Nadie se movía, nadie hablaba, nadie respiraba, el hombre que apareció los atemorizaba, sus ojos encendidos en ese antinatural color, muchos estaban familiarizados con el tono violeta o purpura de la familia real, pero ver ante ellos a un hombre con semejantes ojos de color naranja y pupila rasgada, los aterraba. El sujeto de manera tranquila miraba a todos a su alrededor, el agarre en su arma era fuerte, el viento ondeaba su capa, su mirada era afilada como su espada. La luz de la luna brillaba sobre ellos en un despejado cielo helado

"Los hombres que atentaron contra la vida del mi Maestro, les recomiendo dar un paso hacia adelante o yo mismo me veré forzado a moverme" muchos se estremecieron ante la orden, su voz era dura, no dejaba espacio para discutir, nadie quería discutir, así como nadie se movía ante lo que dijo "contare solamente hasta tres, después de ello no me hare responsables de su destino" sus ojos brillaron ferozmente

"Uno…" todos temblaron ante el sonido de su voz

"Dos…" algunos comenzaron a caminar con miedo, tratando de alejarse

"Tres…" muchos ya se habían orinado en cima

"Se los advertí…" con firmeza tomo su espada y desapareció en un destello carmesí

Jadearon en sorpresa, nadie podía creer lo que habían visto, un sonido ahogado llamo su atención, el sujeto que había desaparecido estaba en una esquina diferente del patio sujetando por el cuello fuertemente a uno de los asesinos alzándolo del suelo con facilidad, este pataleaba y gemía tratando de soltarse, implorando por respirar, con fuerza lo arrojo hacia el centro del patio, su cuerpo se arrastró con violencia hasta golpear las tarimas, debido a la fuerza del choque, allí ya estaba su cuerpo ensangrentado con el cuello roto, todos miraban con temor esto y algunos valientes se atrevieron a sacar sus armas pese al temblor en sus manos al momento de sujetarlas.

"Ba…bastardo!" uno de ellos con valentía o estupidez trato de arremeter contra este con su espada

Bloqueando con facilidad el ataque con su mano desnuda, el sonido metálico resonó al momento de chochar la hoja , el miembro de la guardia así como el resto vio esto en shock, su espada se había roto tras el choque, con temor trato de alejarse pero el hombre le dio una patada que lo envió hacia el suelo con desmesurada fuerza, escuchándose el espeluznante crujido de sus costillas, poniéndose de rodillas el hombre de la guardia escupió sangre, respirando con dificultad y su rostro solo mostraba cuanto dolor estaba sintiendo, si las lágrimas que brotaban de sus ojos demostraban algo

"Mi objetivo no son ustedes, solo los siete que de manera cobarde asesinaron a mi Maestro" girándose miro al resto de miembros de la guardia, divisando a un par de ellos

Con la misma velocidad se acercó a ellos, estos con sus armas desenfundadas trataron de golpearlo, pero este rápidamente pateo con fuerza a uno en su entrepierna, el sonido de un saco reventado fue claro para todos seguido del estremecedor grito de agonía del que recibió la patada, soltando su espada tomo su entrepierna gritando y revolcándose en el suelo que comenzaba a mancharse de su sangre, lágrimas y saliva. En el suelo lo pateo arrojándolo hacia el cadáver del primero dejando que muriera en agonía, el otro que estaba a su lado, ataco esperando sorprenderlo, el hombre con extrema velocidad blandió su hoja, solo se veía un destello plateado, ambas manos del miembro de la guardia que lo ataco ya hacían en el suelo, este miro donde deberían estar sus manos viendo solamente dos muñones sanguinolentos de los que brotaban sangre, comenzó a gritar de dolor, rápidamente fue tomado de su rostro y con fuerza golpeo el suelo donde su cráneo fue reventado, salpicando pedazos de hueso, carne y masa cefálica.

Levantando su rostro manchado de sangre, sus ojos brillaban con fiereza, miro a otro de los hombres, este al ver sus ojos rápidamente, con una mancha de orina en sus pantalones, trato de alejarse, huir de él, no logro dar más de dos pasos cuando la hoja de una espada atravesó su cráneo desde la nuca y saliendo por su boca, cayendo de rodillas aun con la espada atravesándolo, con un movimiento fuerte blandió la hoja partiendo su cráneo en dos, un chorro de sangre como una fuente broto bañando su armadura y aun par de hermanos que estaban cerca, estos cayeron al suelo con temor, arrastrándose, trataban de alejarse de él, un aroma asqueroso llego a sus fosas nasales, una mueca de asco apareció al ver como uno de ellos se había cagado encima.

En una esquina detrás de unos barriles diviso a otro que se escondía como el cobarde que era, tomando una de las espadas de los hombres la arrojo como una jabalina, la espada voló como una lanza en un destello plateado golpeando el pecho del hombre empujándolo con fuerza e incrustándolo en el suelo, su mirada era de asombro, escupió sangre de su boca mientras comenzaba a desangrarse. Despareciendo en un destello, todo quedo en silencio cuando rápidamente de una de las cabinas cercanas del patio un cuerpo atravesó la estructura, volando en pedazos de madera, el cuerpo del hermano de la guardia salía arrojado, el hombre de la espada apareció encima de él y sujetando su espada con ambas manos lo incrusto con violencia en el suelo creando un cráter, reventando su torso esparciendo restos de su cuerpo y miembros en el violento choque. Levantándose con su espada y pateando lo que quedaba del hombre miro a su alrededor, nadie podía creer lo que presenciaban

"Ahora solo falta uno…" arrojando su espada hacia una de las cabinas destruyendo la pared de la misma, un grito infantil se escuchó, desapareció en un destello, dentro de la cabina el sonido de forcejeos, jadeos y maldiciones era claro, de la estructura salió el hombre arrastrando a un niño cuyo rostro mostraba dolor, su cara manchada de sangre, con fuerza del brazo que lo sostenía, lo arrojo hacia el centro del patio, este jadeo con dolor, tratando de levantarse "tus últimas palabras mocoso" lo piso con fuerza obligándolo a estar en el piso, apunto su espada en su cuello

"Es solo un niño…matarías a un niño…" fueron las primeras palabras que se escuchaban en todo el lugar, provenientes del anciano que aun con sus ojos ciegos, ciertamente su mirada era realmente afilada "los niños son la esperanza para los adultos y la bendición para los viejos, son la base de la vida sin ellos la vida desaparecería" el sujeto presionaba con fuerza el cuerpo del niño mirando con seriedad al hombre, sus palabras parecieron encender una llama en los hombres pues aun con miedo en sus corazones, se acercaron con sus armas desvainadas

"Este mocoso se atrevió a arrebatar una vida de manera cobarde, su oponente no estaba armado, siendo muchos contra uno solo, desde el momento en que tomo el arma y la blandió, dejo de ser un niño" sin esperar más, de un fuerte pisotón reventó el torso del niño, este grito en agonía como un cerdo castrado, su pie atravesó su torso reventando sus costillas, pulmones y corazón, lagrimas escurrían de sus ojos así como jadeos y sollozos hasta detenerse en una fría mirada de dolor y desesperación, sacando su pie, pateo el cadáver junto al resto, miro a todos, lo veían con temor, temblaban ante su presencia"estos siete hicieron un juramento, lo rompieron al momento de asesinar al Lord Comandante, su castigo era la muerte y eso es justo lo que hice por mi Maestro" su espada desapareció en motas de luz, señalando con una mirada de indiferencia al cuerpo que ya hacía en el suelo donde el circulo con extraños signos estaba marcando cual tierra calcinada.

Uno de los hombres se acercó rápidamente al cuerpo, al inspeccionarlo miro con shock mientras hacia señas a un grupo para que se acercar

"El Lord Comandante….esta muerto…" el resto de hombres miro con sorpresa al sujeto de capa roja, este solo cruzo ambos brazos sobre su pecho

"Rápido lleven el cuerpo adentro" tras la orden del anciano, cargaron el cuerpo hacia una de las recamaras más cercanas, depositándolo en la mesa, el anciano caminaba a paso lento siendo ayudado por otro, así como el sujeto de la capa el cual a pesar del temor, se le estaba prohibiendo entrar, alzo una ceja mirando con cinismo esta acción "déjalo pasar, si lo que dijo fue cierto cumplió con lo que cualquiera miembro de la guardia de la noche debió haber hecho para con su Lord Comandante" se apartaron dejándolo pasar

El cuerpo ya hacía en la mesa, cada vez más frio, mas pálido, su ropa llena de sangre y sus ojos aun abiertos, acercándose con una mirada seria al cuerpo, con su mano le cerro sus ojos, alejándose del cuerpo.

"Estaría agradecido" no respondió, solo miraba con seriedad al hombre en la mesa concretamente el símbolo en el dorso de su mano derecha, sonrió con cinismo

"Estoy seguro de que debe estar agradecido de estar muerto" el anciano se detuvo, pero no dijo nada

De pronto en la entrada de la recamara un inmenso lobo blanco de ojos rojos entro, ambos lobo y hombre se quedaron mirando unos momentos, cuando intento acercarse a este buscando acariciarlo, el lobo le comenzó a gruñir, su pelaje se erizo, la hostilidad era clara, con un suspiro se alejó del lobo recargándose en una de las esquinas de la recamara, simplemente observando como el anciano inspeccionaba el cuerpo y el lobo gimoteaba a los pies de su amo muerto. El tiempo pasaba donde nadie dentro de la recámara hablaba, contrario a afuera de la misma donde el sonido de pasos, jadeos y maldiciones revoloteaban en el aire, un estruendo llamo la atención pues un gran grupo de salvajes acompañados de un gigante que fueron convocados por uno de los hermanos del guardia llamado Edd, habían llegado al castillo.

De la puerta, entro un grupo de salvajes liderados por uno pelirrojo de espesa barba, mirando con tristeza el cuerpo en la mesa, el cual estaba desnudo mostrando las 7 cicatrices que lo adornaban. Suspiro mirando al lobo y sonriendo con pesar

"Fueron muchos cuchillos" el lobo gimió, miro al sujeto en las sombras con duda, pero al ver su ropa negra no le tomo importancia "y los malditos que lo hicieron" le pregunto al anciano, sus acompañantes sujetaban sus armas con fuerza junto a una mirada de ira

"Muertos, cortesía de nuestro nuevo amigo" el anciano señalo al hombre, el pelirrojo y sus acompañantes lo miraron con asombro y algo de agradecimiento

"Bien….en ese caso haremos una pira" estaba por dar la orden cuando una mujer de rojo acompañada de Edd entraron, todos la miraban y el hombre de ojos naranja la miraba con seriedad y odio

"Que significa esto" el anciano cuestiono sentándose en una silla justo al lado del cuerpo

"Maestre Aemon, ella puede ayudarnos he escuchado rumores que los sacerdotes rojos pueden traer de nuevo a alguien a la vida" la emoción de Edd solo fue comparada con el asombro de los miembros dentro de la cámara, salvo el hombre que ante esto sus ojos brillaron amenazadoramente "ella puede ayudarnos" una sonrisa de esperanza nació en sus facciones

"No" una voz llamo su atención, los salvajes veían esos ojos con asombro pues brillaban entre la oscuridad de un tono innatural, se acercó al cuerpo estando frente a él "no debes de interferir entre el orden natural de la vida y muerte" la sacerdotisa veía esos ojos con asombro, él la veía con desprecio

"Pe…pero…" su mirada fue suficiente para aterrar a Edd, su pupila rasgada era la de un auténtico depredador

"No" su tono era claro, nadie intervendría

"Un momento quien este" la pregunta de Tormund aligero un poco el ambiente, el hombre lo miro, pero Tormund no se intimido, más bien parecía fascinado y emocionado por el sujeto "por qué interfiere con lo que desean hacer con el cuervo" todos se hacían la misma pregunta

"Por qué él es mi Maestro" cruzo sus brazos en su amplio pecho, nadie entendía esto "era mi maestro" sonrió con cinismo

"No entiendo a los sureños" una mueca de disgusto provino del pelirrojo "un arrodillado del pequeño cuervo, eso es raro, no te vi cuando saco nuestros traseros de Hardhome" acaricio su barba mirando con curiosidad al hombre

"Eso es porque él fue la causa del pilar de luz que todo vimos" los salvajes se asombraron, la sacerdotisa lo miro aun con asombro y fascinación "durante nuestra formación en el gran templo, había historias de seres como tú, el camino que recorren y todo lo que conlleva así como la guerra y el objeto porque se encuentran luchando" todos parecían confundidos mirándose entre sí, menos el maestre Aemon que escuchaba con expectación, la postura del hombre se tensó y su mirada se tornó peligrosa, todos sintieron un escalofrió en su cuerpo, temblaban de miedo, la temperatura descendía, el peligro era claro

"Ya veo" su voz era fuerte

"Espíritus de héroes, héroes de leyenda, que reencarnan en siete seres, lo cuales luchan en una guerra para obtener un artefacto de leyenda, el Santo Grial, capaz de conceder cualquier deseo sin limitación alguna" asombro era lo que adorna el rostro de todos dentro de la cámara al escuchar al maestre Aemon, miraron al hombre con ese mismo asombro "siete guerreros conocidos como Sirvientes invocados por siete Maestros elegidos por el Grial, luchan para solo uno obtenerlo" el hombre lo miro con seriedad

"Como sabes todo eso" su pregunta no solo buscaba solucionar su duda si no la de todos

"Cuando eres tan viejo como yo el conocimiento se vuelve tan invaluable que buscas saber todo lo que puedas antes de morir, eso es lo que mantiene tu mente cuerda" sonrió levemente "existe tanto saber en la ciudadela que algunos maestros creen que mucha de ella son simples cuentos o anécdotas para contar ante una hoguera, pero toda leyenda tiene una raíz de verdad" se levantó de su silla parándose al lado de Melissandre

"Un momento me quieres decir que existe una especie de objeto que puede regresar a…personas con el único fin de que luchen entre ellos" Edd miraba con duda y asombro

"Personas que fueron alzadas en la historia al grado de leyendas, héroes, por sus logros o hazañas no importara si eran reyes, bandidos, guerreros o campesinos, si la historia los volvió héroes cualesquiera de ellos puede regresar así fuera de Westeros, Essos, más allá del norte, no importa siempre y cuando fueran enaltecidos como héroes" la voz de la sacerdotisa era clara mientras colocaba sus palmas en las marcas de las navajas del cuerpo

"Esto es de malditos locos" los ojos de Tormund y compañeros estaban completamente abiertos de asombro

"Y mi sobrino fue escogido como Maestro por lo que veo" tomo con suavidad la mano del cadáver acariciando el aparente tatuaje, el hombre suspiro con cansancio

"Ahora lo sabes" relajo su postura viendo la interacción del anciano con el cadáver, una sonrisa triste en las facciones del anciano y lágrimas contenidas en sus aperlados ojos

"Si es así y tú fuiste invocado por el antiguo Lord Comandante, si el no regresa tú mismo desaparecerás por la falta de su magia no es así" sonrió de lado sin importancia, Melissandre sabía que estaba en lo cierto, "no deberías estar preocupado por ello" esa pregunta solo acentuó su sonrisa

"No me importa, de echo al estar muerto se ahorra muchos problemas en esto de la guerra de la cual dudo que fuera capaz de siquiera sobrevivir, al final ser asesinado fue lo mejor" esto molesto demasiado a todos en la cámara, el anciano dejo delicadamente la mano, levantando su rostro el cual se contraía en ira

"Como puedes decir eso, él es mi sobrino no pienso dejar que hables mal de el en mi presencia" a pesar de la edad la determinación era clara en su voz, los salvajes parecían listos para arremeter en contra suya, el lobo gruñéndole con furia y espuma saliendo de su ocio "retráctate ahora" demando

"No" Aemon temblaba de rabia al igual que los salvajes y el lobo se acercaba amenazadoramente "si mi Maestro murió por una trampa tan absurda entonces no merecía ser llamado Maestro como tal, además que hace en este sitio rodeado de la escoria del reino, si es un príncipe no debería estar en la capital en una lujosa cama rodeado de sirvientes engordando hasta morir" cínicamente se limpiaba las uñas en su manga con una sonrisa engreída

"No sabes nada de su vida, no ha tenido una vida de ensueño que muchos piensan por ser parte de la familia real, todo lo que él es, todo lo que ha conseguido ha sido por su propio trabajo y todo su esfuerzo, así que no vuelvas a menospreciar a mi querido sobrino" por un momento sus ojos brillaron de morado, el sujeto se asombró ante esto y sin decir más simplemente dio la espada a todos

"Hagan lo que quieran" se alejó de nuevo a un rincón, nadie hablaba pues el choque entre ambos los dejo impactados, los salvajes sonreían con orgullo al anciano

"Mi señora por favor si puede ayude a mi sobrino a regresar" con la pequeña tinta de morado aun en su mirada, miro a la sacerdotisa, esta con duda en su rostro miraba al cuerpo, al hombre de armadura negra y al anciano, con un suspiro y una mirada decidida asintió

"Hare lo posible, si el señor de la luz desea que su alma aun permanezca en este mundo le permitirá regresar" miro el cuerpo con tristeza "pero si no entonces ya nada será posible" miro al anciano, este asintió con una pequeña sonrisa

"Eso me es suficiente" se alejó del cuerpo, todos miraban con atención

"Empecemos" asintieron comenzando a mover y traer cosas siguiendo sus ordenes

Mientras ellos se movían, el hombre los miraba con seriedad

"Y así el juego comienza…"

Continuara….