Demashitaa! Powerpuff girls Z no me pertenece, solo la trama.
¿Nana?
Capítulo 8
Momoko sentía que respiraba por primera vez, se notaba su felicidad a kilómetros, y si estuvieras a lado suyo, te contagiarías de esa felicidad, es algo que noto Brick desde la mañana, normalmente lo despertaba abriendo las cortinas de golpe y llamándolo con esa forma de "usted" y el "señorito Him" incluido, que tenía como costumbre. Pero hoy no abrió las cortinas y solo lo llamo como siempre, pero en vez de irritación lo hizo de forma… suave, se podía decir.
-¿Qué le sirvo? –Brick la mira, algo incómodo mientras Momoko sonreía con dulzura. ¿Qué le pasaba? –Yoko tuvo que ir al supermercado, y me encargo el desayuno.
-Entonces prefiero comer en la escuela –dice Brick de manera irritada y brusca, esperaba una mueca de la chica, pero esta solo asiente con la cabeza mientras revolvía los huevos.
-Por lo menos coma algo de fruta –le aconseja, mientras servía la comida en los platos, poco después dejárselo enfrente de Butch y Miyako. –Listo.
-Gracias –agradece Miyako.
-Espero que sea comestible –dice Butch mirando la comida de manera sospechosa –Boomer me ha contado que no eres buena con todo que tenga que ver con la cocina.
-Creme los postres y los desayunos son mi especialidad… bueno, eso creo –Ríe de forma nerviosa mientras se quitaba el delantal, y comenzaba a tararear, la chica toma sus cosas con intención de irse. No había desayunado y eso tampoco es normal.
Brick mira la hora. Momoko normalmente se iba 15 minutos antes que ellos para según ella alcanzar el autobús y no perder clases, pero ahora por estar cocinando se le había hecho tarde, y por lo que sabe de Miyako la pelirroja perdería las tres primeras horas. Esperaba una reacción histérica como era costumbre en ella cuando miro también la hora, pero su actitud era igual de feliz.
-Nos vemos –se despide caminando con tranquilidad, mientras aún seguía tarareando, vio como revolvía los cabellos de sus hermanos y a él le dedicaba una sonrisa amable.
¿Qué diablos?
-Ahora que le pico –pregunta Butch mirando a su hermana, esta solo se encoge de hombros.
-Tal vez durmió bien.
Brick finge indiferencia tomando una manzana del frutero, mientras se perdía en sus pensamientos. Aunque la actitud de la enana era bastante extraña, le agradaba bastante, porque eso quiere decir que su plan funcionaria a la perfección, que sus sospechas no eran tan lejanas. Mira la puerta una vez más, imaginando esa alegre Momoko desaparecer al instante, después de que su plan funcione no tenía por qué verla de nuevo en su casa, era fácil y sencillo, no necesitara la ayuda de nadie. Observa a sus hermanos, ayuda de lo cual sospechaba que no tendría, si la hubiera requerido.
-Será una pena que se fuera –piensa algo irónico, mirando a su hermana que observaba su teléfono (que había recuperado gracias a que Takaaki se lo regresara) Momoko la había ayudado bastante con su hermana haciéndola más feliz, pero como había dicho, no cambiaba nada, y si era realmente amiga de Miyako, no se alejaría. No le molestaba que fuera amiga de su hermana, le molestaba que viviera en su casa, que tuviera un puesto que no se requería. No era del todo por ella.
El día de hoy, esa enana histérica, dejaría de ser la nana de los hermanos Him, todo terminaba hoy.
-Esa mirada no me agrada –comenta Butch sacándolo de sus pensamientos –Es la cara que pones, cuando tienes algo entre manos.
-Puede ser.
-¿Qué es? –Brick arque la ceja, ese tono de Butch no era de diversión que siempre tiene cuando sabe que habrá travesuras, esa voz que casi nunca escucha en él, era como si no le agradara lo que fuera a decir.
-Vaya te encariñaste –piensa algo irritado, ¿Qué tenía esa chica para agradarle a su hermano? Es irritante, gritona, estirada y sobretodo mandona. Lo comprendía de Miyako, su hermana tenía la mala costumbre de establecer que todos son agradables, incluso si son malos con ella. Brick admite, que no le agrada para nada esa enana. –Nada en especial –dice tratando de evitar que se note su molestia –Se hace tarde.
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Miyako mira a su hermano irse de la cocina, ese presentimiento que había sentido antes (cuando Brick dijo que no molestarían a Momoko hasta que se le ocurriera algo), estaba volviendo y con fuerza. ¿Qué estará pensando su hermano?
Su teléfono vibra llamando su atención. Era un mensaje de Boomer
Deberías animarte en buscar trabajo, conozco un lugar donde solicitan empleados –B
Miyako rueda los ojos mientras sentía un sonrojo en sus mejillas. Ese chico no se rinde
Lo pensare –M
Lo tomare como un si :) –B
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-Das un poco de miedo –Comenta Kaoru, haciendo que Momoko la mire –Llegaste tarde y perdiste como tres materias seguidas y te llamaron la atención por estar distraída.
Momoko ríe nerviosa –Lo siento –suelta un suspiro mientras disfruta de la pequeña briza helada –Pero es tan irreal que quiero disfrutar cada cosa, antes de despertar.
Las dos amigas caminaba a la casa de los Him, como ya no habría tienda improvisada podía estar en un momento entre amigas con Miyako, Boomer no podía acompañarlas por asuntos de la escuela. Aunque también, sin importar que apenas es martes los planes de las tres chicas era quedarse en la casa de Miyako (que también es donde vive Momoko) para poder celebrar, con películas, con comida que podía pudrir tu estómago, y tal vez con una que otra bebida que Kaoru prometió traer. Todo eso después de que Momoko le pague a Randy esa misma noche acompañada de Boomer (quien no planea dejarla sola en ningún momento cuando sea la hora). Momoko saca su teléfono al sentir que vibraba, Kaoru noto como esa felicidad que tenía desaparecía. Momoko deja de caminar y contesta la llamada.
-Te tardaste.
-Me extrañaste dulce Momoko.
-Si claro –dice con sarcasmo -¿Qué quieres?
-…Sabes lo que quiero, ¿Tienes el dinero?
-Si –Momoko escucha un pequeño suspiro de parte de Randy –Tengo el dinero. ¿Dónde nos...?
-Tranquila hermosa, sé que me extrañas pero se paciente en verme –Momoko rueda los ojos –Luego te mando la dirección. Llega puntual dulce Momoko.
Cuelga, dejando a Momoko con la palabra, la pelirroja guarda su teléfono recuperando su antigua felicidad.
-¿Randy? –Asiente Momoko –Te dijo algo...
-Solo que me mandaría un mensaje con la dirección para entregarle el dinero.
-Siempre me pregunte –Continua Kaoru con algo de duda –El por qué te gustaba tanto Randy, es decir, para haber estado con él por casi dos años…
Momoko mira a su amiga, piensa por un momento. Para ser sinceros ella también se lo preguntaba, ¿Por qué estuvo con él? Su mente automáticamente se contesta: por idiota. Pero había otra razón, algo estúpida, pero era la verdad. Porque realmente si conoces a Randy, como ella lo hizo, no es una mala persona. Las decisiones que tomo fueron lo que lo orillaron a convertirse lo que es ahora. Kaoru no llego a conocerlo, solo sabía de su existencia por Momoko que antes hablaba mucho de él, concia su cara y lo que había sido para ella, pero no conoce quien es Randy en sí. Momoko ya estaba con él cuándo su amistad empezó, Boomer conoce a Randy porque Momoko quería que se llevaran bien, pero nunca consiguió que congeniaran a la perfección.
Así que ellos nunca entendería el por qué lo quería, y tal vez llego amarlo, pero terminaron antes de descubrirlo. Lo quería porque Randy, era un chico dulce, amoroso, caballeroso, bueno, casi un chico de cuento de hadas, él trato ser su héroe, pero realmente era el villano, termino traicionándola, termino con ese cuento de hadas, con mentiras, apuñándola por la espalada cuando tuvo oportunidad. Convirtiéndose en esa persona que solo provoca dolor y asco.
-Momoko…
-No lo sé –contesta sincera. –Tal vez porque era idiota, realmente no lo sé.
-Sabes, antes me hubiera gustado que Boomer y tu estuvieran juntos –Momoko la mira horrorizada –No pongas esa cara, ustedes se tratan como si lo fueran.
-Por dios, Kaoru él es como mi hermano, el me mira de la misma forma –Momoko se imagina tomada de la mano con Boomer con ese tipo de intención romántica, sintiéndose incomoda –Es como si te digiera que Boomer y tú lo son.
Kaoru da una mueca –De acuerdo, si es extraño –las chicas lo piensan un momento, donde un escalofrió para nada agradable les recorre por la espalda.
No era por que Boomer era feo o desagradable, simplemente para ellas es como tener una relación con tu hermano de sangre.
-Es preferible dejárselo a Miyako –comenta Kaoru, Momoko asiente estando de acuerdo con su amiga.
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-Te agradezco que me lo guardaras –Miyako le sonríe a su compañera de clase, quien era su última cliente –Gracias Miyako.
-No hay de que –La chica sale de la casa de los Him en compañía de Brat, Miyako mira el dinero. Con esto, está completa la deuda. Se da la vuelta con intención de guardarlo, pero la puerta abrirse la detiene.
-¡Hey rubia!, ¿lista para una noche de películas de terror? –Miyako sonríe a pesar de que no le agradaba la idea de ver películas de terror, pero si eso hacen un momento entre amigas, lo haría.
-¿Segura que tu madre no tiene problema? –Pregunta Momoko cerrando la puerta –Kaoru puede ser escandalosa.
-No hay problema –dice Miyako notando la mirada asesina de Kaoru hacia Momoko –Ella cree que es para celebrar la tienda improvisada.
-También celebraremos eso –Dice Kaoru – ¡Fue un éxito total!
-Podrías callarte –Las tres chicas alzan la mirada hacia las escaleras, donde Butch fingía tocarse la cabeza como si le doliera –Los vecinos te confundirán por un animal por los gritos que haces.
-Creo que ellos ya saben que tienen un animal, viéndote a ti todos los días. –Butch aprieta la quijada mientras que Kaoru alza su mirada con algo de superioridad.
-Así, pues…
-Butch, Kaoru –los nombrados cierran la boca mientras aguantaban las ganas de insultarse hasta que uno se sienta miserable, o eso creía Miyako. Vio como Momoko rodaba los ojos –Si quieren matarse, lo hacen después, pero ahora no quiero soportar sus insultos.
-¡Él / Ella empezó! –gritan señalándose, luego mirarse de manera severa y volverse a insultar, parecían que en cualquier momento se lanzarían como depredadores y se matarían. Miyako ríe nerviosa por la tensión peligrosa que provocan esos dos.
-Ven, esos dos no dejaran de gritarse. –Dice Momoko, mientras subían las escaleras en compañía de Miyako, ambas ignoran a Butch que seguía discutiendo con Kaoru. Miyako mira el dinero en su mano recordando algo.
-Momoko, espérame en tu habitación –La nombrada asiente, Miyako va a su habitación para buscar el resto del dinero –Hola pulpi –saluda a su muñeco que estaba encima de su cama, a su lado estaba el peluche de conejo blanco. Ambos peluches abarcaban toda su cama. –Gracias por cuidármelo –Miyako se acerca al muñeco, y tomándolo con delicadeza, abre una de las puntas de las patas que había diseñado para guardar toda las cosas valiosas que eran para ella, por ejemplo una foto de ella y sus hermanos en la playa, o una foto de su padre cargándola cuando era bebe. Toma la gran cantidad de dinero que estaba guardado en tres bolsas de plástico, besa su peluche en la frente y va con Momoko. –Aquí esta. El dinero.
La pelirroja asiente notando la cantidad de dinero que llevaba Miyako en sus manos donde apenas cabían en aquellas bolsas trasparentes. Momoko busca entre sus cosas, hasta encontrar una bolsa de segunda mano, Miyako sabía que la tía de Momoko, se lo había regalado en su cumpleaños de 10 años.
-Bien hay que contarlo y ponerlo aquí –Miyako asiente sacando el dinero y dejarlo en la cama, donde las dos chicas comienzan a contarlo, los gritos de Butch y Kaoru habían parado Miyako imaginaba que estaban compitiendo en alguno de los videojuegos de Butch. No tardan más que minutos en acabar. –Bien es todo –Dice Momoko cerrando la bolsa. –Ahora solo hay que esperar a que llegue el momento –Toma la bolsa y guardarlo en el closet entre sus zapatos.
-¿Ya hablaste con Randy?
-Sí, antes de llegar a la puerta me mando la ubicación donde quiere que nos encontremos, es un lugar conocido, no habrá problema en llegar.
-De acuerdo –Miyako se levanta estirándose –Vamos a ver como vuelven a empatar.
Momoko asiente –Apuesto que están jugando el juego de peleas. ¿Cómo se llamaba?
Miyako se encoje de hombros –Creo que comienza con Dragón.
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Kaoru y Butch suelta una maldición cuando la puntuación marca con la misma cantidad, ¿Es que acaso no dejarían de empatar?
-Haces trampa –lo culpa Kaoru – ¡No puede ser que siga empatando contigo!
-A mí tampoco me agrada muñeca –Butch alza su mano deteniendo el puño de Kaoru que intentaba chocar en su cabeza.
-No me digas muñeca –murmura.
-¿Por qué?
-No soy una muñeca. –Butch alza una ceja claramente confundido –No soy débil.
No muchos lo saben, tal vez solo su hermano Dai lo sabe, pero el termino muñeca para ella era como decirle que era débil, en su niñez todos la consideraban así, por como la vestía su madre, antes tenía vestidos que para ella eran feos e incomodos, pero su madre siempre la ha gustado verla con un vestido puesto, decía que parecía una linda muñeca, y solo por verla feliz, dejaba que se los pusiera. Nunca le agrado jugar con niñas, porque le aburría la idea de jugar a las muñecas o a la comidita y todas esas cosas. Prefería el Futbol, jugar con lodo, todo con lo que tenga que ver con ensuciarse y mantener su cuerpo activo hasta que caer rendida del cansancio.
Se llevaba bien con los niños, pero algunos bravucones, trataban de meterse con ella, solo porque una niña con apariencia de muñeca era demasiado débil para jugar con ellos. Llego un momento donde se cansó de todos esos comentarios y les dio una lección a todos esos bravucones, y siendo hija de un luchador sabia unos cuantos trucos.
-No dije que lo fueras –Kaoru entrecierra los ojos. Butch rodea la muñeca de Kaoru y luego jalarla hacia él, haciendo que Kaoru quede casi encima del chico, donde sus rostros estaba bastante cerca –Lo digo porque a pesar de que eres irritante, tienes tu atractivo –Kaoru lo mira confundida, sintiendo que sus mejillas se sonrojaban de forma ligera –Y me gusta. –Butch acerca más su rostro, donde su nariz choca con la de ella. Kaoru nota la sonrisa del chico, esa sonrisa coqueta y confiada.
-Espero que no se estén matando –la voz de Momoko hace que Kaoru reaccione y se aleje de forma brusca –Porque no quiero testificar a la policía. –Momoko arque la ceja – ¿Por qué parece que corriste un maratón?
Kaoru trata de tranquilizar su respiración, ya que los acontecimiento anteriores, no fueron para nada agradables y contando el susto que le dio Momoko entrando de esa forma. –No es nada.
Kaoru mira a Butch, donde el parecía tranquilo manteniendo sus manos detrás de su cabeza, la pelinegra rueda los ojos, fastidiada con la personalidad del chico. Nota como Miyako y Momoko comparten una mirada, para que luego las dos se encojan de hombros y se sienten alrededor de la televisión. Kaoru se acomoda escuchando la plática de sus amigas, mirando de reojo a Butch de nuevo, este le guiña un ojo con una sonrisa burlona. Kaoru de forma discreta para que sus amigas no lo notaran, alza su dedo de medio.
Ese hijo de…
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-Iré por unas palomitas –dice Miyako levantándose del suelo.
-Iré contigo –pronuncia Butch, algo apresurado.
-No se olviden de los dulces –dice Momoko –Sobre todo del chocolate.
Miyako asiente saliendo de la habitación junto con su hermano, que mantenía los hombros relajados y con una sonrisa de triunfo. Algo que llamo la atención a la pequeña Him.
-Te ves contento –comenta Miyako, llevando sus brazo detrás de su espalda e inclinar un poco su cabeza hacia delante -¿Sucede algo?
Butch se encoje de hombros –Solo que nadie es inmune al encanto Him, hermanita.
Miyako rueda los ojos –De seguro tiene otra conquista –piensa con algo de fastidio, jamás la agradado que su hermano sea un mujergriego como suelen llamarlo sus compañeras, puede que la mayoría de las chicas que se relaciona Butch, también solo quieran para un rato, pero ella ha sido testigo de algunas chicas que han estado destrozadas por su hermano. –Algún día, hermano, el encanto Him no te servirá mucho en una chica.
Butch suelta una carcajada –Eso pasara, cuando nuestro querido hermano Brick se lleve bien con Momoko.
Miyako suelta un bufido, dando el primer paso en bajar las escaleras, pero unos pasos del otro pasillo donde están los dormitorios de los empleados, llama la atención de los dos hermanos menores. Brick se detiene al verlos, manteniendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.
-¿Brick? –Lo llama Miyako sonriéndole –Vamos a la cocina por unas palomitas y dulces, estaremos jugando en el cuarto de juegos ¿Quieres venir?
-Y estar viendo cómo se matan la escandalosa amiga de la enana y el gorila que tengo como hermano –Butch alza su dedo del miedo evitando que lo vea Miyako, Brick sonríe levemente –No me gustaría perdérmelo, pero pasare. –dice pasando de su lado y luego escucharse la puerta cerrarse.
-¿Cómo puede estar en su habitación tanto tiempo? –pregunta Butch recargando su brazo en la cabeza de Miyako, siendo algo difícil ya que Miyako era alta.
-No lo sé –dice Miyako retirando el brazo de su hermano, pero entrelazando su mano con la de él –Ven, vamos por esos dulces.
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-Aun te falta practica –menciona Butch, donde la pantalla grande, marcaba la derrota de Momoko y el triunfo de Miyako. La pelirroja parecía tener una depresión, comiendo los dulces uno, tras otro.
Butch quiso poner a prueba a Momoko para ver su avance en el Call of Duty, haciendo que compitiera con Miyako (que también es demasiado buena para los videojuegos) pero la pelirroja no lograba matar el personaje virtual de Miyako.
-Fue solo suerte Momoko –intenta animar Miyako.
-O el "Maestro" es un inútil enseñando –Butch mira mal a Kaoru.
-Nadie pidió tu opinión, muñeca –Butch esquiva el cojín que le aventó Kaoru.
Momoko alza la mirada –No, soy yo. Me confié porque creí ganarle a Miyako fácilmente –toma otro dulce sin importar que lleva comiendo quince dulces seguidos. –Necesito esforzarme más si quiero vencer a Kaoru.
-Sigue soñando pelirroja.
Momoko le saca la lengua a su amiga, mientras le daba el control a Butch que comienza a competir con Miyako. El sonido de su celular la distrae, buscando el aparato en su mochila. Sonríe al ver la foto de su amigo rubio en la pantalla.
-Hola Boomer –dice con entusiasmo, Momoko noto la mirada de Miyako en su persona.
-¿Randy ya te dijo donde debemos verlo?
-Si ya lo hizo, luego te mando la dirección. –Momoko toma otro chocolate casero que había preparado Yoko -¿Sigues en la escuela?
-No, estoy haciendo la despensa.
Una imagen de Boomer empujando un carrito de metal, haciendo ruido cada paso que da. Mientras hablaba con ella, sujetado el celular en su hombro. Le da un poco de gracia a Momoko.
-No olvides comprarte galletas de chocolate. La última vez que fui, no tenías.
-¿Por qué será? –Momoko saca la lengua a pesar de que no la ve –Sacaste la lengua, ¿verdad?
-Si.
-Eres infantil –contesta, Momoko sabía que había rodado los ojos - ¿Oreo(*)?
-La pregunta ofende.
-De acuerdo, galletas listo. Te dejo, debo seguir recordado que me hace falta.
-De acuerdo. Nos vemos después.
Con eso último se despiden, Momoko mira su teléfono que fue un regalo de cumpleaños de parte de Kaoru, hace dos años. Cuando la pelinegra no dejaba de quejarse que era difícil comunicarse con ella.
-Momoko –el llamado de Miyako, hace que parpadee. –Tú y Boomer…
Momoko la mira curiosa, cuando Miyako parecía tener una batalla en su mente.
-¿Boomer y yo?
-Nada –niega con la cabeza. –Nada, olvídalo.
Momoko asiente, mirando a Miyako, que en algún momento había dejado de jugar, cuando hablaba con Boomer. Parecía ausente, este tiempo que llego a conocerla, comenzaba a saber cuándo algo parecía incomodar a Miyako. Momoko pensaba que le costaba expresar sus sentimientos, guardándolo todo para sí misma. No se expresa de manera brusca como lo hace Kaoru, o como ella lo hace (según Boomer) come dulces hasta reventar. Aún necesita tiempo, en que Miyako tenga seguridad en decir lo que siente, Momoko sabe que es una forma de protegerse, ella lo sabe muy bien.
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-¿Segura que no quieres que te acompañe? –pregunta por quinta vez Miyako, mientras Boomer y Momoko se ponían su suéteres. –Puedo quedarme en el auto, y vigilar.
-No te preocupes Miyako –contesta Momoko, tomando la bolsa donde estaba el dinero. –Es mejor que Randy no te vea.
Miyako asiente suspirando, reflejando un poco su preocupación mordiendo el interior de su mejilla.
-Todo estará bien Miyako –comenta Kaoru que estaba recostada en el sofá para tres personas de la sala principal. Solo los cuatro estaban en la sala principal, Butch estaba en la cocina buscando algo de comer o pidiendo a Yoko algún postre, Brick en su habitación, sea lo que sea que haga, y la señora Him aún estaba en su trabajo. -¿Seguros que el viejo gruñón acepto dejarnos no ir a trabajar?
-Hable con él y a regañadientes acepto –comenta a Boomer –No le gustó la idea, pero desde que estamos trabajando. Nunca le pedimos unas vacaciones.
-Sera mejor irnos –dice Momoko, mirando la hora de su celular. –Habíamos quedado a las ocho. Falta diez minutos.
-Vamos –Boomer mira a Kaoru –Si en una hora no llamamos.
-Voy por la tía de Momoko. Lose.
Miyako sin poder evitarlo abraza a Momoko al punto de asfixiarla. –Cuídate.
-Solo exageran Miyako –dice Momoko, acariciado el cabello rubio de la chica –No pasara nada.
Se separan, Boomer toma a Momoko de la mano y salir de la casa, suben al auto de Randy, (quien aún no lo ha pedido de vuelta) Internándose en las oscuras calles, el lugar donde se encontraran con Randy, estaba casi al centro de la cuidad, en un antro, Momoko pensaba, que era para evitar a la policía.
-Dejaremos el auto una calle antes –comenta Boomer, Momoko asiente, mirando las luces que pasaban con algo de velocidad –Podía darle yo el dinero y tu esperar.
-No, esto es cosa mía –dice, era cosa suya desde que lo sabe. –Yo debo terminarlo.
El resto del camino ambos permanecen en silencio, Boomer atento manejando, y Momoko perdida en sus pensamientos acariciando el cierre de la bolsa, como si fuera lo más preciado que tiene.
Y realmente lo era.
Estacionan el carro una calle antes como había dicho Boomer, caminan hasta llegar al antro. Momoko detiene a Boomer que estaba a punto de adentrarse al lugar. Señala con su cabeza un callejón que estaba justo al lado del antro. Caminan hacia el lugar oscuro, escuchando la música del edificio, Momoko hace una mueca cuando un olor asqueroso es percibido por su nariz.
-Como siempre, ustedes dos juntos –la voz de Randy, tensa a Momoko. Mantiene su cara seria, controlando los temblores de sus manos. –Solo falta el intento de chica ruda. Y serán los tres mosqueteros.
-Ahórrate las bromas. –dice Boomer provocando un bufido de Randy divertido.
-Solo trato de quitar la tensión. –estaba recargado en una de las paredes, aparentando ser intimidante y al mismo tiempo divertido, o eso intentaba, piensa Momoko. Porque al igual que ellos, Randy estaba tenso –Aunque no lo crean, también quiero terminar con esto.
-Entonces dejemos de hablar –Momoko se descuelga la bolsa y aventársela a Randy, que lo atrapa en el aire. –Esta todo adentro, todo el dinero.
-Muy bien dulce Momoko –dice, a pesar de la oscuridad, Momoko pudo notar como sus hombros se relajaban. –Perdona que desconfié dulce Momoko, pero debo contar el dinero.
-Hazlo si quieres –se encoge de hombros, Randy abre la bolsa y su sonrisa que mantenía en su rostro, desaparece.
-¿Es una broma?
-¿Qué?
Randy avienta la bolsa, provocando que el contenido se esparciera en el suelo, Momoko siente su sangre congelarse, sintiendo que le faltaba el aire. Era papel y rocas. No el dinero. Trata de recordarse en respirar, pero le estaba costando.
-Momoko, ¿Qué significa esto?
La voz de Randy era seca, borrando cualquier rastro de burla. Llamándola por su nombre y no como acostumbra. Boomer se acerca a la bolsa, tocado una de las pequeñas piedras.
-Era dinero –murmura Momoko –Era todo el dinero.
-A no ser que tu concepto de dinero sea piedras y papel.
-Randy –dice Boomer tratando de estar tranquilo –Cálmate.
-Oh sí, me calmare ¡Cuando el puto dinero este en mis manos! –grita, Momoko no puede evitar sobresaltarse. Antes no se había expresado de esa forma, nunca grita, jamás lo vio molesto, pero si asustado. Y tenía los dos sentimientos plasmados en su rostro. -¡¿Sabes qué significa?! ¡El, la asesinara!
-Déjame hasta mañana…
-¡Entiende Momoko! ¡Acabaste su paciencia! ¡Tú y tu tía! ¡Sabias de las consecuencias!
Momoko sentía su cuerpo temblar del miedo, parpadea varias veces evitando las lágrimas, trata de pensar, pero su mente había decidió en bloquearse, paralizándola, sentía que le faltaba el aire, sus pulmones comenzaban a oprimirse o eso sentía que hacían, porque estaba comenzando a jadear
¿Dónde está el dinero?
Fuerza su cerebro en recordar, debería estar en la bolsa, Miyako la ayudo a contarlo y ella lo dejo allí.
Sin darse cuenta Randy se había acercado a ella, tomándola de los hombros, noto el temblor en ellos, aun aparentaba ser intimidante, pero Momoko podía ver la desesperación en sus ojos, el miedo. Recordó al chico de hace dos años, el chico que pensó que se enamoró.
-Escúchame atentamente, que de nuevo pongo mi pellejo por salvarte. –Momoko parpadea confundida, ¿De nuevo? –Mantente en la mansión de los riquillos Him. No salgas ni para trabajar, ni para la escuela. Estarás segura allí. No hagas nada estúpido por algunos meses.
-Pero…
-¡Obedece por una vez en tu vida! –presiono un poco más de fuerza en sus hombros, lastimándola. – ¡Por una vez, piensa en ti! ¡Mantente viva!
Momoko asiente siendo contagiada por la desesperación de Randy, vuelve a recordarse el cómo tenía que respirar. Randy la suelta tomando la bolsa y tirarla en uno de los botes de basura, que hasta hora, Momoko se da cuenta que había.
-Llévatela –dice Randy, mirando a Boomer. –Maneja hasta la mansión y no salgan. No dejes que haga una estupidez.
Momoko siente como Boomer toma de su brazo, jalarla levemente. Sus ojos no se apartan de Randy, que tomaba su celular, moviendo sus dedos con velocidad por la pantalla.
-Randy...
Lo llama, sintiendo una preocupación por el. ¿No estará en peligro también? Si no lleva su dinero. ¿No lo lastimaran?
-¡Largo! –dice alto, sin despegar su mirada de su celular.
-Vamos Momoko.
Momoko mira por última vez a Randy. Y después dejarse guiar por su amigo. Caminando con velocidad para llegar al auto. Sin poder creer, que otra vez, cuando las cosas parecían marchar bien. Acabará de nuevo, siendo siempre malo.
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Miyako miraba el reloj cada 5 minutos, trataba de distraerse dibujando algún vestido, o leer una de sus revistas de modas. Pero no tenía el ánimo. El presentimiento no dejaba de sentirlo desde la mañana. No la dejaba tranquila.
-Podías dejar de mirar tu celular cada segundo –dice Kaoru, fastidiada –Me pones de los nervios.
-Lo siento.
-Estarán bien rubia –trata de tranquilizarla, pero el movimiento constante en su pie, la delataba que estaba igual de nerviosa que ella. Miyako no sabía que Kaoru recreaba en su mente, el recuerdo de cuando encontró a una Momoko lastimada. –Solo dejaran el dinero y todo resuelto.
-Lose –contesta Miyako, dejando su revista, resignada en no poder leerla –Pero no puedo evitar preocuparme. ¿No crees que ya se han tardado?
-Solo han pasado treinta minutos.
-¿Tan poco?
-Tus nervios provocan que se hagan eterno.
Miyako suspira, comenzaba a sudar sus manos, como cada vez que sucede cuando algo la tiene inquita. La puerta abrirse la alerta a las dos, Miyako fue la primera en levantarse y correr a la entrada. Sintiendo algo de alivio.
-Me alegra que llegaran. ¿Cómo les…? –se calla. Espera una sonrisa tranquila de Momoko e incluso reclamar su chocolate para celebrar. Pero estaba pálida con sus ojos tan abiertos que mostraba una angustia asfixiante, y su pecho subía y bajaba de forma rápida, como si no pudiera respirar. El presentimiento aumento. -¿Momoko?
La nombrada la mira, aterrada.
-No estaba –susurra tan bajo que Miyako le costó escucharla –No estaba.
-¿Qué sucedió? –habla Kaoru, acercándose a sus amigos, notando que Momoko estaba demasiado alterada para decir algo coherente. -¿Boomer?
-El dinero no estaba –contesta el chico, rascando su nuca y jalar un poco su cabello rubio. –No estaba en la bolsa. Solo papeles y piedras.
-¿Qué? –Exclama Miyako –Pero… Y-Yo vi cuando Momoko lo puso en la bolsa. Estaba allí.
-Alguien lo tomo. –Dice Kaoru –No pudo desaparecer de la nada.
-Pero, solo Momoko y yo lo sabíamos.
-Debemos buscarlo, tal vez tengamos tiempo.
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Momoko escuchaba las voces de sus amigos hablar, pero realmente no los escuchaba del todo, era pequeños ruidos que ignoraba, su mente estaba perdido, ella estaba perdida. No podía pensar con claridad. Porque la angustia que tenía, la sofocaba de una forma tan alarmante. ¿Qué sucedió? Pensaba, ¡El maldito dinero debería estar en esa estúpida bolsa de segunda mano! ¡Ella tenía todo! ¡¿Por qué no podía pasarle algo bueno?! ¡¿Por qué no podía tener un respiro de todas sus malditas preocupaciones?! ¡¿Por qué ella?! ¡Sin tan solo su tía no hubiera…!
Abre los ojos aún más, si fuera posible, y de nuevo el terror la invade.
¡Carajo su tía!
-Boomer… -Llama al rubio, terminando con lo que sea que decían sus amigos –Mi tía.
Los tres la miran confundidos, para que poco después tener la misma expresión de ella.
-¡Carajo! –exclama Kaoru.
-No podemos salir Momoko.
-No la dejare sola en peligro –Momoko trata de controlar sus temblores, no era momento de lamentarse, debía ir por su tía Yuki ¡Ahora! –Tenemos que ir por ella.
-Iremos Kaoru y yo.
-No –dice terca –Iré yo, no los pondré en peligro.
-No seas idiota pelirroja, te mataran si vuelves a salir.
-No me importa –dice firme apretando sus puños –Es mi única familia. No la dejare con un maldito Yakuza con intención de matarla. Tengo que ir por ella, tráela a esta casa y mantenerla a salvo.
Boomer detiene a Kaoru que iba a comenzar a gritar por lo terca que es Momoko. Mira a su amiga pensando de manera rápida, Momoko comenzaba a desesperarse, cada segundo estaba siendo desperdiciado.
-Ok –al final dice Boomer –Pero yo iré contigo.
-Y yo
-No, tú te quedas Kaoru –la pelinegra mira furiosa al rubio –No te pondré en peligro a ti también.
-¡Pero...!
Boomer la mira de forma severa, callando a la pelinegra quien da un bufido fastidiada. Momoko comenzaba a perder la paciencia –Llamen a la policía si no les llamo en media hora. –declara Boomer.
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Miyako asiente como respuesta. Ignorando los pensamientos de su sorpresa de las nuevas facetas que descubría de sus amigos. Para que poco después Momoko y Boomer salen de la casa nuevamente. Miyako con el corazón oprimido y el miedo atacándola, va corriendo a las escaleras., con una idea en la cabeza.
-¿A dónde vas?- Escucha a Kaoru siguiéndola.
Miyako la mira –Buscare el dinero. –Aclara con voz temblorosa –No pudo desaparecer así de fácil.
Kaoru la sigue –Te ayudo.
Las dos chicas con el sentimiento a flor de piel, se dirigen al cuarto de Momoko, una reviviendo una noche trágica, otra pensando que debió tener más cuidado.
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Dos minutos antes.
Yuki miraba la foto de su hermana, cuando las dos solo tenían 15 años. Ella sonreía con fingida inocencia, ella recordaba que antes había hecho una travesura, algo que la involucra. Lo sabía, por su cara de fastidio que reflejaba en la foto. Mira la siguiente que estaba a lado, era de nuevo su hermana con un hermoso vestido blanco, como siempre con una sonrisa tan enorme, con ternura y felicidad. Y a su lado con una leve sonrisa, pero igual de felicidad estaba en el padre de Momoko. Siempre se lamentó no a ver ido a esa boda.
Una gota de agua, cae en la foto justo en la cabeza de su hermana, estaba llorando, la tristeza la consumía de forma dolorosa. No era por el dolor de cabeza que tiene cuando callo el suelo intentando defenderse. No era por la mirada sádica que él le dirigía. No era por las pequeñas cortadas que él le provoco.
No, el dolor era más allá. Del único ser que le recordaba a su hermana y su cuñado. Su querida sobrina. Su Momoko. Su dolor era, por la culpa que sentía, por todo lo que le hizo pasar. Siendo solo una niña. Aún era su niña. Sentía dolor al ya no estar para saber que le sucederá. Ya no estará para saber si cumplirá sus sueños. De ya no protegerla, aunque nuca lo haya hecho bien.
-Tu tiempo se acabó –Dice él, mientras ella seguía llorando, pidiendo que le permita vivir, y no porque realmente lo deseara. Varias veces considero suicidarse.
Pero su pequeña.
No podía dejarla sola.
No quería dejarla.
-Por favor… -pide una vez más, mientras siente el cañón de la pistola cerca de su sien que no dejaba de palpitar. Llorando y mirando las fotos, hincada.
-Shh… -pronuncia él acariciando su cabello, suelta un sollozo más fuerte. –No te preocupes, tal vez tu sobrina te vea pronto.
Suelta otro sollozo, mira de nuevo la foto de la pareja.
-Lo siento –piensa –No pude protegerla. Lo lamento.
Jalan el gatillo.
Al final, todo fue oscuro.
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Momoko miraba el edificio, que antes era su hogar. Sentía que la adrenalina estaba siendo demasiado. Tanto que comenzaba pitar sus oídos, siendo un sonido molesto, como su opresión en sus pulmones, comenzaba a respirar con normalidad, pero sentía que le dolía.
-Entramos, y nos llevamos a tu tía tan rápido como sea posible.
Momoko asiente, sintiendo que si habla, su corazón saldrá de su boca, por lo rápido que palpita. Los dos salen del auto, adentrándose al edificio, Momoko pudo notar que Boomer llevaba un tubo de fierro en la mano, que tal vez encontró en el auto de Randy. No le sorprendió no ver al recepcionista, en ocasiones salía a beber por estas horas, dejando su puesto. Suben las escaleras ambos amigos, hasta llegar al cuarto que vivía su tía Yuki. Momoko saca la llave para abrirla, se adentra al lugar, se extraña al ver que las luces estaban apagadas.
-Tía Yuki –la llama, Boomer siguiéndola apretaba el tubo de fierro. –Tía ¿Dónde estás? Debemos irnos.
Momoko prende la luz. La imagen que tenía en frente, la dejo de nuevo paralizada. Notando solo el color rojo, escurrirse en el suelo, como también una mirada vacía.
Grito.
Continuara…
Oreo(*) = es una marca de galletas tipo sándwich creada por la compañía estadounidense Nabisco, una división de Mondelēz International Inc. y Kraft Foods, caracterizada por estar constituida por dos galletas circulares unidas por un dulce cremoso en el centro.
Madre mía, pero que sádica era mi yo pequeña xD
Recuerden que las correcciones de los demás capítulos serán leves.
Última edición: 17/01/21.
