Demashitaa! Powerpuff girls Z no me pertenece, solo la trama.
¿Nana?
Capítulo 13
Miyako recordaba su primer día de trabajo, ese día podía sentir como todo su cuerpo temblaba de forma antinatural, que realmente considero la idea de llamar a un doctor. Momoko le dijo que solo eran sus nervios, el típico miedo del primer día. Pero eso no ayudo mucho, el hecho de recordar que iba a trabajar, una actividad completamente diferente, (ella no contaba la tienda improvisada, ya que estuvo en la comodidad de su casa y no era nada parecido a lo de ahora) y como es costumbre en ella, pensó en una serie de posibilidades en como arruinaría el restaurante; muchas formas de como terminaría incendiando el lugar, el cómo sería demandada el local por su culpa, la posibilidad de descomponer cada máquina, y la historia favorita de Boomer (porque si, a él le conto sus temores, que el chico lo tomo como broma), varias formas de como tiraría el café hirviendo al cliente.
Diez mil maneras y contando de ser la peor empleada del todo el mundo, protagonizada por Him Miyako, hija del empresario más famoso de Japón y a nivel mundial.
Miyako estuvo todo el primer día en el baño vomitando por los nervios, paseándose por toda la casa, que a pesar de ser bastante grande se podría recorrer con facilidad y rapidez. Y las ganas de llora estaban presentes, Miyako siempre fue una niña miedosa, pero ella creía que al paso del tiempo todo mejoraría.
¿Entonces por qué seguía temblando a pesar de estar sentada en el sillón individual de su sala principal? Ese primer día pensaba que las manecillas del reloj iban demasiado rápido para su gusto. Recuerda la conversación antes de irse a trabajar.
-Aun creo que no sea buena idea –la voz de Brick la sobresalto, provocando que el chico arque la ceja –Parece que tendrás un ataque.
-Estará conmigo y Kaoru –menciona Momoko, teniendo la atención de ambos hermanos –Solo es el primer día. Es un horario tranquilo.
-Hasta las tres de la madrugada –dice Brick con una mueca –Aun no estoy de acuerdo.
-Acepte las condiciones –ataca Momoko arreglando su uniforme y poniéndose su chaqueta. Miyako miro de nuevo el reloj consciente de que era casi de irse –Miyako no trabajara entre semana, solo viernes y sábado, justamente en mis turnos, dejo que nos lleves hasta el local y que Kaoru aleje cada chico que trate de sobrepasarse.
-Realmente dijo, "alejar a cada imbécil pervertido de mi hermana" –menciona Butch –Esas fueron sus palabras mientras discutían a gritos ustedes dos pelirrojos.
Miyako escuchaba, pero sus pensamientos volvían a agregar más desastres a su lista. Recordó el día en que Momoko le comento a su madre sobre su decisión de trabajar, Brick había escuchado la conversación privada de las tres mujeres, se metió al estudio de su madre discutiendo con Momoko por lo "absurdo" de esa decisión. Ambos pelirrojos discutieron a gritos después de varias semanas de no hacerlo, mientras que su madre daba su aprobación, a pesar de las quejas de Brick, el chico al final accedió con algunas condiciones.
-Ya es hora Miyako –murmura Momoko. La rubia asiente asustada.
Recordó perfectamente que rogo a todos los dioses que existieran, que la cuiden y la protejan de toda su lista de desastres que sabía que provocaría por su torpeza. Butch alzo su pulgar deseándole suerte en no romper tantos platos, Miyako le dedico una mueca de reproche sintiéndose más nerviosa. ¿Y si acaba rompiendo todos los platos del lugar y cerraban el restaurante porque no tenían en donde servir la comida?
Cuando Sakura rest apareció en su campo de visión, las ganas de vomitar volvieron como su mareo. Su corazón había latido tanto que dolía.
Su jefe le asigno solo dos mesas, por ahora. Le enseño como servir el café, como preparar, capuchinos, lattes, licuados, etc. Al parecer se encargará solo de las bebidas, y le entrego un pequeño instructivo de como prepara cada bebida, (que después tomaría foto para aprendérselo de memoria) Momoko la vigilaría y le ayudaría en cualquier problema. Kaoru le enseño como usar los comandos y la computadora de registro, como puede sacar el dinero, guardar las órdenes en la computadora. Momoko le enseño como limpiar las mesas, tener cuidado en no dejar sucio, como presentarse, como debe promocionar los paquetes, e incluso como debe sonreír. Hubo muchas cosas más que le enseñaron, pero que sinceramente Miyako olvido ese primer día.
Estuvo de un lado a otro atendiendo mesas, sonriendo, sirviendo. Mirando sus pies para no caerse, retirar por momentos las tazas y no tirarla a los clientes. Limpiando al instante cuando se retiraban, siendo paciente, y recordando los paquetes. Ese primer día acabo tan agotada, que llegando a su casa se tiro a su cama, y no supo de nada hasta el día siguiente.
-Lo estás haciendo bien –comenta Kaoru en su segundo día, mientras preparaba dos capuchinos para sus clientes –Aunque evita temblar mucho o disculparte a cada rato.
Miyako escucha el consejo, asiente algo seria. Sus nervios no la dejaron tranquila ni siquiera ese segundo día y su corazón era demasiado molesto.
-¿Estas bien? –fue el turno de Momoko de preguntar, estaba preocupada. Tal vez su amiga no veía normal que sus nervios permanecieran. –Sino te sientes bien…
-Estoy bien Momoko –contesta algo temblorosa –Solo… me cuesta un poco creo, hacerme la idea… -nota como una familia se sienta a su mesa asignada, suspira, para luego sonreír tratando de trasmitir ternura, en algo debe de servir ser tierna.
Ha tenido suerte que sus clientes sean tan ambles con ella, tenía cuidado en como entregar las ordenes, contaba el cambio varias veces antes de entregarla, no quería que volviera repetirse como esa ves con su compañera de clase. Estaba tan atenta a todo lo que pudiera. Sus nervios estuvieron incluso en su siguiente semana, en la tercera semana, comenzó a relajarse e incluso a platicar con sus clientes o a bromear. Su prueba nunca supo cuando lo hizo, aunque imaginaba que la había pasado por que su jefe no decía lo contrario después de seis semanas.
- ¿Muy ocupada? –Miyako mira Boomer. La chica debía admitir que el chico se veía ridículo con la red en su cabello, pero también tierno. Hacía que su frente fuera más visible, y sus pecas en su nariz fuera más notable. No se ven mucho cuando trabajan ya que Miyako estaba alejada de las cocinas y su pedido ya estaba en la barra cuando terminaba de pasarlo a la computadora, ambos estaban ocupados y solo se ven cuando es tiempo de irse.
-Por ahora no –menciona acomodando sus dos coletas caídas, y después de terminar de pasar la cuenta en la computadora–Es tranquilo el lugar.
Y era cierto, si estaba ocupada la mayoría del tiempo, pero no se llenaba el restaurante. A veces hablaba con Momoko o Kaoru, e incluso con ambas al mismo tiempo, porque no tenían personas que atender. Tenía varios momentos para descansar.
-Por las noches lo es –contesta Boomer recargándose en la pared a un lado de ella, Miyako recordó que Boomer suele trabajar entre semana en las tardes. –Solo son camioneros, alguno que otro adolescentes nocturnos o familias vacacionando –Miyako asiente. Mirando como la pareja de adolescentes que atendía se levantaba de la mesa y dejaban la propina. Se despide de ellos con una sonrisa, poco después guarda el dinero y limpia la mesa.
Recordó también la idea de pedirle al señor Lumpkins (se negaba decirle viejo cascarrabias como sus amigos lo hacen), que le dejara trabajar sin paga. A pesar de que Momoko le dijo que eso no sería muy justo, pero Miyako creía que no requería del dinero, solo quería la experiencia de trabajar. Pero para sorpresa de la rubia su jefe se negó, diciendo que el trabajo de cualquier persona se tiene una recompensa, ni siquiera acepto tampoco la idea de bajarle el sueldo. Así que tenía dinero guardado en su pulpo las propinas y su paga.
-Ven conmigo un momento –le dice Boomer ayudándola en depositar los vasos sucios en la barra, había alguien dentro de las cocinas que se encargaba de limpiarlos. –Quiero que pruebes algo que cocine.
Miyako mira sus mesas preocupada - ¿Ahora? ¿Y si llega alguien más?
-Sera rápido –la chica, suspira resignada. Además, nunca había visto las cocinas. Boomer le sonríe, guiándola después de la barra y entrar por la puerta con el letrero de "solo personal autorizado" había otras cuatro personas cocinando, su jefe también estaba dentro, los miro de reojo y luego bufar de desaprobación. Pero no les dijo nada. Boomer la guía hasta la última sección, y pudo identificar los postres.
- ¿Te encargas de los postres?
-En ocasiones, a veces del pan o de platillos fuertes que sepa manejar. –le dice encogiéndose de hombros, había un postre preparado en la barra, era un brownie adornado con una bola de helado de vainilla, el olor a chocolate era demasiado rico que la mareo por un momento. –Los brownies no suele quedarme bien, este es de nata, y la última vez que los hornee quedaron demasiados duros y se deshacía muy fácil y no se podía comer bien. –Boomer toma un tenedor del cajón y se lo entrega –Pruébalo, y dame tu opinión.
Miyako obedece partiendo un pedazo y llevarlo a su boca, sentía como el brownie se deshacía en su boca junto con el helado de vainilla. No evito dar un ligero suspiro de satisfacción llevándose otro pedazo en su boca.
- ¿Qué tal?
-Está muy rico –exclama partiendo otro pedazo –Ni siquiera esta tan dulce, esta delicioso.
Boomer le dedica una sonrisa, tomando la mano de Miyako que sujetaba el tenedor y llevar el pedazo que iba comer la chica, a su propia boca. Miyako sintió sus mejillas sonrojarse, y su molesto corazón volver a enloquecer.
Boomer hace una ligera mueca, probando su creación, aun sujetando su mano con la de ella –Tal vez tenga que agregar un poco más de chocolate –menciona algo serio, lamiendo ligeramente sus labios, Miyako no pudo evitar mirar esa parte, ¿Si lo besara tendría el sabor de brownie y el helado de vainilla en su boca?
Miyako sacude su cabeza, alejando esos pensamientos. Voltea la mirada, muy avergonzada.
-Debo ir…
- ¡Ustedes dos dejen de coquetear y vuelvan a trabajar! –grita su jefe teniendo su piel igual de rosada como lo conoció, Miyako asiente, corriendo fuera de la cocina, escuchando unas ligeras risas de los demás cocineros.
Y los nervios en su sexta semana de trabajo, volvieron.
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Momoko mira de nuevo a Miyako por el retrovisor, la chica estaba adormilada en el asiento trasero. Era sábado lo cual significaba que descansaría hasta la otra semana de trabajar. Momoko le gustaba que Miyako comenzara a adaptarse más rápido, aunque después de salir de las cocinas (tanto Kaoru y ella vieron como la parejita rubia se adentraban a las cocinas) tenía el rostro sonrojado y tartamudeo muchas veces con sus demás clientes. Kaoru había atinado con que Boomer hiciera algo para dejarla en ese estado, las dos sabían que el chico rubio debió pedirle opinión en alguno de sus postres. Ella creía que fue el pay de manzana que el chico sabe recrea de forma esplendida, y Kaoru apostaba que fue un brownie que son su especialidad.
No había un postre que Boomer no supiera preparar.
Brick a su lado estaba al pendiente de la calle, Momoko pudo notar como sus ojos estaba soñolientos. Hizo una ligera mueca, estaba segura que el chico se ponía una alarma para poder ir por ellas, interrumpiendo sus horas de sueño, pero a pesar de decirle que Boomer podría dejarlas, el mayor de los Him se negó. Momoko aún continuaba en ir a la cocina por algo de beber, también intento mandar a Brick a descansar, pero el solo la ignoraba continuando en preparar su taza de chocolate.
Estas seis semanas, fue algo nuevo para los dos hermanos.
-Miyako ya no esta tan nerviosa –menciona queriendo romper el silencio –Comienza a bromear con los clientes e incluso ya no mira el piso para asegurarse que se va a caer. –Brick asiente, dando la vuelta al carro a la esquina que daría a su casa. –Solo que aun falla en preparar los frappes, aún le sale los hielos bastantes grandes.
Llegan a la entrada de la casa, Brick apaga el motor. Momoko sacude a Miyako ligeramente despertando a la chica. Los tres entran a la mansión, para que poco después Miyako de un ligero "buenas noches" y se va directo a su cuarto.
-Se ve muy cansada –murmura Brick mirando a su hermana antes de que ella desaparezca por las escaleras. –Todavía pienso que no es una buena idea.
-A Miyako le gusta –dice, dirigiéndose a la cocina –Esta muy dedicada al trabajo, si le dices que ya no puede ir. Se molestará mucho contigo.
Brick bufa, deslizando la puerta de la cocina, prende la luz y prepara el chocolate de la pelirroja que no tarda en sentarse.
- ¿Cómo es que tienes tanta energía? –Pregunta sirviendo el chocolate en la taza –Mi hermana llega tan cansada que termina dormida cuando toca la almohada. Pero tú sigues igual de molesta.
Momoko ignora el insulto y se encoge de hombros. Toma la taza que le ofrece el chico. –Desde los doce años trabajo, comencé en una pequeña lavandería que tenía una de mis antiguas vecinas, mi tía me dejo trabajar cuando la deuda aumento. A los catorce comencé a trabajar el doble, en la lavandería y en una cafetería pequeña. Poco después a los quince años me despidieron en la cafetería por un mal entendido, entonces encontré el restaurante, Sakura rest. –menciona algo melancolía, Brick ponía atención, algo extraño porque Momoko sabía que solía ignorarla y solo ponerle atención en las partes necesarias para no molestarla. –Incluso de niña ya me movía, mi tía limpiaba casas y ayudaba en una estética. A veces solía llevarme para que la ayudara, o yo me encargaba de tener limpia nuestro hogar.
- ¿Cómo dejaron que una niña enana trabajara? –le pregunta arrugando su frente, confundido. Momoko vuelve a encogerse de hombros.
-Me salía con la mía, requería el dinero y no aceptaba un no –menciona ignórate del nudo que se formó en el estómago de Brick. –El viejo cascarrabias fue el más difícil de convencer, pero acepto cuando la niña enana seguía solicitando el trabajo. Mi experiencia con la cafetería fue que termino convenciéndolo.
Brick asiente, reprimiendo un bostezo. –Ahí conociste a tus amigos.
-No exactamente, con Kaoru tomo tiempo, ambas íbamos a la misma escuela, pero no nos hablábamos. Era muy ruidosa y problemática no solía juntarme con personas como ella y yo era bastante estirada para su gusto. –menciona de forma ausente, Momoko recordaba esos detalles pasados con exactitud –Pero un día llego con su patineta y solicito el trabajo, terminamos pasando más tiempo juntas al entendernos de los problemas de dinero en nuestras familias. Casi al instante llego Boomer, se había mudado de su pueblo natal, y vivir solo en Tokio. Fue algo extraño el hecho de que termináramos como amigos, gracioso, pero extraño.
Momoko deja que el silencio gobierne en ellos. No era nada incomodo, se había acostumbrado tanto la presencia de Brick que podía estar en una misma sala sin tener que hablar. Cuando Brick deja la taza en el fregadero, Momoko hace demanda de irse para que ambos pudieran descansar. Pero Brick decide continuar la conversación, Momoko hubiera deseado que no lo hiciera.
- ¿Cómo conociste a ese chico? –Momoko por un momento se mostró confundida –Ese chico, el mismo que nos encontramos en Gamvers.
Momoko se muerde el labio incomoda, estaba preguntado por Randy. Solo conto sobre él con su psicóloga, Sana, cuando pregunto sobre alguna relación pasada. Tuvo que mencionarlo, porque, aunque no quisiera aceptarlo, Randy marco mucho su pasado como incluso en su presente. Pero contárselo a Brick, era diferente, mira al chico que esperaba alguna contestación, tal vez tenga curiosidad, de la chica que termino viviendo primero como nana a ser la protegida de su madre. Suspira.
-Conocí a Randy antes de cumplir los quince, coqueteaba conmigo en la cafetería que trabaje, y como era más inmadura termine coqueteando con el también, salimos un par de veces antes de aceptar ser su novia. –Momoko no puedo evitar dar una pequeña sonrisa, Randy coqueteaba como un príncipe de los libros que lee, era un sueño para cualquier chica. O eso era antes. –Cuando la deuda aumento aún más, me apoye en Randy y le conté todo, sobre mis preocupaciones, las amenazas, mis estudios, mi tía, lo que fuera que me perturbara. Él también estaba metido en ese mundo, había sido un error entre él y un amigo suyo, antes de conocerme, claro. –Momoko aun sospecha que realmente no se vieron por primera vez en la cafetería, pero Randy jamás quiso decirle nada. Mira por un momento a Brick, a su psicóloga nunca le dijo sobre el problema del Yakuza, solo le dijo que terminaron peleando, y él la hirió engañándola con otra persona. Con Brick no tenía que censurar esa parte, pero tampoco podía decir toda la verdad –Intentamos salir del problema yendo con la ley, ya teníamos un año juntos, y unos cuantos meses, ya tenía como amigos a Kaoru y a Boomer y ellos conocían a Randy, se unieron a nuestro plan. Pero todo termino mal.
Deja de hablar y de forma inconsciente acaricia su codo donde está la cicatriz, acto que no paso desprevenido a Brick.
-En fin, Randy y yo terminamos, el plan no funciono, las amenazas de muerte siguieron con la estúpida deuda. Solo que Randy se convirtió en uno de los allegados del Yakuza, ya era su trabajador cuando salimos, y yo lo había aceptado por que él realmente me gustaba. –se encoge de hombros, tratando de que su voz tuviera un poco de humor. –Creo que llevábamos uno o dos meses separados cuando llegue con ustedes, termine peleada con mi vecina y me despidieron en lavandería, por eso busque trabajo de nana poco después.
- ¿Por qué...?
-Brick, me gusta que quieras hablar –dice suavemente. –Pero dejemos ese tema, es muy tarde, y quiero descansar.
Brick asiente no insistiendo, ambos pelirrojos salen de la cocina y se van directo a su cuarto. Momoko volvió a recordar cada día junto a Randy, habían sido realmente felices, demasiado.
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Miyako miraba de nuevo su celular, aún estaba en el salón (el fin de semana había pasado demasiado rápido, pero lo suficiente para descansar), Momoko ya se había ido con Brick con su cita con la psicóloga, su hermano había decidió llevar su auto por esta vez para poder llevar a su amiga. Así que ella debía esperar a Butch para que ambos se fueran a la casa, pero al parecer Kaoru deseaba salir con ella. La pelinegra quería compañía para poder ir a comprar un video juego nuevo que ha salido desde hace un mes, y quería que Miyako fuera con ella
Así aprenderás mejor desplazarte por la cuidad. –K
Es lo que decía al final, planeaba contárselo a Butch para que no estuviera preocupado. Aunque conociéndolo él también querría ir, solo con tal de saber que videojuego es la que Kaoru ira a comprar. Estaba distraída en su celular contestando a su amiga, mientras se dirigía a la salida, hasta que sintió el empujón y se estrelló con los casilleros donde guardan sus zapatos. Escucho ligeras risas, su brazo izquierdo dolía demasiado, aún tenía el celular en la mano como su mochila. Alza la mirada notando a Shirogane Himeko, teniendo una mirada inocente. Miyako siempre se preguntó cómo alguien tan linda podía ser tan falso a la vez.
-Lo siento Miyako, no te vi – dice Himeko, inocente. Sus demás amigas sonríen divertidas incluida Erika. La mejor amiga de Himeko y novia de su antiguo amor platónico, Takaaki. –Eres tan insignificante, que no pude verte bien. –su tono de voz aparentaba sentir culpa, pero su sonrisa y las risas de las demás opacaba su actuación.
Miyako solo baja la mirada –No importa, fue un accidente. –murmura, hace bastante tiempo que Himeko no la molestaba, lo hacía cuando sus hermanos no la veían, si Brick lo supiera sería igual de cruel, como la otra vez que se enteró del maltrato que tenía con todas las chicas del instituto. –Nos vemos mañana.
Intento huir, pero Himeko se pone delante, manteniendo su sonrisa. - ¿Dónde está tu prima? ¿Dejo de ser tu guardaespaldas personal? –Miyako no contesta, no entendiendo el creciente odio hacia Momoko, sabía que esas dos empezaron mal, Momoko defendiéndola de los ya acostumbrados insultos hacia su persona, en unos de sus días vendiendo su ropa en su jardín, Miyako pensó que Himeko no lo recordaba –Es tan molesto verla tan pegada a Brick, parece una ramera con su forma de actuar. Parece que viene de familia, ¿o no Miyako?, ¿Ella te enseño como ser tan zorra con todos los chicos?
Las demás chicas ríen, Miyako sabía que la molestaban porque era "popular" por el género masculino, le gustaba a la mayoría de los chicos y tuvo que rechazar a muchos de ellos. Eso siempre la incomodo, pero nunca fue grosera con ninguna de sus compañeras, le tenían envida y eso nunca le gusto, era muy molesto y aterrador. Las chicas eran muy aterradoras, lo sabía mejor que nadie.
Soportaba que la insultaban, estaba acostumbrada a ello. Pero insultar a Momoko, no lo permitiría, no cuando Momoko hizo mucho por ella, cuando ha sufrido mucho y no se merece que la llamen de esa forma.
Sonrío –De que hablas Himeko, si Momoko solo es mi prima, aunque sé que ella se presentó apropiadamente la otra vez que llegaste a la casa –Himeko hace una mueca de desagrado, sus demás amigas miran a Himeko confundidas. Al parecer la menor de los Shirogane recordaba perfectamente el golpe que le dio Momoko –No creo que a Brick le guste la forma en como nos ves a nosotras su familia. Sabes, quiere mucho a Momoko, y la protege más que a mí. – no sabía si contestaba o defendía a su amiga de la forma correcta, pero sabía que Himeko estaba perdida por Brick, ponerla celosa y aún más enojada no era la mejor opción. Pero podía hacerla reaccionar. – Si Momoko no fuera mi prima, realmente seria la chica indicada para Brick, son tan unidos. Ella es mejor que cualquier chica con apellido importante, es mucho más valiosa que un nombre. Y Brick lo sabe.
Himeko estaba enojada, Miyako no la insultaba como la chica Shirogane lo hace con ella. Pero quería ser clara que Momoko era mejor que cualquiera, a pesar que tenía que juntarla con su hermano. Era el modo de hacerla rabiar. Juntarse con Kaoru tenía sus ventajas.
De repente Himeko deja de hacer una mueca enojada y dedicarle una sonrisa –Vaya, entonces realmente eres la única inútil de la familia. ¡Tu padre tiene muy buenas razones para estar decepcionado de ti!, si hasta tu prima extranjera es mejor. –Si dolió, y mucho. Pero sabía que Himeko estaba intentando hacerla sentir mal con algo que ya sabe. Porque por primera vez le había hecho enojar de forma intencional.
-Nada diferente a la relación que tienes con tu familia. Tu hermana sigue siendo la mejor ¿no es así?
Las demás amigas de Himeko ríen levemente, para luego callarse, cuando Himeko les dedica una mirada molesta. Miyako sabia la relación conflictiva que Himeko tenía con su familia, a pesar de que siempre fue una consentida, que a cada berrinche tiene un juguete nuevo, ropa nueva, bolsos de la última marca, las mejores fiestas, todo lo que en ese momento quería. Sabía que nunca recibió un afecto amoroso hacia su persona, todos esos detalles iban a la mayor de los Shirogane, la niña perfecta que los señores Shirogane están tan orgullosos. Eran casi parecidas, ambas siendo las menores de una familia respetada, antigua y millonaria. De apellido importante y de renombre, ambas alejadas por su progenitor por no ser lo suficientemente buenas para su apellido. Ambas opacadas por sus hermanos mayores, la única diferencia es que Miyako tiene a sus dos hermanos que la aman demasiado, a su madre que no duda en demostrarle que la quiere, a Momoko y Kaoru dándole momentos felices a pesar de ser amigas solo unos meses, a Boomer haciendo que su corazón salte con emoción.
Himeko estaba sola, sus padres solo ofreciendo su dinero e ignorarla poco después, a su hermana que prefiere tener la atención de los demás que preguntarle por su día. Rodeada de amistades falsas, que sabe perfectamente hablan a espaldas de ella. Y el chico que quiere, desteta su compañía.
Erika toca el hombro de Himeko, Miyako nota que estaba preocupada –Te dije que no era buena idea.
- ¡Cállate! –dice alejando la mano de Erika con un golpe, la mira de nuevo. –Tú y tu prima me tienen harta, aléjense de mi Bricky y de Takaaki. O creme me encargare que ambas estén fuera de esta escuela, a la mala. –la vuelve a empujar a los casilleros, lastimando su espalda. Se aleja, siendo acompañada por las demás. Erika la mira unos momentos, sin expresión alguna en su rostro.
-Aléjate de Takaaki –dice para luego seguir a su mejor amiga.
Miyako no atendía el por qué Takaaki era mencionado, después de ese pésima noche en el antro, no se hablaron para nada (solo cuando él le regreso su celular), si Erika se refería lo de hace unos días, donde ella comenzó la plática solo para preguntar sobre un ejercicio que tanto Momoko y ella no entendían, la conversación se guio después a su relación que Takaaki tenía con Erika, supo que el chico estaba enamorado de esa chica, porque sus ojos parecían brillar al hablar de ella, como su voz era suave y llena de adoración. Miyako deseo que alguien hablara de ella de la misma forma como Takaaki lo hace con Erika. Llena de amor. No debería tener celos Erika, solo alejara a Takaaki con eso.
Su celular vuelve a vibrar llamando su atención, era Kaoru.
Te veo en tu casa en unos minutos, y no le digas al imbécil de tu hermano. –K
Boomer ira con nosotros, dice que quiere verte. –K
;) -K
Miyako sonríe, contestando con un "ok" a su amiga.
Realmente estaba mejor que Himeko. Por eso no podía odiarla.
Y menos si fueron amigas.
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Kaoru no intento en esquivar el cojín que Boomer le lanzo a su persona, como tampoco evito soltar la carcajada.
-No era necesario que le digieras eso –le reclama Boomer. Ambos chicos estaban en el departamento del chico, Kaoru tuvo una hora libre así que decidió ir con su amigo a su casa y tener compañía. Molestarlo con su intento de ligue con Miyako era la mejor opción –Puede malinterpretarlo.
- ¡Oh, por favor!, ustedes dos han sido bastante cursis, Miyako esta colada por ti y tú eres una gallina por no declararte a la primera en tu intento de cita –Boomer vuele a aventar su cojín con un sonrojo bastante obvio en sus mejillas. -No entendió por qué tanta precaución, estoy segura que Miyako realmente le gustas.
-Solo quiero estar seguro, llevar las cosas bien.
El murmuro de Boomer provoca que la pelinegra arque la ceja. ¿Su amigo aun pensara en su exnovia? Kaoru es consiente que Boomer tuvo una relación duradera en su pueblo natal, pero cuando decidió mudarse (más por la insistencia de la madre del rubio, diciendo que era mejor cambiar de aire)- las cosas se deterioraron. La exnovia (cuyo nombre no recuerda) era bastante insegura y reclamaba por todo a Boomer en no darle tanta atención o no visitarla mucho, también no le gustaba la idea que tuviera amigos mujeres. Muchas veces vio a su amigo triste o enojado por las constantes peleas, varias veces había terminado por un tiempo y regresar.
Tal vez por eso iba las cosas con Miyako de forma tranquila, y con más obvias razones, Miyako no había tenido ninguna experiencia, y eso incluye de que nunca tuvo novio. Kaoru estaba segura que su amiga no sabía de qué Boomer coqueteaba con ella, podía apostar que su amiga pensaba que el chico era bastante amable de también querer su compañía. De seguro Miyako creía que Boomer intentaba llevarse bien con ella como amigos y no como algo más. A pesar de haber tenido una cita ya hace varias semanas.
Kaoru bufa, deberá preguntarle a Miyako directamente si le gusta a Boomer, con Miyako era así, debías ser clara, directa, porque su amiga rubia ni si quiera los sarcasmos entiende muy bien.
-Claro, o será por cierto chico malhumorado de mirada roja –tontea Kaoru, para recuperar el humor. – ¿No le tendrás miedo al hermano mayor de Miyako? Es muy obvio que desea desaparecerte. –Noto el sobresalto de su amigo, Kaoru ríe. –Así que era eso, tranquilo Momoko no dejara que te maten.
Boomer le dedica una mirada molesta, provocando que su risa aumentara a una carcajada. Tomarle el pelo, al rubio pervertido siempre ha sido la mejor manera de reír.
-Sera mejor irnos –comenta el rubio, ignorando las risas de su amiga. Tomándolas llaves de su ahora auto –Miyako no ha de tardar en llegar a su casa.
-Tranquilo Romeo, el dragón de tu Julieta aun tardara en regresar. –Boomer bufa por la tontería de su amiga.
- ¿Porque Romeo y Julieta?, en primera, nuca hubo un dragón en la historia y en segunda, termina muy mal su relación. Es como desearme mala suerte desde el inicio.
Kaoru rueda los ojos –Entonces generalizo, vamos por tu hermosa princesa noble caballero de mirada pervertida. –Dice haciendo una ligera reverencia, cambiando el tono de su voz de forma suave, algo que no suele emplear. –Ha sacarla de su castillo parecido a una fortaleza llena de un dragón malhumorado y de un burro parlanchín.
Boomer suelta la risa, a pesar del sobrenombre. Ese accidente en los baños no lo dejara en paz. Ni siquiera muerto.
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Momoko escuchaba a su psicóloga, aunque realmente deseaba mucho en irse. Ir a consulta era quitarse piedras en una mochila imaginaria que no se había dado cuenta había estado cargando por muchos años. Hablar con Sana, le da respiros contantes, pero nunca se vuelve un alivio. Si, se daba cuenta de muchas cosas que ella prefería ignorar. Y era eso el por qué a veces no continuaban o no podían seguir con la terapia, ella se negaba demasiado en dar más detalles, en dar su colaboración, y era a propósito. Llevaba años cuidándose sola, manteniéndose firme y solo mostrar lo que creía necesario, que el hecho de pensar en soltarlo se le hacia una tontería.
Boomer y Kaoru lo entendían, por eso eran sus amigos. Ellos saben que ella podía cuidarse sola, que ella siempre sabe cómo arreglar las cosas.
-Solías saber –la contradice su mente como si se burlara de ella –No pudiste arreglar las cosas con tu tía ¿Verdad?
-Momoko, ¿Sigues aquí? –la nombrada parpadea, mira a Sana avergonzada. - ¿Ha donde fuiste Momoko?
-Yo… -se muerde el labio, ni ella sabía. Su mente la llevaba a recuerdos a pensamientos que no sabía cómo llegaron a su cabeza. Y cuando volvía en sí, estaba perdida. No recordaba lo que pensaba o lo que recordó. –No sé, lo siento. ¿Qué me decía?
Sana la mira por un leve momento de forma seria para luego dedicarle una sonrisa –Te decía ¿que si ya has abierto las cajas que me habías mencionado la última sesión?
Momoko niega con la cabeza. Las cajas que Boomer y Kaoru trajeron cuando la policía les dio permiso de retirar todas sus pertenecías y las de su tía en su antiguo hogar. Esas cajas que su tía Yuki guardo celosamente en su cuarto. Que permanece aún lado de su closet, sin abrirse. No ha tenido valor en abrirlos, sus amigos tampoco las han abierto, tal como se los trajo, así la encontraron. Se lo comento a Sana de forma casual, le había dicho que algo no le permitía en abrirlos.
- ¿Por qué no?
- No son mías –contesta algo brusca, carraspea y vuelve a decir. –No sé por qué la verdad, algo me dice que mi tía quería tenerlas así por algo. Tal vez, eran malos recuerdos.
-Si lo fuera, ¿Por qué crees que los ha guardado?
-No lo sé –murmura –Mi tía le gustaba mucho mantener lo malo.
Mantener su deuda con el Yakuza era un ejemplo, mantenerse en su adicción, mantenerse en su depresión, mantenerla a ella, a su sobrina, en ese mundo que tantos problemas les ha dado a ambas.
Siguieron hablando un poco más de tiempo hasta que la sesión se dio por finalizada, Momoko se despide de Sana con una ligera sonrisa, y afirmando su asistencia en la siguiente sesión. Camina por el ya conocido pasillo y visualizar a Brick en la sala de espera, el chico estaba entretenido en su celular, que no se había dado cuenta de su presencia, Momoko planeaba asustarlo, pero al mirar de reojo a la mujer que estaba a su lado, se queda quieta por un momento. La mujer le sonríe, para luego tomar su bolso y dirigirse por un pasillo diferente al que estaba ella.
¿Qué hacia ella aquí?
-Al fin saliste –dice Brick, sobresaltándola. El chico arque la ceja ante su acción - ¿Todo bien?
Momoko asiente -Si, estaba pensando. –Momoko mira de nuevo el pasillo donde la mujer había tomado. – ¿Te adelantas al carro?, voy al baño.
Brick bufa, Momoko no deja que le diga algo más, sin perder el tiempo se dirige al mismo pasillo que tomo la mujer que sabe muy bien quién es. Al entrar al baño, visualiza a la mujer sentada en los lavamanos, donde sus piernas blancas estaban cruzadas, su vestido blanco haciendo juego con su sombrero igual de blanco, llevando una bolsa rosa pálida, de marca. Su característico pelo rosa corto peinado con pequeños rulos, dejando que su rostro sea apreciado, también tenía sus característicos labios rojos. Que ahora le dedicaba una sonrisa burlona.
-Pero niña, ¿Qué te hizo tardar tanto?
- ¿Qué haces aquí Violeta? –la mujer vuelve a sonreír, desviando su mirada a sus uñas. –Si no te informaron la deuda ya está pagada. No tienes por qué venir a…
-Guarda las uñas, pequeña. No vine por eso, o bueno, no todo es de eso.
Momoko la mira confundida, manteniéndose cerca de la puerta. Si trata algo, puede noquearla y salir corriendo y pedir ayuda. Violeta se baja del lavamanos, acomodando su cabello.
-Él estaba aburrido –comenta de forma trágica como si ella también tuviera la misma problemática –Tu y Yuki eran sus juguetes favoritos. Y ahora que la otra decidió matarse, no puede mantener la deuda y divertirse contigo más tiempo. –Violeta sonríe aún más al ver el sobresalto de Momoko –Esta tan aburrido que se apuesto insoportable con sus trabajadores. Ni siquiera el castigo de Randy lo entretuvo. –Momoko trata de mantenerse seria, indiferente. Pero por alguna razón se la complicaba estarlo, podía sentir su miedo clavarse por todo su cuerpo, por lo menos podía mantener sus temblores –Así que recordé la otra parte de la deuda de Yuki, el jefe se puso tan contento que me dio el honor de mandarte el recado.
- ¿Otra parte? –Momoko sentía que todo se movía.
- ¿No te conto? –Pregunta inocente, aunque su sonrisa sádica, arruinaba con la imagen – Lastima, y no hablamos de dinero, para que pidas ayuda otra vez a tu nueva familia. Yuki no solo debía dinero de todo lo que compro en sus días con nosotros, no, ella era muy necesitada, requería más, ¿o no recuerdas? Momoko no creía que pudieras olvidar a tu tía tan fácil. Ahora entiendo por qué no pudiste salvarla antes.
- ¿Qué quiere?
-Una receta
- ¿Qué?
-Pero no cualquier receta, -la mujer mira hacia el espejo y comenzar a arreglarse el cabello rosa. –Es la receta, Yuki se atrevió a robarla a uno de nuestra competencia, esa receta nos facilitaría tener aún más clientes, tener más ingresos, a darle al jefe el poderío que tanto anhela. Fue parte del trato por todo lo que nos ha robado. Por mantenerte a ti sana y salva, para mantenerlas ambas vivas. Bueno –ríe ligeramente, provocándole escalofríos a Momoko -Ahora debes ver por ti ¿no?
Momoko se muerde el labio, evitando la maldición o la sarta de groserías que anhelaba pronunciar. Estaba enojada, ¿Cómo podía decirle esa mujer que su tía se suicidio, si amabas saben quién la mato?
- ¿Dónde?
- ¡Oh Vaya!, ese es tu trabajo Momoko. –dice Violeta mirando a la pelirroja como si fuera un niño que se debe tener paciencia –Tu tía decidió esconderlo y dárnoslo hasta que el dinero estuviera listo. Como si eso le diera oportunidad de que el jefe no decidiera matarla, ambas sabemos que eso no puede detener al jefe de cumplir con sus tratos.
-No sé dónde está, mi tía nuca menciono de esa receta, jamás dijo…
-Tranquila, ese será tu trato –Violeta, toma su bolso después de retocar sus labios rojos. Mira a Momoko de forma suave, sin sonrisas burlonas o sádicas. Era cariñosa como si tratara de darle consuelo –Sabemos que esto es difícil, Yuki adoraba guardar secretos, incluso con nosotros. Por eso el trato no tiene fecha, el jefe quiere que encuentres esa receta, lo lleves hacia él, y te dejaremos en paz por todo lo que te queda de vida. No más deudas, y podrás gozar toda la fortuna de los que te adoptaron. –Violeta da un suspiro dramático –Tienes suerte, que mira toparte con los Him. Sí que estas protegida, lástima que tus amigos y ese chico odioso de Randy, no.
Momoko sintió las ganas de vomitar, no evito que su rostro mostrar lo asustada que estaba ahora. Violeta vuelve a reír, pero esta vez a carcajadas.
- ¡Adoro que hagan esa expresión! ¡Es tan dulce y tierno! –la mujer se acerca a Momoko, que de forma inconsciente se aleja hasta pegarse a la puerta, Violeta deja que sus frentes se junten agrandando su sonrisa. –Ahí está la chica asustada que recuerdo, eres tan dulce. –Momoko siente como la mujer acaricia su mejilla, con sus uñas filosas – ¿Te leo el futuro dulce Momoko? Veo que por cada tres meses que tardes en encontrar esa receta, uno de tus amigos sufrirá un accidente. Puedo ver como sufres, como el miedo te consumirá por cada perdida que tengas. Y es tan hermoso, una linda chica como tú, sola, triste, puedo ver que, si fracasas, no tendremos que fingir que te quitaste la vida.
Violeta deja de hablar, alejando toda esa aura maligna y dedicarle por última vez una sonrisa dulce. Momoko sintiéndose mareada, se aleja de la puerta y poder sostenerse en lavamanos.
-Por cierto –vuelve hablar Violeta –Tu debes entregarla, sola, sin ninguno de tus amigos y esos chicos Him, tampoco no pueden saber de lo que hablamos, no queremos que se repita lo de la otra noche –recordó su cicatriz en su codo y las pequeñas que se encuentran ocultas en su espalda –Cada tercer mes te visitare para que te guie con el jefe cuando lo tengas. Y también… Randy no tiene permitido comunicarse contigo, si me entero que ustedes dos hablaron o que tus amigos están metidos en esto, los accidentes se adelantan.
- ¿Randy?
-Nos vemos unos meses dulce Momoko.
La mujer sale dando unas pequeñas risas burlonas, Momoko sentía como su comida del todo el día subia por su garganta. Se acerca a uno de los retretes azotando la puerta, deja salir todo lo que su estómago contenía, lastimando su garganta y provocándole más asco. Sentía que algo mojaba sus mejillas, pero no quiso averiguar lo que era.
Todas sus emociones, que antes sabía controlar, le atormentaban en todo su cuerpo. Podía sentir que le faltaba el aire y que su cabeza estaba a punto de explotar. Cuando termina de vomitar, intenta levantarse a pesar de que todo el lugar daba vueltas, refresca su rostro con agua del lavamanos, para poder controlar su respiración y también sus pensamientos. Al mirarse al espejo, vio a la chica asustada que Violeta menciono. Da una mueca, obligándose a relajarse. Usando una técnica que Sana le enseño en la tercera sesión, una que solía usar cuando tenía pesadillas.
De nuevo estaba metida a la boca del lobo, y temía que jamás saldría.
Aunque, nunca salió realmente.
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Brick estuvo a punto de volver a meterse al edificio, Momoko había tardado demasiado, y aunque no quisiera admitirlo, estaba preocupado. Noto a la mujer de cabello rosa (quien lo saludo cuando estaba en la sala de esperas mientras Momoko estaba con su psicóloga) salir del edificio, se despidió del él con una sonrisa que daba un poco de miedo.
Momoko apareció poco después con sus mejillas rojas y el cabello mojado.
-Perdón, intentaba estar sola un momento –dice ella antes de que él pudiera preguntar –Me siento muy cansada, ¿Nos vamos ya?
Brick asiente, pudo notar como Momoko no lo miraba, ambos chicos suben al auto. En el camino la enana se mantenía en silencio, perdida en su cabeza. Con esa mirada ausente, esa misma mirada que había tenido después de la muerte de su tía, hasta el funeral. Quería preguntar, pero algo le dijo que no era el momento. Puso la radio, en la estación que la chica la había comentado que escucha en ocasiones (ese día Momoko intento ponerlo en su auto y él no se lo permitió, la chica lo había llamado ogro aburrido por no darle el capricho) Momoko lo mira de nuevo, saliendo de su cabeza, Brick se encoje de hombros, sin apartar la vista del camino.
Sabía que la chica le había sonreído, y el evito mostrar la suya.
Se lo que sea que tiene a Momoko tan inquieta, ella lo dirá tarde o temprano. O eso pensaba.
Ojalá ambos chicos, supieran el futuro, así Momoko nunca pensaría que había sido un gesto bonito y no hubiera permitido que su corazón se llenara de esa calidez que últimamente hacia presencia con el mayor de los Him. Así Brick nuca hubiera permitido acostumbrarse tanto a Momoko, que no tenerla cerca, era doloroso.
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Butch mira de nuevo a su madre (que milagrosamente estaba temprano en casa) serio, sabiendo que la próxima semana será una mierda y muy problemático. Estaban los dos solos en la oficina de Keane, el correo en la pantalla era muestra necesaria de que no tendría ni un día tranquilo por… mira de nuevo la computadora… tres semanas. Era demasiado tiempo.
- ¿No puedes darle más trabajo? –pregunta algo desesperado, Keane le dedica una mirada de disculpa, para luego negar con la cabeza. – ¿Sabe lo de Momoko?
-Lo sabrá en la siguiente semana.
-No decirle puede poner peor las cosas –dice fastidiado –Se lo que va ocurrir, ¿Quieres apostar? Primero Brick se ira encerrar a su cuarto, Miyako intentará atenderlo a pesar de que la ignore, tú vas a presentar a Momoko y ella tendrá que aguantar los insultos indirectos hacia su persona. Brick se enterará y terminará discutiendo con él en la noche de su llegada.
- ¿Y tú? –Sonríe su madre - ¿Tu qué harás?
-Pensar que todo es una jodida mierda –Keane arquea la ceja, ante las palabras de su hijo. Butch sonríe inocente –Perdón… que todo es muy problemático. Luego lo ignorare la mayor parte del tiempo, tratar de poner atención en todas sus clases sobre la empresa y soportar sus propuestas de que yo lo acompañe en sus negocios, lo que Brick y yo siempre negamos.
-Yo apuesto que se encerrara en esta oficina y Miyako no intentara atenderlo, sus amigos la tendrán distraída sobre todo Momoko –murmura Keane algo divertida, Butch le sonríe de vuelta –Y si, también creo que terminara discutiendo con Brick, pero no será el mismo día de su llegada, tal vez unos tres días después, pero lo de Momoko… -La señora de la casa borra el correo, y volver a poner el documento que estaba trabajando –Creo que sabrá como sorprender a mi querido esposo.
Butch no puede negar que eso sería algo divertido de ver. - ¿Trato?
Keane asiente –Trato
El chico había decidido saludar a su madre, y avisarle sobre el paradero de Miyako. Sorprendentemente Butch había decidido no acompañarlos a pesar de la invitación de Boomer y su hermana, (Kaoru le dijo que no quería que fuera) tenía que recuperar algunas materias, y para ello tenía que ponerse al corriente con sus tareas (aunque no lo crean, el mediano de los Him podía ser responsable en muy pocas ocasiones) Tenia que conseguir los puntos de la universidad, lo cual tuvo que aceptar el apoyo de Momoko a pesar de que afectara en su orgullo.
-No le digas a tus hermanos, sobre todo a Brick –vuelve hablar Keane teniendo la atención del chico –Que estén tranquilos de lo queda de la semana. No quiero ver esa mirada roja sobre mí, por dejar que viniera.
-Deberías darle más trabajo.
-También es su casa Butch –dice Keane cansada –Es su padre, tiene derecho en estar con nosotros. En familia
Butch se encoge de hombros. Ambos sabían que el señor Him. No sabía el concepto de estar en familia.
Continuara….
Uno más, uno más….
Última edición: 21/02/21.
