Demashitaa! Powerpuff girls Z no me pertenece, solo la trama.

¿Nana?

Capítulo 19

Kaoru supo que esto era una mala idea justo en el momento que lo pensó.

Y eso que era una opción.

Se observa por tercera vez al espejo, haciendo demasiadas muecas y murmurando maldiciones sobre todo aquel que se le ocurra.

-Vamos, sal de ahí. Este debe quedarte mejor que los demás.

Kaoru de nuevo hace una cantidad de maldiciones, saliendo del probador. Jalando un poco la falda del vestido en un intento inútil de cubrir sus muslos.

Miko ladeo la cabeza haciendo de nuevo esa mirada de arriba hacia abajo una y otra vez para decir la misma miseria frase que la estaba sacando de quicio.

-No, ese vestido se ve muy mal en ti.

Kaoru se cruza los brazos importándole poco que el escote muestre el inicio de sus senos, solo estaba Shirogane y ella. Cuando entraron a la tienda los empleados desalojaron a la clientela y solo en enfocarse en consentir todas las ordenes de la heredera Shirogane.

La idea fue en pedirle ayuda a su irritable cuñada, sobre prestarle una vestimenta que ella considere aceptable para acercarse a su hermana. Ella pensó que la novia de su hermano le prestaría algún vestido que no le quedara, tienen casi la misma estatura. Jamás pensó que Shirogane después de comer con su familia alegara llevarla de compras enfrente de sus padres, impidiéndole en negarse con la mirada esperanza de su madre y padre sobre al fin establecer lazos.

Llevaban 3 horas buscando vestidos (Algo que no comprende por qué carajos debe ser un vestido) y otra hora probándose cada uno de ellos. Estaba cansada, hambrienta y fastidiada, controlándose de forma inhumana de no matar a la niña rica que tenía enfrente.

La idea de a ver pedido mejor a Miyako ir de compras hubiera sido mucho mejor que esta mierda. Ella sería más amigable de soportar.

-¿Por qué carajos me llevaste de compras? Solo te pedí ropa tuya que ya no usaras.

Miko le dedica una mueca –No iba hacer algo como eso, esas caderas tuyas hubieran roto cualquier cosa. –Kaoru baja su mirada a sus caderas. –Eres ancha y tus muslos son muy grandes y… -Kaoru se sobresalta cuando Shirogane toca sus muslos. –Fuertes… Creí que las faldas cortas te ayudarían, pero tu expresión y mala actitud hace que cualquier vestido sea feo en ti.

Kaoru golpea la mano de Shirogane y establecer distancia. –No es como si tú fueras la mejor motivación, ¿es de familia criticar? O ¿una especie de regla para los ricos de hacerlo?

Shirogane parpadea, Kaoru lo hace también. La expresión confusa de Shirogane era sincera.

-… No estaba criticando, estaba diciendo las cosas como son. Tus muslos son de una deportista aunque tu complexión superior engaña con brazos y espalda medianos. Y tus pechos son…

-Si continuas pensare que te gusto. –expresa soltando un suspiro. Shirogane le dedica una mueca por su comentario, algo que le pareció gracioso. –Detesto los vestidos, y no es por el hecho de que muestre piel, detesto la poco libertad que dan y soporte demasiado de pequeña. Así que, si se te ocurre otra cosa que me permita acercarme a tu hermana…

Shirogane frunce ligeramente la boca de nuevo la observaba de arriba hacia abajo. Para luego dar un suspiro pesado.

-Tengo una idea. –le murmura mirando hacia la empleada que parecía una estatua, atenta a las órdenes de la Shirogane. –Tráeme el último conjunto que te entregue y deja todas las demás, como también un equipo de peinado y maquillaje.

-Si señorita Shirogane.

-No sabía que este lugar tengan también ese servicio. –expresa Kaoru viendo como Shirogane volvía a sentarse.

-No la tienen, tardaran un poco en traerlo.

Kaoru rueda los ojos.- ¿Por qué haces eso?

-¿Hacer qué?

-Hacer trabajar de más a los empleados, ellos no puede negarse por quien eres y te aprovechas de ellos. Las tiendas tienen políticas y tú las pasas por tu culo de oro solo porque papi sea el dueño.

Shirogane se encoje de hombros. –Estoy acostumbrada hacerlo, y les doy una buena propina.

-Ese no es el punto.

Kaoru se detiene cuando regresa la empleada con un conjunto en sus manos. No pierde tiempo en recibirlos y observar con amargura la prenda. En esta ocasión no era un vestido, sino una falda.

-Es un Short-falda, te permitirá esa libertad que dices, y es un poco más larga que las demás. –Comenta Shirogane tomando su celular. -Póntelo.

Kaoru evita gruñir por el tono mandón de la niña rica, encerrándose de nuevo a su cubículo y deshacerse del vestido negro que era más una segunda piel que prenda. Termina de colocarse todo el conjunto, que era un short-falda verde de tonalidades neutras, es decir ni tan claro, ni tan oscuro, la tela se asemejaba a la de la mezclilla, un top negro sin mangas y con tirantes gruesas, suelto, donde sus pechos provocaban un hueco debajo de ellos, bailando la tela. Por ultimo estaba una camisa blanca, de longitud larga llegando por centímetros debajo de su short, sin botones y tela delicada, casi trasparente.

Kaoru se miró por mucho tiempo en el espejo, antes de salir y esperar la reacción de Shirogane. La chica estaba checando el equipo de maquillaje y peinado que pidió antes de mirarla.

La sonrisa que compartieron, fue la primera y única que compartirán ambas.

-… Solo falta cambiar tu peinado y forma de maquillaje. –expresa Shirogane.

El pequeño momento que ninguna admitirá que hubo, se rompe. –No te pedí que me hicieras un cambio de imagen.

-Si quieres acercarte a mi hermana, debes cambiar muchas cosas de ti, aunque lleves ropa de marca, juzgara muy fácil tu cara y cabello. Himeko tiene demasiados estereotipos de Shirogane. Debes ceder más, si quieres ayudar a la menor de los Him.

Shirogane le indica que se siente en el sillón que antes usaba, Kaoru bufa (aunque era más parecido a un gruñido) haciendo lo que le piden, se centra entonces en mirar el extenso probador que claramente que era para personas de alto nivel, una especie de probador VIP donde establecen intimidad para el cliente destacado. Con tres grandes espejos y una plataforma de madera, en frente suyo. Un cubículo para más intimidad y la que ha estado usando para cambiarse. Las paredes estaban pintada de colores pasteles y claros como una especie de armonía y belleza. Podía escuchar una canción clásica como ambientación, y ver como en silencio algunos empleados dejaban unos aperitivos. Kaoru traga saliva al reconocer unas papas, su estómago pedía comida.

-¿Cómo el acercarte a mi hermana te ayudara a que deje en paz a la pequeña Him?

Kaoru mira a Shirogane atreves de los espejos, la chica estaba centrada en cepillarla y poner sustancias de olores dulces en su cabello, como también le hacía señales a los empleados de que las dejaran a solas.

-Ya que no se me permite la violencia, planeo investigarla siéndome cercana a ella. –Shirogane la observa de reojo, para luego comenzar a desenredar el cabello. –Tu hermana debe tener algo que nadie debe saber, algo que a tus padres puedan molestarle. Si algo he aprendido conviviendo con los Him es su necesidad de llamar la atención de sus padres.

Ella no se refería solo de Miyako, se refería de todos los hijos Him. Cada uno busca la aprobación o el rechazo de su padre a su manera, como lo haría cualquiera claro está. Pero admite casi siempre, que los tres lo hacen de una forma insana, Miyako sobre esforzándose de sí misma sin ningún incentivo y solo matando su seguridad, mientras que Butch busca lo contrario de Miyako, a pesar de los incentivos de aprobación y solo afectando su futuro académico que ahora padece. Al final ambos, estaba buscando la atención de su progenitor, trayendo consecuencias preocupantes.

Aunque con Brick no estaba segura, estaba claro que no busca aprobación, pero tampoco busca un rechazo. Solo la veces que parece buscar algo de su padre es cuando discute con él (y eso solo lo sabe por Butch), pero no era para el beneficio de él, sino de su hermana.

Kaoru deshace la idea, concluyendo que el semáforo era el menos preocupante de los tres y que Brick solo requiere de la mandona de Momoko para centrarlo.

Además, si volvía a hablar con el patriarca Him, será aún más grosera de lo que fue ese día.

-Ya que te dije que te ayudaría… Debo comentarte que hay una falla en tu plan obviamente improvisado. –Kaoru le frunce el ceño pidiendo que se explique, Shirogane se encoge de hombros. –Mis padres les importa muy poco, para no decirte que nada, lo que haga Himeko. –noto el tono mordaz en Shirogane y como sus facciones era más rígidas y molestas.

-Pero es su hija, algo debe molestarles.

-Himeko ha hecho cosas que perjudican a la familia con anterioridad. –continua Shirogane. –Intentos en vanos de tener algo de sus padres… que las sirvientas encontraran drogas en su cama y parte de su ropa, que apostara una fortuna con nombre y edad falso en la vegas siendo su último viaje familiar que compartiríamos con ella, hiciera una fiesta con desconocidos en el mismo lugar que se celebraba el aniversario de mis padres, hubo muchos amigos de la familia que decidieron perder contacto… y fuera hospitalizada por un choque de auto por su sobredosis.

Kaoru observa la mirada molesta de Shirogane y claro tono burlesca hacia su hermana. No vio la molestia normal en un hermano mayor, como Dai la regañaba por haber llegado tan de noche en su primera borrachera, lleno de preocupación, molestia y alivio en verla. Como la mirada de Brick cuando fue por su hermana en el local de videos juegos porque había ido con la nana que apenas conocieron y de desconocidos que no sabe (ni sabrá) como conocieron a Miyako.

Era odio, sin una pizca de compresión a su hermana o algo que a veces los hermanos muestran, como si fueran segundos padres o lo más sano en su papel de hermanos mayores.

-En cada una de ellas mis padres solo invirtieron dinero y usaban mis logros para que no se filtrara la vergüenza de mi hermana, no había regaños, ni castigos, ella parece tener la libertad de hacer y deshacer lo que le plazca sin consecuencias de por medio. Lo único que le felicitaron fue cuando se hizo amiga de Him Miyako. –Kaoru hace una mueca cuando Shirogane pasa demasiado cerca el rizador a su cuero cabelludo, casi quemándola. Shirogane se da cuenta, retirando el rizador y sobando la parte afectada. –Mi hermana se queja de eso, y solo busca oportunidad de hacerme quedar mal, sin éxito, porque es demasiado idiota e infantil para que sus sabotajes se cumplan…

-¿Saben lo de Dai? Tus padres y hermana…

-No –confiesa sin dudar. –Y se llegaran a saberlo, tengo un repuesto para lo peor…

-¿Qué es desheredarte?

-… No, es que busquen denunciar a tu padres de una estupidez… -Kaoru se sobresalta mirándola con alerta. Shirogane aleja el rizador y colocar una mano en su hombro. –Tranquila, no encontraran nada que puedan inculparlos y tengo a los mejores abogados desligados de mis padres para cuidarlos. Y como te dije es solo si lo descubren…

-Aun así te desheredaran -murmura bajo, negándose en ver a Shirogane de otra forma. -Como vivirás sin tu acostumbrada vida.

-Tengo mi propio dinero heredera de mi abuela, y ahorros de todos los concursos, proyectos e inversiones de mis padres de toda una vida. Aunque no sea tan rica como ellos, mi futuro es estable. -contesta Shirogane de vuelta, menos molesta y parecía divertida. -Además, mis padres jamás me desheredaran, porque su única opción sería Himeko y ellos nunca la nombraran como heredera. Solo buscaran que tu familia se ponga en mi contra o que Dai lo haga.

Kaoru ladea la cabeza solo para fastidiar el intento de Shirogane de aplacar un mechón rebelde que no se acomoda como la mayor quiere. Medita un rato lo que ha confesado la novia de su hermano y darse cuenta que tuvo mucha suerte en la familia que tenía. Comprendiendo entonces el por qué se dio la ligera amistad de Himeko Shirogane con Miyako, y tenía ideas de por qué pudo a ver terminado.

-¿Puedo estafar a tu padres si llegarán ofrecerme dinero para establecerme en tu contra? -pregunta con humor. Shirogane da unos últimos toques al cabello de Kaoru antes de contestar.

-Solo si le das la mitad a Shou. Y grabas el momento. -dice en un tono burlón y parte en serio, mientras abría el equipo de maquillaje. -No todos los hijos ricos buscan la atención de sus padres, algunos solo buscamos como escapar de ella, y no ahogarnos en el proceso.

Kaoru asiente no hablando por un largo rato, mientras Shirogane se enfocaba en su cara, dándole tratamiento de limpieza y luego colocarle maquillaje. Hablo solo para amenazarla de que si la maquillaba como un payaso o estaba cargada de sombras o de toda esa porquería, su auto estaría rayado la siguiente vez que venga a comer con su familia.

Después de un largo rato meditando, pensando con lo que hará en la fiesta. Su boca pronuncia lo que pensaba.

-Los ricos tiene una familia de mierda. –Shirogane detiene en plasmarle el polvo rosa en sus mejillas y dedicarle una mirada. –Tienes lo que tu hermana quiere, pero tú deseas la indiferencia de tus padres. Y en vez de buscar un consuelo muto, se detestan.

-… Dai dijo que querías ser periodista –murmura la chica, alejándose y dedicarse en guardar el maquillaje. Últimamente aquel tono irritante de Shirogane no salía con frecuencia como al principio. –Para tu falta de tacto o de no pensar lo que dices, completas algunas actitudes… -Kaoru rueda los ojos, mientras Shirogane soltaba un bufido. -… Intente ser su hermana, pero esta tan obsesionada en ser la atención de todo, que la hace insufrible. Te he dicho que no hay nadie que la soporte, hay mucha gente que lo confirman… -Shirogane toma el mentón de Kaoru, alzando su cabeza. La hace ladear la cabeza de un lado otro, antes de asentir satisfecha y mostrar una sonrisa ligera –Envidio lo que tienes con tus hermanos, envidio toda tu familia lo que tienen. Puedo ser heredera de muchas cosas, pero tú tienes…

-Ya lo sé, no te pongas sentimental. –pronuncia con fingida desinterés solo para sacarle una mueca a Shirogane. Quita la mano de la otra chica de su rostro -¿Terminaste?

-Sí, lo hice. Y me sorprende que haya logrado que te veas presentable.

Kaoru se levanta para mirarse al espejo. Ladea la cabeza ligeramente impresionada con lo limpio y bien cuidado que esta su rostro y cabello. Observa el delineado delegado de sus parpados y como aumentaba el brillo esmeralda de sus ojos como también la redondez de estos. Shirogane procuro mantener un maquillaje natural y no lo cargado que había pensado con terror Kaoru.

-Himeko tiene complejos con su cuerpo y rostro, -Kaoru voltea a verla. -Tu seguridad le atraerá y tratara de imitarte, halágala en ocasiones, pero no demasiado, como te dije busca atención y si muestras algo de rechazo la tendrás en tu mano… evidentemente tratara de insultarte al principio, pero eso no es ningún problema si controlas tu mal genio.

-Para detestarla la conoces bien.

-Es difícil no hacerlo cuando la veo siempre caer en el mismo truco con sus amistades, y después quejarse conmigo cuando la abandona, como si tuviera la culpa de todas sus desdichas.

Kaoru desvía la mirada, la actitud de Shirogane se sentía sincero, sin muestra de lastima en su hermana y directa en que solo parecía un teatro innecesario en su día a día. Kaoru comenzaba creerle que no había cariño por ninguna de las dos hermanas Shirogane, pero algo le impedía crearlo del todo.

Shirogane no era insensible, Dai jamás se hubiera fijado en ella si realmente tuviera esa actitud.

-¿Sabes usar zapatillas? -pregunta la chica, sacándola de sus pensamientos.

-¿Tu qué crees?

-… Bien, te llevaras unas botas. -Shirogane le saña los bocadillos. -Come algo, voy a encargar tres pares de botas sin tacón y cuatro conjuntos parecidos del que llevas puesto para ti. Luego te hare un tutorial para que puedas peinar y maquillar por ti misma… Todo ese equipo es tuyo.

Kaoru parpadea confundida, buscando la etiqueta de la ropa, y darse una idea de lo que va a pagar, su saliva se atora en su garganta al ver la cantidad exagerada de ceros en su precio. Observa la marca del equipo de maquillaje y peinado que gracias a las revistas de Miyako identifica que son marcas caras.

-Solo puedo pagar la blusa… ¿No hay una rebaja?

-No seas idiota. -expresa Shirogane, sacando su tarjeta de crédito, -Jamás podrías pagarlo… Y si dices la misma estupidez que tu hermano sobre deberme, te llevare de nuevo de compras y probaras cada vestido de la tienda.

Por primera vez Kaoru cerró la boca ante una amenaza mientras Shirogane salía de la sala, y se escuchaba los saludos de los empleados.

Kaoru mira el reflejo de su espejo, pensando que no le desagradaba mucho lo que veía, y si no fuera por el patinaje, sus clubs deportivos y su propia pereza, podría tener el cabello de esa forma. No parecía una muñeca, Shirogane cuido que se viera igual y resaltara lo que es atractivo.

Observo su cadera y abdomen, su madre siempre expreso que tenía un metabolismo rápido que le era difícil ganar peso, provocando problemas en Kaoru en cada cita médica cuando las preguntas eran si cuidaba su alimentación o suponer un trastorno por su flaquez. No importaba cuanto deporte sus padres le hayan inculcado ya sea jugando con los amigos de su mismo vecindario, clubs gratuitos que hayan aprovechado en inscribirla. O entrenamientos furtivos que su padre les dio a ella y a sus hermanos para defensa personal e inculcarle una rutina sana de ejercicio. Kaoru aparentaba una delgadez que los doctores pensaban que no era normal con sus preguntas incomodas.

Eso provoco que Kaoru dejara de preocuparse por cómo se veía su cuerpo, y decirse que está bien con ello. Dejo de preocuparse cuando pensó que sería así toda la vida.

Siempre ha sido de pensamiento simple cuando se trata de sí misma.

Su apariencia era lo que menos podía preocuparle.

Así que era la primera vez en mucho tiempo que se miraba con atención al espejo, y ver sus caderas anchas y sus brazos habían ganado un poco más de musculo. Alza su pierna para ver la redondez de sus pantorrillas y muslos, luego voltearse y observar la firmes de su trasero, para luego con sus manos notar que realmente sus pechos han ganado volumen en los últimos meses.

Se prometió retomar su rutina en el gimnasio donde entrena su padre, con la idea de que pudiera tener las marcas en su cuerpo, que tanto mira y admira en algunas luchadoras.

Kaoru medita un tiempo sobre una idea descabellada. Que ignoro a Shirogane cuando regreso con bolsas de la tienda y le cuestionara porque no había aprovechado los aperitivos. Aquella idea se plantó con fuerza, y la hizo cuestionarse si no era una clase de aumento de vanidad que ella carecía normalmente, observa de nuevo a Shirogane.

Le hace una pregunta ligado a su idea, Shirogane la miro confundida, callada y después responderle con una sospecha suya. Después le dedica una mueca de compasión, que Kaoru acepto.

Con el pensamiento de que lo valía. Miyako era su amiga, y ella pone garras y dientes por ellos.

O en este caso, ojos coquetos.

.

.

.

Momoko observaba el ceño fruncido de la señora Keane, mientras leía el comunicado de Sana, su psicóloga, sobre el permiso de las gomitas, los cuales el producto se encontraba en el lado izquierdo de la señora Keane. Brick estaba al otro lado de su madre, explicándole la información que les proporciono la recepcionista de su psicóloga y también los datos que Brick busco por sí mismo. Se sentía tensa y bastante incomoda entre el intercambio de madre e hijo, hablan como si ella no estuviera en la misma sala que era en la cocina. No pudo ser en la oficina ya que el señor Him lo estaba usando y no quería interrupciones, Yoko les dio el tiempo para hablar dejando a Momoko vigilar el postre que se estaba horneando.

Momoko volvió a inhalar para percibir el olor del postre que era demasiado dulce, con mezcla de canela. Su estómago le pedía que comiera.

Regreso a prestar atención cuando Brick de nuevo pronuncio su nombre, pero era para contestar algo que su madre pregunto. Sabía que su modo de hablar no lo hacían con la intención de incomodarla, pero no podía dejar de removerse en su asiento.

Todos estaban sentados en el pequeño comedor de la cocina.

-… ¿Desde cuándo sucede esto? –pregunta la señora Keane sin apartar la mirada de los papeles. Momoko tardo en contestar, insegura si la pregunta fue para ella.

-… Tiene un tiempo. –Murmura. Jalando un poco la orilla de sus mangas. –A veces puedo dormir un poco más que otros días…

-Pero no lo suficiente –Estipula Brick cruzándose de brazos –Si continua, enfermera de gravedad, las gomitas para dormir pueden ser una solución, la especialista dice que será un tiempo y luego se retirara de a poco.

-Para evitar codependencia. –murmura la señora Keane, tomando uno de los botes (eran dos) y examinar el contenido. Brick fue quien las compro, Momoko desconoce el momento -No me agrada la idea, pero tienes una razonable justificación, la falta de sueño es algo de tomar en serio. –Keane deja el bote en su lugar dirigiendo la mirada a Momoko, la chica le regresa la mirada con intento en vano de sonreír, pero los ojos de Keane la estaban observando con atención, obligándola en aparentar tranquilidad. –Momoko, ¿no has pensado en dejar tu trabajo nocturno?

Momoko niega, con tal de no hacer una mueca. –No señora Keane, no deseo renunciar a ese trabajo…

-Tal vez si lo hicieras, tuvieras más tiempo para dormir… -menciona Keane al aire, Momoko permanece callada. Para evitar algún comentario desagradable hacia la señora de la casa. –… De acuerdo, te permitiré tomártelas, quiero que manejes esto con madurez y solo uses lo que tu psicóloga te pide.

Momoko asiente, mordiéndose la lengua de contestar que ella siempre ha manejado las cosas con madurez, pero se recuerda que solo la mujer mayor está preocupada por ella, se sobresalta cuando el horno avisa de su termino de horneado. Camina tomando los guantes en el proceso, abre la puertilla, recibiendo calor y el olor dulce en la cara que provoco más hambre, con delicadeza coloca el postre en la tabla para picar y que Yoko usa para colocar cosas calientes.

-La intervención de la especialista ¿te está ayudando, Momoko?

-Si señora.

-¿Hablas de todo con la psicóloga?

Momoko mira de reojo a la señora de la casa, antes guardar los guantes. –Soy precavida en algunas cosas señora.

Observa como la señora Keane asiente, dando un suspiro para después levantarse de la silla.

-Creo que querrás que esto se mantenga entre nosotros. –Momoko asiente, Keane le dedica una sonrisa amable con otras intenciones claras, Momoko decidió ignorar esas intenciones desviando la mirada. –Cualquier cosa, puedes decirme Momoko, recuerda que soy tu tutora…

-Si señora Him.

Keane suelta un suspiro con intención de irse, deslizo la puerta, Momoko intento tomar un pedazo pequeño del postre con sus dedos, era un pay de manzana y el olor solo provocaba que le hiciera agua en la boca y que su estómago doliera por el hambre. Brick le impide el paso de su mano poniendo la suya en su camino.

-¡Solo un pedazo!

-Yoko se enojara si ve que pellizcaste el postre.

-Solo quiero probar, no lo notara. –Momoko con berrinche. Mientras Brick sin ningún esfuerzo la mantenía alejada del postre.

-Me alegra ver que son muy unidos. –Momoko deja su tetra mirando a la Señora Keane, la mujer tenía una sonrisa tranquila y feliz. –Antes pensaba todo lo contrario…

Momoko dirige la mirada hacia a Brick, quien se encoge de hombros ante el comentario de su madre.

-Sigue siendo estirada.

Momoko rueda los ojos –Mantendré mi comentario sobre su hijo, señora Keane.

La susodicha suelta una risa, para luego terminar saliendo de la cocina.

Momoko observa como Brick acercaba los botes a la barra leyendo el etiquetado del contenido del producto, con su característico ceño fruncido y mirada seria, casi fría. Tuvo que desviar la mirada, cuando sintió el revoleteo de su pecho, el cosquilleo de su estómago con una extraña mezcla de sensación ansioso, cálido y… estúpido.

Ella sabía lo que sucedía, tenía un nombre, pero no quería pensarlo demasiado… Aunque no era cuestión de pensarlo y solo sentirlo.

Porque si, ella sabía que últimamente algo le pasaba cuando estaba con Brick. Que era extraño, pero al mismo tiempo conocido. Como referencia tenia a Randy, aunque se preguntaba si ocurrió de la misma forma extraña… Duda que no.

-Solo son dos gomitas, -menciona Brick sacándola de sus pensamientos. –Y solo cuando vayas enserio a dormir…

-También leí las instrucciones Brick, puedo hacerlo sola.

Brick la mira, con una ligera sonrisa en la esquina de sus labios. Momoko evita desviar de nuevo la mirada, las sonrisas de Brick siempre eran ligeras, a medias y nunca una completa, el chico parecía costarle sonreír de forma más abierta, y eran tan escazas si no estaban pintados de burla. Pero provocaba que ese revoloteo aumentara.

Decide mejor, intentar de nuevo en tomar el pequeño pedazo del pay, pero de nuevo aunque de diferente manera, Brick se lo impide tomando su muñeca, suelta una queja indignada e intenta hacer lo mismo con la otra mano siendo detenida de nuevo por Brick que había repetido la acción de atrapar su muñeca, la espalda de Momoko choco con el pecho del chico que la rodeo con sus brazos, cruzando los brazos de Momoko, impidiendo su travesura.

Si Momoko intento distraerse y calmar las raras sensaciones de su cuerpo, este abrazo empeoro la situación, teniendo la cara roja y sintiéndose más ansiosa.

-Controla tu adicción de azúcar enana.

El chico la apretó más contra él, cuando ella intento zafarse. Podía percibir el aroma del chico, como también su respiración cerca de su oreja, sentía mareada con tanta cercanía.

Todo el tiempo que ha estado viviendo y conociendo a los Him, sabía con certeza que Brick no le era agradable el afecto o lo que requiera contacto directo, Momoko sabía que a la única que el chico demostraba afecto era a Miyako, recibiendo o iniciando los abrazos aunque fueran a medias y el chico terminara con los hombros tensos. Desconocía el motivo de esto, pero Momoko pensaba que no era por falta de cariño, sino porque era parte de él, como un carácter hereditario… Un carácter sacado de su padre evidentemente.

Pero de una extraña manera, aunque fuera algo frio su forma de actuar, retraído cuando se refiere en ser empático con los demás.

Brick era cálido.

Lo sabía por qué había compartido abrazos extraños con él, y cada una de ellas, sintió calidez. Pero en esos momentos no tenía ideas en su cabeza sobre sentimientos y sensaciones, así que ahora aunque pudiera sentirlo, solo provocaba aumentar su ansiedad.

-Bien, tú ganas. –Logra moderar su voz, que no fuera temblorosa y hubiera algo de diversión. Aunque debió tragar saliva. –No comeré hasta que Yoko lo permita.

Brick la suelta después de unos segundos, (que fueron largos para ella). Momoko finge una mueca de indagación para tener un motivo de no mirarlo a la cara. Brick suelta un bufido.

-Tanta azúcar no debe ser nada bueno para ti enana.

-Cuando algún doctor me lo prohíba en cuestión de vida y muerte, dejare de consumirla. Por lo tanto disfrutare el azúcar y el dulce todo lo que pueda.

Momoko se permite mirarlo de reojo cuando su sonrojo se haya calmado, espero ver algunos hombros tensos y alguna separación de él a su persona, después del contacto extenso que tuvieron. Para su sorpresa Brick se mantenía cerca de ella, e incluso el chico revoloteo su cabello, chilla por sorpresa.

-¿No deberías ir a trabajar? –pregunta el chico con diversión.

Momoko mira la hora de su celular, comprobando que realmente tenía que irse.

-¿Por qué el tiempo pasa tan rápido cuando no lo deseo?

-Eres tú la lenta. –menciona Brick. –Recuérdame por que debes ir más temprano…

-Una compañera de la tarde no podrá ir a su turno, me ofrecí tomar su puesto y ocupar también la noche. –menciona Momoko tomando su bolsa y abrochar su chamarra, el invierno estaba dando paso con fuerza y lo menos que quería era enfermarse. –Recuerda llevar a Miyako… -expresa deslizando la puerta, Brick la seguía de cerca. –No debe tardar en volver de su cita con Boomer.

-Últimamente sale mucho con él.

-Era eso o permanecer encerrada –Momoko cierra la cocina, escuchando el monosílabo de Brick afirmando su comentario, regresa su mirada hacia él. –Sabes… Ya no eres tan ogro con ella cuando se trata de salir. Hace unas semanas la hubieras perseguido en su cita.

Brick le arquea la ceja –Si hablas la vez que la sacaste de la casa por ir a un árcade con unos desconocidos y con la nana que llevaba tres días trabajando. No puedes reclamarme por ser precavido. –Momoko iba a protestar con algo que solo elevaría la justificación de Brick, pero este continua. –Y me sigo preguntando ¿cómo es que Miyako conoció a Kaoru y Boomer?

Momoko hace un movimiento vago con la mano para quitarle importancia. –Lo que quería decir, es que eres menos sobreprotector que antes… -Momoko ladea la cabeza deteniéndose a mitad de camino a la salida, justo donde da el comienzo de las escaleras. -¿Hemos ganado tu confianza? ¿Somos dignos de la amistad de tu hermana? Ogro gruñón

Sabe que Brick noto su desvió de tema, pero no insistió para fortuna suya. El chico rueda los ojos.

-Sé que estará bien –afirma Brick casi entre dientes. –aunque no la dejare ir a una fiesta con Boomer.

-Deberías preocuparte por Kaoru –defiende Momoko. –Boomer siempre es el chofer designado, Kaoru es el problema cuando hay alcohol.

Momoko toma su bolso del sillón individual, checa el dinero de la bolsa para asegurarse que tiene lo necesario para su traslado, hasta que el sonido de unas llaves toma su atención, Brick estaba tomando sus llaves de su auto.

-¿Qué haces?

-Te llevare. –dice, mirándola con extrañeza. –Llegaras a tiempo.

-Puedo tomar el…

-Es mejor que te lleve –el chico de nuevo sacude su cabello.

-Pero… Vendrás por Miyako después para llevarla al trabajo y harás doble vuelta, es mejor que ahorres gasolina…

-No tengo problema con eso.

-Es mejor que este…

Brick la detiene con su parloteo dando un toque en su nariz. –Llegaras más rápido, y debes comenzar a despreocuparte un poco con ahorrar.

-O tú deberías aprender hacerlo. –Murmura Momoko, siguiendo a Brick a la salida. –Miyako aprendió ahorrar su dinero de su trabajo muy bien, es muy placentero verla ser más madura. Me lo agradecerás cuando no lo desperdicie en el futuro…

-Suenas demasiado vieja. –dice Brick abriendo la puerta. –Y Miyako no tendrá ningún problema con el dinero en el futuro.

Momoko pudo tomar el comentario con fastidio, típica frase de un niño rico que nunca ha carecido de nada. Pero el tono y la mirada seria de Brick, la retuvo en decirle algún comentario sarcástico u ofensivo.

Algo le decía que había más en esa simple frase.

.

.

.

Miyako le pasa un poco del postre de fresas a Boomer, mientras el maniobra el volante, estaban en camino a su casa, Miyako había comprado un postre para ambos antes de venir y a pesar del evidente peligro de distraer en ocasiones a su novio por comer un postre mientras manejaba, era una escena que la tenía encantada. ¿Cuántas veces se imaginó hacer este tipo de cosas con la persona que le gusta?

-Debo decir que las fresas tiene un toque más dulce –comenta el chico. Miyako toma un bocado afirmando el comentario de su novio.

-Para la próxima podemos probar el de tres chocolates diferentes. –comenta Miyako. Pasándole el ultimo pedazo a su novio quien detenía el auto ante la señal roja del semáforo. Miyako muerde su labio, y como era costumbre en ella aquel pensamiento que la invadía todos los días que estuvo sola con Boomer, regresa martillando su mente sacando sus inseguridades. –Claro, si es que quieres regresar a esa pastelería, o a salir, de seguro tienes mejores cosas que hacer… Lamento si…

-Palabra prohibida –exclama Boomer tomando la mano de su novia, acelerando el auto cuando la luz cambia en verde. –Recuerda que tienes prohibido disculparte y… -Boomer da la vuelta una cuadra antes de llegar a la casa de la chica. –No me molesta estar contigo Miyako, al contrario, he disfrutado salir estos días con tu compañía. Me alegra saber que puedo ayudarte.

Miyako le sonríe aliviada, dejando caer su cabeza en el hombro del chico y soltar un suspiro, lo que sea que atormenta su cabeza disminuye, pero parece no desaparecer.

Los últimos días se ha dedicado salir constantemente con Boomer, han ido comer, pasear por cualquier parque cercano, platicar de todo y de nada, Boomer llevándola a partes de la cuidad que ella no conocía como tiendas pequeñas de ropa donde ella encontró de su gusto o tiendas de tela, aunque no fueran telas de calidad que su madre le consigue, era perfectas y hermosas. Aunque la mayor parte del tiempo estaban en los parques escuchando alguna música en el celular del otro, acurrucados.

Su novio ha sido comprensible cuando ella le conto por que no deseaba estar en su casa, le conto la inesperada larga estadía de su padre como se sentía muy sofocada en su cuarto a pesar de ser el único lugar seguro en su casa.

Pero a pesar de la placentera compañía de su novio, de que él siempre le aclara que le encanta estar con ella y que comprendía su necesidad de salir, a veces Miyako se sentía mortificada de ser una carga pesada, de que su cabeza le regañe por quejarse de sus problemas cuando tal vez Boomer tenga mejores cosas que hacer, que escucharla o ser su compañía, de sentirse insegura con lo que hacía y lo que pensaba que no debería hacer. Se sentía algo sofocada con los miles pensamientos que pasaba por su mente, que parecían desbordarse con más facilidad últimamente que en días anteriores.

Siente la acaricia de su novio en su mejilla, ella abre los ojos sin saber en qué momento los cerro. Boomer aun manejaba con una sola mano en el volante.

-Debes ir a trabajar –se recuerda Miyako separándose levemente y permitirle movilidad a su novio –Creo que se te está haciendo tarde.

-Tengo algunos minutos de tolerancia. –comenta Boomer deteniéndose en las rejas siempre abiertas de la mansión Him, sin meter el auto hacia la entrada. Pedido de Miyako, su paranoia de que se repita la misma escena de Kaoru con su padre, pero siendo esta vez Boomer, la hace actuar algo precavida. –Momoko también estará en la tarde.

-Si me lo dijo, espero que no se agobie con tanto trabajo. –dice desabrochando su cinturón, no le sorprendió que su novio la tomara del brazo y la atrajera a él. Los besos se volvían constante pero nunca podría aburrirse o reclamar por eso. Siempre recibiría los labios de su novio con gusto, reconociendo que ya no era tan confusos como al principio. Y para sorpresa de ambos, Miyako era siempre la que no podía a veces detenerse cuando empezaban. –Eres injusto…

-¿Por qué? –le murmura Boomer con aquella sonrisa dulce que hacia querer a Miyako volver a inclinarse y continuar en besarlo.

-Porque… No lo diré, es vergonzoso… Lo eres y ya. –exclama casi en un berrinche. Boomer ríe y la da un pequeño roce antes de separarse. Miyako hace una mueca.

-Te veré en la noche –le comenta lo que es obvio para ambos. Boomer ladea la cabeza con inocencia. –Y si tenemos algún descanso, tal vez pueda ser más injusto.

Miyako bufa por el intento de broma de su novio, y este solo se ríe por su expresión. Baja del auto un poco a la fuerza, sin querer hacerlo, sin querer salir de esa burbuja que siempre la rodea cuando esta con ese chico de mirada azulada zafiro, quien la hace sentir uno y mil cosas por todo su cuerpo manteniéndola en una nube. Se despide de su novio con su mano con una sonrisa algo desanimada y Boomer la intento hacerla sentir mejor repitiendo que se verían en la noche.

Miyako entro a su hogar aferrándose al sentimiento tranquilo que le trasmitía su novio, diciéndose que solo debe ir a su cuarto. Reprochando un poco que Butch estuviera afuera de casa desde casi todo la tarde después de la escuela y que no lo vera porque ira a la fiesta de Himeko, reprocha también que Momoko fuera a trabajar tan temprano y que posiblemente haya sido llevada por Brick. Miyako se detiene justo al frente de la puerta principal, al comprender que estaría sola por unos minutos en compañía de su padre, se aferró a su mochila con miedo.

-Relájate –se dice, intentando en volver a recuperar su tranquilidad. –Mamá debe estar en la casa.

Al decirlo mira hacia los autos confirmando que Brick no estaba en la casa y que tampoco su madre lo estaba, el auto de su madre no estaba por ninguna parte, hace un quejido pensando que tal vez se podría quedar en la entrada y esperar a Brick, pero aquella idea se aleja al sentirse demasiado estúpida e infantil.

Abre la puerta siendo cuidadosa en no hacer ruido suspira al no ver a su progenitor en la sala principal, sube las escaleras vigilando el pasillo que da a la oficina, y casi corriendo va hacia su cuarto, solo para detenerse abruptamente cuando ve la puerta de su habitación abierta y escucharse movimiento en ella. Miyako confundida y con un mal presentimiento invadiendo su espalda como un escalofrió, camina con cautela hacia su cuarto.

Brat checaba su armario, con su espalda rígida y una mueca incomoda en su rostro. Pero Miyako observaba con más atención al hombre de mirada fría, carente de expresión, con porte elegante y rígido. Miyako no obtuvo una mirada devuelta.

-… padre… -murmura miedosa, sin saber el motivo. El señor Him jamás entraba al cuarto de ella, verlo parado allí, con su típico porte distinguido era muy… erróneo. -¿Por qué…?

-Lo encontré señor Him. –exclama Brat con pena, Miyako noto la mirada de disculpa y culpable del mayordomo, el como sostenía con nerviosismo su… uniforme de mesera.

-Así que era cierto. –Expresa el señor Him, con aquel tono que era distinguible para muchos a pesar de que el señor Him no era expresivo. Aparte del sarcasmo ligero, aparte de la ironía en sus oraciones, había otro tono que Miyako solía identificarlo con más frecuencia en su padre. Asco. –Trabajas como mesera.

-…Yo… -expresa de forma tonta, sintiéndose mareada. Su cuarto era lo único seguro en su casa para no encontrarse a su padre, era su cuarto, su lugar. Y verlo invadiendo sus cosas, con esa misma expresión neutra dirigida a ella, indiferente a pesar del tono… La hacía sentirse muy perdida, insegura, se sentía muy vulnerable. –Momoko… Momoko me pidió… arreglar un rasguño de su falda… No es…

-La placa tiene tu nombre –estipula el hombre, acercándose a Brat solo para reafirmar su evidencia. Miyako se muerde el labio, aun asustada. –Brat tira eso a la basura… quémela si lo ves apropiado, sácalo de mi casa.

-… ¿Qué? –Miyako observa como Brat dudo al principio, pero la mirada fría del señor Him fue suficiente como para que el mayordomo asintiera y sin mirar a Miyako se dirigiera a la salida para hacer el pedido. -¡No! ¡Espera Brat!, ¡No puedes…!

-Esto no es un zoológico para que grites. –Miyako calla ante el tono duro de su padre. Lo observo, el señor Him no la miraba, dirigiéndose a la salida, con los brazos detrás de su espalda y la frente siempre en lo alto.

No le dijo más. Regreso aquel trato de ser un adorno en la casa, sin ninguna explicación algo más clara de lo que ocurrió hace un momento, sin mención de algún castigo o advertencia, solo una orden clara, según al criterio del señor del Him, que en teoría se acataría. Miyako miro su closet abierto, para luego mirar la hora en el reloj de su habitación, pensando que debería arreglarse para trabajar, y tal pensamiento llego fue perturbado al regañarse que debía obedecer a su padre, que no debió ser mesera desde un principio, que era una idiota por haber buscado un trabajo, por pensar que sería algo aceptable para su padre, que podría orgullecer su…

Miyako frunce el ceño, mordiendo su labio de nuevo observando su closet que fue invadido.

Ella no busco trabajo para complacerlo a él, su trabajo fue algo de su elección, fue una propuesta de Boomer que ella pudo ignorar, pero eligió intentarlo. Y no, no fue nada fácil para ella, tener que adaptarse, tener que aprender cómo hacer un café y saber que tiene mucho que ver sus porciones, la temperatura de los recipientes y el movimiento de muñeca para hacerlo de la manera correcta. Fueron semanas de estar todo el tiempo nerviosa, de estar cansada en los fines de semana y aun estarlo entre semana por la escuela.

Ella se esforzaba por ella. No por nadie más, y era muy complaciente recibir dinero por tu esfuerzo, entendiendo las palabras de su jefe cuando le negó su petición de no pagarle o descontarle.

Se sentido extraña, sabía que algo apago su cabeza, que aquella voz que escuchaba para hacerla sentir miserable, bajo su volumen. Miyako luego reflexionaría que esta era la característica que sus hermanos explotaban demasiado; No pensar antes de actuar, solo dejarse guiar con lo que sentía.

Y sorprendentemente.

Miyako estaba molesta.

Dio media vuelta, casi corriendo, vio a su padre dirigirse a su oficina y ella no tardo en alcanzarlo, dejando la puerta abierta del cuarto de estudio, y tal vez la dejo deslizar de forma muy brusca.

-Es un trabajo noble –expresa, no permitiendo que su padre haga un comentario por su actuar. –Ser mesera me ha dado conocimiento y experiencia de un trabajo noble, me permite ingreso extra para simples caprichos sin perturbar tus ingresos a mi persona…

-No te pedí una justificación –interrumpe el señor de la casa aun sin mirarla. –Mi orden fue clara.

Miyako tuvo el impulso de morderse la boca, aquella vocecita le aconsejaba irse del cuarto y resignarse.

Fue mucho más fácil callarlo… e incluso placentero.

-No, no hubo ninguna orden –exclama Miyako con la voz burbujeando en su garganta, se escuchaba extraña, no temerosa. Se sentía tensa por toda la cara, ella no era consciente de la mueca de enfado que refleja su rostro, con la frente fruncida, donde las cejas remarcaba la redondez de sus ojos que estaban muy fijos en su padre, y el cómo apretaba la boca cuando no hablaba. –Solo le dijiste a Brat que quemara mi uniforme, no hubo ninguna orden para mí, ningún reclamo, no hubo nada… Solo diste la vuelta y decides ignorarme como siempre lo haces. –Recupera un poco de aire, no gritaba, pero su voz era más elevado de lo que normalmente usa. –Pero no vas a ignorarme, vas a escucharme… No hice nada malo, no interfiere con mis estudios, el lugar está lo suficientemente retirado como para que ningún amigo de la familia me reconozca, Brick me lleva y va por mí los días que trabajo y estoy siendo cuidada por Momoko, y mi madre me dio su consentimiento…

-Así que tu madre lo sabe –no hubo un tono de sorpresa, era difícil saber que expresaba su padre con ese tono neutral. –Y la nana, tiene que ver con esto –Miyako supo su error, su madre acostumbra mucho no informar algunas cosas a su esposo, y era claro que su trabajo nocturno como mesera entraba a esa lista de: "Cosas que no contar a Him Ken". Y Momoko ya está lo suficientemente señalada por su padre, como para aumentarlo –Si necesitas instrucciones más claras para tu compresión te lo cederé esta vez. Te ordeno dejar esa ilógica y ridícula idea de trabajar como una mesera. –Miyako obtuvo una mirada de reojo, para después pasar de ella cuando el hombre se dirigía a su escritorio –Ahora que quedo claro, sal de mi oficina y deja de gastar mi tiempo.

-Perdón, pero no voy a obedecer. –las palabras salían, como vomito verbal sin ser consciente de lo que realmente decía. E incluso entrecerró la mirada a pesar de que el hombre mayor de nuevo la miro solo de reojo. –No veo lo ilógico y ridículo de trabajar como mesera. Es un trabajo respetable, me permitió aprendizaje y experiencia…

-Llevas mi apellido. –Expresa el señor Him, sin cambiar su postura, sin una muestra de enojo o molestia. Parecía que nada lo perturbaba y sacaba de sus casillas, y por alguna razón eso incrementaba el enojo de Miyako. –Es una vergüenza que trabajes en un lugar de baja categoría, simple y vulgar.

-¡No tiene nada de malo! ¡No hay nada de vulgar servir cafés, decir los descuentos del día y servirles con buena comida! –gritaba y puntualizaba con sus manos. -¿Por qué no mejor admites que te molesta que haga algo de mi propio criterio? O espera, para eso deberías tener una pizca de interés por mí. –las lágrimas se asomaban y al no tener control de su cuerpo y mente, cegada por el enojo acumulado de años de indiferencia, de desprecio a su persona. Miyako no la reprimió, no estaba reprimiendo nada de sí misma. -¿Por qué no me dices mejor el por qué estás tan decepcionado de mí? ¿Qué hice para que merezca rechazo de tu parte?, ¡Toda mi maldita vida busque la forma de llegar a ti! ¡Gane todos los concursos académicos que se me permitió! ¡Soy de la mejores de mi clase! ¡Mis profesores reconocen mi esfuerzo! ¡Madre lo hace y expresa su orgullo! ¿Por qué tu no?

Hubo un silencio, Miyako aprieta la quijada cuando nota que Him Ken estaba revisando documentos desplegados en su escritorio.

La estaba ignorando.

Miyako aun cegada da unos cuantos pasos, vio como sus manos tomaban los documentos y los arrojaba piso.

-¡Deja de ignorarme! –grita. -¿Por qué me odias tanto papá…?

Un momento estaba mirando los ojos rojos de su padre, para después su cabeza volteara y sintiera un ardor por toda su mejilla que incluso sus pies tambalearon. El cuarto quedo en silencio después de aquel ruido sordo, que provoco la cachetada.

Miyako llevo su mano a su mejilla, sorprendida y asustada. Incrédula de lo que ocurrió, regresa la mirada a su padre, quien observaba su mano con una expresión extraña, un expresión que se desvanece con rapidez y el hombre regresaba a su antigua postura. Miyako se estremece cuando la mirada rojiza se dirige a ella, era pesada y fría, intimidándola, baja la cabeza sumisa.

-Jamás espero nada de ti Miyako. –aclara el hombre –Pero siempre logras decepcionarme.

Miyako siento aquellas palabra como aguijones en su corazón, sintió como el pecho la apretaba, como se horrorizo cuando comenzaba a ser consciente de todo lo que dijo, aun con el ardor en su mejilla que provocaba más lágrimas en sus ojos y sentía los sollozos salir de su boca. Volteo la cabeza a la salida, con la intención de retirarse, pero no dio un paso y su sentimiento de horror aumentaba.

Había una persona en la entrada, que la miraba a ella igual de horrorizado con otro sentimiento mezclándose, haciendo que apretara sus puños. Miyako camino hacia él, sujetando los antebrazos, mientras su hermano Brick observaba a su padre e intentaba llegar a él.

La palabra furioso quedaba corto.

-¡Ahora vas a golpearla! –Miyako usaba su fuerza para retener a su hermano. -¡La insultas e ignoras!… ¡Y ahora la golpeas! ¡Eres un…!

-¡No, Brick! –intenta calmar Miyako, aun llorosa, con la voz débil y tartamuda–F-Fue mi culpa, yo-yo lo desafié y fui muy…

Miyako fue alejada, Brick la saco del cuarto y le cerró la puerta. Miyako intento abrirla pero estaba cerrada con seguro.

Esto estaba muy mal.

Idiota, idiota, idiota, idiota.

Se decía una y otra vez.

Era una idiota, no debió hablar, no debió hacer nada. Ahora por su culpa Brick gritaba y discutía con su padre después de semanas de que no lo hicieran, ella arruina la relación entre su hermano y padre. Posiblemente metió también en problemas a Momoko y a su madre por su capricho de querer trabajar.

Ella arruinaba todo.

Miyako sujetaba su cabeza desesperada, escuchando sus pensamientos miserables una y otra vez, sin dejar de llorar con sollozos aún más escandalosos que sentía que la ahogaban.

Intento de nuevo abrir la puerta, una acción inútil, Espero a que su hermano saliera tallando sus mejillas una y otra vez, estresada de que sus lágrimas no cesaran, escuchando las palabras hirientes que su cabeza le decía. Repitiendo las palabras de su padre que de a poco, se volvían suyas. Sin dejar de sentir la desesperación, culpa y la enorme tristeza taladrar su pecho, que provocaba la agitación.

Cuando Brick salió después de un largo rato, azotando la puerta, aun con los hombros tensos, la mirada llena de ira y el rostro desfigurado por la mueca tensa. Miyako dio un paso, comenzando con su parloteo nervioso e intentar calmar lo que inicio.

-Brick, yo tengo la culpa, no te enojes con padre... Fui muy irrespetuosa,… demasiado grosera, le grite y maltrate documentos de su trabajo,… yo me…

-No, no te atrevas a decir que te lo merecías. –expresa Brick. Soltándose de ella cuando intento sujetar su brazo. –Él no tenía por qué lastimarte.

-Pero… yo… Yo fui la que lo provoco, no quiero que discutas con él por mi causa, yo puedo…

-Puede que a ti no te guste que te defienda –Brick estaba más que molesto, y los Him demuestran que no suelen pensar demasiado lo que dicen cuando ese sentimiento los rodea. –Discuto con él porque odio ver que te trate una mierda, que te dé un trato que no mereces… Pero esto… -Brick señala su mejilla –Cruzo un límite que no voy a permitir. –Miyako intento de nuevo justificarse, pero Brick no la dejo callándola con sus siguientes palabras. –Y odio mucho más que tú intentes siempre justificarlo, y seas una llorona buscando migajas de algo que jamás obtendrás.

Miyako jadeo, mirando a su hermano dolida. Brick apretó la quijada, caminando fuera del pasillo. Miyako lo llamo, pero su hermano camino hasta la entrada de la casa, azoto la puerta al salir y Miyako escucho el motor del auto prenderse, y se desvanecía al alejarse.

Miyako se desplomo cerca de las escaleras, sin dejar de llorar. Con su cabeza haciendo más ruido que casi la hacen desear jalarse los manchones de su cabello para callarlos.

-Miyako –La chica mira hacia Yoko que tenía una expresión preocupada, se arrodillo hacia ella tomando sus manos e intentaba deshacer el gran apretón que ejercía sus uñas en sus palmas. –Vamos pequeña, no te hagas daño. Mira los rojas que están tus ojos…

-Lo arruino todo Yoko –pronuncia con sollozos. -¿Por qué tuve que nacer?

La mujer de avanzada edad, observo a la pequeña niña que cuido por años. Como sus ojos azules parecían perder brillo a pesar de los llorosos que estaba a causa de las lágrimas. Se quedó muda ante el dolor de la pequeña, se limitó a solo abrazarla tratando de consolarla.

Miyako no obtuvo el consuelo. El silencio de Yoko, aumento la opresión de su pecho.

Tal vez, todo sería mejor si ella no hubiera nacido…

Continuara…

Bueno… Sé que odiaran mucho al señor Him, yo lo hago, por eso lo hago muy detestable.

Para ser sincera esta pelea me fue muy difícil de hacer, avanzaba con las demás escenas del siguiente capítulo sin darle continuación a esta. Porque, estaba en un momento de alegrías que no encontraba los sentimientos negativos para esta escena. Literalmente surgió la inspiración cuando mis sentimientos estuvieran decaídos, y que navegando en spotify encontrara esta canción de Megan Trainor.

"Kindly calm me down" de Megan Trainor. Recomiendo escucharla, esta canción es casi la definición de Miyako, y posiblemente una pista de lo que significa Boomer y las chicas para ella.

Pero aun así a pesar de la… digamos inspiración, no estoy del todo satisfecha con el resultado. Sabía que Miyako debía explotar en cualquier momento, se veía venir cuando se lo expreso a Boomer en su primera confrontación con su padre, pero no ciento que haya sido las acciones correctas, pero luego me dije: ¡A la mierda! ¡Todos actuamos de diferente manera, si mi pequeña Him quiere gritar que lo haga! xD.

Aunque… me duele que haya tenido que recibir un golpe por eso.

En el siguiente capítulo les daré una pista de lo que se verá: Lo que hablo Brick con su padre, la fiesta y conocer que hará Kaoru para acercarse a Himeko y por supuesto a nuestra Momoko interviniendo con el drama Him.

Lo que sucede cuando se ausenta en la casa, xD.

Díganme que les pareció y les dejo algunas dudas para aumentar su intriga: ¿Qué habrá preguntado Kaoru a Miko al final? ¿Qué idea se le ocurrió para acercarse a Himeko? ¿Dónde habrá ido Brick? ¿De qué hablo con su padre? Y a todo esto… ¿Dónde carajos estuvo Butch durante todo el capítulo?

Estoy ansiosa por traerles el siguiente. xD

Sayo.

En mi perfil esta publicado el link de mi página de Facebook o Instagram, donde publico mis actualizaciones, o pueda hablar con ustedes, sobre cualquier cosa, como anime, series, lo que sea. Esto con el fin de estar allegada a ustedes xD