Demashitaa! Powerpuff girls Z no me pertenece, solo la trama.

¿Nana?

Capítulo 2

-Así que conseguiste el trabajo –dice Kaoru.

Momoko asiente, después de asegurarse que los hermanos Him se hayan ido a dormir y que la señora Keane llegara, fue directo a su otro trabajo de mesera donde trabaja junto con Kaoru, quien la ha estado interrogado.

-¿Y qué tal los niños? ¿Son malcriados? –Momoko ríe ante la palabra niño.

-Son… algo traviesos –dice –Pero no son niños.

-¿Niñas?

-No son… -le sonríe divertida –Tres adolescentes de nuestra edad, o por lo menos la menor.

Kaoru la mira realmente confundida – ¿Qué?

-Sí, son tres hermanos, el mayor tiene dieciocho años, se llama Brick, el mediano de diecisiete años se llama Butch y por último la menor de dieciséis años, Miyako.

-¿Enserio? –dice incrédula, Momoko asiente. Una fuerte carcajada sale de la boca de Kaoru llamando la atención de todos los clientes y del otro mesero.

-Cálmate Kaoru –Momoko se muerde el labio para evitar reír también.

-¡Kaoru! –gritan dentro de la cocina haciendo callar a la pelinegra.

-¡Perdón!

Momoko niega con la cabeza, mientras recogía el último traste de la mesa, anteriormente estaba una familia muy agradable y amble, cada vez que veía una familia compartiendo un momento en aquel restaurante, no evitaba preguntarse si así habría sido, si sus padres hubieran seguido con ella. Alejando todo pensamiento negativo, se acerca a la barra donde sabe que luego el plongeur (*) los recogerá para lavarlos.

-Y dime, ¿Alguno es lindo? –le dice Kaoru provocando que casi tirara los platos.

-¿Qué?

-¡Oh, por favor! Son casi de nuestra edad ¿No?, tu debiste a verlo notado.

-Bueno…este –se sonroja, porque admite que suele hacerlo. Mirar a los chicos que a su criterio son lindos, y fantasear con cosas ridículas influenciadas por la cantidad de películas, mangas y animes Shöjo, libros, etc. No puede evitar pensar que la imagen del hermano mayor apareció primero en su cabeza, pero desecha la imagen al instante, si era lindo, pero su actitud lo opacaba. –Son atractivos, pero unos completos inmaduros.

-Y tú eres una anciana gruñona –le dice Kaoru –Admite que para ti todos somos inmaduros.

-¡Claro que no! –grita ligeramente Momoko, pero fue lo suficiente para llamar de nuevo la atención de los clientes.

-¡Momoko! –grita de nuevo el viejo cascarrabias dentro de la cocina.

-Lo siento –dice fulminando con la mirada a su amiga, mientras que esta reía.

-Podrían dejar de gritar, el jefe esta insoportable por ustedes –las dos chicas voltean, para ver la cara de frustración de su amigo, era un chico de cabello rubio como el oro que era escondido por un gorra de redes que impedía que su cabello cayera en la comida, tenía los ojos azules oscuros, como lo eran los zafiros, con una lindas pecas decorando sus mejillas, dándole un aire infantil y tierna.

-Lo siento Boomer –dice Kaoru sonriendo burlonamente –Pero eso pasa por trabajar en la cocina con el gruñón.

-Chicos los oirán –dice Momoko vigilando la puerta de la cocina.

-No pude evitar oír que conseguiste trabajo Momoko –dice el rubio al mismo tiempo que le rodeaba los hombros con su brazo, para luego abrazarla –Felicidades pequeña.

-Gracias –dice correspondiendo el abrazo, se separa y Boomer le sacude el cabello despeinándola, haciéndola reír.

Momoko adoraba este trabajo, por el simple hecho que estaba sus dos mejores amigos y únicos, los había conocido de una manera extraña que Kaoru lo cuenta con demasiados detalles y exageraciones. Pasar el rato con ellos eran risas garantizadas, ellos eran su fortaleza para seguir adelante, si no fuera su apoyo, Momoko estaría… no quería pensar en esas posibilidades.

Ignora la sensación de rascar su codo.

-¿Y qué tal con tu relación Boomer? – pregunta Momoko, algo que se arrepiente después al ver la cara de tristeza de Boomer, no tuvo que adivinar mucho como fue el resultado.

-Bueno…. Terminamos –Momoko abraza con un poco de fuerza a su amigo.

-¿Terminaron? –Pregunta Kaoru –Bueno, siempre peleaban, era cuestión de tiempo.

-Kaoru –le reprende Momoko.

-Lo siento, pero es cierto.

-Sí, lo sé -dice Boomer –pero, bueno ya no importa. Quedamos bien al menos. No hablemos de eso.

-¡Ustedes dejen de hablar y comiencen a trabajar! –grita de nuevo, en la cocina sacando un gruñido a la pelinegra y al rubio.

-Sí, si ya vamos -dicen al mismo tiempo haciendo reír a Momoko que comienza de nuevo con su rutina.

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Cierra la puerta levemente sin hacer ruido, regularmente cada vez que regresaba a su casa había un chocolate caliente quien siempre le preparaba su tía para que pudiera dormir, pero esta vez no habrá chocolate caliente, solo una cocina lujosa vacía y oscura. Lo cual le impediría dormir por un largo rato. Con un suspiro va hacia la cocina para servirse un vaso de agua, por lo menos.

Se detiene al ver luces prendidas, donde solo se escuchaba pasos dentro de la cocina.

-¿Alguien está despierto? –piensa deslizando la puerta, encontrándose una mirada rojiza, Brick ignora su presencia y sigue con lo suyo, lo ve tomar un vaso de agua y después acercarse a ella, al parecer, irse a su cuarto. –Buenas noches señorito Him –dice Momoko cuando pasa a lado suyo, sonriéndole con amabilidad.

Brick la mira de reojo algo incómodo, sin decir nada sale y se escuchan sus pasos subiendo las escaleras. Momoko ríe levemente ante el comportamiento del chico.

-Es mejor así –piensa, entra al lugar y se prepara su vaso de agua y luego irse también a su cuarto, mira la hora, son exactamente las 3:20 de la mañana. En unas cuantas horas ira a la escuela, preparar una exposición con su equipo, entregar su proyecto de Biología, tomar sus demás clases, salir y llegar a esta casa cuidar este trio de hermanos, hacer sus deberes y después regresar al restaurante, ver a sus dos amigos, atender mesas y soportar uno que otro cliente malhumorado.

Una rutina que continuara hasta que al fin se gradué y logre llegar a la universidad donde podrá estudiar su carrera deseada: medicina. Esa es su meta, su gran deseado sueño, pero para eso necesitaba seguir trabajando y dejar de deberle a él.

Sobre todo lo segundo.

Pero ahora quiere solo dormir por un rato, se quita su ropa de mesera poniéndose su pijama, y como lo pensó, ante la falta de azúcar nocturna, fue otra hora más para que pudiera dormirse por completo.

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Unas horas después…

Momoko se levanta de golpe ante el sonido de su alarma, viendo la hora confirma que aún era temprano, con pereza se levanta de su cama calientita y tan cómoda con un gruñido, toma su toalla y se dirige al baño, sintiéndose rara de no tener que bañarse con agua fría o esperar en hacer fila para tomar uno. En su departamento en cada piso había solo un baño, haciendo que todos los que vivan allí tenga que esperar en tomar un baño, y tener buena suerte en que aun haya agua caliente. Sale y se pone su uniforme, se arregla el cabello haciéndose una trenza sujetando por su moño rojo, y después realizar su actividad de nana. Toca la primera puerta.

-Señorito Butch.

No recibe respuesta, abre la puerta donde un pelinegro dormía en una posición algo extraña, esta bocabajo con un pie fuera de la cama dando patadas en el aire, su mano derecha está cruzando su cabeza, roncando como un león y babeando toda su almohada.

Evitando que salga una risa de su boca, Momoko se posa a lado suyo –Señorito Butch, es hora de levantarse. –dice moviéndolo suavemente.

-Cinco minutos más –dice entre sueños tapándose con la cobija, Momoko le quita las sabanas y vuelve a tratar de despertarlo.

-Señorito Butch.

Un gruñido es lo que obtiene, suspira mirando la hora, perderá el autobús, le quita por completo la sabanas (agradeciendo que tuviera su pijama) y abriendo las cortinas donde el sol le pega directo en la cara del chico. Mira como el mediano de los hermanos frunce el ceño, parpadeando varias veces y con un gruñido, comenzando a levantarse.

-A levantarse –dice Momoko –Si en cinco minutos no baja, le tendré que aumentar su castigo que la señora Him ya le ha impuesto.

-No soy un niño –Murmuro con la voz entrecortada a causa del sueño.

-Entonces lo veo en la cocina. –le sonríe –Y prometo dejar de tratarlo como a uno.

Con eso último sale del cuarto sin darle tiempo a Butch de contestar, cerrando la puerta al salir. Se dirige al cuarto continuo que tenía decorado flores, entre azules y rosas de un tono pastel. Vuelve a tocar la puerta, sin recibir respuesta de nuevo, abre la puerta entrando a la habitación de Miyako donde dormía tranquilamente, se acerca a su cama.

-Miyako despierta –murmura de forma suave como también mover su hombro con tranquilidad. La rubia abre sus ojos dejando ver el color azul cielo en ellos, poco a poco se levanta con pesadez, haciendo que Momoko se aleje y le dé su espacio con tal de que pudiera estirarse. –Buenos días –vuelve a decir –Ya es hora de levantarse.

-Buenos días –contesta Miyako levantándose, tomando su toalla de su closet enorme y después dirigirse (a lo que supuso Momoko) a su baño personal. –Estaré en cinco minutos.

Momoko sale, para ir a despertar al último hermano Him, el mayor, posando su mano en la manija, rogando de que no le llevara demasiado tiempo el tener que despertarlo, mira de nuevo la hora comprobando que le quedaba poco tiempo, si no desayunaba llegaría a su primera clase. Con rapidez, entra al cuarto olvidando que debía tocar primero, encontrando a un pelirrojo dormido se acerca hacia él, con la intención de hacer lo mismo con los anteriores dos hermanos.

Momoko mira de reojo a Brick, donde la tranquilidad se expresa en su rostro, su cabello pelirrojo despeinado con algunos mechones que tapaba uno de sus ojos cerrados, donde sus pestañas del mismo color de su cabello acariciaban sus mejillas.

-Se ve tan tranquilo –Piensa mientras lleva su mano a la frente del chico, apartando su cabello y descubriendo más su rostro, una mano más grande que la suya detiene su acción tomándola de la muñeca, Brick había fruncido el ceño y despertarse un poco alerta. Momoko se sonroja por alguna razón, haciendo distancia entre ambos aun sujetada por su muñeca. –Este… -aclara su garganta –Es hora de despertarse señorito Him.

Brick suelta su muñeca, para luego levantarse hasta quedar sentado en su cama se talla los ojos –De acuerdo puede retirarse.

Asiente Momoko sonrojada con la mirada en el suelo, el chico no llevaba camisa donde su abdomen se apreciaba perfectamente, sin levantar la vista se dirige hacia la puerta y cerrar detrás de sí. Mueve su cabeza de un lado a otro, aun sonrojada, mira de nuevo su reloj.

-Demonios –piensa corriendo primero a su cuarto y tomar su mochila, llevándolo sobre su hombro, después va hacia el comedor encontrándose a Miyako y Butch ya arreglados. Olvidando de nueva cuenta que debió saltarse el desayuno, se sienta junto a ellos y comienza a devorarse su comida, solo cinco minutos tiene para llegar al autobús, llegar a tiempo a su escuela, o si no tendrá que caminar y perderse las dos primeras horas. Con eso en mente maldiciéndose una y otra vez, se toma su leche casi de un solo trago, recoge su plato y lo deja en el fregadero.

-De acuerdo, me tengo que ir –dice Momoko tomando su servilleta limpiándose la boca, ajusta su mochila en su hombro siendo consciente del maratón que realizaría. –No se tarden en desayunar, el chofer estará esperándolos en unos cuantos minutos –se recuerda que debe avisar de la ida de los Him –El señorito Him no tarda en llegar.

-No te preocupes Momoko –dice Miyako –Estaremos bien.

-Bien –dice la nana, para luego salir corriendo y gritando un – ¡Los veo después!

Dirige su mirada al frente, justo a tiempo para esquivar al mayor de los Him que al fin bajaba a desayunar, murmura un lo siento y continuar con su carrera.

Nota mental: Levantarse más temprano.

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Miyako observa como su hermano Brick entra algo confundido con la apuración de Momoko, no pudo evitar pensar que era una escena graciosa, aunque estaba algo confundida de por qué sus nana, no podía ser llevada por ellos. Nota la mirada de su hermano mayor hacia ella.

-Solo se le hacía tarde –dice encogiéndose de hombros con una sonrisa divertida, se acerca a su hermano y lo abraza tomándolo desprevenido –Buenos días hermano mayor.

-Buenos días –corresponde el abrazo – ¿A dónde fue la nana?

-Si tenía puesto uniforme y tiene la misma edad de Miyako, de seguro a su escuela –dice Butch con un tono que claramente decía: "No es obvio". –Se le hacía tarde al parecer.

-Sí, eso parece –dice Brick pensativo.

-Tal vez le gusta ser puntual –dice Miyako al notar aquella mirada pensativa. –No creo que sea malo.

-¿Quién en su sano juicio desea ser puntual para su escuela? –pregunta Butch estirando sus brazos tronando su espalda. –Apuesto que es la típica sabelotodo. –Miyako hace una mueca, no le gustaba aquel apodo. –Bien, ¿qué más planeas hacer, para sacarla de aquí? –Esta vez se dirigía a Brick –Aun tenemos tiempo para deshacernos de su ropa, o tal vez…

-No haremos nada.

Butch quien sujetaba su jugo de naranja, hace un movimiento brusco casi manchando la falda de Miyako, quien había decidido sentarse a su lado, pero poco le importo ese hecho, miraba a su hermano incrédula.

-¿Qué?

-No haremos nada Butch, límpiate los oídos –Murmura el mayor rodando los ojos –La chica no se ira si seguimos usando bromas de niños –comienza comer su desayuno. –Debo pensar en algo mejor.

-¡¿Y qué quieres que haga mientras se te ocurre algo?! ¡¿Cruzarme de brazos mientras ella se pasea en nuestra casa como suya?! –Miyako hace una mueca por segunda vez, Momoko no hacia eso, con el poco tiempo que ha estado, se nota su incomodidad, y como mira cada cosa con precaución. –Si no hacemos algo, esa chica creerá que ha ganado.

-Tranquilo Butch –dice Brick con una tranquilidad que preocupo más a Miyako –Solo no haremos nada hasta que yo lo diga, necesito tener un gran plan y te garantizo que la veremos tomar sus maletas e irse de aquí.

Ambos hermanos varones intercambian miradas, uno reclamándole al otro. Al final Butch no aguantando mucho aquella mirada rojiza, desvía la suya, murmurando cosas sobre "un hermano fastidioso y complicado". Miyako se mantiene callada con un mal presentimiento, algo no parecencia ir del todo bien. Temía que alguien saldrá herido y tal vez no sea solamente Momoko.

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Se recarga en su pupitre con un gran gruñido de frustración, a pesar de haber corrido como nunca lo había hecho en su corta vida, perdió el autobús, camino hasta su escuela (Agradeció el tiempo de frio y que no llegara tan sudada), teniendo como resultado de que no solo perdió dos materias, sino tres. ¡TRES! ¡Ella! ¡Que nunca ha faltado en clases a no ser que fuera justificable! ¡Había perdido su oportunidad de tener una excelente asistencia! Con algo de fuerza deja caer su cabeza en el pupitre.

-Au… -se queja.

-¿Que te sucedió pelirroja? –dicen, Momoko alza la vista encontrándose, con unos ojos verdes jade de su amiga Kaoru, quien hace un leve chiflido. –Tres materias vaya, ¿Acaso la señorita perfección desea revelarse?

-Claro que no –Dice ligeramente molesta –Solo debo acomodar de nuevo mis horas de sueño.

-¡Buenos días clase! –dice el profesor interrumpiendo la pequeña charla entre ambas amigas.

-Y que comience la tortura –dice Kaoru recargándose en el pupitre, con la intención de dormir. Momoko niega con la cabeza, acomodando el libro de su amiga y que el profesor no la notara roncando, por lo menos la mitad de la hora de clase.

Casi al instante de que el profesor diera indicaciones sobre el tema a tratar, tocan la puerta interrumpiéndolo, abren la puerta dejando ver a la coordinadora de los primeros grados.

-Buenos días profesor me permite a la señorita Akastustumi –Momoko evita rodar los ojos cuando todos voltean a verla. Sabía que en cualquier momento hablarían entre susurros sobre su persona.

-Por supuesto, señorita Akastustumi.

Momoko se levanta de su lugar, tratando de que la cara no se nota la frustración que sentía… otra clase más que perdería… simplemente genial. Sale del salón caminando junto con la mujer de cara arrugada que siempre fue odiada por toda la escuela, llegan a la dirección donde una mujer adulta, quien era la directora las esperaba.

-Buenos días, señorita Akastustumi.

-Buenos días directora.

-Siéntese por favor.

Momoko obedece algo nerviosa ¿Acaso la regañara por haber faltado sus tres primeras horas? Era una suerte que fuera amiga del portero o sino no habría podido entrar. No creía que la hubiera delatado.

-Señorita Akastustumi, la he llamado para informarle sobre su retraso de cuatro meses del pago de la colegiatura –dice preocupando a Momoko, quien volvía a maldecir por olvidar ese hecho también –Hemos sido pacientes, pero temo que debemos in…

-Les pagare –dice interrumpiendo a la directora –Mi tía Yuki ha encontrado un trabajo más favorable, pronto les pagaremos. Pero por favor, sea paciente –miente Momoko, intentando sonreír con seguridad.

-Momoko...

-Por favor –suplica –Denos un poco más de tiempo.

La directora suspira, sonriéndole tratando de tranquilizar a la chica.

-De acuerdo, pero requerimos por lo menos la mitad la para el siguiente mes de pago.

-… Está bien

Con esto último haciendo una ligera inclinación de cabeza sale del lugar, pero se desvía a los baños de mujeres requiriendo estar sola, por un momento. La echaran si no consigue el dinero, no importa su excelente resultado de su examen de admisión, o lo buena alumna que fuera, al final el dinero es lo que importaba. También estaba el hecho de las otras deudas que tenía, como la luz del departamento que vivía con anterioridad, como también la renta del edificio. Y sobre todo el dinero excesivo que le debía a él. Y esa es la preocupación más grande que las demás. Suspira mirándose al espejo "Todo saldrá bien" se dice para luego sonreír a su reflejo, era algo que de alguna forma le daba energía, estaba acostumbrada sentirse estresada por todo, sentía que perdía tiempo lamentándose cuando podía aprovecharlo en algo productivo que le diera papeles de valor.

Vamos, todo saldrá bien.

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Las clases acabaron y Momoko caminaba tranquilamente hacia la mansión de los Him, sabiendo que tenía bastante tiempo antes de la llegada de los hermanos, no tenía que correr como en la mañana. Suspira sintiéndose pesada y cansada, decide relajar su cuello, moviéndolo de un lado a otro de forma lenta. De la nada, tapan su boca asustándola, siente como la toman de la cintura jalándola a un callejón oscuro, Momoko trata de zafarse en darle una patada a su atacante, como también usando su mano que sujetaba su mochila.

-¿Por qué tan sola dulce Momoko? –dice su atacante donde el miedo, se convierta en enojo. Ese idiota. Le muerde la mano -¡Au!

-¡Maldita sea Randy! –Grita -¡No vuelvas a tocarme de esa forma!

Ríe el intruso –Tranquila Momoko ¿Dónde quedo tu sentido del humor?

-¿Qué es lo que quieres? –pregunta seca, acomodando el suéter de su uniforme.

-Lo sabes muy bien –dice cambiando repentinamente su actitud divertida a una seria –Está impaciente.

-Se lo tendré –Dice Momoko con el mismo tono de voz, aparentando una seguridad que no sentía –He conseguido trabajo, en unos cuantos meses….

-Dulce Momoko ¿Acaso no le entiendes? Te ha dado bastante tiempo, a ti y a tu adorada tía –dice acercándose a ella acorralándola en la pared, recargando su mano en el muro, Momoko tuvo que alzar la mirada para seguir mirando los ojos naranjas del chico –Quiere el dinero pronto, el comienza a considerar el hecho de desparecerte junto con tu tía, querida.

Momoko entrecierra los ojos, sin mostrar ningún rastro de miedo. –Le tendré el dinero, solo requiero un poco más de tiempo –Dice alejándola de ella con su codo –Le pagare cada Yen (**) de esa deuda, solo pido tiempo.

Randy saca una navaja poniéndola en su cuello, Momoko sigue tranquila sin desviar su mirada, a pesar que en el fondo muere de miedo, deseando correr y esconderse debajo de su cama, mantener sus emociones controladas, como se ha obligado a aprender cuando era niña.

-Sabes perfectamente que él no se compadece de nadie, juegas con tu vida, dulce. –dice Randy pegando más el cuchillo a su cuello.

-Le pagare la mitad en tres meses.

-Pides demasiado…

-Es lo que puedo prometer.

-¿Y por qué no le robas dinero a esos riquillos que trabajas? –Momoko frunce el ceño ¿Cómo lo sabe? –Alguna joya o algo que valga lo suficiente para garantizar tu vida.

-No digas estupideces –murmura seca, evitando mostrar su gran malestar con el siguiente comentario –No soy una traicionera como tú.

-Eso duele querida –dice aumentando más la presión, cayendo una gota de sangre, Momoko se muerde la lengua para evitar que un quejido de dolor salga de su boca. –Solo te aconsejaba, ya que si no le pagas –con su mano libre acaricia su mejilla blanca provocando que antiguas sentimientos quieran salir, aún era reciente su rompimiento, era normal. Para su pesar. –Este bello rostro, quedaría destrozado.

-Dime algo que no sepa –dice secamente ignorando su corazón que palpita fuertemente – Tres meses o me matas ahora.

Se miran fijamente, los ojos rosas de Momoko mostraban un odio que aparentaba con gran maestría hacia personas que se ha convertido Randy, aun se preguntaba el ¿Cómo pudo gustarle?, su mente solía contestarle.

Por idiota

Después de unos minutos Randy sonríe apartando la navaja de su cuello y le susurra muy cerca de su rostro –Te conseguiré un mes, es lo que te doy, y si no tiene la mitad del dinero, bueno sobra repetirlo.

Momoko no desvía la mirada y aun aparentando estar tranquila.

-Te veo luego dulce Momoko –se separa de ella, camina hacia la calle desapareciendo como si fuera un fantasma. Momoko cuenta hasta diez y se permite respirar de alivio.

Se deja caer al suelo dejando que los nervios y el miedo la ataquen, estaba perdida ¿Cómo consiguiera la mitad del dinero en un mes?, También estaba la colegiatura, el departamento, todo debía y solo cuenta con dos empleos, junto con los empleos de limpieza de su tía. No era suficiente.

Las ganas de llorar invadían sus ojos, parpadea varias veces para impedirlo, porque sabía que si lo dejaba no acabaría, tenía que seguir, aún debe seguir. Se levanta sacudiendo su falda y reacomodar su cabello, al pasar sus dedos por su cuello siente el ardor, observa sus dedos donde el medio y ondular, mostraban gotas de sangre, suspira y usando la manga de su suéter intenta parar el sangrado, comienza a caminar e ir a cuidar a tres personas, despejando su mente como estaba acostumbrada en hacerlo.

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-Es que no entiendo, ¿Por qué debes pensar mucho en cómo echarla?, eso significa ¿qué no puedo molestarla? –dice Butch por quinta vez, Miyako noto la vena de su hermano Brick que comenzaba desesperarse con la terquedad de Butch.

-Porque requiero pensar.

-Pero ¿Por qué no puedo molestarla al menos?

-¡Con un carajo Butch has lo que se te dé la gana! –expresa Brick con un tono más alto de lo usual. Butch sonríe victorioso.

El pelinegro amaba molestar a su hermano, según él era divertido y a la vez siempre conseguía lo que quería, Miyako niega con la cabeza para después dedicarse en mirar por la ventana, estaba contenta, había sido invitada a una fiesta y quien la invito fue el chico que ha estado "enamorada" desde primero de secundaria: Takaaki, era la primera vez que iría a una fiesta de chicos de su edad y no viejos de la edad de 40 o más, de las fiestas o reuniones de trabajo de su padres. Era la primera vez que interactuaría con algunos compañeros de clase. ¿Qué vestido se pondrá?

Llegan a la casa, al mismo tiempo que Momoko que llegaba a la puerta principal.

-¡Momoko! –Grita Miyako saliendo del auto abrazando a la pelirroja, no media su acción ya que estaba demasiado entusiasmada, provocando que la chica se tensara y que también casi la tirara al suelo en el proceso –Necesito tu ayuda.

-No es otra broma, ¿verdad? –pregunta Momoko desconfiada, viendo a los otros dos hermanos.

-No, no para nada –dice Miyako sonriéndole, sus ojos se posan en su cuello donde una línea roja resaltaba en su piel blanca –Momoko ¿Qué te paso?

Momoko se lleva su mano al cuello, de forma brusca. –Nada, me rasguñe.

-Pero estas…

-¿Que necesitaba que le ayude? –dice su nana, Miyako noto el desvió del tema, decide ignorarlo por el momento.

-Necesito que me ayudes a buscar un vestido.

-¿Vestido? ¿Para qué? –pregunta Brick arqueando la ceja.

-Para una fiesta –susurra Miyako algo insegura de que como lo tome su hermano.

-¿De quién?

-De Takaaki –Brick frunce el ceño mostrando más inseguridad que molestia –Mamá me dejo salir. –Era cierto, le mando un mensaje donde le respondió con un ligero Ok.

-¿Sola?

-Sí... -Miyako comienza a cansarse ¿Por qué era tan protector con ella? –No soy una niña Brick.

-Eres aún menor.

-Tú has ido a más fiestas que yo a mi edad.

-Es diferente –dice secamente –No vas.

Miyako baja la mirada algo molesta y triste, no era justo para ella, Brick siempre la sobreprotegía mucho, por cualquier cosa, Miyako se creía que podía cuidarse sola si quisiera. También estaba el hecho de que era difícil para ella ser invitada a una fiesta (esta es la primera) al contrario de sus hermanos que cada fin de semana salían a una (o por lo menos Butch, mientras que Brick rara vez, pero suele hacerlo también) Al ser tan popular entre los hombres esto provoco que las demás chicas sintieran celos de ella apartándola, este era la oportunidad de demostrarles a las demás que era igual a ellas, que no tenían por qué estar celosas en alguien tan sencilla como lo era ella. Parpadea para evitar las lágrimas.

Nota como Momoko (quien seguía abrazada de la rubia) cambia su expresión, frunce el ceño mirando a Brick y este le devuelve la mirada, Miyako observa como su nana arque la ceja…. Acaso.

¿Lo está regañando?

-Miyako no te preocupes –dice ella –Solo está bromeando ¿No es así señorito Him?

Brick frunce el ceño, abre la boca con la intención de hablar.

-Si su madre le dio permiso no hay problema –Dice Momoko, Miyako le dedica una gran sonrisa en su labios –Y creo que deberíamos buscar ya el vestido.

Miyako deja salir un grito de alegría, abrazando más fuerte a la pelirroja y va corriendo a su habitación como una niña pequeña.

Ignora por completo a su hermano mayor.

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–Yo me voy de aquí –escucha Momoko por parte de Butch quien se había mantenido en silencio todo el intercambio de palabras.

-No se olvide de hacer su tarea señorito Butch –le dice, se le informo por la señora Keane ayer en la noche que debía cuidar el redimiendo escolar del mediano.

Recibe un gruñido –No soy un crio.

Momoko le sonríe y le sacude el cabello poniéndose de puntillas para alcanzarlo con la intención de molestarlo de forma ligera, consiguiéndolo, el pelinegro gruñe de nuevo, entrando a su casa con un portazo, dejándola a solas con el mayor de los hermanos.

-No debería sobreproteger a su hermana –dice Momoko manteniéndose tranquila, algo extrañada de que el chico le dijera un "no" a su hermana. –Ella solo quiere divertirse, como cualquier chica de su edad.

Brick arquea la ceja –Usted no me dice lo que tengo que hacer, ella es mi hermana sé lo que es mejor para ella. Una simple empleada que lleva dos días laborando, no tiene opinión en esto.

-Su madre…

-Mi madre le pido vigilarnos y velar nuestra seguridad dentro de nuestro hogar, conocer dónde vamos si llegamos a salir, pero decisiones como esta son tomadas por mí, que soy el mayor. –Declara abriendo la puerta –Como dije, no tiene opinión en esto.

Momoko aprieta los labios y los puños hasta el punto de dejarlos blancos. Escucha la puerta cerrarse, Momoko harta con lo de la mañana, de lo reciente de camino a la casa-mansión Him y de la forma grosera de ese niño malcriado, patea la pared como una forma de sacar su enojo, lastimando el dedo pequeño de su pie, da un quejido de dolor, bufa irritada. ¿Cuál era su maldito problema? La sacaba de quicio esa actitud tan seca y frívola, deseaba tomar su cuello y ahorcarlo, pero si lo hacia la despedirían por tratar de matar al hijo de su jefa, como también meterla en la cárcel. Suspira tratando de tranquilizarse, alejando sus deseos de matanza y entra al hogar.

No le sorprendió que tan solo entrar, Butch le reciba lanzando un balde de agua fría, mojándola de pies a cabeza. No le dio tiempo de decir algo, ya que el pelinegro le lanza harina en su rostro, cabello y su uniforme también.

-Y le presentamos a la nana fantasma –dice Butch sonriendo burlonamente, dando una ligera risa. Momoko aparta la harina de sus ojos con sus manos y mira a los dos hermanos mayores (Brick estaba de brazos cruzados mirando el resultado de su hermano) claramente enojada.

-Son unos… -se muerde el labio para evitar que una palabrota salga. Se recuerda que debe comportarse.

-¡Brick, Butch! ¡¿Que hicieron?! -dice Miyako que bajaba de las escaleras, mira a Momoko, reprime una sonrisa –Momoko ¿Que te...?

-No pregunte –dice sacudiéndose y manchando más el piso de harina, que también estaba lleno de agua, hace una mueca. ¿Qué no piensa de la persona que deben limpiar su desastre? Se le ocurre una idea, mira al hermano mediano sonriendo. –Bien ya que usted hizo este desastre, lo limpiara.

Nota como el pelinegro miraba a su hermano confundido, quien por alguna razón que Momoko desconoce había decidido no defenderlo -¿Qué? –pregunta Butch.

-Limpiara todo esto, hasta que el piso quede impecable. –Dice cruzándose de brazos –Debe estar listo antes de comer.

-Usted no puede…

-A no ser que quiera que su madre se entere de lo sucedido –Dice interrumpiendo a Butch.

-Dígale no importa, no es mi trabajo limpiar –dice Butch en un tono egocéntrico que Momoko le molesto –Yo no obedezco a enanas.

Momoko entrecierra la mirada, molesta, irritada, fastidiada. Murmurando de forma lenta –Obedecerá.

-¿Oh qué? –reta Butch.

Momoko sonríe asustando a los hermanos menores antes esa expresión tan extraña que ella sabe utilizar.

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5 minutos después…

-Juren que nadie. ¿Escucharon? ¡NADIE! se enterara de esto –dice Butch limpiando el piso con un trapeador.

-Lo juro –Murmuran los otros dos hermanos, ambos con una sonrisa burlona (Una siendo más discreta que la otra)

Miyako sabía que su hermano Brick no había interferido porque él desde un principio dijo que no se le molestaría a Momoko hasta que pensara en algo, y como también era una pequeña venganza de haberlo molestado gran parte de la mañana con su insistencia. Era algo nuevo, nadie había hecho que su hermano Butch temiera (aparte de Brick) a otra persona. Va a su cuarto donde una Momoko (quien se había ido a limpiarse después de aterrorizara a Butch) la esperaba para ayudarla en escoger un vestido.

-¿Tiene planeado que ponerse? –dice Momoko sonriendo dulcemente, como si no hubiera hecho algo tenebroso anteriormente.

-No, estoy algo nerviosa –abre su closet grande, era tan extenso que cubría toda su pared de lado a lado. Y como también era demasiado espacioso y ancho. Su madre había decidido hacerlo de esta forma para que pudiera guardar toda la ropa que quisiera, incluso en la parte de arriba del closet tenía ropa guardad en cajas.

Noto como Momoko observaba el closet asombrada, y el cómo se acerca con la clara intención de tocar uno de sus vestidos, pero la retiro antes de poder realizar por completo la acción. Miyako ladea la cabeza confundida.

-¿Todos son tuyos? –pregunta.

-Sí, un regalo de mi madre aunque algunos los hice yo –dice encogiéndose de hombros –Me gusta la ropa.

La pelirroja mira de nuevo los vestidos, algo ausente en sus pensamientos. Miyako un poco incomoda decide sacar un vestido alzar con tal de mejorar el ambiente. – ¿Qué te parece este? –pregunta, dándose cuenta que era muy elegante.

-¿Miyako has ido a una fiesta?

-No la verdad es que no –dice, sintiendo el pequeño sonrojo en sus mejillas, clara muestra de su vergüenza –Es mi primera fiesta, la verdad. No sé muy bien cómo debo ir o como debería actuar.

Miyako esperaba que en su rostro no se mostrara la tristeza, esperaba que no la viera como si fuera alguien patético, aunque lo era, no le gusta recibir esas miradas. Pero en cambio recibió una sonrisa tranquila por parte de su nana, quien de nuevo mira el closet, mirando y sacando alguna de sus prendas, hasta que murmura un "Esta" sacando un vestido azul cielo, sencillo de tirantes. Vuelve a escuchar el murmuro de Momoko diciendo "con esto" sacando un suéter pequeño y ligero de tela de mezclilla.

-Este es perfecto para la fiesta –le declara, Miyako toma ambas prendas y ponerlas en su cama –La fiesta es en una casa ¿no?

Miyako evita dar una mueca, no lo sabía. Takaaki solo le dijo que pasaría por ella. No le dijo donde seria.

-Si –decide mentir –En su casa.

Momoko asiente –Bien, es momento de arreglarte.

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-¡Acabe! –Exclama Momoko, mirando su obra de arte -¿Qué te parece?

-Es perfecto –dice Miyako observándose en el espejo.

Momoko había ondulado su cabello rubio donde una diadema de color negro lo sujetaba, también la había maquillado levemente, ya que Momoko aseguraba que no lo necesitaba, la chica tenía las pestañas chinas. Las cejas rectas y perfectamente delineadas de forma natural. Lo único que debió hacer fue ocultar algún que otra pequeña marca de acné, que si mirabas con detalle lo hubieras notado. Pinto sus labios de un color rosa pálido y delineo sus parpados, sin ser extravagante.

El vestido hacia resaltar su ojos azules, al igual que su cuerpo de señorita, su piel blanca parecía una combinación exacta para el vestido, aunque era un poco más corto, y el suéter cubría bien sus hombros y le llegaba hasta sus antebrazos.

Momoko sin poder evitarlo observa de nuevo aquel closet, podía apostar que la mitad de los vestidos (para no decir que todos) estaba hechos de tela fina que costaría demasiado dinero, tal vez lo suficiente para pagar todo sus deudas.

¿Y por qué no les robas dinero a esos riquillos que trabajas?

La voz de Randy suena en su cabeza como un ruido molesto, se muerde el labio al mismo tiempo que fruncía el ceño y se recriminaba por el pensamiento. Era un estupidez tan solo considerarlo, ella tenía bien claro sus valores.

Y ser una ladrona no era uno de ellos.

-¿Todo bien Momoko? –le pregunta Miyako, con un tono preocupado -¿No se me ve bien algo?

Momoko niega con rapidez –Se ve hermosa seño… digo Miyako.

Momoko nota el suspiro de la chica como su sonrojo. Había notado esa ligera desconfianza de la chica, para Momoko una fiesta era un pérdida de tiempo, ha ido a alguna que otra, ya que Kaoru le gustaba arrástrala sin pedir su opinión, no era cosa de su agrado por completo, pero en ocasiones suele divertirse. Así que tampoco era una experta en el tema. Ella estaba más enfocada en cosas de adultos que las de su edad.

-¿A qué hora pasaran por ti?

-A las ocho.

-Faltan cinco minutos –dice Momoko mirando el reloj de pared –Bien, justo a tiempo. –Murmura – ¿Alguno de sus hermanos conoce la dirección del chico? –Miyako asiente, sin mirarla. Pero Momoko tiene la idea de que la chica sabe cómo moverse por la cuidad y si iba acompañada no habría ningún problema. Además su madre sabia donde iría ¿no?, por eso la dejo ir.

Tocan la puerta, Momoko la abre encontrándose al hermano mediano, Butch pasa casi empujando a la pelirroja mirando a su hermana.

-Wow, Miyako estas hermosa –dice sonriéndole y provocando un sonrojo a su hermana –Sabes que Brick no te dejara ir así ¿verdad?

Miyako asiente algo desanimada, Momoko intenta de nuevo animarla –Bueno si no se entera que se fue no hay problema –se encoge de hombros –No te preocupes Miyako, solo disfruta tu fiesta.

Los tres escuchan el sonido del timbre.

-Señorito Butch distraiga a su hermano –dice tomando de su brazo y sacándolo (arrastrándolo) de la habitación, fue mera suerte de que justamente el mayor estuviera detrás de la puerta y que al empujar a Butch provocara que chocaran y cayeran al suelo. No lo pensó mucho –Miyako a correr –la jala comenzando a correr por el pasillo y las escaleras.

-¡¿Pero qué diablos?! ¡Butch quítate de encima!

-¿Por qué?

-¡Quítate! –no era un grito como tal, pero la voz del Him era potente cuando alzaba un poco más la voz. – ¡Miyako Him, vuelve aquí ahora mismo! ¡Miyako!

Momoko con la respiración acelerada, mientras que Miyako jadeaba ligeramente, abre la puerta principal de la casa, donde un chico de cabello rubio oscuro, rizado y de ojos azules con un tono al cielo, de estatura alta donde en tan solo ponerse a su lado se vería más pequeña de lo que es, era bastante guapo, muy atractivo, mira de reojo a Miyako quien estaba sonrojada y claramente nerviosa.

-Le gusta – pensaba, tomando nota de la apariencia del chico. Debía estar informada. –Tú debes ser el joven Takaaki.

-Así es –dice el chico algo confuso, Momoko supuso por su tono formal que empleo –Vengo por Miyako.

-Sí, lose –dice Momoko, toma a Miyako de los hombros –Diviértete mucho Miyako y usted joven Takaaki cuídela y tráigala temprano.

-Sí, yo me encargo de ella –sonríe el muchacho mirando a Miyako embobado.

-¡Espera Brick!

-¡Miyako!

-Sera mejor que ya se vayan, diviértanse –dice empujando a los rubios y luego cerrar la puerta fuertemente como también en recargarse en ella, Brick baja de las escaleras bastante furioso.

-¿Dónde está? –pregunta, Momoko lo mira inocentemente.

-¿Quién?

-No te hagas la tonta ¿Dónde está mi hermana?

-La señorita Miyako ya se fue –Brick trata de abrir la puerta, pero Momoko lo detiene –Debe dejarla divertirse.

-No hables enana –trata de abrir con la manija.

-Confié en ella –toma su mano aun recargada en la puerta e impidiendo que la abriera –Ella sola podrá, las chicas de su edad deben divertirse, ya sabe, salir con amigos. –Exclama, ignorando el hecho de que ella tenía la misma edad de Miyako –Además, usted no es su padre. Y si tuvo el permiso de su madre, es suficiente.

Noto la mirada enfurecida de Brick cuando uso la palabra "padre". Era tan pesada su mirada que Momoko se sintió un poco mal por lo que dijo, un pensamiento que desaparece y dedicarle una sonrisa que Kaoru siempre le dice que era maternal. Con tal de relajarlo, aunque sea un poco. Era lo único agradable del chico que puede notar, que sea un hermano protector, pero había límites.

-Le sucede algo a mi hermana, enana –dice arrastrando las palabras–Hare que su vivienda aquí sea realmente un infierno.

Con esto último se aleja y se dirige a su cuarto dando un portazo, Momoko bufa alzando un poco su fleco ¿Por qué siempre tenía que amenazarla? ¿No tenía otra forma de comunicación?

Era tan cavernícola.

Continuara…

(*) plongeur =Lavaplatos.

Según la brigade de cuisine, que es la organización de las tareas jerárquicas en una cocina. Normalmente se usa ante restaurantes u hoteles de alta categoría. Pero el jefe de Momoko le gusta mucho emplearla y que sus empleados lo hagan también

(**) Yen = Es la moneda oficial de Japón.

Última edición: 6/12/20.