la historia como muchos otros antes que él, esa era la pregunta, su sangre formando un charco, su mirada perdida, incapaz de hablar, de moverse y en pocos momentos de respirar. Con sus últimas fuerzas de su bolsillo tomo un dije, su más preciada posesión, un dije que ella le dio cuando se marchó con lágrimas tan gruesas como sollozos lastimeros ante su partida, un dije con la forma de un dragón de tres cabezas entrelazadas con un lobo, lo apretó en un último intento de aferrarse a la vida, cuando duro apretó pero simplemente ya no tenía la fuerza necesaria, el dije se escapó de sus manos ahora muertas, sus ojos sin vida, su respiración inexistente y su corazón ahora acabado. Con su último suspiro solo un nombre salió de sus labios en una última exhalación cuando duro apretó pero simplemente ya no tenía la fuerza necesaria, el dije se escapó de sus manos ahora muertas, sus ojos sin vida, su respiración inexistente y su corazón ahora acabado. Con su último suspiro solo un nombre salió de sus labios en una última exhalación cuando duro apretó pero simplemente ya no tenía la fuerza necesaria, el dije se escapó de sus manos ahora muertas, sus ojos sin vida, su respiración inexistente y su corazón ahora acabado. Con su último suspiro solo un nombre salió de sus labios en una última exhalación

"Visenya..."

En ese triste recóndito del patio, su cuerpo ya hacia sin vida, pero su sangre se esparcía en formas y trazos extraños, una marca roja apareció en el dorso de su mano con la cual hace momentos sostenía el dije. Un circulo extraño se formó bajo su cuerpo, la nieve se evaporaba irradiando el calor de una hoguera, estos trazos comenzaron a brillar cual llamarada en un torrente de luz que era más alto que la construcción más alta en todo el reino, el muro. Todos dentro del castillo y en lo más alto del muro miraban esto con asombro, algunos con terror así como tantos otros que se arrodillaron y empezaban a rezar, nadie podía creerlo, todos menos un anciano centenario, que lentamente con lágrimas deslizándose de sus ojos color perla, se acercaba extendiendo una mano sintiendo el calor que descubría cual bella hoguera evaporando toda la nieve a su alrededor, desde un balcón una hermosa mujer vestida de rojo miraba con asombro esto, sujetando su colgante dijo algunas palabras en un idioma extraño sin dejar de mirar el cuerpo que originaba ese resplandor, lejos del muro, el campamento de las personas del pueblo libre, miraban esa luz con asombro pues sabían de dónde provenía. El corazón del norte, el reino más grande de los siete reinos, su capital, Winterfell donde ondeaba la bandera del lobo Huargo y aquellos que lo habitaban miraban el enorme torrente de luz a la lejanía, despejando el cielo como un faro guía y en el bosque de los dioses el árbol del arco, sus ojos y boca comenzaron a brillar. Nadie sabia que era esto, nadie podia hablar, pero algo sin duda inaudito y estremecedor estaba ocurriendo, algo que cambiaría para siempre el destino de todas las personas fueran nobles o plebeyos, por todo el reino torrentes de luz se alzaban, un castillo donde la bandera de un león dorado ondeaba, en un barco atracado frente a un castillo donde las olas golpeaban con fiereza, en el caluroso desierto, dentro de una torre el estandarte de una serpiente junto a una lanza, danzaba con violencia, dentro de unos bellos jardines rodeado de exquisitas flores, unas suaves rosas perdían sus pétalos, un puente abría sus rejas para dejar pasar el rio, un aciano reía de manera repulsiva pues su puente es su fortaleza y su castillo.

En una bella ciudad costera resguardada por un gigante, una muchacha vio con sus ojos violetas llenos de asombro el torrente de luz, un dije con la forma de un dragón de tres cabezas entrelazadas con un lobo brillaba con la misma luz.

La parte más alejada del mundo, tan al norte como fuera, donde los rayos del sol no pudieron penetrar la espesura del cielo, donde el hielo es la vida, una tierra helada llena de monstruos, un ser sonreía, el torrente revoloteaba con mayor intensidad que el resto, un rugido se escuchó por todo el prado helado

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Fuertes ráfagas emanaron junto a una melodía, el sonido de un martillo golpeando un yunque, espadas chocando y el sonido de gritos de guerra aterraron a todos, empezaron a alejarse, siendo la luz tan fuerte que les cegó la mirada, pero una voz cargada de fuerza y poder de retorno en los oidos de todos

" Yo soy el hueso de mi espada..."

Un anillo de fuego rodeo el cuerpo en la nieve

" Acero es mi cuerpo, y fuego es mi sangre..."

Grandes llamaradas se elevaron hacia el cielo iluminando todo Castle Black

" Él creó más de mil espadas..."

Los hombres se alejaban con temor tratando de resguardarse de las llamaradas, pero estas solo se alzaban como una torre, la mujer roja miraba con asombro y devoción las llamas

" Desconocido para la muerte..."

Las llamas se tornaron en un azul espectral, el calor disminuía, la temperatura bajaba, el frio se acentuaba

" Ni conocido para la vida..."

Entre las llamas y el viento, una figura indistinguible se alzaba sobre el cuerpo en el suelo, de pie, imponente, protegiéndolo

" He soportado dolor para crear muchas armas..."

Las llamas disminuyeron, esa figura era un hombre robusto, de gran altura, de dura complexión, portando una armadura tachonada de cuero negra y una capa carmesí sujeta en su hombro izquierdo, cabellos largos plateados, una tenue barba y facciones finas, sostenia una espada en su mano derecha, sus ojos cerrados y el ceño fruncido

" Sin embargo, estas manos jamás sostendrán nada..."

Los abrieron, ojos de color naranja con la pupila rasgada los recibieron con una mirada severa, aquellos que lo miraron solo pudieron jadear, pues esos ojos prometían muerte, sangre, los ojos de un guerrero colmado en millares de batallas, los ojos de un dragón

"He respondido a tu llamado, Maestro…" miro al cuerpo en el suelo con indiferencia, girando sobre sus talones para ver al resto de hombres sus ojos estaban abiertos en completa sorpresa "hoy muchos de ustedes morirán…"

Continuará…..