Capítulo 3.
Hamburgo.
Era sábado por la mañana, y el tráfico de las calles era más bien escaso; como todos los fines de semana, la gente que no tenía que levantarse temprano para ir a trabajar elegía dormir unas horas más para recuperar el sueño perdido en la semana. No era éste el caso de Genzo, por supuesto, quien no dejaba de salir a correr ni siquiera en los domingos. Secretamente, él prefería ir a trotar los fines de semana ya que así encontraba las calles despejadas y con poco ruido, lo que le permitía estar a solas con sus pensamientos; está de más asegurar que a Wakabayashi no le molestaba levantarse temprano en sus días de asueto, pues era una costumbre que se había autoimpuesto desde niño.
My eyes are open, my love is strong…
Un automóvil deportivo, conducido por un joven de cabello rojizo (y que usaba demasiado gel, por cierto), pasó junto a Genzo con el radio a todo volumen, haciendo sonar una canción que al japonés le pareció gratamente conocida. Ya él la había escuchado en otras ocasiones y debía admitir que en verdad le gustaba. Era una canción cantada por un grupo llamado Simply Red, y que siempre ponía a Genzo de buen humor (a pesar de que él apenas y alcanzaba a entender del todo la letra), quizás porque en cierto modo expresaba ese sentimiento universal que tenían todos aquéllos que compartían el amor por el fútbol.
Estamos juntos en esto… Por siempre juntos…
Por fortuna, el volumen de la radio era lo suficientemente fuerte como para que Wakabayashi pudiera disfrutar de la canción a pesar de que aquél y su dueño se encontraran a muchos metros de distancia. Silbando la melodía, el joven se dirigió a un bebedero público a saciar la sed que se había despertado en él tras un buen rato de correr; después de satisfacer sus ganas de beber, él murmuró en voz baja el fragmento de oración que continuaba en la canción.
- My eyes are open, just like the ocean.- canturreó.
- From the people in need to the sun and the seas.- completó una voz femenina, detrás de él.
Genzo se dio la vuelta, sorprendido de que alguien hubiese respondido a lo que él dijo, considerando que no había cantado para nadie en específico, pero más asombrado se quedó cuando vio a una joven de cabello castaño y ojos color chocolate sonreírle con cierta timidez y mucho, mucho arrobamiento. La chica llevaba un Ipod en la mano, en el cual sonaba la misma y conocida canción, We´re in this together, y una botella de agua en la otra, la cual tendió sin reservas al portero.
- ¿Agua?.- preguntó ella en un alemán marcado por un cálido acento extranjero, muy diferente al suyo propio.
- Gracias.- sin saber por qué, Genzo tomó la botella que le ofrecía la muchacha y bebió un largo sorbo, aunque sin dejar de verla de reojo.
- We´re in this together.- cantó ella, suavemente.- ¿Te gusta esta canción?
- Mucho.- respondió Genzo.- Y por lo que veo, a ti también.
- Me hace sentir una emoción inexplicable.- respondió la muchacha.- Como cuando tu equipo va ganando, le marcan un penal en contra y el portero logra detener el disparo, ante los gritos de entusiasmo de sus fans.
Wakabayashi sintió que su sonrisa se hizo mucho más amplia. La joven era preciosa, no había por qué negarlo, y usaba un uniforme deportivo azul celeste con adornos gris plata, el cual se ajustaba muy bien a las curvas de su cuerpo. Ella jugueteaba con un mechón de pelo de su cola de caballo, con un gesto entre coqueto e indeciso, como si no se atreviera a hacer lo que deseaba hacer.
- Eso mismo siento yo cuando escucho esa canción.- manifestó Genzo, sin dejar de sonreír.
- Es fácil para ti: Lo has vivido en persona.- respondió ella, soltando una risilla alegre.
- Sí, es verdad.- él también rió.
La canción concluyó y el portero preguntó si podría repetirla; la chica lo complació, y antes de que los dos se dieran cuenta ya se encontraban sentados uno al lado del otro, en una jardinera, cantando a dueto los coros de la canción. La pronunciación de ella le hizo recordar a Genzo a su amiga Elieth, casi como si las dos viniesen del mismo sitio, aunque él dudaba que esta chica fuese francesa, dadas sus características físicas. Él, por supuesto, no tenía muy buena pronunciación en inglés, pero eso no parecía importarle a ella en lo más mínimo. Al final, ambos acabaron compartiendo la misma botella de agua, y Genzo se preguntó qué rayos le pasaba a él, que de la nada se encontró riendo con una chica extranjera, como él, totalmente desconocida y a quien apenas había mirado una sola vez.
- We´re in this together… Forever… Together!- dijeron los dos al mismo tiempo, tras lo cual ella soltó una risilla.
- Es la primera vez que me detengo a escuchar una canción con un completo desconocido a mitad de la calle.- confesó la muchacha.- Aunque bueno, no es como si fueras un completo desconocido, Genzo Wakabayashi.
- Así que me reconociste.- dijo él, aunque eso ya lo sabía.
- No es tan difícil.- replicó la joven.- Todos en Alemania, y en Europa, saben quién eres. No por nada eres el mejor portero de la actualidad. Espero que esta temporada sí vayas a jugar, tus fans nos morimos de ganas de verte en el campo de juego.
- Lo haré.- Genzo sonrió, decidido.- Esta temporada he de ganar la Bundesliga.
- Segura estoy de que lo harás.- respondió ella, con una enorme sonrisa.
Había algo en esa chica que resultaba atrayente, quizás eran sus ojos chocolate o su sonrisa sincera, o quizás era el hecho de que ella lo miraba con mucha admiración, algo a lo que, a pesar de todo, Genzo no estaba acostumbrado. Ambos estuvieron un rato sin decir nada, hasta que se escuchó un sonido proveniente del celular de la chica, quien lo miró rápidamente, tras lo cual soltó un largo suspiro.
- Debo irme.- dijo ella, poniéndose en pie y soltando una risilla nerviosa.- Nunca olvidaré que compartí una canción y una botella de agua con mi ídolo del fútbol profesional alemán. Gracias, de verdad.
- Adiós.- fue lo que dijo Genzo, cuando la joven se marchó a toda velocidad.
Fue hasta que ella se llevó el soplo de felicidad que había estado flotando en el ambiente hasta hacía unos momentos, cuando el sonido de la música desapareció paulatinamente para dar paso al tráfico que comenzaba a aumentar, que Wakabayashi se dio cuenta de que no se le ocurrió preguntarle a la chica su nombre.
Un par de horas más tarde, Genzo recibió un mensaje de texto de Elieth para decirle que la amiga que había prometido presentarle ya se encontraba en Hamburgo y que estaba muy deseosa por conocerlo. Wakabayashi frunció el ceño al recordar la promesa que Elieth le había arrancado de aceptar conocer a su amiga, pero no se le ocurrió ningún pretexto plausible para zafarse del compromiso (además de que Elieth no se lo hubiese perdonado nunca), de manera que él tuvo que aceptar reunirse a la hora de la comida con las muchachas en el hotel en donde ambas se estaban hospedando.
"No sé por qué acepté venir a esto", pensó Genzo, malhumorado, al entrar al lobby del hotel, vestido de manera informal y sin separarse de la gorra que siempre lo acompañaba. "Debí haber dicho que no desde un principio. Por lo que sé, esta chica podría ser una obsesionada psicópata o alguna fangirl loca con ganas de fastidiar…".
Elieth, al verlo llegar, se levantó del sillón forrado de terciopelo en el que estaba sentada con un salto que habría envidiado cualquier gato y se lanzó a abrazarlo, muy feliz, muy a su estilo. Genzo sonrió levemente, aunque de manera genuina, correspondiendo al gesto y pasando saliva para prepararse para el trago amargo que habría de tener después. De reojo, el portero vio que había alguien sentado en el sillón contiguo a aquél en donde había estado Elieth, pero él prefirió no hacerle caso a esa persona.
- No pongas esa cara, no es tan malo.- susurró ella, tras saludarlo con un beso en la mejilla.- La vas a amar, igual que yo.
- Eso lo dudo.- musitó Genzo, enfurruñado.
La rubia lo ignoró y lo jaló por el brazo para llevarlo frente a la chica que estaba poniéndose en pie. Wakabayashi estaba a punto de soltar una frase de cortesía cuando el asombro lo dejó de una pieza. ¡Grande fue la sorpresa del portero al darse cuenta de que esa joven no era otra que la chica con la que se había topado en la mañana! Genzo parpadeó unos instantes, confundido, mientras la muchacha sonreía de esa manera que resultaba tan confusamente agradable para él.
- Wir sind in diesem zusammen*.- musitó ella.- Hola, de nuevo.
- Hola.- fue lo que Genzo respondió, al tiempo que se ensanchaba su sonrisa.- Me da gusto encontrarte otra vez.
- ¿Ya se conocían?.- Elieth miró a uno y después a otro.- ¿Y por qué ninguno de los dos tuvo la cortesía de decírmelo antes?
- Porque te acabo de ver, y porque no sabía que ella es tu amiga de la que tanto me hablaste.- respondió Genzo, riendo, muy aliviado.- Además, no sé cuál es su nombre.
- ¿Cuándo es que se vieron ustedes dos?.- Elieth miró fijamente a su amiga.- ¿Y por qué no me dijiste nada al respecto, Lily, ya que Genzo no sabía que tú eres amiga mía?
- Nos vimos esta mañana, hace apenas unas cuantas horas, cuando salí a correr.- se disculpó la chica castaña, quien había enrojecido visiblemente.- No te molestes conmigo, temía que ya no me lo quisieras presentar si te decía que ya lo había conocido.
- Y como te mueres de ganas de que te lo presente, ¿verdad?.- Elieth esbozó una sonrisa burlona.- Bueno, ya me desquitaré por esto. Genzo, mi queridísimo amigo, permíteme presentarte a tu fan número 1, la señorita Lily Del Valle. Ella, como ya te había comentado, es mi mejor amiga y se moría de ganas de conocerte. Lily, éste es tu queridísimo portero, Genzo Wakabayashi, pero me parece que eso ya lo sabes muy bien.
- Elieth exagera un poco, aunque es verdad que soy tu fan.- dijo Lily, ofreciéndole su mano a Genzo.- Es todo un placer conocerte, he seguido tu carrera desde el punto de vista médico y estoy admirada y asombrada de que no hayas disminuido ni un ápice de tu capacidad a pesar de las lamentables lesiones que has sufrido en los últimos años.
- Gracias, señorita Del Valle.- respondió Wakabayashi, estrechando la mano de ella con energía al tiempo que pronunciaba su nombre lentamente y con cierta dificultad.- El placer es todo mío. Con respecto a lo de mis lesiones, debo decir que he tenido la fortuna de estar en manos de excelentísimos doctores.
- De eso no me queda duda.- sonrió Lily, emocionada.- ¡Qué envidia me dan los médicos que han podido atenderte! Debieron haber aprendido mucho de ti, eres un caso único y excepcional, Genzo Wakabayashi.
- No creo que sea para tanto.- el joven comenzaba a sentirse inexplicablemente avergonzado.
- No te creas, él también tuvo mucha, pero mucha suerte.- Elieth palmeó el brazo de su amigo.- ¿Verdad, Genzo? Estuviste a un tris de echar a perder tu futuro gracias a un partido de fútbol, o mejor dicho, por causa de varios. Ah, y antes de que se me olvide, tengo que decirte que mi amiga es doctora y le fascina la medicina deportiva, así que por esto está tan interesada en tu caso, según ella. Le gustan los futbolistas con instinto suicida, como tú.
- ¿De verdad?.- Genzo volvió a mirar los ojos chocolate de Lily.- ¿Se dedica entonces a la medicina deportiva, doctora Del Valle?
- Prefiero que me digas Lily, si no es molestia.- ella se ruborizó.- Aun no he comenzado mi especialización en esta área, pero es uno de mis mayores deseos poder hacerla en algún club de fútbol. He estudiado concienzudamente varias de las lesiones que han sufrido muchos jugadores profesionales de sóccer y me interesaría aplicar lo que he aprendido de eso en un club de fútbol para evitar futuras heridas de sus jugadores, y así al mismo tiempo yo también continuaría aprendiendo. Actualmente puedo determinar qué tipo de lesión se hará un deportista simplemente mirando su forma de patear el balón, pero hay muchas cosas que me faltan por aprender.
- ¿A tanto llegan tus conocimientos?.- Genzo estaba sorprendido.- No esperaba algo así de alguien tan joven.
- He hecho bien mi tarea y he estudiado bastante.- Lily rió, nerviosa.- Y no soy tan joven, sólo soy un año y medio menor que tú.
- ¿Y tienes propuesta de algún club futbolístico?.- preguntó él, con mucho interés.
- Desafortunadamente aún no.- suspiró ella, resignada.- Pero no voy a darme por vencida.
- Así se habla.- la animó Wakabayashi.- El Hamburgo se quedó sin jefe del equipo de médicos y están buscando a alguien que ocupe la vacante que dejó el doctor que fue nombrado como el nuevo jefe, quizás estés interesada en postularte para el mismo, seguramente aceptarán a alguien con tus habilidades.
- Eso me encantaría, en verdad.- los ojos de Lily brillaron ante la posibilidad de trabajar con su ídolo.
- Es mala suerte que yo ya no conozca al nuevo jefe, de lo contrario le hablaría bien de ti.- continuó Genzo.- El doctor Stein te habría aceptado, sin duda.
- Bueno, ya, que no estoy pintada.- los interrumpió Elieth, fingiendo molestia, aunque en el fondo estaba de lo más divertida.- Lamento cortar su idilio amoroso, pero me está dando hambre. ¿Podemos ir a comer?
Ambos jóvenes parecían estar avergonzados, y para ocultar su "falta" para con su amiga, Genzo anunció que la comida iría por su cuenta. Un tanto asombrado, Wakabayashi se preguntó cómo fue que pasó de estar estresado por conocer a una fangirl potencialmente obsesiva a sentirse fascinado con la mejor amiga de Elieth. Lily resultó ser agradablemente divertida, aunque, quizás debido a su nacionalidad, su personalidad resultaba un tanto extravagante para él (aunque no tanto como la de Elieth), pero esto no le causaba molestia sino más bien desconcierto.
Después de la comida, Elieth sugirió ir a pasear por Hamburgo, propuesta que aceptaron los otros dos con agrado, aunque Lily se preguntó si el asunto no llevaba alguna trampa oculta, ya que en cuanto se encontraron a plena calle, paseando a las orillas del Elba, Elieth desapareció tras asegurar que había visto a un jugador muy famoso en la lejanía y que quería tomarle fotografías. Aunque a Lily no le molestó quedarse a solas con Genzo, la ofuscó el encontrarse caminando junto al hombre que durante tanto tiempo la había fascinado, así que se limitó a hacerle preguntas sobre su vida y sus expectativas, reservando sus deseos ocultos de, algún día, poder revisar personalmente sus muñecas ya curadas. Genzo, a su vez, sentía un cambio seductor al hablar de sus metas con alguien que no perteneciese al sexo masculino (o que no fuese Elieth), además de que tenía que admitir que le gustaba la admiración que veía en los ojos de Lily.
Mucho rato después, Elieth reapareció con una sonrisa pícara en el rostro y anunció que era hora de retirarse. Lily no quiso quedarse con las ganas y le pidió a Genzo que le diese su autógrafo, cosa a la que él estuvo a punto de negarse, aunque al final acabó cediendo y firmó su nombre en una fotografía de las que Elieth le había tomado recientemente. A pesar de los años de fama y de los muchos autógrafos otorgados, al portero seguía incomodándole un poco el tener que estampar su firma en un trozo de cartón en donde viniese impresa su cara.
- Nos vemos mañana para desayunar, ¿te parece bien, Genzo?.- le preguntó Elieth, antes de marcharse junto con su amiga.
- Por supuesto.- Genzo miró a Lily durante unos segundos antes de responder.- Hasta mañana.
- Hasta mañana.- respondió Lily, con una sonrisa ligera.
Definitivamente, las cosas no habían resultado como Genzo las esperaba. Fueron mucho mejor.
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Múnich.
Tras un turno matutino bastante agitado en el área de Medicina Interna, Lily regresaba a su departamento por la tarde, agradecida de poder descansar un poco. Gracias al fin de semana libre que ella tuvo, en el cual pudo cumplir su deseo de conocer a su ídolo, Lily había tenido que trabajar unas cuantas horas extras más por día (porque ésa era su última semana como residente de Medicina Interna y debía pagar las horas de trabajo que debía), lo que estaba acabando con sus reservas de energía, aunque el esfuerzo había valido la pena, pues conocer a Genzo Wakabayashi fue algo único. Esa tarde, sin embargo, ella estaba ansiosa por irse a descansar para reponer el sueño perdido, pero no bien había recostado la cabeza en la almohada cuando su celular comenzó a sonar.
- ¿Hola?.- farfulló Lily, ofuscada, pensando que seguramente la estaban llamando del hospital.
- ¿Hablo con la doctora Lily Del Valle?.- preguntó un hombre maduro con un marcado acento de la Bavaria.
- Sí, ella habla.- Lily se desperezó, parcialmente aliviada.- ¿En qué puedo ayudarle?
- Soy el doctor Margus Stein, jefe del cuerpo médico del Bayern Múnich, y tengo aquí un peculiar currículum que, según me informaron, es suyo.- continuó el hombre.- Me interesa mucho hacerle una entrevista, pues tenemos una vacante para pasantías.
Lily estuvo a punto de caerse de la cama. ¿Era una broma, acaso? ¿Y de qué currículum estaba hablando el hombre? Ella no había enviado nada a ningún club, no aún, y mucho menos al Bayern Múnich.
- ¿Disculpe?.- preguntó ella, con un hilo de voz.- ¿De verdad me está hablando de una vacante para hacer pasantías en el cuerpo médico del Bayern Múnich?
- Así es.- asintió el hombre.- Y con tan impresionante y peculiar currículum, y con tan buenas recomendaciones, quise llamarle en persona para concertar la entrevista. ¿Puede acudir el día de mañana a las nueve al departamento médico del Allianz Arena?
- ¿Es una broma?.- Lily no pudo contenerse.- ¿Elieth Shanks le está pagando, o algo así?
- No.- a pesar de todo, el hombre rió sinceramente.- No es una broma, doctora. Pensé que ya le habían hablado antes de esto, dada la persona que me hizo llegar su currículum tan especial.
- Eh, bueno, es que no consideré que… .- Lily se recompuso rápidamente.- Disculpe, es que no esperé que me llamaran tan rápido. ¿Quiere verme mañana, entonces, a las nueve en el departamento médico del Allianz Arena? Ahí estaré, muchísimas gracias.
- Aquí la espero, doctora.- respondió el doctor Stein.- Sólo tiene que dar su nombre a los guardias de la entrada del estadio, ellos ya estarán enterados de que usted estará ahí.
Tras colgar el teléfono, Lily estaba segura de que todo se trataba de una broma de Elieth, seguramente como una pequeña "revancha" por haber visto en dos ocasiones a Karl Heinz Schneider (con todo y que la chica rubia se había emocionado muchísimo por haber recibido un autógrafo del alemán), o quizás porque Lily no le había avisado que ella ya había visto a Genzo antes de que Elieth se lo presentara. Sin preocuparse más por el asunto, la chica se durmió sin dar crédito a la llamada que acababa de recibir, aunque decidió, antes de quedarse dormida, que al día siguiente acudiría a la supuesta entrevista sólo para seguirle la corriente a Elieth y reírse de su broma.
Sin embargo, a la mañana siguiente, al encontrarse a las puertas del Allianz Arena, Lily se dijo que lo único que iba a conseguir es que Elieth se saliera con la suya y la dejara en ridículo, pues ya de comienzo ella tendría que hablar con los guardias que custodiaban la entrada del estadio y ahí se acabaría el juego. La joven doctora estuvo a punto de marcharse sin seguir adelante, puesto que estaba segura de que los policías la detendrían al no estar avisados de su llegada, y durante treinta segundos, pasó por su mente la idea de no hacer el ridículo. Sin embargo, una voz en su interior (quizás la de su Buena Estrella) le dijo que no perdía nada con preguntar, aunque fuese por la curiosidad de saber qué tan lejos estaba dispuesta a llegar Elieth con la broma, así que se acercó al primer guardia que vio y dio su nombre. Mucha fue su sorpresa cuando el hombre asintió con la cabeza y le pidió que lo esperara un momento mientras hacía una llamada telefónica.
- El doctor Stein está esperándola.- dijo el sujeto, tras colgar el teléfono.- Acompáñeme, doctora Del Valle, por favor.
"Elieth debió pagar mucho dinero para hacerme esta jugarreta", pensó Lily, perpleja, mientras el guardia la conducía por el estadio. "¡Miren que llegar al extremo de pedir que me dejen entrar al Allianz Arena!".
Sin embargo, cuando el guardia llegó ante una puerta con un cartel que rezaba Arztraum** y dio tres toquecitos sobre ella, Lily comenzó a preguntarse si la broma no estaba llegando demasiado lejos. Sin embargo, cuando abrió la puerta un hombre vestido con bata blanca, la chica sintió como si la hubiesen bañado con agua fría, y el pánico le cayó encima y de golpe.
- Soy el doctor Margus Stein, doctora Del Valle, un placer conocerla.- el galeno le tendió la mano a la joven y se la estrechó con firmeza y amabilidad.- Pase, por favor.
"¡Ay, esto no es una broma!", pensó Lily, hiperventilando debido a los nervios. "¡Esto es una entrevista auténtica, por todos los Cielos!".
Ella ya había visto al doctor Margus Stein en algunas tomas hechas por las cámaras a la banca del Hamburgo durante los partidos de este equipo (porque el hombre había sido el jefe del cuerpo médico del Hamburgo hasta la temporada pasada, según lo que había confirmado Genzo, aunque a Lily le sorprendió mucho enterarse de que el galeno había abandonado al Hamburgo para irse al Bayern), de manera que sabía que el hombre que estaba frente a ella sí era el doctor Margus Stein; Lily también sabía que era imposible que Elieth hubiese llegado al extremo de sobornar al médico para que le hiciera una broma, por lo que la otra explicación plausible de por qué el doctor Stein la estaba esperando era porque la entrevista era verdadera.
"¿Pero cómo fue que esto sucedió?", Lily estaba atónita. "¿Y de cuál 'peculiar' currículum me habló este hombre?".
El doctor Stein invitó a la joven a tomar asiento frente a su escritorio y le pidió que aguardara un momento mientras acomodaba algunos expedientes. Ese tiempo le sirvió a Lily para tranquilizarse un poco y tratar de ordenar sus ideas. ¿Qué podría preguntarle el doctor, qué podría responder ella? Sin duda, ésa era la oportunidad que Lily había estado buscando durante años, no podía dejarla escapar tan fácilmente.
Por fin, el doctor Stein se sentó frente a Lily y la contempló durante algunos minutos. Él era un hombre que rondaba los cincuenta y cinco años, de piel blanca y ojos azul muy claro, como buen alemán, y cuyo cabello canoso ya faltaba en la frente y parte superior de la cabeza, y se arremolinaba con todo alrededor de las orejas y en la nuca; su vientre abultado sobresalía a través de la camisa de vestir de color azul y que no se disimulaba con la bata blanca, y era tan alto que Lily, que no se consideraba una chica de baja estatura con su metro y setenta centímetros de altura, se sentía pequeña junto a él.
- Gracias por venir, doctora Del Valle.- comenzó el médico.- Tengo que decirle que, aparte de usted, tenemos otros candidatos para la vacante, quienes metieron sus currículums desde hace meses, pero cuando vi su proyecto no pude evitar ponerla en primer puesto. Nunca había visto algo similar a lo que usted ha hecho, así que mi primera pregunta es: ¿Cómo lo hizo? Todo está tan bien detallado, las probables lesiones de cada jugador de acuerdo a sus tiros, que no me queda duda de que usted tiene talento para la medicina deportiva.
- Ya entiendo.- Lily por fin acabó de comprender a qué se refería el doctor Stein con su "peculiar currículum".- Usted habla del archivo en donde he recopilado información sobre algunos jugadores, sus técnicas y las probables lesiones que sufrieron al desarrollarlas.
- Así es.- el hombre mostró algunas hojas impresas, en donde podían leerse los datos sobre Genzo Wakabayashi; por fortuna, los mensajes y corazones escritos por Elieth ya no se veían en ellos.- Usted es la autora, ¿no es así?
- De la información médica y los reportes de las probables lesiones, sí.- respondió Lily, con sinceridad.- Pero las fotografías y las biografías las hizo mi amiga, la reportera Elieth Shanks.
- Muy interesante, en verdad.- asintió Stein.- Y muy buen trabajo, debo decir. Como le dije, nunca había visto algo igual. Habitualmente no entrevisto a nadie en un día tan cercano a la fecha en la que debo tomar una decisión, pero éste es un caso excepcional.
El doctor Stein interrogó a Lily por espacio de media hora, tras lo cual le dijo, sin miramientos, que desde el primer momento en el que vio ese archivo había decidido elegirla para ocupar la vacante, ya que alguien con su talento sería muy útil para el equipo del Bayern Múnich, que buscaba coronarse campeón en cuanto torneo se le pusiera en frente. El hombre añadió también que le daría a Lily la oportunidad de arreglar sus trámites en el hospital y de completar sus últimos días ahí para que, en cuanto estuviese libre de esos compromisos, se integrara al equipo médico antes del comienzo de la Bundesliga, pues había proyectos ambiciosos que el entrenador Schneider deseaba llevar a cabo.
- Como le dije ayer, sus recomendaciones son extremadamente buenas.- finalizó el hombre, con una gran sonrisa.- El entrenador Schneider encontrará que usted será muy útil para lo que tiene preparado para esta temporada. Bienvenida al equipo, doctora Del Valle.
Lily, sin saber a qué imputarle su increíble golpe de suerte, agradeció al médico por todo y se despidió, preguntándose una vez más cómo era posible que el doctor Margus Stein tuviese una copia del Archivo. ¿Quién se lo había pasado a él? Ella tenía un posible candidato en mente, pero no estaba segura de que fuese posible.
"Estas dos semanas han sido de lo más raras", pensó la chica. "Empezando por el día en el que conocí a Karl Heinz Schneider…".
- Nos encontramos otra vez, doctora.- la voz de Karl se dejó escuchar a espaldas de Lily, cuando ella estaba por llegar a la salida principal del estadio.- Lástima que ahora tenga tanta prisa por marcharme.
- Hola, de nuevo.- ella comenzaba a tener la sensación de encontrarse con un viejo amigo cuando veía a Schneider.- ¿Ya te acostumbraste al collarín?
- No.- negó el joven, con una sonrisa resignada, moviendo el cuello de izquierda a derecha.- Pero no es algo que pueda poner a discusión. ¿Y bien? ¿Vienes a pedirme otro autógrafo para otra amiga tuya o vienes a cobrarme el café?
- Pues, aunque le sorprenda a su Majestad el Káiser, no vine a verlo a usted.- Lily hizo una reverencia burlona.- Vine por otro motivo bien diferente y mucho más sorprendente.
- ¿Más sorprendente que yo? Permíteme dudarlo.- Karl esbozó una media sonrisa.- No encontrarás nada más interesante que yo por estos rumbos, pero desafortunadamente no tengo tiempo ahora para charlar contigo, debo acudir al entrenamiento.
- ¿Estás loco?.- Lily frunció el ceño al notar que Schneider llevaba el uniforme deportivo del Bayern, a pesar de seguir usando el collarín.- ¿Piensas entrenar así? Creo que me voy a quedar, en menos de cinco minutos vas a necesitar urgentemente un médico.
- No pienso entrenar, doctora.- Karl puso cara de resignación.- Sólo voy a verificar que mis compañeros tengan el nivel requerido para este equipo.
- ¿No se supone que para esto está tu señor padre, el entrenador Rudy Frank Schneider?.- Lily enarcó una ceja.
- Sí, pero yo soy el capitán, y como tal, es mi deber estar aquí, aunque me encuentre lesionado.- Karl echó a andar rumbo al campo de juego.- Luego nos veremos, Lily, que aún te debo un café.
- Claro.- ella estuvo tentada a decirle que pronto la vería a diario, pero se contuvo.- No hagas ninguna tontería por favor.
- No lo haré.- negó él, y se detuvo a medio paso.- Y por cierto, no se te ocurra llegar tarde a tu primer día de trabajo aquí. Bienvenida al Bayern Múnich.
Lily respingó por la respuesta de Schneider, pero después sonrió. Ella ya suponía que había sido él quien había hecho llegar el Archivo a las manos del doctor Stein.
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"Ven mañana al entrenamiento del Bayern, ahí te presentaré a Schneider", había dicho Lily a Elieth la noche anterior. "Aún llevará puesto el collarín, así que no esperes verlo jugar, pero por lo menos los presentaré".
La joven rubia había preparado su cámara con sus mejores lentes, así como una pequeña grabadora que siempre llevaba consigo, y una libreta en blanco. Si bien Lily iba a presentarle a Karl Heinz Schneider como amigo, Elieth esperaba poder sacarle una mini entrevista ya que, aunque él siguiera siendo su ídolo, ella no dejaba de ser reportera y no podía desperdiciar una oportunidad tan buena.
Elieth estaba muy feliz por el hecho de que la suerte de su mejor amiga hubiese cambiado tan drásticamente para bien desde aquél día en el que el Káiser había llegado al hospital, víctima de un ligero choque. Lily de verdad había actuado de manera desinteresada al ayudar a Karl, no buscaba recompensa alguna que no fuese la satisfacción de haber ayudado a alguien que lo necesitaba, pero eso sin duda le ganó la confianza del esquivo alemán, lo suficiente como para que él se arriesgara a recomendarla ante el jefe del cuerpo médico del Bayern Múnich (aunque bueno, el Archivo también había ayudado en gran medida, había qué decirlo). Tal vez, muy en el fondo, a Lily le hubiese gustado más pertenecer al cuerpo médico del Hamburgo, para estar más cerca de Genzo, pero practicar en el Bayern no era una oportunidad despreciable.
Desde que Elieth supo que su amiga trabajaría al lado de Schneider no dejaba de reclamarle a ella, en broma, el hecho de que ahora Lily sería más cercana a él que la misma Elieth, quien aún no lo conocía.
- Me quieres bajar al Káiser, mala amiga.- bromeaba Elieth, fingiendo dolor.- Eso de que te gusta Genzo fue puro cuento para ocultar tus malas intenciones.
- Oh, sí, me descubriste.- replicaba Lily, con sarcasmo.- Siempre estuvo entre mis planes mandar a chocar al Káiser para que llegara a mi turno en el hospital y así poder hacerlo mío.
- ¡Lo sabía! ¡Mala amiga!.- en este punto, ambas chicas reían a carcajadas.
Sin embargo, el que Lily fuese a hacer sus prácticas en el Bayern le abría a Elieth un mundo de posibilidades, pues teniendo a alguien conocido dentro de las instalaciones le permitiría a la francesa el poder acercarse más fácilmente a algún jugador para entrevistarlo, con lo que podría consolidar su puesto dentro de Sport Heute. Lily le dijo a su amiga que, como pago por haberle presentado a Wakabayashi, ella a su vez le presentaría a Schneider y así ambas chicas podrían conocer a sus ídolos/amores platónicos, de manera que por este motivo Elieth se encontraba en esos instantes, junto a otros tantos reporteros, esperando el momento en el que Lily le diese paso a las áreas privadas del Bayern, en donde ambas se encontrarían a Karl. Para hacer más llevadera la espera, la chica tomó fotografías de los jugadores que se encontraban entrenando ese día, llevándose la sorpresa de que Stefan Levin, capitán de la selección de Suecia, y Sho Shun Ko, el mejor jugador de China, eran dos de las nuevas contrataciones que el Bayern Múnich había hecho para la temporada.
"Esto sin duda va a estar muy interesante", pensó Elieth. "Tres espléndidos goleadores en el equipo, el entrenador Rudy Frank Schnider no se anda con rodeos".
La chica, entusiasmada ante el mundo de posibilidades que se abría ante sus ojos, se concentró tanto en tomar fotografías que no se dio por enterada de lo que ocurría a sus espaldas.
Don´t you see, we´re in this together?
Schneider no se sentía particularmente bien ese día. Aunque le faltaban pocos días para quitarse el collarín, él ya estaba harto de llevar puesta esa tortura semirígida que más parecía un instrumento de la Inquisición que un aparato hecho para sanar. ¿Por qué tenía que ser tan molesto? En esos momentos Karl tenía náuseas y dolor de cabeza, dos síntomas que eran normales en sus condiciones, según lo que habían dicho Lily y el doctor Stein, pero aunque ambos habían mandado a Schneider a descansar, el joven había ignorado llanamente las indicaciones de los dos y continuó vigilando el entrenamiento.
- ¡Sho, tus pases son muy flojos!.- le gritó el alemán al chino Shun Ko.- ¡Cualquiera podría quitarnos el balón con esos pases que estás mandando!
Sho, por respuesta, dijo alguna frase en chino y se encogió de hombros, lo que enfureció aún más a Karl. Stefan Levin, a su vez, presentaba dificultades para acoplarse a sus nuevos compañeros, debido al juego frío y duro que presentaba el sueco. Schneider maldecía en voz baja cada vez que Levin o Sho cometían alguna irregularidad, pues era evidente que se iba a tener que trabajar muy duro para poder combinar dos personalidades tan fuertes con el resto del equipo y con su propia personalidad.
- Y yo sin poder quitarme este maldito collarín.- murmuró Schneider, echando a andar sin fijarse por dónde iba.- No sé quién me va a volver loco primero, si esta horrible tortura o Levin y Sho…
- You and me, one on one forever… .- canturreó Elieth, totalmente concentrada en las tomas que realizaba, sin poner atención a nada de lo que sucedía a su alrededor.
- Sehen Sie nicht? Wir sind in diesem zusammen…***.- susurró Schneider, para sí mismo, cerrando los ojos por un par de segundos.
Elieth estaba por conseguir una excelente toma de uno de los tiros de Levin cuando sintió que alguien la empujaba por detrás, haciéndola caer al suelo; ella estuvo a punto de arruinar su costosísima cámara de no ser porque en el último segundo alcanzó a sujetarla, evitando que se estrellara contra el suelo. Furiosa, la chica se levantó rápidamente y volteó a ver a quien la había tirado, dispuesta a increparlo por su falta de modales.
Karl, a su vez, no se dio cuenta de que frente a él había una joven tomando fotografías; gracias al collarín, que le impedía ver hacia abajo, y a la baja estatura de ella, Schneider no vio a la chica sino hasta cuando ya fue demasiado tarde, es decir, cuando su costado izquierdo chocó con ella, haciéndola perder el equilibrio. Desgraciadamente, este leve choque le ocasionó al alemán una oleada de mareos, haciendo que él incrementase su mal humor.
- ¿Por qué no te das cuenta de que estás estorbando?.- reclamó Karl a la muchacha.
- ¿Por qué rayos no te fijas por dónde caminas?.- protestó Elieth, enojada.
Ambos jóvenes se miraron durante unos segundos, tras lo cual se quedaron paralizados por la sorpresa. Elieth respingó al darse cuenta de que quien la había empujado no era otro que Karl Heinz Schneider, y momentáneamente se sintió impresionada al darse cuenta de que en persona él era mucho más atractivo que en las fotos. Karl, a su vez, se quedó sin aliento al notar la belleza de la joven a la que había lanzado al suelo, maravillado por el tono gris de sus ojos. Durante unos segundos, ambos titubearon entre disculparse sinceramente por lo que a todas luces había sido un accidente o reclamarse airadamente como si no hubiera un mañana. Y, quizás por destino o porque ambos eran orgullosos, los dos eligieron hacer lo segundo.
- ¿Eres ciega, o qué?.- reclamó Schneider, cuando recobró el aliento.- ¿Qué no te diste cuenta de que yo venía por aquí?
- ¿Y qué, tú no te fijaste que yo estaba tomando fotos?.- replicó Elieth, de inmediato.- ¡También tienes ojos, también pudiste haberte fijado!
- ¡Yo no puedo ver por el collarín!.- replicó Karl, señalando el odioso aparato.- Y tú estás tan chaparra que se necesitaría un microscopio para verte.
- ¡Majadero!.- protestó la chica.- Si no caminaras como si todo mundo tuviera qué abrirte paso, tal vez podrías ver mejor por dónde metes tus enormes pies, pero claro, con el enorme ego que te cargas lo sorprendente es que haya más jugadores en el estadio.
- ¡Yo no soy egocéntrico!.- protestó Karl, airadamente.- ¡Eres tú la petulante y maleducada!
- ¡Y tú un idiota!.- Elieth no se pudo contener.
- ¡Y tú una tonta!.- replicó Schneider, en el mismo tenor.
I can´t help the way I feel…
Lily los encontró a ambos discutiendo acaloradamente, y ella tuvo la sensación de haber llegado demasiado tarde para evitar un desastre. La chica se apresuró a interponerse entre sus dos amigos, pero ninguno le hizo mucho caso.
- ¿Qué está sucediendo aquí?.- preguntó Lily.- ¿Por qué están peleándose ustedes dos?
- ¡Porque él es un estúpido intransigente!.- contestó Elieth, mirando a su amiga.
- ¡Porque ella es una mimada egoísta!.- respondió Karl, observando fijamente a Lily.
- ¿La conoces?.- fue la pregunta que Karl y Elieth se hicieron después, uno al otro.- ¡Claro que la conozco, es mi amiga!.- replicaron inmediatamente, al unísono.
- A ver, los conozco a los dos, y eso ambos ya lo sabían.- intervino Lily, tratando de ser conciliadora.- Peque, tú sabes que Schneider y yo nos conocimos hace un par de semanas, y Karl, ya te había hablado de la amiga a la que quería presentarte…
- ¿Ésta es tu amiga, la que dice ser mi fan?.- replicó Schneider, enojado.- ¡Pues qué bien lo demuestra!
- ¿Y éste es el tan famoso Káiser?.- protestó Elieth, casi al mismo tiempo.- ¿Así de grosero y prepotente es? ¡Pues qué pérdida de tiempo fue el haber querido conocerlo!
- Elieth, querida amiga, te presento al Káiser de Alemania, Karl Heinz Schneider.- suspiró Lily, aunque ninguno de los otros dos le estaba poniendo atención, ocupados como estaban en agredirse mutuamente.- Karl, te presento a mi mejor amiga, Elieth Shanks…
Los otros continuaron discutiendo, como si la vida les dependiera de ello. Lily, durante unos escasos segundos, creyó ver un fuerte sentimiento de atracción entre Karl y Elieth, pero duró tan poco tiempo que llegó a la conclusión de que se lo había imaginado.
Notas:
* "Estamos juntos en esto", en alemán.
** "Consultorio médico", en alemán.
*** "¿No lo ves? Estamos juntos en esto", en alemán.
- El doctor Stein es un personaje que apareció en el anime Captain Tsubasa Road to 2002, pero no aclaran cuál es su nombre de pila, y ponerle Margus fue idea de Elieth Schneider; este personaje no apareció en el manga, es exclusivo del anime.
- El Allianz Arena es el estadio del equipo Bayern Múnich, por cierto.
